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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIAPAS

Curso: Retroalimentación efectiva utilizando plataforma


tecnológica

Módulo: Educación Virtual

FABIOLA ZÚÑIGA MARTÍNEZ

Educación virtual: del texto a la acción. Un cambio de paradigma.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas., 21 de abril del 2021


Un cambio en la educación no es únicamente adecuarse a las nuevas
necesidades sociales sino también al concepto de aprendizaje. La transformación
de los modelos nos hace ver que la educación tiene su propio pulso. La dicotomía
escuela versus red abre el debate entre lo que se considera ámbito educativo
formal e informal, y es evidente que muchos compartimos la perspectiva errónea
del cuestionamiento anterior. Cuando se menciona educación virtual,
generalmente se asocia a la tecnología; no obstante, esta concepción puede
encubrir el problema real de la educación actual, que es considerarla como un
problema técnico y olvidar que la reflexión, el juicio y la toma de posturas o
decisiones es lo requerido para lograr cambios significativos (Begoña, 2004).

Descrita como una experiencia transformadora (Palloff & Pratt, 2003 en Borges,
2007), la educación en línea no pretende transportar o imitar los conceptos de la
educación presencial, pues cada modelo tiene una función social estratégica e
implica competencias específicas. En el entorno virtual, se destaca la centralidad
del alumno pues es quien construye su aprendizaje. El aprender implica un
proceso de reconstrucción conceptual, donde la información nueva es integrada y
relacionada con la que uno ya posee. Las TIC se han convertido en el medio que
favorece este aprendizaje y a su vez han contribuido a reflexionar sobre las
nuevas metodologías de trabajo.

Esta configuración de enseñanza plantea intrínsecamente un sentido de


dinamismo reflejado en la flexibilidad del sistema que se adapta a las necesidades
del alumno. Por tanto, es importante optimizar los medios y diversificar los
recursos. Las plataformas y materiales disponibles no deben limitarse a lo
institucional sino apoyarse de otros que permitan una mejor interacción, tales
como las redes sociales y/o comunidades virtuales, teniendo como resultado una
formación más significativa. Sin embargo, los cambios en la digitalización no son
los únicos para rectificar el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino también
aquellos en la acción personal.

Por un lado, el profesor virtual se ha convertido en un agente mediador del


conocimiento. La acción docente se centra más en facilitar el aprendizaje; y para
ello se requiere de habilidades pedagógicas, sociales, técnicas y administrativas.
Ser tutor en un espacio virtual de aprendizaje es saber motivar, promover la
reflexión y maximizar el potencial del estudiante. Para lograr estos objetivos, Hattie
y Timperley (2007) anteponen a la retroalimentación como el elemento clave pues
sin ella el alumno desconoce su desempeño académico. Vista como la
«fotografía» del conocimiento adquirido por el estudiante (Román, 2009), el
feedback no se enfoca exclusivamente en la búsqueda y corrección de errores,
sino a su vez en la validación y reconocimiento de fortalezas. Por tanto,
desestimar su valor solo restaría efectividad a esta modalidad educativa, y
consecuentemente al desempeño académico del alumno.

Con estos cambios de paradigma, el estudiante ha tomado el control del proceso


educativo convirtiéndose en el agente de su propio progreso; y para desarrollarse
satisfactoriamente en este entorno virtual requiere de cualidades específicas
como: una amplia motivación, autodisciplina, autoconocimiento y sobre todo, la
óptima discriminación de información. Tanto para los inmigrantes como nacidos
digitales, la habilidad de conectarse con fuentes que corresponden a lo que se
busca es vital. Para Siemens (2004), el aprendizaje y conocimiento dependen de
la diversidad de opiniones; el aspecto caótico favorece la actualización de
información, y por consiguiente, la competencia del alumno.

Si bien la educación virtual implica nuevos retos, las estrategias deben centrarse
en el aprendizaje y no la enseñanza pues el objetivo final es favorecer la
autonomía en el alumno y brindarle una educación más holística. Atrás debe
quedar la concepción del estudiante como consumidor de conocimientos, y en su
lugar considerarlo como un creador, dado que el aprendizaje es un proceso, y no
un producto final.
Bibliografía

Begoña T., María. Educación a Distancia y Educación Virtual Revista de Teoría y


Didáctica de las Ciencias Sociales. Educación y nuevas tecnologías. Núm. 9,
enero-diciembre, 2004, pp. 209-222. Universidad de los Andes Mérida, Venezuela

Borges, Federico (2007). El estudiante de entornos virtuales. Una primera


aproximación. En: Federico BORGES (coord.). El estudiante de entornos
virtuales» [dossier en línea]. Digithum. N.º 9. UOC. [Fecha de consulta:
20/04/21].http://www.uoc.edu/digithum/9/dt/esp/borges.pdf. ISSN 1575-2275.

Hattie y Timperley (2007). Retroalimentación efectiva. Disponible en:


https://innovacioneducativa.tec.mx/wp-content/uploads/recursos-imparticion-
profesores/evaluacion-y-seguimiento/ebook-retroalimentacion-efectiva.pdf

Román M., Carlos. Sobre la retroalimentación o el feedback en la educación


superior online. Revista Virtual Universidad Católica del Norte. Núm. 26, febrero-
mayo, 2009, pp. 1-18 Fundación Universitaria Católica del Norte Medellín,
Colombia.

Siemens, George. (2004), Conectivismo, Una teoría de aprendizaje para la era


digital, disponible en https://es.scribd.com/doc/201419/Conectivismo-una-teoria-
del-aprendizaje-para-la-era-digital .

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