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SISTEMA VESTIBULAR

PSICOBIOLOGÍA
O EQUILIBRIO

CÁTEDRA: Psicobiología

PROFESORA: Sanchez, Leila

INTEGRANTES: Aldonate, Ornella Agustina 44349576

Cáceres, Florencia Agustina 44015118

Chambi, Romina Natalia A. 45560928

Galleguillos, Guadalupe Fernanda 45109473

Garzón, Melisa Araceli 46761633

Gil Heredia, Florencia 42268673

Hoyos Jorgelina Judith 42528880

Serrano Damaris Ester 39463570

Tolaba, Noelia Ayelén A. 44350578

AÑO: 2023
SISTEMA VESTIBULAR O EQUILIBRIO
El sistema vestibular es uno de los primeros sistemas sensoriales en
desarrollarse en el transcurso de la fase prenatal y entra en función desde el
nacimiento. Es el encargado de regular el sentido del equilibrio y del
movimiento y permite situarnos dentro del espacio, así como tomar conciencia
de los desplazamientos que realizamos y los que realizan los objetos de
nuestro entorno.
Tiene dos componentes: los sacos vestibulares y los canales semicirculares,
segundo y tercer componentes de los laberintos óseos. Los sacos vestibulares
son sensibles a la fuerza de gravedad e informan al cerebro sobre la
orientación de la cabeza. Los canales semicirculares responden a la
aceleración angular – cambios en la rotación de la cabeza – pero no a la
rotación constante. También responden (aunque más débilmente) a cambios
en la posición o a la aceleración lineal.
El sentido vestibular está clasificado dentro de los Sentidos “Somáticos”, ya
que, aunque dispone de un órgano o aparato donde se agrupan sus receptores
en una zona concreta del cuerpo, siempre trabaja en cooperación con
información proveniente de otros sentidos (propioceptivo y visual) por lo que no
está limitado a un espacio determinado del cuerpo.

Aparato Vestibular
Los laberintos óseos están conformados por: la cóclea, los canales y los sacos
vestibulares (el utrículo y el sáculo). Los canales se encuentran en los tres
planos principales de la cabeza: sagital, transversal y horizontal. Los receptores
en cada canal se activan por cambios de rotación, es decir, de la aceleración
angular de un plano. Los tres canales detectan movimientos de aceleración
rotatoria y horizontal. Las señales procedentes de estos canales controlan los
movimientos oculares y permiten que la mirada se mantenga fija mientras se
mueve la cabeza (Reflejo Vestíbulo-Ocular).

Equilibrio. ¿Qué es?


El equilibrio es el estado por el cual el cuerpo conserva una postura estable
contrarrestando la acción de la gravedad, o también conocido como “el arte de
no moverse”.
El sentido del equilibrio se desarrolla en los primeros años de vida del ser
humano. Como muchas de las funciones corporales, a partir de una cierta edad
comienza a decaer.
El sistema vestibular es el único que no tiene percepción de sí mismo. No
somos conscientes del equilibrio cuando está funcionando bien, y solo nos
damos cuenta de él a través de los otros sistemas sensoriales, sensación de
vértigo (molestias en el estómago), perdida de estabilidad (a través de la
visión), etc.
Para el mantenimiento del equilibrio cooperan 3 Sistemas:
● Sistema vestibular.
● Sistema visual.
● Propiocepción (receptores repartidos por todo el cuerpo que informan de
la posición de las articulaciones).
Existen algunas sensaciones o síntomas que pueden llegar a afectar el
equilibrio, como por ejemplo:
● Mareo: Es un término ambiguo. En castellano, se refiere tanto a la
sensación de inestabilidad como a una presencia inespecífica de malestar, de
náuseas o de aturdimiento. No es un término recomendable.
● Inestabilidad postural: Se refiere a la sensación subjetiva del paciente de
pérdida de equilibrio, es decir, de propensión a perder la posición postural que
mantiene.
● Vértigo: Sensación de movimiento rotatorio del cuerpo o de los objetos
que lo rodean; en castellano, también se utiliza para referirse a la inseguridad a
las alturas y por ello, es muy importante preguntar directamente al paciente
respecto a lo que realmente siente.

Ciclo Vital
 Período PRENATAL – NATAL
El sistema vestibular comienza a desarrollarse en el útero. Este se forma a los
30 días de gestación; en donde el oído interno y las cavidades empezarán a
enviar impulsos al cerebro en desarrollo, creando conexiones con los centros
de control postural, de movimiento corporal, también de alerta, de movimiento
de los ojos y de integración sensorial.
Cuando el feto tiene sólo 5 meses, su sistema vestibular está increíblemente
bien desarrollado; y le proporciona al cerebro en crecimiento una gran cantidad
de información sensorial, ya que el feto se balancea de un lado a otro por los
movimientos de su madre.
Al nacer cualquier movimiento que cambie la posición del bebé; que lo
balancee, darle la vuelta, ponerlo a saltar, mecerlo o darle vueltas suavemente
estimula y fortalece su sistema vestibular. Esto lo prepara para un desarrollo
vestibular saludable. Aquí este sistema suele compararse con el «controlador
de tráfico del cerebro» para toda la información sensorial que recibe. Clasifica y
transmite la información sensorial que llega de otros órganos sensoriales y la
transmite a las distintas regiones sensoriales del cerebro.
Desde el nacimiento, el bebé tiene que desarrollar sus propias habilidades
frente a la gravedad, lo que requiere el desarrollo del tono muscular, el control
postural y la cooperación con otros sentidos. La vista y el equilibrio tienen que
aprender a trabajar juntos; el oído apoya localizando el sonido en el entorno
(orientación frente a estímulos externos); el tacto y la conciencia muscular
(propiocepción) ayudarán al bebé a desarrollar una conciencia interna de su
lugar en el espacio. Ninguno de estos sentidos puede trabajar de forma aislada.
En el bebé, los primeros movimientos son descontrolados, pero cuanto más se
mueven van consiguiendo mejor control mediante un aprendizaje propioceptivo
o conocimiento de sí mismo que se adquiere directamente experimentando el
movimiento.

 Período INFANTIL
El desarrollo vestibular infantil inicia en la fase prenatal y entra en función
desde el nacimiento, donde el equilibrio es un factor de la motricidad que
evoluciona progresivamente de tal forma que, a los 2 años, el niño ya es capaz
de mantenerse sobre un apoyo por un breve período de tiempo. A los 3 años,
se puede hablar de equilibrio estático (sobre un pie) en donde logra
mantenerse unos segundos, y de equilibrio dinámico (estabilidad durante la
deambulación sobre líneas trazadas en el suelo) que se hace más completo en
los niños de 4 años.
Solo a partir de los 7 años, el equilibrio deja de depender de la información
visual y es correcto a ojos cerrados. A partir de este momento, la dificultad
cambia con la complejidad que impone la base de apoyo (características,
estabilidad y amplitud o límites de estabilidad), altura del centro de gravedad,
número de apoyos, elevación sobre el suelo y dinamismo del ejercicio. Sin
embargo, es la integración de los sistemas Sensorial y Motor, lo que le da
significado a la sensación y objetivo del movimiento, siendo la base de
funciones cognitivas posteriores.
El desarrollo del equilibrio es progresivo y continuo, llegando hasta los 7 años y
continuando más allá de la pubertad.
Finalmente, desde los 8 a 10 años se da el perfeccionamiento gradual de la
precisión adquirida y la mecanización de los movimientos habituales junto con
la aceleración de estos.
¿Por qué es importante el sentido vestibular para el desarrollo del niño?
El sentido vestibular es crucial para el desarrollo del niño, ya que le ayuda a
trabajar, descansar y jugar. Un sistema vestibular típicamente receptivo permite
al niño sentirse seguro y confiado en su cuerpo, de modo que pueda moverse,
atender para aprender y descansar.
¿Qué pasa si hay una falta de madurez en el sistema vestibular?
Esta madurez afectará al lenguaje (por su relación con vista y oído) y al
aprendizaje por:
Campo visual inestable por inestabilidad de la vista y del cuello.
Dificultad para comprender el lenguaje y escuchar atentamente, y por lo tanto
de hablar. (Relacionado a través del VIII para craneal que transmite la
información de vista y oído para integrarla).
Con respecto a las sensaciones que pueden afectar el equilibrio, para los niños
muy pequeños que no pueden describir lo que sienten, el vértigo puede
demostrarse aferrándose a los padres o cuidadores, negándose a ponerse de
pie o quedándose dormidos. El niño mayor puede decir que “la casa se está
moviendo” o “me estoy cayendo”. También es importante tener en cuenta
cuándo se produce la sensación y durante cuánto tiempo. Un giro intenso y
constante sugiere un daño reciente en un lado del sistema periférico, que
nunca se ve con vértigo debido a problemas en el sistema visual.
Los daños en la función vestibular de los niños pueden manifestarse en la
dificultad para realizar ciertas actividades como correr, saltar, montar en
bicicleta o practicar algunos deportes, así como problemas en la lectura y en la
capacidad de atención y concentración en clase.

 Período ADOLESCENCIA
Durante la adolescencia, el sistema vestibular y el equilibrio continúan
desarrollándose y mejorando. El sistema vestibular es responsable de detectar
los movimientos de la cabeza y la posición de esta en el espacio, y envía esa
información al cerebro para ayudar a mantener el equilibrio. Durante la
adolescencia, los componentes del sistema vestibular, como los oídos internos
y los nervios que los conectan al cerebro, continúan desarrollándose y
madurando.
El crecimiento y desarrollo físico en esta etapa también pueden afectar el
equilibrio. A medida que los adolescentes crecen y cambian su centro de
gravedad, deben adaptar su equilibrio y postura para mantener una estabilidad
adecuada. Además, pueden estar involucrados en actividades deportivas y
físicas que requieren una buena coordinación y equilibrio, lo que puede
contribuir al desarrollo y mejora de su sistema vestibular y equilibrio.
La presencia de inestabilidad es una queja relativamente frecuente en la
práctica pediátrica diaria y en los adolescentes. El diagnóstico diferencial de la
inestabilidad en los adolescentes presenta muchas diferencias respecto al resto
de los pacientes pediátricos y, sobre todo, respecto a los adultos. En
ocasiones, es difícil obtener una información clara por la anamnesis y también
pueden sumarse factores psicológicos que complican la recogida de
información clínica y el abordaje diagnóstico.
En este período, el sistema vestibular puede llegar a sufrir ciertos tipos de
trastornos como, por ejemplo, el vértigo o el mareo, los cuales son más
comunes de lo que se puede considerar siendo sus causas más frecuentes el
vértigo paroxístico benigno (VPB) y la migraña vestibular (MV). Estas
enfermedades representan cerca del 40% de los casos.
El vértigo que un adolescente puede describir como “en mi cabeza” y la
habitación o los alrededores no se mueven puede deberse a un equivalente de
migraña, problemas oculomotores o hipotensión ortostática (es decir, caída de
la presión arterial al levantarse para ponerse de pie) y a menudo se asocia con
un dolor de cabeza. En algunos casos, la sensación de vértigo puede estar
asociada con náuseas, pérdida de apetito, vómitos, dolor abdominal (p. ej., el
niño dice que “me duele la barriga”) y/o dolores de cabeza. Sin embargo, si el
daño al sistema vestibular periférico es bilateral (ambos lados) o central, es
posible que no haya vértigo.
La migraña vestibular tiene como síntoma más frecuente el vértigo rotatorio,
aunque también pueden tener sensación de mareo, balanceo, vértigo
posicional o desequilibrio. Estos episodios tienen una duración variable, entre
minutos y varios días.
Algunos también pueden experimentar problemas de equilibrio debido a
factores como trastornos del oído interno, lesiones en la cabeza o uso de
sustancias. Si se presentan problemas de equilibrio persistentes.

 Período ADULTEZ
A medida que envejecemos, este sistema puede deteriorarse, lo que puede
afectar el equilibrio y aumentar el riesgo de caídas. Algunos de los cambios que
ocurren en el sistema vestibular durante la vejez incluyen la disminución del
número de células sensoriales en los órganos del oído interno, la pérdida de
capacidad de los nervios para transmitir señales al cerebro y la disminución de
la sensibilidad del cerebro a las señales sensoriales.
Los cambios en el sistema vestibular pueden ser agravados por otros factores
que afectan el equilibrio, como la disminución en la fuerza muscular y la
reducción de la flexibilidad de las articulaciones.
Los tres problemas más recurrentes en el adulto que generan problemas de
mareo e inestabilidad son el VPPB o Vértigo Posicional Paroxístico Benigno, la
presbivestibulopatía y las patologías del sistema vestibular central.
El envejecimiento biológico genera lentos cambios fisiológicos en las
estructuras corporales teniendo repercusiones tales como la disminución de la
fuerza muscular, la velocidad de movimientos, tiempo de respuesta, cambios
en el equilibrio y pérdida auditiva entre otros. El declive de las estructuras
vestibulares relacionado con la edad precede al declive funcional. Esta
disociación entre deterioro morfológico y funcional sólo puede ser explicado por
mecanismos compensatorios que finalmente van a ser clave en la recuperación
funcional de nuestro paciente. La compensación central y la sustitución
sensorial se encuentran entre los mecanismos compensatorios involucrados.
La prevalencia de las patologías vestibulares asciende de forma exponencial a
partir de la quinta década llegando a afectar hasta el 80 % más allá de los 80.
La patología vestibular genera síntomas como vértigo, mareo inestabilidad y
problemas de equilibrio generando múltiples problemas en la vida diaria de las
personas como dificultades en la marcha, caídas, inseguridad y problemas
cognitivos. Existe una asociación directa entre deterioro del sistema vestibular y
las actividades de la vida diaria.
¿En qué consiste la rehabilitación vestibular?
La rehabilitación vestibular es la ejecución sistemática y planificada, por parte
del fisioterapeuta, de una serie de ejercicios que tienen como objetivo la
reducción o eliminación de los síntomas del paciente. Estos ejercicios se
realizarán de dos formas diferentes, dirigidos por el profesional sanitario en
consulta y como trabajo domiciliario. Se ha demostrado que la rehabilitación en
adultos mayores es casi eficaz en la reducción del vértigo, el mareo y la
oscilopsia como así también en la mejora de la estabilidad ocular, de la calidad
de la marcha, de la capacidad funcional global, de la calidad de vida, la
reducción del riesgo de caídas y la integración sensorio motriz.

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