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Estado de consciencia (o alerta): Las pruebas usuales para medir el estado de consciencia son las
respuestas a las preguntas, pinchazos con algún objeto, desplazarlo al hablar, a decir su nombre.
Un estado de alerta disminuido puede progresar y poner en riesgo la vida. Ante una disminución
del estado de alerta deben descartarse: traumatismo craneoencefálico, afecciones metabólicas
(hipoglucemia, etc.) alteraciones hidroelectrolíticas entre otras causas.
Posición en reposo
NORMAL Presenta simetría en la postura de sus extremidades. Presenta un espacio libre entre el
cuello y la cabeza al estar acostado sobre su espalda. Capacidad de mantener la postura y actitud
del puño acordes a su edad, simetría en la postura de las extremidades.
ANORMAL Incapacidad de mantener la postura y/o actitud del puño acorde a su edad, asimetría
en la postura de las extremidades
Yujed
Una postura en reposo anormal es un indicador de lesión en el sistema nervioso, interrogue si hay
antecedentes de problemas perinatales como encefalopatía hipoxicoisquemica o
hiperbilirrubinemica, enfermedades sistémicas, rasgos dismorficos/malformaciones, errores
innatos del metabolismo, etc.
Sostén cefálico: Con el niño en sedestación en la mesa de exploración, sostenga con ambas manos
los brazos del niño contra el tórax gentil pero firmemente. Observara que la cabeza no puede
mantenerse recta en el eje por más de unos segundos en el curso de los dos primeros meses de
vida, oscila y cae hacia adelante o lateralmente. Entre los dos a cuatro meses aparece el control
cefálico y el niño puede mantenerla durante quince segundos o más. Se considera que después de
los seis meses no es necesaria esta maniobra puesto que debe estar presente de forma
espontánea. Valore el tiempo en que es capaz de mantener la cabeza en el eje durante la
maniobra.
Cara (V ,VII par): Conocer el grado de viveza del niño, relación con padres y otras personas, de sus
emociones (ansiedad, apatía, irritabilidad, indiferencia). Las respuestas a los estímulos visuales y
auditivos con la expresión facial. Es posible que se le pida al niño que identifique distintos sabores
(dulce, ácido, salado), que sonría, que mueva las mejillas o que muestre los dientes. Respuesta
ante estímulos termoalgésicos, pinchazos o posar la membrana del estetoscopio en mejillas y
frente que generen alguna respuesta, indicativos de indemnidad del V par, así como evaluar los
movimientos de los músculos al masticar.
Ojos (II, III, IV, VI): No es de rutina realizar el fondo de ojo* en la práctica clínica pediátrica aunque
no debe desestimarse su uso en casos de sospecha de hipertensión endocraneana (papiledema).
Se evalúa la impresión ante estímulos luminosos (II par). La ptosis intensa puede ser indicativo de
lesión del III par mientras que la leve pertenece al SN simpático. Evaluar la simetría de los
diámetros pupilares y respuesta ante el reflejo fotomotor directo y consensuado, alteraciones
como anisocoria o hiporeactividad pupilar puede indicar aumento de presión mesencefálica o
lesión de vía parasimpática del III par. Presencia o no de disociación de la mirada binocular en la
posición primaria, la incapacidad de la movilidad de uno o ambos ojos para seguir el movimiento
de la luz o alguna de las siguientes alteraciones de la mirada primaria conjugada:
• Nistagmus
• Estrabismo
Yujed
• Signo de los ojos en sol naciente, puede ser normal en algunos prematuros o provocarse al
cambiar bruscamente de posición la sentada a supina (si es marcado indica irritación del tallo
cerebral o aumento de presión intracraneana)
*En recién nacidos y lactantes la retina tiene un color pálido en relación al rosado del adulto. Es
normal no observar la excavación fisiológica de la retina.
Reflejo cocleopalpebral (VIII par): Con el niño en decúbito dorsal en la mesa de exploración y
manteniendo cuidadosamente la cabeza en el eje del tronco, de una palmada fuerte a 30 cm de
cada una de la orejas del niño. Se considera como una respuesta positiva si los parpados se cierran
tras la aplicación del estímulo auditivo (palmada) y una respuesta negativa la ausencia del cierre
de los parpados. Puede aplicar hasta 3 estímulos por oído [2
Una respuesta negativa es indicativa de hipoacusia o anacusia, ante este escenario debe
considerar causas adquiridas (p. ej. infecciones prenatales, malformaciones congénitas, exposición
a fármacos ototóxicos, hiperbilirrubinemia grave, metabolopatías, etc.) o de origen genético (p. ej.,
Turner, trisomía 13 o 18, etc.).
Boca y lengua (IX, X, XII par): Se puede examinar el reflejo nauseoso, la capacidad de deglutir , y
parte del habla. Es posible que se le pida a su hijo que trague y, para provocar el reflejo nauseoso,
se puede utilizar un depresor de lengua, escuchar atentamente el llanto y la emisión de palabras
de forma nítida y clara por posibles lesiones del nervio laríngeo recurrente. Los movimientos
incesantes y sin sentido de los labios y de la lengua, como de succión, indican defectos congénitos
cerebrales. En la parálisis del hipogloso la lengua se desvía hacia el lado paralizado.
Movimientos del cuello (XI par): Evaluamos presencia normal de movimientos de la cabeza,
flexión, extensión, lateralización, y rotación. Se le puede pedir al niño que mueva la cabeza de lado
a lado mientras se ejerce una resistencia suave o que se encoja de hombros. Si se encuentra
resistencia a la rotación de la cabeza hacia uno de los lados indica presencia de torticolis o puede
ser un signo de hemiparesia. Puede encontrarse lateralización del cuello por torticolis congénita.
La rigidez de nuca es un signo de irritación meníngea por infección o hemorragia.
Reflejo patelar: se obtiene percutiendo el tendón del cuádriceps por debajo de la rótula, estando
el niño en decúbito dorsal con la rodilla semireflejada y sostenida con la mano izquierda del
examinador. La respuesta es la proyección de la pierna hacia adelante
Reflejo aquiliano. Consiste en percutir el tendón de Aquiles dando como respuesta la extensión
del pie.
Reflejos primitivos:
Escala de Glasgow