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APROXIMACIONES TEORICAS

La praxis pedagógica desde lo Socioproductivo y la enseñanzas en los


grupos de creación, recreación y reproducción.

Los docentes, tienen la responsabilidad y el deber de dirigir y administrar la


educación en el aula, al igual que desarrollar el proceso motivacional del alumno, y
guiarlo de manera pertinente. No obstante, vivimos en un período caracterizado
por una constante renovación de los conocimientos, en estas condiciones, es
absurdo pretender que la escuela siga concentrada en los aprendizajes
memorísticos. Más que el conocimiento, se torna como prioritaria la capacidad
para comprenderlo, para interpretarlo y procesarlo. Frente a una escuela
concentrada en el aprendizaje de informaciones particulares, el mundo
contemporáneo exige la formación de individuos con mayor capacidad de
observación, análisis y síntesis.

Cabe destacar que, la visión y la concepción de la praxis docente es la


promover una educación más humana, reconociendo a los estudiantes como
seres únicos en formación y con personalidades diversas, capaces de interactuar
y desenvolverse en el contexto donde ellos se encuentren. De allí que la
comprensión del docente en su rol como mediador de conocimientos, debe
garantizar el proceso de enseñanza y aprendizaje acorde a las necesidades de
formación es decir, que su labor educativa debe estar encaminado a lo humano, lo
espiritual reconociendo los conocimientos previos de los y las estudiantes, siendo
ellos los protagonistas de su propio aprendizaje.

Lo anteriormente planteado, está estrechamente relacionado con lo


expuesto en el Currículo Nacional Bolivariano subsistema educación secundaria
(2007) al citar el maestro Simón Rodríguez al iniciar diciendo, a manera de
presentación: “Educar es acostumbrar al hombre al trabajo para hacer hombres
útiles a la sociedad”. (p. 8).

Por ello, resulta oportuno afirmar que el ser humano tiene la capacidad de
aprender de forma continua, y esta capacidad se desaprovecha cuando, en los
procesos pedagógicos, no se implementan las estrategias adecuadas para
propiciar el aprendizaje significativo que el estudiante pueda utilizar en su
cotidianidad. Tanto ha sido el impacto de esta problemática, que los propios
alumnos se niegan a aprender de una forma distinta y a poner en práctica lo
aprendido.

En este sentido, se considera las aportaciones educativas de Freire, citado


por Iovanoch, (2003) al decir “hacerlos sentir potencialmente capacitados para
desempeñarse dentro de la sociedad para cambiarla, para aprender
conocimientos nuevos desde sus propias experiencias de vida”. (p. 268) . En este
sentido, el docente debe tener hoy en día, una visión transformadora para plantear
relaciones con todas las disciplinas posibles y estar preparado para tomar decisiones
instruccionales para la aplicación de su praxis pedagógica, tomando en cuenta estos
implicaciones al asociarlas con las ideas de progreso, desarrollo, resolución de
problemas, bienestar emocional, evolución y crecimiento en el educando

Cabe destacar que, en el proceso de formar y educar a las niñas y niños de


nuestro país debemos profundizar desde la práctica los valores equidad, justicia,
paz, sostenibilidad, reflexión profunda, meditación, la defensa y el desarrollo de la
persona, el respeto a su dignidad, la construcción de una sociedad justa y amante
de la paz, la promoción de la prosperidad, el bienestar, el bien colectivo, la
dignidad, empatía, reciprocidad, dialogicidad, identidad sociocultural, como
acciones concretas en ese proceso de asumirnos .Según Bolívar (2003) tales
valores y fines refieren a lo que somos, pero sobre todo a lo que queremos ser
desde la incompletitud, inacabamiento, incertidumbre, concreción, diversidad,
contradicción como sociedad; planteándonos como procesos fundamentales para
alcanzar los fines la educación y el trabajo como construcción y posibilidad
humana”.
No obstante, Freire, (2005) considera la praxis como una “reflexión y acción
de los hombres sobre el mundo para transformarlo” el cual la resume en la
verdadera reflexión crítica y dialéctica en la interioridad de la “praxis” constitutiva
del mundo humano; reflexión que también es praxis. (p. 19).

En tal sentido, para conseguir ese individuo crítico, creativo, innovador y


creador de soluciones a los problemas de su entorno, se requiere la utilización de
un factor determinante como lo son las estrategias instruccionales empleadas por
el docente, que le permitan adaptar su quehacer docente a los avances del
conocimiento científico, técnico y pedagógico que garanticen una actuación
rigurosa, sistemática, reflexiva y coherente tanto en el centro educativo como en la
propia aula.

Si bien es cierto, las instituciones educativas son organizaciones creadas


bajo lineamientos políticos del estado con objetivos específicos que se
corresponden, en primer lugar, con los de la sociedad en cuanto a los fines de la
educación, direccionados a una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y
en segundo lugar estila como centros académicos responsables de la formación
de las futuras generaciones de relevo, artífices del desarrollo de cualquier nación.

Del mismo modo, cobra vigencia lo expresado por Freire (2005) en su obra
la pedagogía del oprimido nos dice: “No hay palabra verdadera que no sea unión
inquebrantable entre la acción y la reflexión” (p. 105). Ya que esto, fortalece en la
praxis pedagógica desde los grupos de creación recreación y producción,
motivando al estudiante a moverse, a transformar, a evolucionar el propio ser,
mediante la acción de una profunda búsqueda del pensar en la práctica con el ser
humano y la acción de la conciencia.

Así entonces, el docente debe meditar las realidades con las relaciones del
contexto y su influencia en el proceso de formación de sus estudiantes,
propiciando las relaciones entre el sujeto y la realidad, sobre este aspecto Freire
(2007) en obra: Educación como práctica de la libertad que “la educación
verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para
transformarlo”. (p. 78), visto de este modo el docente debe planificar los procesos
de las praxis pedagógicas con un pensamiento reflexivo y crítico permitiendo a los
niños y niñas ser protagonistas de su propio aprendizaje.

La formación en, por y para el trabajo liberador y la formación integral


del estudiante

Los métodos tradicionales de enseñanza contemplan la clase como un


entorno en el que el papel del profesor se reduce simplemente a dar información a
los estudiantes y en la que los objetivos y metas planteados han de conseguirse
individual o grupalmente, generando competitividad entre los alumnos, esta
situación contrasta con la clase en la que se trabajó de forma grupal definida en
diversos ámbitos como clase cooperativa colaborativa, sin embargo a pesar de
que dichas concepciones podrían tomárselas como similares.

En la búsqueda de desarrollar el pensamiento de los seres humanos, los


esfuerzos se dirigen hacia una educación liberadora que los oriente a una mejor
comprensión entre ellos mismos, a expresar sus ideas, opiniones y reflexiones
consideradas como importantes para la solución de diversos problemas, en fin, se
persigue la incorporación activa de los ciudadanos en el devenir de su sociedad
como promotores de su propio bienestar. En este sentido, Freire ha sido uno de
los propulsores de esta educación liberadora, interesado por la formación de un
individuo más pensante. Al respecto, Bentley (1999) destaca lo siguiente:

La pedagogía de Freire de la educación alfabetizadora implica no


solamente leer la “palabra”, sino también leer el “mundo”. Esto
implica el desarrollo del conocimiento crítico (un proceso conocido
en portugués como conscientizaçao). La formación de un
conocimiento crítico le permite a la gente cuestionar la naturaleza
de su situación histórica y social –para leer su mundo– con el
propósito de actuar como sujetos en la creación de una sociedad
democrática...Para la educación, Freire denota un intercambio
dialogal entre profesores y estudiantes, en la cual ambos aprenden,
ambos cuestionan, ambos reflexiónan, y ambos participan en buscar
significados. (p. 3)
Con relación a lo anteriormente planteado, queda evidenciada la
importancia de desarrollar un pensamiento crítico del ser humano, lo cual le
refuerza su condición como ontólogo de todo lo que lo rodea; de esta manera
puede proponer mejoras para su sociedad y el mundo en general. Para ello, suele
ser necesario aclarar que para que exista el desarrollo del pensamiento crítico y
reflexivo, todos los seres humanos han de tener la oportunidad, la libertad de
expresar sus ideas, opiniones y propuestas, y que a pesar del disenso que pueda
surgir, se les respete su pensamiento. El intercambio de ideas entre docentes y
estudiantes se hace cada vez más necesario en un proceso de enseñanza y
aprendizaje en el que ambas partes deben reflexionar, emitir sus propios juicios,
proponer, aprender, enseñar, y ser dueños de la verdad que se discute.

Es importante aprovechar la curiosidad innata del ser humano para


desarrollar su pensamiento, y no buscar la manera de alienarlo y minimizar sus
aportes creativos. El interés educativo de Freire (2007) enfatiza lo siguiente:

...se centra en las posibilidades humanas de creatividad y libertad


en medio de estructuras político-económicas y culturales opresivas.
Su objetivo es descubrir y aplicar soluciones liberadoras por medio
de la interacción transformación social, gracias al proceso de
“concientización”, definido como el proceso en virtud del cual el
pueblo alcanza una mayor conciencia, tanto de la realidad
sociocultural que configura su vida como de su capacidad de
transformar esa realidad. (p. 2).

En atención a lo anterior, la libertad del ser humano será el reflejo de su


pensamiento, en la medida que sea crítico, participativo y asertivo en la solución
de situaciones problemáticas, además de la transformación de su mundo. En este
sentido, la formación integral ha traído como consecuencia que la educación, se
reduzca a unos simples saberes compartimentados y totalmente desvinculados de
la vida cotidiana del estudiante y del entorno socio-cultural donde no se promueve
el pensamiento crítico y reflexivo para el desarrollo integral del nuevo ser social.

Sin embargo, es importante destacar que la educación bolivariana busca


desprenderse definitivamente del paradigma de la enseñanza tradicional y
pretende asumir la enseñanza llevando a cabo un maravilloso ejercicio de
desarrollo del pensamiento creativo, en la que se puedan proponer alternativas de
acción diversas a un mismo planteamiento. Para ello, suele ser necesario,
desarrollar la conciencia crítica de los estudiantes para que se inserten en el
mundo y lo transformen.

Al respecto, se requiere en primer lugar de una escuela conectada con la


realidad, con el contexto, de una escuela como organización que aprende es decir
que tenga un referente permanente de la realidad y que se inserte en su entorno;
en segundo lugar de un maestro que deje de enseñar a alumnos y empiece a
enseñar a individuos, a seres humanos, de un maestro facilitador, catalizador,
tutor de los procesos de autoformación, de un maestro con autoridad moral e
intelectual.

Relación educación y trabajo liberador con la formación integral del ser


humano.

La educación ha de proporcionar las bases esenciales para que los


individuos puedan tener un acceso más amplio al saber y a la información,
requiriendo por tanto que los docentes internalicen el rol actual del conocimiento
fundamentado en conceptos tales como ética, valores, visión y creencias, que le
den sentido a los procesos de incertidumbre y transición en el desarrollo de un
país.

En este orden de ideas, destaca que al docente le han sido asignados


diversos roles desde diferentes perspectivas pedagógicas: transmisor de
conocimientos, supervisor o guía del proceso de aprendizaje e incluso
investigador. No obstante, en el proceso educativo actual la función del educador
no puede reducirse a la simple transmisión de información, ni a la facilitación del
aprendizaje en el sentido de concretarse a arreglar un ambiente educativo
enriquecido, esperando que los alumno por sí solos manifiesten una actividad
auto-estructurada: el docente debe constituirse en organizador y mediador del
encuentro del alumno con el conocimiento.

Al respecto, Gimeno (2005), manifiesta que,

“el profesor es mediador entre el alumno y la cultura a través de su


propio nivel cultural, por la significación que asigna al currículo en
general y al conocimiento que transmite en particular, así como por
las actitudes que tiene hacia el conocimiento o hacia una parcela
especializada del mismo. De acuerdo con ello, la formación del
profesional involucrado en los fenómenos educativos y en el ejercicio
de la docencia puede plantearse como un proceso complejo, pues
involucra no solo impulsar en los discentes el aprendizaje y desarrollo
personal, sino la necesidad de disponer tanto de un marco de
referencia interpretativo como de estrategias de intervención que le
permitan orientar su reflexión y práctica pedagógica”.

Con base a lo anteriormente planteado, la enseñanza ha de ser


concebida como el proceso de orientación del aprendizaje del estudiante por
parte del docente, quien propicia las condiciones y crea las situaciones de
aprendizaje en las cuales aquél se apropia de los conocimientos y desarrolla
habilidades que le permiten una actuación responsable y creadora.
Entonces, dicha concepción reconoce al docente como orientador que
conduce al estudiante por el camino del saber, sin imposiciones pero con la
autoridad suficiente que emana de su experiencia y, sobre todo, de la
confianza que en él han depositado sus estudiantes, a partir del
establecimiento de relaciones afectivas basadas en valores como
aceptación, respeto mutuo, comprensión y solidaridad.

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