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Presentación .

Nombres: Janjely Santana R., Madeline


Encarnación, Jenifer Ortiz, Jasmarling Terrero,
Mayelin Herrera, Mindre Alvarez, Karina Guzmán.

Matrículas: 21-SPSS-6-100, 21-SPSS-6-135, 21-


SPSS-6-045, 21-SPSS-6-044, 21-SPSS-6-134, 21-
SPSS-6-130, 21-SPSS-6-034.

Materia: Psicología Diferencial

Maestra: Carol Ludmila Rasuk Contrera.

Sección: 681.

Tema: Esquemas cognitivos.


Universidad: Dominicana O&M

Esquemas cognitivos

El esquema cognitivo es uno de los más importantes de los que son


utilizados en la psicología actual, independientemente de si es en
intervención y terapia o en investigación. Gracias a él, es posible crear
teorías sobre diferentes patrones de comportamiento, sesgos y prejuicios,
y tipos de creencias que definen a cada persona.

En cierto modo, cada uno de nosotros tenemos nuestro sistema de


esquemas cognitivos, y estos quedan expresados a partir de lo que
decimos y hacemos. Forman parte de nuestra identidad y del modo en el
que nos hemos acostumbrado a "leer" la realidad.

En este artículo veremos qué es exactamente eso de los esquemas


cognitivos y cómo nos afectan en nuestro modo de pensar, ya sea de
manera consciente o inconsciente.

Parte de nuestra identidad se basa en el modo en el que organizamos


mentalmente todos esos conceptos, creencias y aprendizajes que
utilizamos para vivir el día a día. De hecho, si la mente humana es tan
compleja y fascinante es entre otras cosas porque puede encontrar una
cantidad casi infinita de maneras de generar interpretaciones acerca de la
realidad, teniendo cada una de ellas una relativa coherencia interna.

Sin embargo, es complicado que una misma persona mantenga a la vez


muchos patrones de conducta bien diferenciados. A la práctica, de
hecho, esto indicaría que no hay un estilo de comportamiento, sino que
lo que define la acciones de ese individuo es pura y llanamente el caos,
lo impredecible. La realidad, en cambio, nos dice que nuestra forma de
ser sigue unas directrices relativamente estables. Quien evita hablar con
desconocidos es muy probable que no pase de la noche a la mañana a
buscar ser el centro de atención.
Por ejemplo.
Nuestra manera de interpretar el mundo, nuestra identidad y las
relaciones sociales no es aleatoria y en cambio constante, sino que sigue
unos ciertos patrones que le dan estabilidad en el tiempo y en los
diferentes contextos por los que pasamos.

Ahora bien... ¿qué es lo que hay detrás de estos "raíles" que parecen
guiar nuestro comportamiento? Parte de esa "estructura psicológica" que
le da estabilidad a lo que hacemos se deriva justamente de lo que
pensamos.

Normalmente no actuamos de un modo que vaya en contra de nuestras


creencias, a no ser que nos obliguen a ello. Y son los esquemas
cognitivos justamente los diseños de ese circuito por el que suele ir
nuestro pensamiento y nuestras opiniones.

Eso sí, la idea de que nuestra manera de interpretar la realidad se


fundamenta en algo a lo que llamamos "esquemas cognitivos" no
significa que estos sean un elemento encerrado en nuestra cabeza,
aislado del exterior. En realidad, su configuración se ve condicionada
por las influencias culturales a las que nos exponemos, así como por las
experiencias específicas del día a día (aunque en la mayoría de los casos
esta clase de "huellas" son casi imperceptibles). Procesos cognitivos y
eventos externos se afectan mutuamente, en una relación bidireccional.
Dicho de un modo resumido, los esquemas cognitivos son sistemas de
relaciones entre conceptos que hacen que haya una mayor probabilidad
de pasar de ciertas ideas a otras. Por ejemplo, si para nosotros el
concepto de consumir carne animal está relacionado con el concepto de
"lo malo", es difícil que al ver un espectáculo taurino pensemos en el
concepto de "arte".

Otro ejemplo
Seria el de alguien que crea fervientemente en el dios cristiano. Para esta
persona es fácil que detrás del diseño de los elementos que encuentra en
la naturaleza vea la mano de un ingeniero. Por consiguiente, el concepto
"naturaleza" estará relacionado con un concepto que define solo una
parte de lo que existe, y no todo, por lo que creerá que hay algo más allá
de la materia: la divinidad.

Para un ateo, en cambio, es mucho más probable que el concepto de


"naturaleza" guarde una relación de equivalencia con el concepto de "lo
que existe", ya que para él no hay nada más que materia en movimiento.
Para terminar, alguien que tenga una autoestima muy baja,
probablemente, tendrá problemas a la hora de combinar su autoconcepto
con la idea de "éxito".

Es por eso por lo que aprenderá un estilo de atribución por el cual


interpretará que sus logros son en realidad un simple fruto de la suerte,
algo que le habría podido pasar a cualquiera. Por otro lado, también será
más posible que interprete las desgracias que le ocurren como si fuesen
su culpa, llegando a casos en los que se responsabiliza por las agresiones
y los ataques por parte de otros; esto es algo que se ve mucho en
víctimas de malos tratos.
Así pues, los esquemas cognitivos hacen que pasemos del concepto A al
B con más facilidad que del A al G, y de este modo se generan "redes"
de conceptos fuertemente interconectados y que mantienen una cierta
coherencia.

El concepto de esquema aparece en la obra de Piaget en relación con el


tipo de organización cognitiva que necesariamente implica más
asimilación: los objetos externos son siempre asimilados a algo, a un
esquema mental, a una estructura mental organizada.

Para Piaget, el esquema representa lo que puede repetirse y generalizarse


en una acción; es decir, el esquema es aquello que poseen en común las
acciones, por ejemplo “empujar” a un objeto con una barra o con
cualquier otro instrumento

Uno de los primeros esquemas es el del objeto permanente, que permite


al niño responder a objetos que no están presentes sensorialmente.

Más tarde el niño consigue el esquema de una clase de objetos, lo que le


permite agruparlos en clases y ver la relación que tienen los miembros de
una clase con los de otras.
En muchos aspectos, el esquema de Piaget se parece a la idea tradicional
de concepto, salvo que se refiere a operaciones mentales y estructuras
cognitivas en vez de referirse a clasificaciones perceptuales.

Funciones de los esquemas cognitivos.

Son seis las funciones principales de los esquemas cognitivos, aunque


diversos autores han mencionado otras utilidades para este recurso. A
continuación se presentan las más comunes entre los diferentes
investigadores del tema.

1- Sirven de soporte cognitivo al procesamiento de la información

El centro de toda la actividad cognitiva es procesar la información que se


recibe a cada segundo, ya sea para darle una utilidad o descartarla.

Desde este punto de vista, los esquemas ofrecen un marco de referencia


para asimilar toda la nueva información. Lo que ya está esquematizado
le da sentido y asidero a la nueva información a procesar.

2- Ayudan a distinguir la información relevante de la no relevante

Procesar información es costoso a nivel energético para el cerebro. Por


ello, hay que disponer de los recursos cognitivos de la manera más
eficiente posible.
Los esquemas con que cuenta cada persona le permiten clasificar la
información nueva según su relevancia, para dirigir la atención solo a lo
que resulte útil.

3- Permiten realizar inferencias y la comprensión contextual

No toda nueva información a la que se expone un sujeto cuenta con un


sistema de referencias apto para su comprensión. En muchas ocasiones,
habrá vacíos de información o falta de contexto. Allí entran en juego los
esquemas, dándole un significado a lo implícito, al encontrar relaciones
entre distintas ideas o conceptos.

4- Orientan la búsqueda organizada de nueva información

En muchas ocasiones, la nueva información a la que accede una persona


no le llega por azar, sino que la busca de forma voluntaria.

Sin esquemas previos acerca de lo que se desea buscar, el proceso sería


confuso, vago y desorganizado en el mejor de los casos. Serán los
esquemas relacionados los que guíen el proceso de búsqueda de
información.

5- Ayudan a sintetizar la información recibida

Los esquemas son en sí mismos formas sintéticas de información. Se les


concibe como las unidades mínimas de información.

Por ende, cuando se intenta procesar información compleja, los


esquemas cognitivos previos permitirán distinguir las ideas principales
de las secundarias y las complementarias, facilitando su jerarquización y
resumen.
6- Colaboran con la reconstrucción de información perdida

Es común que, cuando se intenta procesar información nueva, el sujeto


se encuentre con lapsus en su memoria u olvidos, que dificultan la
comprensión y asimilación de dicha información.

La utilidad de los esquemas previos, en estos casos, es alta, dado que


permiten poner a prueba hipótesis que ayuden a generar o regenerar
estos conceptos.

Sin profundizar mucho más en el tema, queda claro que los esquemas
cognitivos son altamente funcionales y están omnipresentes en todas las
fases del procesamiento y almacenamiento de la información.

Características de los esquemas cognitivos.


Los esquemas se consideran unidades cognitivas de alto
nivel, en tanto que son entidades con gran grado de
complejidad, compuestas a su vez por elementos mucho
más simples.

Los esquemas cognitivos son multifuncionales. Tienen una


función en cada uno de los procesos cognitivos: la
sensopercepción, la atención, el procesamiento de
información, la memoria, el aprendizaje, la resolución de
problemas, etc.

Como conclusión debemos saber que se encajan y conectan


entre sí, tienen variables y diversos niveles de abstracción y
permiten el aprendizaje en distintos niveles.

Tipos de esquemas cognitivos.


En este apartado, se explicarán los cinco tipos de esquemas existentes,
según las definiciones más comunes:

Esquemas sensoriales o marcos.


Son los esquemas que se tienen sobre los diferentes estímulos
sensoriales. Siguiendo con el mismo ejemplo de la silla, se tiene un
esquema semántico de lo que es una silla; es decir, compuesto de
palabras. Pero este esquema tiene asociado también uno de tipo visual,
donde se almacenan los elementos visuales propios de una silla.

Con los demás sentidos ocurre lo mismo. Se tiene un esquema sobre lo


que es un buen o mal olor o sabor, un olor o sabor dulce, el olor o sabor
de la manzana e incluso el olor o sabor de un plato específico. También
se tienen esquemas sobre los sonidos (graves, agudos, maullidos, la voz
de un cantante), texturas (lisa, rugosa, las sábanas propias).

Dentro de este tipo de esquemas, los visuales son los más comunes y los
más fáciles de sistematizar o verbalizar.

Esquemas situacionales o guiones:


Estos son los esquemas relacionados a acciones concretas que se pueden
realizar. Ya se había adelantado, en un ejemplo anterior, que los
esquemas sobre cómo sentarse de manera habitual o en un restaurante de
lujo eran de tipo situacional. Este tipo de esquemas aplican para
cualquier acción realizable por el humano, se haya o no llevado a cabo.

Por ejemplo, se puede tener un esquema de cómo se juega el fútbol,


aunque solo se vea por televisión y nunca se haya jugado.

De la misma manera, muchas personas tienen esquemas de cómo actuar


ante ciertas catástrofes naturales, aunque nunca hayan experimentado
alguna. Todos son esquemas útiles para realizar conductas específicas.
Por lo general, estos esquemas se estructuran en forma de diagramas de
flujo o algoritmos. Para acciones sencillas como cepillarse los dientes, su
representación es fácilmente asimilable y transferible.

Las más complejas, generalmente las sociales, por ejemplo cómo


conseguir pareja, pueden llegar a tener variables casi infinitas.

Esquemas de dominio:
Este tipo de estructura mental se refiere a los conocimientos formales
que se tienen sobre determinados temas y permiten interactuar con sus
elementos, establecer relaciones causales, detectar errores y mucho más.

El ya citado ejemplo sobre qué es una silla sería un esquema de dominio.


Pero hay muchos otros casos de tipo más complejo.

Por ejemplo, el esquema sobre las fases del ciclo de la lluvia no se


debería confundir con un esquema situacional porque no es una acción
que pueda realizar el hombre. En la misma línea, saber cómo se fabrica
un auto sería un esquema de dominio si solo se centra en el
conocimiento básico, y situacional si se basa en replicar el proceso.

Un escritor tiene esquemas situacionales sobre, por ejemplo, cómo se


escribe un buen cuento. Este patrón lo aplica cuando escribe. Pero
cuando este escritor lee un cuento de otro autor, lo que le permite
distinguir si es un buen cuento o no son sus esquemas de dominio sobre
el tema. Se entiende que, para un contexto similar, los tipos de esquemas
varían.
Gracias a los esquemas de dominio, la persona puede expresar lo que
sabe y cómo lo sabe de una manera congruente y comprensible.

Esquemas sociales:
Son los esquemas que se tienen sobre cada uno de los componentes de la
vida social. También podría confundirse con los esquemas situacionales,
en tanto que muchas de las situaciones que se esquematizan son de tipo
social, pero ambos se refieren a piezas de información diferentes dentro
del contexto social.

En los esquemas sociales, por ejemplo, se almacena la información sobre


cada persona conocida, e incluso sobre los tipos de personas que se
pueden conocer.

Así pues, se tiene un esquema sobre cada miembro de la familia, amigo


o colega e incluso sobre celebridades y figuras públicas, pero también
sobre lo que es, por ejemplo, un avaro.

De esta forma, se hablaría de un esquema situacional, por ejemplo, si la


información es sobre cómo manejar una conversación con alguien
intolerante.

Sin embargo, el ejemplo anterior sería de tipo social si se enfocara en


cómo es una persona intolerante. Finalmente, sería un esquema de
dominio si se centrara en las bases sociológicas de la intolerancia.

Estos esquemas también almacenan la información sobre


convencionalismos sociales (por ejemplo, la gratitud como valor
positivo), roles sociales (qué hace un policía, un abogado, un astrólogo),
de género (por ejemplo, qué es masculino), de edad, credo y mucho más;
así como las metas sociales (qué se entiende por vida plena).
Esquemas de autoconcepto:
Para finalizar, están los esquemas de auto concepto, que se refieren a
toda la información que maneja cada cual sobre sí mismo.

Algunos autores lo consideran un tipo más específico de esquema social,


en tanto que el yo está enmarcado en lo social, y lo que se es no se puede
separar tan fácilmente del contexto social que lo arropa.

Por ejemplo, en la teoría de la mente, se concibe que el sujeto crea


esquemas sobre cómo funcionan sus procesos mentales (por ejemplo, la
tristeza), pero comprende que estos procesos mentales, si bien únicos e
intransferibles, funcionan de igual forma en los otros. Así, comprender la
tristeza propia permite comprender la del otro e interactuar.

De forma extensiva, cada sujeto tiene un esquema sobre cada uno de sus
roles sociales, que le permitirán comprender el de los otros.

Así pues, tendrá un esquema de género, de credo, de ideología, de


función social, etc. De aquí se desprenderán el auto concepto, la
autoestima, el sentido de pertenencia y más.

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