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Los huesos, las articulaciones y los músculos permiten el examen simultáneo mientras no
haya anormalidades, los cambios en el sistema musculoesqueletico de los lactantes,
preescolar, escolares y adolescentes, son la mejor evidencia del crecimiento. El
crecimiento óseo fetal se inicia en el cartílago, centro primario de osificación,
principalmente en los huesos largos; en el periodo posnatal la nueva formación de huesos
ocurre en los centros secundarios de osificación, situados en los extremos de los
huesos largos, en los cuerpos vertebrales, en las membranas de los huesos planos del
cráneo y en la clavícula. El crecimiento se termina con la osificación del cartílago de
crecimiento y la unión de las epífisis y diáfisis de los huesos largos.
Recién nacido:
La posición y apariencia de las extremidades del recién nacido refleja la posición
intrauterina; la flexión de las extremidades inferiores sobre el abdomen en la vida fetal
implica que el recién nacido tenga las extremidades inferiores rotadas externamente,
algo inclinadas y los pies evertidos. Si al raspar el borde externo del pie y luego el borde
interno, junto a la planta, el pie se coloca en ángulo recto con la pierna se confirma que lo
hallado corresponde a la postura neonatal normal.
Cuando el nacimiento ha sido en presentación podálica, la apariencia es de marcada
flexión de las caderas y extensión de las rodillas. Por tracción del plexo braquial al
nacer, se presenta un reflejo de moro asimétrico, secundario a la paresia temporal de los
músculos de las extremidades superiores, situando que también ocurre cuando hay
fractura de la clavícula o del humero.
Los pies son de apariencia plana por el cojín de grasa plantar, que desaparece
gradualmente en los primeros años de vida. El arco medio longitudinal del pie
normalmente no se desarrolla hasta los 2 años y en algunos casos hasta los 8 años;
durante este tiempo el pie es hipermovil y cuando soporta peso tiende a la eversión. El
eje plantar anteroposterior se visualiza observando la planta del pie cuando está en
reposo.
La técnica para examinar el alineamiento de la extremidad inferior se realiza con el
recién nacido en decúbito supino; se traza una línea imaginaria que una la espina iliaca
anterosuperior con la parte media de la rótula y que continúe hasta el espacio entre el
segundo y el tercer dedo o artejo (fig.20.1)
Las piernas, por la posición fetal normal de flexión, son arqueadas y giradas hacia
adentro, lo que se denomina arqueamiento fisiológico. El muslo en los recién nacidos
tiene un arqueamiento anterolateral por disposición del fémur, que incide en el
arqueamiento fisiológico de las piernas y desaparece progresivamente con el tiempo.
PIE ZAMBO
El pie puede considerarse desde el punto de vista estático como un trípode cuyos puntos
de apoyo anteriores son la base del primero y del quinto metatarsiano y el punto posterior
es el calcáneo. Se forman así los arcos longitudinales interno, medio y externo y un arco
trasversal anterior (20.2). El pie zambo o chapín es aquel que no descansa en el suelo por
sus apoyos normales.
Pie equino varo aducto; Consiste en un retropie en posición de varo, un equinismo por
retracción del tendón de Aquiles, una superposición del astrágalo y el calcáneo y una
pérdida de la divergencia entre ambos. (20.3)
Pie talo: Es un pie globalmente doblado hacia la tibia con hipotonía del tríceps y
rígido en flexión dorsal; es un problema postural y frecuente en la presentación
podálica, su pronóstico es excelente, regresa espontáneamente en pocas semanas y
debe asociarse a problemas en las caderas. (20.4)
Pie equino: es un pie rígido en flexión plantar, que comprende el varo reductible y el
varo rígido (20.5). El primero es postural, sin retracciones y se resuelve. En el segundo se
debe evaluar el porcentaje de la reducción, pues son más graves las retracciones
posteriores y mediales, que se caracterizan por tener un borde externo convexo, un
pliegue plantar y un talón donde el calcáneo está como vacío y ocupado por tejido blando.
Pie valgo convexo: el talón mira hacia afuera y hay retracción del tríceps, del tibial
posterior y de los extensores del pie; se presenta con una luxación astragaloescafoidea,
es de difícil manejo ortopédico o quirúrgico y exige la búsqueda de una lesión neurológica
o medular. (20.6)
MANO MALFORMADA
Las sindactilias entonces pueden estar entre el tercero y cuarto dedo, ser puramente
cutáneas y en ocasiones de configuración ósea; son bilaterales en un 50% de los casos.
Las polidactilias son a menudo hereditarias, difusas y generalmente hacen parte de un
síndrome.
FRACTURA OBSTÉTRICA:
Las fracturas obstétricas son más frecuentes en huesos como el fémur, las clavículas y el
humero; son relativamente simples, de buen pronóstico y de consolidación rápida. No
obstante, puede ocultar algunos de los siguientes problemas:
1. Lesión neurológica periférica como parálisis braquial, que puede confundirse entre
la fractura subyacente y la lesión misma neuronal, pero se debe tener en cuenta
que en ambas no hay motilidad. En pocas semanas, la impotencia funcional
debida a la fractura desaparecerá, mientras que en lesiones del plexo braquial la
recuperación, si se logra, es incompleta.
2. Lesiones neurológica central, que acompaña de de fracturas por partos
traumáticos puede ser el primer puntal de una paralisis cerebral.
3. Desordenes ortopédicos fetales, como la artrogriposis, la fragilidad ósea de la
ontogénesis imperfecta y lesiones quísticas óseas.
La maniobra de abducción, útil después de los doce a catorce días de vida una vez el RN
ya ha recuperado su tonicidad, se ejecuta flexionando las caderas 90° y abduciéndolas
completamente; durante el primer mes de vida se forma un ángulo de 90°, a los nueve
meses es de 70°. Una abducción inferior a 60° en cualquier edad puede corresponder a
luxación de cadera.
Solo una cadera de cada diez examinadas es reconocida como dudosa o de riesgo; por
tanto debe evaluarse de manera estricta y, ante la menor duda, la evaluación ecográfica
se impone porque los resultados de las radiografías antes de los tres o cuatro primeros
meses son muy pobres. En estos casos se debe considerar entonces la luxación
congénita de la cadera y la enfermedad luxante de la cadera que se presenta en las
primeras semanas o meses. Esto para aclarar que algunas medidas terapéuticas de
abducción son innecesarias, iatrogénicas y causan daños irreversibles. Cuando el niño
deja de ser neonato y hay luxación congénita de cadera no diagnosticada, este tendrá
abducción limitada, pliegues del muslo asimétricos y acortamiento femoral relativo, lo cual
se conoce como signo de Galeazzi o Allis
ANTROPOMETRÍA Y ORTOPEDIA
Se deben revisar los ejes más importantes del cuerpo, la funcionalidad del aparato
locomotor y la sincronización de los movimientos que progresivamente se van adquiriendo
con la edad.
El eje trasversal se determina por una línea que pasa por la misma altura de los
ejes, de los pabellones auriculares o de las apófisis mastoides; debe buscarse cuando el
niño afirma la cabeza. Si esta línea se inclina puede existir una malformación congénita
vertebral cervical o una alteración de los músculos esternocleidomastoideos.(20.18)
El eje trasversal medio corresponde a los hombros y la cintura escapular, los
hombros generalmente están a la misma altura y se proyectan paralelas al avanzar. Si un
hombro está caído puede indicar patología de la Columba, alteración muscular
lateralizada o problema local. El eje trasversal inferior corresponde a la cintura pélvica y
pasa a nivel de las espinas iliacas anterosuperiores; si está desnivelado, hay un defecto
de longitud de las extremidades inferiores o patología vertebral. (20.18)
Los ejes verticales son fáciles de establecer a simple vista (20.19). Se puede
observar que la columna tiene normalmente curvaturas que se alejan de la línea media de
la región dorsal, con convexidad derecha, y como compensación curvas inversas e la
región cervical y lumbar que permiten conservar los ejes trasversales; si este eje se aleja
de la línea media, puede existir una escoliosis.
Igualmente, la columna tiene desviaciones normales en sentido anteroposterior: en
el tórax, por ejemplo, existe una convexidad posterior que se compensa con una curva en
sentido inverso en la región cervical y lumbar. Las convexidades con sentido posterior se
definen como cifosis y las concavidades con sentido anterior, como lordosis. (20.20)