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El emprendimiento de base tecnológica: características diferenciales

Chapter · January 2014

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Guillermo Andrés Zapata-Huamaní Sara Fernández-López


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Milagros Vivel Búa Isabel Neira


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CAPÍTULO 1. EL EMPRENDIMIENTO DE BASE TECNOLÓGICA;
CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES.

Guillermo Zapata Huamaní


Universidade de Santiago de Compostela
Departamento de Economía Financeira e Contabilidade
Avda. do Burgo, s/n., 15782 Santiago de Compostela
guillermo.zapata@usc.es, tfno: 981563100 ext 11687.

Sara Fernández López


Universidade de Santiago de Compostela
Departamento de Economía Financeira e Contabilidade
Avda. do Burgo, s/n., 15782 Santiago de Compostela
sara.fernandez.lopez@usc.es, tfno: 981563100 ext 11606.

Milagros Vivel Bua


Universidade de Santiago de Compostela
Departamento de Economía Financeira e Contabilidade
Avda. do Burgo, s/n., 15782 Santiago de Compostela
mila.vivel@usc.es, tfno: 981563100 ext 11621

Isabel Neira Gómez


Universidad de Santiago de Compostela
Departamento de Métodos Cuantitativos para a Economía e a Empresa
Avda. do Burgo, s/n., 15782 Santiago de Compostela
isabel.neira@usc.es , tfno: 981563100 ext 11547.

David Rodeiro Pazos


Universidade de Santiago de Compostela
Departamento de Economía Financeira e Contabilidade
Avda. do Burgo, s/n., 15782 Santiago de Compostela
david.rodeiro@usc.es, tfno: 981563100 ext 11585.

Resumen: La superación de la actual recesión económica pasa necesariamente por el


cambio a un nuevo modelo productivo basado en el conocimiento y en la innovación.
En este proceso, uno de los principales protagonistas son las empresas innovadoras y en
particular aquellas cuya innovación se sustente en una base tecnológica. Si es
generalmente aceptado que las empresas de nueva creación contribuyen a aumentar el
empleo e impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social de un país, a las
empresas de base tecnológica se les suele atribuir, en muchas ocasiones, un potencial
mayor. Bajo este supuesto, resulta crucial averiguar si existen factores diferenciales en
el proceso emprendedor de base tecnológica. De ahí que el objetivo de este trabajo sea
analizar, para el caso español y de un modo exploratorio, las características diferenciales
del «emprendedor tecnológico».
Palabras clave: Emprendimiento tecnológico, Nueva Empresa de Base Tecnológica
(NEBT), emprendedor tecnológico, características personales.

3
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

1.1. Introducción
El Consejo de Lisboa (2000) estableció como objetivo estratégico para la
primera década del siglo XXI que la Unión Europea se convirtiera en una economía
competitiva y dinámica basada en el conocimiento. La superación de la actual recesión
económica pasa necesariamente por el cambio a un nuevo modelo productivo basado en
el conocimiento y en la innovación dado que, como ya estableció Vannervar en 1945 en
el informe Science: the Endless Frontier, la investigación científica vinculada al
desarrollo tecnológico y a las empresas es la principal fuente de riqueza, progreso
económico y competitividad. De hecho, la inversión en I+D+i es un factor clave para
entender la generación y acumulación de conocimiento y capital tecnológico en una
economía (CDTI, 2009). En consecuencia, uno de los principales protagonistas de todo
este proceso son las empresas innovadoras y en particular aquellas cuya innovación se
sustente en una base tecnológica. Si es generalmente aceptado que las empresas de
nueva creación contribuyen a aumentar el empleo e impulsar el crecimiento económico
y el desarrollo social de un país, a las empresas de base tecnológica se les suele atribuir,
en muchas ocasiones, un potencial mayor (Oakey, 1995).
Bajo el supuesto de que el emprendimiento de base tecnológica es importante
para el crecimiento económico de un país, es crucial averiguar si existen factores
diferenciales en este proceso emprendedor. De ahí que el objetivo de este trabajo sea
analizar, para el caso español y de un modo exploratorio, las características diferenciales
del «emprendedor tecnológico».
Para ello, en primer lugar, se define qué se considera emprendimiento de base
tecnológica o «emprendimiento tecnológico», así como sus principales ventajas. A
continuación se describen los datos utilizados en nuestro análisis empírico.
Seguidamente, se cuantifica el emprendimiento tecnológico en España para pasar a
describir sus principales características diferenciales con respecto a tres aspectos: el
perfil socioeconómico y los factores psicosociales del emprendedor tecnológico, y la
caracterización de las iniciativas emprendedoras. Finalmente expondremos las
principales conclusiones obtenidas, así como las recomendaciones que se puedan
extraer del análisis realizado.
1.2. Concepto de empresas innovadoras y empresa de base tecnológica (EBT)
La literatura en no pocas ocasiones utiliza como sinónimos los conceptos de
empresa innovadora y empresa de base tecnológica. Sin embargo, conviene empezar
matizando las diferencias existentes entre ambas. En término generales, las empresas
innovadoras pueden definirse como aquellas que han introducido una innovación en un
período de tiempo concreto, ya sea desarrollada por ellas mismas, en colaboración con
terceros, o comprada a otra empresa (OCDE, 2005).
En este sentido, y desde una perspectiva teórica, el Manual de Oslo se focaliza
en la delimitación conceptual y metodológica de la innovación a nivel de empresa en los
sectores manufacturero, primario y de servicios. Si bien en las primeras ediciones
(1992, 1997) sólo consideraba como innovación aquella que se producía en productos y
procesos, la última edición, correspondiente al año 2005, incluye las innovaciones que
se producen en los ámbitos de la mercadotecnia y la organización, sobre todo, para
considerar estas últimas, innovaciones que no tienen una naturaleza tecnológica. De esta
forma, el Manual de Oslo define la innovación como «la introducción de un nuevo, o
significativamente mejorado, producto (bien o servicio), de un proceso, de un nuevo
método de comercialización o de un nuevo método organizativo, en las prácticas

5
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

internas de la empresa, la organización del lugar de trabajo o las relaciones exteriores»


(OCDE, 2005; p. 56).
Por tanto, este marco conceptual pone de relieve que no pueden identificarse las
empresas innovadoras exclusivamente con las empresas de base tecnológica, puesto que
pueden existir innovaciones que no pueden ser calificadas como «tecnológicas».
Concretamente, el Manual de Oslo establece que sólo las innovaciones en productos y
procesos están estrechamente vinculadas con los conceptos de innovación tecnológica
(OCDE, 2005)1.
Por su parte, la definición pionera de nuevas empresas de base tecnológica
(NEBTs) fue realizada por Little (1977), quien, adoptando una visión restrictiva, las
describió como empresas independientes, menores de 25 años y cuya actividad principal
es la explotación de alguna invención o innovación tecnológica que implique la
asunción de riesgos tecnológicos sustanciales. Otra definición posterior, y también
restrictiva, es la de Sherman y Burrell (1988), quienes consideran que las NEBTs son
aquellas compañías nuevas e independientes que con su actividad establezcan la
aparición de nuevas industrias. Por su parte, Butchart (1987) establece que las empresas
calificadas como de «alta tecnología» serán únicamente aquellas que, en relación con
otras empresas, tengan unos gastos en investigación y desarrollo sobre ventas superiores
a la media, o que dispongan en su plantilla de trabajadores de científicos e ingenieros
más cualificados.
Las anteriores definiciones podrían calificarse como definiciones estrictas de
EBT (Fariñas y López, 2006; Storey y Tether, 1998). En principio, según estas
definiciones, toda EBT podría ser considerada una empresa que realiza innovación
tecnológica. Ahora bien, el acotar de este modo el concepto de EBT limita demasiado el
alcance conceptual y, por tanto, no es adecuado para el desarrollo de investigaciones
empíricas.
En consecuencia, como señalan Fariñas y López (2006), los estudios adoptan
una conceptualización más amplia de EBT asumiendo que una empresa realiza una
actividad tecnológica sofisticada si opera en un sector de alta tecnología. Por tanto,
dentro de las definiciones amplias de EBT se enmarcarían aquella que hacen referencia
al sector de actividad en el que opera la empresa. En esta línea, Storey y Tether (1998)
encontraron diversos trabajos que definen las EBTs como pequeñas y nuevas empresas
independientes que operan en sectores de alta y media-alta tecnología. De hecho,
Gassler (1998) también las define como empresas independientes y nuevas en el
mercado, pero, a mayores, concreta que serán aquellas cuya actividad se desarrola en los
sectores de alta tecnología propuestos por la OCDE.
Así, para poder clasificar los distintos sectores atendiendo a su tecnología, la
OCDE (1995) estudió, a partir de su base de datos ANBERD (Analytical Business
Enterprises Research and Development Database), la intensidad media de I+D de los
grupos industriales de cinco dígitos, los códigos denominados WZ79. Dicho estudio se

1
En esta línea, incluso el Manual de Oslo identifica una nueva modalidad de innovación denominada
social, además de la dicotomía tecnológica – no tecnológica. De esta forma, si bien a innovación
tecnológica y no tecnológica están estrechamente vinculadas a la empresa y tienen una orientación al
mercado, la innovación social estaría más vinculada al sector público en actividades sociales, culturales y
artísticas, entre otras, y está orientada a la mejora de la calidad de vida de la población. Como señala
Echevarría (2008), la consideración de la innovación social supone un nuevo reto a la hora de identificar
y seleccionar un marco de indicadores adecuados para la innovación.

6
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

limitó a los sectores manufactureros al no existir información relativa a los servicios,


obteniéndose las categorías alta, media y baja tecnología, para los períodos 1970-1980 y
1980-1995. Posteriormente, la OCDE presentó en el año 2001 una nueva clasificación
para el período 1991-1997 en el que las intensidades directas de I+D se calculaban a
partir de dos medidas de la producción, esto es, valor de la producción y valor añadido.
A partir de la clasificación propuesta por la OCDE, Eurostat (1999) estableció
correspondencias con los sectores de la NACE Rev. 1 (Nomenclatura de Actividades
Económicas de la Comunidad Europea). Centrándonos en España, el Instituto Nacional
de Estadística (INE) elabora sus estadísticas partiendo de la clasificación de la OCDE
correspondiente al año 2001 y tienen en cuenta la recomendación de Eurostat de
segmentar los sectores a tres dígitos de la NACE (Tabla 1). Así, sus publicaciones
caracterizan la alta tecnología por una rápida renovación de conocimientos, una gran
complejidad y la exigencia de un continuo esfuerzo en investigación y una sólida base
tecnológica. En concreto, para desarrollar el trabajo estadístico se recurre a una
enumeración de las ramas de actividad (enfoque por sectores) y de los productos
(enfoque por productos) que se consideran de alta tecnología.
Tabla 1: Sectores de Alta y Media-Alta Tecnología según el INE (CNAE-93
Sectores Rev. 1)
Sectores manufactureros de tecnología alta
244 Industria farmacéutica
30 Maquinaria de oficina y material informático
321 Componentes electrónicos
32-321 Aparatos de radio, TV y comunicaciones
33 Instrumentos médicos, de precisión, óptica y relojería
35.3 Construcción aeronáutica y espacial
Sectores manufactureros de tecnología media-alta
24-244 Industria química excepto industria farmacéutica
29 Maquinaria y equipos
31 Maquinaria y aparatos eléctricos
34 Industria automóvil
35-353 Construcción naval, ferroviaria, de motocicletas y
bicicletas y de otro material de transporte
Servicios de alta tecnología o de punta
64 Correos y telecomunicaciones
72 Actividades informáticas
73 Investigación y desarrollo
Fuente: INE (2010)
Por tanto, cuando se sigue una definición de EBT amplia o basada en el sector de
actividad, no necesariamente tiene que existir una coincidencia entre EBT y empresa
que desarrolla innovación tecnológica, incluso, ni siquiera innovación (ver Gráfico 1).

7
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

Gráfico 1: Empresas innovadoras versus EBTS

Empresas innovadoras

Innovación en producto
/servicio + proceso
(Innovación tecnológica)

EBT
(definición
estricta)

En definitiva, no existe una definición unívoca de EBT, de modo que la


información y datos con los que se cuenta conlleva que la conceptualización de NEBTs
finalmente esté sujeta a datos estadísticos (CDTI, 2007). De hecho, Fariñas y López
(2006) indican que al margen del criterio, amplio o estricto, que se utilice deberán ser
empresas de reciente creación y propiedad independiente. En este trabajo, seguimos una
definición amplia de NEBT o de emprendimiento tecnológico.
1.3.Ventajas del emprendimiento tecnológico
El conocimiento, la investigación y la innovación son de vital importancia para
la competitividad de la economía moderna así como para el bienestar (OCDE, 2009).
Así, las empresas intensivas en conocimiento y tecnología no sólo influyen a nivel
global, favoreciendo la creación de riqueza, sino también en su entorno más próximo,
dinamizando el tejido industrial en el que se encuentran.
En este sentido, y tras la revisión de numerosos trabajos, Aspelund et al. (2005)
concluyen que la aparición de NEBTs tiene efectos positivos en el desarrollo
económico. Dichas empresas constituyen un verdadero motor para el crecimiento de la
economía y del empleo y varios países europeos han tomado como referencia la
experiencia de Estados Unidos a la hora de establecer y fijar políticas en este sentido
(Bower, 2003). En la misma línea, Merino y Villar (2007) destacan la importancia de
las potencialidades que tiene el I+D para el desarrollo de la economía regional. Además,
Giovannetti et al. (2007) señalan que las empresas de reciente creación incrementan la
presión competitiva sobre las ya establecidas, aumentando la eficiencia, y mejoran la
productividad y la internacionalización, estimulando la innovación y la adopción de

8
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

nuevas tecnologías. Por tanto, las EBTs son capaces de incorporar tecnologías punteras,
contribuyendo al crecimiento económico de los países y estimulando los sistemas
nacionales de innovación a través de la transferencia de conocimiento (CDTI, 2007).
Potencializan el tejido tecnológico y el desarrollo económico de las regiones actuando
como catalizador del cambio tecnológico (Palacios et al., 2005). El desarrollo
económico implica cambios en el uso de los factores de producción, para ello el uso de
la tecnología es elemental. Las EBT participan activamente en estos cambios de nivel
estructural auspiciando el proceso de transición de actividades secundarias a terciarias y
cuaternarias. (Gassler, 1998).
Ahora bien, las NEBTs no sólo son una fuente de empleo en sentido estricto
(Gassler, 1998), sino que destacan porque este es de calidad. En este sentido, Palacios et
al. (2005) indican que el empleo generado es de alta cualificación y aporta valor
añadido al entorno industrial. Los centros públicos de investigación no pueden ofrecer,
por lo general, un puesto de trabajo a todo el personal de alta cualificación técnica que
generan. Por este motivo, las NEBTs constituyen una buena alternativa laboral para
estos profesionales, siendo el autoempleo la modalidad laboral escogida para el
desarrollo profesional (Merino y Villar, 2007). De hecho, aun siendo modesta, la tasa de
crecimiento de empleo que representa este tipo de empresas es superior a la de otras de
reciente creación (Storey y Tether, 1998). En el caso particular de España, el CDTI
(2009) constató que el empleo aumentó en un 2% adicional cuando la empresa incurrió
en gastos de investigación y desarrollo en los años 2005 y 2006.
Otro beneficio que puede atribuirse a las NEBTs es su alto potencial de
crecimiento y, como señala Ventakaraman (2004), influyendo positivamente en su
entorno más próximo y dinamizando el tejido industrial en el que se ubican. En este
sentido, el trabajo de Almus y Nerlinger (1999) muestra que las mayores tasas de
crecimiento en Alemania Occidental corresponden a estas empresas. De igual modo,
Motohashi (2005) demuestra que las empresas japonesas más jóvenes y de menor
tamaño son las que presentan mayor productividad en las inversiones en investigación y
desarrollo y un crecimiento más elevado del valor añadido. Por su parte, en España,
para los años 2005 y 2006, las empresas innovadoras registraron un incremento
adicional del 2% en sus cifras de ventas, además de disfrutar de una mayor presencia en
mercados internacionales (CDTI, 2009).
Otra ventaja de las NEBTs es su rol estratégico como vehículos de transferencia
tecnológica siendo esta eje de competitividad y bienestar, y que cada vez mas viene
demandando un papel protagónico en el proceso de innovación (Merino y Villar, 2007).
El vínculo Universidad-Empresa representa un punto crítico en la creación, desarrollo y
consolidación de las NEBTs dado que muchas de ellas nacen en centros de
investigación universitarios en forma de spin-off, materializando la transferencia
tecnológica y estrechando la relación Universidad-Empresa (Palacios et al., 2005). En el
trasfondo no es más que la mejora sustancial de las relaciones interinstitucionales de
I+D (Merino y Villar, 2007) convirtiéndose en fuente de innovación, promoviendo el
cambio tecnológico con el desarrollo de nuevos productos, técnicas o servicios, o
incluso estimulando a las empresas existentes a innovar (Gassler, 1998).
1.4.La muestra y los datos
Como ya se mencionó, el objetivo de este trabajo es analizar desde una
perspectiva descriptiva las características diferenciales del «emprendedor tecnológico»
en España. Para ello vamos a utilizar información facilitada por la encuesta

9
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

correspondiente al año 2012 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), más


conocido como Proyecto GEM.
El Proyecto GEM se puso en marcha para lograr la medición y caracterización
de la actividad emprendedora a nivel global; se trata de un observatorio de
emprendimiento ideado por los doctores Michael Hay y Bill Bygrave de la London
Business School y del Babson College, respectivamente, en el año 1997 y desarrollado
por el doctor Paul Reynolds en lo que a su parte técnica se refiere durante los primeros
siete años.
El proyecto parte de una encuesta a la población adulta, en la que se trata de
determinar la intencionalidad emprendedora de la población de los países y regiones
objeto de análisis. Para caracterizar dicho emprendimiento se crea el Índice TEA (Total
Entrepreneurial Activity Index) que mide la actitud emprendedora de un determinado
territorio en las distintas etapas del proceso emprendedor identificadas por la
metodología GEM (potencial, incipiente y consolidado). Este indicador ofrece
información acerca del espíritu emprendedor de la población, entendiendo este no solo
desde el punto de vista mercantil y de creación de empresas, sino desde el punto de vista
de puesta en marcha y gestión de iniciativas.
En particular, dentro de dicho índice TEA puede diferenciarse el
emprendimiento que hemos denominado tecnológico gracias a que el cuestionario
incluye una pregunta acerca del nivel tecnológico del sector en el que se ubican las
iniciativas emprendidas. En este sentido, da opción de seleccionar entre las respuestas
«Sector de alta tecnología», «Sector de media tecnología» y finalmente «Sector no
tecnológico o de baja tecnología», siguiendo dicha clasificación la propuesta por la
OCDE. En este trabajo hemos agrupado como emprendimiento tecnológico aquellas
iniciativas que han seleccionado las primeras dos opciones, y el resto como
emprendimiento no tecnológico.
El trabajo de campo de la encuesta GEM 2012 se realizó entre los meses de abril
y julio de 2012 a una muestra de 21.900 ciudadanos con residencia en España y edades
comprendidas entre los 18 y los 64 años.
1.5.Las iniciativas de base tecnológica: presencia y motivación
El índice TEA incipiente, que mide el porcentaje de la población con edades
entre 18 y 64 años involucrada en una actividad emprendedora de reciente creación
(hasta 42 meses de actividad) en los últimos 12 meses, alcanzó para España en 2012 un
valor de 5,70%, cifra que, en número de individuos, se corresponde con una estimación
de 1.701.136 ciudadanos involucrados en alguna iniciativa empresarial incipiente. Por
su parte, el TEA correspondiente a las iniciativas ubicadas en sectores de media y alta
tecnología es relativamente bajo, pues representa el 0,57% de toda la población (Tabla
2).
Por tanto, del total de iniciativas emprendedoras iniciadas en 2012 un 9,92%
sería de base tecnológica. Este porcentaje es más elevado que el identificado por Fariñas
y López (2006) para 2004, según el cual, aproximadamente el 3% de la población
empresarial podría considerarse EBT. La razón de esta diferencia podría deberse a que

10
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

su base de datos parte de empresas con al menos un asalariado, mientras que GEM
considera también el empleo autónomo2.
Tabla 2: TEA atendiendo a su nivel tecnológico
2012
Nº %
Emprendedor Tecnológico 168.787 0,57
Emprendedor No Tecnológico 1.532.349 5,13
Emprendedor 1.701.136 5,70
Fuente: Elaboración propia a partir de GEM España 2013
En cualquier caso, el bajo porcentaje que representan las EBTs, no solo en
España sino también en Europa (Storey y Tether, 1998), es tema de preocupación de los
agentes que buscan promover este tipo de emprendimiento. En esa tarea, conocer su
principal motivación es importante con el objetivo de potenciarlo y detectar otros
factores que determinen su puesta en marcha. Según la metodología GEM son tres las
motivaciones principales que se encuentran implicadas en la iniciativa empresarial:
aprovechamiento de una oportunidad de negocio, necesidad o carencia de alternativas
profesionales y finalmente una posición intermedia entre las dos anteriores.
Como muestra la Tabla 3, si bien la mayoría de iniciativas emprendedoras en el
2012 han venido motivadas por la percepción de alguna oportunidad de negocio
(72,22%), cuando este análisis se repite para el emprendimiento de base tecnológica, el
porcentaje de iniciativas por oportunidad es superior en el emprendedor tecnológico
(83,06%) en relación a los emprendedores no tecnológicos (71,02%). Por tanto, el
emprendimiento tecnológico constituye a priori un emprendimiento de mayor calidad.
Tabla 3: Motivación para emprender (% de iniciativas emprendedoras atendiendo
a su nivel tecnológico)
Emprendedor Emprendedor
Emprendedor
No Tecnológico Tecnológico
Oportunidad 71,02 83,06 72,22
Necesidad 27,20 11,29 25,62
Otro motivo 1,78 5,65 2,16
Fuente: Elaboración propia a partir de GEM España 2013
1.6.Perfil socioeconómico del emprendedor tecnológico
En la presente sección se describen los principales rasgos socioeconómicos que
caracterizan al emprendedor y que aparecen resumidos en la (Tabla 4). En la selección
de tales características, si bien se han analizado todos los aspectos encuestados en la
metodología GEM, se ha optado por comentar solo aquellos para los que existen
diferencias significativas o porcentuales elevadas entre emprendedores tecnológicos y
no tecnológicos.

2
Posteriormente, Fariñas y López (2006) aún restringen más la definición de EBT adoptando dos
definiciones posibles, por lo que reducen la presencia de EBTs en la población empresarial española a
porcentajes iguales o inferiores al 0,3%. Un enfoque de este tipo no es posible en base a los datos que
recaba el proyecto GEM.

11
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

Tabla 4: Perfil socioeconómico del emprendedor (% de iniciativas emprendedoras


atendiendo a su nivel tecnológico)
Emprededor Emprendedor
No Tecnológico Tecnológico
Hombre 64,06 76,61
Sexo*
Mujer 35,94 23,39
Sin estudios 0,45 -
Obligatorios 22,82 4,03
Nivel de estudios* Bachillerato 12,40 8,06
FP 25,43 29,03
Universitarios 38,90 58,87
Posesión de Si 51,56 53,23
formación
No 47,20 46,77
específica para
emprender NS/NC 1,25 -
Emprendedores <20,000 40,05 31,17
en función 20,000 - 30,000 22,18 19,48
de la renta <30,000 37,77 49,35
Entorno rural Rural 13,43 2,44
o urbano* Urbana 86,57 97,56
Inversor No 93,81 88,71
Informal* Si 6,19 11,29
Nota: * Indica la existencia de diferencias significativas en la variable analizada entre
emprendedores tecnológicos y no tecnológicos.
Fuente: Elaboración propia a partir de GEM España 2013
En general, en España la iniciativa emprendedora por parte de las mujeres es
inferior a la de los hombres, tal y como ponen de manifiesto los informes que publica
anualmente el Proyecto GEM. En el emprendimiento de base tecnológica el porcentaje
de iniciativas emprendedoras masculinas también es superior al de las iniciativas
femeninas. Así, las iniciativas emprendedoras impulsadas por hombres en el
emprendimiento calificado cómo tecnológico y no tecnológico son del 76,61% y del
64,06% respectivamente, lo que indica que la presencia masculina es más fuerte en el
primero con una diferencia significativa de más de 10 puntos. Estos resultados
coinciden con los encontrados para Reino Unido por Westhead y Storey (1994) y
Harvey (1994).
Según Rodríguez et al. (2013), esta menor presencia femenina en dicho
emprendimiento es atribuida por la literatura a dos tipos de razones. En primer lugar, se
encuentran las barreras tradicionalmente asociadas al emprendimiento femenino que, al
centrarse en el emprendimiento tecnológico, se agudizan. En particular:
1. Los sectores de alta tecnología, además de tener una escasa presencia de
liderazgo femenino, se han caracterizado por ser sectores a los que se le atribuye
un carácter individualista y competitivo (Mayer, 2008).
2. La motivación para constituir un negocio por parte de las mujeres en mayor
parte viene motivada por la necesidad de buscar una armonía entre la vida

12
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

laboral y familiar, lo que puede conllevar a que dichas iniciativas se orienten a


sectores que demanden una dedicación menos intensa que el tecnológico (Ruiz
et al., 2012), en donde las horas de trabajo requeridas y el alto grado de
flexibilidad pretendida entran en conflicto con las responsabilidades familiares
de los trabajadores (Mayer, 2008).
3. La dificultad de acceso al financiamiento para los emprendimientos promovidos
por las mujeres, representa en sí una de sus principales barreras para llevarlos a
cabo (Eurochambres, 2004), cobrando mayor importancia en sectores con altas
exigencias de inversión como los sectores tecnológicos (Ruiz et al., 2012).
Aunque las entidades financieras cuando tienen que conceder financiamiento
identifican como menos rentables a los sectores donde las mujeres constituyen
habitualmente sus actividades, dado que son sectores convencionales donde los
márgenes de beneficios son bajos, cuando ellas emprenden en sectores
tradicionalmente masculinos nuevamente son consideradas deudores de mayor
riesgo ya sea porque las entidades consideran que tienen poca experiencia o que
la que tienen resulta escasa en sectores competitivos (Neergaard et al., 2006).
Por otra parte podemos encontrar otros factores de carácter específico del
emprendimiento femenino atendiendo al nivel tecnológico. La baja inmersión de las
mujeres en el emprendimiento de carácter tecnológico suele tener relación además con
su presencia reducida en titulaciones de donde emergen mayoritariamente este tipo de
emprendimientos. Sería el caso de las enseñanzas técnicas, donde suelen nacer empresas
en base al desarrollo de nuevas tecnologías derivadas de las actividades de
investigación. A esto cabe añadir que la tasa de presentación de tesis doctorales de
mujeres es menor en comparación a la de los hombres, situación que resulta critica en la
promoción del emprendimiento tecnológico en la medida que muchas de las empresas
generadas a partir de las ciencias experimentales resultan ser el desarrollo de
investigaciones concebidas en las tesis doctorales.
Detrás de los dos aspectos anteriores podría estar el mayor temor al fracaso por
parte de las mujeres. Hace algunas décadas la presencia de las mujeres en estudios
universitarios era escasa y tendían a realizar estudios que por tradición eran femeninos y
que se percibían como de menos rigurosidad. Esto podría explicarse por una potencial
frustración que una vez iniciado sus estudios no poder culminarlos. Lo que acarrearía
actualmente la menor presencia de las mujeres en carreras técnicas caracterizadas por
mayores tasas de abandono y fracaso, de la misma manera en cuanto a la realización de
las tesis doctorales que tiene la carga de contener una mayor incertidumbre sobre su
culminación (Vivel et al., 2011).
Así pues, encontramos que el emprendimiento de base tecnológica tiene el
mismo comportamiento que el emprendimiento en general con respecto a la
participación de las mujeres, la cual se distingue por sus menores proporciones de
presencia. Incluso en países en donde las mujeres están teniendo un aumento de
participación en el emprendimiento tecnológico se está produciendo una nueva
segmentación dentro de las mismas, así las emprendedoras inician actividades en el
sector tecnológico en negocios tipificadas para mujeres tales como servicios de
consultoría y gestión, servicio de investigación, publicación de software o servicios de
diseño de sistemas, y no así en los sectores productivos de alta tecnología, tipificados
para hombres, donde la participación femenina esta nuevamente ausente (ver Mayer
(2008) para el caso estadounidense).

13
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

Los emprendedores en España se caracterizan por tener un nivel de estudios alto.


Ahora bien, existen diferencias significativas en este aspecto entre los emprendedores
tecnológicos y los no tecnológicos. En los primeros, prácticamente un 60% cuenta con
estudios universitarios, frente al 40% de los no tecnológicos. Estos datos coinciden con
los encontrados directamente en Bélgica por Donkels (1989), Finlandia por Autio et al.
(1989) y Reino Unido por Westhead y Storey (1994), donde el 80% de los fundadores
de las EBTs analizadas por los autores había cursado estudios de educación superior.
Resultados similares también pueden inferirse para Francia, Irlanda y Suecia donde
algunas muestras de EBTs muestran cómo sus fundadores han estado ocupados
anteriormente en instituciones de educación superior (Storey y Tether, 1998). Por tanto,
estas cifras parecen indicar que el emprendimiento tecnológico tiene como plataforma
los conocimientos técnico-científicos desarrollados por emprendedores con formación
universitaria.
Para la puesta en marcha de una empresa de base tecnológica se precisa la
formación cualificada de sus fundadores no solo en el ámbito de la tecnología que
manejan, sino también en el ámbito de la gestión empresarial. Cuando se analiza la
disposición de formación específica para emprender, prácticamente no existe
diferenciación entre los emprendedores tecnológicos y no tecnológicos, pues poco más
de la mitad considera que posee conocimientos específicos para emprender. Este
resultado, en el caso de los emprendedores tecnológicos, coincide con el perfil que le
asignan Palacios et al. (2005) y Merino y Villar (2007) al describirlos cómo tecnólogos
cuyo equipos humanos suelen presentar una alta cualificación científica junto con una
acentuada carencia de formación en las áreas de gestión y comercialización de sus
productos y/o servicios. Este aspecto puede tener consecuencias directas en la
supervivencia de las iniciativas empresariales puestas en marcha. En particular, en el
caso del emprendimiento de base tecnológico surgido en el ámbito universitario el
fracaso puede atribuirse en numerosas ocasiones a problemas con el equipo gestor, ya
que el desarrollo de un negocio difiere en gran medida del de un laboratorio de
investigación (Timmons, 1994).
Por lo que respecta al nivel de renta de los emprendedores, entre los
tecnológicos aproximadamente un 50% tiene niveles superiores a 30.000 euros anuales,
lo que, aún no existiendo diferencias significativas, contrasta con los no tecnológicos,
donde el 40% de los encuestados se encuentran por debajo de 20.000 euros anuales3.
Este resultado, que puede venir explicado en parte por la correlación que suele existir
entre educación e ingresos, no es comparable con los de otros trabajos, puesto que no
hemos encontrado estudios que analicen si existen diferencias en dicho aspecto.
Si bien la amplia mayoría de iniciativas emprendedoras puestas en marcha en
España se llevan a cabo principalmente en áreas urbanas. Existen diferencias
significativas de tal forma que solo un 2,44% del emprendimiento tecnológico tiene
lugar en entornos rurales frente al 13,43% del no tecnológico. Estos resultados
coinciden de nuevo con lo que sucede en la mayoría de países europeos, donde la
distribución de EBTs es similar a la distribución de la población y/o de las empresas en
general, esto decir, se concentra en torno a las principales áreas urbanas (Storey y

3
Cabe indicar que la variable nivel de renta está asociada a una pregunta que al momento de recogida de
la información no todos los encuestados contestan, vale decir que hay que ser cuidadosos si lo que se
quiere es realizar un análisis comparativo.

14
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

Tether, 1998). Además, en el caso de las EBTs existe una marcada tendencia a ubicarse
geográficamente formando clusteres (Mayer, 2008). Esto se debe a una concentración
de los medios físicos necesarios para el emprendimiento tecnológico en las ciudades, así
como a una mayor proximidad a recursos humanos con una alta cualificación, como la
que se precisa en este tipo de empresas, y a infraestructuras científicas y tecnológicas,
tales como instituciones de educación superior, centros de investigación o parques
tecnológicos y científicos, que facilitan el flujo de conocimientos e información con este
tipo de empresas (Cooper y Folta, 2000; Feldman, 2001).
Si bien, la presencia de emprendedores como inversores informales en
iniciativas empresariales ajenas a la propia es muy reducida, en términos comparativos
ofrece interesantes resultados con diferencias significativas4. Así, los emprendedores
tecnológicos que participan como inversores informales representan, en términos
porcentuales y de forma comparada, aproximadamente el doble con respecto a los no
tecnológicos, con un porcentaje del 11,29% frente al 6,19% respectivamente. Este
resultado puede atribuirse en parte a que los emprendedores tecnológicos se asocian a
personas «amantes del riesgo» (Storey y Tether, 1998), en relación al resto de
emprendedores y a la población en general. La aversión al riesgo es una variable
determinante a la hora de convertirse en inversor (Laakso, 2010) de modo que cuanto
menor sea dicha aversión, mayor será la propensión del individuo a «apostar» su dinero
en negocios promovidos por terceros. De nuevo, este resultado no es comparable con
los de otros trabajos, puesto que no hemos encontrado estudios que analicen si existen
diferencias en dicho aspecto.
1.7.Caracterización de las iniciativas emprendedoras
En este epígrafe se caracterizará el comportamiento de las actividades de
emprendimiento (ver Tabla 5) en base a aquellos aspectos en los que se han encontrado
diferencias significativas o porcentuales elevadas entre emprendedores tecnológicos y
no tecnológicos. Sin embargo, no se han podido establecer comparaciones con los
resultados de trabajos similares, dado que las características que se analizan a
continuación no han sido estudiadas en el ámbito del emprendimiento tecnológico.
En lo que respecta al número de propietarios de las iniciativas, aunque las
diferencias porcentuales no son significativas, se detecta que la tendencia a emprender
de forma individual (un propietario) es mayoritaria en el emprendedor no tecnológico
(55,25%), mientras que el emprendedor tecnológico muestra una mayor propensión al
emprendimiento conjunto (52,85%). Estos datos dan a entender que los fundadores de
negocios de base tecnológica precisan de un trabajo en equipo en mayor medida que los
de carácter no tecnológico.
El número de trabajadores es otra forma de medir la dimensión de las iniciativas
empresariales. No obstante, los datos relativos a este ámbito han de interpretarse con
cautela, ya que solo un 50% aproximadamente de los emprendedores responde a esta
cuestión. En términos generales, las iniciativas empresariales en su mayoría (más del
50%) trabajan sin empleados, aunque esta proporción es mayor en el emprendimiento
tecnológico (un 70% de iniciativas). Estas cifras indicarían que la gran mayoría de
iniciativas puestas en marcha, incluidas las de base tecnológica, responden al
autoempleo.

4
Diferencias significativas a un nivel del 10%.

15
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

Tabla 5: Caracterización de las iniciativas emprendedoras (% de iniciativas


emprendedoras atendiendo a su nivel tecnológico)
Emprendedor Emprendedor
No Tecnológico Tecnológico
Número de Un propietario 55,25 47,15
propietarios Varios propietarios 44,75 52,85
Sin empleados 55,60 69,01
Número de De 1 a 5 38,45 21,13
empleados De 6 a 19 5,05 9,86
>=20 0,90 0,00
No innovadora 60,18 40,32
Parcialmente
Grado de 22,04 27,42
innovadora
innovación*
Totalmente
17,78 32,26
innovadora
Tecnología antigua 69,66 56,45
Tecnología reciente
Uso de la 18,06 29,03
(1-5 años)
tecnología*
Tecnología nueva
12,28 14,52
(menos de 1 año)
Nivel de Competencia 85,94 92,00
competencia Sin competencia 14,06 8,00
Sin expansión 54,09 35,77
Alguna expansión sin
33,63 49,59
Nivel de uso de nuevas tec.
expansión* Alguna expansión
10,32 14,63
con
Notable expansion 1,96 -
Nota: * Indica la existencia de diferencias significativas en la variable analizada entre
emprendedores tecnológicos y no tecnológicos.
Fuente: Elaboración propia a partir de GEM España 2013
Tal y como se vio, la innovación es un concepto muy amplio que puede
desarrollarse dentro de cualquier función empresarial. Sin embargo, el cuestionario
GEM hace referencia a la innovación relacionada con los productos o servicios que
ofrecen las iniciativas empresariales a sus clientes. Por tanto, estaría en la línea de
innovación tecnológica. En este sentido, las iniciativas tecnológicas tienen un carácter
mayoritariamente innovador (un 60% de iniciativas), existiendo diferencias
significativas en este ámbito con respecto a las iniciativas no tecnológicas (un 40%). Es
más, el cuestionario proporciona información más detallada en cuanto a los
emprendedores innovadores. En las iniciativas tecnológicas no solo pesan más las
innovadoras, sino también las totalmente innovadoras (32,26% frente a un 27,42% de
innovación parcial)5. Lo que indica que las iniciativas empresariales de carácter

5
En este aspecto, la encuesta ofrece como opción de respuesta tres alternativas en cuanto a la innovación
del producto las cuales son: «Nada innovador», «Innovación parcial» e «Innovación total» de las cuales

16
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

tecnológico, además de ser innovadoras en su mayoría, proponen innovaciones de


mayor impacto al ofrecer productos o servicios totalmente innovadores. Por tanto, se
verifica que cuando se utiliza una definición amplia de EBT, como es el caso de nuestro
análisis, no todas tienen que ser ni innovadoras ni innovadoras tecnológicas.
El uso de las tecnologías recientes o nuevas está extendido entre el 43,55% de
las iniciativas de base tecnológica, porcentaje que supera al 30,34% de las iniciativas no
tecnológicas, marcando diferencias significativas entre ambos tipos de emprendimiento.
Pese a esto, la tecnología usada por las iniciativas de carácter tecnológico es
mayoritariamente reciente (1 a 5 años) más que nueva (menos de 1 año), un 29,03%
frente a un 14,52% respectivamente.
El nivel de competencia percibido por los emprendedores es elevado,
especialmente en el ámbito de las iniciativas tecnológicas (un 92%). Estas cifras podrían
venir explicadas por el hecho de que los sectores de base tecnológica son percibidos
como altamente competitivos (Mayer, 2008).
Finalmente, el emprendedor tecnológico presenta una mayor vocación de
expansión (un 64,23% de las iniciativas), que los no tecnológicos. Ahora bien, viendo
en qué forma están pensando en llevar a cabo la expansión, encontramos que la
expansión más típica en el sector tecnológico ocurrirá sin hacer uso de las nuevas
tecnologías (49,59%)
1.8.Factores psicosociales del emprendedor tecnológico
Finalmente, en esta sección se describen los principales factores psicosociales
que caracterizan al emprendedor y donde se han hallado diferencias porcentuales y de
significatividad importantes (Tabla 6). En particular, hemos dividido en dos grupos este
tipo de indicadores; el primero enfocado a medir percepciones y actitudes que tiene el
emprendedor sobre sí mismo; y el segundo enfocado sobre las percepciones y actitudes
del entono social según el emprendedor.

se considera que son iniciativas innovadoras aquellas que han contestado las dos últimas opciones y las
demás como iniciativas no innovadoras.

17
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

Tabla 6: Factores psicosociales del emprendedor (% de iniciativas emprendedoras


atendiendo a su nivel tecnológico)
Emprendedor Emprendedor
No Tecnológico Tecnológico
Posesión de
Percepciones y capacidades/conoci No 11,58 5,65
actitudes mientos, habilidades
intrapersonales y experiencia para Si 88,42 94,35
emprender*
Sociedad
Preferencia por 28,94 40,34
Competitiva
Percepciones y una sociedad
Sociedad
actitudes del competitiva* 71,06 59,66
No Competitiva
entorno
Nuevo negocio No 38,35 50,82
como opción de
carrera* Si 61,65 49,18
Nota: * Indica la existencia de diferencias significativas en la variable analizada entre
emprendedores tecnológicos y no tecnológicos.
Fuente: Elaboración propia a partir de GEM España 2013
Dentro de las percepciones y actitudes intrapersonales destaca el hecho de que
los emprendedores tecnológicos perciben que cuentan con capacidades/conocimientos,
habilidades y experiencia para emprender un nuevo negocio en mayor medida que los
no tecnológicos (un 94,35% frente a un 88,42%), existiendo diferencias significativas.
Estos datos podrían obedecer a una mayor confianza en sí mismos por parte de los
emprendedores no tecnológicos, ya que cuando se analizó el hecho de si habían recibido
formación específica para emprender, apenas existían diferencias entre ambos tipos de
emprendedor.
Por su parte, el resto de percepciones y actitudes intrapersonales encuestadas por
el informe GEM son tres: 1) el conocimiento personal de personas que han iniciado un
negocio (en los dos últimos años), 2) la percepción de oportunidades para llevar a cabo
un nuevo negocio, y 3) el temor al fracaso. En ninguno de ellos, se reflejaron diferencias
importantes en términos porcentuales ni de significatividad en el análisis comparativo
entre ambos tipos de emprendedores. Así, en general en torno al 65% de los
emprendedores tecnológicos manifiesta conocer a personas que han iniciado algún
negocio, el 28% de los mismos percibe oportunidades para llevar a cabo una nueva
iniciativa en su área habitual de residencia, y el 33% considera que es su temor al
fracaso lo que le impide iniciar un negocio.
Las percepciones y actitudes que tiene la sociedad española hacia el
emprendimiento son importantes para los emprendedores en la medida en que
constituyen su marco referencial inicial y que determinan de forma directa su
comportamiento. Así, ante la cuestión para conocer cuál es la actitud de la sociedad
española hacia que todos tengan un nivel de vida similar (similar distribución de la
renta), los emprendedores tecnológicos perciben en mayor medida que los no
tecnológicos una preferencia de la población hacia una sociedad competitiva. Por tanto,
los promotores de iniciativas de carácter tecnológico tienen una perspectiva de su
entorno de atribuciones más competitivas probablemente atribuible a que proceden de

18
El emprendimiento de base tecnológica; características diferenciales

entornos de formación y/o laborales más competitivos. A esta percepción se le puede


asociar el deseo de diferenciación, aspecto, entre otros, que suele impulsar el espíritu
competitivo, atributo destacado a nivel empresarial y que potencializa las iniciativas
innovadoras.
Menos de la mitad de los emprendedores tecnológicos considera que el
emprendimiento sea visto por la sociedad española como opción profesional. En este
aspecto, existen diferencias significativas con la percepción que mantienen los
emprendedores no tecnológicos que, en su mayoría, tienen la opinión contraria. Estas
diferencias creemos que obedecen a que el mayor nivel educativo detectado en los
emprendedores tecnológicos les brinda un abanico más amplio de oportunidades
laborales por cuenta ajena. Esta visión provoca que en el entorno del emprendedor
tecnológico el emprendimiento sea considerada como una opción secundaria.
Con respecto al resto de indicadores de percepciones y actitudes del entorno del
emprendedor según su opinión, identificamos dos más relativos a su opinión acerca de
si los emprendedores de éxito cuentan con un alto estatus y respeto y si los medios de
comunicación públicos realizan una buena cobertura de los nuevos negocios con éxito.
En ninguno de ellos, se reflejaron diferencias importantes en términos porcentuales ni
de significatividad en el análisis comparativo entre ambos tipos de emprendedores. Así,
en general, encontramos que el 60% de los emprendedores tecnológicos considera que
en su entorno las personas emprendedoras de éxito cuentan con un alto nivel de estatus
y de respeto y un 56% considera que en los medios de comunicación públicos se ve a
menudo historias de éxito de nuevos negocios.
1.9. Conclusiones
El emprendimiento cada vez está tomando mayor interés en los ámbitos
gubernamentales y académicos debido a los efectos positivos de contribución al
desarrollo económico. Este interés se traduce en políticas y programas gubernamentales
orientados a promover y a dar formación específica para emprender con el objetivo de
impulsar iniciativas empresariales de calidad en donde las motivaciones estén
vinculadas a la percepción de oportunidades más que a razones de necesidad. En este
sentido, el emprendimiento tecnológico ha respondido en las últimas décadas a este
perfil, sobre todo en países que cuentan con una economía basadas en la innovación
(según clasificación de la OCDE) como es el caso de España, en donde potencializar las
iniciativas empresariales basadas en conocimientos tecno-científicos resulta de vital
importancia para responder a las necesidades que su economía demanda.
En el presente documento se ha llevado a cabo un análisis descriptivo y
comparativo de los factores diferenciales del emprendimiento tecnológico basado en los
datos e información recogida por el proyecto GEM para España en 2012. A partir de los
resultados encontrados, se detectan ciertas particularidades del emprendimiento de base
tecnológica que ayuda a definir el perfil diferenciado de su emprendedor.
Así, las iniciativas de base tecnológica representan en España para el 2012 el
0,57% de la población con edades de entre 18 a 64 años y vienen motivadas por la
percepción de oportunidades (un 83,06% de los casos) en mayor medida que las
iniciativas de tipo común. Por tanto, constituyen a priori un emprendimiento que en el
futuro mostrará una mayor calidad.
El perfil socioeconómico del emprendedor involucrado en iniciativas de base
tecnológica coincide en mayor medida que el de un emprendedor común con el de un
varón, con un nivel de formación alto, principalmente universitario, y que desempeña

19
Innovación y emprendimiento con base en las ciencias

sus actividades en áreas urbanas. Además, también presenta una mayor participación en
la inversión informal en iniciativas emprendedoras ajenas.
Las actividades de las iniciativas emprendedoras tecnológicas se destacan por
tener un alto nivel de innovación en donde el uso de última tecnología no es mayoritario
pero sí destaca con respecto al emprendimiento en general. Además, cuentan con
elevadas expectativas de expansión, aunque el uso de nuevas tecnologías para llevar a
cabo este propósito no sea la vía considerada para conseguirlo.
En cuanto a los factores psicosociales, el emprendedor tecnológico muestra una
mayor confianza en sí mismo al considerar, en prácticamente el 95% de los casos, que
posee capacidades y/o conocimientos, habilidades y experiencia para emprender con
éxito. Además, perciben que la sociedad española es una sociedad competitiva donde,
sin embargo, iniciar un nuevo negocio no es visto como una opción de carrera.
Por tanto, podemos concluir indicando que existen factores diferenciales del
emprendedor tecnológico con respecto al emprendedor en general. Dichos factores han
de ser tenidos en cuenta por los responsables y gestores que desde distintos organismos
pretenden impulsar un emprendimiento de calidad basado en los sectores de base
tecnológica.
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