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EL NIÑO GOLOSÍN

Golosín era un niño que hacía problemas para comer. No


tomaba su desayuno, protestaba en el almuerzo y en la cena,
él solo quería comer dulces, pasteles y golosinas.
Un día su mamá cansada de los berrinches de Golosín le
ordenó irse a su habitación, Golosin se fue renegando y
diciendo ojalá no tuviera que comer carnes, frutas y verduras.
Solo quiero dulces, pasteles y golosinas dijo.

De pronto apareció un hada madrina y le dijo: Golosin de ahora


en adelante todos los alimentos que toques se convertirán en
dulces y pasteles. El hada madrina se esfumó.
Golosín muy contento dijo ¡Jupii! No tendré que comer carnes,
verduras, ni esos alimentos que mi mamá llama nutritivos.¡Jupii!

A la mañana siguiente se sentó a la


mesa, estaba ansioso porque le sirvieran su desayuno.
No. No estaba soñando, al tocar el plátano este se convirtió en una
barra de chocolate, su acostumbrado vaso de leche se convirtió en
gaseosa y el pan con mantequilla en un dulce pastel con crema.
Lo mismo sucedió en el almuerzo el trozo de carne se convirtió en
torta de chocolate, el huevo en algodón de azúcar, las verduras en
galletas y la fruta en caramelo. En la cena la sopa se convirtió en
helado de vainilla.

Por cierto tiempo Golosín estaba feliz por su nuevo régimen


alimenticio, hasta que Un día uno de los botones de su
pantalón salió volando. Notó que había engordado, observó
también unas manchas negras en sus dientes y le dolían
cuando probaba un dulce y le dolía el estómago.

Entonces decidió alimentarse bien y dejar los dulces porque le


estaban haciendo daño. Pero al ir a cenar un delicioso plato de
pescado con verduras junto a su familia Golosín intentó comerlo
pero al tocarlo se convirtió en dulce. Desconsolado Golosín se fue
a su habitación y decía ¡ya no quiero más dulce! Deseo comer esos
alimentos que mi mamá llama nutritivos.
El hada madrina apareció y al darse cuenta que Golosin había
aprendido la lección le concedió el deseo.
Por fin Golosín volvió a la mesa a comer feliz con su familia, está
vez sin quejas y sin berrinches sabía que los alimentos nutritivos
que mamá le servía le ayudaban a crecer sano y a tener energía.

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