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Capítulo 2
La santidad de su nombre

(El santuario de Dios) “Y esparcirá sobre él de la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y
lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel” (Levítico 16:19).

“Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus
hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre” (Levítico 20:3).

“Di a Aarón y a sus hijos que se abstengan de las cosas santas que los hijos de Israel me han
dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo Jehová” (Levítico 22:2).

“Y no profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo
Jehová que os santifico” (Levítico 22:32).

“Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice
así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis
quitado el anatema de en medio de vosotros” (Josué 7:13).

“Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová” (1Crónicas
16:10).

“Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; Recógenos, y líbranos de las naciones, Para que
confesemos tu Santo nombre, Y nos gloriemos en tus alabanzas” (1Crónicas 16:35).

“Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a
tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo” (1Crónicas 29:16).

“También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas
las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado
en Jerusalén” (2Cronicas 36:14).

“Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, Porque en su santo nombre hemos confiado”
(Salmos 33:21).

“Porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre;
y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel” (Isaías 29:23).

“Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y
servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras
ofrendas y con vuestros ídolos” (Ezequiel 20:39).

“Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de
ellos: Estos son pueblo de Jehová, y de la tierra de él han salido” (Ezequiel 36:20).

“Pero he tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones
adonde fueron” (Ezequiel 36:21).

“Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa
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de Israel, sino por causa de mi Santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones
adonde habéis llegado” (Ezequiel 36:22).

“Y santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en
medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando
sea santificado en vosotros delante de sus ojos” (Ezequiel 36:23).

“Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar
mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel” (Ezequiel 39:7).

“Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré
misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi Santo nombre” (Ezequiel
39:25).

“Y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis
pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de
Israel mi Santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de
sus reyes en sus lugares altos” (Ezequiel 43:7).

“Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi contrafuerte,


mediando sólo una pared entre mí y ellos, han contaminado mi Santo nombre con sus
abominaciones que hicieron; por tanto, los consumí en mi furor” (Ezequiel 43:8).

“Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los
humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre” (Amós
2:7).

“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”
(Mateo 6:9).

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