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LESIONES SIMPLES SEGUIDAS DE MUERTE

El último párrafo del tipo penal del artículo 122 regula las lesiones menos graves seguidas del
fallecimiento de la víctima. La hipótesis delictiva se configura cuando a consecuencia o efecto
directo de las lesiones leves que causó el agente a su Víctima -debiendo o pudiendo prever el
resultado- esta muere.

Constituye circunstancia agravante del hecho punible en comentario, la muerte del sujeto
pasivo a consecuencia de las lesiones menos graves, al concurrir el elemento culpa en el
accionar del sujeto activo. La culpa aparece cuando el agente pudiendo o debiendo prever el
resultado letal que se podía producir, no lo hizo y se limitó a actuar. Ocurre, por ejemplo,
cuando el agente mediante un golpe de puño en las fosas nasales del sujeto pasivo le ocasiona
una hemorragia, siendo el caso que, al no ser auxiliado por el agente, este muere después de
dos horas por desangramiento.

No está demás precisar que resulta necesario verificar el nexo causal directo que debe existir
entre las lesiones leves causadas y la muerte del que las sufrió para estar ante la figura
agravada. Si ello no sucede y, por ejemplo, el deceso se debe a la concurrencia de otros
factores, el ilícito penal con agravante no se materializa. Por ejemplo, no sería autor de lesiones
simples seguidas de muerte, cuando Juan Arrelucea sin saber que su víctima sufría del corazón,
le propinó un fuerte golpe en el rostro a Jorge Reyes de 24 años, quien después de algunos
minutos se desplomó muriendo instantáneamente.

Por el contrario, si el sujeto activo conocía el mal que padece el sujeto pasivo y actúa,
aparecerán necesariamente en su actuar los elementos constitutivos del injusto penal de
lesiones leves seguidas de muerte. El agente al conocer el estado de su víctima pudo
fácilmente prever el resultado letal.

5. ANTIJURIDICIDAD

Una vez que se ha determinado que en la conducta analizada concurren todos los elementos
objetivos y subjetivos que conforman la tipicidad del delito de lesiones leves previsto en el
artículo 122 del Código Penal, el Operador jurídico pasará de inmediato a analizar el segundo
elemento o nivel denominado antijuridicidad. Es decir, determinar si la conducta es contraria al
ordenamiento jurídico o, en su e o, concurre alguna causa de justificación de las previstas y
sancionadas en el artículo 20 del Código Penal. De ese modo, el operador jurídico analizará si
las lesiones leves ocasionadas a la víctima concurre la legítima defensa o el e grado de
necesidad justificante o el agente actuó por una fuerza física irresistible o compelido por un
miedo insuperable o en cumplimiento de un deber.

En la praxis judicial es frecuente encontramos con la legítima defensa como causa de exclusión
de antijuricidad. Como ejemplo representativo tenemos la Ejecutoria Suprema del 5 de marzo
de 1998. En efecto, en ella el Tribunal Supremo de Justicia Penal el Perú, enseña que
"teniéndose en cuenta que las lesiones corporales ocasionadas Por Fernández Álvarez
estuvieron motivadas por la necesidad de defensa frente a la afectación ilegítima de que era
víctima de parte de Zambrano Quispe, a quien incluso en ningún momento provocó, sino que
este de manera injustificada e intencionalmente a Fernández Álvarez causándose daños
patrimoniales y lesiones corporales conforme en el certificado médico legal de fojas doce, es
de apreciar que, en las circunstancias, la silla metálico era el único objeto con el cual el
agraviado podía repeler la ( por lo que su respuesta se ajusta a los requerimientos de la
legítima defensa el inciso tercero del artículo veinte del Código Penal, a saber: a) agresión
ilegítima b) necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla, )' c) falta de
motivación suficiente de quien hace la defensa, lo que, en consecuencia, excluye la
antijuricidad del comportamiento siendo del caso declarar exento de responsabilidad a
Fernández ".

no se materializa. Por ejemplo, no sería autor de lesiones simples seguidas de muerte, cuando
Juan Arrelucea sin saber que su víctima sufría del corazón, le propinó un fuerte golpe en el
rostro a Jorge Reyes de 24 años, quien después de algunos minutos se desplomó muriendo
instantáneamente.

Por el contrario, si el sujeto activo conocía el mal que padece el sujeto pasivo y actúa,
aparecerán necesariamente en su actuar los elementos constitutivos del injusto penal de
lesiones leves seguidas de muerte. El agente al conocer el estado de su víctima pudo
fácilmente prever el resultado letal.

5. ANTIJURIDICIDAD

Una vez que se ha determinado que en la conducta analizada concurren todos los elementos
objetivos y subjetivos que conforman la tipicidad del delito de lesiones leves previsto en el
artículo 122 del Código Penal, el Operador jurídico pasará de inmediato a analizar el segundo
elemento o nivel denominado antijuridicidad. Es decir, entrará a determinar si la conducta es
contraria al ordenamiento jurídico o, en su caso, concurre alguna causa de justificación de las
previstas y sancionadas en el artículo 20 del Código Penal. De ese modo, el operador jurídico
analizará si en las lesiones leves ocasionadas a la víctima concurre la legítima defensa o el
estado de necesidad justificante o el agente actuó por una fuerza fisica irresistible o compelido
por un miedo insuperable o en cumplimiento de un deber.

En la praxis judicial es frecuente encontramos con la legítima defensa como causa de exclusión
de antijuridicidad. Como ejemplo representativo tenemos la Ejecutoria Suprema del 05 de
marzo de 1998. En efecto, en ella el Tribunal Supremo de Justicia Penal en el Perú, enseña que
"teniéndose en cuenta que las lesiones corporales ocasionadas por Fernández Álvarez
estuvieron motivadas por la necesidad de defensa frente a la agresión ilegítima de que era
víctima de parte de Zambrano Quispe, a quien incluso en ningún momento provocó, sino que
este de manera injustificada e intencionalmente agredió a Fernández Álvarez causándose
daños patrimoniales y lesiones corporales conforme obra en el certificado médico legal de fojas
doce, es de apreciar que, en las circunstancia concreta, la silla metálico era el único objeto con
el cual el agraviado podía repeler la agresión, por lo que su respuesta se ajusta a los
requerimientos de la legítima defensa exigido por el inciso tercero del artículo veinte del
Código Penal, a saber: a) agresión ilegítima, b) necesidad racional del medio empleado para
impedirla o repelerla, y c) falta de provocación suficiente de quien hace la defensa, lo que, en
consecuencia, excluye la antijuridicidad del comportamiento siendo del caso declarar exento
de responsabilidad a Fernández Álvarez ").

Si se concluye que, en la conducta calificada de lesiones simples o menos graves, concurre


alguna causa de justificación, aquella conducta será típica pero no antijurídica y, por tanto, será
irrelevante pasar a analizar el tercer elemento del delito conocido como culpabilidad.
El consentimiento no se configura como una causa de justificación en el delito de lesiones, toda
vez que los bienes jurídicos que se protege como es "la integridad corporal" y "la salud" de las
personas no son de libre disposición por sus titulares. En otros términos, al no estar ante
bienes jurídicos de libre disposición, no se configura la causa de justificación recogida en el
inciso 10 del artículo 20 del Código Penal.

No obstante, resulta claro que, si en las lesiones simples ha mediado el consentimiento válido,
libre, espontáneo y expresamente emitido por la víctima con capacidad para prestarla, la pena
que se impondrá al acusado será mucho menor a aquel que actuó sin consentimiento de su
víctima. Es decir, el consentimiento prestado por la víctima solo tendrá relevancia penal al
momento que el juzgador individualice y gradúe la pena a imponer después del debido
proceso.

6. CULPABILIDAD

Si después de analizar la conducta típica de lesiones se llega a la conclusión que no concurre


alguna causa o circunstancia que lo justifique frente al ordenamiento jurídico, el operador
jurídico inmediatamente entrará a determinar si aquella conducta puede ser atribuida o
imputable a su autor o autores. En consecuencia, analizará si la persona a quien se le atribuye
la conducta típica y antijurídica es imputable penalmente, es decir, goza de capacidad penal,
para responder por su acto lesionante. En este aspecto, por ejemplo, tendrá que determinarse
la edad biológica del autor de las lesiones. "La minoría de edad constituye una causa de
inimputabilidad criminal, cuya importancia normativa supone una presunción legal iure et de
jure que incide en una dimensión biológica de la persona, por lo que bastará la sola
constatación de que el sujeto no haya alcanzado la mayoría de edad para fundar la exclusión de
su responsabilidad penar.

Luego, determinará si tenía conocimiento que su conducta de causar lesiones en su víctima era
antijurídica, es decir, contrario al ordenamiento jurídico del país. Pero de modo alguno se
requiere un conocimiento puntual y específico, sino simplemente un conocimiento paralelo a
la esfera de un profano, o, mejor dicho, un conocimiento que se desprende del sentido común
que gozamos todas las personas normales.

Al igual como ocurre con las lesiones graves, también es factible que se presente el error de
prohibición. Se producirá, por ejemplo, cuando el agente contando con el consentimiento de la
víctima le ocasiona lesiones leves, en la creencia que, al tener el consentimiento del sujeto
pasivo, no comete delito.

En cuanto el error culturalmente condicionado previsto en el artículo 15 del Código Penal,


debido que la integridad física y la salud de las personas es apreciada en todas las sociedades y
culturas ya sean occidentalizadas o nativas, solo puede servir para atenuar la pena al imputado
en razón que la comprensión del carácter delictuoso de su acto se halle disminuida.

Finalmente, cuando se concluya que el sujeto es capaz para responder penalmente por las
lesiones simples que ocasionó a su víctima y se determine que conocía que su acto era
contrario al ordenamiento jurídico, el operador pasará a determinar si el agente tenía o le era
posible comportarse conforme a derecho y evitar causar las lesiones menos graves. Si se
concluye que el agente no tuvo otra alternativa que causar las lesiones, no será culpable de la
conducta típica y antijurídica. Aquí nos estamos refiriendo al caso del estado de necesidad
exculpante cuya construcción tiene una larga tradición que se remonta al romano Karneades
como ya hemos tenido oportunidad de indicar.

7. CONSUMACIÓN

El injusto penal de lesiones menos graves o leves se perfecciona en el mismo momento que el
autor o agente intencionalmente ocasiona las lesiones en la integridad corporal o salud de la
víctima. En otros términos, hay consumación del delito de lesiones cuando el agente ha
conseguido realmente su objetivo propuesto, cual es lesionar a su víctima.

8. TENTATIVA

Al tratarse de un hecho punible de resultado dañoso para la salud y la integridad anatómica del
sujeto pasivo, resulta perfectamente posible que el actuar doloso del agente se quede en el
grado de tentativa. Ocurre, por ejemplo, cuando después de haber derribado al suelo a su
víctima de un empujón, el sujeto activo se dispone a golpearle con los pies, siendo cogido por
un tercero quien evita se produzca el resultado querido por el autor.

9. PENALIDAD

De presentarse la primera hipótesis del tipo penal del artículo 122, el autor será merecedor a
una pena privativa de la libertad que oscila entre dos días y dos años, unido a ello, a criterio del
juzgador, se le impondrá de sesenta a ciento cincuenta días multa.

De ocurrir el segundo supuesto, es decir lesiones simples seguidas de resultado letal, el autor
será merecedor de pena privativa de libertad, según sea el caso, de tres a seis años.

La mayor severidad de la pena en este último supuesto se explica por el hecho que al autor
también responde a título de culpa por la vida del sujeto pasivo. Se le reprocha la vulneración
del bien jurídico principal como es la vida, por su actuar negligente e imprudente.

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