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Ensayo

Toma de decisiones y resolución de problemas.

El término habilidades sociales involucra las interrelaciones sociales entre las

personas, es una serie de conductas por las que una persona expresa adecuadamente sus

ideas, sus sentimientos, opiniones, actitudes, deseos, opiniones de un individuo de un modo

adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás y que generalmente

resuelven problemas inmediatos de la situación, minimizando la probabilidad de futuros

problemas (Caballo, 2017). Sin embargo, de acuerdo con Dos Santos y Benavides, (como se

citado en Manani et al., 2016) refieren que “en situaciones hostiles, cuanta más agresión

recibe la persona, menores son sus habilidades sociales relacionadas con la asertividad y con

su repertorio general; así también tienen una menor capacidad empática en relación al factor

altruismo.

De esta manera, se comprende que todos los aspectos de la vida los seres humanos

tienen que enfrentar a diario a numerosas decisiones y a grandes o pequeños problemas que

se deben solucionar. Gran parte del trabajo de quien asume un puesto de responsabilidad

consiste en resolver problemas y en tomar decisiones, dos de las áreas más difíciles del

trabajo profesional o personal; muchas veces las soluciones se buscan por reacción y no como

prevención a los problemas. Los directivos siempre encuentran escaso el tiempo para resolver

problemas y la tendencia es buscar fórmulas salvadoras que hayan funcionado en el pasado;

¿pero es ésta la mejor alternativa? No siempre. Es muy importante tener en cuenta el trabajo

en equipo para la toma de decisiones, ya que se tiene el concepto y la visión de varias

personas para llegar a la más óptima; aunque para conformar estos equipos se deben tener en

cuenta las capacidades, el compromiso y la responsabilidad de cada uno de los integrantes,

para así lograr ser un verdadero equipo de trabajo.


Por lo tanto, según Morales Sánchez, & Segoviano Contreras, (2016), la toma de

decisiones consiste en encontrar una conducta adecuada para resolver una situación

problemática, en la que, además, hay una serie de sucesos inciertos. Una vez que se ha

detectado una amenaza, real, imaginaria, probable o no, y se ha decidido hacer un plan para

enfrentarse a ella, hay que analizar la situación: hay que determinar los elementos que son

relevantes y obviar los que no lo son y analizar las relaciones entre ellos y la forma que

tenemos de influir en ellos. Este paso puede dar lugar a problemas, cuando se tienen en

cuenta aspectos irrelevantes y se ignoran elementos fundamentales del problema. Una vez

determinada cual es la situación problemática y analizada en profundidad, para tomar

decisiones, es necesario elaborar modelos de acciones alternativas, extrapolarlas para

imaginar el resultado final y evaluar este teniendo en cuenta la incertidumbre de cada suceso

que lo compone y el valor que subjetivamente se le asigna ya sea consciente o

automáticamente. Por lo cual, se obtiene una idea de las consecuencias que tendría cada una

de las acciones alternativas que se han definido y que puede servir para elegir la conducta

más idónea como el curso de acción que va a solucionar la amenaza.

Por otro lado, los conflictos son situaciones complejas que se presentan diariamente

en nuestras vidas. Pérez de Guzmán et al., (como se citó en Guichot & Sierra, 2017), dan la

siguiente definición: “Un conflicto se suele entender como un desacuerdo o enfrentamiento

de valores, opiniones o necesidades entre personas, organizaciones o grupos”. Son inevitables

y consustanciales a nuestra convivencia social, ya que la interacción con otros origina, en

ocasiones, que el individuo perciba una incompatibilidad entre el logro de sus propios

objetivos y los intereses de los demás Los conflictos no suponen por sí mismos un problema,

siempre que el sujeto sepa responder de manera adecuada a los mismos y los pueda convertir

en experiencias valiosas de aprendizaje. Existen diferentes factores que intervienen en un

conflicto y que deben tenerse en cuenta para su resolución. 


De acuerdo, a los autores ya mencionados, quienes proponen el llamado mapa del

conflicto en el que incluye tres elementos conocidos como las tres “P”: persona, problema y

proceso. Persona. Señala la necesidad de comprender la percepción individual de cada

persona respecto al conflicto, sus emociones, sus sentimientos, sus percepciones, sus valores,

sus necesidades, el rol que presenta cada uno dentro de este, etc. Problema. Es el asunto en

concreto que genera el conflicto, los intereses y diferencias de cada parte (diversos puntos de

vista, principios, valores e intereses opuestos, etc.). Proceso. Es la forma en la que se toman

las decisiones respecto al conflicto y cómo se sienten las personas implicadas, es decir, es la

historia del conflicto, la comunicación, la versión de cada parte, etc. 

Según, Guichot & Sierra, (2017).examinando estos tres elementos nos damos cuenta

de que las competencias emocionales citadas anteriormente posibilitan una correcta

resolución del conflicto, por lo que la Educación Emocional resulta un elemento

imprescindible para el logro de una convivencia pacífica. Las personas con un mayor

desarrollo emocional poseen una imagen ajustada y positiva de sí mismos, tienen una mayor

capacidad para resolver problemas interpersonales y son más conscientes de los estados

emocionales de los demás.

La resolución de conflictos es un proceso creativo en el que se pueden combinar

diferentes maneras de pensar y actuar. Según Guichot & Sierra, (2017), la resolución de

conflictos de manera creativa aporta muchos beneficios, pero también presenta algunos

obstáculos que dificultan su puesta en práctica; por lo cual, agrupan estos impedimentos en

dos ámbitos: personal y académico. Por un lado, en los obstáculos personales encontramos

los bloqueos mentales (complejidad para limitar el problema, etc.) y bloqueos emocionales

(falta de confianza en sí mismo/a, miedo a la opinión de los demás, inseguridad para

proponer ideas nuevas).


La resolución de conflictos resulta de gran importancia en la cotidianidad de las

personas, por cuanto permite proyectar un horizonte desde sus propias acciones de

convivencia, de reconocimiento por el otro, del impacto que tendrían sus acciones, de las

dinámicas de la comunidad a la cual pertenecen y del desarrollo integral como ser social. De

esta manera, resulta interesante plantear también la necesidad de formación de los docentes

en el manejo conceptual, procedimental y actitudinal acerca de la resolución de un conflicto

en el aula; donde sean asumidos como parte del proceso de formación y que sea desde la

resolución de conflictos que se logre presentar o asumir un estado de convivencia básica

donde se mantenga el respeto y reconocimiento por el otro.

Para comprender mejor como surge el conflicto, los autores Segal & Smith, (2018)

manifiestas que se origina a partir de las diferencias, tanto grandes como pequeñas. Ocurre

cuando las personas no están de acuerdo con sus valores, motivaciones, percepciones, ideas o

deseos. A veces, estas diferencias parecen triviales, pero cuando un conflicto provoca

sentimientos fuertes, una profunda necesidad personal suele ser el núcleo del problema. Estas

necesidades no satisfechas pueden variar desde sentirse seguro y protegido, respetado y

valorado, o carecer de mayor cercanía e intimidad.

En conclusión, existen diferencias conceptuales entre tomar decisiones y resolver

problemas. El criterio vigente para enfrentar situaciones indeseadas es tomar decisiones en

base a diferentes conceptos; por lo general las personas tienden a bloquearse ante la

resolución de problemas difíciles, cuanto más difícil es el problema, y más cambios entraman

las posibles soluciones, más se bloquean y más se paralizan. Por lo que es indispensable

contar con las habilidades sociales necesarias para una adecuada toma de decisiones y así

mismo comprender la mejor forma de llegar a una resolución de un problema.


Referencias

Caballo, V. (2017). Manual de evaluación de las habilidades sociales. Obtenido de

https://cideps.com/wp-content/uploads/2015/04/Caballo-V.-Manual-de-evaluaci%C3%B3n-

y-entrenamiento-de-las-habilidades-sociales-ebook.pdf

Morales Sánchez, M. A., & Segoviano Contreras, L. E. (2016). Una perspectiva económico-

institucional de la toma de decisiones: solución de problemas en situación de

incertidumbre. Investigación económica, 75(298), 57-75.

Guichot, V., & Sierra, A. (2017). Emociones y creatividad: una propuesta educativa para trabajar

la resolución de conflictos en educación. Obtenido de

https://revistascientificas.us.es/index.php/Cuestiones-Pedagogicas/article/viewFile/8559/7603

Manani, E., Garcia, M., Cesar, W., & Yapuchura, A. (2016). Las habilidades sociales y la

comunicación interpersonal de los estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano.

Obtenido de Scielo Perù: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2219-

71682016000200001

Segal, J., & Smith, M. (2018). Herramientas de Resolución de conflictos: Convertir los conflictos en

oportunidades. Obtenido de https://www.somaticbarcelona.com/herramientas-de-resolucion-

de-conflictos-convertir-los-conflictos-en-oportunidades-parte-1/

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