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La realidad nos muestra hoy una situación bastante diferente a la que tuvo en cuenta
el legislador del siglo XIX y que se prolongó en la primera parte del siglo XX.
Encontramos ahora una evolución hacia la organización del intermediario en forma de
empresa independiente, en un medio donde el avance tecnológico es incesante y la
producción masiva de bienes hace necesario una comercialización también masiva de
los mismos, para competir agresivamente con otras empresas en el mercado.
Esta realidad se refleja en el derecho. De aquel modelo contractual individual y aislado
que tomaba como base el Código de Comercio del siglo XIX al regular el contrato de
comisión (no regula la comisión general), se ha pasado a formas estables, que
implican negociaciones continuas y en masa y que no pueden explicarse en forma
aislada. De la contratación de dependientes se ha pasado a la contratación de otras
empresas especializadas en hacer llegar los productos a los consumidores.
Así como la economía evolucionó desde el almacén de ramos generales del siglo
pasado, hasta los hipermercados de hoy, las formas jurídicas han reflejado la misma
evolución, apareciendo una serie de contratos que presentan caracteres propios que
los distinguen de las modalidades clásicas. Y la evolución nos encuentra hoy frente a
contratos que han pasado a estar regulados por el nuevo Código.
Reiteramos que los contratos más utilizados por las empresas para aplicar las técnicas
utilizadas para hacer llegar sus productos a los consumidores, en una primera etapa
se diseñaron como contratos atípicos por parte de los mismos empresarios. Estas
formas se fueron repitiendo en las prácticas económicas apartándose de los moldes
legales, esto es de los contratos regulados por la ley..
Las grandes empresas productoras en serie o en masa, para llegar en mejores
condiciones a los consumidores, vender más y optimizar sus rendimientos, necesitan
vincularse con otras empresas. Esos vínculos se hacen a través de contratos que
generalmente no están regulados por la ley. Estos contratos presentan características
comunes y también diferencias que derivan de las particularidades que presentan las
diferentes técnicas de comercialización. Tal como ya ejemplificamos, no es lo mismo
vender hamburguesas que vender automóviles ni la organización y técnicas que se
utilizan en uno y otro caso.
Para resumir: las empresas, con el propósito de aumentar su productividad y
multiplicar sus beneficios, recurren a otras empresas para llegar mejor con sus
productos y servicios a los consumidores y usuarios. Unas se especializan en producir
y las otras se especializan en comercializar los productos.
Analizaremos en este capítulo, en primer lugar, los caracteres comunes que presentan
estos contratos. Luego nos referiremos a los más utilizados en la actualidad, cuyas
variaciones desde el punto de vista del derecho, se producen –principalmente- por las
diferentes técnicas de comercialización que se reflejan claramente en las cláusulas
contractuales.
3. Caracteres comunes
Enumeramos sintéticamente las características comunes que presentan estos
contratos (Romero, a quien seguimos y actualizamos en este punto, las sintetiza con
mucha precisión):
1°) Los contratantes son sujetos que actúan en forma independiente y organizados
ambos en forma de empresa. No existe entre los mismos relación de dependencia ni
societaria. Además, cada uno de ellos cuenta con una organización empresaria propia
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indeterminado (CCC, art. 1491), se permite a cualquiera de las partes disponerlo por
su sola decisión, notificando para ello a la otra parte, preavisándole con un mes de
anticipación por cada año de contrato (CCC, art. 1492).
En caso de falta de preaviso el contrato igualmente se extingue, pero la parte que no
fue notificada con antelación pueden reclamar el lucro cesante durante el plazo fijado
de preaviso (CCC, art. 1493). El agente puede reclamar también una indemnización
por clientela que no puede exceder un año de retribuciones (CCC, art. 1497,
estableciéndose en el art. 1498 las excepciones).
El contrato también se extingue por las causales enumeradas por el art. 1494 y que se
refieren -por ejemplo- a la afectación de las calidades personales tenidas en cuenta al
celebrar el contrato, como muerte del agente, quiebra, incapacidad, etc., además del
vencimiento del plazo convenido, el incumplimiento y por disminución significativa del
volumen de negocios del agente.
2. Concesión
El contrato de concesión tiene su origen en el derecho público, especialmente del
reconocimiento que determinadas actividades pertenecen al Estado y que deben ser
prestadas como servicios públicos. Cuando la Administración Pública decide no
prestar ella misma un servicio público, comienza a recurrir a autorizar (conceder) a un
particular, para atender a su riesgo, la prestación del mismo, por un tiempo
determinado, percibiendo directamente de los usuarios las tarifas correspondientes.
Encontramos un ejemplo de esta relación cuando las municipalidades conceden la
prestación del servicio público de transporte urbano de pasajeros en autobuses a
empresas privadas. Estas relaciones, que se rigen por normas de derecho público,
dieron origen a otras relaciones desarrolladas en el ámbito privado.
El contrato regulado en el Código no es el que regula el derecho administrativo. Es por
ello que, para distinguir al que se utiliza en la actividad empresarial privada se le suele
denominar “concesión comercial” (*).
La figura que analizamos se originó fundamentalmente en el ámbito de la
comercialización de automotores. Forma parte de la técnica para comercializar
masivamente estos vehículos fabricados en serie. Las grandes empresas
automotrices, empezaron a organizar redes de ventas, integradas por empresas
concesionarias, que se encargan de vender los automóviles a los consumidores y
darles asistencia técnica.
Destacamos que el concesionario también toma a su cargo la prestación de la
garantía de buen funcionamiento y servicio de mantenimiento de los productos, incluso
sobre los vehículos no vendidos por el propio concesionario. También suelen
imponerse cupos de compra que hacen diferente a este contrato de una simple
acumulación de compraventas.
Presenta este contrato la particularidad que el concesionario actúa en su propio
nombre en las ventas que realiza, pero utilizando la marca del concedente. Existe una
dependencia técnica casi absoluta con el productor o fabricante quien, por su parte,
delega la venta al consumidor, exclusivamente en los concesionarios. Supone también
al menos un cierto grado de exclusividad.
La ley regula ahora este contrato definiéndolo en el art. 1502. Dice que hay contrato
de concesión cuando el concesionario, que actúa en nombre y por cuenta propia
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Este contrato no está regulado por la ley y presenta grandes diferencias con el
contrato de concesión regulado por el Código.
La concesión de uso tiene una gran similitud con la locación. Aunque en esta
concesión se destaca la importancia que tiene el destino del uso, por sobre el pago del
precio y las demás cláusulas del contrato. También guarda algún parecido con el
contrato de suministro (*) aunque el destinatario no es el mismo concedente sino las
personas que están relacionadas con él (asociados, alumnos, clientes, etc.).
Si bien en el contrato de concesión privada de uso existe una innegable vinculación
entre las partes firmantes, no hay aquí una relación de subordinación técnica o
económica como en la concesión comercial, ni una relación evidente de subordinación
orientada necesariamente al interés público como se da en la concesión
administrativa. Hay, sí, una importante autonomía de acción entre las partes, que se
ve limitada únicamente por las pautas convenidas vinculadas con el destino del
inmueble o espacio que es objeto de este contrato.
4. Distribución
El contrato de distribución no presenta mayores diferencias jurídicas con la concesión.
En realidad, en la evolución que han tenido estas figuras, las particularidades que
tiene la concesión se originan en las características propias de la comercialización de
automotores, que exige una mayor reglamentación de las prestaciones y control por
parte del concedente, así como una mayor integración y colaboración entre las partes.
Si bien el contrato que aquí consideramos está conformado, en uno de sus aspectos,
por una serie de múltiples compraventas sucesivas, éstas son tomadas y reguladas en
su conjunto por este contrato, lo que hace que esta serie de compraventas pierdan
individualidad, integrando una relación diferente que se ha denominado contrato de
distribución.
Se trata de la actual evolución de la relación que antes vinculaba a los llamados
comerciantes mayoristas con los minoristas. El productor de mercaderías ahora no se
desinteresa de la suerte de sus productos en el mercado, ni lo deja librado totalmente
a la organización de terceros. Por medio de este contrato obtiene que el distribuidor se
obligue a promover el producto, hacerlo llegar a todos los ámbitos posibles y acentuar
sus ventas.
La actividad del distribuidor es más libre e independiente del principal y puede no ser
exclusivo. Este contrato permite a los productores la planificación comercial. A tal fin, el
productor suele centralizar y reservarse las facultades de fijar precios unitarios,
efectuar publicidad, etc.
En el contrato de distribución el distribuidor adquiere la propiedad de los bienes a
distribuir, para revenderlos o comercializarlos a otros comerciantes o a consumidores
finales. No existe representación por parte del distribuidor que actúa en nombre propio
con relación a los terceros a quienes vende o cede los productos y servicios.
La retribución o utilidad las obtiene el distribuidor por la diferencia de precios de
adquisición y de venta de los productos (a diferencia de lo que sucede en el contrato
de agencia).
Se trata de un contrato no regulado directamente por la ley, salvo la distribución de
diarios y revistas (decreto-ley 24095/45) y algunos aspectos relacionados con la
distribución de películas cinematográficas (ley 17741).
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Si bien no hay una regulación general de este contrato, el art. 1511 del Código prevé
expresamente que se apliquen las reglas de la concesión a los contratos de
distribución (CCC, art. 1511, inc. B), dejando sin definir a este contrato.
Finalmente, si bien lo normal es que el objeto de la distribución sean productos,
también se aplica a los servicios.
5. Franquicia
Este contrato, también denominado franquicia comercial o como " franchising", tiene
su origen en Estados Unidos. Los elementos que presuponen la realización de este
contrato, son: una empresa dueña de un producto y determinada forma de
comercialización ya probada, que recurre a empresas independientes mediante una
licencia (*) para que use las mismas marcas y formas de comercialización,
procedimientos de elaboración, patentes, etc. Las empresas franquiciadas abonan a
cambio un precio que se denomina regalía o royalty.
La franquicia es un contrato diferente a los otros contratos de mercado que hemos
analizando con anterioridad. Además de la concesión del uso de una marca,
designación comercial, patente, etc., se transmite las técnicas de fabricación y
comercialización o “know how” (*) asegurando una explotación rentable ya probada.
Se suman la transferencia de tecnología, marcas, designaciones y asistencia técnica.
Sirve como ejemplo típico de este contrato la relación de Mc Donald`s con las distintas
empresas que comercializan comidas rápidas en todo el mundo. Son motivo de
transferencia no sólo el derecho a usar la marca, sino también las técnicas de
elaboración del producto y las técnicas de comercialización del mismo.
Estamos también frente a contratos redactados por el franquiciante que impone las
cláusulas al otro contratante. Se regulan aspectos tales como el origen de las materias
primas, controles de calidad de los productos, la forma de presentación de los mismos,
la forma y distribución de los locales, la formación profesional del personal, control de
gestión y tantos otros aspectos que hacen al éxito de estas empresas.
El Código incorpora este contrato a sus regulaciones dando el siguiente concepto: hay
franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a otra,
llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a
comercializar determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la
marca del franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la
prestación continua de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o
indirecta del franquiciado (CCC, art. 1512).
Se trata de un contrato entre dos empresas independientes (CCC, art. 1520) lo que se
preserva incluso prohibiendo al franquiciante tener participación accionaria de control
directo o indirecto en el negocio del franquiciado (CCC, art. 1512, última parte),
agregando el derecho de exclusividad para ambas partes (CCC, art. 1517 y 1518 inc.
B).
En el art. 1514 se enumeran las principales obligaciones del franquiciante, las que
podemos sintetizar diciendo que se obliga a asegurar que el franquiciado pueda
desenvolver su actividad de manera sustentable y rentable. Para ello debe proveerle
información suficiente, asistencia técnica, los bienes y servicios comprometidos,
respetar y garantizar la exclusividad, etc.
En el art. 1515 se detallan las principales obligaciones del franquiciado, las que
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obvio que uno de los sujetos puede ocupar dos o más roles diferentes.
Estas son las cuatro posiciones o roles que prevé la ley:
1°) Fiduciante o constituyente: Es quien transmite la propiedad al Fiduciario quien se
convierte en titular de los bienes o derechos hasta que deba restituirlos al Fiduciante
(allí solo intervienen 2 personas) o a un tercero Beneficiario o Fideicomisario. En el
contrato intervienen siempre sólo dos personas: fiduciante y fiduciario. Los otros
sujetos (Beneficiario y Fideicomisario) no son partes en el contrato y alguno puede
no existir (CCC, arts. 1671 y 1672).
2°) Fiduciario: Es quien adquiere la propiedad fiduciaria para cumplir con el destino
que ha fijado el fiduciante. El fiduciario puede ser sustituido (CCC, art. 1679). No
puede ser fiduciante ni fideicomisario prohibiéndose al fiduciario que ocupe
cualquiera de esos dos roles para preservarlo de cualquier conflicto de intereses
(CCC, art. 1672).
La ley ahora permite ahora que sea también beneficiario, aunque en tal caso debe
evitar cualquier conflicto de intereses y obrar privilegiando los de los restantes
sujetos intervinientes en el contrato (CCC, art. 1673).
El fiduciario es el titular de un patrimonio fiduciario, que no se mezcla ni confunde
con su patrimonio personal. Una misma persona es titular de dos patrimonios lo cual
resulta contrario a las concepciones clásicas al respecto. O más precisamente: se
es titular de un patrimonio personal (como cualquier sujeto de derecho) y de tantos
patrimonios como los que administre en carácter de fiduciario.
El fiduciario puede cesar en sus funciones y ser reemplazado por las causales
establecidas por la ley (como mal desempeño en el cargo) y por las fijadas en el
contrato (CCC, art. 1678). Los bienes no pueden quedar sin fiduciario por lo que se
debe designar un sustituto que tome a su cargo la función. El contrato generalmente
designa al sustituto o fija la manera en que se designa, porque si no lo hace debe se
designado judicialmente (CCC, art. 1679, primera parte).
3°) Beneficiario: Es la persona a favor de quien se ejerce el fideicomiso durante el
plazo de vigencia del mismo. Tiene el derecho a percibir los beneficios y utilidades
que generen los bienes que integran el patrimonio fiduciario mientras dure el
fideicomiso. Puede ser una persona humana o jurídica, que puede o no existir al
tiempo del otorgamiento del contrato (CCC, art. 1671).
4°) Fideicomisario: Es el llamado a recibir la propiedad de los bienes a la extinción
del fideicomiso. Adquiere el dominio pleno de los bienes. Se utiliza la denominación,
en un sentido amplio, como destinatario final de los bienes entregados en
fideicomiso o, en un sentido estricto, como una cuarta persona que ocupa una
posición diferente a las tres anteriores (CCC, art. 1672). Es el destinatario final de
los bienes. A su favor se deben transferir al momento de extinción del fideicomiso.
4. Elementos reales
Pueden ser objeto del fideicomiso bienes de toda índole, incluso universalidades
como un fondo de comercio (CCC, art. 1670). El contrato de fideicomiso sirve como
título para trasmitir la propiedad o dominio fiduciario a favor del fiduciario (CCC, arts,
1701 a 1707 y 1682). La ley exige que el contrato individualice los bienes objeto del
fideicomiso (CCC, art. 1667).
El derecho que va a adquirir el fiduciario sobre los bienes objeto del contrato, se
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califica como “propiedad fiduciaria”, dado que el derecho del fiduciario sobre esos
bienes está limitado y afectada a cumplir el destino que se la ha asignado en el
contrato (como construir un edificio, otorgar préstamos, administrar bienes, etc.).
También sirve para identificar y distinguir los bienes que integran el patrimonio
fiduciario, de los otros bienes que son también propiedad del fiduciario, pero a título
personal y que integran su patrimonio personal.
La ley aclara que el titular del dominio fiduciario tiene las facultades del dueño
perfecto, en tanto los actos jurídicos que realiza se ajusten al fin del fideicomiso y a
las disposiciones contractuales pactadas (CCC, art. 1704). Esto significa que el
fiduciario, cuando enajena un bien, transmite la propiedad plena del mismo sin
limitaciones, a pesar que él en realidad no tiene una propiedad plena sobre el
mismo, sino una propiedad fiduciaria limitada.
Por otro lado, frente a los acreedores, se presentan dos patrimonios separados e
independientes. Los acreedores personales del fiduciario no pueden agredir
jurídicamente los bienes que integran el patrimonio fiduciario, y los acreedores del
patrimonio fiduciario no pueden ir contra los bienes personales del fiduciario.
5. Elementos formales
El contrato de fideicomiso debe celebrarse por escrito e inscribirse en un registro. El
fideicomiso constituido por testamento debe cumplir las mismas reglas de estos
actos –los testamentos- y también registrarse.
Entendemos que los contratos de fideicomiso, por lo menos, deben celebrarse por
escrito, ya que es lo mínimo necesario para poder inscribirlos en el registro (como
por ejemplo en un fideicomiso sobre bienes muebles no registrables). En rigor, se
deben cumplir las formas propias para cada clase de bien y si se trata de bienes
registrables, debe proceder a inscribirse en el registro correspondiente a esos
bienes con transcripción del contrato (CCC, art. 1669).
Así, un fideicomiso que tenga por objeto un inmueble, deberá celebrarse por
escritura pública e inscribirse en el registro de la propiedad (en Córdoba el Registro
General de la Provincia). Si se trata de automotores, deberá formalizarse su
inscripción en el Registro del Automotor. Si se trata de créditos, la cesión de los
mismos debe hacerse por escrito y además notificar al deudor cedido, etc.
En caso de no cumplirse con las formalidades legales, el contrato vale como
promesa de otorgarlo con las formalidades correspondientes. La situación se asimila
a la de los boletos de compraventa que ya hemos tratado, obligándose las partes a
suscribir la correspondiente escritura pública o la forma que corresponde (el caso
está contemplado especialmente en el art. 1669).
Si el objeto del fideicomiso son bienes no registrables, el fideicomiso debe
inscribirse en el registro que fije cada jurisdicción (CCC, art. 1669) y hacerse por
escrito como ya indicamos.
Se puede decir que el contrato de fideicomiso es típico, bilateral, oneroso, de
ejecución continuada y formal. El Código regula también las cláusulas que debe
contener el contrato como la individualización de los sujetos, individualización de los
bienes y su destino, plazo, etc. (CCC, art. 1667).
Finalmente destacamos que el Código se ha preocupado del fideicomiso de
garantía, que venía generando algunos problemas de interpretación. Se convierte a
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esta figura en un excelente medio de obtener una “garantía auto liquidable” (*). Esto
significa que el acreedor no tiene necesidad de iniciar alguna acción judicial ni
extrajudicial para ejecutar la garantía (como sucede con la prenda o la hipoteca)
sino que es el propio fiduciario quien se encarga de la liquidación y pago al acreedor
garantizado (CCC, art. 1680).
6. Efectos del fideicomiso
Sintetizamos los principales efectos que caracterizan al negocio que estamos
considerando:
1°) El contrato sirve de título para transmitir el dominio fiduciario de los bienes objeto
del mismo. Constituye un patrimonio separado o independiente de los del fiduciario
y fiduciante (CCC, arts. 1682 y 1683), afectado al destino que se ha asignado en el
contrato (CCC, arts. 1667, inc. E y 1674).
2°) Oponible a terceros, de acuerdo a la naturaleza de los bienes, ya que puede ser
necesario el cumplimiento de alguna forma, como por ejemplo la inscripción en los
casos que lo exija la naturaleza de los bienes (inmuebles, automotores, etc.) (CCC,
art. 1683).
3°) Está sujeto a un plazo o condición. El plazo de duración no puede ser mayor a
30 años (CCC, art. 1638).
4°) Se establece la limitación de la responsabilidad del fiduciario, al valor del
patrimonio fideicomitido, si el fiduciario no pudo razonablemente haberse asegurado
(CCC, art. 1685). El fiduciante también limita su responsabilidad a los aportes
comprometidos.
5°) Los acreedores del beneficiario no pueden agredir jurídicamente el patrimonio
fiduciario, hasta que su deudor adquiera los beneficios que le corresponden (CCC,
art. 1686).
6°) El fiduciario debe cumplir las obligaciones impuestas por la ley y por el contrato
con la prudencia y diligencia del buen hombre de negocios que actúa sobre la base
de la confianza depositada en él. Si son varios fiduciarios, su responsabilidad es
solidaria (CCC, art. 1674, segunda parte) .
7°) El fiduciario debe rendir cuentas al menos una vez al año (CCC, art. 1675).
Pueden solicitarla el fiduciante, el beneficiario o el fideicomisario.
8°) El fiduciario tiene derecho a cobrar una retribución por su gestión. Se supone
que el contrato es oneroso salvo pacto en contrario. Si la retribución no la fija el
contrato la fija el juez (CCC, art. 1677).
9°) El fiduciario puede ser sustituido por otro que asume en su lugar como titular del
patrimonio fiduciario (CCC, art. 1679).
7. Extinción
Como toda relación jurídica, nace, vive y se extingue, según los hechos que
determina la ley o el contrato. La ley prevé dos causas admitiendo que el contrato
prevea otras. Las que regula ley son: 1° cumplimiento de la condición o plazo (el
máximo que se puede fijar es el de 30 años); y 2° revocación por parte del fiduciante
si se hubiere reservado esa facultad en el contrato (CCC, art. 1697).
También se ha previsto la situación de insolvencia del patrimonio fiduciario después
de establecer el principio general de limitación de responsabilidad, en los términos
16 Derecho Privado - Capítulo 14 - Contratos modernos
serán pagadas en cuotas mensuales a dos años de plazo. Para recuperar el dinero
por el precio de las máquinas, este empresario tendría que esperar a que venzan
las cuotas convenidas. Para utilizar la terminología propia de este negocio diremos
que estas operaciones de venta masivas generan un flujo de fondos futuro, desde
los compradores (deudores del precio), hacia el vendedor (acreedor). Los
compradores van pagando mes a mes las cuotas y el vendedor va cobrándoles el
precio de las compraventas.
Ese flujo de fondos futuro que se producirá por el pago de las cuotas, puede ser
objeto de un fideicomiso financiero, permitiéndole al vendedor del ejemplo, hacerse
anticipadamente de esos fondos, sin tener que esperar el vencimiento de las cuotas.
El vendedor transfiere la propiedad de estos créditos a un fiduciario, que se encarga
del cobro de los mismos. Los compradores de los bienes le pagan las cuotas al
fiduciario que ha pasado a ser el titular de estos créditos.
Los títulos valores que se emiten (certificados de participación o títulos de deuda)
representan los derechos de los beneficiarios y fideicomisarios (los inversores).
Esos derechos se encuentran, por lo tanto, garantizados por ese flujo de fondos que
se afectan a la cancelación de los títulos o eventualmente a ejecutar la garantía.
En síntesis: por medio de este negocio, se puede captar dinero de los inversionistas,
a quienes les entregan estos papeles que instrumentan el fideicomiso financiero y
representan los derechos que tienen. Los fondos captados son destinados por el
fiduciario al negocio previsto.
Los certificados de participación permiten asociarse a algún proyecto asumiendo
riesgos en común. Por ejemplo, reunir un fondo de dinero para otorgar préstamos
con garantía hipotecaria para la construcción de inmuebles. A medida que se van
abonando los créditos, se van amortizando los títulos con más sus intereses. El
Banco cobra su retribución por administrar el fideicomiso (presta y recupera los
fondos más los intereses, ejecuta a los morosos, etc.), sin comprometer fondos
propios ni responder personalmente por los créditos incobrables, por lo que se
disminuye el costo financiero.
Los títulos representativos de deuda instrumentan un préstamo en serie. En lugar de
existir un solo acreedor, se divide o fracciona el derecho del prestamista en partes.
Cada una de esas partes se representan en cada uno de los títulos. Todos los
poseedores de los títulos tienen los mismos derechos. El cobro de los créditos está
garantizado con los bienes aportados al fideicomiso. El fiduciario se encarga de
cobrar al deudor y eventualmente ejecutar la garantía para pagar a los acreedores.
Los certificados de participación son emitidos por el fiduciario. Los títulos
representativos de deuda garantizados por los bienes fideicomitidos, pueden ser
emitidos por el fiduciario o por terceros.
(*) Ver glosario.
Bibliografía
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
FUSHIMI, Jorge F. (Director) y otros: Manual de Derecho Comercial y Contratos, Asoc.
Cooperadora Facultad de Ciencias Económicas, U.N.C., Córdoba, 2016.
18 Derecho Privado - Capítulo 14 - Contratos modernos
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial de
la Nación comentado, La Ley, Bs.As. 2014, tomo IV.
Glosario
Agente (de comercio): Auxiliar del comercio, que no tiene relación de dependencia,
cuya función consiste en la promoción de negocios para su principal, generalmente sin
facultad para concluirlos. La prestación de estas funciones está evolucionando hacia
una organización empresaria de comercialización que origina el contrato de agencia.
Concesión comercial: Contrato por el cual un comerciante (concesionario) pone su
empresa al servicio de un comerciante o industrial (concedente) para asegurar,
exclusivamente, sobre un territorio determinado, durante un período limitado y bajo la
vigilancia del concedente, la distribución de sus productos cuyo monopolio de reventa
le es concedido (Romero).
Concesión de uso: Contrato entre particulares por medio del cual una de las partes
(concedente) encarga o autoriza a la otra (concesionario) a explotar un servicio, para
lo cual comúnmente recibe bienes o el uso de un espacio físico del primero, a nombre
y por cuenta y riesgo del segundo, a cambio de una compensación en favor del
concedente.
Contrato de consignación: Contrato mediante el cual una persona denominada
comisionista se compromete a realizar por otro, denominado comitente, la venta de
cosas muebles, obrando en nombre propio. Es una especie de mandato en el que el
mandatario no actúa en representación del mandante.
Garantía auto liquidable: Garantía que por su modalidad prescinde del proceso
judicial. Uno de los principales problemas que se presenta en la ejecución de una
garantía, son los procesos judiciales que pueden dilatarse temporalmente o bien
porque existen interpretaciones o rectificaciones de lo acordado que se quieren evitar.
El fideicomiso permite trasmitir bienes en garantía a nombre de un tercero (el
fiduciario) que como dueño de esos bienes se encarga de liquidarlos y pagar al
acreedor, sin la intervención del deudor y sin proceso judicial.
Know how: Síntesis de la expresión en inglés “to know how to do it”, que significa
saber como hacerlo. Se denomina así a los conocimientos técnicos que sirven para la
elaboración y comercialización de productos, que pueden ser transferidos a otra
persona. Se denomina como contratos de know how a los que tienen por objeto la
transmisión de estas técnicas o tecnología. El precio que se abona por la tecnología
transferida se denomina regalías o royalties.
Licencia: Contrato mediante el cual el titular de un derecho sobre un bien inmaterial
de propiedad industrial (licenciante) transfiere a la otra parte (licenciatario) el uso y
goce de ese derecho (Farina). El objeto de este contrato son las patentes de
invención, los modelos de utilidad, los diseños o modelos industriales, las marcas, y el
know how (ver). A través de este contrato no se transfiere la titularidad del derecho
intelectual, sino sólo el derecho a usarlo
Suministro: Contrato por el cual una parte (suministrante) se obliga a entregar cosas
en forma periódica o continuada, de acuerdo a su capacidad de producción o a las
necesidades de la otra (suministrado), quien se obliga a cambio a pagar un precio
unitario por ellas.