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“PSI.CÓTECA xMAYOR"" TEA -PERSONALIDAD- •■
.. .E'SICOTERAPÍÁS BREVES — Leonqrd’.’
■’ Smalí • ... * A’-rQ
NORMAL
7 FAMILIAS Y;TERAPIA:FaMILIAR\—;;
'"Salvador Minuchin y
A ¿Y PATOLOGIC A -
Tél-áparato psíquico-•GrüpáEAa
R'efte kaes-. /.:T’
■ ¿ EL JUEGO —'.'Edgardo'Gilí y picho..’; q .por
’ ‘O’Doñnell ■ .
¿Á..PRIMERA ENTREVISTA-CON EL...
PSICOANALISTA Maud Mannoni-
• REALIDAD Y JUEGO - D. W.
• -. ’Wirinicbtt . " ’ . :
LA BÍO-ÉNERGIA' — Georges ’ ■ ñ Jean ■Bergeret
• ■. Lapassade ’
CRONÍCÁ DE UN-GRUPO— - -Á
• Rene -Kaés-Didier Anzieu
’. .• TEORIA DEL PSICODRAMÁ'' -j
■ Gennie y Paúl Lemoine FOTOCOPIAS DIAGONAL
■ PSICOANALISIS. .Y'-SEMIOTICA :
■' Deleuze - Guattari - Verdiglione y otros Caipeta.S’iOo^Q'Á},.
THE PIGGLE — D. W.. Winnicoct. '
LA PERSONALIDAD NORMAL Y¡ ■ '-DÍioNÍ.'..B:L
' ■ PATOLOGIA — Jean Bergeret ■
NACIMIENTO DEL . V Zí S/F
'■ PSICOANALISTA- '
.......... o/r.
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'León Chertok - Raymond de Saussurp. 7
- EL HOMBRE DE LOS'LOBOS -
... . Roland Jaccard •.
■ FREUD — Píerre-Silvestre Clancier '
'-JUGAR - GOZAR (Jouer -'fouir)’“X
-'T' ■'' ■ Gennie y Paúl Lemoine
..ESCRITOS SOBRE ESQUIZOFRENIA
' Harold Searles. • S/f
PSICOTERAPIA GRUPO-ANÁLITICA^-
' '■ Método y principios - S. H. Fouíkés:’’. ■ D/F
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INTRODUCCIÓN f ** ‘1 15
h *. - *

Primera parte fx-

■ HIPÓTESIS SOBRE LAS ESTRUCTURAS


; DE LA PERSONALIDAD - ’
4*
Historia « • ♦ 23

1/ ESTRUCTURAS .Y NORMALIDAD.? 29 . ..
x
■1.., La noción de «normalidad» .
V 7

2. - Patología y «normalidad» 35

3. -La «normalidad» ', patológica


. í
I
45 . ■

< -«Normalidad» y standárización . 53 '

. -5. - Edipo. y «normalidad» •58 ’


I

i
. : 2. LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA DE LA PER
sonalidad. ... . • 67
, ;* X ’ • - -f

i., t:EÍ'sentido:de los términos ; 67 .


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i
’*■.* •
A)-Síntoma. ’ .v •’ • C)’ Reflexiones diferenciales . ... . 166
. ?B)<DefensaV D) Las falsas'«neurosis»' . . . . 168
C) Significación^ histórica del episodio* . ■ 70, '
■ ' D) ; Enfermedad mental . .A v * ’’ * ¿r* ■72.---
. ;E) ' Estructura, de la personalidad . ' ?•! ". 73 ■ ' 4. LAS A-ESTRUCTURÁCIONES . ' . ..181

’ 2. El concepto de estructura 'de la personali-' *


, i ¿ ¿ 73-..'
1? Situación nosológicá . . •. . . . 181
. dad « » " » . » t • .. *♦ s,'*,t
A) ’ Definición y situación . ' 73 ■ Z^/El tronco común dé los estados limites . . 185
: B) Punto de vista freudiano . • í • 76
'&)■ Primera .posición freudiana ' i • f 78 3. La organización Umite . .. . . . '. 189
. •• - •• J b) Segunda posición freudiana » ; ♦ 79 - í A) El Yo anaclítico . • . . . . 189
c) Tercera' posición 'freudiana * i 79 : B) La relación anaclítica........................ 191
. d) . Cuarta posición freudiana . . ..
80' ' ■ . C) La. angustia depresiva..... 194
C) • Génesis de la estructura de base . 81-- i ■ D) Las instancias, ideales . ... 196
a), Primera etapa .... .• . f ' 82 5 E) Los mecanismos' de defensa . . . 199
■ ‘ b) -Segunda etapa . ■ 82 ’
. • c).-Tercera -etapa ‘ . .. 83 4. Las evoluciones agudas'...............................202
• • D)- Observaciones-;¿obre las. estructuras • * 1
A) Descompensación de la senescencia . 202
concernientes a la infancia, la latericia-'
! B) Estallido del tronco común . . . 205
: y la adolescencia / . .. . > . í
84 ■ ■
■ a) • Infancia . . » •. » ■ 85 5. Los. acondicionamientos espontáneos . . 211
i
■ b) Latencia.' . \ ♦ • .; 90. A) El acondicionamiento perverso .• . 211
•' •■•■c) Adolescencia . ■ ‘ i .• 93' ,j B) Las organizaciones caracteriales ►. . • 218
‘ • 1 a) «Neurosis» de . carácter • . . . 219
< <3. ¿LAS GRANDES ESTRUCTURAS DE B^SE b) «Psicosis» de. carácter .... 220
' 95 c) «Perversión» de Carácter .... 221
Generalidades . . i . • . (. 95 ' '' '

■' 1, -La linea 'estructural psicótica . ¡.


99
. Generalidades . . . , .. ♦ 99 ' Segunda parte
A) La estructura esquizofrénica . ♦1 103
B) La estructura paranoica . * : * 111 HIPOTESIS SOBRE LOS PROBLEMAS
C) Estructura melancólica. . 117 DE CARACTER
D)' Reflexiones diferenciales . ■122
• Historia. . . . .... ... ... 225
2; La linea estructural neurótica . 143
Generalidades . . . . • . * i( • 143 EL CARACTER ' . - . . . . 237
A), La estructura obsesiva . 148
Bi La estructura.histérica . • . ‘i
154' ;:.“A). El carácter histérico de conversión . 242
.a) .Estructura-histérica de angustia.. . 156 ‘ B). El.carácter histerofóbico•. . 247
’ b)Estructura histérica de. conversión”1 159 C) ’EK carácter obsesivo / . . i , 253
2. Los caracteres psicóticos , ' . . 264 ¿) Rasgos de carácter orales . 320
A) El carácter esquizofrénico . . ■. -266 b) Rasgos de carácter anales ♦ 323
B) El carácter paranoico . . . 271 c) Rasgos de carácter uretrales . 326
d) ‘ Rasgos de carácter fálleos . . . 327
3. Los caracteres narcisistas . 280 •/) Rasgos.de carácter genitales , 328
A) El carácter abandónico 282 B) í-Rasgos de carácter agresivos . . - . 331
B) El carácter de destinado . ' 283 - t/z) Rasgos de carácter sádicos . 331
C) El. carácter narcisista-fálico . 284 -h) Rasgos de carácter masoquistas . 334
D) El carácter falteo \. ♦’ 285 ’c) Rasgos de carácter autópunitivos \ 336
E) El carácter depresivo . , 286 C) . Rasgos de carácter dependientes de las
F) El carácter'hipocondríaco . 286 pulsiones dél Yo . .............................. 337
G) El carácter psicasténico . 287
H) El carácter psicopático • •> * 288
. I) El carácter hipomaníaco , 289 LA PATOLOGÍA DEL CARÁCTER . . , 339
4. Los caracteres psicosomáticos \ 290 1. La, «neurosis» de carácter . 344
5. El carácter perverso »■ \ . 297 2. La «psicosis» de carácter . 351
6. Observaciones sobré los problemas del ca-. 3. La «perversión» de carácter 361
rácter en el niño • •. . r -í 300
Conclusión . . ♦ .. ' 369
7. ¿Existe un carácter epiléptico? , 304
Bibliografía'. . . . 377
2. LOS RASGOS DE CARACTER . / . 309 i

Rasgos de carácter sublimativos . 312 A.- •

■ 313

1. Rasgos de carácter estructurales . • , ■315


A) Rasgos de carácter neuróticos / •. í- 315
a) Rasgos de carácter histéricos . 316
b) Rasgos dé carácter obsesivos-. 316
• B) Rasgos de. carácter psicó ticos . \ 317
a") Rasgos dé carácter esquizofrénicos 317
h). Rasgos de.carácter paranoicos < . 317-
C) Rasgos, de carácter narcisistas » 318.

2. Rasgos de carácter pulsionales . . * ♦ . -319


A) Rasgos de carácter libidinales . • . .• 320.
INTRODUCCIÓN

Esta obra constituye, la síntesis y el desarrollo de las


investigaciones que he emprendido, a partir de 1963, sobre
la articulación de los fenómenos manifiestos constatados
.. a nivel del carácter ó los síntomasf con los elementos
metapsicológicos, más- estables, y profundos, que se si­
túan en'el'plano menos' visible'y latente de la estructura
de la personalidad.
Muchos autores se han interesado en. aspectos frag­
mentarios de esta trilogía: estructura. - carácter - sinto-
matología. Parecía oportuno entonces intentar una sin­
tesis que se apoyara sobre tan diversos enfoques, y emitir
nuevas hipótesis capaces.de orientar una vez más el de­
bate hacia los problemas, algo descuidados en nuestros
días, de la aproximación caracterológica.
En efecto, seria ventajoso considerar a la caracterolo­
gía como una ciencia destinada a precisar las encrucijadas
metapsicológicos visibles entre las múltiples manifestacio­
nes relaciónales posibles qú'e emanan 'de tal o cual estruc­
i • .•
tura' de base. Cada, tipode estructura profunda de la
' personalidad podría generar así diferentes modelos reía-
1
í.-
.clónales, algunos de los .cuales permanecerían dentro deí
./.'"dominio caracterial, en tatito que otros se internarían más

. '! ’• ‘ ó.menos radicalmente dentro del registro patológico.
Cpeó que era necesario introducir actualmente una con-
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¿ cepciQti^ tuviese -más en cuenta la
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’ ‘r’-• 'dirtátiíica ty'la ¿enética freudiana.

15

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casos, a todos los modos de organización, cualquiera Áa
Sin duda, muchas personalidades corresponden a in­
tentos de estructuración imperfectos e inconclusos; por su nivel" personalidad, carácter, tipo,' etc. Se trata de «¡n
lo tanto, en una buena cantidad de casos y durante un término bastante general, al que difícilmente se ;pueda
tiempo considerable, tenemos posibilidades de cambiar el ■ oponer otro término que defina una categoría particui. ticulpr
curso de los acontecimientos sin apartamos de la orien­ dependiente del mismo conjunto.
tación estructural, o de observar cómo se detiene esa evo­ Por el contrarío, en psicopatologia, el vocablo «p-
lución estructural, por un período que varía mucho■ de un tructura» ¿Hcanza un sentido más preciso, limitado, a jos
sujeto a otro, .en un estadio de simple anegesia lateral elementos, de base de la personalidad; a la manera en q.ye
que no tendría en sí nada de definitivo. También podemos - esta personalidad se organiza en el plano profundo
mencionar las fijaciones que actúan como frágil organiza­ fundamental; los psicopatólogos pueden, pues, oponer u- /
ción defensiva, muy costosas desde el punto de vista., eco- bremente íq noción de''estructura de base, o estructi^a
, nómico, pero que sin embargo conservan toda clase de de la personalidad (generalmente decimos «estructura» a
capacidades evolutivas, en las direcciones más estables y secas), tanto .a los «síntomas» como a los «caracteres»
sólidas. (lo que los filósofos llamarían quizás de buen grado « ss- r-*
En síntesis, las personalidades netamente estructura­ ’ tructuras de síntomas», o «estructuras de caracteres1 ?}.
das, que responden a funcionamientos económicos al mis­ ‘Efectivamente,.los psicopatólogos, al ocuparse esencial#-¿n.
mo tiempo estables y bien integrados (condiciones esen­ te. del aspecto funcional de esos síntomas ó esos carac­
ciales para merecer la etiqueta de «normalidad» . en el teres, los ■ consideran fundamentalmente dependientes\en
seno de una línea estructural definitivamente fijada),'son su génesis, originalidad y limitaciones; d'e la ñátúraieza.
mucho más raras de lo que podríamos -.haber • supuesto y la variedad de la estructura de base de la personali: ad ~
hasta este momento.. - ' ‘ • sobre la que se asientan. . ..
Semejantes personalidades sólo podrían producirse ■ en La estructura de la personalidad (denominada ■■•Habí- .,
■ un contexto ontogenético limitado, y en momentos pre­ . iualmente en. psicopatologia «estructura» a secas), se. con­
cisos de esa ontogénesis. Sin duda, estás condiciones pue­ cibe entonces, por una parte, como la base ideal de
den ser considerablemente esclarecidas por las investiga­ nización estable dé los elementos ’metapsicológicos ..
ciones clínicas, cuya síntesis forma parte de este trabajo. ’ • tantes y esenciales en un spjeto, en tanto que el caroptar
Esas investigaciones deben permitimos individualizar cri­ aparece, .por o.tra parte, cqmo el nivel de funcionami^hto
terios que son a la vez muy ‘ profundos y esencialmente- manifiesto y ño'mórbido de la estructura tal como acaba
polivalentes. ■ ... de ser definida. , j . /
De esta manera, se hace efectivamente posible situar Desde esta óptica, la sintomatología se convierte sim- /
mejor muchos casos particulares de personalidades o carac­ plémente en el modo de funcionamiento mórbido de pna I
teres cuya referencia a los principales modelos estructurales estructura cuando ésta se' descompensa, es .decir, desde \
bien definidos se-hacía difícil en el marco de los antiguos el momento en que los jactares internos de conflictúali- /
sistemas tipológicos, demasiado rígidos/ Me ha parecido zación dejan de estar equilibrados '-por un juego eficaz (
que un objetivo a-alcanzar sin compromisos ni concesio­ (y no perturbador en sí mismo) de los variados mec^nis- J
nes era no seguir hablando de los demasiado fáciles «tipos- mos de defensa y adaptación; | ■
mixtos» (cuya naturaleza se desconoce, asi como sus ni­ El hecho de que no haya desarrollado de mañera &t>-
veles de «combinación»). • pecífica, ni siquiera en los capítulos originales, el
La. distinción que establezco entre «caracteres» y «es­ de yista siniomatólógico, se debe a que, en el curso| del
tructuras» podrá parecer a algunos bastante artificial, ya presente estudio, mi atención se ha centrado sólo ¿^¡ la
que, según la terminología filosófica o psicológica, la de­ importancia económica de los síntomas en el conjunto
nominación de «estructura» abarca, en la mayoría de los de una. personalidad dada.

16
El- examen fenomenológico. de los síntomas ha sido dantes elementos de elaboración, en particular D. ANZIEV,
objeto de numerosos tratados de psiquiatría de diversas m: BEKASSY, M. FAIN, a. GREEN, R. GREENSOK, B.
tendencias. Mi objetivo en este trabajo se> limita a reubi- GRUNBERGER, J. GUILLAUMIN, O. KERN.BERG, R.
.car ia función del síntoma en relación’con la estructura- • KNIGHT y P. C.-RACAMIER.
de- báse, por. una parte, y al funcionamiento caracterial .Deseo vivamente que mi contribución, a pesar de sus
. por otra,. * • . ■ • ; • . ■numerosas imperfecciones, pueda conmover de alguna ma­
"Es evidente que tal' concepción de conjunto,, esencial- nera los marcos demasiado rígidos q demasiado impreci­
■ mente dinámica,-no puede desarrollarse sino en-el marco '■ sos-de las posiciones estructurales o caracterológicas an­
.«.■de una .-posición y una reflexión auténtica y claramente tiguas, y que .incite a lós autores' contemporáneos a am­
pliar aún más el debate, a retomar y desarrollar estudios
• . psicqanaUticás, £ partir de FREUD y de los trabajos pu­
po analíticos' .contemporáneos, se puede comprender la es- ulteriores; fecundos en estos niveles.
.... tructfira,"¡según la hemos definido más arriba, cómo el'
■ elementó organizador dé'basé de la personalidad en sitúa-
' ción activa'y: relacionad' . ... J* . * r • ’
, Escapamos^así a los^habitualmerite t inevitables enca­
balgamientos entre estructuras de'persprialid^^^estruc-
turas "de c'áráctef»,1' y''¿estructuras npsológicas»;^.á- todas
las vacilaciones (o'iñcíuso jas contradicciones) con que han ■
. tropezado' las' invésíigac'iqhés ' precedentes^j\. ‘ \ .
•.... Mi ;• investigación me ha' -conducido .inevitablernente . a
repensar, sdbre ésas nuevas' bases ‘c¿nceptüql¿s, élpi'oble-
■ ma.de.la normalidad. , ’z .
"Desde ei punto de vista metodológico, me he esforzado
por clarificar el debatet (con'tos peligfós/ciertos de la
«sistematización*) con la'1 mayor cantidad (posible de lámi­
nas y esquemas; asimismo me he preocupado por insertar,
en los .momentos más «teóricos» de mi iéxtó,. observaciones
clíijipás, lo más expresivas. y vivaces posible, destinadas
■ (a riesgo de.orillar a veces ‘la 'caricatura) \a- precisar cidra-
• mentel.el rasgo motor principal de mi invéstigációm
."Desearía que', el clínico demasiado renuente'-a las refle­
xiones 'teóricas, o simplemente el lector impaciente, pu-'
. dieran encontrar,■ en un primer,, momento al, menos, la.
• línea directriz de mi propósito en estas observaciones, qua
he .seleccionado y desarrollado con especial cuidado.
i ■ • Por falta de'espacio, y para no hacer/demasiado pesa-
• da . 'está obra,.. no -siempre he podido y.éagrupar,, sistemó- y
tizar y desarrollar tanto como hubiera.bl&seado mis fuentes
de documentación y mis reflexiones criticas, a este respecto,
en especial en mis parágrafos «históricos»..,'
‘ ¿lo'sabría expresar suficientemente^t^reconocimienlo ‘
á los investigadores v a los clínicos que han aportado abun- * “ ' ...

18 ■

19

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PRIMERA PARTE

Hipótesis sobre las estructuras


de la personalidad ¡ Lk

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HISTORIA
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El término estructura tiene significaciones muy dife­


rentes según nos refiramos a la teoría de la Ges talt, a las
teorías jacksonianas o al estructuralismo. También se em­
plea a veces en el sentido de «estructura de conjunto» yt ,
en este caso, se aproxima al empleo del sustantivo inglés
pattern.
Sin embargo, en el lenguaje comente, la estructura
continúa siendo una noción que implica una disposición
'compleja, aunque estable y precisa, de las partes que Ja
componen; es decir, la manera misma en qué se compone
un todo, en que sus partes se avienen entre sí.
En mi introducción me he extendido lo suficiente acerca
del sentido .que se otorga en psicapatología al término
«estructura», como para que sea necesario justificar una
vez más los límites de esta utilización al nivel de la es truc,
tmctura de base de la personalidad.
Consideraré que «constitución» y «estructura» de la per-
sonalidad representan, en líneas generales, un concepto
idéntico: el modo de organización permanente más pro­
fundo del individuo, a partir del cual se producen tanto
las ordenaciones funcionales llamadas «normales» como los
avátares de la morbilidad:
•Salvo los casos én los que aparece empleado en el sen­
tido'de ■'« temperamento» o «carácter», el término «tipo»
se refiere'..liabi’tualmente a la estructura-de base, y no
parece necesario tratarlo desde una óptica particular.

í 23
.; ?, . ’ .... *. . - - . J.:i.

. Didier'; ANZIEU (1965), sitúa .en el primer cuarto del 5


siglo/XX. el desarrollo de la idea de «estructura», y cree el. fondo,' sino .-la consecuencia lógica dé los pasos prece-
que esta noción.implica una consideración dé los síntomas * dentes:• cualquiera sean los .factores desencadenantes o-
según el método asociacionistá? Ahora bien, para el Dr. • curativos que ésta.o. aquella escuela anteponen específica­
Anrieu, los-síntomas sólo tienen sentido vinculados unos mente, la. trayectoria profunda dé cada upo conduqe poca*7
con otros o en“su relación con el carácter; lo que consti­ ,ú a poco -a la ,idea de la nó-espécificidad de" la ria üraleza iüraleza
tuye su t especificidad no es su simple presencia? sino la mórbidaje ésta o aquella estructura, de la labilidad tanto
“ manera en que se disponen unos con respecto a los’otros. como de/la posibilidad de curación que ofrece toda es truc-
Debemos teper en cuenta, además,'tanto los síntomas «ne­ tura en'st Por su parte, la antisiquiatría va apepas más
gativos» que corresponden a las deficiencias registradas en allá dé.lás comunitarias 'precedentes
dejas tendencias sociales o' cbmuñitariaá'préqéc
los pacientes, como los síntomas «positivos» que corres- plano de-
en el nláno sigile siendo, delibera-
de un liberalismo .que sigue de .
■ poiíden a las reacciones específicas del paciente ante la mente o no, racional: 'nos propone .simplemente'¿11 («salto»
alteración de su • personalidad.. . •- /■• fuera de la lógica, pero no. produce ningún"cambiq.i.(radical
--------- •
No obstante, desde las’ descripciones, poéticas o filo- . > y, sobre- todo, no aporta nada nuevo en lo réferbnte al
problema' del coniinuum estructural del qüe no quiere ni
sóficas que se remontan a la antigüedad, la -vertiente
patológica de las estructuras ha sido siempre la que se ha oír.hablar: hasta tal-punto parece mantenerse;aferrada ál
desarrollado.con más facilidad. Sin embargo, encontramos registro de la angustia. * ’ ‘ .
en HOMERO, LA BIBLIA, DEMOCRITO, ASCLEPIO o . .Si bien se ha visto que es necesario clasificar los datos
PLATON referencias a tipos estructurales no ‘mórbidos. ’ profundos, preciso es reconocer que..en este terreno, sin
Los autores de la Edad Media primero, luego SHAKES- ’’ ..Jos medios.-metapsicológícos que poseemos acturalmeiite ’
PEARE, el clasicismo literario y numerosos autores más gracias--al aporte de FREUD y ios póst-freudianos,■no .. bas­
modernos se destacaron en el análisis, no sólo del carácter tabán la§ meras descripciones; ^igualmente, ’no :los sor-
sino también de la estructura de algunos de sus personajes,' . prende, comprobar que en eí terreno estructural r aos1 - .en-,
*“
e incluso mostraron cómo podía efectuarse, en el seno de contramps con muchas menos hipótesis a revisan que en
una misma organización mental, el pasaje" de.-la esfera psi­ él capítulo-consagrado a las caracterologías. ••
cológica todavía. adaptada a la-esfera patológica ya, des? •-'..Podemos considerar con HenriEY (1955) qué la. «va-
compensada: . c-* • - nación; mental patológica» se puede encarar según cu —atro
A partir del siglo XVIII, son los psiquiatras los que más modelos teóricos: como alienación radical; comd ptoductq
desarrollan su puntó de vista sobre el terreno’estructuraL de.los centros cerebrales, como variación 'de la adaptación
al medio'/ o. incluso como efecto de un proceso ingresivo
PINEL(1801),.ÉSQUIROL (1838),-REGIS (1880) en Francia,
TURE (1892), MAUDSLAY (1867), JACKSON (1931) en em la organización psíquica^ Sea cuál • fuese/lá respuesta
Gran Bretaña, RUSH (1812) y A. MEYER (1910) en los Es­ que sé elija, conviene aprender la condición mentaíl, excep-
■ cióh hecha del episodio mórbido,’ dentro dé una,estructura
tados Unidos, GRIESINGER <1865), MEYNERT (1890),
'profunda original y formal que conserva mdudábíementé
/ WERNICKE (1900), KRAEPELIN (1913) en lengua alemana, su significación existencial y antropológica. '. |¡
fueron los primeros, en referirse a la continuidad entre lo
/ . normal y lo, patológico en la estructura profunda de Ja Eñ.ló qué se refiere al punto de vista estructural en el .
personalidad. Su actitud general profundamente «huma­ niño, Coíetté .CHILAND (197I), ha sintetizado la opinión de
nitaria» se apoya éii ésa convicción, aun cuando ésta no se _ numéros.ós páido-psiquiatras contemporáneos ál postrar
halle siempre claramente expresada. Los períodos llamados .‘■•Ja particular complejidad de. la noción de estructura en
& «social» y luego «comunitario» de la psiquiatría no son, en una edad en .qué el conjunto no parece estar aún 'en fun­
iescom-
cionamiento’‘y en. que las fases de equilibrio y/de§coiri-
¡».- pensación pueden sucederse sin qué su significación pro­
1. Existen, por ejemplo, obsesivos sin «obsesión» alguna exteriormente
.visible./ • . funda resulte siempre evidente. ,
24 • 25

•> •
nos»
La estructura, para Colette CHILAND (1967.), sigue sien- año 1946, el posible papel de toda organioidad' en ’ un
do un concepto inspirado en la opinión de LEVI-STR4USS sistema de clasificaciones como éste.
(1961), que se'interesa por los modelos teniendo en cuenta Las clasificaciones fisiológicas» han sido sostenidas por
• no sólo Jos términos en sí mismos, sino también las reía- MEYNERT (1884), TURE (1892), WERNICKE (1900), A.
dones, entre los términos. Para' C. CHILAND se trata de MEYER (1910), CONNOLY (1945), D, i HENDERSQN y
investigar• la:.explicación 'estructural, no exclusivamenre R. D. GILLESPIE (1950). .Éstas clasificaciones- tratan de
- al pivel del sistema de relación, sino también al mivel de establecer las relaciones entre el funcionamiento mental
las reglas_.de trasformacióñ que permiten pasar de un observado y -las localizaciones neurológicas diversas que
; sistema a otro, y considerando* tanto los sistemas-reales corresponderían a los centros reguladores del funciona­
‘•¡como los sistemas meramente posibles. miento mental sobre este o aquel registro particular.
- • C? CHILAND sé refiere a la opinión de A. FREUD (1965) Las clasificaciones «psicológicas» responden a una preo­
•. para, incorporar la estructura al nivel del segundo tópico cupación por investigar, en el dominio del funcionamiento
en relación con las pulsiones, el Yo y el Super-yo, y para mental del «hombre normal», ciertas categorías en las que
fundar: un eventual,diagnóstico estructural sobre el estudio a continuación se intentará encuadrar los problemas psi-
de la relación dé-objeto y los 'mecanismos de defensa. copatoíógicos. Algunos autores como LINNE (1763), AR-
Antevé! aporte’freudiaño habían sido propuestas cla­ NOLD (1782), CRICHTON (1798), PRICHARD (1835), BUC-
sificaciones, «sintómatológicas» a través de KAHLBAUM KNILL y HAKE-TUKE (1870), ZIEHEN (1892) y HEIN-
(1863),’:MOREL (1851),/HECKER (1871 y 1874) y, sin duda, ROTH (1890), han trabajado en esté sentido.
Emiíe* KRÁEPELÍN. -tuyas hipótesis han. sido retomadas
El punto de. vista freudiano, por el contrario, se/interesa/
en la clasificación centrada sobre lá noción de psicosis y por algunos índices fundamentales que permiten diferen­
. -propuesta por la Asociación norteamericana-de Psiquiatría. ciar o aproximar las estructuras tales como el sentido
“Estas clasificaciones que tienden a vincular el síntoma con latente del síntoma (símbolo y compromiso en el interior
el «problema fundamental» subyacente, se limitad al-tipo
del conflicto psíquico), el grado alcanzado por el desarrollo
de descripciones clínicas que han seducido a los psiquiatras libidinal, ¡y también eí grado de desarrollo -del Yo y el
de todos los tiempos. E. BLEÜLER aportó .-en! 1911 al­
Super-yo, y finalmente la naturaleza, la diversidad, la flexi­
gunas* modificaciones, en el sentido de un afinamiento
de la semiología, pero -siempre dentro de una -grah depen­ bilidad y la eficacia de los mecanismos de defensa.
Los post-freudianos continúan las investigaciones sobre
dencia de los síntomas. ¡
• esas bases: K. ABRAHAM (1924), F. ALEXANDER (1928),
•Ep'la. misma época aparecen ensayos de clasificaciones
«orgánicas»- con JACOBI (1830), MOREL (1860), SKAE E. GLOVER.(1932 y 1958)z K. 'MENNINGER (1938 y 1963),
(1897j;.CLÓ'USTON-(l904), TUKE (1892). Esos puntos de L FROSCH (1957) D. W. WINNICOTT (1959), W. SCOTT
vista'fueron ■ retomados,.’hace algunos años, en da clasifi­ (1962).
cación propuesta por la .Asociación Real Médico-psicológica M. BOUVET distingue en 1950 los modos de estructu­
. de Gran Bretaña. De acuerdo con ellos, habría una relación ración genital y pregenitál. L. RANGELL (1960 y 1965) se
.sitúa en uña perspectiva de conjunto de las diferentes
íntima pbíigatoria entre el problema psíquico y una lesión.
. que/se supone; órgánica.'En el mismo sentido, nos ¿neón-- funciones del Yo. A.; GREEN (1962 y 1963), ha tratado de
tramos, con el punto de vista órganó-dinamista 'de Pierre apoyarse en las nociones-de pérdida y restitución del
.JANET (1927), que se apoya eri'grán medida, en da noción objeto, fantasmatización, identificación y difusión, castra,
de evolución, con los trabajos de-’H. JACKSON'(1931), de ción, fraccionamiento, sublimación e inhibición, para dar
• MONAKÓW -y MOURGUE (1928), y finalñiénte con las •* cuenta notólo de las grandes entidades nosológicas clási-
•concepciones ’de. H. EY (1958), inspiradas ¿n. JACKSON. cás sino* también de’la diversidad-de las pequeñas entidades
J. ROUART, ha intentado precisar, en BONXEVAL, en el .«intermediarias»,..qué muchos autores olvidan o maltratan
con excesiva frecuencia. J. H. THIEL (1966), por ’su parte,

27
i

flEÉUSC i
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.<tíí' ‘'

j
.se rebela contra la exclusividad' neurótica que durante ** ■*

.tanto tiempo. Ka puesto de manifiesto- la investigación


psicoanalítica, y estima-que es necesario distinguir entre V

.una teoría-de" los problemas mentales por una parte, una


f
cierta filosofía de la naturaleza, las causas y ías funciones r -

de ]á enfermedad, y por otra un sistema de clasificación 4 ■ .


y
>.;"1

de los desórdenes en r• »
4
1

y. Estructuras y normalidad
■' y.
■:
* *"* .'** .
'«**■*.
-.", -L LÁ.^ÓCION DE «NORMALIDAD^ ■ ’ *?>»l

Cierto es que el empleo de la noción- de'.«^ormálidad»..


’ presenta riesgos indiscutibles en manos’ de. quieníes detentan
la autoridad médica o política, social o cultural.. económica
y,filosófica, moral,‘jurídica o estética;-y,‘‘pó'r'qué;-no? tanV’.
. .• xbiéñ intelectual. La historia antigua y contempe ránéa¿ tanto
•de las’ comunidades como dé las- ideologías• •■grandes o ■’
’ ‘.pequeñas,.,nos ofrece crueles ejemplos dé ello, además d¿,,t‘
• permitirnos . comprobar que cada ,uha’ ’de retiene- \
’ 'solamente representaciones muy .selectivas, éc: función :de\..
sus;opciones personales., ‘ ’y .**
- Si la-.«normalidad?, se refiere a un'porcent aje’máyóri-
tárió rde • comportamientos o puntos de vista, ■<desdichados • ’
‘ quienes pertenecen a .la minoría.. Sí,-’por otra .parte, la-
«normalidad?- se transforma eri función“dé^ui: ¡ideal coleo
tivó>-ya-conocemos de sobra .losJ riesgos-a;-¡jué-sé -¡júe-se* venven’
'expuestas incluso la mayorías,’ dado que quiénes ‘ ’ *se- \ !•’1
’ ’adju-
< dican la votación‘de defender por la. fuerza ' dicho 'ideal '-J“1 •
’ las -reducen al silenpio; se proponen así limitar ja;.ese'ideal el
; desarrolló, afectívo'-de los demás después"de.feóérse.-visto .
bloqiieados .ellos mjánios .por - él, .y .dé habejj elaborado, .
’: ‘secundariamente, ’sutiles, justifícaéióhés •/deferisiva?j'> ’
De hecho,.Ja/«normalidad» sé’enfoca; én lí,[mayoría de
. ’. losxásos^tf rélación con. loáydemás, con ¿1 ideal óla regla.
' ;;<■ / Par^. Intentar seguir siendo.Ó".llégarta§et«ñormál»; el niño
se ’ddéntificá con los «mayores»,
se'ddéntificá y.eí 'ansioso*
«mayores»,^,el -ansioso*J:és
és* imita. EriEñ‘-
ambos casos la.: pregunta manifiesta ‘sé* enuieda de la ‘si-,
___ ¿. «.¿Cómo • hacen *1ÓS‘ otros?»’ y se sobreen*
guíente manera:
tiende: ’ «¿Cómo-hacen ios riiayores?»

■>. " 29
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r‘:
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Ahora bien, el verdadero problema que plantea el even­
tual reconocimiento de una «normalidad» tal vez no se todos los recuerdos opresivos y dolorosos que despierta.
sitúe en este nivel, entre estos dos falsos aspectos obje­ Y nuestra posición de investigadores se complica aún
tivos: los demás o el ideal. . más cuando comprobamos que muchos de los que no se ■ 1■

El poderío atómico ha arrastrado al mundo a las tra­ encuentran oficialmente comprometidos con una u otra
de las dos posiciones defensivas precedentes vacilan a
gedias ■ que todos conocemos y, sin embargo, ni siquiera
■_ menudo y alternativamente entré urirap^o sádico que los
los’ más pacifistas pueden negar la existencia del átomo.
Por ende, ¿«por qué habríamos de negar-la necesidad de
inclina .a favor de las normas «autoritarias», o un guiño de­
una noción de «normalidad»? _ magógico hacia las susceptibilidades «contestatarias»;-Es tez .
Si,;én lugar de formular (o temer) -continuamente jui­
• movimiento pendular de anulaciones sucésivas presenta el —'i».

cios de valor con relación a los demás en cuanto a -una riesgo no sólo' de volver mudos a esos profesionales, sino,
eventual «normalidad», que demasiado a menudo y lamen, sobre todo, de hacerles perder todo coraje científico o toda
tablemente se concibe en este sentido; antepusiéramos la capacidad de investigación/
comprobación de-buen funcionamiento interior que dicha
noción puede comportar, teniendo en cuenta los datos par­
Sin embargo, la noción de «normalidad» se halla tan
ligada a la vida como el nacimiento o la muerte, al utilizar 1
ticulares de cada individuo (aun cuando se vea muy limita* el potencial del primero tratando de retrasar las restric.
do en sus posibilidades \persóñales, de mañera- ocasional ciones de la segunda, en la medida en que toda normalidad
•o duradera), me -parece*que podríamos encararíais cosas de no puede sino coordinar las necesidades pulsiona-les con
. otro .modo que como-simples defensas proyectilas, o como
las defensas y las adaptaciones, los datos internos here­
ditarios y adquiridos con las realidades externas, las posi­
’t.proselitismó'invasor e Inquietante. . •
* Sin* embargo,:no es fácil encontrar •interlocutores* que bilidades caracteriales y estructurales-con las necesidades
relapionales.-
• acepten discutir un aspecto subjetivo,' eminentemente ma­
tizado y-variable, de «normalidad» en función'de las rea­ en la actualidad parece ser que el* peligro principal
^no reside tanto en el conocido riesgo- de que la noción
lidades profundas de cada uno. ’ \ ;
teórica de normalidad sea usurpada en beneficio de los
' . -^Por.una parte, la tentación sádica nos lleva inmediata­
poderosos o los soñadores, sino en la negación por los
mente a las estadísticas o'los idéales. Por otra, la tentación
masoquista y «pauperista» desencadena una'alergia -inme­ pesimistas, que sirven sutilmente al instinto de muerte,
1 del conjunto de los * elementos reguladores internos que
diata y-cargada, de horror ante todos los 'compuestos da ? permiten a los humanos (siempre limitados) disponerse
•la. palabra, «norma»1. interiormente para procurar no la ilusión de la omnipo-
A ■
-En ef-primer caso,'ños hallamos prisioneros, por una
tencia o la felicidad, sino al menos zonas de eficiencia y
parte, dé un'imperialismo que se apodera de.la'nocidn para bienestar .suficientemente sólidas y constantes,, en medio
'intentar salvaguardar los privilegios que-esta última ha de «us necesarias imperfecciones-y'sus no menos obliga­
•avalado.-'durante ; tanto tiempo, y en el otro’'caso nos torios conflictos interiores.
’ enfrentamos con un rechazo del término,’ en1 razón’ de i
Llegaríamos así a una .síntesis bastante aproximada a
la del hombre de la calle que cree, muy sabiamente sin .
■ I? En -'latín el término norma corresponda, en su sentido específico, al duda, que cualquier ser hurriano se halla en un «estado
Instrumento de arquitectura que en francés se llama íquerrt .(escuaara), y
«Crio volvtmos a encontrarlo más tardíamente en Cicerón,. Horacio o rlinio, normal», sean, cuáles.-fuesen sus problemas personales I
en’un empleo secundario y figurado.' con el sentido deregla, modelo o profundos, cuando :consigue manejarlos y adaptarse a sí I
ejemplo. El' primer' significado determina solamente-el ángulo íunelanalmente
■ más vehtaíoHO para articular dos planos. en una construcción,, y no una mismo y a los-demás, sin paralizarse interiormente dentro I
posición ideal fija de la casa con respecto ál suelo. La .construcción puede
encontrarsfe *a plomo», (es decir, en equilibrio intento), aun sobre un desuna’prisión;.ñarcisista, ni hacerse rechazar por los de-
suelo en pendiente pronunciada, gracias a la escuadra, que Justamente hab^a
■ rectificado los peligros que la inclinación primitiva del.- terreno hacía co­ •- máS'\pn‘¿ióñ-hospital;asilo), a pesar de las inevitables diver-
rrer, a. la solldea. del conjunto del edificio , .1 . -.* gencías aquéje expone en su relación con ellos.
" 30 •■■■’ ■; ' • . ’ ’ '■ V ■■
31

V5
1
F • •• ** * • ’

Mi intento actual dé definir la- noción de la «norma­ cérico, jqomo ios qué existen dentro de unalír ea estructural !

lidad» está-lejos de satisfacerme por entero, aunque más • neurótica.entre «neurosis» y Gierta forma de [ ...di­
[«normalidad»
no fuera por su extensión; pero, hasta el presente me ha adaptada a la estructuración de-tapo. neurótico.-
parecido difícil reducir el número de sus parámetros, . Sin duda, xrn ejemplo podría ilustrar de manera mucho
Intento de definición: ’ más precisa mis palabras: 7 | ‘“
La. persona verdaderamente «sana* no es simplemente.
la que se declara como- tal, ni mucho menos un-enfermo Obs. 1
que se ignora, sino un sujeto que conserva en si-tantas
fijaciones cohflictuales como la mayoría de la gente/ que no Ren¿- tiene 38 años. No tiene, conocimiento de ningún
haya encontrado en su. camino dificultades internas o es­ antecedente médico notable. AJtob delgado,’ ¡no. parece ni
ternas que superen su equipo afectivo hereditario o adqui­ muy-fuerte físicamente, ni ipuy. cuidadoso’ de sil persona,
rido, sus facultades personales de defensa o de adaptación, ni muy atento a. lo que pasa a su alrededor! Reñé ha sido
y que se permita un juego bastante flexible de sus nece­ el hijo único de un padre bastante mayor y taciturno, no-
sidades- pulsiondles, de sus procesos .primario y secundario tario en' un pueblecito, y de una madre muaho más joven,
tanto 'en los planos personales como sociales, evaluando autoritaria y bastante agresiva^ .. \
la necesidad con exactitud y reservándose el derecho. de ‘ Ha crecido fundamentalmente entre esta madre, su tía -
comportarse de manera aparentemente «aberrante* en cir- ' (hermana de la madre) y la abuela materna , en* cuya casa
■cunstancias excepcipnalmente «anormales*. . ' • ■ 'se alojó durante los años de su? estudios sec indarió¿; y-sus
. ‘ Por lo tanto, será necesario insistir en que las nociopes . ■ comienzos en la Universidad. •' *•’ ■

, de «normalidad» y, «estructura» son. independientes. En celen-tes, al es'


• Esos estudios fueron excelentes, estar .René dotado
efecto, la observación- .cotidiana ha demostrado amplia­ de- un muy elevado cociente iintelectual, pero se eternizaron
mente que”una personalidad*considerada «normal» puede, debido a que Rene no acababa dé.decidirse j^Qf una orien-’
entrar en cualquier momento de' su vida en el ámbito de tación definida ni por una carrera precisa! íje’graduó muy
la patología mental, incluida la psicosis /y que, a la inversa, pronto en la orientación literaria de la Espuela Normal
un enfermo mental, incluso psicótlco, que recibe un tra­ superior, pero.no por eso dejaba -de buscar 'certificados
bamiento correcto .y.precoz,’*conserva intactas sus opor­ / de capacidad en todos sentidos;*principalmente certificados
tunidades de retornar a upa situación de «normalidad». ••«científicos» que obtenía fácilmente/ y. se,pejrmitió incluso
De manera que actualmente, ya no nos atrevemos a '.opo­ ■ un 'pro momentáneo.hacia el campó, déí Derecho, Al ganar
. un concursó de la Agregación de Letras, aceitó .•finalmente
ner de manera demasiado simplista las géntes «normales»
a los «enfermos mentales» cuando consideramos la estruc­ ■un'puesto en un .gran‘liceo’- parisino,’ pero al -cábo ’ de
al--cabo
algunos .años, y mientras continuaba todavía [enseñando
enseñando en
tura profunda. Ya no nos dejamos embaucar por las mani­ ’ ‘ preparatorias,,fue
<clases a ’ '•/ * para ‘ ■’q puesto impor-
designado un
festaciones exteriores, por estridentes que sean, corres­ . tante en la administración central. ' '' I»’ . • •.
pondientes al estado (momentáneo o prolongado) en que . Simultáneamente, proseguía, ciertas'investigaciones ma-
se encuentra una estructura verdadera, y no un cambio real . temáticas y escribía poemas. Ponía de manifiesto a la vez
de esta estructura .en sí misma.. . un gran eclecticismo y muy éscasos/élementos pasionales;
Si nos limitamos, en un primer momento al menos, a se'.permitía popas distracciones,.-pero‘ñó s^aburría. •
lo que en mis hipótesis personales llamo «estructuras esta­ v La mayoría de sus colegas,.casados, y padres-de familia,
bles*. (es decir, psicóticas o neuróticas), parece evidente considerados .«normales’», portel hecho de qte pasaban sus
que dentro de una línea estructural psicótica, existen tan­ ’ veladas én cócteles o espectáculos de moda] líos’domingos
tas términos de. transición entre «psicosis*? cierta forma en las carreteras suburbanas, los martes c|e carnaval en
de «normalidad» adaptada a la estructuración de tipo psv . Val-d-Iséré, las Pascuas en casa de sus suegr is y los meses
32 33

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de agosto en España, lo consideraban a él como un «ori-


• ginal», simpático pero, algo inquietante. En efecto, ¿frente
’ a él todo el.mundo se sentía más o menos cuestionado, y
’ ■ pronto^ cada uno «acababa -por proyectar sobre; René la
inquietante’ extrañeza qué éste hacía nacer en. el otro, den-
. .,;iro del frágil sistema de ideal-colectivo adoptado por los
1 René y su esposé son -invitados frecuentemente a casa
■de colegas o parejas que-han conocido en viajes o activi­
dades culturales diversas, no-porque ellos experimenten
la necesidad de brillar o . entretenerse. en .-sociedad sino
•porque, especialmente René, se muestra interesado j—gra­
cias, a su mayor cultura y su espíritu abierto— por las
miembros del grupo-' considerado • «normal?, por" simples zonas de inversiones narcisistas más diversas que encuen­
razones., estadísticas o ideales, • tra en sus -anfitriones. . . . •
.. René- experimentaba -deseos sexuales, pero éh la mayoría •Por -su parte, .René y su esposa reciben fácilmente y sin
/de los casos sé las arreglaba para poner entre- la mujer y úna. particular necesidad de ostentación a quiénes, simple­
.él distancias tranquilizantes o dificultades apaciguadoras.. menteK’ tienen deseos de ver, sin sentirse, por otra parte,
Sin' ‘embargo;-yl luego’ de muchas vacilaciones, ’ acabó particularmente violentos- si por razones prácticas .deben
’ casándose con una'viuda joven, inteligente, activa-y -sim-pá- 'incorporar a ún superior o a un colega menos simpático,
tic'á, pero‘a quien-las-gentes’consideradas «normales» en pera- bien situado.
f ’ esá'época-reprochaban .‘qüé-.no./sé-sometiera a lo.s gustos ¿René es «normal» o no?
' del-momentó. . ’ . •• • ’ - • .* J-
’ René’experimentó-ün difícil comienzo conyugal: su Sin ninguna duda, se trata de una estructura edípica
•madre'no se mostraba • favorable a ese-matrimonio; por con una fijación materna bastante importante que ha fijado
■ 'sú parte, «los suegros «mimaban» excesivamente a .la pareja; las inversiones afectivas dentro . de ciertos límites difícil­
finalmente/ René comenzó a sentir, durante algunos meses mente franqueables. Pero una vez planteado esto, podemos
una especie de «bola» que subía y bajaba, y’-qué íé oprimía
comprobar en principio que no se ha producido ninguna
al nivel de la-laringe. La «nuez», le decían, sin duda riendo, descompensación neta, y a continuación, que al parecer no
los amigos que habían leído tratados de .divulgación ;psi- hay motivos para temer ninguna amenaza de descompensa­
coanalítica. Y efectivamente, dadas las difíciles circuns--
ción, ya que el conjunto de los mecanismos de/defensa y
tanciás matrimoniales, la broma parecía muy [acertada.
adaptación parece funcionar con una evidente ‘flexibilidad
. Luego lá" pareja -sé creó una vida independiente, poco iy una indiscutible .eficacia, teniendo ciertamente en cuenta
original en 'relación con lo que los demás llaman «origi-
■ nalidád», pero bastante original, sin embargo, -si¡ nos refe-
, la realidad exterior, pero también., y en primer lugar, las
¿realidades internas del sujeto, tanto de sus talentos co-
* ,.riihós. a lo/.qüe 'la’■ mayoría suele denominar apresurada.
: mo de -sus sectores eventüaLmente amenazados.
’jf mente «normalidad». . ’ Por -lo tanto, yo consideraría el'caso de René como uha
.Ñácieroh tres 'hijos, educados de una manera «quriosa»;
es 'décir‘‘‘qué a vecinos, padres y amigos- les chocaban las • estructura al mismo'tiempo Neurótica edípica y genital (lo
’’ que' no es; desde luego,' una enfermedad en sí misma, sino
. libertades de que disfrutaban. Sin embargo, sus padres '
Vuna categoría -fundamental' dé funcionamiento psíquico) y
■ . no les abandonaban del,todo, y-los niños no parecían sufrir
en.-absolüto én medio de las actividades «bohemias» de esta como un’ caso bien adaptado en el seno de ese grupo de
• familia-que-.sigua-sin tener otra cosa que una-antigua vi- estructuras. * ’ ’
■ .vienda (én ün barrio poco cotizado), un automóvil' curioso - * * ’
‘ (dé uná.marca-’extranjera poco conocida), una. casa para
las ;yacacionés"'poco confortable en una campiña. encanta-
2. PATOLOGIA1 Y «NORMALIDAD»
. dora pero sin prestigio, uha situación financiera .siempre
' En eLcurSp^de los-últiiriós decenios, diferentes autores
complicada a pesar de un buen -salario y • -algunos
*
suple-
.se han .dedicado’’a estudiar la dialéctica.’normalidad-pa-
• mentos, etc; ’ • • tología.;. .« .■
34 .

o
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i
««AvA* ” . A . ,. . .

1•
. Af KLEIN (1952) nos propone, én toda eyolución .psi-
cogenética>: del niño, una posiciónposicióñ persecutor
persecutoria i-a 'primitiva
* primitiva
seguida'de una posición depresiva más o mohos edípic^
La primera posición, sobre 'todo, procederían obligatoria-
E. 'MINKOWSKI (1938), pone.; de relieve el'Carácter menté de mecanismo# económicos de tipo psicótico, y toda
subjetivo de la noción de «norma», que sin embargo suele patología Áfiterfor no podría sino tener en cuenta las fi-’
sobreentenderse como.un simple acuerdo con las necesida­ ’ j aciones. arcaicas. en esas fases "obligatorias para .todos. ■
des y las realidades de la existencia. Se pone el acento en . Si bien: ¿tamos de acuerdo en no considerar «normal»
la relación con los otros, aunque el carácter principal del .a.una estructura que haya seguido una evoludión ión inf infantil ’
estudio se mantiene dentro de una óptica más especial­ a todas 'luces privilegiada,-también nos resultó! difícil __
l con-
mente feñomenológica. .. .. cebir, cuándo atendemos neuróticos o. estados límites, que
E. GOLDSTEIN (1951) se orienta dé entrada en una . todos.- los ‘‘individuos’ hayan atravesado un-.pJríódo en el
dirección bastante peligrosa al referirse a las nociones de que su Yó sé ha constituido*inicialmente de ¿cuerdo acuer^o c.on‘
«orden» y"de «desorden» que preparan toda una sucesión un modelo psicótico, en el sentido preciso que ¿de continua
continua-­
de juicios de valor que resulta siempre engorroso for­ remos dando a ese término, es decir, en?uiia auténtica
mular, o incluso simplemente intentar, en el marcó de la economía de •fraccionamiento, verdadera organización es­
psicopatología; efectivamente, la’ unidad de medida • g,orre tructural, y no una mera etapa, laguna o imperfección
automáticamente el’ riesgo de ser considerada más en re­ evolutiva.- * ' .***.
lación con las escalas del grupo de los.observadores que ■” A^FREUD (1968) creyó poder definir ..la normalidad én
con una escuela establecida en función de los datos inte­ el niño a partir‘de la manera en que se establecen .poco a ‘
riores del sujeto observado. .. - poco los aspectos tópicos y dinámicos de -la personalidad,
G> CANGUILHEM (1966) se rediere a diversos trábhjos • y de la forma en que-se producen y? se resuellen los con-..
de los años anteriores: A. COMTE (1842) quien, apoyándose flíQtos puísionales. .
en el .principio de BROUSSAIS presenta la enfermedad C. G. JUNO (1913) ha intentado, por una'parté," presen-'
como exceso o defecto con relación-al estado «normal»; ... tar ,k» .los aspectos complementarios ’ de los “ pe^sonaje-s. mí-
los'pe¿sonáje<s. mí
Claude BERNAJRD (1865), para quien toda enfermedad no •’ ticos'de¿Prometeo <el que piensa- antes)' y. J^pixnéteo (el-
es otra . cosa que la expresión conflictiva. de una función .que piensa después), es
• que es. decir el introvertido y y¡ el ¿xtrover-
¿xtrovef->:
«normal»; LERICHE (1953), para quien no existe umbral tidol
t.'.‘ ? refiriéndose
/ a las obras de > Cari SPIT^ELER^ y dé’
previsible eptpe.lo fisiológico y lo patológico, con lo que la ■ W, GOETHE. La «normalidad» estaría
W. -GOETHE. estaría, vinbulada
vinculadaa ... a la-,
salud podría>.definirse sintéticamente como el. estado, de unión ;- de Lesas dos actitudes que C. ..G. G. JUN
JUNfe.. jGL. considera
silencio de' los órganos; JAGKS.ON, finalmente, para quien v cercana'
cercana" a^íásría concepoión
concepción brahmánica del- súnbpíó' de- unión.
del •simbpíó'
la enfermedad se halla constituida' por una privación y Por’otra ’¿arte, el autor compara- las’ nocion^
otra'¿arte, nocion^'’ dé adapfa-­
de "'adapta
una reorganización- ligadas a una disoluoión y una .regre­ cíón”(someter-se a su entorno), inserción .(ligada
ción XHgad; a * 1la----- no
sión, ideas que retoma H. EY quien precisa el orden de .*- ción.ción’única ¿normalidad», Oú?.--
.única de entornó), y ¿normalidad», quercorrespon-
disolución,; de la enfermedad; de las funciones mentales ....'dería'a
dería * a ..úna inserción sin fricoioqes, • destilada simple-
a partir dé’lo que ha -sido adquirido más recientemente en • tóente, & cumplir condiciones t.objetivamente-fijadas. Lo
la maduración ontogénica del sujeto. G. CANGUILHEM patológico'aparecería a. partir’'del-momento pn que el
define la enfermedad como la reducción del margen de individuó, saliera ‘ del máréo de sumisión-al^entómo que
tolerancia en relación con' las infidelidades del medio. corresponde a...la «inserción^,, reservada a ese único cír­
«Normalidad» sería 'también sinónimo de «adaptación», culo? Nos parece que .es te.-Concepto es simHtó'. al qúé des­
y esta idea comporta matices que ■permitirían a G. CAN­ cnpire otro.. momento,, ucon referencia á. movimiento
cribiré en .otro,
GUILHEM incluir algunos estados considerados por otros' de depresión ■ariaclítico jaél estado, límite; lado que■en
como «.patológicos» dentro de los límites de lo «normal», ¡ -
36 la medida en • que esos estados pueden expresar una
en 37
relación de «normatividad» con la vida particular del.
sujeto. ;
•i
este caso el individuo corre el riesgo de abandonar el'
círculo restrictivo' pero tranquilizador de lo familiar fá. •- C, CHILAND (1966) ha retomado un punto de vista
paralelo al demostrar que los niños, cuyo poder norma­
lico. ’* *7 t
tivo es el más desarrollado, no están sin embargo exentos
'• J, BOUTÓNIÉR (1945) . ha mostrado ' él pasaje de ¡a"
angustia, a-.la .libertad en el individuo que’ ha■ llegado a de ciertos signos de la-línea .neurótica o • fóbica.,. Ly que /
ser «normal», a pesar de.que la maduración afectiva, finí serviría de criterio de normalidad,-sería, más que un .'sim­
‘■¿amento’ de toda «normalidad» au.téntipa, es definida por ple diagnóstico de estructura, la- flexibilidad del .pasaje
el Dr. ANZ-IEU (1959) como una actitud 'desprovista' de de un buen funcionamiento situado al nivel de lo real, a
ansiedad con respecto al inconsciente tanto en ¿1 trabajo un buen funcionamiento -situado al nivel’ fantasmá’tico.
comó'erí ebocio, la aptitud, para hacer frente a las inevita­ Este punto de vista se revela productiyo en él plaño de
bles manifestaciones de este. inconsciente en todas las la1 reflexión cuando se lo compara con las- conclusiones
circunstancias en que la vida pueda colocar al individuo» •a las que han arribado en patología escolar africana LEH-
R. DIATKINE (1967) ha propuesto considerar como una ■MANN (1972), LE GUERINEL (1970) o MERTENS DE WIL-
señal de anormalidad1 .el hecho d.e que el paciente-«tío se MARS (1968) con niños que, al tropezar con la ambigüe­
.sienta bien» o «nó.sea feliz», e insiste, por otra.parte, so- dad producida por dos modelos culturales muy diferentes
, bre.'la importancia de los-factores dinámicos y. económicos propuestos por la realidad, experimentaban- justamente
' .internos en el curso del desarrollo del niño, en lo concer­ dificultades reales para franquear el .paso entre una buena
niente. a las'posibilidades de adaptación y de recuperación, integración de lo real y una buena elaboración fantasmá-
la-tendencia a.la limitación o;la.extensión'de la actividad tica; sin duda los problemas psicopatológicos verificados
mental, y las dificultades con'las qué se encuentre en la se orientan en el sentido de las hipótesis de C. CHILAND,
elaboración de las .fantasías edípicas. R. DIATKÍNE, nos quien precisa (1965):
jadvierte contra la confusión tan frecuenté entre iel ’diag- «Nu,estro objetivo no es necesariamente hacer del niño
' nóstico de estructura mental .y el diagnóstico de normali- un individuo conformé a lo que su medio, su familia, la
"dád’psicopatológica. Esta preocupación ya no tiene, apa. escuela o la sociedad- esperan de él, sino hacerle capaz.de
. rentemente, razón.de ser. Efectivamente, un diagnóstico acceder a su autonomía y su felicidad con la menor can­
de estructura psíquica estable, en el sentido en que la tidad posible de limitaciones*»
defino a lo4argo de todo este estudio, puede plantearse P, BOURDIER (1972), finalmente, ha analizado diferen-
independientemente de toda referencia a la patología, en •' cías lógicamente previsibles entre las «normas» de una
í'mujer y las'de un hombre, por ejemplo, o entre las asu­
tanto’'que- él -diagnóstico..de «normalidad» implica, por el
contrario, un examen de la manera como el -sujeto se en- midas por niños de edades diferentes. Un niño de cuatro
años podría comportarse-como un «toco» siendo completa-
’ tiende con su propia estructura psíquica.
Para R,’DIATKINE, no es posible hallar en el adulto > mente «normal», en tanto que en período de latencia los
unismos síntomas desencadenarían una viva inquietud en el
'la llamada'1’ estructura «normal». Toda -situación nueva
psiquiatra. Por otra parte, ün niño'«normal» de cuatro me­
con'lá-que se enfrenta un individuo pone en cuestión su ses-no percibiría el deceso de su madre si se- le interpu­
" equilibrio’ psíquico, -y el autor estudia alternativamente,
siera un sustituto válido/ en -tanto que un niño de quince
las dificultades que puede expresar este -sufrimiento en
el niño, .según las edades y los estadios dé’maduración.
meses'«normal» se hallaría muy perturbado por el hecho
de no poder agredir a la madre y volver a verla, intacta
Trata dé determinar la .gama. de los pronósticos relació­
un momento después; eq cuánto a- un niño «normal» de
nales'-ulteriores, e. incluye del lado de. los "elementos per­
turbadores todas las'restricciones de actividades u opera» seis años ‘Sé -, satisfaría-con el sufrimiento propio del tra­
bajo-de duelo...
cióñés mentalmente nuevas, en particular • los sistemas
regularmente repetitivos, más "o menos irreversibles. . A.-HAYNAL (1971) muestra la dificultad de aplicar al
dominio-psíquico los' habituales criterios de «normalidad»
*38 •’ ’ •’
39
que se refieren a la adaptación, la -felicidad, la expansión,
etc., y la importancia de’ la relatividad sociológica de la carácter np patológico, en tanto que ¿se resultado-' falta
noción de «normalidad», tanto en el- hombre domo en las en .el carácter patológico; pero el término «pat:alógico» ’' ‘ se
sociedades animales, en las que-deben tenerse más en limita - aquí exclusivamente al. sentido' de neurótico. En
cuenta las condiciones ecológicas y la densidad territo­ Algurios' tipos de caracteres descubiertos en la labor psi-
rial de la colectividad'en cuestión. coanalítlca.(1915) estudíalas excepciones; los. que-fracasan
Por otra‘.parte, hay comportamientos raros que no son ante el éxito y los criminales por- sentimiento de ' culpabi-*
sin embargo anormales. Como lo señala J, de AJURIAGUE- lldad exclusivamente por referen tía a lá econ<omía edípi-.
RRA.(1971) a propósito de un texto de KUBIE: <ca,. superypica, genital y castradora, o sea, á la línea neu-
es un estado' estadísticamente raro y sin ’ embargo en rótica. E-ri el Final del Edipo, S. Freud (1923) Uega a de­
absoluto anormal.» olárar que lo que. distingue lo normal de lo patológico
Me parece conveniente reconsiderar ahora ios concep­ . reside en-la desaparición o no del complejo de EcÜpo; ■Edipo; di.
tas ■ freudianos que conciernen a la noción de «normali­ ¿ho dé.otra-manera, rehúsa la;categoría de «rprinalidad»?
dad», y que, en nuestra opinión, pocas'yeces se han te* ■ a toda, estructura, no neurótica e incluso/ al padecer, a
nido en cuenta. . / una estructura neurótica en la que la represión del . Edipo
En este terreno, cómo en muchos otrps. que se refieren hubiese actuado sólq de manera parcial-. Exige -la desapa­
a la psicología, 'tanto «normal» como «patológica», S. rición' ‘completa del complejo. En* sus Tipos Ubidinales
'FREUD ha significado un viraje importante en lá manera (1931), finalmente, trata de «odbrir la distancia'qué su­
de pensar de los psicopatólogos. Antes.y después -de £gs puestamente ejdste entre lo normal y lo ’patcjidgipp» me- *'
informes teóricos y clínicos las concepciones habían cam­ diante la distinción' dé tres tipos básicos: eliMerótico, ,u—x*í*'' el
biado radicalmente; lo que seguramente no quiere de<#, narci-sista y el obsesivo, que se combinarían hat-, actualmente'
—- --------
como ya veremos, que antes de S. FREUD nadie haya es­ en sub-tipos: erótico-obsesivo, erótico-narciriílá^y já’-y narci-
crito sobre estos temas, ni tampoco que -S. FREUD .haya ‘'sista-obsesivo; el tipo teórico éróti¿¿rbbsesiv!>nartísista
tenido la posibilidad y el tiempo de agotar tal estudio. ‘ representaría, según.FREUD*, /la-absoluta norhtalidad, Ja
■ De sus Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad 'armonía ideal». Pero.aparentemente FREUD.ss} deja atra­
(1905), de-su Formulación de dos principio? del funciona­ par'por el engaño de la .universalidad de das. apelaciones ápeláciones
miento mental-' (1911) y .de. sus' Cinco psicoanálisis (1905- ‘ ^neuróticas»,-ya que si bien sus pertinentes désqriptíones
1918) podemos retener tres postulados: del obsesivo y del nárcisista-obsesivo'Corresponden acerta-
1. ' Toda lá psicología del adulto tiene sus fuentes en las '• damente a economías de neurosis obsesiva,-y el tipo eró­
dificultades experimentadas a nivel ’ del desarrollo de- la tico a economías neuróticas histéricas; parecería? que'Jbajo :
sexualidad infantil. . .. • . la cobertura del tipó er^tico-narcisista, más cue neurosis
2. Son te#'pulsiones inhibidas, sexuales y agresivas, las ’ describe estados límites; bajo la cobertura ;dél tipo nar-
que crean los síntomas. . '
cisistá,. caracteriales logrados; y finalmente prepsicóticos
3. El modo' como se vive la etapa organizadora de la bajo" la cobertura'del* tipo eró tico-obsesivo (en este-caso
personalidad (es decir,-el Edi-po), depende esencialmente el acento -recae sobre las defensas antipsicóticás más que
dé las condiciones del medio ambiente. :“sobré las incertidumbres del Yo).--** ' '
En .este último articuló, más tardío dentro dpl conjunto
• de profundámen^í en la bús. •
su obra y que avanza más profund'ameht^j
de’éu
Por otra parte,'las precisiones que S. FREUD’aporta ‘ queda .de;
.delos. dialécticos• entre nupcialidad
‘.los. elementos dialécticos nqpnalldad y
.?’patológía^-S.‘.ERE^ trata, de ir' ló-más léjo^|posible en
en textos menos conocidos .no invalidan en absoluto esos
tres postulados: en sus Caracteres psicopáticos en el tea­ \ . el reconocimiento de ,fenómetros .fenómenos‘’qo patológicas qué que im-
inv
pliqúen sin embargo inflexiones particulares en él modo
tro (1906) muestra que la inhibición se cumple en el S inversión de la ixu ul I 'pro t?D*x?TTn
' " 1 de libido_____ -----------------
en cada tipo descrito. FREUD
41
• -• .u’* „• ,, • t t ‘¿
se halla prisionero de su gran descubrimiento:- la econo­
mía genital edípica y neurótica, a la que reduce, por cierto ticas o neuróticas) y por otra las organizaciones interme­
•. .que con algo, de insatisfacción, la mayor parte de sus.otras . diarias (estados límites) menos especificadas de manera
descripciones- clínicas/' * duradera y que pueden originar disposiciones más esta­
.Efectivamente, antes de FREUD los humanos se divi-’ í bles (enfermedades caracteriales o/perversiones).
dían. hab.itualmente eri'dos grandes categorías psíquicas: En lo que concierne -al* primer grupo, podemos consl*
los «normales» y las enfermos mentales (entre los que se
;r
•; dérar que existen tantos, términos de trancísión entre
incluían:en bloque los neuróticos, «y los .psicóticos), El «normalidad» y psicosis • descompensada en la -línea es­
gran mérito de FREUD "consiste en haber demostrado tructural fija psicótica como entre «normalidad» y neu­
mediante J¡sus trabajos'revolucionarios sobre la economía rosis descompensada en,.la línea estructural fija neuróti­
neurótica-que;'no existía ninguna solución de continuidad ca. Por el contrario, en lo que concierne al segundo grupo
■entre’ ciértós/funcionamientós mentales considerados', «non definido como intermediario, veremos enseguida que es
! males» y‘_eT. funcionamiento mental considerado «heuróti- difícil’considerar una real <mormalídad», debido a la in­
i 'coi; Todoáf los -grados;existen y los mecanismos siguen tervención de enormes contra-inversiones energéticas an­
1 siendo, en -ePíondó^ós/mismos; sólo difieren, en mayor- tidepresivas. y permanentes (justamente, en razón de la
I ó ..menor medida; la' ádécuación y ia flexibilidad. del ¡ juego precariedad de la adaptación a las realidades. internas y
Ide-esos'mecánismos? Infortunadamente, S. FREUD no se externas), y dé la inestabilidad profunda de tales organiza­
’ aventura'mucho más allá del; terreno neurótico* Describe ciones, que no están realmente estructuradas en el sentido
como.’ neurosis un indiscutible estado /límite como ¡ el- de definitivo y pleno del término.
/el hombre.de los lobos».(1918), y conocemos su renuncia a Así pues, reservaríamos la noción de «normalidad» a
abordar a los psicóticos, sus vacilaciones en la discusión un estado de adecuación funcional, feliz solamente en el
•'de- los datos nos'ológicós’que concernían al • Presidente interior de una estructura fija, ya sea neurótica o psicó­
. SCHREBER (1911). . j\ ... tica,’en tanto que la patología correspondería a una rup­
i 7 Si bien-al final dé su vida escribió, en Compendio de tura del equilibrio dentro ‘ de Ja1 misma línea estructural.
psicoanálisis-.(1940), qué era ^imposible “establecer'} cien- Nos parece útil- un ejemplo clínico:
'^tíficamente. una-'linea de demarcación entre estados nor-
r. males' y ' anormales», S. FREUD, como todos aquellas que Obs. n.” 2
de manera más* o menos inequívoca han permanecido fi­
jados exclusivamente en las posiciones de su época, ¡pensó Georges tiene 42 años. Es director de un Liceo. No sabe­
durante mucho tiempo que la división no se planteaba, mos casi nada de su primera infancia, que dice recordar
entre normales por una parte y enfermos (neuróticos o muy poco y sobre la que no desea,hablar. Quedó huérfa­
psicótícos reunidos) por otra, sino, entre neuróticos. y no de madre y luego, muy pronto*, de padre. Le adopté
normales (que corresponden a los mismos mecanismos entonces una •‘familia amiga1 de sus padres, conducida por
í ■conflictualés y defensivos), por una -parte, y por otra el una mujer autoritaria; rígida y poco afectiva. ■
I /grupo de los «no normales», que -abarca todo el resto; ese i Muy bien educado en el plano funcional, reaiizó estu­
«resto», al que se alude de manera imprecisa con la- deno­ ) dios altamente satisfactorios. Se .reveló. como un adoles­
minación de psicótacos y prepsicóticos diversos, o bien’ cente bastante precoz en' el plano intelectual, como un
’ ^más-‘diversificados en psicosis concretas, pero^ también estudiante meticuloso, y ' luego como un ■ docente -muy
■ en estados límites,' caracteriales, perversos, etc. atentó y racional. Sus cualidades de precisión, orden y
Me propongo ir aún más lejos: parto -del/, punto de razonamiento .teórico,-su sentido-de la autoridad,. el de­
' -vista, de que es posible distinguir, por -una- parte, las recho y. elA método le valieron un rápido avance adminis­
. estructuras auténticas, sólidas, fijas y definitivas (pricó- trativo a pesar de algunas asperezas en 'las relaciones con
su< alumnos ó colegas.
42.. - .<

i
A las veinticinco años se casó con una mujer.de la.
misma edad. También docente, igualmente autoritaria y .Actualmente, - Georges evoluciona bien. Há ’. retoih^do
. bastante rígida. Tuvieron dos hijos‘que ‘-parecen, gozar de todas sus actividades profesionales, pero sus relaciones
buena salud, pero que muy pronto fueron colocados, .en sociales'han mejorado, y sus aspectos, itívindicativbs‘se
• pupilaje a cierta- distancia* por -su «bien» aparente y ra- • han corregido. ■ ?.• . . • j •,
dional. • - ; •* - * .• Sin Embargo, se trata sin ninguna- duda dé una ¿truc-
turá/psícótica; el tratamiento analítico , ha¡! ..identificado 1
La pareja evolucionó en grupos de investigación pro­
transferencia fúsíonal; angustia de ’fraccionaime¿to/'e;im-As
fesional e • incluso -filosófica bastante audaces • (pero 'sin
portantes negaciones de la realidad. Esta estructura, hasta j
- dejar de ser específicamente’ burgueses), y a menudo ocu­
pó sus, noches; sus domingos y sus momentos libres con entonces no descompensada y que había permaneoido en
los líiqites de una -indiscutible «normalidad», ha ‘«esta­
elpretexto de reuniones o de cursillos diversos '-orientados llado» -repentinamente'ante una.agresión.^eterna dem.a- .
hacia‘técnicas, posiciones o ideas ‘ cuidadosamente sele<>
siado .poderosa en relación con: las .defensas- habituales
cáonadas de manera tal que- se opusieran siempre al pen­ del Sujeto. Esta circunstancia ha. originado la . désperso-
samiento común de los colegas del-mismo establecimiento. nalizac óñ y el delirio. Georges ha pasado.* del ¿ta‘do «nor­
Podríamos ver. a Georges como un ejemplo'de .sujeto
mal» aí estado «patológico» sin qiie‘su-‘‘esnugtura -pro
«original», es cierto, pero de apariencia normal, bien adap- funda varíe. Las defensas de'modó7obs¿»yo btó‘;'c^do
‘ tado a sus realidades internas y externas. Los principales momentáneamente ante la intensidad de la. agresión-prac­
mecanismos de defensa que hemos adelantado -hasta aho­ ticada por lo real; y le ha resultado: inipojsibíe" negarlo,
ra pueden considerarse de tipo obsesivo. 1 porqué las anulaciones obsesivas de las representaciones
Pero he aquí que, durante una sesión de «dinámica de pulsionales -ya no resultaban suficientes. ,Dej esta juanera,
' grupo» organizada por su Academia; George es el sujeto Georges‘se ha transformado en un «enfermé sin ‘cambiar • •
de más edad y de mayor: jerarquía del grupo en el que ; la forma.estructural de su Yo. Se -ha'«curaá i»'después .sin
participa. El animador, conocido ’ por su ambivalencia ’antó su
'.variar el. estado profundo del Yo, y por‘lo^tanto su línea
línea
respecto de la Universidad, disfruta en cierta medida ai 'estructural, gracias a un tratamiento/que jjnnitió’el res-
verlo vacilar en sus .argumentos, aunque le cree capaz de «iri’’, modificar,
.tableramente de defensas más-adecuadas,,! jsití'.'.modificar.
defenderse. El . moderador, aún -mucho más cáustico con ’• 7 'sin embargo su-modo de organización¿menjü ital ‘subyacente.
subyacente.
respecto a la autoridad y deseoso de complacer a -los agre­
sivos, se abstiene de intervenir. Así-es como George'reci­ A •' “ . . ’V .I!, *TT .■
be sin ninguna precaución particular (ni -preparación, des-
• de luego), to.da la descarga agresiva del grupo. Inmediata­ 3^ LA ^ORMALlDÁDi> PATOLÓGICA ^ \ Ii
mente se siente prega de un malestar interno, .y no sabe ; . . • • !•' •
ya con claridad quién es, dónde está, ni qué hace. Huve . . • Hemos visto la posibilidad de Jconsiderár por una -par­
de la sesión, y, muy excitado, recorre la pequeña ciudad te cierta «normalidad».y por otra'la-s/manifestaciones pa-
en que ésta se desarrolla, creyéndose perseguido por cual­ :.tológicas, en función de un modo de^ estructuración fijo
quiera que use uniforme. y preciso. - . • . • *•••*• u/..z , ’•
Cuando se requieren los servicios de un médico inter­ :^¿Pero .las cosas, parecen complicarse un'poco cuando
viene un amigo que reside en los alrededores;, lleva a v' nos'vemos en. la necesidad de describir las! ¡personalidades
f Georges a su casa; y lo confía a un psiquiatra conocido llamadas «pseudó-normaíes», y que po corresponden, justa-
que ordena reposo al paciente, Id atiende primero con menté ahina estructura estable ni definitiva; tal como' ocu­
medicamentos y sedantes, y luego lo envía a un psicoa­ rría cuando nos referíamos á las estructuras dé la línea
nalista. ..neurótica o de la línea psicótica. En el interior de.estas
últimas líneas, bien definidas-en su evolución-, los sujetos
44
45
se- defienden de la descompensación por medio de.una el marco de lo que, hemos, definido anteriormente como
adaptación que atañe tanto a -su .propia economía como adecuado a los parámetros de «normalidad», es decir, de
•a,los diferentes-factores de originalidad: ■ como veremos adaptación económica interna a la realidad íntima del
más tarde, ésa adaptación provee a sus’comportamientos sujeto,. . .
relaciónales* de elementos singulares que constituyen^ sim­ ' .Las verdaderas estructuras no originan personalidades
ples «rasgos de carácter». Por el contrario, las-personali­ «pseudo normales» pero, según -permanezcan o no libres
dades «pseudo normales» no'se hallan así estructuradas de rupturas patológicas, pueden conducir altémativamente
•_ en -el'..sentido neurótico .-ni en’el .psicótico, sino que: se a los que. definimos, con CANGUILHEM, como estados
constituyen, a* veces' ‘de mañera bastante duradera aunque sucesivos de adaptación, desadaptación, readaptación, etc.
. siempre precaria; según’ diversos mecanismos, no muy Por el contrario, las simples organizaciones se com­
• originales, que obligan a esos sujetos a «jugar el rol * de portan de manera muy diferente: en caso de traumatismo
la gente ñormal», e incluso a veces «al-hipemormal» más afectivo más o menos agudo, esas organizaciones pueden,
que.al original,ícon tal de nó’descompensarse en la depre­ (en la mayoría de los casos) o bien hundirse- en la depre­
sión.. Se 'trata? de alguna mañera, de una necesidad protec­ sión, o bien evolucionar hacia una estructuración más
tora de •liipomanía’ pennañente. Volveré a referirme a sólida y más definitiva de. tipo neurótico o psicótico. Pero
ello» a ..propósito .de los" estados -límites y de .las neurosis con excepción de tales accidentes afectivos, su estado co­
de carácter "en párticúlár.yPerq el sentido común detecta rriente no puede denominarse «normal» sin restricciones,
•fácilniérítej luego, de un* cierto tiempo de'exitosa super­ ya que parece corresponder a una defensa energética psí­
chería. y e¿ circunstancias sociológicas.'diversas, ‘ a -esos quica mucho más importante y mucho más costosa en el
, líderes’ de 'escasos” recursos constructivos, avíos cuales plano de las contrainversiones necesarias para apaciguar
• otras tantas personas decepcionadas ’narcisfst-icámen-te se el narcisismo.
afeiran" durante , el tiempo'más o menos prolongado de Efectivamente, esta clase -de organización no se bene­
. una ilusión.. Esos "personajes luchan con ardor, en -nombre, ficia ¿i de la categoría neurótica de los conflictos entre
dé un ideal p un interés.’cualquiera .-más o‘menos ideali- el Super-yo y -las pulsiones, con todos los compromisos
. zado, simplemente contra su! inmadurez estructural y sus estables posibles, ni, como en la línea psicótica, de una
frustraciones, y contra’' -la depresión, cuyo peligro no con­ operación de laminación del Yo que aporta también una
siguen sin.embargo aventar definitivamente. Incluso son 'relativa estabilidad. En nuestras organizaciones «límites»,
a .-veces, y de' manera pasajera, verdaderos «geniecitos» comprobamos una lucha incesante’.para mantener en un
.para’-su familia, su barrió o su pueblo, o bien para su me- . -anaclitismo obsesivo la-seguridad narcisísta que cubra
dio -de vida o de trabajo, en tanto su hipomanía pueda co­ los permanentes riesgos depresivos. Tales exigencias nar­
rresponder a las necesidades narcisistas del contexto -jo- cisistas obligan al estado límite;’a las' diversas afecciones
cial. Pero-no resisten una prueba duradera de confronta­ caracteriales o al perverso, a mantener la religión de un
ción con los otros o con lo real. Ideal del Yo que induce a ritos de comportamiento muy
. . Tendré ocasión de precisar nuevamente, ‘ a propósito
por'encima de los mediosTibidinales y objétales realmen­
J de la-noción de «estructura», que en pslcop citología no po-
te disponibles al nivel dé la realidad del Yo. ’Ello conduce
•i: demos: confundir los diversos modos de funcionamiento al sujeto simultáneamente á imitar a los -personajes idea­
les prototipos, de «normalidad» en el plano selectivo, y
p mental remitiéndonos sólo a sus aspectos fenomenológicos
también a imitar .a -los personajes que"representan el por­
.y superficiales. Corresponde oponer las verdaderas «estruc- ’
turas» -(neuróticas o psícóticas con o sin jerarquía patoló- centaje más ‘elevado cuantitativamente de casos semejan­
•; /I gica) a las simples organizaciones, menos -sólida-s'y que lu- . tes entre sí en él grupo cultural al que aspira.'
Y chan en'todo momento contra la depresión mediante di- Nos hallamos pues muy cerca del modo' de funciona­
í> versas artimañas caracteriales o psicopáticas que superan
miento mental que D. W. WINNICOTT (1969) designa ba-

4¿" . . ‘ ‘ ? ’ 47

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SJJO&» i—•

* 4 4 <■

’ /
los nombres de «Self artificial», o de -«falso Séíf»,- y . Obs, n?.-3 ‘
V •»
/ que describe como organizaciones de defensas “más- efi-
[ caces cohíra la depresión. Nos hallamos también muy cerca Cuando tuve conocimiento del caso de/uíienjjéste aca­
; de lo que, como consecuencia de. la'filosofa ¿lemgna de
? la «Ais Ob» (con E. VAIHINGER), H. DEUTSCH (1934) baba áe cumplir 50 años., Hijo de un** artesano! modesto
y anodino y de una madre estúpida; pretenciosa, inquie- •
v ha definido bajó el término de personalidades «as .if».
/ Ésas descripciones de un..-carácter «simil-i» o «como si» tante, Julieñ fue educado en el odio a los ricos,’en. el temor
y a la vez la devoción,pon respectó a la gente] ¡dé buena,
alcanzaron cierta celebridad porque corresponden a una situación, en la. admiración tanto deí tío canónigo (que
realidad clínica frecuente y poco señalada hasta entonces, ha llegado a ser «alguien») como del hermano mayor que
pero también' debemos reconocer que parte de su éxito había contraído .matrimonio con ía’hija del pastelero asteleró a
J proviene de la carencia de referencias más precisas* una quien servía dé aprendiz. Al igual que ese herm ¿ip mayor ■
organización económica-profunda,’distinta de lá economía ’ • y las dos hermanas, J-ulien comienza a'trabajar ífruy^rqn*
ra estrictamente neurótica, ..lo que no' inquieta demasiado á to con .,un’ comerciante de la región. Al?mi-sitió Jtiempo; y ..
I -los espíritus analíticos - defensivamente aferrados a la or- siguiendo.fos. consejos de un camarada ’mayoxf-^ que él, —, 'se-- •
/ todoxia’del dogma (atribuido a S. FREUD) .de-la infalibi­ ______
las arregla£?_ ____
..para_____
seguir cursos nocturnos y*pjepárár-un -
lidad organizadora del Edipo. - •• •. —.1 —
diploma *5A que le
Jdé contabilidad í 4"¿i- rrtvsO?
la permite; graciasi • üa■ 1,la
£J ¿re-
El estudio presentado por H. DEUTSCH es igualmente cornendación
comendación .del .del padre de ese compañero,.eñrúr-,en
de ese compañero,. eúj ::'tmy.
interesante en el plano desóriptiyot. hiperactividad reaó • banco. Dado que es joven, soltero, no tiene ‘nmchas :bfcih;
cional, apego a los objetos externos y a los. pensamientos paciones,.-es..tan idealista como agresivo y nó‘l&;gusta es- s-._
del grupo, ¿on dependencia afectiva pero sin permitirse . tar solo.'.por las noches, se convUrte'‘;rápidaménte-en’-el
sin embargo una desinversión objetual-seria, gran labili­ «delegado»-‘de’sus colegas para todas las tareas -parhpro- '
dad ante los conflictos exteriores, pobreza afectiva y poca fesionales a las que los otros empleados ‘ no están, dispués- „
originalidad, dada la movilidad de sus inversiones y"'su tos a'consagrar su tiempo Ubre. -Milita en un jnedio sin- >
nivel superficial;
dica-Hsta’• tan violento verbalmente como conservador en
C.. DAVID (1972) ha descrito variadas formas clínicas sus opciones'latentes. Esta actuación ie hace posible en--
en el seno de tales actitudes, y ha acentuado la tendencia tablar. relaciones simpáticas y tranquilizadorj i con sec­
a somatizar, los^ elementos caracteriales, la sobrevaloriza- tores diyérsos y ganar fácilmente 'tanto los s ifragios de ...
oió¿. de la acción, el aspecto patológico no aparente del sus ...colega^, como la coniplicidad~tácita de sus ¡directores;/
narcisismo (Super-yo formalista, Ideal del Yo sádico, ne­ • Si.empre-¿n acción, en lucha (verbal),'en discursos, des-
cesidad del éxito a cualquier precio), la necesidad de hi- . plázamientos, • conferencias o negociaciones, recoge-.la ad­
' peradaptación a la realidad (estimulada por la sociedad), miración de toda su familia, incluso el tío y lél hermano
el aspecto en trealidad carencial de la adaptación (con un mayor .antes- envidiados.’ Poco a poco consigue (hacerse de
único objetivó), la abrasión de las • pulsiones, la angustia ■un nombré en los periódicos' locales, ayudado;¡por añadi­
subyacente y. el aspecto artificial de las aparentes subli­ dura,por algunas libaciones en íós cafés'instalados frente
maciones. En síntesis, C. DAVID piensa que los dos fun­ / a las salas'de redacción y que por /ello.permanecen abiér-
damentos principales de.esos «pseudonormales» están cons. • tos hasta altas horas de la noche. ¿ •« <
1 tituídos por la debilidad •narcisista ¡y el fracaso de la ' De manera, que se convierte en consejero .¡de'.ósto, de­
repartición entre -inversiones narcisistas y objétales. legado'de'aquello, entra luego a la .municipalidad-y más .
Me parece que la siguiente observación clínica corres­ tarde-al. consejó'.general; finalmente, gracias a un escru­
ponde particularmente a este tipo de descripción: tinio que/, oscila entre un ¿candidato ‘‘saliente! f: demasiado
desgastado en cuanto a su persona, y un adverario.dema­
siado marcado en cuanto a sus ideas, Julie-n .liega’a colo¿

48 >• ' ■ 49 ■

I!
canse en una posición tranquilizadora que le favorece en nica. Sin .éxito» La -depresión va en aumento» TJna noche
la primera vuelta y en la segunda le asegura una confor­ corre la noticia de que se ha matado en su automóvil. Los
table mayoría. testímonios coinciden: Julien se ^ha arrojado práctica­
Y e? .así’ como llega a ser diputa-do por una circuns­ mente contra un árbol al’volver a su casa luego de que
cripción oscura,-pero donde organiza tan bien su propa­ un amigo rehusara asociarse..cón él eri una empresa co­
ganda personal que, ningún partido importante se'atreve mercial-con la que esperaba-volver a emprender (bajo lá
a inquietarle. Se habla -del «-feudo» de Julien.' Todos' lle­ protección de ese amigo) un nuevo ascenso .social,
gan a acuerdos con él, nadie se le opone... , •« Evidentemente, Julien no- era un psicótico, Pero tam­
fNq puede quedarse quieto. La mujer con la que se poco había llegado nunca a constituir una' verdadera es­
había -casado por azar en el curso de Su ascensión' social, tructura neurótica, edípica o genital.. Había permanecido
al detenerse, por* un "momento, en uno de los peldaños (del bloqueado entre esas dos líneas, en una situación bastante
que ni’siquiera se--acuerda^-.continúa educando modesta­ inestable. Tenía necesidad de ocultar su inmadurez afec-i.
mente a.-sus/tres hijos y' distribuyendo‘‘su tiempo ;entre ti va bajo la cobertura de un éxito social brillante y con-JI
las tareas . domésticas, los llamados' telefónicos («No, ,e? . tinuamente renovado. Al mismo tiempo disimulaba su
señar. Julián no está' aquí, "llamadle el sábado al Ayunta- débil potencia genital, bajo agresiones verbales coihpen-\
miento»)/.y ■ ,eV que bebe-sobre el hule, de la cocina satorias» El episodio con su amante constituía más un
con. vecinas’vulgares. ‘ ‘ ’ aspecto exterior de triunfo social y de pseu do-sexualidad II
• julien vivé\en París con'-sü «secretaria», viuda 4® un que una verdadera inversión genital adulta.’ jl
amigo-de._ Julien, antiguó. militante de-los primeros días/- Si rio hubiera -debido enfrentarse repentinamente con
quien tras'las-huellas, de Julien y sus colegas' se ha rea­ una herida narcisista inesperada, ante la cual se encon­
daptado a‘los restaurantes .pródigos, los teatros > del Boule- tró demasiado desprovisto; -Julien hubiera podido seguir
yatd y los. -«deshabillés» vaporosos. . , bien adaptado durante müdho tiempo. .Se enfermó cuando
'■ ¿Puede, haber un hombre más feliz’que Julien? ¿A q.uiép su decoro narcisista cedió y cuando la pobreza de sus
. podría declararse más «normal», mis logrado?- • intercambios afectivos dejó de • ser disimuiable por los
Ahora-bien, he aquí que un maremoto de apariencia i-mecanismos utilizados hasta entonces.
-política-.pero con rafees más profundas barre a quienes En este momento crucial, Julien fue incapaz de encon-
no hair'sabido comprometerse lo -bastante pronto ¡en un ¿ trar otros medios de -plantear el cambio, y ya no estaba
.sentido-o'.en otro. Julien no es reelegido, a pesar de su» ■’ -en condiciones de dar solo el paso que le hubiese condu­
esfuerzos C de.’última hora y las promesas fastidiadas de cido a una mayor siñeeridad para consigo mismo»
sus amigos, pada’vez menos calurosos. Pierde al mismo Si los médicos que le buscaron en-vano una enferme-
tiempo a su- amante; que es ahora la «secretaria» ’de uno * dad orgánica hubieran descubierto la. inmensa angustia
dé sus antiguos colegas, ya que supo reconsiderar' ‘á -tiem­ V .afectiva oculta detrás de su perturbación corporal y le
po -sus opciones y reelegir fríamente una nueva etiqueta de ■ hubiesen tratado o hecho - tratar en psicoterapia, Julien
moda. • t ? ■• • ••. ’ no hubiera tenido ninguna necesidad de desaparecer. Sin
■-Debe regresar a su región, Junto a su esposa anodina, ninguna duda, gracias á sus grandes cualidades y a su’
• retomar, ürí empleo.„¿Guál? La' gente lo mira con una pe­ energía, hubiera podido: reencontrar por sí mismo- prien-.
nosa-ironía.’ Ha-sta sus hijos le agreden con un desprecio taciones nuevas — y más. estableceos realización desusg
qué él rio puede soportar. . •• 1 • ‘ necesidadesi, afectivas realesjque. nó';ü^ári"riada^de^re^
Juñen se ..derrumba,. Se angustia, siente disgusto por • ■ prochable rü;dé.'especialmente espantoso.
sí mismo, no .come‘.y adelgaza. Se altera su-suepó y su • ?:Péro‘ el interrogante sigue abierto: en su etapa de-éxi-
pulso’sé acelera. No le.encuentran nada médicamente ob­ ■ tos¿es iiecir, en-el. momento del logro de sus contrainver-
jetable;.-pero de todas .maneras lo internan .éh’.úná. ’dí- sionés¿costosas/narcisístas y antidepresivas (y no de una
50 ' • .? ■ 51

1
! '■-

j -
adaptación a una estructura estable); ¿Cabía considerar que «vid mejor» tienen una estructura.profunda ‘dé. .tipo
que-Julien. respondía al concepto de «normalidad»? ” El* neurótico.J=-. - • • '• V 6 t-
' “!í¿
precio con que pagaba sobre el plano energético, la nece­ Como lo señalaba C. DAVID' (1972), conviene’ recórdár>.
sidad de sentirse reconocido, como «normal» a los’ ojos el consejo.de fíenri MICHA-ÚX: -.*No te -:¿presur^\éñ‘ta:;
'de sus instancias ideales y a los de la mayor cantidad de adaptación, guarda siempre reservas de inadaptación,» j-í
sus semejantes —un precio, por otra parte, tan elevado ¿Tenemos derecho a plantean un -segundo problema qué-
en el plano dé las «contrainyersion.es—, ¿puede colocarse . conjugue ;al mismo tiempo los criterios ,-más¡ auténticos
dentro de los límites considerados «normales»?. La pobre- ¿n el plario de, las realidades íntimas y Ja cor ilridéraclón"''
loóte!
xa de sus inversiones objétales, -la 'precariedad del poten­ de relaciones más diversificadas y menos angu^j ¡adás con
cial adaptativo de sus defensas, así como las inhibiciones la realidad.externa? La «normalidad» no es ífund idamental- •
referidas a sus satisfacciones lib i díñales, ¿se mantienen en mente inquietarse-por el «¿cómo hacen losólos?»,T~?>, si ’
sbio
el registro de lo «normal»?. En;algún momento de su vi­ simplemente buscar a. lo largo dé toda la exij’s^enda, sin’
da, ¿realizó Julien una organización afeotiva centrada.sp- demasiada angustia ni demasiada vergüenza, laÍímejói; má-
bre sus originalidades y necesidades propias, en lugar de ñera- de manejar los conflictos con lós demásjy’-los con-
considerar exclusivamente la.imagen que ofrecía a la ma­ flictos ‘personales, sin alienar sin embargo - nii ‘ el - propio
yoría de los demás y que-se ofrecía-a sí mismo en el potencial creador ni las necesidades íntimas. 1 i
plano de las exigencias ideales que ahogaban sus deseos J
y necesidades económicas 'profundas? . •• • X.
*La necesidad, experimentada como narcisistamente esen­ 4. ANORMALIDAD». Y STANDARIZACIÓN
ti
cial, de conformarse a un-ideal o a una mayoría del «g¡ru-
C po-que-tranquiliza»*, ¿es un síntoma de normalidad? . Corresponde que nos preguntemos cómo í puede esta­
( . D. AÑZI-HU‘(1969) piensa que en los .grupos es‘posible • blecerse ’ la. patogenia del comportamiento «jpseüdo-nor-
determinar la inercia inherente--a la naturaleza de cada mal», demasiado centrado a la vez,-sobre un ideal y‘sobre
individuo, a sus comportamientos adaptati'vos o{ no ante una mayoría, \ ‘ II - : .
una transformación de los hábitos, los conocimientos o ' También tenemos derecho a planteamos .una segunda
Jos métodos empleados-hasta entonces. La.‘ansiedad en­ pregunta que, a pesar .de .las apariencias, se vincula es-.
gendrada se opone frecuentemente a. la adaptación. La au­ • jreohamente con-la primera:- én nuestros dír ía^-y -en fun-.
torregulación interna necesaria ante los movimientos deP ción de diversos factores actuales, ¿no tiende jet individuo
grupo sólo, puede • obtenerse gracias a las posibilidades . más hacia lo; «standard» qué hacia lo «n’ormató > •
adoptivas personales de cada uno de los miembros, te- En-efecto; en un momento en él que■ el‘percado co-
■'niendo en cuenta las actitudes-y las motivaciones indivi­ ' mercial reemplaza poco a ' poco los • antiguas productos •
duales como modo de comunicación de su potencial, de artesanales, a veces excelentes y .'otras‘muy ^constantes,
movilidad. (' ■/ • por -artículos "staridarizadós (alimentación, artículos del
C. CHILAND (1971) confirma que no encuentra en. el hogar,' amoblamiento, construcción; etc.),’cutos^atributos •
niño estructura «normal», y que frecuentemente ios niños son sin duda inferiores al refinamiento, pero (sin embargo,
y en. general, superiores a la mediocridad, po sería sor- ■■
1. Sin duda el valor subyacente permanece ligado al registro familiar,
préndente observar que paralelamente/el ser humano se ;
poro Ja repetición social puede muy bien - distanciarse .de la «mayoría* de sacrificara a la .misma' necesidad de seguridad, “de cpnforr .
I
un conjunto demasiado importante 'para buscar tranquilidad en la «mayoría» • t.
midád, de polivalencia mal diferenciada en..,¡su .propia’ uti­
de un grupo más reducido, particularmente si «te último ampo se sitúa-
en posición «antí» en relación con el conjunto. Así se puede satisfacer (al lización de sí
laxación, -de. mismo. ......
sí mismo. . hí.“ 7 ‘ ■
menos en parte) simultáneamente a la d&fensa, es decir, la necesidad de
seguridad en el grupo elegido (incluso el más pequeño), imagen de la fa­ Creo que-un .libro rédente de B, BETTELHEÍM (1971), ■
milia ideal, y la /ende/icta, es decir» et deseo de agredir al grupo grande, Les enfanis dii reve, parece muy indicado-paya -proporoio-, " /
imagen de la familia aprímente.
‘ • .Jr • ,.53:
52
namos elementos que nos permitan responder a esas dos de 18 años, que es cuando, se inicia al servicio militar
preguntas. Y al mi-smo tiempo, el texto citado nos invita­ ■ para los dos sexos.
ría a reflexionar -sobre las consecuencias de una evolución, Los testimonias, acerca de los cuales no tenemos nin­
que también puede producirse éntre nosotros y que .tiende guna razón para alimentar sospechas, concuerdan en la
a reducir sensiblemente los límites interiores y superiores comprobación de que. este sistema no engendra ni droga-
de la gama de posibilidades de maduración afectiva: de las dictos, ni delincuentes, y. muy pocos niños cuya afectividad
individualidades en un grupo educativo standarizado.-J se vea perturbada caracterial o precozmente en un grado
.La obra de B. BETTELHEIM aparece como un verda­ importante.
dero estudio experimental de la -génesis de la «pseudonor- Las conclusiones de una encuesta^ realizada a escala
malidad» ¿n un medio contemporáneo natural, aunque en­ nacional en Israel, y referida al nivel escolar de los niños
teramente compuesto a partir de elementos artificiales de los kibutz, revelan logros absolutamente «medios?», con
(tanto doctrinales como, coyunturalés), que ciertamente tan .pocos resultados superiores como deficientes. B. BET-
no hallan su origen exclusivamente en el azar, y que no' ■ T-ELHEIM (1971) .piensa que. la influencia reveladora del
tenemos* la 'intención, de juzgar. Allí podemos discernir kibutz parece haber mantenido' en un nivel medio deco­
una anticipación o ..una simple, .caricatura de lo que co­ roso a ios alumnos (podemos deducirlo por la alta perfor­
mienza-.a darse’ ém algunos de nuestros nuevos conjuntos mance general) que tenían, potencial suficiente como para'
suburbanos1. \ ‘ contarse entre los mejoras. De ia misma manera, ha ope­
•La experiencia 'se desarrolla1 en los kibutz.de Israel, rado una nivelación hacia arriba en el caso de los menos
Se -trata de padres trasplantados pero''que'han elegido dotados. Una vez más parece que el sistema de educación
libremente intentar la experiencia de. un'nuevo modo de 'favorece los resultados medios, o,.dicho de otra mane­
vida. El’ kibutz? en ’ tanto 'que organización' comunitaria ra, al grupo.
lograda, ejerce un control, completo’ sobre la vida de sus Eni el plano genital, el kibutz adopta una posición bas­
miembros, desde el momento de -su nacimiento. A camf tante puritana, no por condenar la sexualidad en sí y por
bio, les asegura protección'y se hace .cargo de. ellos total­ principio, sino por mostrar continuamente al joven que
mente. La educación se desarrolla en una’forma comu­ una realización demasiado precoz de sus deseos en ese
nitaria absoluta que resta toda iniciativa a 'los padres i plano necesariamente perjudica energéticamente o afecri
pero les evita también . todo error,2 toda fuente • de vamente al grupo, y B. BETTELHEIM. reconoce que el
frustración o conflicto* familiar. Separados de su madre ¿mensaje que el joven recibe es- que tener'relaciones se-
desde el quinto día,-y destetados á los diez meses, los ni­ » xuales está «mal». Los niños del kibutz experimentan’én
ños del kibutz^’llegan a la adolescencia en ün‘medio am­
• numerosos terrenos una • libertad mucho mayor que los
otros’niños de su.edad, en particular en lá- educación. del
biente en.-el que sus' compañeros revisten''mucha; más
' aseo personal, pero B.. BETTELHEIM estima que sufren
importancia para su • desarrollo afectivo que- cualquier una mayor inhibición en todo lo que concierne a la sexua­
adulto. Los .grupos de vida son mixtos: chicos y. chicas lidad. Por otra parte, debemos señalar que. la vergüenza
conviven plenamente^ tanto en los dormitorios como en (ascendencia narcisista) juega un rol mucho más activo
•los servicios,’pero tbda manifestación ‘sexual les está to­ en relación con el grupo, én las -descripciones propuestas,
talmente prohibida hasta que salgan del kibutz, a íaíedad que la culpabilidad •.(ascendencia edipica y genital) con
•i . • -
. respectó a.lós-padres'o a sus sustitutos.
1. Desgraciadamente, las cosas se nos presentaron/ en el plano experi­ • Por .último, .merece-destacarse un último punto refe­
mental. de manera mucho. menos aséptica, en razón de la persistencia, su­
mada a condiciones- nuevas, do infraestructuras socloculturales vetustas-• que rido al comportamiento militar de los habitantes de los
perturban los datos del estudio .de„ las consecuencias de-los factores de ■ kibutz: ’ B. BETTELHEIM piensa que «juntos,- pueden
adquisición más reciente, : .*■’?.
2. Al menos, iodo error podría ser imputado, aprl¿ coup, padres. ■. sentirlo todo, hacerlo todo, serlo todo; librados a sí mis-

55

á a-
' mos, parecen muy poco' capaces»; Durante los períodos y es 'ló qpe encontramos en nuestras- organiza- ’:«Iími*-
de guerra lucharon muy valientemente, no cabe duda;* sin tes». *•; ’ .• ‘
embargo, el porcentaje anormalmente elevado de pérdi­ . La' «normalidad» de tales sujetos corresponde, *'en'el y
das en sus filas atrajo la atención del estado mayor israe- plano de.la organización afectiva interna, a la necesidad'
•H, que consideró que comparados con sus camaradas de dé’restablecer continuamente, por medio del([apoyo . „ , en el •
otros orígenes e$tos jóvenes carecían de juicio y de fie- otro, uq narcisismo que enf-feñta permaneñtem'ente el peli­
oibilidad,' de capacidad de adaptación a las situaciones Invertirse-
gro 'dedebilitamiento;’ tanto ri tiende a conrritircc- én.
■ imprevistas.y cambiantes. objétó sexual cómo en 'rival ¿álpico.* • .v. - J- .
’I V

Lo que podemos extraer de este notable estudio.nós . D, ANZIEU (1971) .ha mostrado cómo .la situación grupal
permite refutar fácilmente los temores de patología colec- podía, implicar el riesgo de pérdida de. idéntidajd del sujeto.
• tiva o sistemáticamente individual en‘el interior del kibutz. A la inversa, podemos considerar qué'el,.gru^o(.dpéra.tam--.
Pero no.’podemos, dejar de -asociar; en muchos terrenos, ,‘bién una -especie dé «sáivataje» colectivo del individuo que ■
el funcionamiento mental deí kibutz con la organización tiene dificultades de identificación,..pero, al . precio,, del re- .
psíquica de tipo anaclítico no descompeiisada que hemos nunciámiento a ciertos aspectos-originales, ¿sí. como a la
descrito extensamente en el curso’de otros capítulos del soledad de los resultados de los procesos, identifica torios
presente trabajo. Como' lo testimonia B. BETTELHEIM, .individuales tales como se desarrollan hábítualmente eri el’’
entre los‘niños del kibutz no se da el alto porcentaje dé •sujeto que puede aceptar la responsabilidad de una cierta
procesos psicopáticos'más o menos precoces'que invade independencia. p.
nuestros consultorios o nuestros servicios hospitaíarips .. - Me parece que aquí se sitúa’todo el problema económico
de paidopsiquiatría.. Sin duda entre los niños en cuestión dea «pseudo-normal»: haber evitado perturbaciones. impor­
deben hallarse algunos sub-equipamientos afectivos o sen­ tantes de-la infancia pero no poder acceder ajiló status de
sorio-motores notables; pero podemos suponer que incluso •adulto ló‘bastante sólido estructurábante cómo para'Ha­
en esos casos (y con mayor razón en los casos ¡de muy cerle independiente en el plano de jas hecésidades.libidi;’
buen equipo hereditario)’ la ausencia precoz de los padres, • nales y de sus relaciones objétales; la consecuencia-tópica
y de la madre en particular, y más tarde sq.-sustitución de esta carencia económica se manifiesta en||a. sob’reinver-
por una nurse colectiva neutra, competente-y «standard», /sióxi de un Idea] del Yo pueril,-..y su consequ¿ncia..diuáxnica
no. permite que-en tomo del niño pequeño se constituya en -la orientación más o menos exclusivam^ñte/narcisista
la tríada previa al establecimiento precoz de una estruc­ que se.ofrece a las inversiones p.ulsionales; pbr¿otra.parte».
turación psicótica: déficit personal. 4- frustraciones muy PONTALIS (1968) estima que el grup^ puede''llegar
precoces +• toxicidad maternal importante y prolongada. " á reemplazar el objeto libidinal aTcqnvertir^’ él.mismo en
Al faltar automáticamente los dos últimos factores, no nos objeto libidinal en el sentido psicoanalítico del término, -lo
sorprende qpe el pequeño educado en un kibutz tenga muy que, en nuestra opinión, sigue siendo mucho menos inquie.
pocas oportunidades de convertirse en psicótico. taúté para el nairisismo -.individual, pero estimula enojosa­
Sin .embargo, la situación de absoluto apuntalamiento mente al sujetó á no buscar más' auténticos Lqbjetos li-bádi-
en el seno del grupo que.le sitúa en un estadio de aparente nales "fuera del círculo dématiado’: restrin¿ló-.de¿ ‘grupo.
> «normalidad» mucho, más tempranamente que los otros '••• ■ / Ya -nó se favorece la originalidad, ’y ¿pxtemds .acaso,
seguir hablando de «normalidad» en el.sen:ido L:ido pleno deí
niños, ha de jugar, sobre el terreno de la evolución edípica
ulterior, en su contra, para mantenerle en una relación de ítérmino sin-respeto a la originalidad?.-- ...j j’ .
objeto de modo 'anaclítico bastante estrecha qu'e dificulta'
el acceso a una dialéctica triangular genital. Esto’ es lo
que ha comprobado y descrito B. BETTELHEIM (1971);..

56
porcentaje de disposiciones anaclíticas aumentará de año
Las reflexiones precedentes conducen inevitablemente en año en una población media. ¿Habrá, en consecuencia,
a -planteamos úna' 'cuestión sumamente embarazosa, qué cada -vez menos gentes «normales»?
quizás cortamos el riesgo de. ser incapaces, de ‘responder El aspecto irónico de la cuestión no disimula sin em­
sin apelar, conscientemente o no, a juicios de valor o a • bargo la gravedad del problema: en realidad, lo que se
opciones • ideales; . . plantea es toda la función «normativa» de 'la organización
; Si adoptamos. como hipótesis de trabajo él riesgo de por el Edipo; no simplemente el conocimiento o el reco­
definir la «normalidad» como una adaptación - considerable nocimiento de una vivencia edípica en el inconsciente,
a los datos.'estructurales internos estables y exteriores sino la estructuración de la personalidad cuando -se ve­
móviles, nos vemos obligados a considerar como, «horma-, rifica el pasaje a la posición triangular con.'un objeto y
les» los comportamientos más o menos originales de todas* un rival sexuales plenamente investidos como tales, y las
las estructuras, neuróticas -o incluso psicóticas, no des- ■consecuencias estructurales irreversibles que ulteriormen­
compeñsadas. Ahora bien, si aceptamos la anormalidad» te derivan de ella. - i
dé'las estructuras..psicóticas bien adaptadas, ¿seguimos
conservando la posibilidad-de rehusar la etiqueta dé «nor­ Definida así con todo rigor, ¿es indispensable la orga­
malidad» a todo ese grupo de organizaciones antidepresivas, nización por' el Edipo? ¿Podemos estimular con . plena
ahaclíticas y esencialmente narcisistas, cuya superchería conciencia y plena claridad sistemas educativos, políti­
en las defensas acabamos de escribir como «pseudonórma- cos, económicos, sociales, incluso filosóficos, que limitan
lidad», «falso yo», «personalidades como si» y anaclíticas sin duda los riesgos de’psicotización precoz pero vuelven
que no pueden .existir-fácilmente fuera de ese grupo?! Ex­ aleatorio el acceso a un estadio edipico auténtico?
ceptuando, claró'está, todó’episodio mórbido, una. organi­ ¿Está comprobado que la organización‘por el Edipo
zación de tipo «estado límite» ¿es menos «normal» qüeuna sea indispensable para una vida feliz?
estructura psicótica? El hecho de que sea menos sólida Él dilema parece insoluble: ¿debemos contentamos
parece cierto para los clínicos, pero, ¿menos normal? con un «bueno» para la mayoría; establecido a partir de
Los resultados de-las investigaciones más. prudentes' un múltiplo común mínimo situado por debajo de las
conducen a pensar que hay, en términos generales, en las posibilidades de muchos, o por el contrario, es preciso
poblaciones de -nuestras ciudades, un tercio de estructuras tender hacia un «mejor», siendo al mismo tiempo, per-
psicóticas y un tercio de organizaciones más o menos .ana­ fectamente conscientes de que (como en el refrán) lo
clíticas (Op. Cit.; C. CHILAND, 1971, pp. 180-183).. ; v . «mejor» puede ser enemigo' de lo. «bueno» y reservado a
Otras estimaciones concuerdan con. la cifra de psicÓ- algunos, los pocos qué sabrían'y podran alcanzarlo, al
ticos.,.pero varían en. sentido descendente la. cifra dé los precio del sacrificio de los más modestos en el plano de
neuróticos (alrededor de un 20% solamente), y ascenden­ la organización psíquica de base?
te la cifra de las organizaciones intermediarias (alrededor i Apenas había planteado' yo esta cuestión en términos
de'un 50;%). .. “ ' .muy, pragmáticos, pero’sin embargo’ demasiado severos
”\¿Así que debiéramos eliminar del campo de la «nor­ para ser propuestos a .las mal definidas presiones de las
malidad» amás de un.tercio de nuestros contemporáneos?’ pasiones'-públicas, cuando, bajo forma aparentemente teó­
Aún. más; > dado1-que,-incluso’ fuera de toda opción pjolíti- rica, sé desplegó un feroz, movimiento de multitudes que
caí"clárá-y’deliberada,f-las próximas' generaciones, .en'fun­ corrían ai asalto .de-, la'fortaleza edípica, fantasmática-
ción de ''la- inevitable evolución socioeconómica «grüpal» ■ ’ ’ níente concebida' (tal Ja .imagen negativamente idealizada
y a la imagen del kibutz, .afrontarán menos riesgos de de ja-Bastilladén’.Í78?v) como colmada de los inestimables
evoluciones*, psicóticas/- pero, más dificultades para acce- tesoros secretos” dei:’Poder, de las-.víctimás .innumerables
*
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58

I /I
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•‘•f/ z? •
de la Injusticia y 4?L:M^^’-ár^entes tensores del la, .'tramirea,. la alianza desdichada, ¿a falsa jgeñit^izaáóiiy-- .
Capitalismo (aquí añalitlb^)?*^-^ . . - £se vivió muy a, menudo sólo coino
Sería demasiado fácil, declarar,, sin demostrarlo’, que, qué” sé'rendía a.la raza.de -los.elegidosí’del
después de la «antipsiquiatría», el .«antíedipo» se limita,- lado.y .otro la complicidad se estableció sótre lá báse .de
como novedad esencial, a su. manera sumamente violenta un ord¿n esencial y tranquilizador' que ‘bajía. que man­
de presentar la hábil combinación de críticas justificadas tener: la primacía, del Edipo nó podía di-sbutirse como
ya muy antiguas por 'una parte, con errores científicos criterio‘dé «normalidad». -Los-depresivos nq! han • plantea- .
no menos antiguos por otra, pero que ahora se han tras­ do a G'DELEUZE y F. GUATTARI problem|s-más serios. ‘
ladado al.plano de la sociopolítica, y que por lo tanto son que.a- los- freudianos «integrista-s». Los corderos no inquie­
más difíciles de denunciar para .'los no-especialistas. tan jamás a -los ‘pastores.- ; |j - *.
Trataré de situarme a otro nivel .y de mantenerme den­ z'.Peró habíamos olvidado un segundo, grupo’.de. «desca­
tro del estricto marco de este estudio, al considerar las- mados». con relación a esta nueva -burguesía edípica de
reflexiones que respecto ,del‘ concepto de «normalidad»,’ da segunda' generación freudiana:- Jas '■ estructuras, psicó-
sugieren las posiciones de G. DELEUZE y F. GUATTARI ticas’y las organizaciones perversas. -Los;■ segundos,‘'que. /
(1972), én su Aníi-Edipo, f * niegan ariscos su adhesión a los verdaderos edípicos, y
Es evidente que los psicoanalistas que' pretendían ser; los primeros, que son sinceros cuando, deól^rán'-no-’expe­
los freudianos más fieles se han limitado durante muchí? rimentar. la preeminencia de'esa especie ..'^e patrón afec-
tiempo ai estudio y al tratamiento de los «neuróticos».’ ■tivo-iriangular,.\y hallarse -en perfectas-.condiciones- de
¿Tal vez en'algunos casos describían o atendían bajo ese prescindir.de su aspecto ’ relaciona! relaciona!,’, particular,/que'
partí Jos
nombre, fenómenos que distaban mucho de ser' estructu-. girondinos del Edipo declaran obligatorio ' para-acceder
i *•
ras auténticamente neuróticas? Sin embargo, parece aún a. la, «normalidad».; ‘ /
más fastidioso pensar que • la • ortodoxia analítica no solía Én tuna reflexión limitada a Jos ..aspectol • de matiz de
considerar como un sólido «-patrón-oro» de normalidad • la noción de «normalidad», sería sin duda riíesgóso. dejarse
sino el «capital edípico» que el sujeto había, alcanzado. arrastrar a ‘una querella o a una polémica cuyos sostene­
Tanto en el sujeto cómo en el analista, la hábil manipu­ dores permanecen en un dominio más afectivo-que cien-
lación del Edipo se. convertía en ...el equivalente de-una tífico.
buena operación bursátil. Los valores sanos y seguros, sólo Si ¡bien sigo sosteniendo mis hipótesis que proponen
podían ser. edípicos. ' ima...concepción de.la «normalidad» ligada al ¡buen funcio-’
Sin embargo, los poseedores del saber y del. poder ge- - .namienfo interno y externo-de tal ó cua.1 estructura, al
nital-edípico no. ignoraban las dificultades de las organi­ mismo tiempo 'sitúo .mis* criterios en •.totaii'mdependeñcia
zaciones mentales más modestas, pero se sentían menos ‘ respecto de los modos específicos de estructura; dicho de
equipados o* menos, motivados para remediarlas, en’ la otra mañera, no me preocupo a priori de ááber sí se trata
medida en que los «normales» (los «recuperables», en dé
J‘ ..una.una .estructura edípica o no. . • •
suma) sólo podían contarse, en su‘ opinión, entre los edí- ■.
1 .
j «
_ ?Sin
-----

embargó, fiel a mi manera de'enfocar la estructu-
*

picos .(«de -sangre», o arrepentidos). ^.ira/no,i - .podría acordar--la‘categoríawde estructura a un-modo;


Las reacciones .ante estos abusos (y esta falta?'de pru­ ■ 'dé ------ ~
j-k,. funcionamiento ’ mental que ‘establecido.
--istuvifera no ei
dencia) no se hicieron esperar: un primer grupo’de con- • sobre bases suficientemente sólidas y co^stantesjy.ppr.-.ló
testatarios’se contentó, con aprovechar aportes sociocul- tanto, debería asiimir los< riesgos?- de récipir muchas crí­
turales que facilitaran la imitación; fueron -los «advene­ ticas, al- no reconocer una «normalidad» de., funpionamien-
dizos» a un pseudo-estadio genital, los que simplemente ¡as- simples organizaciones frágiles- e inestables',
*: de'ti-
~“
se vistieron a la moda edípica, los anacliticos del «como • po anaclíticb, tales cómo las* he descrito ) en el-cuadro del
si>... Los aristócratas del Edipo no siempre advirtieron «tronco común organizado» de -los est. ¡lados •límites» La
0

. Jr • .existencia '&uóá/ipseádchnonnalidad»z defensiva.- pero po- nos proponen las frágiles organizaciones narcisistas in­
• ‘ \ A co capaz,de propordonar‘'.seguridad, no parece .plantear termediarias para ser admitidas en el mismo marco de jas
’düdas. pára _el.psicQpátólogo, -. ■ * • «normales» posibles, cuya. estabilidad se limitan a imitar
•. La distinción ’ se “hace: más * delicada cuando sV trata al-precio de astucias psicopáticas variadas, renovadas., sin
de acph&icionámiétítos/ya’ -sea; de modo caracterial o" de cesar y profundamente costosas y alienantes, . ..
’mqdo../pesfversp, ¿-menos’" frágiles que el'«tronco común». Desde el mismo punto de vista, una estructüra psicó-
’ !i Puede parecer-sumamente peligroso rehusar la categoría’ tica no. descompensada1 es mucho más verdadera, mu­
. de '«normalidad» .a esas organizaciones mentales, cuando cho más rica en potencial de creatividad, mucho menos
deEemos tener ¿n .cuenta la presión de movimientos-re-’ «alienada» con relación a.sí misma que un frágil acondi­
cíenles -de-, opinión que reivindican, bajo motivos mani- cionamiento caracterial que se contenta .con simular la
.fies tos diversos, no., sólo” libertades .frente a los Super-yo posesión • de ese modo más consistente de estructura y
individuales.ó colectivos ‘molestos, ’sino.una «normalidad», que altera simultáneamente una parte importante de su
cuyq.verdadero sentido .latente constituiría de hecho úna originalidad, és decir, de lo que'hubiera debido constituir,
rúbrica.,, al «pulsionaí, tanto como una basé auténtica y sólida de funcionamiento mental en
.el reconocimiéntó¿'de;derecho de un logro objetal al'sim- relación con los matices, los intereses y las deficiencias
. . pie. nivel ’delv objeto •.parciál; .la’púl-sion parcial,, y la re* naturales dé las realidades internas y externas bajo sus
lación -de; objeto.parcial. ”” ’ aspectos subjetivos, elaborátivos e intersubjetivos.
■ Hace un momento criticaba'’á'Jos aristócratas delEdi-- Igualmente, una estructura psicótica no descompensa­
po, y. sé-que'úna posición de Cariz’ liberal • opuesta a la da sería mucho más «verdadera», y lo mismo ocurriría
suya, qúe‘consistiera eii;condenar' el principio de la'pn-. con un acondicionamiento perverso, cuyo campo, de crea­
macía.del Edipo.y en incluir los modqs'perversos y carac­ tividad, el juego pulsionaí, la paleta de las relaciones ob­
teriales' en. él grupo: de Jos. «normales» posibles, me ase­ jétales’, se hallen trabados por íá feroz-negación defensiva
guraría'.exi Ja .actualidadun éxito fácil Una- tentación' y ofensiva del sexo femenino, en medio de una rigidez de
demagógica -más ó menos consciente dé no ir más allá inversiones que no -permite ningún’ matiz, ninguna varia-
me, ■'ahorraría -sin duda muchas dificultades frénte a j ción, ninguna riqueza ’de temas fantasmáticos . o de
los ¿.turbulentos del momento., si no denunciara a-1 mismo modos relaciónales del pensamiento y -la expresión.
tiempo-,1a 'ilusión''.económica de la «pseudo-normalidad» Una estructura -psicótica no puede presentar la flexibi-
• en í todas -sus formas, incluso las -más- sutileá y 'las más • • lidad dé las economías genitales en”'el juego de las inver­
refinadas.‘.Efectivamente, el. contexto socio-cultural apa- siones libidináles'a ese nivel, pera las inversiones narci-
rec¿‘ -^ecu¡mt¿menté ;como cómplice, tanto por satisfac- sistas complementarias de la estructüra psicótica -son, sin
ci.¿h.:«vóyeúrista» CDmo'por debilidad dé expresión de úii' , embargo, mucho más’ flexibles en- sí mismas que Jas 'que
Yoríndíridu’ai;y>colectivo’que en el fondo nunca,encuen- t4 encontramos en el mismo ^registro de los anacllticos «H-
. tra- ex> .él .provecho alguno,.y en realidad no está del todo mi-tes», caracteriales o perversos. Esta 'posibilidad de mu­
de„ ácuerdó/con. él pauperismo afectivo de moda,’ sea cuál taciones narcisistas variadas se refleja, por ejemplo, en
sea la fórmá':militante.y racionalizada'bajo ¿a.que ese' •las’ agudezas o las creaciones• artísticas propias de los
pauperismo/Sq proponga al buen corazón de los numerosos
indépisosj\ “ J ' ’ . • . _
.vL¿ paradoja demuestra posición sigúe -siendo,'pifes, la ‘ L La «descompensación» corresponde para raí a la ruptura del equilibrio
original - que ha.ya.:; podido establecerse en tal acondicionamiento particular,
de ■ aceptar, ’una-¡posibilidad de «normalidad» tanto énlas’ ;en él seno..de una;estructura estable dé- basé, entre inversiones narcIsisUs
' í‘y objétales.” Tól. .equilibrio Uen tanto no hay. dcscompepíactón) serla pues
estru,cturas../ñembtica's• no descompensadas- como’ en fes 5 tributario-; .dé' dw niveles’. de , limitaciones: la economía general Inducida,
■ estructuras^'psicóticás no ’descómpensadas, pero al laísmo por una parte; por la estructuración de base, y por otra parte ..el acondicio­
namiento original particular del sujeto propiamente dicho en el interior
mismo de su subgrupo de estructura específica.

63
í

(I

psicótico’s. Mientras sigue siendo «normal», el psicótico


•conserva, ante una desinversión difícil de soportar, posi­ de relación.objetal, la integración, 'activada''o nót de las' ' '
bilidades de recuperarse en otra inversión narcisista tan pulsiones ‘ parciales bajo la primacía '’deT genital,-y-’ de ?.
brutal y total como la primera; «la-economía anaclítica ca­ . * las pulsiones agresivas bajo Ja'pfiiñ^cíá delh'Érós/ ' ■ :< ’ -■
rece de recursos tan-fácilmente intercambiables. Tales..matices son independientes de.la .categoría fun-¿ í.‘. .*■»
Por otra parte, un individuo «normal»¡puede, en*cual-, cional. de .'«normalidad»-, eníla-práctica; ,.perójen- razón des­
quier momento, convertirse.en «anormal» y descompen­ ello podemos muy bien concebir jerarquías [*madurativas '•
sarse sin que -su-status' anterior de «normalidad» se vea .. de ¿«normalidades»•unav>ñomahdad<^icptica»vpue'de
afectado por ello; a condición de que no se trate de una. parecerImenos elaborada, ón/el plano rélacipWál.que'tniá?-1
organización simplemente anaclítica. De la- misma manera, «pseudó-normal.idad caracterial», por ejemplo; nó por eso ' ► •
fuera de la línea anaclítica todo «anormal» conserva Ja • eumenos- cierto que. el .primer 'modb^de-'füficiofiaxniénto^-
posibilidad de Volver a ser «normal»-sin que el observa­ elemental, corresponde a una., adecuación :/jnilsíónal - más
dor pueda ser considerado culpable de diagnósticos succ-, conforme a las necesidades reales/a uh^f^cionaanientó^ 'V
sivos y en: apariencia contradictorios., •bástante sólido que tiene eñ'cuenta íaíáüte^ticidad..deyla <'.
En conclusión, no puedo sino renovar mi adhesión a . estructura, y'que el segundo ejemplo sólo'/lph^e^orTe?-
sólo’-
la hipótesis retomada por R. DIATKINE.?(1967), según la pónder a una simple imitación menos’ estable, aún cuando-?,
cual toda noción de «normalidad*, debe entenderse inde-; el juego-operacional exterior parezcaen ia^su-1-'
pendientemente de la noción de estructura. Me contentarlav ‘ perfície..- . ’ ‘ ••’ /•' '• r ’•* •.
con agregar , una corrección para precisar que los‘«acón-* .•Pero -así. nos alejamos deí registro. «p.arjdciilar» de '.la\.
dicionamientos» narcisistas de los estados intermedios no habíamos' intentado, i definir -lamo*
«normalidad» tal como habíamos-infent^dó^h^
pueden, aparentemente,., construir una...,« estructura», y por ción (ante todo desde un punto de ’vísta*.f^hcibnal)7^para, ?
ende, entrar en ’ las múltiples, combinaciones funcionales entrar en el juego de la comparación de’elementos^que.
de la «normalidad», en tanto' que ¿u Yo no se encuentre conciernen .a otros dominios, y no ‘especfflcamerite "’a la -y-' .
más sólidamente establecido (paradójicamente, incluso en • «normalidad».
«normalidad». * ‘ i :f-;*1 .
un -sentido psicótico, con la condición de que no haya La «normalidad» de un sujeto de determinada estrüo
descompensación). tura.-no puede compararse jerárquicamente! (al permañe-;.'
Sin embargo; "¿i bien es posible1; reóonocer la indepen­ . z cer justamente sobre el plano exclusivo hdp .la • «nonnáh-■
dencia de la noción ¿'de «normalidad» don -relación a Ja • dad»).,con la «normalidad», forzosamente :húy, diferente, ’ •
noción absoluta de «estructura», también debemos reco­ de otro sujeto que corresponde a otro modo' de orgáni- •
nocer la independencia de -está misma noción de «norma- záción
zación mental. ' *‘ ‘ Ik\
,-7'. L.‘ ‘ ‘- ‘"*...*
, lidad» en relación con una idea posible de jerarquía de . Podemos establecer una. jerarquía; dé\;íás?maduracio-
dé4ás?maduracio- .■
las estructuras en el ¡sentido madurativo, elaborativo ,y • nes sexuales, los.iiiveles.de.elaboraci0n.de
los .niveles, de .elaboración. ‘de—losJ„1.procesosK
.procesos k
relaciona!. de las diferentes funciones del Yo. — xr„ \
mentales- los grados alcanzados por la fuerza del.Yo, los j
Se puede -ser «normal» sin haber alcanzado el nivel oibilidades de yJ
niveles.de,constitución del Super-yo,,las posibilidades
. edípico, pero a condición de’ haber realizado una estruc­ relación ¿o de independencia objetal,' etc. |)íjo h^'o es posible"/...
posible'/...
tura verdadera; sin embargo, la estructura de tipo edípico considerar - paralelamente dos organizaciones/, funcionales l •
debe situarse de- todas maneras a un nivel elaborativo originales • que hayan alcanzado sus', posibilidadesíj¡ía’d¿$ de «ñor? \
superior al de la organización estructural pSicótica. malidad», para deducir,.de allí‘^giiná’óngenacíón.'Póde*’y ■
Toda jerarquía estructural sólo puede reposar sobre mós constatar .las difefehcias, pero' no.cíasíficar’de. acuer- / •
la integridad dé las base's narcisistas de la constitución do' a un rango de realización. ' /’* ■” ; '• *’ \ _•
tdel Yo, la extensión de las posibilidades creadoras fy re­ Para cerrar,.éste capítulq’¿quisiera también -tranquilizar ‘
laciónales, el modo principal, genital o no, parcial o total, a quienes teman ‘que, en"el-esquema- teórico y general de
hipótesis, clasifico los comportamientos*-humanos en1
64 mis
•••
t 65
3/
i /
• ;*’••' ... ■ ’ • P

?A '. •• *-• ' • " 2


tres categorías;;¿stancas >y.exclusivas de .una manera de-
•■•'ihasiadd^tajante^adical y. sistemática.
• ‘/CreQ.qúe/mis'- desarrollos ulteriores'sobre las diferen-
cías entre,,-por- ejemplo,’Jos’ rasgos de-carácter, carácter
. neurótico’y.-patología fdeí’Carácter’servarán para precisar
. y '-sobre .-.todo rnatizar -mi pensamiento. En efecto, no se; ,
‘ trata de clasificar automáticamente en un depósito-ínter-
2
• /medio, a.modo ;dé caos^. informal; toda organización' $dsr
-pechosa de presentar.algún aspecto llamado «caracterial»,
. y negsjr' al-mismo- tiempo los componentes.«caracteriales» La noción de estructura
obligatorios.de toda estructura"auténtica, ya sea neurótica.
’,\-o psicóticá. Pero-también es cierto qüe existen numerosas
de la personalidad
■• deficiencias’-nafcísistas secundarias ’ ¿n «circuito abierto»
‘ •—diferentes-.de ía.>organización 'genital -del -funcionamiento
• mental y diferentes también de las deficiencias narcisistas EL SENTIDO DE LOS TERMINOS
primarias precoces— y «én circuito cerrado»/qüe .-se en-
Vi ' ■ cuentrán en "las estructuras psicó ticas. ; * Con frecuencia resulta difícil comunicarse entre psi-.
Esas organizaciones en las'-cuales prima ante todo la copatólogos, debido a Ja manera imprecisa y ,a veces'equí­
búsqueda..narcisista que tiende, a dominar el objeta, el voca en la que se emplean ciertos términos que, sin em­
•’canaclitismo-’y-la ^separación del objeto son las que no bargo, no plantean aparentemente problemas particulares.
pueden, en-mi ’opinión, entrar err el marco de la «norma- ’ Los adjetivos «neurótico» y «psicótico», .por ejemplo,
’l-i dad»-auténtica', upa-recen ■ como responsables de muchas . ambigüedades
? latentes en" su utilización .corriente.- Por otra parte,- la
••
I dificultad no proviene, tanto de una incertidumbre psi-
i -
Suiátrica sobre las características ligadas- a la noción da
éurosis o a la noción de .psicosis, sino sobre todo de una
X* falta -de rigor o de precisión al nivel real del plano en el
¡que nos situamos cuando describimos una entidad cual*
•s,
‘quiera para clasificarla luego como «neurótica» o «psicó-
z
tica». Por ejemplo, hablamos de «-impulso psicóticp» o de
«defensa neurótica» y^los peligros de confusión.son evi­
dentes e inmediatos: un impulso brutalmente considerado
tomo «psicótico», sin prudencia, ni matices, puede muy
r
• .bieii corresponder a un banal incidente de desrealización
i
en el seno de una’ estructura .neurótica muy ' maltratada
por circunstancias'dramáticas exteriores, o interiores; así
./ como úna-defensa designada como «neurótica» puede muy
| • 'bien encontrarse, éü una estructura..psipótica, ” ’
’/P.or/J.O; ta^o, p^ece necesario quernos pongamos de
" acuerdo^.nó/para.'créat-.una terminología nueva, cpmpli-
A . 1
;?
• cada -y-.héftñ^tica, sino para establecer en' qué -sentido pre-
z'íj >•’ i 'ciso y/lim-itádp .pueden emplearse Jas palabras -usuales
t ’• para’satisfacer’a la vez las exigencias del rigor científico
.j
'66 z? í
V
67
't

1 •■■■•
para poner de relieve que nuestro’ .punto de yísja cualiri:
y las certidumbres de comprensión recíproca indispensa­ •cativo no se"aplica sino a’la naturaleza del síntoma per- &
bles para toda comunicación. - . * cibido, y que de ‘ninguna manera implica todavía un jüi-
cío‘sobre la naturaleza de la estructuración profunda del. ’.-.X
sujeto. - / ’• •• ■ •’ > .>£
A) Síntoma ..
Dicho • de otro modo, -no -conviene,. en el ¡plano.’ dejjtí* •.?
fico, comprometerse con :el solo síntomamáé¡ allá, del uso *"<
’ Habitualmente, hablamos. de «síntoma pslcótíco» pen­ •limitado pero útil para el que ése síntoma ha sido-eíabo'C
sando en los comportamientos delirantes, en las manifes­ • rado, es decir, al mismo tiempo una manifestación de -p
taciones alucinatorias, • en los fenómenos de despersonali- superficie-destinada a expresar la presencia de,u¿-cqn-Ó¿
.zación o en los estados de desdoblamiento de la persona­ flicto, .la expresión del retorno de una parale .-de do .irihi-
lidad, De la- misma manera, consideramos el «síntoma bido por lós atajos» de las formaciones sustitutivas o de '
neurótico» como correspondiente a una conversión histé­ •las realizaciones de compromiso (entre deseos pulsiona-
rica, a ún ritual .obsesivo, o a un comportamiento fóbido. les é imposibilidad de realizarlos), y finalipérite, también,
Sin embargo, la • experiencia clínica* cotidiana nos ha muy a menudo, de las formaciones reácciijypalés de con-..
enseñado que un episodio delirante .puede muy-bien.no trainversión pulsional cuando la elaboración del síntoma
corresponder a una organización profunda de naturaleza se -halla, más estimulada, sin que • llegue ,sin embargo a
psicótica del ‘sujetó;, la.gran variedad de manifestaciones constituir una garantía estructural neurótica. 4 .• ’ri
fóbicas observadas tanto en' nuestros pacientes cómo en {De todas maneras, en definitiva, el-síntoma.:.-no?nos.
el hombre dé -la calle.nos obliga a distinguir numerosas permite jamás por sí solo prejuzgar -wi-’lii-aghÓ'ático-en':;
fobiás que no tienen nada de realmente neurótico. 1
cuanto á la organización estructural profunda, de la per-- .,
Por otra parte, la importancia de los datos freudianos
sonalidad; ’ i.
citados en nuestra primera parte nos obliga a considerar C
el síntoma con toda su dimensión tóente y segpn su va­ •V
lor a la vez relativo (y no suficiente' en -sí), relaciona! (con
el objeto interno) y económico (en el juego de -las pulsio­ B) Defensas.
í.
nes y las defensas, por ejemplo, .o de.la,dialéctica prin­
cipio . de placeriprincipio • de' -realidad);’‘ En' psicopatología, corrientemente se picluyen -entre
Algunos síntomas^ del tipo llamado «neurótico» .pue­ las defensas llamadas «neuróticas» la iiüpbición, el des-
—y.
■ plazamiéxito, la- condensación, la simbolización,etc.,
den muy bien servir para disimular el origen pregenital
(y por ende en absoluto neurótico en.sí) de los conflictos entre las “defensas, llamadas «psicótícas» [la -proyección.
-*
que corresponden a una organización que ya ha ingresado la negación dé la. realidad, el desdoblamiento. del Yo, la
identificación proyectiva, etc. ’ • ’ |
en cierta- medida, en el sistema estructural psjcótico. De
Sin1 embargo, no es raro. encontrar organizaciones es­
la misma -manera, algunos síntomas del aspecto denomi­
nado apsicótico». tales ‘como, por ejemplo, ciertas formas
tructurales .auténticamente psicóticas -qqé. se defienden
contra-la descompensación gracias a defensas de modo
de angustia muy agudas con- riesgo de despersonalización,
pueden-«servir defensivamente .para enmascarar el origen • neurótico, y. más particularmente de modp obsesivo, por
-ejemplo. También podemos decir, luego '^e‘ haber exanai-
genital y edípico de un conflicto que fonna parte de una '-nado atentamente en "consulta psicólóm^'muchos pa-
estructura neurótica auténtica. • ’ cientes' ya 'etiquetados como «neurosis’.q^ésiv as», que-la
Por-lo tanto, sería equívoco, calificar de, entrada urr
síntoma como «neurótico» o «psicóticor con demasiada mayoría, de'íos enfermos qüe nos son '¿emiUdos‘.a-- causa
de sus frondosas manifestaciones ‘‘defensivas con .- rituales
nitidez. Parecería más prudente y más preciso hablar de ' complicados e' impresionantes; no* corresponden, precisa-
síntoma de «modo» o de «orden» neurótico o psic’ótico,

68
mente al. registro neurótico; por lo general -sólo tratan
de 'luchar desesperadamente contra la invasión de' su Yo,., . «psicótico» un episodio pasado sobre el que no nos hemos
por. los fantasmas del fraccionamiento .psicótico,, ya/que informado aún lo bastante, en un momento de la histo­
su Verdadera ¿estructura’ profunda se .sitúa* indiscutible­ ria' • del"sujeto que no puede ser cómprendido en el sen­
mente en 'el registro?’de .la psicosis1». tido estructural sino por referencia a todo un contexto
, /Por otra'parte, conocemos estructuras auténticamente* , ■ personal más antiguo y' latente.
■ neuróticas'-que utilizan abundantemente -la .proyección1 o ' . Porque sabemos, por haberlo verificado, o simplemen­
la .identificación proyectiva en-razón del fracaso parcial . te por haberlo leí-do u oído decir, que tales., siste­
de la inhibición, y' ante el regreso; de fragmentos dema- „ mas conjugados de -defensas, o tales estados regresivos
siado importantes ■ o • demasiado inquietantes de los ele- ' del Yo o de lá libido’son considerados como concordantes
• mentós inhibidos antiguos, cuyos, efectos ansiógenos son habitualmente con tal organización estructural • duradera,
‘-neutralizados de uña* manera, sin duda más arcaica y más ya -sea neurótica o psicótica, nos sentimos inclinados a
costosa, pero, también más eficaz. hablar con demasiada prisa de «neurosis» o de «psicosis»,
De la misma manera, podemos encontrar angustias de cuando simplemente nos hallamos en presencia de un
■...despers'qnaíización1 ó; más' ’sirnplémente de desrealización estado momentáneo de la evolución- (o de la revolución)
eri/una' désestrú'ctufáción'a. ‘mínima (aguda y pasajera), de una personalidad todavía muy inconsistente e incierta
• de origen -traumático •’ (o' eventualmente incluso terapéu-• en' cuanto a su futuro estructural.
tico) sin que tales fenómenos’ constituyan la herencia de'-, En efecto, en muchos' de esos episodios pasajeros, que
ninguna’estructuración''específica. Los. conocidos síndro­ . conciernen principalmente 'al registro depresivo (con sus
mes'ansiosos de- post-panto o de1 post-aborto,, por ejetn- frecuentes corolarios' hiponianíacos), el Yo no ha com­
plp, pueden manifestarse en cualquier estructura, y aun­ pletado aún su maduración; no ha podido establecer de
que a veces- podemos descubrir en .ellos, una señal de manera 'definitiva y completa -sus 'límites (en el sentido
equilibrio subyacente precario, esos comportamientos so­ . en que FEDERN [1926] lo concibe); no'sé ha operado aún
brevienen‘en la mayoría de los casos fuera de toda hi- •' . una elección neta entre los mecanismos de defensa que
pótesis psicopatplógica. se propone utilizar de manera específica y selectiva; y
Por lo tanto, sería' interesante no hablar, en una. des­ i- tampoco., ha definido según qué modo de relación de
cripción clínica, si no de defensa, de «modo» «neurótico» objeto ha de regular- -sus relaciones con las realidades
o «psicó tico»/sin anticiparse inútilmente a establecerla internas y externas,
autenticidad de ?la estructura -subyacente de -los sujetos, ' Si nos situamos deliberadamente en un extremo, co­
que de otra'manera correrían el riesgo de ser clasificados rremos el peligro de designar con' el. término erróneo de
¿on demasiada ligereza y de manera en exceso sistémá- * ^estructura» una indiferenciacáón • regresiva soma-to-psí-
tica, a veces muy .pesimista y sin apelación. .- quica' más o menos parcial y mal -superada. Esta actitud
V constituye por lo menos una anticipación, a veces inclusive
. un error en el diagnóstico o ei pronóstico»
Ahora' bien, -sabemos- que cuando se ha colocado la
C) Significación histórica del episodio etiqueta de' «psicosis» en la cabecera de un lecho o sobre
ja cubierta de un informe, en lo sucesivo resultará muy
A veces, ¡y sin darnos cuenta claramente, ‘tenemos/.ten­ 'difícil 'moverla; que es muy difícil también escapar al
dencia a calificar apresuradamente como «neurótico»” o ■.'•juégo; inducido y recíproco'en que'participa todo el siste-
■ ■ ma .qi^Gu^dante ’ respecto del paciente^ y al que se in-
1. Por otra; parte,. ésvri¿ceíario- cuidarse de comprometer el fxKo: de corpóraf' poco a poco, el paciente mismo. Por otra parte,
’ tales defensa’ por medio’ ’de un ataque interno estivo de su sis Urna .'Be pro­
tección, bajo el pretexto t terapéutico do reducir su .«neurosis», ’. eñ él ■ supuesto- de que ese paciente se opusiera a esta
maniobra, aunqUe más no fuera mediante -su- disconformi-
70 ‘
71

A9
•• T'”’:

■ dad con'las previsiones emitidas, el grupo de observadores . ’turales, y sólo en ese marco. En efecto,, tai ¡enfermedad'’ /.
en su conjunto'(convertidos en actores) interpretaría en sólo puéde surgir sobre tal estructura/ y • tal .estructura./; •
seguida su legítima protesta como una agresividad de no. puede originar cualquier, enfermedad.,'/'"
’ "T- - ■ ■ * " * “ "* ‘
su parte, y la toleraría muy mal, Por
J7VX ■A'- L-tULAU»-», hay una interdependencia,
Jo1 tanto, --------, tanto funcio
-------------------- --- . ­
■ El aspecto funcional y no estructural del episodio de nal. como, profunda, entre estructura y morbilidad; y-,pa-
nal y :pa- •
carácter' mórbido es particularmente visible en el niño: y . ra definir un-episodio mórbido es--legítimo referirse a'los . ■
en el adolescente, en . cuyo caso los-signos manifiestos y mispio¿ calificativos que para -las éstructux^ homologas:
a? hómólogas:
aparentes de carácter psicótico no deben ser considerados • «neurótica» o «psicótica», por-ejemplo. \ ) • / ‘
automáticamente por los psicopátólogos como correspon­
dientes a una estructura psicótica.
Éste es también, el caso de los estados pasajeros en E) • Estructura' de la personalidad ■
adultos, en momentos ¿n que las antiguas identificaciones Aparte del caso de las «enfermedades» declaradas, exa­
vuelven a ponerse en funcionamiento como consecuencia'
de accidentes afectivos imprevistos. Á veces observamos' minado. en el parágrafo, precedente, existe “Otra, forma in-’
teligente' de utilizar los calificativos.«neurótico»/o «psicó-'
en esos casos fluctuaciones relativas y provisorias del
sentido de identidad, como las que. ya hemos descrito a tico». Nos referimos a los casos’"en que,|¡sin'estar aún
propósito de un parto o de un accidente corporal, o de¿ descompensada, la personalidad <sé* halla val -meñós orga­
nizada de manera ya estable ” e irreversible con Mecanis­
una intervención quirúrgica (especialmente, das,interven­
ciones a corazón abierto: los cardiólogos conocen bien mos de defensa poco variables, con un modo dé. .relación
ese’ tipo de dificultad).. de objeto selectivo, con un .gradó, de ¿vóiiición' Iibidinal •
y yoica definido, una actitud precisa ante jija realidad-que
fa realidad que
Así es como podemos asistir a modificaciones ligeras
y transitorias del esquema corporal, capaces sin embargo se asume de -manera repetitiva/y "un. juego recíproco su-
de movilizar descargas pulsionales y .ansiosas importantes ficientemente invariable-de los- procesos [primario primario yy se se-­ ’
I. j. .. .. .
a pesar de mantenerse de hecho fuera de toda • estructura cundario.- <
psicótica. Inclusive el término «prepsicosis» (empleado a En este caso se trata verdaderamente -de¡ una estructura
de la personalidad tai como la dfefiniremds más‘ adelante.
>s más'
menudo en situaciones semejantes) no nos parece muy
conveniente, ya que'debería reservarse, para los estados *•’ De la "misma
misma manera queden el caso precedente, qué-^se qu¿-.,se
aún. poco avanzados y ciertos dé lia descompensación, -pero refiere
rencre aa la enfermedad -declarada, — jse hace -posible
-----------, aquf
que ya forman parte-de la línea psicótica definitiva. . utilizar con acierto los -términos de. estructura «psicótica»
ik*--- por ejemplo.
ó’.«neurótica», zxm.rvln .*•; Jl.i - -»• >•

D). Enfermedad mental


•■'2.;. JSL CONCEPTO DE ESTRUCTURA
En el caso de episodios mórbidos verdaderos los tér­ DE LA PERSONALIDAD.. ; V

minos «neurótico» o. «psicótico» designan un estado de


desadaptación visible., en relación- con la estructura .pro­ ’AJ.’ Definición y situación
pia y profunda. Es una forma más o menos durable de- ' Quizás .’-íSea. interesante comparar ■’ las¡j definiciones - ge- . .
comportamiento'.que .emana realmente de la estructura' /nerales: del término «estructura»: LITARE presenta la' .
profunda, como consecuencia de la imposibilidad de'ha­
cer frente, a circunstancias nuevas, interiores o exteriores, ; estructura’ como «úñ modo, de disposición que pertenece
'■ a los cuerpos organizados,-y en virtud\\del/cuál se 'com?.
que han llegado a ser más poderosas que las defensas mo- ponen de partes elementales múltiples 'yi diversas por sú
í

vilizables habitúalmente en el marco de los datos estruc-


naturaleza^. i

72 73
ROBERT insiste sobre «/a manera, en que se enfoca
reconstrucción y reorganización de los elementos de Ja
un conjunto concreto^eri su organización» y LAROUSSE, a estructura primitiva, a la misma idea de una organización
partir’ de «la manera en que las;partes de un todo se dis­ primaria de base sobre la que se solidifica poco a poco un
ponen éntre sí», deduce., que «la estructura del organismo acuerdo cuyas variación es ulteriores ya nunca s erán reali­
resulta de das múltiples correlaciones ontogénicas que se
transforman para producir las' correlaciones ' del adulto». zables en un número limitado. La «disolución» no puede
A. HESN^RD (en POROT, 1960), precisa que el’ férml- producirse en cualquier sentido; por el contrario, opera
■ un repliegue sobre estratificaciones anteriores y sólo sobre
• no «estructura»- implica una disposición definida según • ellas; no permite el descubrimiento. de funciones .nuevas
. la cual las partes de un todo sej ordenan entre sí.. .
En algunas teorías.filosóficas o psicológicas, entre ellas y desconocidas -hasta entonces, -sino de elementos que
* la «teoría de la Gestalt», la estructura se convierte en un preexistían' ya cuando se produjo la .«estructuración. .El
-razonamiento jacksoniano respeta siempre el principio de
conjunto indescomponible,-.percibido globalmente por el una estructura fija de base.
individuo eñ función, de la significación que adquiere para
él. Cada elemento-valdría-así sólo .en relación cpn el con­ Por último, conviene comparar los intentos actuales de
junto. • • .. . síntesis con las hipótesis estructuralistas, Los estructura-
s .En psicópátología; la noción de'estructura’ corresponde listas definen la .relación estructural en función del rol
determinan te.-que juega en el seno de una organización
■a aquello que,- em-tín estado.,psíquico, mórbido o no, está dada. Para ellos, en cada conjunto organizado, los elemen­
constituido por los”.elementos ?mét apsicológicos profundos
y-. fundamentales ,:de la personalidad^ fijadas en un en­ tos se agrupan para constituir lo que ese conjunto tiene de
samblaje estable y definitivo. ’ único y comparable.
J Efectivamente;- detrás del juego caracterial, funcional Es difícil saber si Claude LEVI-STRAUSS (1961) pen­
o mórbido, detrás de una sintomatqlogía eventual y1 siem­ saba en la psiquiatría cuando escribía «que una disciplina
pre-superficial, conviene -investigar’las, bases ‘ constantes / cuyo primer objetivo es analizar e interpretar tas diferen­
sobre las ¿que-¿reposa, el funcionamiento mental de deter­ cias, se ahorra muchos problemas al tener en cuenta sólo
minado sujeto o determinado grupo de sujetos idénticos las diferencias». Los estructuralistas comprenden los fun-
en‘sus mecanismos psíquicos fundamentales. i- ¿lamentos humanos, no como una acumulación de aspectos
Solamente así .podremos-evaluar seriamente la impor­ empíricos o fortuitos, sino como un -sistema-cuyos meca-
tancia de-ios signos presentes y -sus . implicaciones; tanto '* - nisxnos de funcionamiento es necesario determinar en
en.la génesis como en el pronóstico evolutivo.del individuo principio' por el análisis. Este análisis debe referirse tan­
Considerado. ‘ to a los límites como a la globalidad de las-.organizacio­
Al-proceder a una investigación de los elementos de' nes, cuyos modos y reglas conviene penetrar^ así como
base (naturaleza de la angustia,' nivel ;de regresión de la ' comprender de qué’ manera se establecen, en el seno de
libido y del--Yo,.modo-relacionad, naturaleza del conficto; l . la organización, las ■ operaciones de equilibrio y las dis­
defensas principales, etc,) podremos, ante un delirio crónico torsiones'.
por ejemplo; distinguir de manera certera una estructura Lo que llama, la atención también .en las hipótesis
psicótica de tipo • paranoico de una estructura psicótica estructuralistas es ' su preocupación por jerarquizar las
de tipo páranoide, ya que la-referencia clásica al modo sintaxis, por separar -las . sintaxis generales de -las ’sin-ta-
. xis particulares. No se trata de suscribir -las simplifica­
«estructurado» (o no) del delirio;SÍntoma se revela fre­
ciones del'' positivismo, o nomenclaturas como las que
cuentemente'.como insuficiente, para establecer un diag- .
nóstico suficientemente prepiso', ¡y seguro. - encontraremos, por ejemplo, en el curso de nuestro aná-.
•" La concepción estructural de JACKSpN (1931)’.Corres- lisis-.íe las posiciones car'acterológicas, en nuestra segunda
ponde, á pesar de referirse a los movimientos de disolución, parte; ' ,
.Pero tampoco *se trata de dejarse llevar, claramente
74 ’ ’ ?
.75

i 1/7
o no, por movimientos en apariencia clínicos1 y lógicos, . 's-ibles'‘hasta entonces. Tales líneas de clivage originales e.
que sin embargo se fundan en las corrientes filosóficas, ‘inmutables'' definen la estructura interna'fiel. mineral.
antropológicas o sociológicas del momento, contentándo­ Y FREUD .cree que' lo ‘mismo ocurriría ...con la estruc- .
se con suscribirlos pasivamente, y a veces inconsciente­ tura mentad, que la. organización. de un individuo, se ha- .
mente, en lugar de usarlos con toda independencia, con Uaná constituida de manera’ durable, específica e invisi­
un objetivo científico que exija .un distanciamiento sufi- . ble wi la situación normal. Sería' suficiente ün accidente,
cíente en el tiempo y en relación con los «poderes de o un análisis minucioso para que • encor dáramos las. lí- .
presión» (a los que raramente se menciona) de las' co­ neas;’;de clivage (y‘ también de soldadura} fundamentales
rrientes de pensamiento «á <lá moda». entrólos elementos primarios’. V‘. Si : Ar
Ya sea al nivel de la enfermedad o al i nivel previo ’de
la simple‘‘estructura-no descompensada, |no. se •. puede/pá--;
Punto de vista freudiano ’saf peí modo de estructuración -neurótico, al. 'modó‘:< de }
estructuración psicótico, o ;a la. -inversa, üna.rvéz..qué-,un?,
D. ANZIÉU (1967) comprueba que ya no es posible •Yo específico -se organiza en. un sentidqj'u .otro. La más"
«neurótica» de .las psicosis- y la rinás /'c^icófi^’.-de/Iás .
componer una obra de-arte-‘después.de--'FRÉUD como neurosis no se encontrarían = nunca. en> una.:’línea: ;común¿
antes de él; tampoco se puede -concebir’üná'nosología de organización del Yo. En ía primera ¡hipótesis-hay /ya',
después de FREU-D como se -lo. hubiese hecho'antes de su <
negación clara de la realidad perturbadora, libido nárci-
aporte. • ‘ ' •’ ' sista en primer plano, proceso primario}, que "se le impo­
.En sus Nuevas conferencias, en 1932/'S. FREUD nos( nte, des-inversión del objeto, proyección • e identificación
recuerda que si-dejamos caer a tierra un bloque mine­ ‘ proyectiva como defensas banales; en la segunda hipótesis .
ral de forina’ cristalizada,' el bloque se quiebra, pero no quedan por el contrario un conflicto ¿*ntre el Yo y las
se quiebra de cualquier manera, . ■ pulsiones, una inhibición de las -pulsiones,- una .adhesión
Efectivamente, en todo cuerpo cristalizado existen, en al principio de realidad, una actividad ¿pr lo menos rela­
el estado de equilibrio -normal, microcristalizaciones in­ tiva de la libido objetal y un juego importante de proce­
visibles, reunidas entre sí para formar* el cuerpo total
sos secundarios. ‘ • *. . ‘ .«
según -líneas de clivage ouyos límites, direcciones y angu- Según P. JANET (1929), el.término ¿neurosis.» ha sido’
lacionés se hallan preestablecidos 'de manera precisa, fija ■..introducido en 1777 por Wdlliam -CULMEN y «.psicosis»
y constante -para cada cuerpo en particular; no existe para . en el año 1845 por FEUCHTERSLEBEN., Esas dos pocio­
cada cuerpo más que una sola manera de cristalizarse, y nes no correspondían a su- contenido actual en el momento
cada modo de.cristalización es exclusivo de un único cuer­ en que esos .términos’ fueron’ utilizadoÁ| por primera vez.
po químico. Además, esas líneas de clivage permanecen ‘ Pero nos referimos .a la literatura psiquiátrica alemana
invisibles en tanto el cuerpo no se haya quebrado o haya de fines del siglo xxx, comprobamos. ¿¿ue Freud conocía
sido colocado bajo un aparato óptico particular; a Jó los escritos de autores de los años 1895-1900, y íá distin-
sumo, en estado de. equilibrio, la forma general de la ,.; cíón netamente establecida entre neurosis y psicosis. ‘
muestra examinada ofrecerá al observador algunas figu­ • A-'.Sin embargo, lá fuente deiFR.EUD-sigup,siendo/funda-
ras geométricas específicas en su contorno, su periferia, • mentalmente el descubrimiento1 de los mecanismos «psí-
sus límites exteriores. con el mundo. Si dejamos caer a ■quicos que se manifiestan en. los \ enfermos, mecanismos
tierra nuestra muestra de mineral cristal-izada, ésta sólo • vistos en vivo en su dinamismo ‘y. su evolución relaciona!,
podría quebrarse, como lo explica FREUD, según -las líneas ••■:‘-má$ que. lás.-distiñciones caracteriale^ientre .el giúpo de
de clivage preestablecidas para el estado de equilibrio, los neuróticos (de lo$ que piensa ocuparse/cbn más ¿asi­
según sus límites, sus. .direcciones, sus angulaciones.-invi- duidad) y el grupo denlos psicóticosp- respecto del 'cual

76
nos hemos habituado, tal vez con premura, a decir que se .sificaren las categorías psicóticas o neuróticas de la épo­
ha .ocupado mucho menos. ‘ ca, cualquiera fuesen las'denominaciones.
Sin‘extendernos, nuevamente aquí sobre las posiciones '
freúdiahas que conciernen a las • neurosis, lo. esencial pue­
de reducirse a la- expresión simbólica de los. síntomas ,y ■ b) Segunda posición freudiana
la .realización de ún compromiso entre las pulsiones y las
defensas que se’’le oponen, a da categoría ántrapríquica del Una segunda posición.'freudiana corresponde al pe­
conflicto .entre'el Yo y el Ello, al aspecto parcial de las ríodo de la primera teoría del aparato psíquico’ Es en
regresiones y de las fijaciones, al carácter objetal con­ el análisis del caso SCHREBER (1911), en & Introducción
servado en la libido y que nunca se ha desinvertido’ mu­ al narcisismo (1914), en la Metdpsicologia'(1915), en la
cho', a -las funciones -del fantasma deformante pero que Introducción al psicoanálisis (1916-1917) y finalmente en
minea niega’ lá realidad. El hombre de los lobos (1918), donde Freud ordena, por
'En lo que concierne'a’las psicosis, por el contrario, a un lado, las neurosis actuales (neurastenia y neurosis de
menudo nos hemos conformado con pensar que Freud no angustia) que no han sufrido -modificación, y por otro
aceptaba fácilmente.-el contacto con los psicóticos, frente clasifica -las «psiconeurosis», que se dividen en -dos partes:
a quienes, precisamente, se sentía objetalmente excluido; las «psiconeurosis de transferencia» (histeria, neurosis ob­
y limitamos su punto de vista a la. exclusión .de lá trans­ sesiva y fobias) y las «psiconeurosis narcisistas», que co­
ferencia en la relación de objeto psicótica, En general rresponden a las psicosis clásicas. A propósito de esta
sólo reconocemos la oposición entre «neurosis de transfe­ ■ última categoría, FREUD nos muestra cómo, en las psi­
rencia» y..«neurosis nárcisista». Ahora bien, la posición cosis, la libido permanece fijada en un estadio autoeró-
freudiana, o más bien, las posiciones freudianas sucesivas», tico, pierde su movilidad y ya no vuelve a encontrar el
son mucho más ricas y más matizadas con respecto- a las camino de los objetos. Por el contrarío, en las neurosis
psicosis. . . •* el acento se pone sobre 'lá relación entre las inversiones
libidinales y las inversiones de las pulsiones del Yo, entre
la libido objetal y la libido narcisista, especialmente dado
que, en el .artículo sobre el narcisismo; FREUD establece
a) Primera posición freudiana ’’dé alguna manera un puente a ese nivel , (por medio de la
'■'hipocondríaca la que se confiesa «tentado de considerar
Una primera’posición freudiana corresponde a las car­ como una tercera neurosis actual»), y -muestra cómo la
tas a;FLIESShprincipalmente a los Manuscritos D,.G, H libido narcisista está justamente .ligada a esas «neurosis
y K (1887-Í902);'a?los Estudios sobre la histeria (1895), a 'actuales», de la misma manera que la libido objetarlo
los artículos sobre-las psiconeurosis de defensa (1894), la '..está a ilas neurosis histéricas y obsesiónales.
neurosis de angustia (1895), y finalmente, las Nuevas .ob­
servaciones sobre.las psicon.eurpsis de defensa (1896).
Durante.todo este’periodo FREUD opone las «psiconeu- c) Tercera posición freudiana
rosis» al grupo.de las «neurosis actuales», en el .cual in-'
¿luye,, por «¡''momento. al menos, esencialmente ‘la neuro­ Úna tercera posición freudiana.se inscribe en la elabo­
sis de angustia y- la. neurastenia. ración del.segundo tjópícq/Son los.artículos sobre El Yo
.FREUD no habla realizado aún una clara -selección de y. el, Ello' (1923), NeúróSis y psicosis'(Í924), Pérdida de la
los mecanismos que iba á describir. Por ..lo tanto, al Apre­ realidad en las neurosis'y l¿s psicosis (1924), La economía
hender superficialmente el conjunto del-campo psiquiá­ délmasoquismo (1924) y La negación'(1925).
trico había presentido formas etiológicas difíciles dé» cía* . La oposición se establece siempre entre «neurosis ac--

.78 ’’ -79

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tuales» por un lado, y, -por,, el otro, entre tres categorías mo (Í927), Los tipos libidinales (1931), ® dívage :¿¿e!
distintas: por una-parte las antiguas • «psiconeurosis de en el .proceso defensivo (1938) y^Co^p4tó-‘de ■psícoand-
transferencia» llamadas ahora «neurosis»’ a secas y otras • .’ • ,j ‘ y. ;

dos categorías: las «psiconeurqsis narcisistas» (que ahora • partir de este momento, a FREUD", no*iVínterésa'y¿; .
comprenden sólo la depresión y la melancolía) y las «psi­ simplemente oponer unas entidades' nos ¿lógicas • a otras/ '
cosis» (entre las que se incluyen la paranoia y la esqui­ sino?ahgndar más en ciertos mecanismos, principalmente
zofrenia). los Mecanismos de la’vertiente psicóticaj y en particular
El Yo ocupa en este momento una posición interme­ la noción de «Spalyung» (clivage) y. de «Verleugnung» '
diaria entre, ed. Ello y la realidad. En las neurosis, el Yo (negación de un hedió que se impone en ej .‘mundo exte­
obedece ajas exigencias de la realidad y del Super-yo; e rior)’. ■” ” * ; ’ ’ U
inhibe las pulsiones. En'las psicosis, hay ruptura entre el ’Pkrece que los psicoanalistas no1 conceden mucha im-
Yo y da realidad. El Yo cae bajo la influencia del-Ello, : portancia al artículo sobre Los tipos-libi^nales (1931); Sin
dado que reconstruye una nueva realidad (delirio)- con­ embargo, es en ese trabajo donde FREUB; expone su pre­
forme a los deseoi'.del Ello. ‘ ’ sentimiento de lo que más tarde será pjára ára nosotros1 una
En Las neurosis de transferencia hay ¡conflicto entre estructura neurótica, de cómo una estructura'histérica
T_1— u1 LL--------------

el Yó y el Ello; en las psicosis el conflicto se sitúa entre obsesiva todavía no enferma puede hace!** surgir, en caso
el Yo-y el mundo exterior. J / * • í de- accidente patológico, una neurosis hisk —~ o una neu-
térica
"Esta noción dé «neurosis-narcisistas» en la última Con­ rosi-s obsesiva. Nunca insistiremos demasiado en señalar •
cepción de FREUD puede compararse con la fijeza dé su hasta’qué punto Freud ha colocado aquí! en una posición
opinión sobre las «neurosis actuales». El primer grupo, aparte a lo que él llama'el tipo «narqisísta», cómo .ha ■
en efecto, comprende la depresión, y el segundo la neuro­ precisado la intolerancia 'de ese tipo a pías frustraciones
sis de angustia, dos entidades -que presentan estrecha ‘exteriores y su predisposición particularppor la «psicosis»
relación entre si. ■ (sic), -así como por conflictos -qué actualmente-podríamos
Es en este período, cuando FREUD, luego de haber in­ llamar «caracteriales» o «perversos». h
i
vestigado en sus dos estudios sobre el tema lo que oponía
a neurosis y psicosis; termina su primer artículo ^1’ des­
cribir una tercera posibilidad para el Yo: «desformarse» x • C) Génesis de la estructura de base:* t■.

para no tener qüei desgarrarse. Esta hipótesis, de 1924, pa­


rece muy importante, a pesar de que no haya sido desa­ ■ Hemos, visto más arriba que S. FRE¡UD ‘estimaba que1
rrollada posteriormente en la obra de FREUD. En,, reali­ cuando el ’ psiquismo individual había alcanzado im grado '
dad, parece haber sido eclipsada muy pronto y rápida­ desorganización equivalente a la. «críst^Ü'zacíón»1 definiti-
mente por el concepto único de clivage, que no constitu­ • va, segóin líneas de fuerzas (y de debii^iadésj-interiores:-
ye, en mi opinión, sino una consecuencia cuando se trata complejas y originales, ya no habría variación posible en "
del objeto. . lo sucesivo: "en'caso de ruptura ‘deí,.equilibrio -.anterior,. •
r
. un sujeto de estructura psicótica‘.sólo'^pdxía-desaÍTollar ;‘ ■
una psicosis, y un sujeto de estructura neurótica.’sólo' po-.,
d) Cuarta posición freudiana dría desarrollar una neurosis; De'lá imsm.raariera, y -a la.: "
inversa, sise trata a tiempo <y xórTéct^nente,‘el priiner- .
Filialmente, una cuarta.-posición freudiana. comienza ‘sujeto*'sólo podrá recuperar su buena salud’ én tanto.que
con el', trabajo, muy importante, Sobre algunas consecuen­ ¿structurá 'psicótica nuevamente...bien invertida; y‘el 'se- ‘
cias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos J gundo’ no’-estará «curado» sino \cuando'.recupere una .
(1925) y se continúa, con los artículos sobre El fetichis­ ‘.' estructura'neurótica bien invertida en cuánto tal. '
tal?
■ < . . . • - * • j. . * .

mo
Con excepción dé los casos que denominamos, demasia­
do globalmente quizás, «.psicosis infantiles» (y de las cuales en el exterior como en el interior, ya .sea por la realidad
’o por las pulsiones1.
volveremos a hablar enseguida), en el caso general de la ■
evolución psíquica del adulto’hacia una estructuración es­ ^Progresivamente el psiquismo deHndivíduo se organiza,
table, el proceso, en'términos generales, parece darse de se «cristaliza» según un modo de ensamblaje de sus elemen­
la manera siguiente: . . ‘. tos propios, una variedad ’ de' organización interna con lí­
neas de clivage y cohesión .que ya no podrán- variar en la
sucesivo. :S* - • > *. •
a\ Primera etapa
c) Tercera etapa
En una primera, etapa partimos de estados iniciales del
.Yo del niño pequeño, en' su iñdiferenciación -somato-psí* Se constituye así, una tercera etapa, que culmina en una
.quica. Poco a poco esta diferenciación comienza a.efectuar- verdadera estructura de la personalidad que ya no se mo­
. s’éi y también poco a poco el Yo ¡se distingue del No:Yo. dificará ni cambiará de línea fundamental, sino que sola­
En este estadio inicial, el Yo conservaría durante mi tiempo mente podrá adaptarse o desadaptarse, de manera defini­
bastante prolongado una cierta plasticidad ante las influen­ tiva o reversible, según una línea desorganización estruc­
cias exteriores tóxicas y madurativas. tural invariable. En tanto un sujeto de una u otra de las
estructuras estables, neurótica o psicótica, no sea sometido
a pruebas internas o extemas demasiado intensas, en tanto
b)’. Segunda'etapa no experimente traumatismos demasiado profundos ni su­
fra frustraciones demasiado intensas, y no se -sienta víctima
En una segunda ' etapa asistiríamos a una especie de . de conflictos excesivamente serios, -no estará enfermo, aun­
«p reorganización» ya más específica, en función de las lí­ que mantenga su estructura psicótica o neurótica, El «cris­
neas de fuerza . determinadas, por una parte; por los datos tal» resistirá bien. Nuestro capítulo sobre lá normalidad
hereditarios.y congénitos innegables, y?por otra parte,.por ha desarrollado extensamente este punto de. vista.
las experiencias objétales sucesivas que se refieren a zonas | Pero de pronto sobreviene un acontecimiento cualquie­
erógenas cada vez más extensas y a pulsiones cada vez ra, cuya naturaleza es capaz de quebrarlo; esta fisura sólo
menos parciales, de modo que casi sería posible describir -puede operarse según -lineas de fuerza y de ruptura" prees­
a la manera jacksoniana el juego.progresivo de los diferen­ tablecidas en la infancia o en la adolescencia del sujeto.
tes. niveles'.de la estructuración del Yo. La estructura de base neurótica sólo podrá originar una
'Las .relaciones-’con los.padres siguen siendo.capitales, neurosis (histérica u obsesiva), y 'la estructura de base psi-
sin duda ¿lguna/A ellas se agregan poco a poco y de acuer­ pótica sólo podrá generar una psicosis en las diferentes va­
do con las circunstancias las relaciones con los otros; miem­ riedades habituales.
bros del. contexto'-social y educativo. No nos parece que esta comprobación engendre ningún
Todo esto repercute en el psiquismo en formación, a determinismo particularmente pesimista: en el. interior
’ ¡través de conflictos, frustraciones, traumatismos, pero tam­ dé’cada línea estructural persiste una variedad de posibili­
bién a través de- seguridades anaclíticas y . de identificacio­ dades, con formas graves y benignas en cada una' de ellas,
nes positivas, •- • ' • . . independientemente de la clásica reputación —no -siempre
Las defensas'comienzan a.organizarse dé manera cada justificada— de temible para lá línea psicótica y de benigna
vez menos fluctuante e intercambiable. El Yo trabaja por para -la línea néüfófica.
• - ’ •' »
.medio de .toques,sucesivos, de..movimientos de ensayo y • 1.' • Exterior»‘nó es ■ •' simplemente sinónimo de «realidad», ni «pulsión»
•retroceso, para hacer frente’ a las amenazas generadas-tanto simplemente’ sinónimo de «Interior»; algunas proyecciones pulslonales se
hacen- «exteriores»; y existe - una «realidad» Interior.

82 . . ‘ ¿:; 83’

4:
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/ r • *
• ;
. . ; f' • •-
/•Esto implica que sólo existen dos estructuras psíquicas . r ' Hubiera sido posible una actitud muy-diferente: partir
' -estables: estructura neurótica.y estructura psicótica. Sólo de. la . observación de .los datos, patológicos- o * no) deKfuri- ’■ ■
/ éstas dos clases .pueden responder en la. experiencia clí­ cionáihiento psíquico de ¡la infancia, de -la falencia o dé la
nica a -las* definiciones contenidas en nuestras hipótesis de ; adolescencia para llegar progresivamente já -los’-diversos'
trabajo modos de funcionamiento del psiquismo del adulto, * ¿
Y sin duda los términos de. «es’írucíwm de base» neu- -i_ haya -basado ■-
Nq/creo que ..mi ©lección metodológica se haya-basado
. rótica o psicótica comprenden aquí tanto los incidentes . . z- i simplemente en motivos fortuitos de me do;.de’-‘ejercicio1
patológicos que pueden sobrevenir en el eje de tales profesional predominante, o en razones ■puramente áfec- • '•
organizaciones, como-el resto del eje .en conjunto,. fuera tivas-:. Efectivamente, -siempre he vivido cor'igrari desagrado -
de .todo ataque mórbido* / . la angustia de ver cómo una «madre fálicaU- (de' uno u otro
Sin embargó, no'se trata de reductor, todas las’variedades . sexo -apárente), maltrata y desvirtúa' la autenticidad. -del
psicopatológicas a las dos estructuras, neurótica- y psicótica. niño,-'.cuando el presunto terapeuta, s¿'I-limita a- una •
Entre esas dos únicas estructuras queda. un. espacio para observación «desde arriba» que en-realidad.-parte; de-ma-
otras‘ entidades' menos sólidamente ■ organizadas .desde" el nera'jatente de sus vivencias infantiles personales que "ño:
punto de vista clínico y que describiremos: más adelante hayan'sufrido una metabolización catámnéstica? suficiente. .. • ■
como formas que, justamente,' no tienen derecho a la cate­ Me -parece que tal modo de observación1miuporta--dema- ; .
siados riesgos de proyecciones personales i-adultas incóns- •
goría de estructuras. * ’
Eos capítulos tercero y cuarto de esta primera parté se cíenles, tanto más difíciles de determinar’ objetivamente
i
•consagrarán ai estudio sucesivo de esas categorías estruc­ en la-medida en que el niño se. abstiene de protestar'cuándo .
turadas o a-estructuradas* no se da cuenta de la manipulación;-o bien, en "el caso de
que-.se diera cuenta, tampoco ,'protéstáná’;.sin duda, .fas- .
.cinado por el hecho de .ser considerado eñ '.este terrenp/.. p’;
D) Observaciones sóbre las estructuras concernientes a . ’ como un «mayor» por otro «mayór»/De-la! mi.sma manera*,
la infancia, la latencía, y la adolescencia.'. ’^cuando se habla con abundancia y voluptuosidad personal
■ ■ del Edipo a un niño cuya organización está; todavía inuy. ;
Luego dq haber, expuesto los principios’ generales de z lejos ,d« confiictuarse esencialmente acercjá de‘.la primacía. .. ■ ‘
mis hipótesis en este trabajo, a* .propósito de la noción - ;t. de' imperativos tan genitalizádos,- el - evidente ¿arrobamién- -' ,r

de- estructura, y antes de entrar en el detalle de las dife­ . to/de.la respuesta no constituye ün ras^o‘suficiente -;de <
rentes estructuraso de las diversas organizaciones, es '' .comprensión científica.' Puede ocurrir qué¡e¿ql plano.'psi- ..
necesario expresar, .en este momento del desarrollo, algunas coterápéutíco tenga lugar cierta satisfacción ‘.pulsi.onal..sin
observaciones que sitúan las elaboraciones estructurales que ello -corresponda. a una .interpretación obligadamente .
en categorías bastante particulares, concernientes .a la in­ •’ - - exacta; el niño puede experimentar '-muy¡. simplemente la- ‘ ■
fancia, la I^tencia y la adolescencia. ' - .felicidad de una. masturbación banal d¿i''modo narcisista •
La síntesis sobre los .problemas estructurales de la -través' del adulto, lo que,: según la tóM/y .el.‘¿birtexto
, personalidad que encaramos aquí se interesa esencialmente . „en.-lo que-sé refiere al nivel alcapzado' ppr el •status fan- *í/
por la génesis, la evolución y los avalares de los modos de .tashiáticb, no se vive forzosamente.-como una■ excitación
? funcionamiento psíquicos, mórbidos o no, que .se encuen­ . del•:deseo líbidinal y ‘objétal, -lo-que. Implicaría que. inme- >. •
tran en el adulto, en lo que los asemeja o los diferencia, ' diatáménte .sobreviniera un movimiento depresivo conse-
los caracteriza o los . especifica. La latencia y'Ja adoles­ cutivo/a la ausencia de una respuesta afectiva durable,
cencia :-se enfocarán p’ües. ante, todo como etapas hacia la Según el grado de elaboración alcanzado por. el niño, y de
madurez, y se estudiarán .principalmente en el «después» ausencia de üh gran compon ente* perverso! en* él adulto, esa
- de la investigación económica y ontogénetica. oíase de contactos puede muy bien alcanzar simplemente
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consecuencias narcisistas positivas, .pero a veces su valor
demostrativo puede -ser dudoso en el plano de la inves- KLEIN, el niño contiene ya la verdad oculta y fraccionada
ligación propiamente dicha. <• del hombre que será, sigue -siendo igualmente cierto que
’ D. ANZIEU (1969) -ha mostrado' cómo puede reaccionar el adulto conserva de por sí la verdad oculta y fracciona-
el ñiño qué tiene dificultades para defenderse de la invasión . da del niño que ha sido, e incluso, diría yo, la nostalgia
de la palabra dé los mayores, ante esa misma-palabra del del «niño que no pudo ser». Esta presencia de. residuos
«mayor»; durante «los'primeros años de vida, -los sonidos oscuros no siempre bien integrados -se suma .así, para’
que el. niño escucha se convierten en una fuente de placer, constituir uña totalidad proyectiva y explosiva insospe-
' cháda, a las hipótesis creadas .por la alucinación negativa
no «por -sus Aspectos «semánticos fonemáticos, sino por ¡su
pura melodía. La voz de la madre que canta, dice ANZIEU de una felicidad infantil siempre más cabal -dé lo qu.e en
realidad ha sido, fantasmas necesariamente‘retocados a
(1970), acaricia Ja'garganta del niño como un buen alimen­ posterióri, y repotenci2fizados al mismo tiempo, por las
tó, ’ló mece y lo prepara para el sueño» De la misma manera
podemos pensar que, mis tarde, la voz erotizada del padre experiencias y 'las frustraciones genitalizadas de la puber­
tad y la madurez.
(o del terapeuta) opera una deliciosa caricia masturbatoria
* Como lo ha demostrado L GUILLAUMIÑ (1968), el
fálica, en la medida en que lo que diga no -sea (felizmente) recuerdo de nuestra propia infancia constituye el «núcleo
comprendido en. el mismo nivel en el que se sitúa para
de sentido» a partir del cual la infancia del otro se nos
el adulto;' de Jo 'contrario, habría traumatismo afectivo hace inteligible. No podríamos concebir la trayectoria
que bloquearía la evolución libidinal en el acto (cf. más
epistemológica que se refiere a la psicología del niño o a
adelante, «estados dimites»)/ • la psicología genética sin esta base fundamental que el
Ño se trata,’sin duda, de condenar sin más el estudio,
psicoanálisis considera bajo su aspecto «didáctico» como
y menos aún', la aproximación directa al niño, pero es el .postulado de toda aproximación clínica serena y fe­
necesario’ que nosotros mismos ños pongamos en guardia cunda»
contra resultados eñ los que a veces nuestras vivencias /. .
En definitiva, parece que los dos métodos, que por un
personales -se. mezclan con las observaciones objetivas,' en '
lado implican una actualización en el adulto de los com-
razón del parasitismo de las percepciones debido a inevi­
}. ponentes infantiles residuales • o elaborados, y por otro
tables residuos infantiles personales, es decir, a los res­ la búsqueda, en el niño, de las raíces de las elaboraciones
tos íntimos .del «polimorfismo perverso», siempre'muy . q los- conflictos postpubertarios, son perfectamente com-
sutil. (cf/S.FREUD, Tres ensayos, 1905). pigmentarios; y que el-acceso ontogenético ganaría mucho
También parece ser muy ’ importante el orden en que al utilizarlos conjuntamente.
operamos. Quizás, y contrariamente a cierta manera de Esperemos que' los diversos psicoanalistas de niños
pensar que se considera sobreentendida, sea más seguro que han sucedido a FREUD y a sus discípulos inmedia-
tener primero en cuenta las’ consecuencias de los acon­ tos, y que -se definen como sus seguidores (aunque inten­
tecimientos infantiles pasados en el adulto, para orientar­ tan ir mucho más lejos por vías diferentes) no hayan oh
se luego hacia la observación del niño, en lugar de partir vidado lo que'tiene de fundamentalmente freudismo y
de la. observación?del niño, efectuada por un‘adulto que rigurosamente psícoárialítico la trayectoria .que parte dél
..no haya' esclarecido, con anterioridad todo lo que lleva # adulto para reencontrar’ en él el universo’infantil, y, al
en ..sí mismo como'residuo, de: las dificultades internas5 ■ñilsmo tiémpo, y en ¿primer lugar, las dificultades resi­
arcaicas/-que én. tales situaciones -de estudio'conservan duales, deeste universo que permanecen en el plano per-
, todo su potencial ptoyeethío. • sonal''de'.manera ,:'t-ai que pueden' , influir , nuestra aproxi-
...Al alentar’el psicoanálisis personal previo del'obser­
. "macíóh’objetal á los «niños», tanto como a-los «mayores».».
vador coincidimos com esta preocupación. -J . • •’/ ’. Quizás,la identificación proyeótiva o, dicho de otra ma-
Si bien es indiscutible que, como lo muestrá'Mélanie
• ñera;-la inyección masiva- de una parte perturbadora de
86
87

I
i

sí mismo en el interior del otro -para dominarlo y condu­ estadio' banal del desarrollo ,lib i dinal, sino [también cons-
cirlo a un estado de dependencia tranquilizadora,- ño fun- i
’tituir, ven otras circunstancias más ’■ tardías' -una. reacción •
cionp solamente á partir de los sujetos de las observa­ secundaria de jroteedión activa.-’ * ? -.’*/• * *’?*.
ciones... . ¿Es tanibién por ese motivo’; y en ’i^azóñ dé la-dificui- •
Tal vez no sea fortuito el hecho de que las dos princi­ • tad cop que se enfrenta 'eV adulto para situarse a sí mismo
pales escuelas de psicoanálisis infantil de la post-guerra (positivamente o negativamente, -lo . qué |yiené\a* ser'lo.-,
hayan sidó dominadas por la’, imagen de una «mujer fuer­ mismo, a los efectos de la clasificación) ’ frente jál.recono-
te»- en'el.sentido bíblico-del término. ’ -- cimieptó- de.sus rasgos, personales. o‘de sus. vivéñciás pro-
Por otra parte, cuando nos referimos a ciertos - traba­ yectivastán ampliamente diseminadas éri una multitud
jos kleinianos/como los estudios de BION sobre la. aluci­ de ¡niños diferentes, que los psiquiatras de1 ¡niños se sitúan,
nación (en Secónd thoughts, 195S), en Jos que se trata un .aparte en un .terreno
en..un
en nosográfico? í
.terreno-nosográfico? •' .. .
continuamente de hacer que el ‘ enfermo‘«expulse» las ¿Es por
L -
ello- que parece tan difícil qué los psicopató-
«malas» partes de sí mismo que le impiden amar a la ma-\ i—
logO$¿que se ocupan del-niño dialoguen ton. .los que. se
dre, no podemos, evitar que se ’presenten ¿al-, espíritu las- ocupan habitualmente del adulto?.;
imágenes de esas madres siempre 'dispuestas ¿ administrar ■ En efecto, si los segundos habitualmenté reconocen
lavativas, y que afirman no poder-«amar» a "su hijo, sino como «psicótica» una estructura común, ¡basada, sobre el
cuando él las ame’a su vez lo suficiente como para^éxpul-. fraccionamiento del Yo (acabado ó ho),-^jél conflicto con
sar todo lo que ellas 'han proyectado en él y a ló que’ te-’' la realidad, la primacía otorgada a las inversiones • narci-
men, por considerarlo la,parte mala de-sí mismas1. sistasr y al proceso primario, ¿cómo’-discutir; datos-equi­
Del mismo modo, la famosa «envidia de -pene» que valentes, con los primeros, que acostumbran a denominar
los hombres describen tan a menudo en las mujeres, pue­ < «psicóticas» -a un conjunto de entidades ¡patológicas, más
de fundarse no sólo sobre observaciones clínicas indiscu­ ••o menos precisas que se encuentran en el niño, conjunto
tibles que se refieren a los descubrimientos de lo que ha que en'algunos autores se ha .extendido poco eco a'poco-hasta
a-poco hasta”
pasado después entre determinado psicoanalista-padre, y englobar la casi totalidad de la psicología ¡infantil? • ’• : .
su hija al nivel de intercambios narcisistas y edípicos, si­ ¿Cómo hacer que un psicopatóiógo cte adultos acepte
no también sobre aquello que constituye el proceso induc- que se ordenen frecuentemente en un ¡ ¡pie .. de igualdad
tor de semejante comportamiento, es decir, .una verdadera ’ z‘‘ conflictos héteróclitos que van dé -lasagrandes . organiza-
identificación prospectiva concerniente al narcisismo fá- ’crones deficitarias en lo que respecta ¿1- equipamiento y
lico por parte del padre y a -la respuesta complementaria a/ío'-somático hasta las verdaderas organizaciones.'psicó-
que la hija ha creído interesante aportar a manera de eco. ■ ticas .precoces específicas del niño, pasando'-por los pri-
¿. JONES, en 1928, no se equivocaba probablemente cuan­ • * meros .problemas que sez manifiestan'en ¡el niño de lo que.
do afirmaba, contra la opinión de S. FREÜD, queda ac­ se convertirá en-una psicosis en el adulto, pasando, tam-
titud fúlica en"la hija (tal como se la concibe con mayor ”.-‘:?bién por ías grandes inmadureces afectivas‘o las organiza­
o menor reprobación) podría no sólo corresponder a un ciones todavía indiferenciadas de tipo ¡anae-lítico, o las
f. ' 'más .diferenciadas ‘de tipo .psicopático'; .jearacterial .o ,pen
* 1. El rigor de Ja observación clínica efectuada justamente «después» ’ ’ ‘'.¿'vers.o (grupos qué parecerían •■yincidaMes .; a. nuestra- ca-
nos obliga a reconocer aquí-.qua la «madre fálica» no es la única, «respon­
sable» de la repetición deja «operación lavativa»: si bien el niño la.sufra
fundamentalmente en el . plano nardsista, no deja sin embargo de gow,
• ■ '. tegóría de los estados límites y ’dé; sus [dependencias), o
al mismo tiempo, en el plano, ¡misional; tanto, por otra parte, sobre el -incluso por las manifestaciones ya.’esjJécffic.as o- simple-
registro sadomastíquista como ¿obre el registro lioidlnal, según los. modos ’• ’ Vmente todavía, precursora^en. él niño de lásyorganizacio-
diversos ligados a las • particularidades • operadonales ’ de Ja enema. Efecti­
vamente, una puesta en escena perversa acompaña siempre al coito anal
clisteriano que cumple la madre en el -modo ■ súdicotactivo, pero que es1 in-'
hes .profundas,- neuróticas^o..psicótíeas? ....
cesan teniente solicitado por el niño, y con habilidad,- en el modo pasivo ... Los diversos psiquiatras'.qué trabajan‘ai nivel; del adul-
agresivo. (? Pobre madre de hijos de madre fálíca, a partir de! momento en ida, y. todavía han •
que el niño extrae placer de ese diálogo!) to’ han aprendido mucho*, -sin ninguna ’dn*

88 ¡. • 89
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i t. .. .
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i- ’*
I ■ •
de recibir mucho, más, de -sus colegas que trabajan con constituido por el último capítulo de esta primera parle
niños, pero'sigue siendo’cierto que estos - últimos no pue- ■ • y -que se- refiere al grupo de estados límites y de sus or­
den ahora continuar avanzando sin aplicar a sus descrip-' ganizaciones anexas podrá constituir una base de refle­
c'iones teóricas y-clínicas un rigor, terminológico semejan­ xión sobre la” situación estructural (o más exactamente
te a aquel al’ qúe- -se- han atenido (finalmente) desde- hace sobre la situación de ñoéstructuración) de tales entidades
cierto'tiempo los. primeros, para’, hacer compatibles y co-“ clínicas*
munibables sus<observaciones fragmentarias sobre 'cada És necesario también enfocar el grupo de las reaccio­
categoría de organización mental. La gran. variedad;*'y la nes psicosomáticas precoces, a las que L. KREISLER, M.
importancia- del campo, de.- los. descubrimientos que se FAIN y M, SOULE (1966) han consagrado trabajos recien­
refieren al 'funcionamiento mental del niño y a su génesis, tes que muestran su -singular especificidad ligada a ’ las
obligan a la precisión en los términos utilizados' y en la funciones desexualizadas y resomatizadas del Yo, eñ el
clasificación de los datos-recientemente adquiridos, que sentido del «Yo autónomo» de H. HARTMAÑN y de su
parecen tan interesantes para todos -los investigadores ul­ escuela, y no diferente en este punto de la especificidad
teriores. . de los. funcionamientos mentales psicosomáticos del adul­
• Corresponde, a los psiquíatras de niños precisar si el to que encararemos más adelante»
aútismo precoz.'de L. KANÑER (1943) o -más precisamen-. Sin embargo quedan en suspenso dos cuestiones: ¿có­
te aún -la psicosi's/autística- precoz' de M. MAHLER (1958), mo reconocer, por una parte, lo que podemos definir ya
que- son- comportamientos indiscutiblemente-«psicóticos», como pródromos, eñ él-niño o el adolescente, de la orga­
se sitúan realmente en la .misma linea estructural que las nización todavía provisoria en este momento, pero que
psicosis. del- .adulto y si corresponde a su definición el producirá más adelante en el adulto una estructura psi*
mismo sustantivo.- Poco importaría, por otra parte, que se •cóti’ca de tipo clásico? Por otra parte, el mismo problema
reservara la .herencia exclusiva’del término a la.serie in­ se plantea con respecto a los pródromos que anuncian
fantil o a la serie adulta, si fuera posible acabar con la estructuras neuróticas ulteriores auténticas en el adulto.
indivisión- de-esta propiedad-'común de apelación. Esas dos líneas de reflexión son muy arduas y los au­
Sin. 'duda sería- más- fácil para los especialistas en ni­ tores todavía no las han explotado suficientemente». Mis
ños, diferenciar, de la •'línea-psicótica «ortodoxa» purifica­ propias investigaciones clínicas, cuando han sido suficien-
da,'la «psicosis» simbiótica de. M. MAHLER o la «psico- . r‘ teniente profundas, me han ‘enseñado que en uno y otro
palia» autísticade H. ASPERGER; con mayor razón de­ caso es necesario tener muy en cuenta todo -síntoma de
beríamos clasificar, .de manera .particular e .independiente • dimensión' -neurótica (fobias, obsesiones, manifestaciones
de las psicosis, toda la serie de las organizaciones defici­ «histéricas»). En la mayoría de ios casos esos.. simples
tarias . que’ ’J.-J. LUSTIN • (1972) distribuye en problemas síntomas revisten una importancia diagnóstica particular,
de las funciones -psicomótrices, problemas de lenguaje, * ' ya" que con frecuencia no rubrican totalmente una evolu­
problemas-'críticos (epilepsia), debilidades y retrasos men­ ción estructural neurótica; puede tratarse de puras ma-
tales* En cuanto a .las .organizaciones llamadas «psicopdti- , 1 A nifestaciones funcionales de escasa gravedad, o bien, por
cas» o «perversas» en el niño o el .adolescente, es ¿vidente .el contrario, en ciertos casos, constituir -los primeros
que" no'constituyen, si consideramos cuidadosamente..su alertas de’un fallo bastante serió ¿de las funciones adap-
■ ontogénesis, sino una- manera de organizar relacio’nalmen- tativa-s del-Yo, que amenaza con desarrollarse y evolucio­
te,'bajo la primacía del acto y'de la agresividad, algunas nar mucho más allá de la simple estructura neurótica.
de esas 'famosas,«desarmohías evolutivas», «inmadureces» ’ Es muy excepcional que auténticas estructuraciones
o «retrasos afectivos» de ’ los; que hablamos cada -vez con -..ulteriores de tipo neurótico’se inicien de esta manera. Só-
•mayor acierto en el plano descriptivo, pero con vacilación '• lo el* examen:atentó de'la evolución ulterior progresiva
• desde el punto de vista nosológico; creo que ¿1 estudio en todos los casos de’síntomas denominados «neuróticos»

9Q 9i

7
T

notables (ante los sujetos o las familias no corresponde . . gunos criticarán la noción .-.de «silencio | evolutivo», a la •
dramatizar, pero -tampoco adoptar una actitud demasiado . que.se hará alusión más adelante, así..comp»el, término.-de.
«tranquilizadora» antes de haber comprobado la benigni- «pseüdolatencia» («precoz», o «tardía».,) erppleadova prop.ó¿ '
dad) nos permite la esperanza de evitar errores demasia­ sito de. ios estados límites.
do numerosos y lamentables en la estimación pronóstica. No.-pretendo en absoluto que.en el mLomento-de ía-la-
Las reacciones «caracteriales» del niño o del adolescen­ tenesa no' pasa nada. ■ ni siquiera en el registro .genital.
te deben considerarse .bajo el mismo ángulo; en algunos Todos estamos convencidos.' de la importincia’ del período
casos son señales de una tensión relaciona! momentánea, de latencia (verdadera) por/sús identificaciones, sublima­
/ fisiológica, de . los movimientos de crecimiento afectivo ciones, disposiciones socio-relacionales y I-culturales
'culturales y sus
—a veces mal- coordinados aun— entre el Yo vacilante ' ■ marnfestaciones- sexuales (frecuentemente te desordenadas,
del niño y un medio exterior .familiar o socio-educativo • por‘-otra parte); sin embargo, • FREUD há •r hablado,
— y no«■
que no siempre reacciona tan oportunamente como sería sin razón, de un «período» de latencia | lno.de •un — «está­
conveniente; en otros, por el contrario, esas reacciones •*, —como en el caso de ios momentoisi realmente evo-
señalan un comienzo de organización anaclítica iñtoleran- • • Jutivbs desde el punto de vista estructurál—, que se cen­
• te a «las frustraciones, que evolucionan hacia.el tronco:co­ tra en aspectos pregenitales (estadio oral», estadio anal) o
mún de los estados límites descritos más ‘adelánte; o a genitales (estadio fálico para la genítalidad infantil y es­
veces, incluso, y con mayor gravedad, anuncian una'pro- , tadio pubertario para la organización', genital propiamente
gresión en la línea estructural- psióótica; en otros, en fin, J dicha). Durante el período de.latencia la$cvivencias emo­
son justamente estas reacciones caracteriales' las que in­ cionales del sujeto se mantienen en un estado de agitación
dican -el inicio de una estructuración ulterior de tipo reafc considerable, pero su organización estrtjctufál permanece •
mente neurótico. ‘ invariable y no franquea un nuevo paseen la escala evo­
Pero debemos recordar que- sigue siendo abusivo de­ lutiva sino en la etapa siguiente,/la del estadio «pubertario..
finir un nivel estructural' cualquiera ’ como «neurótico» i Para emplear términos 'gráfieps;-podríanlos- decir que.nues.- •
antes del Edipo, es decir, antes de los cuatro años (en ios i tro «silencio evolutivo» de la latencia ti^pe.-como objetivo
niños más precoces). • connotar la ausencia de un progreso estructural, al mismo
Yo diría, aun corriendo el riesgo de disgustar a los 'tiempo que la «rumiación»"por-.parte-de^sujeto de -las im-
t

meticulosos • de . la. ...observación. de los. signos exteriores, / .portantes y diversas adquisiciones• opepadas- en el curso .
que ninguna observación clínica, por atenta que sea, per­ • de los estadios precedentes. Por otra p0*te,,el término de
mitiría plantear con certeza, un diagnóstico estructural- «.pseudblatencia» que se utiliza en las hipótesis emitidas
con sólo poner en evidencia estática los síntomas más •.^áobre ios estados ’ límites • corresponde, j hn tales. organiza-
finos; todavía no podemos aportar tal o cual prueba evo­ ciones, a un. estado prolongado y fijadlo que comporta a
lutiva sobre el plano estructural en el momento de la in­ i . .‘la‘vez‘un. süeúcao evolutivo y una intensa .«rumiación»,
fancia-y la adolescencia, fuera del caso de auténticas de­ k .c.omó veremos-, de inmediato. - ’ Ij. .
sorganizaciones . «psicóticas» precoces o de sub-equipa- En lo que concierne a..la adolescencia, en fin, los clí­
mientos notables. . nicos no'considerarán-un descubrimiento el punto de vis­
Sólo la observación repetida en el tiempo permitirá \ ita desarrollado aquí, que.se refiere a |á dificultad de. de­
que la comprensión de la evolución de los elementos ope- finir • válidamente una-.estructura duradera-en este tíb>.;
racionales y relaciónales (efímeros o constantes) del Yo mentó de la vida. En nuestra hipótesis] esta' dificultad se . •
conduzca a una ’ evaluación tranquilizadora o inquietante ’ vincularía no sólo con :1a fluctuación líegítima de las in- /
de los límites de la gama pronóstica y de las .posibilidades ’ versiones libidmales y objétales, frecuenteinente descritas .
o riesgos que en el futuro aguardan al sujeto. ‘‘■ por. los autores, sino sobre todo con lá capacidad del su­
En lo que concierne al período de latencia, quizás al- jeto para.cambiar, ahora y por ültinu.¡ve¿, de estructura

92 . • • ’• ' . 1 ’ 93

/’ •I
1.

*
I
en este período en. que'todo ■ le .parece nuevamente provi­
sorio, y en me dio; de; un; huracán -púlsional y conflictual. 1
Parece‘necesario: revalorizar.- la importancia del potencial
estructural del,, adolescente -más dé-lo que se ha hecho
hasta el presénte.' ? : -i.
Para •terminar .‘este -parágrafo''Sobre el*’ concepto .de ;
estructuró de' .base/ recordaría la posición asumida por¿H. <
EY;'én el Congrés'o de MONTREAL, en 1961, al. reconocer -
• 3
las dificultades "existentes para vincular-, entre sí" las enti- i
dades psíquicas del hombre, normal o-no,- y comprobar •
qdehm escepticismo; sistemático había conducido a reac­ Las grandes estructuras de base
ciones' antinosográficas’,’ o a-.pseudoclasif¡cationes que po­
dían reducirse - .prácticamente al ordenamiento alfabético. ¡
Respetar‘ai mismo; tiempo la unidad'del psiquismo y . La concepción psicopatológica, corriente en el -pasado, •
la diversidad' de* los funcionamientos mentales, las simili­ se descomponía en postulados sucesivos bastante simplis-
tudes o las divergencias;fundamentales, la jerarquización tas, que bloquearon toda investigación en psicopatología
dé los a'grup amientes principáles^y da las diversificaciories estructural durante cierto ‘ período.
secundarias; .nunca' ha sido una tarea fácil. La. riqueza El primer postulado puede formularse, sin forzar la
de los’... descubrimientos psicológicos-y en particular psi-, caricatura, por medio de la. distinción prácticamente auto­
coanalíticós. dermestos Últimos decenios parece haber com-: mática entre «el que delira», más o menos asimilado a la
pilcado todavía más el debate. Sería oportuno recapitular,, estructura psicótica, y . todo el resto, más o menos asimi­
y tratar de establecer una síntesis provisoria de' la arti-í lado a la estructura neurótica.
culaüón de nuestros conocimientos • actuales, justamente; El segundo postulado, en apariencia más científico,
sóbrela base proporcionada1 por la riqueza de 'reciente?; pero en realidad igualmente simplista, veía en el paciente
datos serio? y sólidos; qué deben- utilizarse para*.ampliar (.«psicótico» un problema orgánico e incurable; poco im­
nuestras ■ miras y no para complicarlos indefinidamente. portaba que se lo sometiera a un tratamiento cualquiera
o se lo dejara sin atención (en su casa o en un «asilo»),
^•’ya que con una enfermedad de esta naturaleza' no se con­
seguiría ningún resultado. Por otra parte, el paciente de­
nominado «neurótico» era un enfermo «psíquico» y si en
. esté caso se atenuaba eventualmente la importancia de
( la organicidad, sólo'era- para aumentar de inmediato y
’ én la misma proporción el rol de «lo imaginario» (en el
sentido peyorativo, del ténnino), para no hablar del estí­
mulo más o'menos atribuido a la mala-voluntad del su­
jeto. Por ende, ün enfermo así podía-curar, pero «si él
quería»; por el contrario, si no terminaba .por mostrarse
gentil y compreñsivíf’y', .obedecer á nuestras' órdenes’ de
curación; significaba., qué'.‘ponía de manifiesto una cieríá
agresividad con respecto a sus infalibles médicos (actitud
‘ ésta que. nunca ha sido bien tolerada). En ese caso, se le
colocaba én una,«casa de salud», ó bien se'trataba de

94 95
/
/ • ..r
i

«ocultarlo» en una alcoba o en un asilo, tanto para disi-’'' I • lamente’ un balance dé'nuestros ’.conod.iriéntosLsqbre el .. ..
mular -la impotencia de los terapeutas y los allegados ¿Có-­
nianifiesto? ¿Có
. funcionamiento mental -latente y no sóí^manifiesto?
como para satisfacer’su cólera. mo atreverse todavía a emplear términos¡jvv nociones- que ■
Se comprende fácilmente, hasta el momento en que se han. dado pruebas de su eficacia para- distinguir loque.ase-
produce la. revolución psicoanalítica, el mérito y el coraje I jnéjaXp ;diferericia a los- humanos,>lo queí constituye sus
de algunos psiquiatras que no aceptaban un escenario se­ esperanzas y sus - angustias? ¿Cómo comprenderlos y. si­
mejante pero, sin embargo manifestaban escaso entusias­ tuarlos sin "recortarlos de‘manera letal y tampoco abando­
mo por las investigaciones psicop apológicas que superaran narlas al caos, informal, ‘.otra manifestación■ no.aparente
las descripciones de episodios y síntomas.. • pero -igualmente' eficaz de nuestro instinto! de muerte res-
Desde hace algunos años nos enfrentamos con una pectó de ellos...?-. *“ * ‘/¡! • . ... ;
reacción prácticamente inversa: ¿.cuántos sustantivos que ¿V
*Lá originalidad de un intento, de clasificación verdade­
presentan una consonancia cualquiera en «psi» adquieren.-, ramente psicoanalítico de las estructuras mentales no
automáticamente una aureola. sobrevalorizada? ' •' puede- fundarse sobre «sup-er-categorfas» manifiestas, sino,
Por todas partes florecen ’ús;descripciones fenomenoló- - por ¿1 'contrario, sobre las precisiones y matices aportados -
gicas ;que reviven banales comprobaciones antiguas a me­ por el examen atento del-modo-de funcionamiento de las .
nudo mediante vocablos' rimbombantes. Las nociones más . infraestructuras psíquicas latentes, tanto é^i el’ estado nor­
audaces y más dudosas'son aceptadas a mano alzada por’* mal- como fen las evoluciones -mórbidas dé. esas organiza­
los congresos más. conservadores bajo el báculo”jovial de*', ciones "de base; y además, la -metodología sutilizada no
un presidente «conciliador», con tal de que huelan uq debe centrarse en la clasificación de tipo .entomológico,
poco a azufre. Los términos científicos, filosóficos, psico­ sino en las vinculaciones,.asociaciones,*e|[inversiones que
lógicos o técnicos ya no son suficientes; se crean montones rigen* los, modos de .circulación,. representación. y satisfac- «
de neologismos de dimensiones aparentemente revolucio­ ción pulsional. Dicho de otra"manera, tcfda’,clasificación ’
narias, lo que evita operar una revolución, real ien los estructural psicoanalítica no’ puede sino ^tornar, al nivel
espíritus. ' ’ • ' y‘por los medios de los procesos secunc|rios, el estudio
El: auténtico psicoanálisis vienés nunca ha/tenido, .ver­ ... /de los riesgos particulares,’en” tal o cual4cas.p, casp, de losApro- .
los,pro-
daderamente suerte:* combatido. .antaño., por- considerár­ /’ ’ cesós-primarios.,fundamentales.^ “ j1
selo-demasiado progresista, ahora se -lo condena por reac- ■ ‘‘ y .-No trataré, de presentar en este trabajosos principios
i
clonarlo, aún antes de haber, alcanzado un verdad eró..de­ < *: ciásicbs*.dé ” categorizacióir estructura-l psiquiátrica en tér­
recho de ciudadanía en nuestras instituciones médicas o minos simplemente diferentes. Mi; esfuerzo tiende, por
universitarias. Un poderoso seductor que ha transpuesto /
. el contrario, hacia una nueva síntesis' a laa vez más racio-
racio­
a PLATON en términos psicoanalíticos para los lingüistas, nal, más profunda y más global, al tiempo que me afano
y lingüísticos para ‘los psicoanalistas, conoce en los salo­ por. emplear términos ya conocidos y probados/Por lo
nes filosóficos del momento el. mismo éxito que TOMAS tanto, no me corresponde modificar, -smb precisar y.de-’
DE AQUINO’entre los copistas del siglo xni con su adap­ purar el sentido de esos. términos. Creo’ que es‘posible
tación teológica; del pensamiento de ARISTOTELES. Son evitar el combate por .las palabras, precisamente con la
muchos los espíritus, ardientes que creen ahaber superado i
1 condición de no emplearlas con cualquier sentido.
a FREUD», cuando no han Vivido nada de la experiencia 4 El lenguaje psicoanalítico, como, el ^enguaje psiquiá­
que él propone y sólo se han defendido por medio de Ja trico, posee .ya un vocabulario lo suficientemente • rico
mtelectualizarión de los riesgos que esta experiencia, com­ •y-variado como .para que haya--necesidid de recurrir a
portaba para su confort manifiesto o su angustia latente. neologismos suplementarios si se lo utiliza* con suficiente
¿Cómo conservar, ante esos movimientos exagerado?, rigor, ... p
contradictorios y apasionados, el deseo de realizar hones- Mi investigación personal se orienta ^n el mismo sen-
■. } 97
4

i
comportamientos observados desde el exterior, lo que sin
tido que las preocupaciones de A. OREEN (1962) y J. H.; duda desplaza singularmente el eje de los deseados de­
THIEL (1966); me propongo no olvidar ninguna de 'las mo-: bates futuros a propósito de esasTripótesis.
dalidades psicopatológicas que habitualmente describe el:
psiquiatra.:clásico "de manera'muy fragmentaria» Uno de
ios mayorés’.inconvenientes de.tal fragmentación es. que L LA LINEA ESTRUCTURAL PSICOTICA
conduce, sin que siempre se- -tenga plena conciencia dé
ello, a dos hipótesis embarazosas y admitidas con excesiva
facilidad: por una parte, no reconocer la existencia de Luego de haber partido de la indifcrenciación somato-
todo un sistema de organizaciones ligadas entre sí y que psíquica-(de la que ya he hablado a propósito' de la- no­
gravitan "de.’manera autónoma/entre las líneas neurótica ción de estructura en general), la línea psicótica se origina
y psicótica,.-en tomo dedos riesgos del* narcisismo; "y, por a nivel de frustraciones muy precoces que en lo esencial
otra parte, suponer que-un mismo -sujeto en el curso de proceden del polo materno, al' menos en lo que concierne
su existencia puede pasar sucesivamente de una estruc­ a las frustraciones más primitivas.
tura psíquica.fija á otra."• Un Yo que haya sufrido fijaciones serias y haya queda­
Mi intención’es apoyarme/sobre los * datos jnetapsico­ do bloqueado desde un principio, o bien haya experimen­
lógicos y .genéticos, corrientemente admitidos/ para mos­ tado inmediatamente una regresión a ese nivel, se pre-or-
trar en qué difieren en -el.plario económica 'las organiza­ ganiza con considerable rapidez en -una primera etapa,'de
ciones psíquicas' (mórbidas '.o rio), y cómo, podemos coñ- acuerdo al modelo ya ‘ expuesto anteriormente, según la
cebir articulaciones‘genéticas entre ellas, sin aomit unstir- ■línea estructural psicótica, que -sé inicia así de manera
embargo la posibilidad/a partir de un cierto nivel de es­ bastante determinante.
tructuración real en un momento dado, de un cambio de­ Esto sólo püede ocurrir en el .transcurso de la fase
linea estructural en un sentido u otro. oral o, a más tardar, durante la primera etapa de la fase
. Finalmente, desarrollaré el punto de vista de THIEL anal, definida por ABRAHAM como la fase anal de rechazo.
(1966) sobre la identidad estructural de los estados,.mór­ Los trabajos de ABRAHAM sobre la «pregenitalidad han
bidos o no, en el seno de'una misma línea, sobre la base i constituido las bases de las hipótesis aquí expuestas, así
de mi concepción muy relativizada de la «normalidad», como el esquema realizado por Robert FLIESS, en 1950,
tal como la he .presentado. en el primer capítulo de esta f en el que -desarrollaba las investigaciones de ABRAHAM.
primera parte. ■’ • Ese esquema ha sido retomado en 1967 por M.- BENASSY
•Mis criterios principales de clasificación,, próximos a en el Boletín de Psicología (267, XX, p. 22). Nuestra -figu­
las referencias de L. RANGELL (1965), serán semejantes ra n.° 1 corresponde a una simplificación de ese esquema,
para todas Tas categorías examinadas y sé centrarán .esen­ al conservar sólo las líneas principales de división y poner
cialmente sobre cuatro factores: especialmente en evidencia la famosa divide d tiñe con-
— la naturaleza.; de la angustia latente; " síderadá por K. ABRAHAM como’-una frontera entre las
— el modo dé relación de objeto; fijaciones o regresiones*-psicóticas por una'parte,- y las fi­
— los mecanismos de defensa .principales; jaciones o' regresiones neuróticas .por otra (cf, fig. 7).
—• el modo de expresión habitual del síntoma.- Esta línea de división se sitúa según ABRAHAM, y desde
Sin duda será fácil y-útil’criticar algunas de mis hi-‘ ¿1’.punto de vista del desarrollo ’pul’slonal,. entre el primer
pótesis teóricas o -clínicas. en el plano científico, "pero To subestadio anal'de rechazo , y el segundo subestadio anal
esencial dé mi‘ propósito' se refiere a las condiciones de de retención. Todas las • regresiones • y fijaciones situadas
'vinculación de las.-diferentes organizaciones psíquicas-en­ más arriba de esta' línea de 'división fundamental corres­
tre sí, a sú-«status'» como modo de 'funcionamiento wenlal ponderían a las estructuraciones psicóticas; la estructura
latente, y no solamente a los aspectos aparentes :.d¿ los

98
i

•i'

esquizpfrénica se p^sén-táría-. .qoinó-1¿ ‘ piás’ arcaica, ’- ]a * ;


siguiente sería la'’ estructtira....melanc^liaa-i (ojos compor-'
tamientós‘maníacos defensivos"de la misma organización), •*
y luego, en último lugar, y contra lá línea ••‘fronteriza, Ue-V
'• garlamos a la estructura paranoica, la ¡menos./regresiva ..
en explano pulsional del grupo de estructuras psicóticasí
• ■ Aquello que,-.por • el contrario, se situara hacia’ abajo'
de la», dívideá. tiñe de K, ABRAHAM .corijes.pondería a -las’ '
• estructuraciones de modo neurótico y 'comenzaría por. la
estructura- obsesiva para continuar con ia estructurá’.his-
térica . que, como veremos más'-, adelantó,.k.constituirá el
modo‘de estructuración, más elaborado libidinálmente..
El* esbozo de organización que,acabamos-.de. definir. •- ’
como «.pre-organización» (cf; 'jig. 2) sufre i un silencio evo- ’

Esquema general de Ja psicogénesis.


ÍS £L Estadio lutivó. durante el período de 'latenóia/ como ya. he pre- .

/
5
Estadio pre-edíplco edíptco cisado a f-ínes del capítulo-precedente. ’j« ,'í


*
;De acuerdo con nuestras’ hipótesis, la [adolescencia que . ’

*
. ha de sobrevenir a continuación presentiría, en medio‘de

.'
transformaciones considerables sobre las ¡que todo el mwn- •
do está de acuerdo, posibilidades evolutivas .todavía múl­
tiples en el plano estructural. En efecto, en está etapa par­
i
fig . ticularmente importante del desarrollo afectivo dél-indi- '
viduo todo puede volver a ser puesto en [cuestión. .

El «sujeto todavía conservaría en esté ¡período una pe-


.

. quena posibilidad de que el eje de evolución de su Yo.


■ abandonara la línea psicótica, no totalmente. fijada, ■ (cf
ooiaips-aja otpaisg ; "fig. 2) y que su- progresión ulterior cuajara en el .marco •
. de. una estructura neurótica, a .partir de|ese .momento de­
finitiva,, y .que en caso de descompensación, ^nórbida'sólo
podría originar una neurosis.clásica del! tipo, histérico u
obsesivo/- •’ - :
“Tales casos de desviación eventual - ¿b :•Ja línea psicó-
' Qp BJ j S 8 Q • 031J 8-j ( tica preestructurada hacia -una línea de.tótructuración de- .
finitiva de' tipo neurótico en la etapa de la adolescencia •
(y sólo entonces posible) son desdichadamente, escasos-,
• aunque realizables. Cambios', de línea .estructural tan ex-
cepcionales y -tan radicales no se podrían • producir sin :
una razón profunda.-Nunca-son fortui[tbs:-í ■ 1 ■ .
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• ’/ Una primera eventualidad,’ fácil de comprender y muy
‘conocida por los psicólogos, corresponáb aí caso de los
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PCP3 ó ' -adolescentes que se han sometido a una- psicoterapia -de
- resultados positivos en el momento de h.í adolescencia. De- \
«101 ,
• INDIFERENCIACION SOMATO-PSIQUICA
bemos reconocer que esta eventualidad es poco frecuente;
no solamente porque las .psicoterapias -de adolescentes
•son difíciles, sino sobre todo porque actualmente vacila­
mos, y con “razón, antes de proponer una psicoterapia
proñinda a un adolescente mientras.no -sea rigurosamente
indispensable, dado que muchas cosas se ordenan muy
■ bien por sí mismas en este período; ahora bien, sólo una
psicoterapia bastante profunda sobre el plano del análisis
de las defensas en la transferencia' puede producir un
cambio de-línea estructural.
Otras eventualidades -se vinculan con una experiencia
afectiva espontánea y lo bastante intensa como para reu­
bicarse repentinamente, en medio de la tempestad de ja
adolescencia, en.un contexto interior y exterior edípico
por primera vez verdaderamente significativo, al mismo
tiempo que aporta de manera .inesperada elementos alta­
mente reparadores de la falla narcisista primaria. Ya se
trate de un maravilloso encuentro amoroso o solamente de
una prueba dramática conflictiva que induzca a una re­
cuperación de los fantasmas triangulares y genitales mal
presentidos hasta entonces, no podemos sino confesar que
circunstancias tan ventajosas u objetos tan benéficamente
representativos no se encuentran a la vuelta de la esquina. ,
En efecto, en el momento de la adolescencia y en la
inmensa mayoría de los casos, un Yo. preorganizado de
manera psicótica simplemente proseguirá su evolución en
el seno de la línea psicótica en la que ya -se halla suficien­
temente. comprometido; se organizará (cf. fig. 2) de ma­
nera definitiva bajo la forma-de estructura psicótica verda­
dera y estable. Ya no será posible ulteriormente volver
a este punto: si el sujeto cae enfermo, si el «cristal-se
quiebra» como consecuencia de un accidente interior o
exterior, sólo podremos asistir al -surgimiento-de una
psicosis, ciertamente bajo formas "variadas, pero sin nin­
guna otra posibilidad patológica.'
La .'estructura psicótica* corresponde a una debilidad
de la-:organización' narcisista primaria' en 'los primeros
instantes..de la vida. Es la imposibilidad para-el niño de
ser' considerado' como un objeto distinto de la «madre
ft ?/..•' sujeto», 'personalidad a su vez incompleta ella -misma, que
Fio. 2 4t •• no- puede concebir separarse de esta parte indispensable
Géñ&sis y evolución de'la línea, estructural psicótica. ’.pára"‘SU propio Yo. Y. esto se produce, claró está, con la

’ * 103-

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complicidad más .o ménqsjactiya del padre (cuando exis- - 'J


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te a tituló • verdaderamente Significativo, lo que está lejos t * X *‘
de representar' 1á situación.-habitual).. Ésta relación más' -. /
,• . o menos fusional cpn la madre, $é'repetirá*'continuamente \ !► ‘. -.■ í<

en úp sucesivo en -el plano-interpersonal, según las'varíe- '*’*


dades de psicosis;- una relación objeta! verdadera no puede
. enfocarse -ni sobre, él modo genital .propiamente dicho, ni •'

incluso sobre el modo. an^dítico, qué sin embargó ’es'•< . .
.. mucho”, menos exigente. La/relación,.en los casos más re-- ’ ;
gresivos de'esquizofrenia, no es siquiera dual o triádica, v .1
■.

y-mucho menos •triángular. El Súper-yo no ha alcanzado •


en. absoluto un rol /organizadór: o conflicto!. de báse, El
Yo nunca está/complétó;5:desd¿'un principio se encuentra . .
fraccionado,- ya sea ’esé' fraccionamiento apárente o bien ‘V
suceda. que los fragmentos permanezcan (si iio hay des- ' ‘
compensación) pegados éntre sí, de .manera. que el «cris­
tal resista».; El fracaso .del narcisismó primario se traduce
. a través de..una actitud, áutica. más- o menos radical en ’
/■ función del:.gradó . regresivo de las fijaciones. La angú-s- <■
•tiá.'prófúñda- no. se ¿entra ni en la castración genital ni
’ eñ.'la^pérdida del objeto,’’sino en el fraccionamiento, Jar
■ ..dest¿ucc.iónx4a/muerte, por* estallido. El conflicto subya-
.. centé;nó'e¿¡causa¿ó nípor él ’Super-yo ni .por el Ideal del .
Yq,;;smo'.ppr(la realidad frente, a las’pulsiones elementales, I

/<.lo' qué/córiduce á 'una; negación de todas las partes de esta .


/.realidad qué/éé.háyah- vuelto demasiado perturbadoras, y •
‘/.■•¿ev.entúalménte. ál ./delirio-si, una vez-que se han negado "
•/frá^entQ’s\defñásl'¿do.;iippóftantes' de la realidad, se ha-
’i
V ■;;cé.\ln<üspens’ablé.lpára\el/mantenimiento de 1.a vida, la •>
recónstrupcí&n\de: uhá. neo-realidad ventajosa áunque"abe?.
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•i rranté,7.<Juántp -más ..árñenázada de morbilidad se halla la • • I
■ :í.
•>_ estxyctura psicótica; más "prevalece en ella el proceso pri­
mario’por. sobre .iás..resecas operadas por el proceso se­
í ■
cundario. - Los ^mécajnismos..de defensa psicóticos princb _•
* f ; pales; qué/sé emplean 'son:¡la proyección, el dívage del Yo í

’ ‘í
. (interior.‘;al •Yo.,y.-no.ipót. el .simple divaga de las i-magos
f-
V 1 • objétales),- /a/negációh/de/la realidad; todos esos meca-
nismosiéoh curren/al nacimiento .de fenómenos de desp.er-':
sonalizáción,r^¿desdoblamiento de la personalidad, o in-
cluso de rimpjé. desreaíización. La actividad sintética del' •
Yo es abolida éíi’las.-situaciones., extremas, y en la mayoría .
de los casosí sólo sé debilita, lo que contribuye -parado-. •z<

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