Las estrategias que se presentan a continuación tienen como objetivo principal adaptar las expectativas de aprendizaje planificadas en el programa del curso a las necesidades de los alumnos con una adquisición distinta del aprendizaje; en ningún caso se intenta disminuir o dejar de exigir compromiso y una actitud proactiva por parte del estudiante.
En tanto docente del grupo, se velará por el derecho de todos los alumnos a estudiar, promoviendo la no estigmatización de los estudiantes con condiciones de aprendizaje diferentes e integrando a estos últimos al grueso del grupo, sin olvidar jamás las necesidades que todos los estudiantes poseen.
Identificar cuál es la manera en que el estudiante se apropia del conocimiento (análisis,
pensamiento viso-espacial, resolución de problemas, síntesis, categorización…) y promoverla sistemáticamente para así destacar sus fortalezas, antes que sus dificultades. Fijar metas breves y de fácil resolución para inspirar motivación y que el estudiante vea que sus esfuerzos dan frutos. Monitorear al estudiante y cerciorarse de que las diversas consignas son completamente entendidas por él. Dar como opción el trabajo en dispositivos móviles si al estudiante le resulta más sencillo expresarse por estos medios, a condición de que las entregas de trabajos sean en tiempo y forma. En temas que requieren un grado más alto de especificidad, proponer tutoría entre pares y trabajos grupales en lugar de tareas escritas. Otorgar mayor flexibilidad a la hora de la resolución de una tarea y establecer trabajos domiciliarios para que se cuente con mayor libertad en su realización, fortaleciendo la autonomía del alumno. Privilegiar la actuación oral por sobre la escrita, sin dejar de lado este aspecto pues será fundamental para el desempeño a futuro del estudiante. Fomentar la concurrencia del alumno a los horarios de consulta del docente para esclarecer aquellos conocimientos del programa que le resulten complejos de asimilar. Otorgar el material adaptado a las necesidades del alumno, tal y como suelen recomendar los equipos multidisciplinarios de diagnóstico externo a ANEP. Con respecto a la evaluación, los aspectos formales serán considerados pero no serán decisivos: se primarán los contenidos expresados por el alumno antes que la ortografía y la sintaxis, por ejemplo.
Sería beneficioso que existiese un seguimiento del proceso educativo del estudiante por parte de instituciones adecuadas, trabajando en conjunto con UTU y el entorno familiar del estudiante. Quizás se podría establecer, desde el cuerpo docente, un criterio único de evaluación que contemple las necesidades especiales de los alumnos que así lo requieran.
