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Reporte de lectura

Montalvo Jiménez Yanet

Maestría en alta Dirección, Instituto Universitario de Iberoamérica


Metodología de la Investigación
Dra. Mariana Mora Palacios
Fecha
01 de julio del 2023
La teoría del conocimiento en investigación científica: una visión actual,

La teoría del conocimiento en la investigación científica se refiere al estudio


de cómo se adquiere, valida y utiliza el conocimiento en el ámbito científico. En la
actualidad, hay varias perspectivas y enfoques en esta área, pero hay algunos
conceptos clave que se consideran relevantes. Es un proceso desarrollado por el
hombre para aprender su mundo y realizarse como individuo, y especie.

Empirismo y racionalismo: Estas son dos corrientes filosóficas


tradicionales en la teoría del conocimiento. El empirismo sostiene que el
conocimiento se deriva principalmente de la experiencia sensorial y la observación.
Por otro lado, el racionalismo argumenta que la razón y el pensamiento lógico son
fundamentales para el conocimiento. En la investigación científica, ambos enfoques
son importantes, ya que la observación y la experimentación se combinan con la
lógica y la inferencia para generar conocimiento.

Método científico: El método científico es un enfoque sistemático utilizado


para obtener conocimiento en la investigación científica. Comienza con la
observación y la formulación de una pregunta o hipótesis. Luego, se lleva a cabo un
diseño experimental para recolectar datos y probar la hipótesis. Los datos se
analizan y se llega a conclusiones basadas en evidencia. Este enfoque riguroso y
sistemático ayuda a garantizar la validez y confiabilidad del conocimiento científico.

La investigación científica ha devenido en un proceso aceptado y validado


para solucionar interrogantes o hechos nuevos encaminados a conocer los
principios y leyes que sustentan al hombre y su mundo; posee sistemas propios
basados en el método de hipótesis-deducción/ inducción complementados con
cálculos estadísticos y de probabilidades.

Falsacionismo: Esta perspectiva, propuesta por el filósofo Karl Popper,


sostiene que el conocimiento científico se distingue por su capacidad para ser
falsado o refutado. Según esta visión, las teorías científicas deben ser formuladas
de manera que puedan ser sometidas a pruebas y refutadas si los resultados
experimentales no las respaldan. La falsabilidad es fundamental para garantizar la
objetividad y la capacidad de corregir el conocimiento científico.

Paradigmas y revoluciones científicas: Según el filósofo Thomas Kuhn,


la ciencia avanza a través de paradigmas, que son conjuntos de creencias y
supuestos compartidos por una comunidad científica en un momento dado. Los
paradigmas sustentaron el marco teórico y metodológico para la investigación. Sin
embargo, en ciertos momentos, puede haber una revolución científica en la que se
reemplaza un paradigma existente por otro nuevo debido a anomalías y desafíos
que el paradigma anterior no puede explicar. Esta visión reconoce que el
conocimiento científico es una empresa en constante evolución y cambio.

Contextualidad y perspectivas socioculturales: La teoría del


conocimiento científico también reconoce la importancia del contexto sociocultural
en la producción y validación del conocimiento. Las ideas y creencias de una
determinada comunidad científica, así como los factores sociales, políticos y
económicos, pueden influir en la investigación y en la forma en que se percibe y
utiliza el conocimiento científico.

La perspectiva socioconstructivista destaca la interacción entre los individuos


y la sociedad en la construcción del conocimiento científico.

Estos son solo algunos aspectos destacados de la teoría del conocimiento


en la investigación científica en la actualidad. Es importante tener en cuenta que
esta área sigue siendo objeto de debate y evolución constante, a medida que se
desarrollan nuevas teorías y enfoques para comprender cómo se adquiere y se
aplica el conocimiento científico.

Palabras clave: Conocimiento, investigación científica, epistemología,


métodos, investigadores, enfoques.
El problema de la relación sujeto-objeto y sus implicaciones en la teoría
educativa

La relación sujeto-objeto es un concepto fundamental en la filosofía y tiene


implicaciones significativas en la teoría educativa. Este problema se refiere a la
interacción entre el sujeto (el individuo que percibe, conoce y aprende) y el objeto
(el mundo exterior, el contenido del conocimiento). La forma en que se entienda y
se maneje esta relación afecta la manera en que se concibe la educación y se
diseñan los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Tradicionalmente, la relación sujeto-objeto ha sido planteada de dos formas


principales: el objetivismo y el subjetivismo. El objetivismo considera que el objeto
tiene una existencia independiente y objetiva, y el sujeto debe adaptarse y conocerlo
a través de la observación y la experiencia. Bajo esta perspectiva, el conocimiento
objetivo y la verdad son alcanzables y pueden transmitirse de manera directa. Este
enfoque ha influido en enfoques educativos más tradicionales, donde el maestro es
el poseedor del conocimiento y el alumno es un receptor pasivo.

Por otro lado, el subjetivismo sostiene que el objeto es una construcción


mental y que el conocimiento es subjetivo y depende de la experiencia y la
interpretación individual. Desde esta perspectiva, el conocimiento es una
construcción activa y personal del sujeto, y la educación se enfoca en el desarrollo
de habilidades de pensamiento crítico, reflexión y construcción de significado
propio. Enfoques como el constructivismo y el enfoque basado en problemas se
alinean con esta visión.

Sin embargo, la relación sujeto-objeto no es no obstante una dicotomía entre


objetivismo y subjetivismo, sino que puede entenderse como una interacción
compleja y dinámica. En la teoría educativa contemporánea, se adoptan elementos
de ambos enfoques y se busca integrarlos de manera equilibrada.
Se reconoce que el sujeto no puede separarse completamente del objeto, ya
que nuestra experiencia y conocimiento están influenciados por el contexto social,
cultural y personal en el que nos encontramos.

Las implicaciones de esta relación en la teoría educativa son significativas.


Si se adopta un enfoque puramente objetivista, la educación se centra en la
transmisión de información y la reproducción de conocimientos establecidos. En
cambio, si se adopta un enfoque puramente subjetivista, la educación se enfoca en
el desarrollo de habilidades y capacidades individuales, pero puede haber una falta
de referencia a conocimientos y estándares compartidos.

El objeto de conocimiento surge en tanto que un ente (en este caso se


supone que únicamente el ser humano es capaz de conocer) fija su atención en otro
ser cualquiera (material o inmaterial) con la intención de conocerlo porque:

"la objetividad se convierte con la intencionalidad precisamente porque el


objeto conocido no se da de suyo…" (Polo, 2006: 41)
Un enfoque más equilibrado reconoce la importancia tanto del conocimiento
como de la experiencia y la interpretación individual. Se busca promover el
pensamiento crítico, la reflexión y la construcción de significado, al tiempo que se
proporcione una base sólida de conocimientos y habilidades. También se considera
relevante el contexto social y cultural en el que se lleva a cabo la educación,
fomentando el diálogo, la diversidad de perspectivas y el desarrollo de la autonomía
del estudiante.

El conocimiento de la realidad, en esencia, es imposible; parece que los seres


humanos no nacimos para conocer la realidad, tal vez, sólo vengamos a este mundo
con las facultades necesarias para sobrevivir en él, mas no para conocerlo en
esencia.

El problema de la relación sujeto-objeto en la teoría educativa radica en


encontrar un equilibrio entre la objetividad y la subjetividad, reconociendo la
interacción compleja entre el sujeto y el objeto. Esto implica considerar tanto los
conocimientos objetivos como las experiencias y construcciones individuales,
fomentando el pensamiento crítico, la reflexión y el desarrollo de habilidades, dentro
de un contexto social y culturalmente relevante.

Todos los seres humanos sentimos y pensamos de manera diferente. Es una


de las razones por la que los sujetos cognoscentes tendrán que ponerse de acuerdo
sobre lo que se debe entender por determinado objeto de conocimiento.

Para Platón las ideas son objetivas. Forman un orden sustantivo. El mundo
sensible tiene enfrente al suprasensible. Y así como descubrimos los objetos del
primero, en la intuición sensible, en la percepción; así descubrimos los objetos del
segundo, en una intuición no sensible; la intuición de las ideas (Hessen, 2011: 44-
46). Se puede observar cierta necesidad o finalidad de determinar, establecer, fijar
o decretar en los demás la idea de un orden objetivo, dogmático e ideal que se
puede "descubrir" con la razón.

"la voluntad no sólo es libre, sino omnipotente; no sólo crea su propia


conducta, sino su propio mundo; y así como se determina en sus acciones y
se configura su mundo, ambos son el conocimiento que la voluntad tiene de
sí misma y no otra cosa; y al hacerlo determina las otras dos cosas, pues
fuera de ella no existe nada; y la conducta del hombre y el mundo mismo son
voluntad; sólo en ese supuesto es verdaderamente autónoma…"
(Schopenhauer, 1997: 216).
Los saberes se transforman en "doctrinas fijas" debido a la necesidad
ontológica de que la realidad educativa no cambie, mude, varíe, se altere o se
transforme, porque que no conviene a los intereses del orden imperante.

Se supone que la situación cambia y se transforma constantemente


(relativismo) y, debido a ello el aprendizaje se entiende como un proceso que
modifica la percepción de la realidad, derivado de la reorganización de yo y como
significativo o experiencial: cognoscitivo y afectivo (auto-promovido).

Se puede estimar que los seres humanos no venimos a este mundo con las
facultades necesarias para conocer la esencia de la realidad educativa y que, por lo
mismo, lo único que podemos hacer, en términos cognoscitivos, es elaborar un
mapeo de la misma (definición, características, función, finalidad, clasificación,
elementos, etc.) utilizando para ello nuestras facultades (razón y/o sentidos) con las
que elaboramos ciertos supuestos para resolver los problemas del conocimiento
dependiendo de nuestros intereses ontológicos.
Referencias Bibliográficas.

Ramírez, Augusto V.
La teoría del conocimiento en investigación científica: una visión actual
Anales de la Facultad de Medicina, vol. 70, núm. 3, 2009, pp. 217-224
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima, Perú.

Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo ISSN


2007 – 7467.

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