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Módulo 1: La antropología como campo

Introducción

UNIDAD 1: LA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA Y LA CATEGORÍA DE ALTERIDAD

 Tema 1: La perspectiva antropológica y la categoría de alteridad

UNIDAD 2: ETNOCENTRISMO Y RELATIVISMO

 Tema 1: Etnocentrismo y relativismo

Introducción

¿Qué es la antropología? Y, ¿qué estudia? Partimos de estas preguntas para introducirnos en el mundo de la ciencia
antropológica con el fin de comprender, desde una perspectiva histórica y teórico-metodológica, cómo ha sido su
desarrollo, sus diálogos y sus métodos de estudio. Veremos en esta clase algunos conceptos claves para comenzar a
introducirnos en la antropología. Primero, veremos cómo a lo largo de la construcción de la antropología como ciencia sus
preguntas centrales e intereses se enfocaron en la pregunta por el Otro, ese otro extraño que se diferencia de un
Nosotros. Luego, esta conceptualización nos ayudará a comprender la categoría de alteridad.

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Bullrich confirmó el proyecto de la expulsión express de extranjeros que delinquen

A continuación, se presenta la siguiente nota, en donde podrá identificar la construcción de Nosotros y los Otros.

Partiendo de lo anterior, te invitamos a reflexionar en torno a la siguiente pregunta ¿qué elementos etnocéntricos
podemos identificar?

Introducción a la unidad
¿Qué es el hombre? Y, ¿por qué la antropología se interesa por el Otro?

Esta unidad tiene como fin introducirnos en las ciencias antropológicas. Comenzaremos a comprender de qué trata
la antropología, cuáles son sus áreas de interés y de qué modo se estudia. Abordaremos un concepto central que es el
de alteridad, que refiere a la relación entre nosotros y los otros, una relación que ha marcado el desarrollo de la
disciplina.

Tema 1: La perspectiva antropológica y la categoríade alteridad

¿Qué es la antropología? Y, ¿qué estudia? Partimos de estas preguntas para introducirnos en el mundo de la ciencia
antropológica con el fin de comprender, desde una perspectiva histórica y teórico-metodológica, cómo ha sido su desarrollo,
sus diálogos y sus métodos de estudio.

Esta, como toda disciplina, tiene un lenguaje específico con conceptos clave y específicos de indagación que iremos
abordando a lo largo de las clases. Familiarizarse con el lenguaje de la antropología e incorporarlo es uno de los objetivos
centrales de la materia. Los conceptos brindan un marco de referencia para explorar y analizar fenómenos sociales, los
aspectos culturales de la vida social, y permiten hacer análisis de los mismos. Sin embargo, es importante recordar que estos
conceptos han ido variando a lo largo del tiempo según el momento y lugar, y para poder hacer análisis precisos es
necesario que sean contextualizados, es decir ubicados en tiempo y espacio, y en las discusiones principales de las
ciencias sociales de la época.

A su vez un desafío de la antropología, y de las ciencias sociales en general, es la dificultad que enfrenta dado que el
lenguaje que utiliza parecería ser muy similar al de la vida cotidiana. Uno de los conceptos que caracterizan a la
antropología es el término cultura. Este tiene diversas acepciones que iremos viendo a lo largo de curso, pero es un
término que también tiene una gran cantidad de acepciones en la vida cotidiana. Por ejemplo, puede asociarse con las
bellas artes o con la producción estética en general, o hasta puede usarse como un insulto cuando se dice que alguien “no
tiene cultura”. La incorporación de un lenguaje específico busca desentrañar los diversos conceptos y correrse del sentido
común.
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Para comenzar a dar respuesta a las preguntas que inician esta clase, nos centraremos en algunos conceptos claves
como el de otredad. Como señalan Boivin et al. (1998):

“…enraizada en las certezas postuladas por la tradición intelectual surgida del Iluminismo, la Antropología Social y
Cultural constituida como disciplina científica a mediados del siglo XIX, se orientó a explicar la presencia de la alteridad
social y cultural postulando la separación entre el Nosotros y el Otro. La dicotomía planteada fue interpretada, en un primer
momento, en términos de diferencias irreductibles y absolutas presentándose una imagen del “Otro” en tanto diferente,
salvaje. En un segundo momento se apuntó a relativizar la tajante separación considerando la diversidad de culturas y
apareció con más fuerza la imagen de lo exótico. Por último, en un nuevo giro se plantea la relación desigual entre un
Nosotros occidental y un “Otro”

Este breve párrafo nos introduce en una serie de cuestiones de interés para la antropología. Por un lado, su pregunta
central: la alteridad. ¿Quién es ese Otro que se parece a Nosotros, pero no es igual? ¿Es tan humano como Nosotros? La
cuestión de la otredad se volvió central en la antropología: ese otro humano como yo, socializado en normas, valores,
¿posee las mismas creencias, ideas? ¿Cómo analizamos las semejanzas y diferencias? Para responder estas preguntas la
antropología ha desarrollado una serie de lineamientos teórico-metodológicos que han variado a lo largo del tiempo.

La antropología surge como ciencia a fines del siglo XIX principalmente en Inglaterra y Francia. En el momento en que
comienza a consolidarse como ciencia, el contexto mundial se caracterizaba por una expansión imperialista y colonial, y en
pleno desarrollo del sistema de producción capitalista en estos países. El gran progreso económico que atravesaban los
países europeos occidentales constituyó un halo de superioridad frente a otras sociedades. Como señala Lichetti, en 1870
Gran Bretaña detentaba la hegemonía económica europea y era considerada una potencia. En este proceso de crecimiento
y reestructuración del sistema de producción se basa la expansión imperial (Lichetti, 1994: 20). La antropología nace
rivalizando con la mirada de lo exótico, pero lo hace a través de un método y un objeto. Su unidad de análisis es la pequeña
comunidad, especialmente en sus comienzos donde trabajaba con tribus indígenas lejanas y consideradas exóticas. El
historiador Eric Hobsbawn señala que, al trabajar con pequeñas tribus, la antropología se vio obligada a considerar a las
sociedades como un todo, y a indagar sobre sus leyes de funcionamiento y de transformación (Hobsbawn en Lichetti, 1994:
12). Así, la antropología como disciplina busca dar cuenta de tanto de la continuidad como del cambio en las sociedades. A
mediados del siglo XIX la antropología comienza a delimitar una teoría, se constituye como una episteme, es decir, una
teoría del conocimiento, un régimen de verdad.

Los contornos de la disciplina desde su surgimiento nunca fueron claros y hasta hoy siguen siendo difusos. En sus
inicios su disputa fue con las Ciencias Naturales. Algunas preguntas que se formulaban los antropólogos se vinculaban con
esta relación entre naturaleza y cultura: ¿Qué tan naturales somos? ¿Qué tan culturalizados estamos? Estas preguntas
delinearon diferentes enfoques y objetos de estudios. Por ejemplo, la tradición inglesa se preocupó por el gran concepto
que es la sociedad; y la tradición norteamericana se enfocó en el concepto de cultura.

A lo largo del tiempo y de las diferentes tradiciones el concepto de cultura se tornó el objeto de estudio que identificó a

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la antropología, un concepto clave alrededor del cual se fueron generando las reflexiones alrededor del concepto del Otro.
¿Todos los seres humanos pensamos de la misma manera? Las primeras respuestas estuvieron ligadas a una concepción
biológica, positiva. Esta primera tradición, conocida como antropología evolucionista, parte del supuesto de la existencia de
una cultura que atraviesa a toda la raza humana. ¿Qué va a distinguir al hombre? En el proceso de separación y de
inclusión, nos separamos del reino animal porque tenemos cultura, lo que nos distingue es la producción de cultura. La
cultura se presenta como la unidad, es el rasgo común: todos tenemos cultura, pero las sociedades son diferentes.
Entonces, surge la pregunta, ¿por qué las sociedades son diferentes entre sí? En un primer momento el enfoque sobre ese
otro estuvo en los pueblos nativos, esos otros diferentes a las sociedades occidentales. Luego, con el desarrollo de la
disciplina, se sumó el interés por el campesinado, los pueblos subalternos, y por último las sociedades urbanas y
occidentales, aquellas de las que provenían los propios antropólogos.

Diego Rivera, La Conquista de América, Palacio Nacional, México D.F. (Detalle de los españoles e indios), 1929-35.

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La imagen que vemos es un mural desarrollado por el artista mexicano Diego Rivera. Este es uno de sus famosos
murales pintado en el Palacio Nacional en la ciudad de México en la década de 1920. Este mural representa la conquista
de América, el encuentro entre el pueblo azteca y los españoles colonizadores. ¿Qué representaciones de Nosotros y los
Otros podemos observar en este mural? ¿Quiénes serían, desde el punto de vista del artista, Nosotros y quiénes los
Otros?
El objeto que va a definir a la antropología es la diferencia cultural. El concepto de diferencia es un concepto clave
para comprender el abordaje antropológico y también los modos de comprender y analizar a los Otros. En el texto ¿Qué
se aprende cuando se estudia antropología?, Esteban Krotz resalta que:

“… vocablo "antropología" como "tratado sobre el ser humano" no basta para definir la disciplina, pues también la
medicina y la psicología lo son, y más todavía, todas las ciencias sociales: todas estas ramas del conocimiento científico
tienen como objeto de estudio al ser humano, mejor: a seres humanos, cuyas conductas observan, inventarían, tratan de
explicar, a veces con el concurso de las opiniones de los mismos observados. Como cualquier otra ciencia en el sentido
de instrumento de conocimiento sistemático y especializado, la antropología no puede definirse en primera instancia ni
de manera exclusiva mediante la referencia a una clase de fenómenos, es decir, a un segmento de la realidad empírica
observable. Más bien, se tiene que definir mediante una perspectiva que construye acerca de la realidad empírica
observable” (1999: 8).”

Según Krotz, el estudio de la antropología nos brinda cuatro tipos de aprendizajes:

PASO 1

Por un lado, formas de obtención y manejo de información etnográfica e instrumentos para poder analizarla. La
información que nos brinda es principalmente social, cultural, histórica y actual. Permite pensar y elaborar problemas
sociales y cognitivos. La información etnográfica refiere al modo específico de investigación empírica de la antropología.

PASO 2

En segundo lugar, se aprende, como ya mencionamos, un lenguaje especializado, que lleva a un tipo de
enculturación antropológica, es decir, la adquisición de conceptos, teorías y modelos que constituyen una ontología y una
epistemología para abordar lo social que se distancia del sentido común.

PASO 3

En tercer lugar, nos ofrece un método para analizar problemas sociales, instrumentos cognitivos especializados a
partir de ideas y conceptos específicos. Una de las características distintivas de la antropología es el trabajo de campo. Si
bien no hay una definición única, ni una forma única de llevarlo a cabo, el trabajo de campo implica la observación y
participación de primera mano de fenómenos sociales.
PASO 4

Por último, el aprendizaje de la antropología conlleva la incorporación de un modo de comunicar los resultados.

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Como veremos más adelante, el concepto de la diferencia también irá cambiando a lo largo de la historia de la
disciplina. Este cambio tendrá que ver con concepciones teóricas, epistemológicas, pero también con los proyectos de
investigación. Las preguntas con la alteridad ya no estarán vinculadas con un Otro extraño y lejano, como en los inicios,
sino que también los antropólogos comenzarán a preguntarse por sus propias sociedades, y miraran a los propios, ese
Nosotros al que pertenecen, como Otro. Es decir, harán que lo familiar se vuelva extraño.

Esteban Krotz va a señalar que el encuentro, paso decisivo en la reflexión sobre la alteridad, posibilita ver al otro ser
humano como otro. Nos permite reconocer al otro totalmente extraño como de la misma especie. Y es ahí donde se ubica
la pregunta antropológica: la pregunta de la igualdad en la diferencia, y la diferencia en la igualdad. Es la pregunta por las
condiciones de posibilidad y por los motivos y la significación de la otredad. Para responder la pregunta antropológica y
establecer las diferencias con otras ciencias toma tres puntos de partida:

1) El encuentro: este es el que permite el reconocimiento del otro, la diferencia en la igualdad, y la igualdad en la
diferencia.

2) Los viajes: estos son una forma de contacto entre sociedades y civilizaciones, es un marco conceptual que permite
ese encuentro. Se realizan a partir de viajeros concretos. También incluye la posibilidad de acostumbrarse a lo que
resultaba totalmente extraño, y de volver extraño lo conocido.

Como señala el autor:

“El viaje como forma, como marco del encuentro entre culturas, implica también siempre la posibilidad del
acostumbramiento a lo que primero resulta completamente desacostumbrado y de la aceptación de lo que hasta
entonces era desconocido; incluso puede darse el caso de estar finalmente extrañado ante lo que alguna vez había sido
familiar” (1999: 18).

3) Imperios: son modos institucionalizar un contacto entre culturas, pero que en este caso se da de modo asimétrico.

La pregunta antropológica no existe por sí misma, tiene que ser formulada. Siempre depende de los encuentros
concretos de lo que nace y de los contextos histórico-culturales. La pregunta antropológica es el intento de explicar el
contacto entre culturas, de hacerlo consciente, de reflexionar sobre él, de resolverlo simbólicamente. La alteridad
significa en este sentido un tipo particular de diferenciación, se vincula con la experiencia de lo extraño. La otredad no
se resuelve con la simple diferencia. Muchas veces las diferencias observadas corresponden a la cultura a la que
pertenece el observador. La otredad tiene que ver con la experiencia de la extrañeza. Lo extraño está cargado siempre
de una tensión intranquilizadora.

La alteridad es la categoría central de una categoría antropológica específica. Este modo de observar al otro
implica remitirse a la propia pertenencia de grupo. Lo que tienen en común el observador y el observado, la cultura
familiar y la ajena, no se encuentra bajo o sobre estas culturas, sino en ellas mismas y en su interrelación.
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Si bien la alteridad, el contacto con el otro, es la condición de posibilidad de poder conocer al otro, ésta tiene un
precio elevado: el etnocentrismo. El etnocentrismo, como veremos en detalle en la próxima unidad, refiere a la
incapacidad de percibir realmente las diferencias, y valorar la cultura propia como superior y por encima de todas.

Cierre de la unidad
¿Qué es el hombre? Y, ¿por qué la antropología se interesa por el Otro?

A grandes rasgos la antropología tiene como objetivo central responder la pregunta sobre el ser humano. Pero esta
pregunta no es exclusiva de la antropología. Otras disciplinas como la psicología, la sociología, la economía o la
politología también se hacen esta pregunta.

Como señala Esteban Krotz (1999), la pregunta antropológica puede ser formulada más precisa: “El paso decisivo
en esta reflexión consistía siempre en ver a otros seres humanos como otros. Es decir, precisamente a pesar de las
diferencias patentes a primera vista y a pesar de muchas otras, que emergen sólo con la observación detenida y que
pueden referirse a cualquier esfera de la vida, siempre se trata de reconocer a los seres completamente diferentes como
iguales” (1999: 17).

CONCLUSIÓN

En esta unidad nos enfocamos en la categoría de alteridad, y su carácter distintivo dentro de la antropología. A su vez,
vimos diferentes modos de contacto entre diferentes culturas o sociedades que fueron moldeando la pregunta
antropológica y dando forma a la relación entre nosotros y los otros a lo largo del tiempo. Por último, comenzamos a
esbozar el concepto de etnocentrismo, concepto clave para la antropología, que nos ayuda a pensar en esa relación entre
nosotros y los otros.

BIBLIOGRAFÍA

De referencia:
 Krotz, Esteban (2009): “¿Qué se aprende cuando se estudia antropología?”. Conferencia Hermitte, 15 de
noviembre de 2009 en el Centro de Antropología Social del IDES. Disponible en https://data.over- blog-
kiwi.com/1/38/03/91/20170811/ob_917367_esteban-krotz-que-se-aprende-cuando.pdf
 Krotz, E .: “Alteridad y pregunta antropológica”. En: Alteridades Nº 8. Págs. 5-11. 1994.
 Lichetti, Mirtha (1994). Gorra. 2: Situación Histórica y Conocimiento en Antropología. En: Antropología. Eudeba
(págs. 19-66).

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De lectura obligatoria:

 Krotz, Esteban (2009). “¿Qué se aprende cuando se estudia antropología?”. Conferencia Hermitte, 15 de
noviembre de 2009 en el Centro de Antropología Social del IDES. ISSN: 1669-5-186 Vol. 2 - No 1 - 2012. Págs.
3 - 14

Introducción a la unidad
¿Qué significa el etnocentrismo? ¿Qué relación hay entre lo universal y lo particular?

En esta unidad trabajaremos con dos conceptos claves de la antropología: el etnocentrismo y el relativismo. Estos
conceptos se definen entre sí, es decir, son relacionales. En primer lugar veremos el concepto de etnocentrismo y
buscaremos pensar en ejemplos de la vida cotidiana. Luego, abordaremos el concepto de relativismo cultural.

Tema 1: Etnocentrismo y relativismo


El etnocentrismo y el relativismo cultural son dos conceptos claves de la antropología. El primer concepto refiere
a la creencia de que la cultura propia, a la cual uno pertenece, es superior a las demás. El diccionario Barfield de
antropología (2006) propone la siguiente definición:

“Es la creencia de que la cultura propia es superior a las demás. Suele ir acompañado por la tendencia a hacer
comparaciones injustas. En una forma más débil el etnocentrismo es la tendencia a contemplar otras culturas a través del
filtro de las presuposiciones culturales propias. Esto puede llevar a la imposibilidad de apreciar los diferentes marcos de
referencia dentro de los cuales funcionan los miembros de otras culturas. Hasta cierto punto todas las culturas, todos los
pueblos, son etnocéntricos. Los antropólogos hablan también de un “etnocentrismo secundario”, en el cual un
observador asume acríticamente los prejuicios de una cultura adoptada como lente para contemplar el comportamiento y
las creencias de otros lugares, rasgo que se encuentra frecuentemente en los conversos religiosos y en los académicos
de otras culturas”

- Michael Rhum

Por su parte Tristan Todorov (1987) define al etnocentrismo como “…el hecho de elevar, indebidamente, a la
categoría de universales los valores de la sociedad a la que yo pertenezco” (1987: 21). Desde esta mirada es común
realizar asignaciones prejuiciosas, especialmente desde la mirada occidental hacia los otros no occidentales. Como
señalan Boivin et al:
“Estos prejuicios se fundan en un conocimiento del Otro cultural a partir del cual ese Otro nos devuelve la imagen
imperfecta y retrasada de nosotros mismos. Esta actitud reconocida bajo la denominación de etnocentrismo, se
convertirá desde entonces en un problema central de la Antropología”

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Como puede observarse, las prácticas enumeradas en el punto 1 son nulas y se presume que producen perjuicio
al interés económico general, en tanto que las prácticas enumeradas en el punto 2, solo se consideraran como
restrictivas de la competencia en la medida en que configuren concentraciones económicas o mientras que tengan por
objeto o efecto limitar, restringir, falsear o distorsionar la competencia o el acceso al mercado o que constituyan abuso
de una posición dominante en un mercado.

Etnocentrismo

Explicación del antropólogo Carlos Sarti sobre los conceptos de etnocentrismo y relativismo cultural.

Centro de filme etnográfico. (20 de noviembre de 2012) Etnocentrismo. Recuperado de:

https://www.youtube.com/watch? v=f8-AdNMCqBg

Según Todorov, el etnocentrismo tiene dos facetas:

1. La pretensión universal

2. El contenido particular, que en general está asociado con lo nacional

La primera refiere a la intensión de plantear lo particular de una cultura como universal. El texto de Laura
Bohannan es un buen ejemplo para preguntarnos sobre la idea de que hay historias universales que son entendidas por
todos (toda la humanidad) del mismo modo. El texto de la autora intitulado Shakespeare en la selva es un buen ejemplo de
cómo un relato literario está abierto a diversas interpretaciones. Durante una visita al Tiv en África, le piden a la
antropóloga Laura Bohannan que le cuente una historia de su propia cultura a los ancianos de la tribu. Piensa en qué
historia contar y finalmente decide contarles Hamlet, de William Shakespeare, porque cree que es una de las obras más
importantes de la literatura occidental, y además considera que es una historia universal y que puede ser entendida por
todos. De hecho, había elegido esa historia porque creía que “… allí estaba mi oportunidad de demostrar que Hamlet era
universalmente comprensible”. Pensaba que iba a ser interpretada del mismo modo que nosotros (occidente)
interpretamos Hamlet. Pero apenas comenzó su narración, surgieron los desentendidos. Los habitantes de Tiv tenían
una forma muy diferente de interpretarla.

Uno de los problemas centrales que emerge del texto de Bohannan se vincula con la (im)posibilidad de traducción
de ciertos términos. En todas las culturas las palabras constituyen mundos que dan cuenta del modo de percibir y narrar
esa cultura que se habita. Bohannan se encuentra frente a la imposibilidad de traducir las palabras rey y fantasma. La
primera, rey, intenta referirla como jefe, término que los habitantes de la comunidad entenderían. Pero el término jefe
implica una serie de responsabilidades que hace que la historia de Hamlet no tenga sentido para ellos y no sea lógica.
La segunda palabra, fantasma, no tiene traducción, y es interpretada como un presagio que fue enviado por algún brujo.
El único modo que encontraban para poder interpretar esta historia era haciendo referencia a las significaciones de su

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propia cultura.

Al terminar la narración, los viejos de la aldea le advierten a la antropóloga Bohannan que la historia era
interesante pero que tenía algunos errores, y que ella no había sabido contarla totalmente bien, que debía hablar con
los ancianos de su comunidad que seguramente le iban a poder explicar mejor cómo contar Hamlet. Esta narración
etnográfica le permite a la autora ver de su propio etnocentrismo (creía que la historia tenía una interpretación universal),
y a su vez ver el etnocentrismo de los ancianos de la tribu, ellos creen que universalmente en toda cultura son los
ancianos las figuras más respetadas y que tienen un saber mayor. El marco interpretativo con que cada persona
escucha depende de la cultura en la que está inserta. Una de las tareas del antropólogo es poder comprender esos otros
marcos interpretativos diferentes del propio.

En su texto Todorov también nos brinda algunos ejemplos de etnocentrismo, en este caso en relación a la nación
francesa. Pero podemos pensar en ejemplos locales, de la República Argentina, que también han operado
históricamente como producciones simbólicas etnocéntricas. Un ejemplo muy frecuente es el de representar a toda la
Argentina a través de los valores, prácticas y discursos de la Capital Federal. Así, en antropología diríamos que ese tipo
de práctica es una práctica porteñocéntrica. Es decir, se realizan comparaciones entre la Ciudad de Buenos Aires y otras
localidades del país, y se presupone que las prácticas porteñas tienen un valor superior al resto de las localidades y que
todas las localidades que constituyen una nación harán las mismas interpretaciones de las que se hacen en la Capital
Federal.

Una de las características del aprendizaje y el trabajo antropológico que resalta Esteban Krotz (1999) es el
desarrollo de la personalidad. Algunas de las transformaciones que señala el autor tienen que ver con el cuestionamiento
a las tradiciones e instituciones, el impacto en la socialización política, las relaciones interpersonales o el tipo de
encuentro que se genera con el patrimonio cultural universal. El aprendizaje antropológico, nos dirá Krotz, conlleva una
transformación de la personalidad, lo que cambia es la forma de percibir y relacionarse con el mundo. Como vimos la
clase pasada, la antropología implica un modo de ver los fenómenos sociales. Tristan Todorov (1987), en el mismo
sentido, plantea que dentro de las ciencias sociales o humanas no es posible separar al investigador del objeto, o sujeto,
de estudio. Como antropólogos, o cientistas sociales en general, somos nosotros el instrumento de investigación y nos
vinculamos con otros a quienes estudiamos. A diferencia de otras ciencias, a quienes estudiamos y recortamos como
nuestro “objeto de estudio” son seres humanos con capacidad de habla, pensamiento, reflexión sobre el mundo y sobre
sí mismos. El etnocentrismo es una herramienta de conocimiento, es una forma de comprender y valorar una cultura a
partir de la comparación con otras culturas. Poner en suspenso las valoraciones sobre una cultura es parte del trabajo del
antropólogo, poder hacerse preguntas antes de emitir juicios que siempre están vinculados con la cultura propia.

El segundo término al que hacíamos referencia al comienzo de la clase es el de relativismo cultural. Este término
está íntimamente ligado al de etnocentrismo. El relativismo cultural es la contra cara del etnocentrismo dado que,
apuesta al valor de la diversidad, y permite comprender al otro en sus propios términos. Nuevamente nos enfrentamos a
un concepto que es central para las teorías antropológicas, pero también es ampliamente utilizado desde el sentido
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común. Cuando hablamos de relativismo cultural desde una perspectiva antropológica, ¿estamos utilizándolo en el mismo
sentido que en el uso de la vida cotidiana? Es necesario poder discriminar y clasificar los diversos usos del término, dar
cuenta de sus matices y profundizar sus acepciones dado que es una de las condiciones básicas para la construcción de
conocimiento antropológico.

Uno de los preceptos centrales del relativismo cultural es la contextualización histórica y cultural de los
fenómenos analizados. La propuesta antropológica es que las culturas no pueden ser entendidas a partir de valores
universalmente establecidos. Es tarea del antropólogo alejarse del etnocentrismo y buscar comprender las diversas
culturas de forma holística y en sus propios contextos. Para este fin, Cardoso de Oliveira (2006) entiende al relativismo
como una actitud epistémica, principalmente antropológica, que se diferencia del sentido común por la forma de ver el
mundo que conlleva una forma de ver y de escuchar propia de la disciplina (2006: 33).
Alejandro Grimson en su libro Los límites de la cultura (2011) señala que la diversidad cultural ha entrado en el
centro de los debates teóricos influenciado por el creciente proceso de interconexión global y la multiplicación de
conexiones interculturales que vivimos en la vida cotidiana. Muchas veces esa diversidad cultural se celebra y otras
veces se la denosta con el fin de menospreciarla o aniquilarla (2011: 53). La percepción de la diversidad se plantea
como un problema, para el antropólogo se torna un problema de investigación que deberá ser abordado.
En la historia del desarrollo de la antropología como ciencia, durante un largo tiempo el etnocentrismo “científico”
fue contemporáneo al colonialismo (Grimson, 2011: 57). Este etnocentrismo se basaba en el argumento de que había
culturas superiores y otras inferiores, pueblos no occidentales. Este tipo de teorías estuvo desarrollado por la que se
conoció como la teoría antropológica que fue la antropología evolucionista (en la próxima unidad veremos en detalle los
principios teórico metodológicos de esta teoría). Pero a grandes rasgos estos antropólogos sostenían que existía una
única cultura y que lo que se podía observar son variaciones en los grados de evolución. Así, el desarrollo cultural para
los evolucionistas se medía en una escala que iba del salvajismo, a la barbarie y luego a la civilización. El grado de
evolución de un pueblo estaba marcado por su nivel de desarrollo cultural.
Una de las principales corrientes de pensamiento que influyó sobre cómo descubrir a ese Otro fueron los
procesos que se dieron post revolución francesa cargados de un espíritu de búsqueda de autonomía y conocimiento
certero. La idea de civilización tenía pretensiones universalistas, siendo el progreso un tema central:
“Desde la perspectiva ilustrada, la civilización estaba comprometida en una lucha titánica por superar las
resistencias de las tradiciones culturales, con sus supersticiones, sus prejuicios irracionales y sus temerosas lealtades a
gobernantes cínicos”
- Kuper, 2001, pág. 25
Las tradiciones locales atentaban contra la propuesta de civilización de los iluministas; las resistencias
culturales eran percibidos como actos irracionales basados en creencias de los “ignorantes”. La teoría
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darwinista aplicada en las ciencias sociales resaltó a la civilización como un rasgo propio del ser humano y la cultura
podía explicarse mediante las leyes evolutivas de la naturaleza.

El imperialismo del S. XIX tuvo una gran influencia en el desarrollo de la antropología basada en esta corriente
Eurocentrista:

“La sociedad humana solo vino a existir subjetivamente, los hombres solo adquirieron el conocimiento de que
formaban parte de un solo mundo social a través del compadrazgo del imperialismo europeo”

- Worsley, 1971, pág. 14

El espíritu imperialista había creado un nuevo mundo globalizado y a su vez divido entre una Europa centralista y
rica y el resto del mundo conquistado y pobre. “Se trataba de un orden mundial fundado por la conquista y mantenido por
la fuerza” (Worsley, 1971, pág 18).

De todas maneras, estos “encuentros” generados a través de la expansión de Europa al resto del mundo generó lo
que Mary Louise Pratt define como zonas de contacto, esa presencia conjunta, espacial y temporal, de sujetos cuyas
trayectorias se intersectan (1997, pág. 26). Estos encuentros generaron un reconocimiento del Otro y un intercambio, en
general desigual, de prácticas y relaciones.

Antropólogos como Bronislaw Malinowski, desde la teoría funcionalista, promovieron una crítica a esa concepción
de la cultura y del desarrollo del hombre. Como señala Grimson:

“Sostuvieron que, lejos de ser “salvajes” e “ilógicos”, los pueblos no occidentales tenían un estilo de vida distintivo,
racional y legítimo que debía ser valorizado. Esta tesis entra en tensión con la proclamada misión civilizadora del
proyecto colonial europeo (2011: 57)”

Así, el proyecto antropológico de la mano de los antropólogos funcionalistas como Malinowski pasó a ser el de la
diversidad cultural, es decir, la comprensión de una cultura en sus propios términos, evitando proyectar de modo
etnocéntrico las categorías propias del investigador. Pero a su vez, el investigador precisa tomar distancia de su propia
sociedad para poder estudiarla, nuevamente como nos proponía Estaban Krotz en la unidad pasada, volver lo conocido
en extraño.

La introducción del relativismo cultural como nuevo marco teórico antropológico, trabajó sobre la idea de que la
cultura de un pueblo tiene una tradición y una historia que es particular, ésta va configurando patrones culturales y esa
configuración reinterpreta los rasgos culturales. La configuración de patrones culturales es una articulación de las ideas,
las emociones, los sentimientos, los comportamientos que conforma el marco cognitivo y normativo de una sociedad. El
objetivo del antropólogo es relevar esas normas y creencias.

Cierre de la unidad
¿Qué significa el etnocentrismo? ¿Qué relación hay entre lo universal y lo particular?

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El etnocentrismo, concepto clave en la antropología, surge a partir del cuestionamiento de la primera escuela de
antropología, el evolucionismo, la cual ponía a la cultura occidental como superior frente a otras culturas. El etnocentrismo
justamente se define por dar un valor superior a la cultura propia frente a las ajenas, y juzgar esas otras culturas a partir
de la matriz cultural que tenemos incorporada, y considerar que nuestros valores son universales.

CONCLUSIÓN:

A lo largo de la unidad vimos que el concepto de etnocentrismo está ligado al desarrollo de la teoría antropológica.
Este concepto surge a partir del cuestionamiento de la primera escuela de antropología, el evolucionismo, la cual ponía a
la cultura occidental como superior frente a otras culturas. El etnocentrismo justamente se define por dar un valor
superior a la cultura propia frente a las ajenas, y juzgar esas otras culturas a partir de la matriz cultural que tenemos
incorporada. Es común encontrar en la vida cotidiana este tipo de valoraciones cuando, por ejemplo, se suele juzgar a
otra cultura como “atrasadas” o “poco desarrolladas”. A su vez el etnocentrismo funciona dentro de la antropología como
un modo de construcción de conocimiento. Es a partir del ejercicio de extrañamiento de la propia cultura y de otras que
podemos hacer una reflexión crítica.
Frente al etnocentrismo, y como forma de combatirlo, se halla el relativismo cultural. El objetivo del antropólogo es
dar a conocer las creencias, pensamientos y prácticas de esos otros diferentes.

BIBLIOGRAFÍA

de referencia:

 Barfield, Thomas (2006). Definición de Etnocentrismo. En Diccionario de Antropología. México. Siglo XXI Editores.
 Boas, Franz 1993 [1936]: “Historia y Ciencia en Antropología, una respuesta” En: Renold, J.M. (ed.) Antropología
Cultural, CEAL, Bs. As.
 Bohannan, Laura (2007). Bohannan, L. “Shakespeare en la selva”. En capítulo II, “Construcción del otro por la
diferencia” anexo 2, en Constructores de la otredad. Una introducción a la antropología social y cultural.
 Pratt, M. L. 1997. “Introducción: la crítica en la zona de contacto” En: Ojos Imperiales. Literatura y transculturación.
UNQUI, Quilmes.
 TODOROV, Tzvetan, “Etnocentrismo”, en Nosotros y los otros, SIGLO XXI, México, 1987.
 Worsley, P. 1971: “Introducción: La creación del mundo”. En: El Tercer Mundo. Siglo XXI, México, 1971.

de lectura obligatoria:

 TODOROV, Tzvetan. Etnocentrismo”, en Nosotros y los otros. Prefacio, Etnocentrismo, De lo general a lo particular.
Págs. 9-32

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