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Trabajo de investigación:

CONTRATOS DE DISTRIBUCIÓN Y DE COMERCIALIZACIÓN.

ÍNDICE
Introducción 3
Objetivos 3
Contrato de Distribución 4
Contratos de Comercialización 5
Concesión 5
Franquicia 5
Agencia 6
Canales de Comercialización 7
Jurisprudencia 7
Conclusiones 17
Bibliografía 18
Introducción

Los contratos de distribución y comercialización pueden ser fácilmente confundidos debido a


que son figuras que se utilizan mucho, es por este motivo que realizar un detallado estudio
sobre ellos ayuda en gran medida a entender mejor sobre qué versan y en qué momentos es
necesario llevarlos a cabo, razón que motiva el presente trabajo.

Es así como en la presente investigación se llevará a cabo un estudio de los contratos de


distribución, los contratos de comercialización, sus conceptualizaciones, diferentes
características y elementos, además se explicarán los distintos canales de comercialización
que se utilizan para llevar a cabo estas distintas actividades comerciales este análisis se
realizará, por medio de la doctrina y jurisprudencia.

Objetivo:
Con esta investigación se pretende realizar un análisis de las figuras de los contratos de
distribución y de comercialización así como de los canales para su comercialización, de
manera que los lectores puedan conocer acerca de su funcionamiento, no sólo cómo se da en
la teoría, sino cómo se da en la realidad estos contratos comerciales.

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Contrato de distribución
Se puede conceptualizar a esta figura, como aquel contrato “en virtud del cual una de las
partes, denominada distribuidor, se obliga a adquirir de la otra parte, llamada distribuido,
mercaderías generalmente de consumo masivo (bienes de bajo valor o baja tecnología), para
su posterior colocación en el mercado, por cuenta y riesgo propio, estipulando se como
contraprestación de la intermediación un beneficio o margen de reventa.” 1. Entonces
podemos inferir que el mecanismo de esta figura se lleva a cabo de la siguiente manera: el
contrato vincula a un productor o fabricante de bienes y servicios (distribuido), y a un
distribuidor, el cual se encarga de la intermediación entre el primero y los consumidores en la
cadena de comercialización de dichos bienes y servicios. Es así como, el distribuido
suministra una cantidad de productos al distribuidor, quien, a su vez, compromete toda su
estructura comercial para venderlos en el mercado (ya sea directamente al consumidor o a
otros comerciantes). Los productos son comercializados por el distribuidor a un precio mayor
que el de adquisición, y en ese margen o diferencia con el precio de costo, representa la
remuneración por su intervención.
El elemento que más caracteriza a este intermediario es su autonomía e independencia con
respecto al productor o fabricante, puesto que no lo une a este relación de dependencia
alguna, y ejerce sus funciones en la forma que considera más adecuada. La planificación
comercial que corresponde a la esencia de esta modalidad (al imponer precios de venta,
régimen de mercado, programas de publicidad, etc.), no desnaturaliza la independencia del
distribuidor.
Las partes que conforman este contrato son las siguientes:
 Productor, fabricante o distribuido. Es aquel que fabrica o produce los bienes o
servicios, proveyéndolos con carácter estable y duradero al distribuidor. Puede
tratarse también de un importador.

1 Carlos Alberto Ghersi, Contratos Civiles y Comerciales, 5 edición, Editoriales Astrea, Buenos Aires,
2002, 102-103.

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 Distribuidor o intermediario. Actúa en su propio nombre e interés, es quien adquiere
los bienes o servicios que le provee la otra parte contratante, para su comercialización
en el mercado. Uno de los efectos de actuar en su nombre y cuenta propia, es que este
será responsable por la calidad de los productos vendidos, Sin perjuicio de estar
facultado para su posterior reclamación al productor o fabricante.
De los elementos más importantes de los contratos de distribución, se debe tomar en cuenta,
como mencionamos anteriormente, la autonomía de partes, ya que quienes contratan son
empresas autónomas, cada una de las cuales cuenta con su propia organización empresaria,
pues son jurídicamente independientes. Y además que cumplen una función económica
distinta, debido a que el distribuidor y el distribuido tienen etapas diferentes en la actividad
empresaria, ya que una de las empresas crea o produce bienes o servicios y la otra lo que
produce es su distribución.
Éstas funciones de las partes consistirán en lograr, a través de modernas técnicas o canales de
comercialización, que otras empresas o consumidores finales contraten dichos bienes o
servicios.

Contratos de comercialización
Ahora bien, conocen en los siguientes tipos de contratos de comercialización:
 Concesión: El contrato de derecho privado caracteriza la concesión como especie de
distribución comercial. La concesión se produce cuando un concedente “otorga un
privilegio de reventa exclusiva de productos a favor de un comerciante
independiente, en virtud del cual, el concesionario para asegurar su lucro debe
resignar parte de su autonomía jurídica, subordinando e integrando su actividad
económica a los recaudos, que con carácter uniforme para la redistribución, le
requiere la concedente”. 2
El rasgo que distingue el contrato de concesión respecto del de distribución
propiamente dicho, está dada por una mayor gradación de injerencia regulatoria y de
contralor del concedente respecto del concesionario y que este último tiene
generalmente la obligación de organizar la atención del service de la cosa vendida y
de las garantías, cosa que el distribuidor no hace. Y es que en la concesión hay
“concentración vertical de empresas”, donde se incrementa significativamente la

2 Roberto M López Cabana, Contratos Especiales en el siglo XXI, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1999, 27.

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reglamentación y control del concesionario por parte del concedente, con la
consiguiente mayor integración entre las partes de la relación quien la distribución.
● Franquicia: se le conoce como franquicia comercial o Franchising en el derecho
comparado, y consiste en un contrato donde se establece una relación de cooperación
con ánimo de permanencia, donde una de las partes denominado franquiciante u
otorgante, titular de un nombre comercial y de un producto servicio exitoso
comercialmente identificado, contrata a la otra parte llamada franquiciado o tomador
de los derechos obligaciones para comercializar dichos bienes o servicios haciéndolo
con la marca, imagen comercial y métodos operativos de la primera. 3 El tomador
como contraprestación deberá abonar una suma inicial de ingreso y otra periódica
preestablecida durante la vigencia del contrato (Royalty). Entonces, esta relación se
establece entre un titular de un negocio acreditado y exitoso que desea ampliar su
operatoria con uno o varios franquiciados, a los que les permitirá mientras dure la
relación contractual el uso del nombre comercial y la marca del producto o servicio.
En esta especie de distribución comercial es más marcada la interdependencia entre
las partes y la idea de subordinación, ya que si bien contratan dos empresas
autónomas, la relación es piramidal entre el franquiciante y los distintos
franquiciados.
Se conocen dos formas de franquicia; el llamado product franchising, qué es cuando
el franquiciante goza de una relativa mayor autonomía, ya que se encarga de distribuir
en forma semi exclusiva un producto elaborado por el franquiciante cuya
comercialización se realiza bajo su nombre o marca. Y el business format franchising,
qué es la franquicia propiamente dicha, donde lo que se concede es un método
completo para operar y administrar un negocio estableciendo esquemas completos de
actuación, que hasta en sus menores detalles procura reproducir los del franquiciante.
Es decir, que la interrelación se dé de tal modo que el consumidor no pueda distinguir
si el bien o servicio proviene del franquiciante o de un franquiciado, ya que la
prestación o producto que recibe son idénticos. Esta actuación debe ajustarse a
normas e instrucciones estrictas y el control y supervisión son exigentes y
permanentes de modo que el franquiciado explota una idea y una creación ajena que
no puede ser desvirtuada.
● Agencia: Roberto López define el contrato de agencia como “aquel por el cual una
parte, llamada agente, actuando autónomamente y en virtud de una relación estable,
3ibid, 28.

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promueve contratos y genera clientela en favor de otra llamada proponente“.4 En el
contrato de agencia el agente de comercio entabla con su comitente una relación
estable de colaboración desde su organización autónoma y si bien podrá tener una
relativa subordinación operativa con aquel, no tendrá subordinación jurídica ni mucho
menos dependencia. En cuanto a la diferencia de la gente comercial con las otras
figuras de distribución comercial, consiste fundamentalmente en que la gente
promueve negocios para su comitente, pero no lo celebra para así, sino que o bien lo
celebra directamente el comitente y el agente le acerca los clientes, asemejándose al
corredor, o bien de existir un mandato con representación, lo celebra el agente
directamente pero por cuenta y orden del comitente. El mandato puede ser una manera
de llevar a cabo la agencia comercial, pero ambos contratos difieren por sus objetos,
pues el mandato tiene el amplio espectro de realizar actos jurídicos por cuenta y orden
del mandante y el agente, con o sin representación, procurará promover negocios y
obtener clientela en gestión duradera, que el mandato no necesariamente requiere pues
puede limitarse a un solo acto. Un elemento importante es que el agente percibe una
comisión o remuneración por los negocios que concreta, pero en ningún caso lo
celebra para sí, a diferencia de los distribuidores propiamente dichos, concesionarios
o franquiciados que contratan para sí mismos y corren los riesgos de cada negocio.

Canales de comercialización
Una vez comprendido cuáles son los contratos de distribución y comercialización, sus tipos y
funcionamiento, es preciso conocer los canales de comercialización. Un canal de
comercialización es el circuito a través del cual los fabricantes o productores ponen a
disposición de los consumidores (Usuarios finales) los productos para que los adquieran.
Existen diferentes canales, entre ellos:
 Canal directo: El productor o fabricante vende el producto o servicio directamente al
consumidor sin intermediarios. Por ejemplo, un Peluquero presta el servicio y lo
vende sin intermediarios. También es un canal directo la venta a través de máquinas
expendedoras, también llamado vending.
 Canal indirecto: un canal de distribución suele ser indirecto, porque existen
intermediarios entre el proveedor y el usuario o consumidor final.

4 Roberto M López Cabana, Contratos Especiales en el siglo XXI, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1999, 29.

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Jurisprudencia
Contrato de Distribución
RESOLUCIÓN NO. 390-2002.

SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas
veinte minutos del siete de agosto del dos mil dos. Proceso ordinario establecido ante el
Juzgado de Trabajo, Segundo Circuito Judicial de San José, por SERGIO GAMBOA
VARGAS, casado, estudiante, contra DISTRIBUIDORA ORO BLANCO SOCIEDAD
ANÓNIMA representada por sus apoderados generalísimos Armando Solano Acuña, casado,
Silvia Eugenia Monge Alvarado, casada. Figura como apoderada especial judicial de la parte
demandada la licenciada Eleonora Badilla Delgado, soltera abogada. Todos mayores y
vecinos de San José.5

Antecedentes: el actor prestó sus servicios a la compañía demandada del 04/07/1996 al


04/08/1998 según se tuvo por demostrado en las instancias inferiores sin que fuese objetado
por las partes. En su demanda don Sergio afirma haber sido empleado de la empresa
accionada, desempeñándose como agente vendedor dependiente, hasta que fue despedido
injustificadamente. Por ello, pretende el pago del preaviso, el auxilio de cesantía y de los
daños y perjuicios ocasionados, así como el aguinaldo y de las vacaciones de toda la relación
laboral, junto con los intereses legales correspondientes (debiendo tomarse en cuenta para el
cálculo de los derechos laborales el salario en especie que perciba, consiste en la utilización
de un “beeper”).
A dichas pretensiones se opusieron las excepciones de falta de derecho y falta de
legitimación activa y pasiva, aduciendo que el demandante era un distribuidor independiente,
lo que denota la mercantilidad del vínculo, el cual finalizó en virtud de las anomalías
detectadas en la zona que se le había asignado a dicho señor. Los juzgadores de instancia
determinaron que la relación que don Sergio mantuvo con la distribuidora oro blanco fue de
naturaleza laboral, y que esta finalizó con motivo de un despido injustificado, por lo que
declararon parcialmente con lugar la demanda, condenando al pago del preaviso, el auxilio de
cesantía, las vacaciones y el Aguinaldo de toda la relación y los intereses legales respectivos;
devengándose los extremos correspondientes al salario en especie y los daños y perjuicios.

5 Sala segunda de la Corte Suprema de Justicia, “Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de
Trabajo: Resolución NO. 390-2002; 7 de agosto, 2002 10:20 horas”.

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Las excepciones opuestas se admitieron en cuanto a lo rechazado y se desestimaron respecto
de lo concedido. Finalmente, se resolvió sin especial condenatoria en costas, debido a haber
operado un vencimiento recíproco.
• Sobre la tercerización en la distribución: la empresa demandada sostiene que la
relación que mantuvo con don Sergio fue de tipo comercial, puesto que dicho señor a quien
califica como cliente suyo, operaba a modo de distribuidor independiente. Explica que la
distribuidora Oro Blanco S.A. Se dedicaba a la venta y distribución de artículos producidos
por demás a punto, así como está le suministraba productos para que la accionada los
distribuyera en una zona determinada. Oro Blanco S.A. le vende esos productos a varios
comerciantes como el demandante para que éstos coma a su vez coma los re vendan,
utilizando para ello su propio vehículo y papelería coma a pulperías, “mini supers”,
restaurantes coma etc, que se ubican en un territorio previamente acordado debiendo ellos
mismos buscar sus propios clientes juntos al finalizar las ventas del día le cancela lo
adeudado a oro blanco s.a., quién les aplica un porcentaje por concepto de descuento en las
facturas el cual varía coma según el tipo de producto en síntesis Sala segunda de la Corte
Suprema de Justicia, “Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo: Resolución
NO. 390-2002; 7 de agosto, 2002 10:20 horas”, el actor le compraba el producto a la
demandada a un precio y lo vendía a otro mayor ganándose la diferencia. Para determinar si
lo manifestado por la parte demandada es cierto, antes de analizar la prueba constante en
autos, se hace necesario exponer un breve marco teórico sobre la figura de la distribución,
actividad que en los últimos tiempos se ha visto bastante afectada por el fenómeno de la
"descentralización empresarial" o "adelgazamiento", generalmente a través de la
"externalización" o "outsourcing". Este proceso se caracteriza por la obtención de los
objetivos productivos de una empresa principal, no por la distribuidora Oro Blanco S.A. Se
dedicaba a la venta y distribución de artículos producidos por demás a punto, así como está le
suministraba productos para que la accionada los distribuye en una zona determinada. Oro
Blanco S.A. le vende esos productos a varios comerciantes como el demandante para que
éstos coma a su vez coma los vendan, utilizando para ello su propio vehículo y papelería
coma a pulperías, “mini supers”, restaurantes coma etc, que se ubican en un territorio
previamente acordado debiendo ellos mismos buscar sus propios clientes juntos al finalizar
las ventas del día le cancelan lo adeudado a oro blanco s.a., quién les aplica un porcentaje por
concepto de descuento en las facturas el cual varía coma según el tipo de producto en síntesis
Sala segunda de la Corte Suprema de Justicia, “Proceso ordinario establecido ante el Juzgado
de Trabajo: Resolución NO. 390-2002; 7 de agosto, 2002 10:20 horas”, el actor le compraba

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el producto a la demandada a un precio y lo vendía a otro mayor ganándose la diferencia.
Para determinar si lo manifestado por la parte demandada es cierto, antes de analizar la
prueba constante en autos, se hace necesario exponer un breve marco teórico sobre la figura
de la distribución, actividad que en los últimos tiempos se ha visto bastante afectada por el
fenómeno de la "descentralización empresarial" o "adelgazamiento", generalmente a través de
la "externalización" o "outsourcing". Este proceso se caracteriza por la obtención de los
objetivos productivos de una empresa principal, no por la incorporación de trabajadores a su
planilla, sino por la combinación o coordinación de aportaciones parciales llevadas a cabo por
empresas auxiliares o colaboradores externos.

La descentralización productiva se manifiesta así en el encargo, a terceros, de la realización,


bien de partes en operaciones singulares del ciclo productivo de una empresa, bien de
aquellas actividades complementarias que no corresponde a dicho ciclo productivo, pero que
son indispensables para su marcha ordinaria (definición tomada de PLÁ RODRÍGUEZ
(Américo), “La descentralización empresarial y el derecho del trabajo”, en: Cuarenta y dos
estudios sobre la descentralización empresarial y el derecho del trabajo , GRUPO DE LOS
MIÉRCOLES, Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo, 2000, p.11). Para un sector
de la doctrina, es posible que la tercerización se dé incluso en las actividades que constituyen
el giro principal de la empresa: “Nos parece totalmente irrelevante que el juslaboralista se
introduzca en cuestiones extrajurídica, como determinar si la tercerización recae sobre una
actividad-medio o una actividad-resultado (...). Lo que importa, en cambio, es que el
juslaboralista asuma competencia en algo que es específicamente suyo, a saber, determinar si
hay o no trabajo subordinado en las distintas actividades económicas, independientemente si
son principales o periféricas.”

La clave está, entonces, en distinguir el trabajo autónomo del subordinado. La autonomía


implica que quien lo realiza determina el cómo, el cuándo y el dónde del trabajo a ejecutar, es
decir, la organización interna de la prestación concierne exclusivamente al trabajador (así lo
explica RIVAS (Daniel), Por su parte, la subordinación jurídica se define como “el estado de
limitación de la autonomía del trabajador al cual se encuentra sometido, en sus prestaciones,
por razón de su contrato; y que proviene de la potestad del patrono o empresario para dirigir
la actividad de la otra parte (...) es un estado de dependencia real producido por el derecho del
empleador de dirigir y dar órdenes, y la correlativa obligación del empleado de obedecerlas
(...) por lo que basta con que exista no la posibilidad de dar órdenes, sino el derecho de

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hacerlo y de sustituir su voluntad a la de quien presta el servicio, cuando el que ordena lo
juzgue necesario.” (CABANELLAS (Guillermo), . La subordinación laboral lleva implícitos
una serie de poderes que el empleador puede ejercer sobre el trabajador, cuales son: el poder
de mando, el poder de fiscalización, el poder de dirección y el poder disciplinario. Para
ALONSO OLEA, la subordinación se explica porque “ la función y causa del contrato de
trabajo son para el cesionario los frutos que se le ceden, bienes o servicios, y no el trabajo del
cedente, medio para la obtención de aquéllos o, si se quiere, objeto y no causa del contrato.
Siendo esto así, el ajeno que recibe y remunera los frutos tiene un derecho, derivado de la
causa del pacto de cesión y enmarcado por ella, a impartir órdenes sobre el lugar, el tiempo y
el modo de producción, y sobre la clase y cantidad de los frutos cuya titularidad le
corresponde. Tiene, en suma, un poder de dirección, que se plasma en órdenes sobre el objeto
del contrato, esto es, sobre el trabajo, del que es correlato la dependencia o subordinación del
trabajador a las mismas” Una de las actuales formas de descentralización productiva recae,
precisamente, en la actividad de la distribución, pues a menudo las empresas recurren a la
comercialización por medio de terceros. JUAN FARINA expone al respecto: ““Los bienes y
servicios que se vuelcan al mercado tienen como destinatarios finales a los consumidores
(…). La empresa productora (así como la mayorista) puede llegar al público consumidor (o a
los minoristas) por medio de canales propios o de canales integrados por terceros.
En el primer caso, el productor asume el riesgo de la venta directa, así se trate de ventas
realizadas exclusivamente a mayoristas. En el segundo caso, el canal está constituido por
comerciantes que actúan en nombre propio, unidos por contratos uniformes a la empresa
productora que, de este modo, se apoya en centros autónomos que pueden adoptar figuras
más o menos rígidas. Un sistema intermedio lo constituye la figura del agente de comercio,
pues, aunque se trata de un comerciante autónomo que corre con los gastos y riesgos de su
propia organización comercial, en razón de actuar como intermediario entre el productor y el
adquirente, no asume ni la calidad de parte ni los riesgos derivados del contrato celebrado en
virtud de su mediación (…). Como expresa Etcheverry, en nuestra literatura jurídica actual,
se alude a la distribución en sentido amplio para referirse a los distintos modos de
comercialización a que recurre una empresa productora de bienes o servicios, encomendando
a otra persona o empresa que los coloque en el mercado, ya sea por medio de terceros, o bien
vendiendo directamente a los consumidores el producto o servicio de la empresa productora,
adoptando la forma de comercialización y, en su caso, utilizando tecnología, know how,
patente y marcas de ésta (…). Se consideran formas principales de comercialización a través
de terceros (…) la agencia, la concesión, la distribución en sentido estricto y el franchising

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(…). Resulta esencial en este sistema así integrado la voluntad del productor de apartar de sí
el riesgo que implica la venta directa para cargárselo a la otra parte contratante, la cual asume
a su exclusivo costo y riesgo la organización de la venta y todo el gasto concerniente. La
publicidad del producto y el prestigio de la marca de fábrica, son valores inmateriales que
permanecen en la esfera del productor y constituyen su fuerza contractual real. A su turno el
distribuidor en sentido amplio obtiene una posición ventajosa en el mercado porque a veces
tiene la exclusividad para la comercialización del producto, y cuando no, cuenta con la
posibilidad de comprar a la empresa productora con preferencia sobre los que no gozan de
esa relación. Como contrapartida, es usual la estipulación que hace asumir al distribuidor el
riesgo de la falta de venta, imponiéndole el deber de adquirir una cantidad mínima fija de los
productos en el período de tiempo considerado”
Como la empresa demandada asegura que el actor era un distribuidor independiente, resulta
conveniente ahondar en el estudio que realiza el autor citado sobre el contrato de distribución:
“(…) el contrato de distribución es un contrato consensual que otorga al distribuidor el
derecho de vender en un sector determinado, cuya ganancia consiste, generalmente, en la
diferencia entre el precio de compra y el de venta, denominado impropiamente comisión y
más acertadamente de reventa (…). Debe tenerse presente que en caso de no pago por parte
del cliente esto afecta solo al distribuidor, quien debe soportar todos los riesgos una vez que
la mercadería queda a su disposición: deterioro, pérdida, falta de pago de los clientes, etc.
(…). Son partes de este contrato el distribuidor, generalmente organizado como empresa
comercial, y el productor, importador o mayorista quien provee los bienes a ser distribuidos.
El distribuidor adquiere los bienes y está organizado como empresa para la tarea de distribuir
(…). Se celebra intuito personae, pues la concedente toma en cuenta la organización
económica, técnica y comercial del distribuidor y su poder de penetración (…). A su vez, el
distribuidor se obliga a efectuar las ventas del producto; pero, fundamentalmente, se obliga a
pagar el precio de la mercadería que recibe en las condiciones y plazos pactados. Se obliga,
más que a vender, a adquirir una cantidad mínima de mercadería dentro de los períodos
previstos. Es natural que el distribuidor se esfuerce en vender esa cantidad mínima, pues de
otro modo, acumulará un stock a pura pérdida (…). La colaboración en este contrato surge de
la cooperación que brinda la actividad de una de las partes, al campo de acción de la otra,
integrándose en la faz comercial mediante una vinculación en la que no existe subordinación
jurídica (…). La actuación en nombre propio que caracteriza al distribuidor permite
diferenciarlo del agente de comercio, ya que éste es solo un intermediario entre el productor y
el cliente.” Ahora bien, como en el caso lo que se discute es la existencia de una relación

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laboral, resulta importante, antes de entrar a valorar la prueba que figura en el expediente,
continuar con la exposición del marco teórico, centrándonos en esta oportunidad en los
elementos característicos de este tipo de vínculos.
IV-. ACERCA DE LOS ELEMENTOS CARACTERÍSTICOS DE LA RELACIÓN
LABORAL:
Como reiteradamente se ha explicado, para efectos de determinar la naturaleza laboral de una
relación, es preciso recurrir al contenido de los numerales 4 y 18, ambos del Código de
Trabajo. El primero define al trabajador como “toda persona física que presta a otra u otras
sus servicios materiales, intelectuales o de ambos géneros, en virtud de un contrato de
trabajo, expreso o implícito, verbal o escrito, individual o colectivo.” Por su parte, el artículo
18, establece: “Contrato individual de trabajo sea cual fuere su denominación, es todo aquel
en que una persona se obliga a prestar a otra sus servicios o a ejecutarle una obra, bajo la
dependencia permanente y dirección inmediata o delegada de ésta, y por una remuneración de
cualquier clase o forma. Se presume la existencia de este contrato entre el trabajador que
presta sus servicios y la persona que los recibe.” Con base en estas normas, se ha establecido
cuáles son los elementos esenciales y básicos, conformadores de una verdadera relación
laboral, a saber: la prestación personal de un servicio, la remuneración mediante el pago de
un salario y la subordinación jurídica. Jurisprudencial y doctrinariamente se ha establecido
que, normalmente, tal subordinación o dependencia es el elemento fundamental para
determinar si se está, o no, en presencia de una relación laboral. Esto por cuanto existen otros
tipos de relaciones jurídicas, donde los elementos referentes a la prestación personal del
servicio, así como a la remuneración, también están presentes. En esta materia encontramos
ciertos casos que, por quedar situados en la frontera del Derecho de Trabajo, plantean dudas
acerca de su inclusión dentro de esa disciplina. Respecto de esas “zonas grises” o “casos
frontera”, se ha permitido utilizar dos fórmulas, que, en concordancia con los numerales 16 y
17 del Código de la materia, tienden a preferir y a establecer la existencia de un contrato de
índole laboral, en beneficio del trabajador, a saber: a) la teoría del contrato realidad; y, b) la
determinación única del elemento subordinación.

RESPECTO A LA CARGA DE LA PRUEBA


El tema discutido, en el presente asunto, es la existencia de la relación laboral entre las partes
y, para dilucidar, precisa recurrir a la presunción contenida en el artículo 18 del Código de
Trabajo, que, por su importancia, es necesario volver a transcribir: “Contrato individual de
trabajo, sea cual fuere su denominación, es todo aquel en que una persona se obliga a prestar

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a otra sus servicios o a ejecutarle una obra, bajo la dependencia permanente y dirección
inmediata o delegada de ésta, y por una remuneración de cualquier clase o forma. Se presume
la existencia de este contrato entre el trabajador que presta sus servicios y la persona que los
recibe.” Dicha presunción es “iuris tantum”, es decir, admite prueba en contrario.
En consecuencia, basta con que el actor demuestre la prestación personal del servicio, para
que el juzgador presuma la existencia del contrato de trabajo, salvo que la parte demandada
demuestre fehacientemente una naturaleza distinta del vínculo, es decir, que no concurrieron
en él los elementos propios de ese tipo de relación (en igual sentido, ver el Voto N° 275 de
las 10 horas del 23 de mayo del 2001, dictado por esta Sala). Dicha presunción queda
desvirtuada cuando media un contrato escrito en el que las partes han pactado expresamente
que la relación no es de naturaleza laboral, pues, en tal caso, nace para la parte actora la carga
de demostrar los elementos característicos de ese tipo de vínculo (así se resolvió en el Voto,
de esta Sala, N° 353 de las 10:00 horas del 12 de noviembre de 1999). En otro orden de ideas,
cabe recalcar que, en este tipo de situaciones, impera el tratamiento casuístico, basado en la
interpretación de los hechos que el juzgador haga con base en las pruebas aportadas. Además,
el principio de la primacía de la realidad debe tenerse muy en cuenta, al momento de
proceder a analizar un caso como el que se estudia. Véase que el numeral 18 del Código de
Trabajo define la relación de trabajo, con independencia del nombre que las partes le den;
pues, en no pocas ocasiones, la parte empleadora acude a diversos mecanismos, a veces
engañosos o ilegítimos, con el fin de que el contrato laboral aparente tener otra esencia o que
se trata de otra clase de contratación; desde luego, con la clara finalidad de intentar evadir las
consecuencias legales de pactar bajo una típica y normal relación de trabajo; pese al evidente
quebrantamiento de los derechos del trabajador y sus nocivos y nefastos efectos sociales,
claramente anti solidarios; además de que, probablemente, se evada también la legislación
tributaria.

VALORACIÓN DE LA PRUEBA EN EL CASO CONCRETO


Para comenzar, es posible constatar la existencia de la subordinación, En segundo término, se
probó que el actor percibía una remuneración que cabe calificar como salarial, en virtud de la
amplitud del artículo 18 del Código de Trabajo, que establece que ésta puede ser de cualquier
clase o forma, independientemente de la denominación que le den las partes. Si bien la
demandada intentó disfrazar el salario bajo la figura comercial del descuento quedó
demostrado que en realidad se trataba de una remuneración que fue cancelada directamente
por la accionada. Usualmente, el verdadero comerciante retiene para sí la utilidad que le

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genera el negocio y le entrega a su acreedor únicamente el saldo adeudado, pero eso no fue lo
que aconteció en el caso concreto.
Sin embargo, en ningún momento se precisaron las fechas aproximadas o las circunstancias
en que se dieron esas eventuales sustituciones, las que, por lo tanto, si se dieron, no fueron
probadas y más parece a esta Sala que, de haber ocurrido, se debe más al hecho usual en el
mundo de las empresas de condicionar el disfrute de vacaciones y permisos a que el
interesado consiga un sustituto para esos días, Se trata de una duda razonable, pero, ante el
cúmulo de prueba que existe en los autos sobre la laboralidad de la relación, se opta por
aplicar el principio “in dubio pro operario” y declarar que estamos en presencia de una
relación laboral.

OTROS AGRAVIOS
Una de las mayores críticas que se hacen en el recurso es que se les haya otorgado mayor
valor a los testimonios ofrecidos por el actor que a los aportados por la accionada. En criterio
de la Sala, ello se justifica en vista de los vínculos de dependencia o de negocios que existen
entre la demandada y los testigos por ella propuestos, mientras que no consta que las personas
que declararon a favor del actor tengan algún interés en el resultado de este proceso, lo que
hace que su versión sea más creíble.
El alegato referente a la violación del principio de libertad de contratación carece de
fundamento, puesto que en materia laboral existen severas restricciones a la autonomía de la
voluntad, por las razones que CABANELLAS explica así: “La autonomía de la voluntad es,
dice DUGUIT, un elemento de la libertad en general; constituye la libertad jurídica y, en
suma, el poder del hombre para crear, mediante un acto de voluntad, una situación, cuando
ese acto tiene un fin lícito (...), acuerdo que, de no contrariar el orden público, la moral y las
buenas costumbres, surte efectos idénticos a la ley, en cuanto ésta es productora de
obligaciones (...).
El Estado interviene para impedir el abuso de poder económico del más fuerte,
restringiéndole la libertad de contratar, por medio de disposiciones de orden público, que no
resultan susceptibles de modificación por la voluntad de las partes (...). Pero la limitación de
la autonomía de la voluntad está dirigida, por igual, al empresario o patrono y al trabajador.
Este último no puede contratar sus servicios en la forma que quiera, sino en las determinadas
previamente por la ley” (ver el artículo 14 del Código de Trabajo, que establece que sus
disposiciones son de orden público).
POR TANTO

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Se confirma la sentencia recurrida.

Distinción con el contrato de distribución exclusiva


Resolución No. 299-2002

"VI. Estima el Tribunal que la relación habida entre las partes fue la propia de un contrato de
distribución, en virtud del cual, la empresa ORO REAL S.A., ostentó el derecho a adquirir de
la otra parte, REXAIR INC., equipos de limpieza de la marca de fábrica Rainbow para
venderlos y comercializarlos en el mercado costarricense. En doctrina se tiene que
normalmente entre concedente y concesionario media doble exclusiva, y la exclusiva a favor
del concesionario se distingue de la mera autorización que puede darse a revendedores de
marcas muy acreditadas que, sin embargo, no disfrutan de exclusiva. En el caso sub-júdice,
de los documentos que constan en autos se tiene que, si bien es cierto existió un contrato de
distribución entre las partes, (ver documento de folio 6, y su traducción al español a folio 5,
hecho 1° de la demanda a folio 10, contestación correlativa a ese hecho a folio 47, prueba
testimonial a folios 118 fte. y vto., 126 fte. y vto., 126 vto. y 127 fte. y alegato de
conclusiones de folios 133 a 139) éste consistió únicamente en la autorización que le dio la
demandada a la actora para comercializar sus productos, pero no de forma exclusiva, tal y
como expone la jueza de grado, pues para demostrar la exclusividad de la relación de manera
clara, no bastan las deposiciones de los testigos, las cuales sólo confirman la existencia del
contrato de distribución entre las partes. Además, la doctrina y la jurisprudencia coinciden en
que cuando en un contrato no se indique expresamente la fecha de expiración del mismo,
ninguna de las partes queda obligada a mantener el vínculo indefinidamente, por lo que
generalmente se admite que cualquiera de las partes puedan ponerle término si avisa a la otra
con una anticipación razonable de su intención, con el fin de que ésta pueda tomar las
previsiones que las nuevas circunstancias le traigan y esta actuación no puede considerarse
intempestiva, abusiva o de mala fe. (Sentencia N° 348 de las catorce horas, cinco minutos del
diez de septiembre del dos mil uno de este mismo Tribunal y Sección). De esta manera,
aunque se demostrara la existencia de un contrato de distribución, ello no impide que
cualquiera de las partes pueda ponerle fin. Sin embargo, en el caso que nos ocupa no
demostró la parte actora el rompimiento del contrato de distribución, pues echa de menos este
Tribunal la nota mediante la cual la demandada dio por terminado ese contrato y las causas
que tuvo para ello."

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Conclusiones
Los contratos modernos son una parte importante en las empresas para manejar las relaciones
y problemas que se presentan con sus colaboradores, proveedores, clientes y stakeholders,
entre otros, también por otro lado es importante aprender sobre el tema, ya que nos ayuda a
tener una mejor visión en cuanto a la formación y conformación de la actividad empresarial.
Es por esto que consideramos que esta investigación ha sido de gran enriquecimiento tanto
para nosotras como para el futuro lector, ya que como bien lo mencionamos anteriormente,
los contratos modernos ofrecen mecanismos e instrumentos como la distribución, los cuales
son diversas maneras de establecer canales de comercialización por medio de terceros que
actúan sin relación de dependencia con características propias que utiliza el productor para
colocar el producto en el mercado. La información realizada en este estudio es sin duda una
buena herramienta para que los empresarios y comerciantes puedan ubicarse en los contratos
de comercialización y distribución.

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Bibliografía

Ghersi, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. 5 edición. Editoriales Astrea.


Buenos Aires. 2002. 102-103.

López Cabana, Roberto M. Contratos Especiales en el siglo XXI. Editorial Abeledo-Perrot.


Buenos Aires. 1999. 27-29.

Sala segunda de la Corte Suprema de Justicia. “Proceso ordinario establecido ante el Juzgado
de Trabajo: Resolución NO. 390-2002; 7 de agosto, 2002 10:20 horas”.

Tribunal segundo civil. Sección primera. Resolución no. 299-2002, de las 14 horas 15
minutos del 26 de agosto de 2002.

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