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TEMA Nº 5

LOS EFECTOS DEL CONTRATO

I.- INTRODUCCIÓN: Cuando un contrato nace a la vida jurídica en cumplimiento a


los requisitos de formación, validez y eficacia, genera una serie de obligaciones y
derechos a las partes. Por lo que el contrato constituye una de las más importantes
fuentes de las obligaciones, teniendo como efecto inmediato la creación de una
relación jurídica, que a su vez de su propia definición se traduce básicamente en
obligaciones, que analizaremos en este tema con sus normas propias y
específicas1.

1.1.- Principios en materia contractual: Para mayor comprensión del tema es


preciso revisar brevemente los principios que sustentan a los contratos y que
son recogidos por la mayoría de del derecho comparado; así tenemos:

1.1.1. Principio de la Autonomía de la Voluntad: La libertad contractual


significa que las partes pueden estipular libremente los contratos (en
cuanto a su forma, configuración, y contenido), sin más limite que la ley,
la moral y las buenas costumbres.

1.1.2. Principio de la fuerza vinculante u obligatoria: El contrato es


considerado como una ley a las partes contratantes, y no puede ser
disuelto sino por mutuo acuerdo o causas legales.

1.1.3. Principio de la Buena Fe: El contrato debe ser celebrado con buena
fe entre las partes; esto es en todo el proceso de contratación del “iter
contractual” (negociación, celebración y ejecución) y no sólo se refiere a
las obligaciones principales sino también accesorias del contrato.

1
No debemos olvidar que las obligaciones en general son analizadas en nuestro Código Civil en los Arts. 291
y ss; que desde luego son también aplicables a los contratos.
1.1.4. Principio de Integración: Para la existencia de un contrato las partes
deben estar conformes con todas sus estipulaciones y no puede haber
discrepancia alguna; caso contrario, de acuerdo con los usos y la
equidad, rigen las normas supletorias de integración contractual.

1.1.5. Principio de relatividad: Los contratos sólo afectan a las partes


contratantes, por lo que no aprovecha ni perjudica a terceros, salvo
pacto o disposición de la ley.

1.1.6. Principio de Consensualidad: Los contratos sean con efectos reales


u obligacionales, se perfeccionan con el simple consentimiento, salvo la
formalidad o solemnidad impuesta por ley.

Como se puede observar estos principios son interdependientes y recogidos


expresamente en nuestra legislación en el mismo sentido, por lo que analizamos
puntualmente:

2.- Autonomía de la voluntad, libertad contractual y sus límites (Art. 454 CC):
Este principio recogido en nuestra legislación implica las partes pueden crear,
modificar o extinguir cualquier tipo de obligaciones y determinar libremente
cualquier contrato, pero dentro de los limites impuesto por la ley y los intereses digno
de protección. Recordemos que antiguamente la voluntad de las partes no tenía
límites, sin embargo, en nuestra legislación -como en muchas otras- esta voluntad
es restringida por el orden público, la moral y las buenas costumbres. Son ejemplos
claros de ello cuando la legislación prevé que el contrato tenga un objeto, causa y
móviles lícitos, cuando precautela los intereses usureros, o la rescisión del contrato
por excesiva onerosidad, la lesión, etc.

El principio consagrado es el respeto a la autonomía de voluntad privada que no


implica su carácter absoluto ya que la doctrina moderna también destaca el hecho
del fundamento moral, social y económico. No obstante, bajo esos parámetros, la
posibilidad en la creatividad, precisión y detalles de su celebración están
plenamente permitidos por nuestra legislación.

3.- Eficacia del Contrato (Art. 519 CC) En conformidad al principio latino “pacta
sunt servanda” (los pactos deben cumplirse), el contrato es considerado como una
fuerza de ley entre las partes; esto es como si el contrato tuviese el mismo valor y
autoridad que la ley, dándole al precepto un verdadero sentido de cumplimiento y
obligatoriedad; sin embargo, queda claro que no son lo mismo ya que la ley –entre
muchas otras diferencias- tiene origen y formación en la asamblea o parlamento, es
de carácter universal, general, abstracta, etc; mientras que el contrato surge de la
autonomía de la voluntad y su cumplimiento se circunscribe a las partes
contratantes; podríamos decir que es una norma privada.

Por su parte el mismo precepto consagra la posibilidad de que el contrato pueda ser
disuelto por el consentimiento mutuo y por causa legales. Por lo que en general la
disolución solo opera por mutuo consentimiento, ya que es natural que quienes
crean el contrato puedan a su vez disolverlo; salvo que el mismo prevea la
disolución unilateral o cuando la ley autoriza como sucede con el mandato que es
revocable en cualquier momento (Art. 828 CC); el depósito (Art. 850 CC); etc.

4.- Ejecución de Buena fe e integración del contrato (Art. 520 CC): Nuestra
legislación complementa estos principios con la ejecución de buena fe e integración
que no sólo a su celebración y a lo expresado en el contrato, sino también a la
negociación, celebración y a los efectos que derivan de la naturaleza, usos y la
equidad que imponen al mismo. Morales Guillen2 destaca la inserción automática
de cláusulas impuestas por la ley (Art. 466), como la reducción automática de
intereses (Art. 409 CC); el hecho de la accesoriedad del objeto, como los frutos
sobre la cosa principal; la función integradora del contrato del artículo 513 CC, etc.
que tienen la misma función supletoria, de integración e interpretación, aunque no
hayan sido expresadas en el contrato.

2
Morales Guillen C.; Ob. Cit., pág. 612
5.- Eficacia de los contratos respecto a terceros (Art. 523 CC): El principio
consagrado es que “los contratos no dañan ni aprovechan a terceros” por lo que los
contratos son relativos solo a las partes que han participado directa o indirectamente
(representación-mandato) en los mismos. Aceptar un principio en sentido contrario
a lo expresado resultaría una incoherencia y una violación a la propia autonomía de
la voluntad de las partes.

El Artículo 523 del CC expresa “los contratos no tienen efecto sino entre las partes
contratantes y no dañan ni aprovechan a un tercero, sino en los casos previstos por
ley” tiene estrecha relación con la misma noción del contrato (Art. 450 CC)3 al
reconocer efectos solo a sus contratantes.

No obstante, existe la excepción del propio artículo 523 in fine cuando expresa “sino
en los casos previstos por ley” por lo que existen casos que los terceros pese a que
no participan, pueden ser afectado o beneficiados en los contratos en los que ellos
no intervienen ni directa ni indirectamente. La doctrina a estos se los conoce como:

1. Terceros Absolutos (penitus extranius): que no les afecta los contratos de


ningún modo; sin embargo, a su vez tienen que respetar la existencia de alguna
relación jurídica celebrada por las partes contratantes, pues le son oponibles.
Vgr. Un bien afectado con servidumbre, el tercero debe respetar esa afectación
así no haya participado de la relación preexistente.

2. Terceros Relativos si les puede alcanzar sus efectos como a los sucesores o
herederos a título universal o particular en virtud al principio que el sucesor sigue
la personalidad de su causante (Art. 1007-II). Así lo expresa el artículo 524 del
CC “se presume que quien contrata lo hace para sí y para sus herederos y
causahabientes, a menos que lo contrario sea expresado o resulte de la

3
“Hay contrato cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí
una relación jurídica” por más críticas que se puedan hacer a esta definición, es claro que se trata de personas
o partes que entre sí crean, modifica o extinguen obligaciones.
naturaleza del contrato” esta última parte hace referencia por ejemplo a las
obligaciones personalísimas (intuito personae).

Finalmente habrá que decir que existe otra especie muy particular de excepción a
la regla que “los contratos no dañan ni aprovechan a terceros”, se trata de la
contratación a favor de un tercero (Art. 526 y ss CC) y la promesa respecto de un
tercero (Art. 531 CC) que deberá ser analizado en un acápite especifico.

6.- Principio de Consensualidad: Como habíamos señalado, en la actualidad por


la globalización, comercio e información, la regla es que los contratos sean de
carácter consensual y sólo se exige formalidad o solemnidad en aquellos
considerados por la ley o las partes bajo estas normas4. Este principio se desarrolla
y explica a continuación.

7.- Clases de efectos en los contratos. - Los efectos de acuerdo con nuestra
legislación pueden ser de dos clases:

1. Contratos con efectos reales (Art. 521): Los contratos con efectos reales son
aquellos que devienen de las obligaciones de dar, porque presuponen la
transferencia de un derecho real o constitución de un derecho real como la
compraventa o la prenda respectivamente. En estos casos la ley menciona que
estos contratos tienen efecto por el simple consentimiento, salvo que requieran
de alguna formalidad como la hipoteca y la anticresis.

Se debe advertir que antiguamente en el derecho romano y otras


legislaciones distinguían el título5 (contrato, ley, etc.) y el modo de adquirir el

4
Ver Artículos 491, 492 y 493 del Código Civil.
5
Para Ochoa Carvajal Raúl H. (Estudios sobres los Bienes, la propiedad y los otros derechos reales. Ed.
Copiyepes Ltda. 1991. Pag. 36, 39, 69, 74) El titulo se confunde muchas veces con la fuente de las obligaciones,
con el derecho personal e incluso con el documento en sí; por lo que se define al título como: “el hecho que
posibilita el surgimiento de un derecho real” como el contrato (compraventa, permuta, etc) o la ley; y el modo
es entendido como” la forma como se concreta el título en un derecho real”, a su vez este último puede ser
originario: ocupación accesión y prescripción; o derivativo: la transferencia entre vivos, por causa de muerte
derecho (original o derivativo), por lo que la transferencia de la propiedad
fuera del título (Ej: compraventa) requerían de un modo (Ej: tradictio) que era
un acto formal y solemne para el perfeccionamiento del mismo 6. Con la
legislación francesa la transferencia del dominio opera con el simple
consentimiento, salvo exigencia de formalidad de algunos contratos, misma
que es acogida por nuestro código civil.

Asimismo, la doctrina distingue los contratos con efectos reales que es la que
nos hemos referido (transferencia de la propiedad o la constitución de un
derecho real) con los contratos reales que son aquellos que se perfeccionan
con la entrega de la cosa, elemento necesario sin el cual no podría formarse.

2. Contratos con efectos obligatorios o personales: Los contratos con efectos


personales u obligatorios son lo que surgen de las obligaciones de servicio u
abstención y que no presuponen la transferencia o constitución de un derecho
real. Por lo que desde luego que, bajo esta perspectiva, también los contratos
pueden generar efectos obligacionales o personales, como el contrato de
prestación de servicios, el mandato, etc.

8.- Contratos sobre cosas determinadas solo en su género: Al respecto la


legislación (Art. 522 CC) es clara en sentido que la transferencia de cosas solo
determinadas en su género, opera únicamente cuando la misma se la individualiza.
Su incorporación en este tema obedece a que la transferencia queda en suspenso
mientras no se individualiza la cosa7, por lo que no basta el consentimiento indicado
en los contratos con efectos reales (Art.521 CC).

y la tradición. Finalmente, en algunas legislaciones título sólo, por ley puede generar un derecho real (Francia),
en otras requiere estar unido a un modo (Colombia).
6
Modernamente esta tradictio opera con el registro en derechos reales.
7
En igual sentido podría afirmarse de la venta de cosas futuras, esta solo se transfiere mientras la cosa exista.
9.- Interpretación de los contratos: Para encontrar el alcance y sentido e indagar
las circunstancias del contrato, es necesario realizar una labor interpretativa. En
este sentido son dos las corrientes:

1. La Teoría de la Interpretación Subjetiva: Intenta descifrar la voluntad


sicológica de los contratantes, la verdadera intención de las partes, por lo
que debe indagar el consentimiento o voluntad interna más que la
voluntad declarada.

2. La Teoría de la Interpretación Objetiva: La interpretación de los


contratos se basa en la voluntad declarada por las partes, es decir, a la
inversa que la anterior busca a la declaración, es decir la forma como ha
sido expresada dicha voluntad. Para muchos lo importante de esta teoría
es encontrar “el significado que tiene en el tráfico jurídico, en la vida social,
apreciando qué es lo socialmente más útil o lo que la justicia indica como
lo más saludable o deseable”8

Nuestro Código aparentemente se inclinaría por la primera (Art. 510 CC), sin
embargo, como en la mayoría de las legislaciones modernas se emiten principios y
reglas que debe seguir el intérprete. En este sentido, Morales Guillen menciona que
podemos encontrar reglas de naturaleza subjetiva en los artículos 510, 514, 515 y
516 y reglas objetivas los artículos 511, 512, 513 y 518 y finalmente el Art. 517 que
busca criterios de equidad9.

8
http://www.farahabogados.cl/arcis/efectos%20del%20contrato.pdf
9
Ibidem, pág. 597

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