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En el trabajo de aula, los docentes pueden advertir que los estudiantes del curso requieren
distintos grados de apoyo para acceder y progresar en sus aprendizajes y que deben generar
condiciones de enseñanza que favorezcan la participación y aprendizaje de todos, en las distintas
actividades educativas.
Estas diferencias en el aprendizaje, entre los estudiantes, no serán las mismas para todos, lo que
significa que ningún apoyo puede ser a priori catalogado como eficiente para todos, sin contar con
información suficiente acerca de las características de los estudiantes y de su contexto, y las
condiciones de la escuela para proporcionar estos apoyos. Se debe considerar que, generalmente,
la respuesta educativa más adecuada será aquella que se adopte en el marco del trabajo docente,
colaborativo y multidisciplinario y con la opinión de las familias.
Algunos estudiantes del curso pueden requerir apoyos transitorios o temporales, para ello existe
un conjunto de estrategias de uso habitual por los docentes, que pueden ser efectivas para
favorecer la participación, motivación y aprendizaje de estos u otros del curso en general. Entre
ellas se pueden mencionar:
Priorizar por aquellos objetivos que aumenten la autonomía personal, las habilidades
sociales y comunicativas y el nivel de lenguaje;
Reforzar el desarrollo perceptivo y la organización espacio-temporal, y el razonamiento
aplicado a éstas;
Ajustar las tareas académicas a las capacidades cognitivas y ejecutivas (de atención,
ejecución y control) de los estudiantes;
Dividir cada actividad en una secuencia de tareas más cortas, indicando un tiempo límite
parala realización de cada una de éstas;
Aumentar la novedad, la estimulación o el atractivo de las propuestas de actividad y de las
explicaciones;
Ajustar, según la necesidad del estudiante, el nivel de complejidad y de abstracción de las
tareas, incorporando apoyos simbólicos (dibujos, gráficos sencillos, mapas conceptuales,
visuales, etc.);
Incorporar la metacognición y la autogestión para aumentar la concentración, la
organización, la planificación y la reflexión;
Involucrar distintos espacios, en el aula y fuera de ella, y actores de la comunidad, en los
aprendizajes.
Favorecer instancias y aplicar estrategias de apoyo para fortalecer un vínculo positivo con
su grupo curso.
Asignar responsabilidades o “cargos” de forma rotativa. Ser protagonista o responsable de
alguna tarea o tener una función permite al estudiante captar la atención y/o aprovechar
la libertad de movimientos en la clase.
La tutoría de pares es muy recomendable, ayuda a los estudiantes a controlarse o a
motivarse hacia el logro.
Organizar trabajos de grupo con compañeros/as más competentes para favorecer la
motivación. El docente debe proponer actividades tales que los estudiantes con
necesidades de apoyo puedan aportar al grupo y participar.
. La mayoría de las veces no será necesario limitar las actividades a tareas simples, sino
dosificar la cantidad de trabajo para ejecutar de manera progresiva.
. Proponer tareas desafiantes pero posibles de realizar por el estudiante (considerar su
Zona de
Desarrollo Próximo).
RETROALIMENTACIÓN:
⁻ Diseñar una hoja de registro de los progresos, visible para los estudiantes.
⁻ Utilizar claves gestuales para orientar comportamientos esperados
• Autoregulación:
⁻ Apoyar el desarrollo de hábitos de organización, orden y planificación (por ejemplo: uso de
agenda, calendarios, pautas de trabajo, etc.)
⁻ Promover la verbalización frecuente de sus acciones para facilitar el desarrollo y puesta en
práctica de las funciones ejecutivas, tales como memoria, retención, atención, percepción,
autorregulación, entre otras.
Para los estudiantes que requieren apoyos de menor complejidad, intensidad o significación,
las
medidas de ajuste curricular se focalizan precisamente en la diversificación de las estrategias
de
enseñanza, no siendo necesario realizar adecuaciones a los objetivos de aprendizaje. En estos
casos se podrá seleccionar, por ejemplo, estrategias de apoyo orientadas al desarrollo de áreas
específicas, como: focalización y mantención de la atención; retención y recuperación de la
información; control de impulsos, autonomía y autorregulación; comprensión, seguimiento de
instrucciones y resolución de problemas; orientación en el tiempo y en el espacio, entre otras, que
sirvan para varios estudiantes.
Cuando los estudiantes en función de sus necesidades individuales requieren apoyos mayores
o
más significativos, es importante reiterar que el principio básico que debe guiar la toma de
decisiones, es que los objetivos esenciales de aprendizaje para ellos, sean trabajados en la misma
asignatura, y sus actividades se vinculen, a las del resto de sus compañeros de curso. Se propiciará
el
acceso al currículo común en la mayor medida y extensión posible, con los ajustes y
adecuaciones
que se estimen pertinentes, que en algunos casos podrán ser muy significativas.
En todas estas situaciones, la evaluación psicopedagógica, integral e interdisciplinaria es
fundamental.
De este modo, las adecuaciones curriculares constituyen una vía de respuesta a la diversidad
cuando la programación diversificada de aula, diseñada con el claro propósito de dar
respuesta a
las diferencias individuales, no es suficientemente efectiva para asegurar la participación y logros
en el aprendizaje de aquellos estudiantes que, por diversas causas, experimentan mayores barreras
en su proceso de aprendizaje.
En la mayoría de los casos, estas adecuaciones van a consistir en mínimos ajustes en las estrategias
de enseñanza, o de comunicación que posibilitarán a los estudiantes participar en el currículo en
igualdad de condiciones que sus compañeros; En una mínima proporción de estudiantes, para
asegurar
su participación, será necesario hacer adecuaciones en los objetivos de aprendizaje. Como se grafica
en la figura siguiente: