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El hecho de que el Acompañamiento Terapéutico·· ·••:·di,,,

. . re es
Leonel Dozza de Mendonya
comumfano Y hogareño, impone la necesidad de conc·:
especdicrdades que conforman la estructura de su clíni

Si se compara con otras prácticas de tratamiento ; <',' .


cado de_c1r que el Acompañamiento Terapéutico se'iill. . ACOMPAÑAMIENTO
comple¡a, polifucética y polifónica, en el sentido.eO:f
sinfin de espacios, situaciones y personajes de: fu?h TERAPÉUTICO Y CLÍNICA
(familiares, amigos, vecinos, camareros ... perros; ,
g;ítbt'·
C 0 -,.•~-

Todo ello constituye nna maraña de sítuacionki;~¡i{


campo de intervención del AT, y para que esta~f\;,
DE LO COTIDIANO
sin referencia o en telaraña que atrapa, el ATtenJ:lr¡)i:¡t.
tura que le dé sentido ... para que la maraña s,,a:Cfg"',fé
Dozza la denomina Clínica de Jo Cotidiauo. · .•v•

A lo largo del libro el autor va tejiendo esta est:rtl(:t:t1tiPé


;---·_.c_,-,,-_:, ..._,-.·.f-:?•
todas las profesiones, sobre todo desde los escntós de'W'i ·
rrollo emocional primitivo y el enfermar psíquico, pe"tol~i:•·
al discurso psicoanalítico, sino para gestar conceptos qµg¿jiÁ
las especificidades propias del Acompañamiento Terap¡,ú.íi{'

En este sentido cabe destacar conceptos tales como: l¼aJi~J,9


Encuadre Ambulante y Abierto, Amistad Transicional; lrtte"
Acción Interpretativa, Función de Interdicción y Func'íoriJ~s , .
Absurdo, para culminar con un último capítulo acerca ·del Ju~g<'.I y;/:!"

Todas estas conceptualizaciones son el resultado de casi treinta añ6s¡fo' ..


en el campo del Acompañamiento Terapéutico y constituyen un recorteA•r
doctoral presentada por el autor en 2012.

. ·r. ~

..,17895D6 r,
LEONEL DozZA DE MENDON<;A

ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO
Y CLÍNICA DE LO COTIDIANO

GL.etfl!;.:-
c:;y1va
Leonel Dozza de Merulon~a
Ac-ompañamiento terapéutico y clínica de lo cotidiano
- t• ed. -BuenooAires: Letra Viva, 2014
254 p.; 21 x 15 cm.

ISBN 978-950-649-569-5

l. Psicoanálisis. l. Título
CDD 150.195

Director Editorial: LEANDRO SAWADO

Edición: Nicolás Cerruti !


nirolascerruti@gmail. rom
¡ A mis padres.
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1 Aos meus pais.

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l
© 2014, Letra Viva, Librería y Editorial
Av; Coronel Diaz 1837, ( 1425) C. A. de Buenos Aires, Argentina -j'
E-J.IAIL: letraviva@;;lsigma.com / WEB PAGE: www.imagoagenda.com

© 2014, Leone] Dozza de Mendon,a


E-MAIL: ldozza@yahoo.es

Primera edición: Noviembre de 2014

Impreso en Argentina - Prinred in Argentina

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11. 723

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incluidos la reprografia, la fotocopia y el tratamiento digital, sin la previa y·
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Índice

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

CAPITULO l. DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITIVO EN WS


ESCRITOSDEWINNICOTT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

1.1. - Estado primario indiscriminado y fusionado . 16


1.2- Procesos de maduración y ambiente facilitador . 16
1.3- De la dependencia absoluta a la independencia. 17
l.4- Necesidades yoicas y cuidados maternos . . . . ;t 21
1.4.1- Necesidades del Yo y demandas pulsionales del Ello. 25
l .4.2- Adaptación versus satisfacción . 27
I.5- El proceso de ilusión-desilusión. 2S
1.5.1- Ilusión . . . . . 29
1.5.2- Desilusión . . . . . . . . . 32
1.5.2.1- Ambivalencia . . . . . . 37
1.6- Objetos y fenómenos transicionales. 41
1.7-El padre y la función paterna . 46
1.7.1- Las funciones del padre 47
1.7 .2- La función paterna. . . . 4&

CAPITULO 2. FUNDAMENTOS PSICOPATOLÓGICOS Y


CLÍNICOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53

2.1- Etiología según la dependencia respecto al ambiente . . . . . 54


2.2- Desmesura de la función materna y menoscabo de la función
paterna. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
2.2.1- Una ley sin ley: el imperio de la anomia . . . 61
2.3- Cuidados maternos y angusrias psícórícas . . . . . 62
2.4- Regresión a la dependencia y derrumbe psicótico . 64
2.5- La estructura psicórica y algunas de sus vicisitudes 66
~ i
1
2.5.l- Derrumbe pre-histórico del sí-mismo . 66 C'.APlTULO 7. FUNCIÓN DE INTERDICCIÓN . . . . . . . . . . . 163
2.5.2- Función sostenedc-ra del delirio . . . . 67 1
1 7.1- Interdicción Y futstradón . . . . . . . . . • - . . . . . . . . . . 163
2.5.3- Estructura y funcionanúento psicodin:ímico .. 68 7.2- Lo pulsional ~- la desmesura de las funciones . . . . . . . . . . .166
2.5.4- Dualidad escindida y aoarqufa psíquica . . . 71 1
26-Acerca de las pretensiones terapémic---,s . . . • . 7.3- Interdicción de la desmesura de las funciones: interdicción
73 primaría . . • . . . . . . . . . . . . . . . . • • .. • • • • • • • • 168
?.:U-Anécdota clínica: ei buzón, el psicótico, su familia y d
CAPITULO 3. CLÍl'.'ICADE LO COTIDIANO. 77
3.1- Manejo clínico-asistencial . . . . . cartero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , .. • • • • • • • • • l6S
7!! 7.4. Crirerios para fa administración de la interdicción: demanda y
3.2- Encuadre Abierto . . . . . . . . . . 82 escucha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
3.3- Amistad profesional o transícional . 88
3.4- De la técnica al método. . . 7.5- Frontera generaci-::,nal y sexnalidad . . . . . . . . . . . . . . . . 174
93 7 5.1- Interdicción de la erotízadón ansiógena: interdicción
3.5- Intervenciones eswricas. . . . . . . 97 secundaría . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
CAPITULO 4. EL ENCUADRE YSUS PARADOJAS . .101 CAPITULO 8. FlJNCIÓNESPECULAR. . . . . . . . . . . 179
4. l- La im:onstancia de fas constantes . . . . . . . . . . . .102 8.1- La noción de especularidad . . . . . . . . . . . . . . . , , 180
4.2-Actitud mental y conductual . . . . . . . . . • . . • . . 104 8.2- 17,~ecularidades defensins y alienantes . . . • . ;, . . . . . 184
4.2. I - La paradoja de la =uación contratransferencial. . .106 '-'Y
8.2.1- 1'Jienad6n encarnada . . . . . . . , ..,,. • , • , .186
4. 2. 2- Caso dínk-o, desmesura materna y encuadre. . 112
8.3- Desmarque especular . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . . . . l 8'-J
8.4- Estructura especular de la relación entre neuróticos y psicóticos . 190
CAPITULO 5. ENCUADRE: TIEMPO Y ESPACIO . . . 117
5.1- Espacio • . . . . • . . . . . . . . . 8.5- Desmontaje del discurso . . . . . . . . . . . . . 192
.117 8.6- Apunte epistemológico . . . . . . . . . . . . . 197
5. l.l- Monotonía y diversidad . . . . . . .. ll8 8.7- Procesamientos de la clínica especular. . 198
5.2- Lo privado y lo público . . . . . . . . . . .123 8.8- Advertencias y reparos. . . . . . . 202
5.2.1- En el contexto hogareño-6.miliar . . . . . . . . . • .124
5.2.l.l- Violencia necesaria: ética de la ocupación profesional del
CAPITULO 9. JI.J'EGO Y HUMOR. . . . . . . . . . 205
espacio ajeno • . . . . . . . . . . . . • . . . • . • . . . • . . . 126
9 .1- Juego, humor y especularidad. . . . . . . . . . . . . . . 205
5.2.2- En el contexto comunitario: pertenencia e inserción . . • . . 130
9.2- La risa y su relación con k, psicótico . . . . . . . . . 208
5.3- Tiempo . . . . . . . . • . ·. . . . . . • . . • . . . . . . 135
5.3.1- Manejo flexible o estricto delos horarios . I 36
9.3- Juego de palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
9.3.1- Desmontaje del discurso y herida nardsista . • . . . . . . . . . 215
5.3.2-1iempo, dinero, amor y odio . . . . . . 138
9.4- Juego de acciones y trayecto poético . . . . . . . . . . . . . . . 2!S
9.5- Jugando con el síntoma . . . . . . . . . . . 221
CAPITULO 6. ACCIÓN INTERPRETATNA . . . 145
9.6- Clínica del absurdo . . . . . - .. 224
6.l- Lo interpretativo y los instrumentos del lenguaje . . 147
6.2-Acción interpretativa . . . 149
A MODO DE CONCLUSIÓN . .231
6.2.l-Acción concreta . . . . . . . 151
6.2.2- Acción verbal • . . . . . . . 153
REFERENCIAS CONSULTADAS Y CITADAS .. - .239
6.2.3-Aa:ión pasiva . . . . . . . . . • . . . . . . . . , . 155
6.3- Administración de lo interpretativo en la Clínica de lo Cotidiano 159

INTRODUCCIÓN

El Acompañamiento Terapéutico es una práctica relativamente reciente


cuyos "orígenes podríamos situar a finales de los años setenta y comienzo de
los ochenta, sobre todo en Argentina y Brasil.
Cuando en el año 1986 empecé a Acompañar a mi primer;pacienre en Sao
Paulo, había tan sólo un libro publicado sobre el tema (Mauer y Resnisky,
1985}. Por lo demás, circulaban algunos artículos inéditos y con poca rele-
vancia teórica, por lo general escritos por Acompañantes Terapéuticos más
bien novatos que,. más que transmitir unos conocimíentos adquiridos, parecían
buscar compensar con la escrita la precariedad de los programas de formación
y bibliografía.
Los supervisores (única referenc~a de cierro saber) solían ser terapeutas de
orientación psicoanalítica con experiencia en el tratamiento de pacientes psicó-
ticos en recursos abiertos {hospitales de día, etc.}, pern que no habían traba-
jado específicamente como Acompañantes Terapéuticos.
En el año 1989 el Equipo de Acompañantes Terapéuticos del Hospital Día
"A CASA" hemos organizado el "Primer Encuentro de Acompañantes Terapéu-
ticos de Sao Paulo". Los trabajos entonces presentados forman parte del segundo
libm publicado (que yo tenga conocimiento} sobre el tema {AAVV., 1991 ).
Desde entonces, el cuenta gotas de las pubJicaciones intensificó su goteo)
aunque hasta la actualidad ese goteo nunca llegó a ser un chorro, aunque quizá
empieza a ser un hilo.
Estos señalamientos apuntan a una todavía importante precariedad teórica
en lo que respecta a la Clínica del Acompañamiento Terapéutico; precariedad
que parece derivada de su corto tiempo de existencia, de que todavía hoy en

11
I.EONEL DOZZA DI: MENDONyl INTRODUCCIÓN

día hay relativamente pocos Acompañantes Terapéuticos con una larga trayec- lico, ni al reconocimiento de la otredad, ni al sentido del humor, ni a disfrutar
toria en este campo, y también de que esta práctica parece resistirse en mayor de una sexualidad "pleni', etc.
medida a la conceptualización, y ello quizá debido a sus bordes difusos (por Algunas investigaciones .recientes también apuntan a un su.Jeto psicótico no
ejemplo, entre lo clínico y lo cotidiano), a tal punto que en sus comienws al necesariamente condenado a tener que tomar medicación psiquiátrica e1 resto
Acompafiante Terapéutico se le denominaba "Amigo Cualificado". de su vida (ver May, 2005).
Además, la dificultad para teorizar sobre esta práctica parece deberse a que Entonces no existe, o no es viable, un estudio de la psic.osis (y su recupera-
por lo general las ofertas formativas y publicaóones psicoanalíticas (y no psicoa- ción) por sí sola, porque ese objeto de estudio "no existe" como entidad aislada,
nalíticas) sobre clínica dan por sentado que la intervención se llevará a cabo en y menos aún en una investigación que pretende hablar del psicótico desde la
un espacio físico delimitado de tratamiento y rehabi litaóón, en el cual el tera- perspectiva de su cotidianeidad hogareña y comunitaria.
peuta administra una serie de variables del encuadre. El objeto de estudio existente es el vínculo, el psicótico en su contexto histó-
Así que esos bordes difusos, junto con ese desplazamiento hacía la comu- rico, cultural, comunitario, familiar, de tratamiento y con todas las (im}posi-
nidad y el c.ontexto familiar-hogareño del paciente, van a producir sobre todo bilidades de inclusión y exclusión que ello conlleve.
en un primer momento cierto "'desco1oque» en cuanto a pensar la clínica, Ja Y resulta que el Acompaftamiento Terapéutico trata justamente de trans-
actitud profe.sional, eJ encuadre, qué es una jntervenciónJ cómo intervenir, formar y ampliar las posibilidades de inclusión en el seno mismo del proceso
cómo conceptualizar, etc. de transformación permanente de ese objeto de estudio que es la "psicosis en
A su vez, ese "descoloque" y esa precariedad son los que permiten, impulsan su contexto".
e incluso exigen una potencia creativa) eJ tener que ''inventar" clínica y teoría~ No sería equivocado deór que los Acompafiantes Terapé)'!ticos (así como
deconstrnir el conocimiento instituido y cuestionar lo supuestamente sabido todo trabajador comunitario) son los prinópales testigos y promotores de un
sobre todo cuando ello ya no da cuenta de los fenómenos con los que se sujeto psicótico "en permanente construcción histórica''\ con unascapac.ídades
encuentra el Acompanante Terapéutico. desconocidas para un gran número de psiquiatras, psicoterapeutas, psicoana-
Por lo tanto, estas especificidades del Acompafiamiento Terapéutico listas, etcétera (independientemente de su teoría de base).
requieren, imponen y a la vez posibilitan otras teorizaciones y posiblemente Podría sonar contradictorio el que haya empezado destacando la precariedad
otros modos de teorizar; quizá imponen y posibilitan repensar a la psicosis teórica del Acompaftamiento Terapéutico para luego pasar a presumir de unas
misma ... porque cuando la psiquiatría del siglo XIX deda (y sigue dióendo) capacidades teorizantes tan potentes. Pero no hay en ello ninguna contradic-
que lo que hoy en día denominamos esquiwfrenia, a cada nuevo brote, siempre ción si se tiene en cuenta que tales capacidades teorizantes están por desarro-
cmsaba con deterioro y secuelas irreversibles, esa teoría sobre la esquizofrenia llar .. , al igual que están por desarrollar muchas capacidades en los psicóticos,
era correcta, pero era correcta justamente en función de las formas que tenían en sus familias y en aquellos que tratamos de tratarles.
de tratar a los esquiwfrénicos (encierro y posteriormente mediante el trata- Personalmente, el tema me interesa inmensamente y también me parece
miento moral y medicamentoso). importante justamente por ese optimismo que inspira y al que apunta {a dife-
Con la apertura de los hospitales psiquiátricos tradicionales, la puesta en rencia del pesimismo de la teoría del deterioro progresivo y la cronicidad estan-
marcha de estructuras intermedias_.. recursos comunitarios de tratamiento y reha- cada), así como por la gran dosis de libertad creativa que exige y permite en lo
bilitación, hoy en día conocemos a un sujeto psicótico con más capacidades que respecta a deconstruir y crear teo.rizaciones.
conductuales, cognitivas y psíquicas que las que se creía que poseía.
Hoy en día estamos en proceso de conocer a «otro"' sujeto psicótico, menos
residual, menos deteriorado, disociado, y desde luego menos condenado por
una supuesta estructura que le jmpone un deterioro progresivo sin retorno.
Incluso (y a diferenci:i de lo que dicen algunos en la actualidad) un psicótico
menos condenado por su estructura a no tener acceso al pensamiento sim bó-

12 13
CAPITULO l

DESARROLW EMOCIONAL PRIMITNO


EN WS ESCRITOS DEWINNICOTT

Algunas ideas de Winnicott acerca del desarrollo emocional pueden


emplearse a modo de fundamentos psicoanalíticos de la Clinj~a del Acompa-
ñamiento Terapéutico. En este sentido, hay por lo menos trci'¡:mntos de refe-
rencia; a saber:

l. Las anormalidades del desarrollo emocional tienden a bloquear el


proceso de constitución del aparato psíquico y predisponer a la psico-
tización del individuo.
2. El análisis de los cuidados maternos suficientemente buenos, en el desa-
rrollo emocional primitivo, puede servir como referencia a la hora de
pensar acerca de Ja intervención con pacientes psicóticos.
3. Muchas de las reflexiones clínicas de Winnicott brindan unas referen-
cias bastante cercanas a la práctica del Acompañamiento Terapéutico.
En este sentido, destacaría sus planteamientos acerca del encuadre,
dirección ambiental, manejo clínico, trabajo asistencial, objetos y fenó-
menos transicionales, el juego y el campo de la experiencia cultmal, etc.
Incluso cuenta el caso de una paciente que tras diez años de análisis
entró en un profundo estado de regresión a la dependencia, de modo
que '"yo visitaba a 1a paciente en su casa, y hasta ro-anejaba sus asuntos
y le compraba la comidi' (Winnicott, 1989a, 65).

Al enfatizar el papel de la madre sobre todo en las fases más primitivas del
desarrollo, Winnicott ( 1965, 49) advierte que al emplear la expresión "cuidado

15
LE0NEL D0ZZA DE MENDONc;:A DESARROLLO EM0OONAl PRIMITNO EN LOS ESCRITOS DE WJNNIC0TT

materno• se está refiriendo al cuídado recibí do tanto de la madre como del mlidad existencial" {goíng on beini), lo cual sienta las bases del establecimiento
padre. De todas formas, para un primer acercamiento haré una exposición en del sí-mismo primitivo'. ·
los términos que empleó Winnicon, es decir: centrando el análisis en la figura Cuando no hay un ambiente facilitador que sostiene los procesos de madura-
de la madre. AJ final de este capítulo "aparecerá" el padre y la función paterna ción, se produce el bloqueo o ruptura de la continuidad existencia/y la amenaza
{función específica, pem no exclusiva, del padre). de aniquilación del sí-mismo, debido a la emergencia de "agonías primitivas" o
Conviene advertir,. por otra parte, que en este capítulo h;ré una expoSidÓn "angustítlS impensables" (Wínnicott, 1989a, 114), estrechamente relacionadas
de la lectura que hago de los escritos de Winnicott, permitiéndome, cuando con las angustias psicóticas.
considere necesario, emplear términos e ideas que el autor no empleaba {como, La intrínseca relación entre procesos de maduración y ambiente facilitador
por ejemplo, "constitución del aparato psíquico"). hizo que Winnicort concluyera que "no podemos describir al bebé si no descri-
bimos el ambienté. (Winnicott, 1989a, 302). De ahí que propuso describir el
desarrollo en términos de dependencia respecto al ambienre 2•
l . 1.- Estado primario indiscriminado y fusionado

Los comienzos del desarrollo emocional se caracteriza funclamentalmente l .3- De la dependencia absoluta a la independencia
(aunque no exclusivamente) por el hecho deque el lactante no discrimina entre
mundo externo e interno. A este estado psíquico, anterior a la separación del yo Winnicotr {1965, 99-1 IO) plantea tres categorías de dependencia que
yel no-yo (melnot-me), Winnícott (1971b, 169) denominó "estado primario tendrán lugar en el desarrollo del individuo, siempre quléste no sufra un
fusionado". Aquí hay relación de objeto, pero no la percatación de relacionarse bloqueo significativo. Estas categorías son:
con un objeto no-yo," ... d concepto de objeto aú.n no tiene significado para a) Dependencia absoluta
el nifio, aunque éste experimente ya satisfacción al relacionarse con algo que b) Dependencia relativa
nosotros vemos como un objeto»_ {Winnicott, 1964,33). c) Hacía la independencia

l. 2- Procesos de maduración y ambiente facilitador a) Dependencia absoluta

La expresión "procesos de maduración" hace referencia a "una tendencia Sobre todo durante las primeras semanas después del parto, debido a su desva-
innata al crecimiento y la evolución personal" (Winnicott, 1989a, 234), es limiento fisico y psíquico el lactante se encuentra en un estado de "dependencia
decir: a procesos innatos que conducen a la constirnción del aparato psíq,üco absoluta", o "doble dependencia", respecto al ambiente físico y emocional.
(represión primaria, sistemas consdente e inconsciente~ sepa.radón deJ no-yo En este contexto el neonato todavía no puede organizar defensas inrrap-
y el yo, integración del Yo, ere.). síquicas adaptativas, de modo que sólo puede beneficiarse, o sufrir las conse-
Sin embargo, esta tendencia innata al crecimienio y la evolución no garan- cuencias, según la provisión ambiental sea satisfactoria o no (cf. Winniwtt
tiza ningún resultado en este sentido. La actualización de los procesos de madu- 1987b, 213).
ración depende de un ambiente facilitador satisfactorio, que consiste en una
adaptación activa a las necesidades dd lactante.
1. Según Stem, el sí-mismo es "la experiencia subjetiva organizadora de todo lo que más tarde
En las primeras etapas del desarrollo el desvalimiento físico y psíquico del será designad.o Yerbalmente como d sí-mismo. Esta experiencia subjetiva organizadora. es
lactante demandan un ambiente facilitador que se adapte casi el cien por cien d equivalente preverbal. -existendal, del sí-mismo objccivable, autorreíler.fvo, verbal.iz.:a.ble".
a sus necesidades. Cu"!'-do esta adaptación es efectiva los procesos de madu- (Srern, 1985, 21).
2. A su vez, veremos que no es posible describir la estructuración y m:a:nifesraciones ps:icodi-
ración se van convirtiendo en lo que Winnicott (1965, 53) denominó "conti-
mímicas de 1a psicosis sin descrihir a] ambiente.

16
DESARROLLO EMOCIONAL PREMITIVO EN LOS E5CIU1DS DE WINNICOIT
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A

mayor autonomía, o sea: pasa de la dependencia absoluta a la depen-


La expresión "dependencia absoluta'' viene a significar que la continuidad
dencia relativa4 •
existencial del lactante depende de forma absoluta de la adaptación y provi-
sión ambiental. Por otra parte, conviene diferenciar entre lo que se observa y lo
Fundamentalmente, éstas son las características de la preocupación maternal
que (se supone que) le pasa al lactante. Si la dependencia absoluta es un hecho
primaria que posibilitan atender las necesidades del lactante y así sostener los
evidente para el observador, a su vez d lactante todavía no es_ capaz de perca,
procesos de maduración que conducen a la dependencia relativa.
tarse de esa dependencia.
Se trata de "un estado que podría describirse simultáneamente como de inde-
b) Dependencia Relativa
pendencia absoluta [desde la perspectiva de! lactante] y dependencia absoluta
[para el obsenrador]" (Winnicott, 1958, 227, corch. LDM). La expresión
Si en la dependencia absoluta el bebé no se percata de la dependencia,
"doble dependencia" hace referencia a esta simultaneidad entre la dependencia
resulta que la capacidad para percatarse de la dependencia respecto a la provi-
absoluta y la falta de percatamiento por el lactante'.
sión ambiental será el facror decisivo que marcará el fin de la fase (teórica) de
dependencia absoluta y e! inicio de la dependencia relativa.
Para poder atender las necesidades del lactan te y así sostener sus procesos de
La diferenciación del yo y el no-yo, fumo con los comienws de la capacidad
maduración (apoyo yoico}, la madre tendrá que entrar en un estado emocional al
representacional y de comprensión intelecrua!, posibilitan al bebé percatarse de
que Winnicott (1958, 405-412} denominó "preocupación maternal primaria".
la provisión ambiental y relacionarla con sus necesidades e impulsos personales
En términos generales, este estado emocional se caracterjza por:
(cf. Winnicott, 1964, 190s; Winnícott, 1965, 104s; Winniq)tt, 1938, l65ss).
En este contexto el lactante va adquiriendo una creciente capacidad para
• Una sensibilidad exaltada en lo que se refiere a las manifestaciones de su
representar su universo relacional {representación mental de la madre, el
bebé. Dicha sensibilidad es especialmente intensa al final del embarazo
recuerdo de que la frustración sólo dura un tiempo determinado, etc.}, y con
y en las primeras semanas después del parto.
ello va desarrollando recursos psíquicos para tramitar las fallas ambientales.
• Gran capacidad para identificarse con el lactante sin perder la propia
El eje de la tarea materna, que consistía en una adaptación casi absoluta,
identidad, y así reconocer y ;>.tender sus necesidades a través de una
ahora se desplaza hacia una desadaptación gradual a las necesidades del bebé,
comunicación físíc.a y silenciosa.
sin la cual esre último no podría seguir desarrollando sus capacidades {ver
• Disponibilidad para deshacerse temporaríamente de otros intereses
1.5.2 infta).
personales y dedicar un interés y devoción casi absolutos a su bebé.
El percatamiento de la dependencia instituye además otro cambio funda-
• La madre se vuelve emocionalmente más vulnerable, aunque esto
mental. Si en la dependencia absoluta la comunicación dependía casi exclu-
muchas veces no se adviene debido al círculo de protección que se
sivamente de la devoción e identificación emocional de la madre, a partir del
organiza alrededor suyo (el marido, su propia madre, la familia en
enlace entre las necesidades personales y la provisión ambiental ya es posible
general, etc.).
observar la creciente (aunque oscilante) capacidad del bebé para comu-
• Si no fuese por el hecho de! embarazo y la existencia del bebé, podría
nicar sus necesidades a través de señales, tales como la expresiones faciales,
compararse la preocupación maternal primaria a un estado enfermizo J
sonidos, gestos, ere. (cf. Winnicott, 1965, 57s; cf. Stem, 1985, 164). Se va
(replegamiento, episodio esquizoide, tendencia al incremento de las
estableciendo un sutil y complejo código comunicacional en el cual el bebé
ansiedades paranoides}. Por lo general, poco a poco las madres se recu-
peran de esta •enfermedad* en la medida en que el bebé conquista una
4. Sobre todo los Acompañantes Terapéuticos de padentes con patolog(as: graves suden expe-
rimentar y manifestar alteraciones: emodonaJes slgnificalivas y en cierra medida similares a
3. Por analogfa podría pensarse aquí en aqudlos pacientes psicóticos graves que depende□
la preocupación maternal p.flmarla. De ahí que~ al "iguai" que la madre, el Acompafiame
de form:a. casi abs.olura de los cuí.:hi.dos externos, y que sin embargo -actúan como si fueren
debe contar con un círculo de protección (equipo, supervisor, etc.) que contribuya a que
completamente independientes. Si se le-s qulta ta. provisión :ambiental, el derrumbe puede
ello no se convierta en un estado mórbido y reslstencfal
llegar a ~r catastrófico.

18
!9
LE0NEL D0ZZA DE MEND0Nc;:A DESARROLLO EMOO0NAL PRIMITIVO EN LOS ESCRITOS DE WINNIC0IT

tendrá que arreglárselas para comunicarse con la figura materna en cuanto l. 4- Necesidades yoicas y cuidados maternos
fenómeno no-yo. ·
En definitiva, aquí la dependencia es relativa debido a que el bebé empieza Según Winnicott {l987a, 59), en el recorrido que va de la dependencia
a disponer ele una serie de recursos psíquicos y comunicacionales, de modo absoluta a la dependencia relativa, las tres principales rareas del desarrollo, son:
que la relación ya no depende de forma tan extremada de la identificación y 1) Integración del Yo
adaptación activa de la figura materna. 2) Establecimiento ele la psique en el cuerpo {residencia o integración psico-
' somárica)
e) Hada fa independencia
3) Establecimiento de relaciones objerales

Aunque esta fuse sigue hasta la vicia adulta (dacio que no se puede hablar Estos logros se corresponden, de forma aproximada y respectivamente, con
de una madurez e independencia plenas), interesa señalar los logros del desa- las tres principales funciones de la figura materna, a saber:
rrollo que marcan sus orígenes. I) Sostenimiento (holding)'
Si se tratara de establecer una línea teórica divisoria entre la etapa anterior 2) Manipulación (handling) o asim,ncia corporal
y ésta, dicha línea se encuentra en el momento teórico en que puede darse 3) Presentación de objeto (object-presenting)
por concluida la constitución del aparato psíquico. En otros términos: el niño
logró alcanzar la condición de individuo (separación del no-yo y el yo, inte- Vistas en conjuntol estas tres funciones constituyen lafan~ión yoka auxiliar
gración, etc.), con un mundo interno poblado de representaciones y fantasías a través de la cual la madre brinda un ambiente facilitador qi).e se adapta a las
(institución ele la represión y de[ inconsciente), una organización yoica capaz necesidades del lactante (Winnicott, 1989a, 113).
de organizar defensas adaptativas y prescindir cada vez más de la función yoica
ejercida por la figura materna. l) Sostenimiento
Sin embargo.,. esta línea divjsoria es un recurso teonco. Sobre todo al
comienwl en diferentes i:riomentos d níño oscila entre avanzar hacia fa inde- En la dependencia absoluta las necesidades del lactante son fundamental-
pendencia y regresar a estados de mayor dependencia, sobre todo en situaciones mente físicas (corporales y fisiológicas). Ello no significa que el neonato no
ansiógenas. La capacidad de la madre para captar y tolerar estas oscilaciones posee una psicología, sino que el cuidadofisico equivale J se yuxtapone al cuidado
resulta fundamental, dado que la seguridad de poder regresar y ser sostenido psicológico. El lactante sólo puede recibir el amor materno a través de muestras
permite al niño arriesgarse en sus incursiones hacia una realidad en la que se físicasdeesteamor (d. Winnicott, 1957, 144; DavisyWallbriclge, 1981, ll8}.
encuentra más desamparado.
En lo que se refiere al sostenimiento füico, podría diferenciarse dos modali-
La instauración de los procesos de integración y del mundo interno, entre dades: el ambiental y el corporal.
otras cosas, permite al niño establecer intercambios afectivos (proyección e En el sostenimiento ambiental la madre organiza el entorno con el objetivo
introyección) y relaciones con círculos sociales cada vez más amplios (personas de evitar estímulos que puedan amenazar la continuidad existencial de su
cercanas> escuela., grupos_, instituciones). De esta forma., eJ niii.o o adulto ~se bebé (ruidos, golpes, iluminación, temperatura, etc.). Se trata de proveer un
halla en situación de vivir una existencia personal satisfactoría al mismo tiempo ambiente sostenedor {o "encuadre") que protege al lactante de situaciones en
que se ve envuelto en los asuntos de la sociedad" (Winnicott, 1965, 109s}. Esta las que ne¡esite reaccionar a la intrusión de estímulos ambientales.
ampliación de los círculos sociales pasa por los procesos interactivos e intrap-
síquicos relacionados con la transicionalic!ad (ver 1.6 in.fa). 5. Lo, traductores al espaiiol deDavis y Walbridge(1981) sugieren traducir "h,,/ding" por "amparo",
en parte debido a que el término "sostén" puede llevar al equívoco de teners:e en cuenta sólo
d aspecto flsico del sostenimiento. De todas formas, en ca.s1,dlano nos- hemos aoosrumbrado
a "sostenimiento'" en las traducciones de los libros de Winnícott, de modo que empiearé este
término.

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21
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A
DESARROLLO EMOClONAL PRIMITIVO EN 105 ESCRITOS DE WlNNICOIT
"
En 1~ que respecta al sostenimiento corporal, con el nacimiento el neonato
pasa _de la era pre-gravitatoria a la gravitatoria, pasa de ser amado desde todas la continuidad existencial del lactante, enriquece la relación con experiencias
las d1recc1ones [sostenido en el útero) a ser amado sólo desde b · ¡ •d placenteras. Ello facilita la creciente integración entre la psique y el soma, lo cual
¡ b • . a ªJº sostem o
en os raros] {Wmnicott, !988, 184, corch LDM) De ah,' q ¡ r 11 constituye el fundamento del Yo-cuerpo y de la diferenciación del yo y el no-yo.
• .fi . · • ue os ra os
sd,igm . cat'.vos e~ esta modalidad del sostenimiento pueden generar la angustia Por otra parte, al no necesitar reaccionar ante la intrusión del ambiente,. se esta-
e caida mtenmnable. blea:n las bases para lo que será una relación de confianza con la realidad externa.
Cuando el lactante es sostenido adecuadamente, su psique puede "al · ,,
en el d J d ¡ oprse 3) Presentación de objeto
. cu~:po e ama re, agrando constituirse como unidad antes de que la
mtegracmn sea un hecho intrapsíquico relativamente estable L b
d f· 1 b • . acostum re La función de presentación de objetos hace referencia a la format cómo la
e a¿ar a os ebés parece tener que ver con la importancia de proporcionarles
e st a integración no integrad.a". madre presenta el mundo y a si misma a su bebé, teniendo en cuenta su condi-
ción psíquica y necesidades yoicas cambiantes a lo largo del desarrollo. Se trata
2) Asistencia corporal de presentar a los objetos de modo que esta presentación facilite el estableci-
miento de relaciones objetales, es decir: los procesos a través de los cuales la
La manipulación, o "asistencia corporal" (Davis y Wallbridge 1981 199) realidad externa se hace psíquicamente significariva para el lactante. En términos
es una modalidad d e1sostemm,enro
· · '
que hace referencia a los cuidados 'cor o-' generales, podría definirse este aspecto del cuidado materno en términos de
rales que la madre brinda al lactante al bañarle cambiar los pan-al es, amaman-
p dosificación y constancia. ·,.
i
tar1e, acamoda.rJe en 1a cuna.,. etc. En lo que se refiere a la dosificación, en primera insraniia el lactante no
Al comienw el Yo "es sobre todo una esencia-cuerpo" (FreLtd 1923 27) posee recursos yoicos para tramitar las frustraciones y hacer frente al principio
fundamtalen 1:1-ente d ' dadelas sensaciones provenientes de 1a
enva 'superficie
' ' de realidad. Debido a su condición psíquica establece fundamentalmente rela-
corporal. Pamendo del estado primario fusionado la p,.el .l . ~ ciones con objetos que se encuentran bajo su ilusión de control omnipotente
. d l' . ' sera a pnmera rere-
renc1a e imneydiferenciaciónentreelyoyelno-yo (verügden 1989 61 (ver 1.5.1 infta).
1~2s). _En est~ ~ontexto, eI término «integración» hace referencia' ah i~te ::~ En este contexto la madre presenta el mundo al lactante de modo que
c10n psicmomattca, ?"~onalización o residencia de fa psique en el cuerpo (Wi!ni - éste pueda crear y mantener esta ilusión de control omnipotente, -dado que Ja
cott, l965, 69; Wmmcott, 1989a, !40ss). imposición prematura del principio de realidad produciría una reacción ante
';1
igual ~ue en el sostenimiento, la asistencia corporal no es sólo una cuestión la intrusión del factor externo. A la figura materna le corresponde reconocer
de tecrnca,_ :moque depende de aquella sensibilidad adquirida en el estado de (intuitivamente) los límites y posibilidatdes de su hijo, y no imponerle exigen-
preocupac10n maternal primaria. La personalización depende de "l 'd d cias (principio de realidad) a las cuales no puede hacer frente.• ... al presentarle
delam d d ¡ fi acapac, a al niño el mundo en pequeñas dosis, vale decir, al adaptarse a las necesidades
a r~, ~ e a gura materna, para sumar su par tidpación emocional a
la que es ongmalmenre física y fisiológica" (Winnicott 1989 315· cf. S yoicas del bebé, la madre le da tiempo para que amplíe sus capacidades, con el
1985, 25 Is). , a, , . tern, desarrollo que trae la maduración". (\Vinnicott, 1989a, 95).
, Este principio de "presentación del mundo en pequeñas dosis'' puede apli-
l fiEn el ámbito de situaciones cotidianas, desde su participación emocional
a gu~a materna se ocupa, por ejemplo, de controlar la temperatura del agua carse a varios aspectos del cuidado materno a lo largo del desarrollo. En la
contn uyendo a que el baño resulte una experiencia placentera Al b' ' dependencia absoluta la madre evitará que demasiadas personas cuiden a su
1 -al ·d , . cam 1ar
os p.a~ es, c~1 ara para que estos no estén demasiado apretados, ni sus manos hijo, debido a que "sabe» (siente) que éste necesita un ambiente relativamente
d emasiado fnas, etc. estable y sencillo. En la medida en que el desarrollo avanza, la madre dismi-
Es decir, que a través de su "técnica'' de asistencia corporal la madre realiza nuye este círculo de protección y permite la ampliación y complejización del
dos tareas fundamentales: a la vez que evita la intrusión ambiental y protege ambiente humano y físico del bebé (ver otros ejemplos citados por Winnicott,
en Davis y Wallbridge, 1981, 127ss).
· 22
DJlSARROlLO EMOCIONAL PlllMITIVO EN LO.S ESCRITOS DE \VJNNICOTf
LEONEL DOZZA DE MENDONy\

~
Debido a que la expresión adapuu:ión II las neeeiidades ¡oú:as puede y suele
E! lactante
... sólo puede Sc:icar provecho de esta dosíficacmn ., s1. la misma
. va ser objeto de malentendidos, tanto en d. ámbito del desarrollo como de la
aoompanada por !a romtllncia-en d tiempo, espacio y cualidad- de los cuidados clínica, conviene tener en cuenta que adaptarse a las necesidades yokas no es
maternos. lo mismo que satisfucer a las demandas pulsionales,
• la comt1tnci1t en el tiempo es fundamental sobre todo en la medida en u
el ,lactante
~ no cuen!"a con Ia eO mtancia· det ó b7eto
• en cuanto representad6n q e
pstq~u:a. _Para e--ubl~cet relaciones objetales significativas y acceder a la cons- 1.4.1-Necesidades del Yoy demandas pulsionales del Ello
tancia ob¡etal, necesm, la constancia de la presencia física de la persona d 1
que depende (cf. Winnicott, 1971 b, l3 ¡ ). e a La diferenciación y relación entre necesidades del Yo y demandas pulsio-
A la cor.:sr~ncia de esta presencia física en el tiempo hay que agregarle la nales del Ello es una refetencía fundamental en los textos de Winnicott acerca
ronsrana_a ~ Id cual,,lid delos cuidados maternos. En este sentido' Winnicott del desarrollo y la clínica.
hace la Slgmente, advertencia: "Ello no significa que un beb,e de pocas semanas En una carta Wlnnkott (1987b, 248s) manifesró cierta insatisfucdón hacia
corun.ca
'• J a la madre
• como lo hará a los seis mes~º = o ª"! ª•n'o.,nospnmeros
E 1 . sus coiegas de la Sociedad Psicoanalitka .J:!-ríclnica, quienes hadan referencia casi
á1as, o que percibe es la pauta y la técnica del cuidado mater!1o, y también el exdusivrunente a la provisi6n ambiental que satisface o fuisrra las demandas
detalle de sus pezones, I:,_ forma de sus orejas, la cualidad de su sonrisa e! al ¡:mls.ionales del Ello. Esta posición crítica se basa en la idea según la cual sólo
ydo!ordesuallenton.(Wínnkott, 1957, 143)', ' e or "-bajo condidones de adecuadón del ego [Yo] que !os impulsos del id [Ello],
'.º
d En planteado inrere~a señalar que la constancia de la pauta y la técnica sean satisfecho¡; o frustrados, se convertirán en experienci~ dd indl-viduo".
epen~e~ de la constancia de fa cualidad afectiva {preocupación maternal {Winnicott, 1965, 296).
pnmana,,- Una madre que constantemente cambia de humor y actitud En las primeras etapas del desarrollo, estas "condídones de adecuación dd
- : ' ?..
puede bnndar el mar~ "encuadre necesario para la constancia objeta!, no
Th •
ni e,¡,o' todavía no es un hecho intrapsíquico, sino algo proporcionado por una
tamp°:o c,erta preoecibihaad de la conducta ambiental. Winnicott ( 19876, provisión ambiental que brinda apoyo yóico. Sólo en este conte.>:to de sostén
~34) dice_ q~~ d ,p-eor npo de quehacer materno es aquél en que predomina la el lactante "puede empezar a existir y a tener experiencias dei cllo~ (Winnicott,
1m~redec1hb1lb1d~ud, a ,tal punto que el lactante ni siquiera puede predecir que el 1958, 292; cf. ibídem, 411 ), así como las correspondientes experiencia de satis-
atntll,,nte a ra e rallar, facción y frustración de lo pulsionol.
' , En loq~esereliereal espacio, cabe tener en cuenta la constancia del ambi~te La crítica de Winnkott a la descripción psicoanalítica tradicional consiste
fimlco. Ab~ui pod?a mencionarse a lo¡; objetos tr:msicionales y demás elementos en que, en ésta, se daba por sentado el cuidado materno que atiende a las nece-
d e am iente
, . 'ficat1vos
fls1co,, que poco ,a: p oco se h acen Sigm . paca el lactante sidades dd Yo. Con dio se estaba eludiendo aqudlo que sostiene, y en que se
aunque este todavia no se pe=te de dio. , sostiene, lo pulsíonal. En un apartado titulado "Necesidades dd ego y necesi-
E~ síntesis, "es esencial la continuidad (en eltíempo) del ambiente emo . al dades del id"', comenta que: "Debo poner de relieve que al hacer referencia a la
,1
e~:enor de_ determi~ack-.s dementas del medio flsico, ta!es como el c~o7os satisfacción de las necesidades del niño excluyo la satisfacción de los instintos
o ¡etos ,ran~iooP.ales. (Winnicott, 19716, 31). (pulsionesj. En el terreno por el que ahora se mueve mi examen [o sea: el de la
e ~ ,térm1~os- generJes, éstas son las necesidades yoirns impuestas por la dependencia absoluta][...¡ los instintos pueden ser ran externos corno puedan
tn~c,6n ~qmca del lactante en las primeras etapas del desarrollo emocional serlo los truenos o los golpes. FJ ego de ia criatura está haciendo acopio de fuer,a
a a ~ptac•~.n a estas_necesidades a través del sostenimiento, asistencia cor or~ y, por consiguiente, acercándose a un estado en que las exigencias del id serán
y p'.""e~tacion de ob¡etos, facilita el desarrollo gradual de la integració p percibidas como patee del ser [._,] Al producirse esca evoíud6n, la satisfacción
nahzacrón (o residencia de la psique en el cuerpo) y relaciones objer;:,:erso- del id se convierte en importantlsimo reforzador del ego, o dei ser verdadero".
(Winnicott, 1965, 171, corch. LDM; cf. ibidem, 37ss).
Desde una (r;,)lectura global de los textos de Winnicott, considero que le
6. Se ha demosrr.ado o:peri,memaimente que los bebés de rre. dfas son ca.pa,::):.!S de recono,;;,e el
olor Je la leche de susrespectms madres (Stem, 1985, 59, 72ss). r
25
LEONEL DOZZA DE MENDONc;:A DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITIVO EN LOS ESCRITOS DE WINNtcOTT


preocupaba en t¡Hé términos ,re estaba describiendo las primeras etapas del desa- Ademá.,. sobre rodo en casos de patologías graves y de psicosis observamos
rrollo; y parece proponer una díforendadón entre el lenguaje de las pulsiones, la manifestación compulsiva, impulsiva y anárquica del.o pulsionaL Diría qt'.e
y el lenguaje ,1,, L,is necesidades del Yo. se trata de pulsiones sin sujeto, en d sentido de que lo pulsíonal no se halk ba¡o
Quizá fue en su trabajo titulado "Los elementos masculino y femenino escin- el amparo de una organización yoica que lo sujete. .
didos que se encuentran en hombres y mujeres", en donde Wínnicott (1989a) E~ términos clínicos, no se trata tanto de intervenir parn que el paciente
hizo su aportación definitiva sobre esta cuestión. En este sentido, diferenció logre una elaboración intrapsíquica del"". vicisitudes .d~,lo pul~íona;,:ino de
entre la relación de objeta del elemmtu femenino puro, y la relación de objeto del brindar (por lo menos en primera instancia) una provmon ambienta, v •po}:'
ekment& masculino puro. ynico que sostenga, module, acote u oriente lo pulsionaL Ello suele contr_1bmr
El elemento femenino puro se refiere al tipo de relación en que la madre se a la disminución de las angustias y sintomaroiogfa derivadas de las puls1ones
identifica a modo de fusión parcial con el bebé. Esta configurad6n ambiente- sin sujeto {ver cap. 7).
individuo sostiene el sentido de ser {sense ofbeing, sel/). Pero, para ser, el lactante
necesita una madre que es, es, decir: que se adapte a sus necesidades yoicas.
En lo que se refiere a este elemenrc femenino puro (teórico), la relación de 1.4.2-Adaptación ver,us satisfacción '
objeto nada tiene que ver con lo puísional (cf. ibfdem, 219). ""A decir verdad,
es posible satisfacer un impulso oral y crm ello vi9far la función del ego de la L,,. diferenciación y relación entre necesidad yoíca y demanda pulsional
criatura[...]. La satísfuccíón obtenida en la actividad de nlllrkión puede, de implica diferenciar y relacionar las nc..::íones de adaptaciém ffatisf~n, así
hecho, constituir una seducción y resultar traumática cuando el bebé no se como de no adaptación y frustración. Res¡,-ecro a las né'<:".esrdaae, yrncas p~ede
halla al amparo de la fonciona!idad del ego". (Winnicott, 1965, 67; cf. Stem, haber adaptación O no, "y el efecto no es el mismo que el de la sausfacc10n o
1985, 25 ls). frustración de un impulso del ello". (Winnicott, 1958, 406). .,
En este tipo de seducción mrnmatizante hay una figura materna que hace (o Sobre mdo en la dependencia ahsohrm, los fallos sígnílicatívos de adap;ac~on
sea, que atiende ,Jas demandas pulsionales), pero no es (no brinda apoyo yoico}. a !as neeesidades yoicas generan una reacción a la intrusión (impingemen:!· Esta
Cuando Winnkott esmbloce la diferenciación entre la relación de objeto de reacción ímerrumpe la continuidad existencial y provoca, no la hustracion y el
los elementos femenino '/ masculino puros, lo que hace es emplear un recurso odio, sino la emergencia de angustias primitivas, como puede ser la amenaza de
re6rico pa..ra diferenciar y a la vez relacionar dos niveles simultáneos de relación. aniquilación del sí-mi-.smo (e[ Winnicott, 1958, 409; Wirmicort, l 988, 180ss},
. "En el extremo, descubrí que estaba examinando un conflicto esencial de los El !acrante es "un ser inma.ruro que en todo momento se halla al borde de u/'1'1
seres hum'111os, que debe operar en fecha muy temprana: el que existe entre a;wustia imxmcebible" (Winnícutt, 1965, 67), la cual amenaza con aniquilar su
ser el objem que también tiene la propiedad de ser [elemento femenino]. y, co~tínuidad existencial (cf. Stern, 1985, 243ss). A~'lte la fui.la de adaptación Y
en contraste con dio, una confronración con el objeto que implica actividad la emergencia de la angustia impensable, ia posibilidad de "defendersé' puede
y relación de objeto basada en el instinto o moción [elemento masculino}". consistir en reocciunar con la "suspensión del proceso de desarrollo y fa ps1cos1S
{Wmukott, 1989a, 23!; rurch. LDM) ínfantíf'. (Winníoott, 1964, 190).
A modo de conclusión, diría que el lenguaje de las necesidades yoicas es un Aquello que posteriormente serán defensas ndaptotívn, intrapsfquicas'. en _este
m(Jmentó teórictJ anterior al lenguaje de las pulsiones. momento del desarrollo corresponde describir fundamenrnlmente en termmos
Este enunciado teórico tiene sus correlatos en la práctica. Si la madre satis- de adaptación activa por parte de la figura materna ..?esde esta pers~ecuva,
fuce lo pulsional sin brindar apoyo yoic.o, entre otras cosas ello predispone a que el término ''sostenimiento"' "gnifica que la adapr.acmn materna s_osttene el
el individuo se desarrolle sobre la base de un sí-mismo falso. Hasta puede llegar psiquismo del bebé. En el extremo, se tra,a de atender la necesid~d imperiosa
a hacer cosas e incluso adaptarse socialmente, pero sin sentírsé real, dado que el de mantener la angustia impensable a raya. .
elemento masculino {el que hace, lo pulsional) "no resulta satisfacrorio para la Por o«a parte, ranto la frnsrradón como la satisfacción de lo pulsional
identidad inicial, que necesita un pecho que es, no uno que hace» (ibídem, 218). pueden cumplir un papel importante en el desarrollo primitivo, que cons1ste

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LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A
DESARROLLO EMOCIONAL PRIMillYO EN LOS ESCRITOS DE ;:.1NNICOIT

en empezar a ''educar al niño con respecto a 1a existencia de un mundo (cque Debido a la amplitud y complejidad del tema, eludiré las complicaciones
no es él»". (Winnkott, 1965, 220).
relativas al uso del biberón, los problemas derivados de anormalidades flsicas
Desde la perspectiva del lactante, el término "frustración" sólo tiene sentido o fisiológicas en el lactante o en la madre, así como aquellos casos en que no es
cuando hay una organización psíquica capaz de percatarse de la dependencia. la madre biológica la que da el pecho {ver Winnicott, 1957, 147-153; Winni-
El percatamiemo genera expectativas hacia el objeto, y la frustración se produce cott, 1988, 40ss}.
cuando la conducta del objeto no corresponde a tales expectativas. En. este
momento teórico el lactante "aprende" a odiar al objeto que frustra (cf. Green,
en Winnicort y otros, 1977, 15}, y a partir de aquí el odio será un "ingrediente" l.5.1-Ilusión
esencial para el desarrollo normal (desidealización), y también para el patoló-
gico (ver próximos apartados}.
Para describir los comienzos del proceso de ilusión, Winnicott formuló el
concepto de "primera lactación teórica"', que "está representada por la suma
Winnícott también reconoce el papel positivo de !a faUa de adaptación, de las experiencias tempranas de muchas lactaciones" {Wínnícott, 1988, 152).
siempre que ésta no sea excesiva y pueda ser reparada a tiempo. "La primera En la primera lactación teórica todavía no hay material mnémico o un
organización del yo procede de ia experiencia de amenazas ·de aniquilación universo representacional que posibilite la alucinación {ct. ibídem, 148). Aquí
que no conducen a la aniquilación y con respecto a las cuales hay recuperación el hambre saca al neonato de un estado "calmó' y produce uno "excitado"
repetidas veces. Partiendo de tales experiencias Ia confianza en la recuperación (ibídem, l 45ss), es decir: la expectativa de encontrar "algo", en "algún lugar,
comienza a ser algo que lleva a un ego y a una capacidad del yo para enfren- que elimine su displacer. Si hubiera material mnémico aluci¡prfa a un objeto;
tarse con la frustración". (Winnicotr, 1958, 409s).
pero como no hay objeto al que alucinar ie produce más bien "una dirección de
Sobre todo en la medida en que el desarrollo avanza, el bebé necesita que la la expectativa que un objeto en sí' (Winnicott, l 958, 227); de ahí que "algo"
figura materna empiece a "fallar"; es decir, a disminuir el grado de adaptación. y "algún lugar" aparecen entre comillas.
El interjuego de esta doble tarea del cuidado materno (adaptación y desa- Esta situación constituye el fundamento del concepto de "creatividad
daptación) constituye la base del proceso de ilusión-desilusión. Dicho proceso primaria" (Wínnicott, 1988, 159). Desde el comienzo el neo nato está dotado
depende fundamentalmente del grado de adaptación a las necesidades yoicas. con la capacidad para establecer relaciones con objetos subjetivos y crear algo
Sobre esta base, las satisfacciones y frustraciones pulsionales también juegan sobre la base de esta "dirección cle la expectativa".
un papel importante.
De hecho, la ilusión de haber creado el pecho, o pezón, sólo será posible
tras la primera lactación teórica, cuando haya material mnémico que posibilite
la alucinación. Este material mnémíco será proporcionado por las impresiones
1.5- El proceso de ilusión-desilusión
sensoriales asociadas a la primera lactación teórica (cf. ibídem, 152). "El bebé
eventualmente tiene la ilusión de que ese pecho real es exactamente el resul-
El proceso de ilusión-desilusión tiene lugar en el contexto de las relaciones tado de la creación surgida de la necesidad, la avidez y los primeros ,mpulsos
interpersonales primerizas que sostienen el establecimiento de relaciones obje- de amor primitivo. La vista, el olfato y el gusto se registran en alguna parte, y
tales y la constitución del aparato psíquico. Para describirlo conviene tomar después de un tiempo el bebé puede crear [mediante la alucinación] algo muy
como referencia la lactancia natural, dado que el"'pecho", o "pezón", es el primer parecido al pecho que la madre le ofrecé' (Winnicott, 1957, 145, corch. LDM).
objeto que la madre presenta al lactante. Por otra parte, Winnicott advierte En la primera lactación teórica, cuando todavía no hay objeto al que alucinar,
que: "Incluyo en el término !pecho materno] todos los cuidados matemos. se produce más bien una "alucinación sensorial" (\v'innicott, 1965, 176). Al
Cuando se dice que el primer objeto es el pecho, creo que la palabra "pecho" se hablar del principio de placer, en una nota a pie de página Freud ya advertía
usa para denominar la técnica de la crianza tanto como la carne real". (Winni-
que: "Es probable que [el lactante] alucine el cumplimiento de sus necesidades
cott, 1971b, 29, corcls. LDM).
interiores; denuncia su displacer~ a raíz de un acrecentamiento de estímulo y

28
29
LEONEl DOZZA DE MENDON(:lc DESARROLLO EMOCIONAL PR[M[TIVO EN LOS ESCRITOS DE WINNlCOIT


una falta de satisfacción, mediante la descarga motriz del berreo y pataleo, y (Winnicott, 1971b, 135), a partir de la cual la satisfacción de la necesidad de
tras eso vivencia la satisfacción alucinada» (Freud, 1911, 225, corch. LDM). alimento {y demás demandas pulsionales del Ello) puede reforzar el desarrollo
Luego se van esrabJeciendo conexiones entre esta satisfacción alucinada del Yo.
(sin objeto, mediante el berreo y pataleo) y el material mnémico acumulado a En lo que se refiere al establecimiento de relaciones objetales'. l_a, tarea de la
través de las experiencias reales de amamantación. Tales conexiones fondan la madre suficientemente buena consiste en posibilirar la yuxtapos1c1on entre lo
capacidad para alucinar (e( Stern, 1985, 149s). alucinado y lo real, o en confirmar las ilusiones y alucinaciones del lactante
Desde su adaptación activa la madre suficientemente buena presenta elpecho en convirtiéndolas en hechos.
el momento J' lugar adecuados, de modo que el neonato encuentra en la realidad Si es cierto que el lactante se encuentra desvalido, también lo es que la adap-
aquello que estaba d,spuesto para ser creado o alucinado. Desde la "perspec- tación materna le convierte en una especie de "dios omnipotente". Pero no hay
tiva» del bebé, este objeto encontrado y a la vez alucinado ha sido creado por ue confundir esta experiencia de omnipotencia, "con la omnipotencia, _que es el
él, es una extensión de sí mismo y se encuentra bajo su control omnipotente. ~ombre dado a una propiedad del sentimiento" (Winnicott, 1965, b6). Sólo
En este aspecto Winnicott critica cierras prácticas de enfermería que a "partir de esta experiencia inicíal de omnipotencia el bebé pue~e _wmenzar a
consisten en forzar al lactante a que tome el pecho, no ofreciendo las condi- experimentar la frustración, y llegar un día [... ] a tener el senum,ento de ser
ciones para que lo cree desde su prop,o gesto. " ... el bebé nÓ tiene necesidad sólo una partícula en el universo" (ibídem, 13 Is).
inmediata de la leche, hecho bien conocido en pediatría. El bebé que ha descu- En el ámbito de esta yuxtaposición entre lo al~~nado !, lo real se establ~;e
bierto el pezón, y cuya madre está accesible para ofrecerlo a su mano o a su el primer "vínculo" con la realidad externa; un vmculo a modo de umon
boca en el momento oportuno,. puede tomarse tiempo si es necesario~ para fusiona! (objeto subjetivo) entre el lactante y la madre. Aunq,;!f parezca co~tra-
1

empezar a succionar. Tal vez haya un período de masticación, y desde el prin- dictorio el ac.ceso a los atravesamienros del principio de realidad se constituye
cipio cada bebé ejecuta su propia técnica'' (\Vinnicott, 1988, 151 s). desde el 'proceso de ilusión. "La madre posibilita al bebé tener la ilusión de que
Es importante que el objeto sea presentado de modo que el gesto de apro- los objetos de la realidad externa pueden ser reales pata él, vale decir, pueden
piación provenga del lactante. Más allá de la satisfacción pulsional proporcio- ser alucinaciones, ya que sólo a las alucinaciones las siente reales. Para, que a
nada por la leche, está la necesidad (yoica} de establecer un contacto psíquico un objero exrerior se lo sienta real, la relación con él debe ser la relac1on con
con el objeto y crearlo. Del lado de la madre, importa destacar que con su una alucinación" (Winnícott, 1989a, 73).
adapración activa completa el gesto espontaneo (creador) del lactante. "El bebé "Sólo a las alucinaciones las siente reales": éste es el imperativo impuesto
dice (sin palabras, por supuesto}: "Tengo ganas de ..." y en ese preciso instante por la condición psíquica del lactante para que la realidad externa no resulte
fa madre viene y lo cambia de posición, o viene a alimentarlo, y el bebé puede Íntrusiva y empiece a hacerse significativa. . . . .
finalizar la frase: "... cambiar de posición, tomar el pecho, la mamadera, etc., Lo que abre el acceso a los atravesamientos del prmc1p10 de realidad es_ el
etc.". Debemos decir que el bebé fue quien creó el pecho, pero no hubiera hecho de que, en un primer momento, la figura materna no impone ex1gen□as
podido hacerlo si la madre no hubiese venido a dárselo justo en este momento: en este sentido. De esta forma evita la intrusión del factor externo Y protege la
El mensaje para el bebé es: "Entra en el mundo creatívamente, crea el mundo continuidad existencial de su hijo, cuyo desarrollo puede darse sobre la _base
tú mismo.: solamente lo que tú creas tiene sentido para ti" (Winnicott, 1987a, de un sí-mismo verdadero. En otros términos, se trata de brindar un amb1en~e
133)7. ª'.
facilitador que sostiene los procesos de maduración que conduce~ estableC1-
La adaptación materna instaura lo que Winnicott (1965, 36ss) denominó miemo de relaciones objetales y a la constitución del aparato psiqmco: ..
"relación del Yo" (ego-relatednm} o "relación de objeto de tipo no org:lsmico" De ello deriva la importancia de pensar el desarrollo emoci~nal p'.1m1t1v,o
no tanto en términos de principio de placer y principio de realidad, smo mas
7. Ello ~o slgntfic.a que fa madre septt qué necesita el bebé en cada momento. Lo que hace es bien en cuanto proceso de constitución del aparato psíquico. Sí este desarr~llo es
int-npretar(auibuir significados a) sus manifestadones y dar una o varias respuestas. No se trata
satisfactoriol una consecuencia "natural" será el acceso a Jos atravesam1encos-
tanto de 1iue fas r~puci_tas deJa madre ''den en el blanco", sino más bien de que alguna le sirva
al bebé. del principio de realidad.

30 31
LEONEL DOZZA DE MENDONCA DESARROLLO EMOCIONAL l'R!Mmvo EN LOS ESCRITOS DI': W!NNICOTT

Desde esca perspectiva es posible hacer una exposición positiva de la ílusión 2) La "confiabilidad del ambiente previsible promedio" (\Vinnicol.t, 1989a,
en cuanto logro del desarrollo. En este sentido, Winnicott privilegia el aspecto 178), que poco a poco se conviene en un sentimiento de "fe en la conifabi,
creativo y esrructurante del proceso, y no el surgimiento de la omnipotencia lidad de la madre" (Winnícott, 1971b, 145). Todo ello es posible gracias a las
y la alucinación como medidas defensivas ante la incapacidad para tolerar las sucesivas experiencias en el semido de que la frustración, así como las fallas de
frustraciones impuestas por d principie de realidad (cf. Davis y Wallbridge, adaptación, tienen un límite de tie.11po y pueden set reparadas.
1981, 57ss). 3) El establecimiento de Ul'.a representación psíquica de la m:><:lre, lo cual
posibilita que la misma esté presente (en cuanto representación) en su ausencia
En resumen: el proceso de ilusión (en la dependencia absoluta) tiene lugar (física). La,~pacidad para tramitar la frustración y fallas de adaptación aumenta
sobre fa base de la relación de objeto dd elemento femenino puro (relaciones en la medida en que creee la capacidad del bebé para mantencr viva esta repre-
1
yoícas de tipo no culminatorio}, que protege la continuidad existencial del sentación psíquica (constancia objetal; cf. ibídem, 27s, 13ls).
lactante y garantiza la actualización de los procesos de maduración. Ello facilim Estas conquistas tienen lugar dur:rnte el pasaje de la dependencia absoluta
el establecimiento de la fusión y de relaciones con objetos subjetivos {en un a la dependencia relativa, lo cual impííca la separ.adón del yo y el oo~yo y el
primer momemo mediante la alucinación). En este comexto tiene lugar los percatarse de la dependencia. Por lo tai:to, para comprender el proceso de
comiem:.osde las rdacionesobíemles yde la "significancia" de lá realidad externa, desilusión conviene detenerse en los procesos inrerpersonaks implicados en la
lo cual sienta las bases del proceso de constituci6n del aparato psíquico. separación del yo y el no-yo.
En la medida en que el proceso de ilusión sostiene estos logros, las cambian res
capacidades y necesidades del lactante demandan un cambio de dirección en lo En el proceso de ilusión el lactante estableció relaciones ·o15jetak,; a modo
que se refiere a los cuidados maternos. A partir de este punto teórico, la desilu- de fusión, con objetos subjetivos que se encuentran bajo su control omnipo-
sión empieza a ganar protagonismo. tente. Hay relación de objeto, pero no la capacidad para relacionarse con el
objeto, es decir: reconocer s-a ex.teriorid:ad, características propias y autonomía.
Winnkott (l 989a, 265ss) dirá que hay relación de ob¡eto, pero no la capa-
LS .2- Desilusión cidad p:u:a usar el objeto. ·
fara pasar de la relación al uso el lactante tendrá que colocar al objeto fúmt
Cuando Wmnkott habh de una adaptación casi absoluta, el término "casi" de m zona de ct>ntrcl omnipotente, "percibir al objeto como un fenómeno
ya indica que desde el comíemo hay cierto grado de desadaptación a las nece- exterior, no como una entidad proyectiva [o alucinada], y en rigor reconocerlo
sidades yoicas del bebé. Aún así, es posible delimitar el c(Jmienzo teórico del como una entidad por derecho propio" (ibídem, 267, corch. LDM}. Colocar
proceso de desilusión en función de una serie de transformaciones cualitativas a! objero fuera de la zoua de control omnipotente implica destruir al objeto
en la acritud mental y condu.::tual de la madre, que acompañan las del bebé. fosíonado. "Importa destacar que no se traca sólo de que destruye aí objeto
En lo que a la madre se refiere, hay una salida gradual del estado de preo- porque éste es ubicado fuera de la zona de control omnipotente. Asimismo,
cupación maternal primaria, lo cual conlleva una disminución del grado interesa sefiahr esto desde otro ángulo, y decir que es la destrucción del objeto
devoción y adaptación (retirada materna), la que lo coloca fuera de la wm. de control omnipotente del sujeto" (Winní-
A su vez, en l.a medida en que el proceso de ilusión sostiene el desarrollo de cott, 1989a, 267).
los procesos de maduración, poco a poco el lactante adq uíere recursos psíquicos Esta destruccíón no está motivada desde la frustración de lo pulsional y el
que le permiten hru::er frente a la frustración y desadaptación gradual a sus odio. La destructividad con ira pertenece a un momento posterior dei desa-
necesidades. Entte los acontecimientos que contribuyen a la capacidad para rrollo (ver a continua-dón}. En este momento fundante se trata más bien de
enfrentar esa retirada materna, cabe destacar: una destructividad dedvada de la actualí:zación de los procesos de maduración,
l) E! establecimiento de relaciones con objetos subjetivos y la experiencia lo cual genera en el bebé la necesidad yoica de "romper" la fusión y empezar a
de omnipotencia, lo cual conduce a: · existir en cuanto fenómeno autónomo y separado de la figura materna.

32. 33
LEONEL DOZZA DE MENDONyS DESARROLLO EMOCIONAL rRIMlTIVO EN LOS ESCRITOS DE WINNlCOIT

Desde otro punto de vista, la "finalidad" de esta destmctividad sin odio es supervivencia del objeto, el sujeto puede entonces vivir una vida en el mundo
encontrar/crear la exterioridad del objeto. Es una destructividad que construye la de los objetos, cosa que le ofrece inmensos beneficios; pero es preciso pagar
(percepción de la) realidad externa compartida (cf. ibídem, 268ss). Estos procesos un precio, en la forma de una aceptación de la destrucción que se va dando
''deconstructivos"' van a manifestarse a través de diversos matices conductuales. en la fantasía inconsciente vinculada con la relación de objeto" (Winnicott,
Stern comenta que: "Las madres saben muy bien que los infantes pueden afirmar 1989a, 267s). ·
su independencia y expresar un decisivo eN O» desviando la ;,,ira-da a lo$ cuatro En la medida en que el objeto es colocado fuera de la zona de control omni-
meses, con gestos y entonaciones vocales a los siete" (Stem, 1985, 39). potente del sujeto, los mecanismos proyectivos actúan sobre la estructuración
En determinados momentos puede que el bebé rechace el pecho o la comida de la percepción, "pero no son la razón de que el objeto se encuentre ah/' (ibídem,
que le ofrece la madre, o que la ataque físicamente (cuando muerde, patalea, 268). La razón de que el objeto se encuentre en la realidad externa compartida
araña, etc.). Al no diferenciar entre fantasía y hecho, los ataques fantaseados y es la supervivencia a su destrucción, lo cual constituye una de las vertientes
reales se equivalen (entendiendo que el término "ataque" también hace refe- de la "primera" versión de la separación del yo (mundo interno, fantasía, ";te
rencia a las manifestaciones de rechazo a través de la mirada, gestos, etcétera). destruyo!") y el no-yo (mundo externo, realidad, "¡sobrevives!"}.
En este contexto interpersonal la principal rarea de la madre es sobrevivir a{ Desde el proceso de destrucción-supervivencia el bebé puede experiencíar
ataque, lo cual significa no adoptar una actitud retaliativa, vengativa, moralisra una serie de situaciones en que su impulso desrrucrivo no produce la destruc-
o de abandono. Por ejemplo, la madre no dejará de atender a su hijo debido a ción efectiva, lo cual conduce hacia nna creciente diferenciación entre lo imagi-
que éste no acepta su comida ose niega a mirarla durante unos pocos minutos. nado y lo real, entre los hechos fantaseados (yo) y los de la r¡:.alidad externa
Desde luego, para el bebé puede resultar sumamente significativo si por alg(m (no-yo; cf. ibídem, 285). . c;r.
motivo (muerte, enfermedad, etc.) la figura materna se ausenta (física o emocio- A su vez, la confianza en la supervivencia conduce a una mayor libertad
nalmente) por demasiado tiempo. en lo que se refiere al fantasear y el uso de objetos externos, así como a una
Cuando no hay supervivencia el sí-mismo sufre la amenaza de aniquilación, mayor capacidad para emplear la destructividad en actividades constructivas y
debido a que la destrucción en el ámbito de la relación de objeto produce la reparadoras {en un primer momento, fundamentalmente a través del juego).
destrucción real del objeto que sostiene el universo objeta! del bebé. Una conse-
cuencia posible es el bloqueo de la destructividad estructurante; de modo que Si antes hablábamos de la ilusión de omnipotencia del bebé, ahora corres-
toda destructividad es vivida "como algo que no puede ser contenido, o algo ponde apuntar que, debido al desvalimiento yoíco del bebé, al comienzo la
que sólo es posible conservar en la forma de una posibilidad de ser objeto de ilusión de omnipotencia de la madre ha sido casi un hecho real; pero en la
ataque" {Winnicott, 1989a, 27 l}. Este mecanismo sería uno de los precursores medida en que sale del estado de preocupación maternal primaria debe aban-
de las ansiedades paranoides. donar {"destruir") dicha ilusión y formarse una concepción de su hijo en cuanto
De hecho, el término "destrucción" se refiere no tanto al impulso destruc- fenómeno autónomo y separado. De forma gradual empieza a "desentenderse"
tivo del lactante, sino más bien a la posibilidad de que el objeto no sobre- de los cuidados maternos y a rescatar otros intereses personales (trabajo, marido,
viva. Si sobrevive, la destrucción es una destrucción potencial en la "fantasía amigos, actividades socioculturales).
inconsciente"8 ; una destrucción que será restituida una y otra vez por la super- En definitiva, en el proceso de desilusión la madre debe ser capaz de tolerar
vivencia del objeto que se encuentra en la realidad externa compartida. La las heridas narcisistas derivadas de no ser la encarnación real del objeto que
supervivencia, que se contrapone a !a destrucción potencial, hará que el bebé atiende omnipotentemente a las necesidades y demandas de su hijo.
ubique al objeto fuera de su zona de control omnipotente {reconozca su auto- Por otra parte, sobre todo al comienzo del proceso de desilusión las nece-
nomía y características propias}. "Para decirlo con otras palabras, gracias a la sidades del bebé son extremadamente oscilantes. "Esto resulta singularmente
dificil para las madres, ya que los niños fluctúan entre uno y otro estado; en
K Este procesodedestmcción•.supervivenciacontribuyea la diferenciación entre fantasía y hecbo;
ron lo cual, toda'.vía no se puede hablar de "'fantasía inconsciente" en semido estricto (ver a efectol en un momento dado estarán fusionados con la madre y necesitarán de
oontlnoación). su idenrificación emocional, y en cuestión de segundos se hallarán separados de
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITTVO EN LOS ESCRITOS DE WINNICOIT

ella, y entonces:, si la madre conoce de antemano sus necesidades, se convertfrá proceso de desilusión que contribuye a que la alucinación y la descarga motriz
en un peligro, en una especie de bruja'' (Winnicott, 1965, 59s). sean reemplazadas por el pensar y la acción.
En tétmino '"bruja'' viene a significar que si Ja madre no es capaz de
desílusionar(se} a su hijo y así atender su necesidad de existir como fenómeno La madre administra la desilusión según la creciente capacidad del bebé
autónomo y separado, aquello que seda~ un espado materno protector se para hacer frente a ese proceso; de modo que el "destronamiento" de la expe-
convierte en un espacio materno terrorífico {ver cap. 2j. riencia de omnipotencia sólo se da en la medida en que el Yo del sujeto (con
A la vez que establece la separación del yo y el no-yo, el bebé accede a sus defensas y acción sobre el mundo externo) es capaz de abarcar las fallas
formas más complejas de comunicación y desarrolla otros recursos para tramitar maternas, frustraciones y heridas narcisistas en el ámbito de m omnipotencia
la retirada materna. Entre ellos cabe destacar los comienzos de la compren- personal (cf. Winnicott, 1989a, l 15s).
sión intelectual. "El pensar forma parte del mecanismo merced al cual el bebé Desde otra perspectiva Freud señala que "la sustitución del principio de
tolera tanto la falla en la adaptación a m necesidad yoica como la frustración'' placer por el principio de realidad no implica el destronamiento del primero,
{\'<:rinnicott, 1989a, 256). sino su aseguramiento': (Freud, 19ll, 228}, En la omnipotencia personal {enten-
Al comienzo se trata de un pensar simples sobre la base de reflejos condi- dida aquí como un nuevo logro del desarrollo y no como defensa) "se conservan
cionados. Por ejemplo: debido a que el bebé empieza a sér capaz de observar la omnipotencia y la omnisciencia juntd con la aceptación intelectual dd prin-
la conducta del ambiente y prever lo que va a pasar, los rnidos que llegan de la cipio de realidad" (\v'innicott, 1989a, 95s). El término "junto" apunta a una
cocina le informan acerca de la pronta aparición de la madre y de la comida, lo tercera zona de experiencia, intermedia y trancisional ( ver 1.6 sup»t).
cual contribuye a la capacidad de espera. De esta forma el pensar se va convir- Partiendo de la experiencia de omnipotencia, la evolus:ión consiste en
tiendo en un importante ('aliado~) de la figura materna) siempre que ésta sea que ahora se trata de controlar omnipotentemente a objetó~ no-yo a través
confiable (cf. Winnicott, 1965, 104). de la acción, De esta forma el bebé se inicia en el campo de la seducción y la
Al hablar del pasaje del principio de placer al principio de realidad, Freud conquista, de la manipulación de objetos externos.,. la intercomunlcadón y"" en
había señalado cómo la descarga motriz, al asociarse con los procesos del repre- definitiva, en el ámbito sociocultural. ·
sentar y el pensar, se transfurma en acción, cuya función es "alterar la realidad con
arreglo a fines" (Freud, 191 l, 226). Desde otra perspectiva, \Vinnicott señala
que este pasaje, de la descarga motriz a la acción con arreglo a fines, demanda l.5.2.l-Ambivalencia
un cambio fundamental en la comunicación entre la madre y el bebé: "Pudiern
decirse que si ahora la madre sabe perfectamente lo que necesita la criatura, esto Con la separación del yo y el no-yo y el percatamiento de la dependencia, poco
es magia y no proporciona base alguna para una relación objeta!. [... ] Dicho de a poco el bebé establece vínculos de amor y odio, según la conducta del objeto
otro modo, al finalizar la fusión, cuando la criatura se ha separado del medio no-yo corresponda o no a sus expectativas. En este contexto las experiencias de
ambiente, uno de los rasgos importantes de la nueva situación es que la criatura sarisfucción y frustración ganan un mayor protagonismo, a la vez que se van orga-
tiene que dar una señal" (Wínnicott, 1 %5, 57). nizando concepciones de un objeto idealizado o denigrado. A partir de ese punto
Esta señal es el comienzo de la acción con árreglo a fines planteada por Freud. teórico el proceso de desilusión abre el acceso a la ambivalencia, lo cual incluye la
Poco a poco el bebé empieza a "darse menta'' de que no basta con necesitar "quiebra'', desde el odio derivado de la frustración, del objeto idealizado (en algún
para que el objeto apar=a mágicamente (experiencia de omnipotencia). Para lugar Winnicott dice que se trata de rebosar la idealización con e.xcrementos).
que sus necesidades y demandas sean atendidas tendrá que comunicarse con Pero en primera instancia hay que hacer referenda a un momento anterior,
el objeto. A su vez, en la medida en que el bebé es capaz de percatarse de la en el cual no corresponde emplear los términos "amor" y "odio''. Freud había
dependencia y emitir una señal, la madre debe dejar de comportarse como si señalado que: "De vernos precisados, podríamos decir que una pulsión "amafl
fuese una "alucinación encarnada" (ilusión). al objeto al cual aspira para su sarisfacción. Pero que una pulsión "odie" a un
Este cambio én la configuración comunicacional es uno de los aspectos del objeto nos suena bastante extraño, y caemos en la cuenta de que los vínculos

36 37
LEONEL DOZZA DE MENDONQ\ DESARROILO EMOCIONAL PRIMITIVO EN LOS ESCRITOS DE WINNICOTr

• •
de amor}' de odio no son aplicables a las relaciones de las pulsiones con sus El lactante nunca es exactamente cómo la madre esperaba que fuese
objetos, sino que están reservados a la relación del yo-toral con los suyos" {frustración).
(Freud, 1915, 131s; subr. LDM). • Debido a su "amor cruel", o a su "crueldad inocente", trata a la madre
Desde los planteamientos de Winnicott sería más acertado decir que los co:"o sí fuese ':na esclava que debe estar dispuesta a atenderle sin esperar
vínculos de amor y odio no son aplicables al comienzo, dado que hacen suponer senales de gratitud (por lo menos al comienzo).
la separación del yo y e! no-yo y la integración del Yo 9• - • Constante":ente. hace que la madre se sienta impotente, debido a que
El percatamiento posibilita al bebé reconocer y odiar al objeto que falla y en muchas s1tuac1ones no sabe qué le pasa ni cómo actuar.
frustra, a la vez que establece vínculos de amor hacia el que atiende y satisface.
Sin embargo, en un primer momento todavía no se puede hablar de ambiva- La madre suficientemente buena debe ser capaz de tolerar y tramitar su
lencia; la "forma más primitiva de resolver el conflicto consiste en separar lo odio (ambivalente} sin adoptar una actitud vengativa o taliónica. Durante el
bueno de lo malo" (Winnicott, 1957, 27) 10• proceso de ilusión, tendrá que tolerar su odio sin hacer nada al respecto. Si
A partir de ese punto teórico, lo que posibilita el acceso a la ambivalencia no puede odiar apropiadamente, "debe apoyarse en su masoquismo" (\Vinni-
es la capacidad de la madre para aceptar sus propios sentimientos ambiva- cott, 1958, 277)".
lentes hacia su hijo. El odio (ambivalente) de la madre será el fundamento, o Una posible "válvula de escape'' del odio pueden ser las canciones de cuna
"combustible'', del proceso de desilusión (cf Kohut, 1971 ). a t'.avés de las c;1ales la madre expresa su odio sin poner en peligro la conti~
invariablemente "la madre odia al bebé antes de que éste la odie a ella, y nmdad ex1stenc1al del lactante. En este sentido, Winnicott hace recordar una
antes de que el bebé pueda saber que su madre le odia" (Winnicott, 1958, 275). canción de cuna que dice:
Según Winnicott {ibídem, 276s), hay varias razones por las cuales una madre "Duérmete niño en la copa del árbol, ·
odia a su bebé. Entre ellas, cabe destacar: Cuando el viento sople la cuna se mecerá
Cuando la rama se rompa la cuna caerá,
• El lactante constituye un peligro para el cuerpo de la madre durante el Caerá el niño, con cuna y todo" ((Winnicott, 1958, 277).
embarazo y el parto. Además, muchas veces le hace daño, sobre todo
en el pecho. En Brasil, hay una canción de cuna que dice:
• Al principio, es el lactanre quién domina la relación, "exigiendo" (en
función de su condición psíquica) una adaptación casi absoluta a sus "Duérmete niño, que el monstruo vendrá a por ti,
necesidades. Papá se foe al campo
• Interfiere en la vida privada de la madre, quien sobre todo al comienzo Y la mamá vuelve pronto"(rrad. LDM}.
tendrá que renunciar en gran medida a sus demás intereses personales.
Por supuesto, el bebé jamás dormiría si entendiese el significado semántico
9, Winnicott también considera la lüpócojs según la cual "'tal vez la integración -aparece por de estas canciones. Si duerme, es debido al balanceo del cuerpo de la madre y
primera vez en e1 momento culmjnante Je la excitación o de la rab-ia" ('X/'mnioon, 195 8, 27S). la dulce melodía que se disocian de la hostilidad explicitada en las letras (diso-
10. Stern (1985, 298-304) sugiere que la categorización de experiencias "buenas" y "malas" sób
ciación i.nstrumemal, operativa). De esta forma, a la vez que descarga parte
es pos.ib!e desde una mente posinfantil capaz de conceptuaHzar, simbolizar, reorganizar la
e.,:peñencia, reindiciar y agrupar los recuerdos.. Considera que las d~cdpciones disk.as de la
de su odio la madre mantiene una relación amorosa y protectora con su hijo.
escisión son atribuibles más b.i:en a ]os adultos (enfermos o no), aunque le parece aceptable dedr Por otra parte, con la creciente capacidad del bebé para percatarse de las fallas
que "los infantes agrupan fas experiencias interpersonales en diversas: categorías agradables y
desagradables, esto es. en conglomerados hedónicos" (ibfdem, 303). Más tarde, con la ayuda 11. Aqu:í pu:de tener validez fa hipótesis según la cual la madre proyecta su odio (hacia el bebé}
de simboJos y dd lengw.je. ""pueden _por cieno 'escindir' m experiencia incerpersonal pero en .l:a. reihdad externa y luego protege al bebé de este odio proyectado. De esta forma el odio se
en realidad no se trata de una escisión sino de la integra-ción en una categorización de orden manifiesta bajo la forma de actitudes protectoras que :sost!enen la continuidad e:xistencial dcl
superior" (ihidem; 304). factante. Se trata de un "'odio protector"'➔

38 39
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITIVO EN LOS ESCRITOS DE WINN!COIT

'
ambientales y odiar al objeto que las provoca, la madre puede y debe expresar su los resultados del odio que pueda despertar en su hijo, en la medida misma en
odio a través del proceso de desilusión. Si el grado de desadaptación no resulta que este odio conduce hacia la "quiebra" de la idealización y la creciente auto-
traumático, las fallas maternas brindan al bebé "motivos objetivos" para que nomía del bebé.
la odie y efectúe la "quiebra" de la concepción idealizada que tiene de ella (cf.
Kohur, 1971). "En la normalidad, cuando el niño logra la fusión, el aspecto A partir de lo expuesto podría bosquejarse una descripción secue-ncial apro•
frustrativo del comportamiento objeta! resulta valioso para educar a_l niño ximada del desarrollo normal en los siguientes términos:
con respecto a la existencia de un mundo "que no es él". Los fallos de adapta-
ción son valiosos m Lt medida en que el niño pueda odiar el objeto, es decir, [al O) Ausencia de relaciones objetales.
"término'' de la fusión y] en la medida en que sepa conservar la idea del objeto 1) Establecimiento de relaciones objetales con objetos subjetivos (ilusión,
' i 1
como fuente potencial de satisfacciones al mismo tiempo que se da cuenta de fusión, alucinación).
que no se comporta satisfactoriamente" (Winnicott, 1965, 220, corch. LDM). 2) Los procesos de maduración impulsan hacia la destrucción (sin odio} del
Con la creciente integración yoica el bebé empieza a percatarse de que objeto fusionado.
'
"aqueUo que ataca tan cruelmente enla fantasía es lo mismo que ama y necesita" 3) El objeto sobrevive al ataque, y
(Winnícott, 1964, 43). Poco a poco la "crueldad inocente''. (es decir, sin odio 4) es colocado fuera de la wna de control omnipotente, reconocido en cuanto
ni culpa) cede el paso a la preocupación por el otro. "la destrucción únicamente fenómeno no-yo perteneciente a la realidad externa compartida.
pasa a ser responsabilidad del yo cuando existe una integración del yo y una 5) El sujeto puede usar el objeto y establecer con él vínculos de amor (satis-
organización del mismo suficiente para la existencia de la ira, y por consiguiente facción, idealización) y odio (&ustración, denigración),,,
1 1
del miedo al talión. Por muy pronto que sea posible detectar la ira y el miedo, 6) la madre tramita su odio a ttavés del proceso de desilusión (lo cual implica
sigue habiendo sitio para el reconocimiento de los desarrollos del yo antes de experiencias de frustración), brindando así "motivos objetivos" para que
! los cuales no es sensato hablar de la ira del individuo" (Winnicott, 1958, 290). su hijo la odie y
Si el Yo del bebé es capaz de contener la responsabilidad por su destructi- 7) procese la "quiebra" del objeto idealizado; lo cual
1 vidad, entonces podrá tolerar los sentimientos de culpa y modificados a través 8) abre el acceso a la ambivalencia (siempre que la figura materna tolere la
dela reparación (cf. Winnicott, 1964, 43). Pero esto ya es demasiado avanzado herida narcisista por no ser la encarnación real de la idealización).
y sutil. En este contexto importa destacar que la capacidad de reparación del
bebé depende de la_ capacidad de supervivencia y reparación de la madre. Para finalizar, recordar que no hay un proceso de ilusión y desilusión puro ni
Un ejemplo de cómo ese proceso puede verse bloqueado lo brinda lineal. Si la descripción teórica manifiesta cietto purismo es con el único objetivo
Winnicott al hablar de las madres deprimidas y poco tolerantes en lo que de intentar una disección instrumental que contribuya a una mejor comprensión
se refiere a sus sentimientos ambivalentes: ...... estos niños hacen Ja repara~ de estructuraciones y procesos mucho más complejos que la descripción en sí.
ción, no de su propia destructividad o de sus tendencias a la destrucción, La ''ruptura» de la fusión,. el ''destronamiento'} de la experiencia de omni-
sino de las tendencias destructivas de la madre. El logro, para estos niños, potencia, la capacidad para usar objetos no-yo, etcétera, son procesos que
significa el logro de una enmienda de algo que no anda bien en la madre, presentan varios matices y paradojas, lo cual conduce al tema de los objetos y
y por ende ningún logro constituye mmca para ellos un avance personal" fenómenos transicionales.
(\'7innicott, 1989a, 295s).
En resumen, el lactante necesita del odio para odiar, y así seguir el riel del
desarrollo qne conduce a la ambivalencia. Si la madre no es capaz de tolerar 1.6- Objetos y fenómenos transi<¡ionales
y tramitar sus sentimientos ambivalentes (así como las heridas narcisistas por
no ser la encamación real del ob_jeto idealizado}, encontrará dificultades en lo A lo largo del desarrollo el bebé realiza una serie de transiciones y conquistas.
que se refiere al pwceso de desilusión: el temor a su propio odio la hará temer Sin embargo, una de las principales aportaciones de Winnicott consistió

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DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITIVO EN LOS ESCRITOS DE W!NNICOTT
LEONEL DOZZA DE MENDONQ>,.

en haber investigado acerca de los estados intermedios entre los fenómenos situaciones en que aquel trapo verde está presente (a la hora de comer, salir,
psíquicos más primitivos y los logros posteriores del desarrollo. Incluso en la acostarse, etc.). Basándose en situaciones experimentales, Stern ha.ce la siguiente
adultez no corresponde hablar de un cumplimiento definitivo de ta.les transi- descripción: "Durante e inmediatamente después de que la madre insufle a un
ciones, sino más bien de las vicisitudes de lo transiciona.l a lo !argo de la vida. juguete acciones, movimientosl -afectos de ta vitalidad y otros atributos inva-
Winnicott formuló los conceptos de "objetos y fenómenos transiciona.les" riantes de las personas, crece el interés del infante por este objeto. [... ] Después
para hacer referencia a una :ama intermedia de experiencia caracterizada por de que ella ha animado de tal manera a un objeto, y se retira, lo probable es
el atravesamiento entre interno y externo, creatividad primaria (subjetivo} y que el infante continúe explorándolo solo, mientras quede algún calor residual
percepción de lo real (objetivo), estado de fusión y capacidad para relacionarse de la personificación. Por un momento se ha convertido en una cosa-persona
ron objetos no-yo, ilusión de control omnipotente y renuncia a dicha Uusión. reguladora del sí-mismo'' (Stem, 1985, 155).
No se trata de abandonar un extremo para acceder a otro, sino de que lo Alrededor del sexto mes (con amplias variaciones) el bebé tiende a "elegir"
fundamental de la experiencia humana tiene lugar en esta zona intermedia; un a a uno de estos objetos personificados, que se convierte así en su objeto tran-
tercera zona cuyo experiendar deriva del atravesamjento entre Jos extremos o siciona.l, es decir, en susriruto o representante de la figura materna. Al ser una
pares dicotómicos. Esa tercera zona (ni interna ni externa} conduce a un plan- representación materializada, el objeto transicional sirve de defensa contrn
teamiento del experienciar en términos de paradoja. la ansiedad o angustia de separación. En este sentido, el objeto transicional
Desde la perspectiva de la omnipotencia de los procesos intrapsíquicos, el potencia la capacidad para tolerar la "rupturá' de la fusión y la retirada materna
objeto trn,nsidonal no t"se encuentra bajo el dominio mágico, como el interno, en el proceso de desilusión, sin que ello suponga el desmoronamiento del
ni está fuera de ese dominio como ocurre con la madre verdadera' {Winnicott, sí-mismo del bebé (cf. Winnicott, 1971b, 20s). .
19716, 27). En este sentido, marca la transición "del dominio omnipotente En este contexto también cabe tener en cuenta la constanifa y confiabilidad
(mágico) al dominio por manipulación (que implica el erotismo muscular y el de los cuidados maternos. Debido a que el objeto transicional es una repre-
placer de la coordinación}" {ibidem, 26). En este pasaje hay que dar por sentado sentación materializada del objeto interno, sí la madre se ausenta por dema-
cierta anulación o acotamiento de la omnipotencia, pero también su reasegu- siado tiempo o su conducta es inestable, el objeto interna.lizado se "diluye'' y
ramiento a través de una serie de actividades e interacciones. el objeto transicional pierde significación. "En otras palabras, el objeto tran-
"Vemos que el bebé se chupa los dedos o adopta una técnica para darse sícional es simbólico del objero interno, al que la presencia viva de la madre
un pellizco en d rostro, o para murmurar un sonido, o para aferrar un trow mantiene vivo• (Winnicott, 1989a, 78).
de tela, y sabemos que pretende un control mágico sobre el mundo con esos Más que hablar de constancia objeta! (intrapsíquica}, aquí importa destacar
procedimientos, prolongando la omnipotencia (y se lo posibilitamos) a la que también la constancia de la presencia y cualidades del objeto transicional. En
atendió, y así instrumentó originalmente, la adaptación de la madre. [... ] He este sentido, los padres suelen tenerlo disponible para ofrecérselo al bebé y para
1
denominado "objetos transidonales" -a los as.í usados, y 'fenómenos transicio- que le acompaiie, por ejemplo, cuando se van de viaje, al pediatra, etc. En deter-
nales" a las técnicas empleadas" (\Vinnicott, 1988, 153). minados casos "saben~ que no hay que lavarlo, dado que su (mal) olor puede
Puede ocurrir que no haya un objeto rransicional materializado, sino fenó- ser un estímulo fundamental para la continuidad de su significancia o perso-
menos y actividades que cumplen la misma función {Winnicott, 1989a, 62). nificación (c[ Winnicott, 1971b, 21).
Además, una parte del cuerpo de la. madre o del bebé puede ser usado como En resumen, la constancia de los cuidados maternos sostiene la significa-
objeto transicional, lo cual puede generar perturbaciones sí persiste por dema- ción del objeto transicional. A su vez, la constancia de este último sostiene el
siado tiempo (ibídem, 75). universo representacional del bebé, así como aquello que vendrá a ser la cons-
A lo largo de diversas situaciones cotidianas el bebé entabla relaciones con tancia objetaL
una serie de objetos, tales como la frazada de la manta, trapos, muñecos, etc. Debido a que el objeto transidonal es una personificación de la figura
Los progenitores insuflan vitalidad y significación a tales objeros; por ejemplo, materna, será la primera posesión no-yo del bebé. El término "posesión" signi-
jugando a que u.; muñeco tiene vida propia y le habla al bebé, o en diversas fica "que es parte de mí y se encuentra bajo mí control omnipotente'' (objeto

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42
DESARROLLO EMOOONAL PRJMIT!YO EN LOS ESCRITOS DE WINNICOIT
llONEL DOZZA DE MENDON<;:A

fusionado); de modo que la primera posesión no-yo es un objeto presimbó- LDM) 12• Esta paradoja. que el objeto transidonal encarna resulta fundamental
Hco que, para e1 bebé, "es y a la vez no es parte de mí', icse encuentra y no se para que la "ruptura" de la fusión no produzca el desmoronamiento del sí-mismo
encuentra bajo mí control omnipotente" (cf. el concepto de "objetos del setf ni la pérdida de significancia de la realidad externa. A su vez, ello contribuye
de Kohut, 1971, passim). a que los atravesamientos del principio de realidad acoten pero no bloqueen
En el proceso de ilusión la figura materna acomodó lo real a aquello que la creatividad p.rimaria así como el vivir creativo derivado del umatrimonid'
7

el bebé estaba dispuesto a crear desde su gesto espontaneo. Si se produjera la entre lo subjetivo puro y la objetividad de lo real.
introducción del principio de realidad a secas, ello bloquearía el desarrollo del Es en esta wna intermedia de experiencia en donde Winnicon {1971b,
sí-mismo verdadero, así como sus relaciones con la otredad. A su vez, sin los 71-77} ubica la zona de juego; una zona caracterizada por un contexto de ínte-
arravesamientos del principio de realidad, el sujeto se quedaría atrapado en las raccíones en que la ilusión está permitida, acotada peto no anulada por el prin-
vicisitudes de su mundo imrapsíquico. "A menudo oímos hablar de las frLIStra- cipio de realidad. El paso siguiente consistirá en el acceso al juego compartido,
ciones reales impuestas por la realidad externa, pero no tan a menudo oímos es decir, a la posibilidad de superponer o compartir dos o más zonas de juego,
referencia al alivio y a la satisfacción que da dicha realidad. [... ] La cuestión lo cual funda el acceso a Ít1 intersubjetívídmi y a la posibilidad de compartir expe-
reside en el hecho de que en la fantasía las cosas funcionan por magia: la fantasía riencias subjetivas en el ámbito de un marco cultural. "Si un adulto nos exige
no tiene freno y el amor y el odio producen efectos alarmantes. La realidad nuestra aceptación de la objetividad de sus fenómenos subjetivos, discernimos
externa sí tiene freno [... ] Lo subjetivo posee un tremendo valor pero resulta o diagnosticamos locura. Pero si se las arregla para disfrutar de su wna inter-
tan alarmante y mágico que no puede ser disfrutado salvo paralelamente a lo media sin presentar exigencias, podemos reconocer nuestras correspondientes
objetivo" (Winnícott, 1958, 214}. zonas intermedias y nos complacemos en encontrar cierta megida de superpo-
. De ahí la importancia de una zona intermedia de experiencia, para que el sición'' (Winnicott, 1971b, 31). · :;f.

su¡eto no se quede atrapado en las vicisitudes de su mundo interno ni sometido Sí se acepta la paradoja, esta wna de juego compartido "se conserva a lo
a las imposiciones del mundo externo y del principio de realidad. largo de la vida en las intensas experiencias que corresponden a las artes y la
La fundación de esta rona intermedia deriva de que, con la separación del yo religión, a la vida imaginativa y a la labor científica creadora" {ibídem, 32).
Yel no-yo, se establece un epacir, potencial entre el bebé y la madre; un espacio Estos desarrollos posteriores derivan de que, en su calidad de objeto
virtual de "separación'' que el bebé puede llenar con objetos signos de la unión, fundan te, el objeto transicional está destinado a "desaparecer'', en el sentido
y que en primera instancia será el objeto transicional o primera posesión no-yo. de que no "se lo olvida ni se lo llora. Pierde significación" (ibídem, 22); y ello
Paradójicamente, se trata de una separación que no es tal, siempre que el sujeto debido a que poco a poco su significación se extiende hacia otros objetos,
pueda emplear signos de la unión. Ello posibilita tramitar la "ruptura" de la fusión, personas, actividades e intereses culrurales. Winnicott lo resume en los
el arotamiento de la omnipotencia y las heridas narcisistas de ahí detivadas. siguientes términos: "Hay un desarrollo que va de los fenómenos transicio-
Esta es la paradoja que el objeto transicional encarna y que, si pudiese, el nales al juego, de este al juego compartido, y de él a las experiencias cultu-
bebé expresaría diciendo: "Este objeto es parte de la realidad externa y yo lo creé'' rales" (ibídem, 76).
(Winnícott, 1989a, 74}. En este sentido, la principal tarea de la madre es tolerar Aunque Wínnicott no lo plantea en estos términos, podría pensarse que esta
y no intentar resolver la paradoja, !o cual implica no presentar exigencias unila- extensión de lo transícional es posible en la medida en que aquellos procesos
terales. "Acerca del objeto tmmicionalpuede decirse que se trata de un convenio entre que tienen lugar alrededor del objeto transicional pasan a formar parte de la
TWsotros y el bebé, m el sentido de que nunca le formu!tlremfJS !ti pregunta: '¿ Conce- constitución del aparato psíquico13•
biste esto, fJ tefi,e pmentadu desde afuem?" Ln importante es que ,w se espera decisión
12. Recuérdese que en el proceso de_ desilmtón ta experiencia de omnipotencia es reemplazada
alguna al n,pecto. La pn,gunta nn se debe formuhr" (Winnicott, 1971 b, 30). por 1a omnipotencia. ¡,mona!, en la cual "'se conservan la om.nipm:encia y la omnisciencia junto
Si la madre es capaz tolerar la paradoja y actuar de esta forma, el bebé con la aceptación .!ntelccmal del principio de realidad" (Winnicott.,. 1989a, 95s), y se pasa del
•cem~ieza a goza~ de ~periendas basadas en un «matrimonio» de la omnipo- 'ª
control mágico al control por medio de la ac-ción, incluida coordinación motora.
tencia de los procesos mtrapsíqukos con su dominio de lo real" (ibídem; sttbr. 13. De forma análoga, Kohut {1971, ptiSiim) ilustra cómo d self gran.dioso (experiencia de

44
LEONEL DOZZA DE MENDONQ,. DESARROIJ.O EMOCIONAL PRJMlTIVO EN LOS f.SCR!TOS OE WINNICOTI

"Ya no se trata ..,lo de un objeto específico, concreto, presimbó!ico y rran- de pnHón, el lugar borrado atribuido al padre, la discreción que atestigua para
sicional, sino de la adquisición de un "lu~r simbólico'' intrapsíquico, lo cual con la sexualidad parental y el poder movilizador del fantasma de la escena
posibilita extender el símbolo la unión hacia una serie de actividades, objetos primitiva, y cierta negligencia hacia el papel del lenguaje'' (Green, en Wirutl-
y penonas; hacia la expcri<eiicia cultural y fa intersubjetividad. cott y otros, 1977, 23).
Este ~lugar simbólico'' será fundamentalmente un "lugar" vado, de la falta, Green no comenta ni justifica esas críticas o reservas. En lo que se refiere al
la péroida y la separación que no son tales: de la angustia deseante que impulsa "empleo restrictivo del concepto de pulsión'', hemos visto (1.4 supra} el lugar
a colmar en cierta medida, a través de interacciones con personas y'objetos, la que lo pulsional ocupa en los escritos de Winnlcott acerca del de,.rrollo primi-
ausencia fundantedel ser deseante (ver el artículo "Nada en el centro": Winnl-- tivo {ver también cap. 7}.
cotr, 1939a, 68-71). En lo qüe refiere al "lugar borrado atribuido al padre" 15 , no hace fulta ser un
'Ji:as decir que los planteamientos de Wínnicott acerca del objeto transi- profundo conocedor de W,nnicott para percatarse de que el término "padre"
cional y la paradoja presentan una estrecha relación con ciertos conceptos de aparece pocas veces en sus escritos, sobre todo sí el punto de comp.1ración es
la liter-.,tura y e1 arte contemporáneos, Khan comenta que: "Por esta razón, el número de veces en que aparece la palabra "madre''. Por otra parte, una {re)
en los últimos años de su vida WinnkoLt se dedicó cada vez más a descubrir lecmra atenta hace pensar que Winnicctt emplea "madre/materno" y "padre/
de qué modo la crrlrura, con todo su vocabulario de símbolos y actividades paterno" con muy diferentes sentidos y para significar diferentes cuestiones.
simbólicas, puede ayudar al individuo a encontrarse y realizarse. El concepto Por ejemplo; en lo referente a la expresión "cuidado materno'', advierte que
de objeto rransícional ayudó al pensamiento psicoanalítico a re-evaluar el papel ouede tratarse del cuidado "recibido tanto de la madre como del padre" {Winni-
de la cultura, definiéndola como una aportación positiva y constructiva de la ::Ott, 1 %5, 49). Acerca de la preocupación maternal primaria, se~ala que el padre
experiencia humana y no sólo como una causa de malestar"" (Khan, s.a., 21). "hasta cierto punto se encuentra en un estado similar" {Winn'Itott, 1987a, 97;
Estos accesos a la transicionalídad y la cultura -a esa zona intermedia de cf. ibídem, Ü4}. También dice que algunos "va,."Qnes maternales" pueden ser
experiencia cuyos orígenes remiten a este tercer objeto (transicional) que medía mejores "madres" que rus esposas, aunque en un ca.ro fuvornble conviene que el
entre ei bebé y el objeto maten,~~, todo ello está posibilitado por loo atrave- padre asuma un rol diferente del de la madre, sobre todo cuando esta última y el
Silmientos del orden paterno. bebé necesitan que él estéa.1-ií como varón (cf. Davis y Wal!bridge, 1931, 152).
E.s decir; a pesar de que el término "madre o materno" puede incluir al
padre} sería un error suponer que Winnicott no tenfa en cuenta la distinción
1.7- El padre y la función paterna de funciones según el sexo de los progenitores.

Iras nacer algunos comentarios que apoyan el pensamiento de Winnicott,


Green señala algunas críticas: "en particular, un empleo restrícrivo del concepto 1.7.1- Las funciones del padre

En lo que se refiere a las diferentes funciones que los progenitores desem-


omnipotencia) evo.l.uciorxt bacia la "'}mago parenr:al ideaiizada";. de modo que, en et oontextode
tas lntera:cdonescon los progeniwr-es~gradwJmente el niño va descubriendo sus impe-rfecdones peiían durante el proceso de ilusión, en principio (aunque no necesariamente)
y retínmdo las lilvestidtm1Sd,::carexias: n..:ncirutas:. Esrns últimas son reintcrna1izada.s y emplead-as la madre biológica es la persona mejor preparada para adaptarse a las necesi•
en !:a cot1st~ocilln, c.:.mw[ida.dón e lde.lÍIZAdón del S1.1.pcryo y del Ide.al dd Yo. Se produce fa dades del lactante, fundamentalmente debido a los cambios fisiológicos y la
••atÍtJ#.füdl)n tÍ-UJ~¡,fJ ps:.COlógi.c@permt1nentcs que ctmtinútm, mda_pslquicamenre, ÍttJ foruir:met preparación emocional que supone los meses de embara,.o y la experiencia del
quepJ'i!'/liamentecumplútelc/,jct•del,elfid,alizada" (ibúkm, 53, curs. U)M). Kohutcicrtamenre parto (cf. Wínnícott, 1988, 215s).
"'se inspiró" en Winnicocr. De ahJ que denomina "transido.oal.es" a los objetos idealtzadosdd
A su vez, una de las funciones especifica (pero no exclusiva} ejercida por
~clf A es.te proceso, que se ~ en el retiro de atexia objetal p:ara la formación de estructura
psíqola, la denomina "'internalización rr:asmuradori' ·(ibídem, 57).
14. Kb,r. pru:ece est:u; refüiéndose aquí al Freud {1930) de "E[ malestar en 1, culruri'. 15-- W demás cuestiones p1anteadas po.r-Gr~n.secln d.is<:uddasa lo largo de los pró:dmos capítulos.

47
LEONEL OOZZA DE MENDONy\ DESARROLLO EMOCIONAL PRIMITIVO EN LOS ESCRIIDS DE WlNNICOTf


el padre en las primeras etapas, consiste en ocuparse del ambiente físico y En términos estrictos, la función materna (función específica pero no exclu-
emocional, contribuyendo a que la madre pueda sumergirse en el estado de siva de la madre) apunta hacia una actitud mental y conductual del tipo relación
preocupación maternal primaria sin que ese estado resulte demasiado ansió- de objeto del elemento femenino, es decir: relaciones yoicas (de tipo no culmi-
geno (cf. Winnicott, 1965, 49). No sería equivocado decir que mientras la natorio) que facilitan el proceso de ilusión yla fusión. Aquí prevalecen las inte·
madre sostiene al bebé, el padre sostiene a la madre. Desde otra perspectiva, racciones a nível de sensorialídad e inmediatez~ :así como un principio de amor
se trata de ser y representar el teccer objeto que modula la dualidad fusiona! armónico y devoción incondicional.
(ver a continuación). Ya la fanción paterna (función específica pero no exclusiva del padre} hace
Si no hay un padre real, la madre y el bebé pueden hacer uso de otra persona referencia a la actitud mental y conductual que apunta hacia la discriminación,
significativa, o incluso de la "imago del padre en la realidad interna de la madre" la terceidad, la intercomunicación, la mediatez, el amor condicional (y por lo
(Winnicotr, 1989a, 289)' 6• Sin embargo, en los casos en que no hay un padre tanto el odio y la desilusión), lo pulsional y sus embates con el objeto, etcétera;
real, la tarea será más ardua; para la madre, debido a que tendrá que hacerse o sea: la relación de objeto del elemento masculino. Se establecen aquí rela-
cargo de dos funciones (complementarias y en cierta medida antagónicas), y ciones triangulares (yo, tú, él) y un principio de diferencias y discordia, y por
para el bebé debido a que "para el niño es más fácil tener dos progenitores: lo tanto la necesidad de un eje organizador y una ley mediadora.
podrá sentir que uno de ellos es fuente de amor mientras-el otro es odiado, y Lo fundamental a tener en cuenta es el atravesamiento y complementariedad
esto en sí mismo tiene un influJo estabilizador" (Winnicott [l 944], citado por entre las funciones materna y paterna; algo que podría describirse en términos
Davis y Walbridge, 1981, 153s). metafóricos como siendo la imagen de una bandera al viento. La bandera
Será en estas etapas más avanzadas (en las que puede hablarse de amor y (materno) apenas ejerce oposición sobre el viento (necesidad e,¡ y demandas del
odio, ere.) en donde Winnicott seri más explícito respecto a la importancia y bebé), sino que se adapta a él dejándose bailar en función de füs flujos y contra-
funciones del padre, quien además ejerce la función de representar al "ambiente flujos de su soplido, convirtiéndolo así en imagen en movimiento (ilusionar;
indestructible" capaz de contener las embestidas del niño/a y de proteger a la dar forma al gesto espontáneo o creador).
figura materna de sus ataques (fantaseados y reales)". Por otra parte, para que este baile no se convierta en un cao:s sin referencia,
la bandera debe de estar atada al mástil paterno, eje organizador y modulador
de la adaptación materna. Puede que el viento y la bandera incluso se quejen de
1.7.2- La función paterna que este mistil les quita libertad, de que no les deja bailar sin limitaciones; pero
lo cierto es que sin el mástil no habría baile, sino tan sólo un vuelo decadente.
Más allá de los términos "madre" y "padre", sugiero tener en cuenta la dife-
renciación y atraves-amiento entre las funciones materna y paterna. En cierta Partiré de la hipótesis según la cual la condición psíquica en los inicios del
medida hay en ello una propuesta de releer a Winnicott, en el sentido de que, desarrollo demandan unos cuidados que apuntan fundamentalmente al orden
en donde el autor escribe ''madre' puede que sea más acertado leer "materno» o
1
, de lo materno (ilusión); aunque sería un grave error excluir o menospreciar
1
incluso "paterno"; y en donde se lee 'padre maternaJ o como sustí tu to materno", la importancia del orden de lo paterno (lo cual es bastante común en familias
conviene Jeer '"función n1aterna'). de psicóticos).
De hecho, algunos autores (Stork, 1986; Farjani, 1987; Ogden, 1989)
16. A1 hablar de k "situación tramicional edípíca", Ogden (1989) desarrolló esta idea de la imago parecen proponer que en las primeras etapas del desarrollo hay algo así como
del padre en la realidad internarle Ja madre. También hace referencia a la presencia al.J5eme del una "presencia ausente" del orden de lo paterno. Ello apunta a lo que deno·
padre. en el sentido de que en un pñmer momento (a niña se- enamora dd padre en la mirada minaré función paterna primaria (que incide sobre lo materno, y sólo indirec-
de fa madre. [-
tamente sobre el bebé}.
17. Para. una visión global de ]os planteamientos del autor acerca del padre, sobre todo e□ esra '
función de ambiente indestructible, ver-Wimüc-oct, 195 7, 18&; 1964, 31, 98:s:; 1965, 49, l 02,
Estableciendo un paralelismo con la mitología, Farjani brinda un punto de
106,171; 1987a; 124; 1989a, 262, 282-292. partid.a inte.resante para pensar acerca de esta cuestión: "El mismo sol que posi-

48 49
DESARROLLO EM0O0NAL PRIM[T[V0 EN LOS ESCRITOS DE W1NNIC0TT
LE0NEL D0ZZA DE MENDON<;:A

bilita la eclosión de las semillas y el crecimiento de las plantas tiene el poder En uno de los pocos pasajes en que Winnicott hace una referencia explícita
de quemarlas a través de una exposición excesiva. Representante del Principio a la función paterna que modula la materna, dice que el padre "humaniza algo
Masculino por excelencia, el sol necesita del concutso del Principio Femenino, la en la madre y anula en ella un elemento que, de otro modo, se vuelve mágico y
Madre mítica, para que pueda permitir la continuidad de Ja vida que él odginó. potente y menoscaba la actitud maternal de la madre" (Winnicott, 1964, 93s}.
La semilla, el niño-dios recién nacido, necesita ser ocultado (sembrado) y prote- Al "humanizar" lo materno, la función paterna contribuye a que aquél "espacio
gido por el mamo materno (la tierra) de la acción nefasta del ojo paterno (el sol materno protector'', caracterizado fundamentalmente por la sensorialidad, la
caustícante), para que pueda desarrollarse" (Farjani, 1987, 151; trad. LDlvl). ilusión y el amor incondicional. no se convierta en un "'espacio n1aterno terro-
Con otros términos, la cita apunta hacia la economía de las funciones rífico'' del cual el bebé no puede diferenciarse.
materna y paterna en el proceso de ilusión-desilusión, en el cual lo materno Los faUos significativos de esta función paterna suele conformar !a estruc-
tura familiar más corriente sobre todo en los casos graves de psicosis, a saber: un
modula aquello que en un primer momento se convertiría en la "acción nefasta
padre"débil" (que nunca llega a aparecer como tercero, modulador, mediador,
del o.jo paterno". Ello no significa que deba de haber una ausencia de la función
"interdictor") y un hijo sometido a la desmesura de las defensas, demandas y
paterna, sino que lo nefasto sería la presentación prematma y directa de la
embestidas de la madre (ver próximo cap.}.
terceidad, del amor condicional y el odio, de !a desilusión, etc. 18
Ya el comienzo de la función paterna secundaria tiene lugar en el momento
Por otra parte, sin el calor indirecto del sol-padre qué calienta la tierra-
madre,. la semilla se quedaría encerrada en un espacio materno terrorífico> teórico en que el bebé está preparado para afrontar el proceso de desilusión.
Aquí, los planteamientos de Winnicott acerca de la desadaptación, retirada
oscuro y frío. En términos míticos.. ello también aparece representado por hs
materna, administración del odio, atravesamientos del princi,pio de realidad,
imágenes de la esfinge y la sirena, que según Farjani podrían traducirse respec-
tivamente por "aquella que abraza y sofoca" y "aquella que asfixia" (ibídem, etcétera, hacen referencia a la función paterna, más allá d?que emplee los
términos «madre'' o ''materno".
133; cf. Stork, 1986).
De hecho, mucho de lo que Winnicott escribió acerca del proceso de desilu-
En términos aritméticos, Ja función paterna primaria debe representarse
con el número cero. El cero representa una presencia ausente, al igual que la sión y la transicionalidad, apunta hacia la función paterna.
En lo que se refiere a la transicionalidad, ésta deriva de! proceso de desilu-
presencia ausente del sol en relación a la semilla. Desde el punto de vista del
sión que funda un "espacio vacío", d espado potencial de separación y unión.
observador, el sol es presencia de un tercero (3) que modula la dualidad fusiona!;
En un artículo sobre "El padre en el psicoanálisis", Resnik dice que: "El modelo
pero, desde el punto de vista de la semilla, el sol es ausencia, en el sentido de
que lo paterno incide sobre lo materno (O). En el contexto del atravesamiento de roda comunicación se constituye bajo la forma de un triángulo lineal: uno,
el espacio y el otro. El padre es el lazo pero también la pausa, lo que separa y
entre ambos puntos de vista, el tres y el cero se equivalen (3 = O).
Respecto a la función paterna primaria, quizá hay algo que Winnicott no abre el espacio entre uno y otro. El vínculo tiene la doble significación de un
puente que une las dos márgenes del río y al mismo tiempo es testimonio de
terminó de explicitar o desarrollar, a saber: para que el orden de lo paterno se
instaure en el psiquismo del bebé, hay que dar por sentado que esté instau- la separación" (Resnik, l 989, 509}.
Y resulta que este puente que une y es testimonio de la separación es una
rado en el psiquismo de los padres, y entre estos y el bebé. Por más que e! bebé
definición bastante precisa del objeto transicional, que "es el lazo pero también
no se percate (aunque sí se beneficia) del efecto modulador ejercido por el sol
y el m:lsti! paternos, la triangulación sol-tierra-semilla, mástil-bandera-viento,
la pausa" y que Resnik define como siendo el padre.
Partiendo de la idea de que las funciones específicas no son exclusivas, se
siempre tuvo que estar presente.
concluye que si en el desarrollo emocional el padre es necesario, la función
18. Esta metáfora corrobora: la idea de que lo materno es del orden de la sensorialidad inmediata paterna es imprescindible. Mejor dicho: lo imprescindible es la relación de atra-
{la tierra envolviendo fa semilla). mientras lo paterno apunra haci-a el orden de la d_educción vesamiento entre las funciones materna y paterna.
{cf. Green, -e.n.AAW.• .i 970, 170) y se hace presente- por sus efectos, a saber: calentar- h cierrn Este modelo genérico brinda un marco conceptual para hace, un análisis
y,. cuando 1a semilla esté en condiciones de exponerse y salir a la luz, proporcionar los efectos dinámico de cada familia en particular, en el sentido de evaluar el grado de atra-
benéficos de los rayos de rol.

51
50
l.EONEL DOZZA DE MENDON<;:A


vesamiento entre las funciones materna y paterna; o, en un cas-o patoJógico, en
qué medida y cómo actúa la disociación o anulación entre dichas funciones.
Este moddo conceptual basado en el grado de atravesamiento o disociación
entre las funciones materna y paterna también puede emplearse para evaluar CAPITUL02
diferentes modalidades de relación rerapéu tica, así como equipos o instituciones
que se hacen cargo de personas con patologías mentales graves. FUNDAMENTOS PSICOPATOLÓGICOS
YCLÍNICOS

i
1

1 En el capítulo anterior hemos visto cómo los procesos de maduración, soste-


nidos por un ambiente facilitador, se actualizan a lo largo del desarrollo. Desde
esta perspectiva, la buena salud mental es madurez psicológica según la etapa
1
del desarrollo. "Si la salud es madurez, entonces la inmadurez, de la clase que
sea, es mala salud mental" (Winnicon, 1965, 76}.
Por otra parte, más allá del grado de inmadurez o de la estructura psíquica,
las manifestaciones dinámicas y enfermizas de la psicosis dependen en gran
medida del ambiente actual del individuo. De ahí que a lo largo de este capítulo
1 .1, haré un análisis de:
El momento del desarrollo en que han tenido lugar los fallos ambientales
significativos, así como las angustias que emergen y las defensas que se organizan.
1:
Las condiciones ambientales patógenas en un contexto familiar que se carac-
i:
teriza por la desmesura de la función materna y el menoscabo de la función
paterna. Cabe adelantar que con este análisis no se trata de adoptar una actitud
1

culpabilizadora, ya sea a nivel teórico o práctico, hacia los familiares, por más
que nuestra línea de investigación trate de recoger las posibles implicaciones
entre el contexto familiar y los procesos vinculares de psicotización y cronicidad.
Algunas cuestiones relativas al ambiente actual. Más allá de que la psicosis
ya esté instituida en el psiquismo del sujeto, sus manifestaciones {patológicas,
estereotipadas, antisociales, etc.} dependen en gran medida de la conducta
ambiental.

52 53
U:ONU DOZZA DE MENDONc;:~
FUNDAMENTOS PSICOPATOLÓGICOS Y ClfNJCOS

ii- Etiología según Ja dependencia respecto al ambiente En este punto conviene advertir que, más allá de que sea posible hacer una
exposición teórica acerca de la relación entre desarrollo emocional y patología
La investigación acerca de la etiología psicológica de la psicosis demanda
posterior, con ello no se pretende defender una concepción unívoca y lineal en
1 un análisis "del medio ambiente y de los tipos de anormalidad del mismo, así
este sentido. No es posible predecir rasgos clínicos específicos en función de los
' como el punto del desarrollo individual en que actúan estas anormalidades"
1
agravios producidos en los diferentes momentos del desarrollo. De ahí que Stern
1 (\Vinnícort, 1965, 163). Al establecer una relación entre inmadurez y enfer-
· (1985} cuestiona en qué medida hay continuidad entre desarrollo emocional y
medad mental, \Vinnicott dice que: "En rigor, si examinamos nuestra descrip-
patología, y en qué medida dicha supuesta continuidad debe entenderse más
1 ción de las personas esquiroides, vemos que usamos las palabras que empleamos
r bien a modo de metáfora clínica. "La mayor parte de los terapeutas concor-
para describir a los niños pequeños y a los bebés, y que en rigor esperamos
;_ ¡ daría en que se trabaja con la metáfora reconstructiva que renga más fuerza
encontrar allí los fenómenos que caracterizan a nuestros pacientes esquiroides
y poder explicativo con relación a la vida del paciente, incluso aunque no se
f
!·;
y esquizofrénicos" (Winnicott 1971 b. 95).
Sin embargo, esta fórmula no podría resultar tan sencilla, entre otras cosas
llegue a la "edición original" de esa metáfora. De la boca para afuera se reve-
rencia la teoría del desarrollo, pero la práctica no se detiene. Existe un difun-
debido a que "en nuestros pacientes analíticos se ha producido una fusión de los
dido reconocimiento de que, en su aplicación a un paciente, de las teorías del
elementos primerizos con otros posteriores" (Winnicott, L965, 132). Además,
desarrollo no surge ningún punto de origen real confiable para los rasgos tradi-
la observación de bebés apunta a que muchos de los fenómenos primitivos
cionales clínico-evolutivos. Tales puntos de origen reales de la patología sólo se
observados en pacientes adultos no pertenecen a la edad infantil que se creía
encuentran en el infante teórico, que no existe" (Stern, 1985, 309).
(cf. Srern, 1985, 279,309).
Siguiendo a Stern (ibídem, 327-332}, propongo dos direcwces para leer lo
Desde orra perspectiva, al reconocer determinadas correspondencias entre
que viene a continuación, a saber: 1) considerar que las hipótesis acerca de las
el psiquismo infantil y el psicótico, Winnicott (1958, 222) advirtió que ello no
relaciones e.ntre los daños producidos en etapas infantiles específicas y el desa-
quiere decir que los psicóticos se comporten necesariamente como ni nos, sino
rrollo posterior de patología, son hipótesis válidas y a la vez cuestionables, a las
que la falta de completación de determinados procesos en la primera infancia
que conviene seguir poniendo a prueba. A su vez, 2) ello no invalida el tomar
predispone a la psicosis'".
tales hipótesis como metáforas clínicas, y en este caso de lo que se trata es de
Una de las di ferencías fundamentales consiste en que, mientras en la primera
evaluar su validez conceptual y su eficacia terapéutica.
infancia hay unos mecanismos primitivos que posibilitan el desarrollo, e;, la
Debido a que el eje central de este estudio es la clínica, conviene desarrollar
psícotízación lo que se observa es la detención y distorsión del desarrollo a
de una forma más exhaustiva esta segunda perspectiva. De todas formas, para
través de dichos mecanismos. "No podemos diagnosticar enfermedad psicó-
introducir esta línea de reflexión cabe tener en cuenta algunos planteamientos
1
tica por el hecho de encontrar unos mecanismos mentales primitivos. Natu-
de Winnicott acerca de los momentos del desarrollo en que se han producido
ralmente, en la enfermedad psicótica lo que nos encontramos son las defensas
fallos ambientales significativos, y de cómo estos fallos han podido fomentar
1 primitivas, defensas que no necesitan estar organizadas si en las primeras fases
por lo menos la predisposición al desarrollo de patología.
de dependencia casi absoluta existe realmente una provisión ambiental satis-
factoria" (Winnicotr, 1965, 163).
a) Hacia 1,, independencia
Winnícott apunta aquí a que la adaptación activa del ambiente cumple una
función defensiva en las primeras etapas del desarrollo; de modo que en este
Aquí la provisión ambiental posibilitó el acceso a la constitución del aparato
contexto habría que habla.r cle una organízación dejefISiva interactiva, interper-
sonaly estrocturante, psíquico {separación del •yo y el no-yo, represión primaria, institución de los
sistemas conciente. e incondente_. in~egración, etc.} y el establecimiento de
19-. El. afro grado de infamiJismo oh.sen~abJe en personas con psicosis deriva dd compromiso relaciones triangulares; de modo que lás defensas se organizan sobre todo alre-
entre la condición ps.íquíca de! individuo y Ja conducra ambiental (familiar, en los comexcos dedor de las ansiedades relacionadas con el complejo de Edipo. El ambiente
terapéurico, socioCuJru.raf; ver apdos. 8.2 infia)_ puede influir en el talante y rigidez de dichas defensas y predisponer a la enfer-
54 .
55
l.EONEL DOZZA DE MENDONy\. FUNDA.',!ENTOS PSICOPAIDLÓGICOS Y CLÍNICOS

nl'edad psiconeurótica; pero aquí el factor decisivo es el universo fantasmático haber perdido el cuidado materno o "un buen objeto"; en el segundo lo está
de! sujeto, en función del cual se organizan las defensas. en términos del padre o de la calidad en la madre que demuestra que tiene el
En términos generales, los pacientes psicóticos, con patologías graves, citados apoyo de un hombre" (Winnicott, 1971a, 225, corch. LDM).
en esta investigación no han alcanzado este punto o "lo hicieron" fündamen- En "el psicópata, la compulsión a obligar a la realidad a compensarlo
talmente a modo de un sí-mismo falso que oculta y protege al verdadero. persiste en la vida adulta" (Winnicott, 1964, 72}. La tendencia antisocial se
hace crónica, y se consolida como trastorno de carácter o psícopatía., cuando
h) Dependmcitt relativa los beneficios secundarios se viven como algo que anula o colma la pérdida del
objeto, "mitigando el sufrimiento e interfiriéndose con el impulso individual
• ~nnícott (1965, 275s) estClblece una diferenciación entre privación y de buscar ayuda o aceptar la ayuda que se le ofrece" (Winnicott, 1965, 250).
pe:dida. En la privación el fallo ambiental escapa por complero al percata- Apenas hay esperanza de que el ambiente resrituya la pérdida, y lo que el indi-
miento y la comprensión debido a que tiene lugar en la dependencia absoluta viduo busca es el beneficio secundario en sí, como si dicho beneficio fuese la
(ver próximo ítem). materialización de :,quello que se vivió como pérdida.
En cambio, en la pérdidtt el fallo se da encima de un éxito, es decir: hubo En términos generales, hay cierta correspondencia (por lo menos teórica}
una _adap~ación inicial satisfactoria que posibilitó el pasaje a la dependencia entre los fallos ambientales en la depen1encia relativa y el desarrollo de pato-
relanv:. Sm_ :mbargo, en ~eter~nado momento algún acontecirn iento hace que logías graves no psicóticas o borderline (trastornos de personalidad, narcisista,
el bebe o nmo tenga la v1venc1a de haber perdido al objeto {suficientemente} obsesivo-compulsivo, esquíwide, drogadicción}, que suelen cursar con altos
bue~o. Este_:,contecimiento puede ser la muerte real de una de las figuras signi- niveles de demandas hacia el tiempo, el dinero y la atención de los demás, así
fican vas o bien una sepa:ración abrupta, un cambio significativo en Ia dinámica como mediante conductas auto y heterodestrucrivas. -{j_
familiar, en la actitud de la figura materna, etc.
En esta fase caracterizada por la separación del yo y el no-yo, así como por e} Dependencia absoluta
los com,enws de la integración y el pensar, el sujeto ya puede percatarse de la
dependenóa Y ~e l~s fallos ambientales. Aunque en un nivel precario, aquí ya Aquí los fallos arnbienrales significativos escapan por completo al percata-
hay un stqeto psiqu,co capaz de experienciar los acontecimientos. miento y la comprensión. Se trata de una privación en el sentido de que desde sus
Los fallos ambientales en esta etapa intermedia, entre la dependencia absoi'uta comienzos el sí-mismo naciente ha sido privado de recibir una adaptación :,ctiva
Y1~ independencia, predispone en primera instancia a la tendencia antisocial {en satisfactoria; con lo cual, hay un bloqueo en la estructura fündante de los procesos
la mfanc1a). Esta suele manifestarse a modo de hurtos, brotes de agresividad, de maduración que conducen a la constirudón del :,parato psíquico. Se produce
carácter_ ?esafiante, mojarse la cama, exigencias y demandas hacia el tiempo, un bloqueo en "los pro=os de instauración de la personalidad y de diferenciación
la atenc1on y el dinero de los demás, etcétera. del ser (Winnicott, 1965, 269), así como en la organización defensiva o "estruc-
A través de estas actuaciones a modo de demanda el niño manifiesta su tura del ego" (ibídem, 251; cf. Wínnicott, 1957, 138; Winnicott, 1989a, 151).
esperanza Y exigencia de que el ambiente restituya la pérdida (ver Winnicott En este contexto ha.y que hacer referencia a la emergencia de "agonías
1971a, 223-30 I). ' impensables" (Winnicott, 1989a, 114s), contra las cuáles se organizan defensas
La tendencia antisocial no es un diagnóstico, y se la puede observar tanto en primitivas a modo de bloqueo20• Las alternativas defensivas consisten funda-
los casos de nellfosís como de psicosis, incluso en personas (sobre codo niños) mentalmente en "la suspensión del proceso del desarrollo y la psicosis infantil"
sin patología evidente (cf Khan ,.a., 35s). (Winnicott, 1964, 190).
Winnicott describe dos tipos de tendencia antisocial: " ... en una, la enfer-
20. Podría compararse este bloqueo defensivo con la .sordera pasajera que solemos experimentar a
medad se presenta como mbo, o como exigencia de atendón especial [húsq ueda
raíz de un ruido o estaHido intenso; es decir: el ofdo reacciona a la intrustón dd factor extemo
del ob¡etoJ [... ]; en la otra, hay destructividad que provoca una dirección firme bloqueándose. En un ambtente patógeno est-e bloqueo tiende a convertirse en un pa(rón y
[... ] Cabe decir que el primer tipo de niño está carenciado, en el sentido de automatizarse.

56· 57
LEONEL DOZZA DEMENDONy\ FUNDAMENTOS PSICOP/ffOLÓG[COS Y CLÍNCCOS

• Incluso en el autismo lo que se observa es una organización defensiva contra Ser objeto de la desmesura materna implica ser colocado en el lugar de la
las agonías impensables, que de ser experimentadas serían indescriptiblemente - encarnación real del objeto capaz de proporcionarle al otro la para siempre
dolorosas. Dichas agonías constituyen la materia prima de las angustias psicó- perdida, y en definitiva mítica, plenitud fusiona! y narcisista.
ticas, que son lo más cercano a las agonías impensables que se puede llegar a Si bien es cierto que el psicótico está atrapado en el intento de eliminar
conocer (ver a continuación}. La función del bloqueo defensivo es aislar y así la incompletud ("Si yo soy hijo de dos, me quedo imperfecto"), lo está en la
proteger al sí-mismo verdadero, de tal forma que el sujero alcanza cierta invul- misma medida en que ha sido convocado a ser la encarnación real del objeto
nerabilidad y "no tiene que volver a experienciar jamás-la angustia impensable" capaz de eliminar la incompletud de otro.
(ibídem, 239). Ante la desmesura de lo materno el "sujeto" no puede discriminarse y
En definitiva, los fallos ambientales significativos en esta etapa predisponen avanzar en el desarrollo que conduce hacia la transicionalidad {el "no he visto
a la estructuración psicótica (ver a continuación}. _ el mundo" que dice Pedro) y la constitución del aparato psíquico, incluida h
integración psicosomática ("la mujer me ha sacado el cuerpo"},
Aunque en los casos de psicosis la desmesura de lo materno suele provenir
2.2- Desmesura de la función materna y menoscabo de la función paterna fundamentalmente de la madre, puede ocurrir que sea el padre quien establezca
estos modos parógenos de vinculación., Searles (1966, 273-284) da diversos
''úrme~ ¿tú no enc,mtrarias un padre para mí? Es q,;, mi madre es el ejemplos clínicos en los cuales aparece el tema del "padreesquíwfrenogénico".
marido de ella mim,a''. Sin embargo, lo cierto es que suele ser la madre quién asume el rol activo
en lo referente a la desmesura de lo materno. A su vez, el padre suele adoptar
"El mundo es inmenso, y por eso él choca; todo choca, porque me he acos- una acti~ud de sometimiento y no intervención, a veces int/Jcambiable con
tumbrado a viuir en el piso de la mujer y entonas no he visto el mundo". muestras de agresividad, prepotencia y arrogancia, que en último análisis denun-
cian su imposibilidad de "hacer valer su voi'11 ,
"Nadie es hijo de dos pmonas. Todo el mundo dice que yo tengo un Al hablar de la desmesura de lo materno por parte de la madre, no hay que
padrey una madre; pero )tl rólo "1' hijo de mi madre, porquefae ella la que olvidarse de que el padre también está ahí, sometiéndose o apartándose de la
me ha generado. Si J'O soy hijo de do,, me quedo impe,ficto, Mi h,m,ana situación. Desde otra perspectiva, Winnicottdiceque "puede muy bien suceder
tiene un padre y una madre''.
que el progenitor sano se aleja para proreger su propia cordura, aun cuando
ello signifique dejar a un hijo abandonado a la psicosis del otro progenitor"
"La mujer me ha quitado el cuerpo; así, mira: como el que roba una
(Winnicott, 1964, 91). Más allá de ese planteamiento, de parte de la madre
c,zrtem"(SIC: Pedro, un pacienteesquirofrénico}.
suele haber un movimiento activo de exclusión del padre {ver, por ejemplo,
Sereno, 1996, 109-115).
Desde una propuesta de relectura de los escritos de Winnicott, hemos visto
que resulta fundamental la relación de atravesamiento entre las funciones
Según Winnicott, hay fundamentalmente dos tipos de trastornos maternos
materna (sensorialidad, inmediatez, incondicionalidad; ilt1sión) y paterna
que pueden disrorsionar el desarrollo emocional:
(presencia de la ausencia, moduladora, legisladora, condicional; desilusión).
1) "En un extremo, tenemos a ia madre cuyos intereses personales son
A Sll vez, desde su esquiwfrenia Pedro (en el ~pígrafe de este apartado) ilustra
demasiados compulsivos como para abandonarlos" (Winnicott, 1964, 29s}. A
de una forma bastante precisa cómo en la familia del psicótico suele prevalecer
este cipo de madre le cuesta sumergirse en el estado de preocupación maternal
la disocfación y anulación entre tales funciones, estableciéndose el imperio de
un espacio marerno terrorífico que tiende a borrar aquellos aspectos vinculares
que apuntan hacia e! orden delo paterno. En este contexto vincular el (futuro) 21. Bion (1967, 119») dice que la arrogancia suele manifestar.se en aquellos pacientes "aparentemente
psicótico se convjene en objeto de la desmesura materna. neuróticos"' en ]os cuales están-activos mecanismos psicóticos. También podría pensarse que la
arroganda es la manifesradón de un falso si-mismo, en es1e: caso, paterno.

58' 59
LEONH. DOZZA DE MENDONc;:A FUNDA,\1ENTOS PSICOPATOlÓGICOS Y CLÍNICOS

'
primaria, dado que ello supone niveles de regresión y contacto con afectos estos se manifiesten bajo la forma de conductas auto y heterodestructivas, y
primitivos que amenazan su precaria integración. también como expectativa de ser atacado o aniquilado (ansiedades y delirios
2) En el otro extremo "tenemos a la madre que tiende a estar permanente- paranoides) .
.mente preocupada por algo~ y el nifi.o se convierte entonces en su preocupa- En lo que se refiere a esta figura materna patológicamente (des)preocu-
ción patológicd' (ibídem, 30) 22 • Aqllí se puede observar con mayor facilidad pada y los objetos transicionales, Winnicott advierte que: "A veces vemos que
las consecuencias (para la madre y el bebé) del menoscabo de una función la madre misma es utilizada como si fuese un objeto transicíonal, lo cual si
paterna moduladora. Y una de las consecuencias será que, en vez de estable- persiste puede dar origen a grandes perturbaciones[ .. ,] Como ustedes conje-
cerse una relación fusional estmcturante {ilusión}, lo que se observa es una turarán, en estos casos en que es utilizada la madre, es casi seguro que hay algo
simbiosis patológica23• en la madre misma -una necesidad inconsciente de su hijo o hija- a cuya pauta
La simbiosis patológica deriva de una "preocupación maternal invertida", se amolda el nino" (Winnicott, 1989a, 75).
en el sentido de que toda preocupación hacia el bebé es la preocupación por Puede tratarse de madres con depresiones graves que, a modo de defensa,
la precariedad de la propia condición psíquica. Mientras en la preocupación contrarrestan su estado de ánimo volcando una atención y preocupación exacer-
maternal hay adaptación a las necesidades psíquicas del bebé, en !a "invertida" badas hacia su hijo. Este último, en un gesto de "fidelidad involuntaria", se
será el bebé qllien tendrá que amoldarse a las necesidades y.organización defen- desarrolla sobre la pauta de existir para compensar la depresión o algún déficit
siva de la figura materna. psíquico de la figura materna.
Si en una situación así estrucmrada fuese posible concebir la noción de Por lo tanto, la simbiosis patológica se caracteriza por una relación comple-
núdeo del sí-mismo del bebé, no sería equivocado decir que dicho núcleo mentaria, sin mediación paterna, entre la precariedad de la condición psíquica
empieza en los bordes externos de la organización defensiva de la figma materna del "sujeto" (bebé, psicótico) y la desmesura de la función mitkrna. Esta desme-
{para un desarrollo clínico de este planteamiento, ver cap. 8). sura deriva de los excesos de una organización defensiva que explora aquella
Aquí no están dadas las condiciones para que el lactante acceda a la fusión, precariedad. Luego, y sobre todo con la cronificación de la enfermedad, ya no
y aunque accediera a ella no puede abandonarla, dado que la figura materna no es posible precisar quién tiraniza a quién, incluso porque quién y quién no
puede desilusionar a su bebé, quien se ha convertido en apoyo yoico para ella. existen en cuanto sujetos psíquicos diferenciados.
Entre otras cosas, !a no completación del proceso de desilusión bloquea
el proceso de destrucción-supervivencia del objeto, así como la quiebra, por
el odio, del objeto idealizado. La imposibilidad de establecer relaciones que 2.2.1- Una ley sin ley: el imperio de la anomia
viabilicen la expresión estrncturante de la destructividad y el odio harán que
En la desmesura de lo materno no hay una "ley del orden humano" que
22. M-ás que hablar de dos úpos de trastorno materno, por lo general lo que se observa es una
reglamente la relación; sólo hay la "ley" de la organización defensiva.
oscilación vertiginosa entre ambos. Paokow describe estas interacciones en los siguientes En una conversación que tuve con un paciente y su madre, en determi-
términos: "'en la medida en que el niiio es vivido como parte del cuerpo de la madre, y nado momento ésta le dijo a su hijo: "¡Yo no tengo normas; tengo defensas!"
sometido por ello al deseo y a la palabra de la madre, bita escá contenrn y es: gentil. A pesar (SIC). Ese es el postulado en que suele basarse el "encuadre" en estas familias.
de dio, rechaza al nifio para no dejar- ver que necesita esta .simbiosis, St después de este
En este sentido, Aulagnier-Spairani establece una analogía entre la anomia de
rechazo el niño trata de liberarse para llevar sólo, dei:itro de sus límites, una existencia con
una identidad propia, la madre interviene para recuperar "'esta parte des[ misma» que está
la desmesura materna y el juego de cartas:
perdiendo" (Pankow, 1979, 48s). "Para jugar no es ya preciso saber que el rey es superior a la dama, ni que el
23-, En u.na carta destinada a Spock, \Vinnicott (19876 [1962], 223s) dice no gustarle d término orden establecido determina el valor: para lograr un triunfo no hay necesidad
"simbiosis"'; y de ahí que sude expresarse en términos de estado primario fusionado y fusión alguna de conocer el valor simbólico de los signos, sino que basta el signo en
parcill (en el caso de ta ma:dre). As:ímismo, para favorecer una mejor oomprensión diferen-
sí mismo y se puede volver a crear en cada ocasión una ley nueva" (Aulagnier-
cial emplearé d término "simbiosis" para hacer referencia a la relación fusiona! patológica}'
patógena, .cualitativamente diferente de !a relación fusíonal estructuran re. Spairani, citado por Waelhens, 1972, 51 }.

1- 61
;iil : LEONEL OOZZA DE MENOON<;:A FUNDAMENTOS PSJCOPATOLÓGICOS Y CLfNICOS
, l!
• así como al usufructo de las experiencias corporales (incluidas las satisfacciones y
De aquí se desprende otro de los factores que marca la diferencia entre
rdaciónfusional estructurantey simbiosis patológica: en esta última lo materno frustraciones pulsionales estructurantes), El "sujetó' se convierte en una psique
no está mediatizado por el proceso secundario ni por la ley paterna y cultural sin cuerpo o en cuerpo "sin alma', lo cual puede manifestarse bajo !a forma de
dei orden humano, ni tampoco por una frontera generacional y todo aquello despersonalización) angustias hipocondriacas, trastornos psicosomáticos graves,
que apunte hacia la intervención de una otredad legisladora. cierta dificultad para acceder a las sensaciones de hambre/saciedad, frío/calor,
etc. (cf. Winnicott, l 988, I 73ss).

2.3- Cuidados matemns y angustias psicóticas En l.5,2 supra hemos visto cómo el pensar poco a poco se constituye
1

1 '
en un importante aliado de la madre, debido a que le posibilita al lactante
A ?artirdelos apuntes globales acerca de los factores ambientales patógenos tolerar la espera y fullas maternas. Según Winnícott (1983, 29ss), la mente
·! ¡
ii antenormente descritos, conviene especificar algunas consecuencias ocasio- (que posibilita el pensar) es una forma ulterior de funcionamiento psicoso-
1
nadas por los fallos de la provisión ambiental y sostén, pero ahora teniendo en mático. Desde esta perspectiva, los fallos ambientales significativos predis-
i ;
cuenta las funciones básicas de los cuidados maternos y las angustias alrededor ponen a que el pensar se escinda del psique-soma y reemplace el rol de la
·, 1 de las cuales se organizan las defensas. . madre (lo cual serfa una forma de auto sostén); "elfimcionamiento mental se
'
!. En lo referente al sostenimímta, los fallos significativos (es decir, que se han vuelve una cosa en sí, que reemplaza prácticamente a la madre buena'' (Winni-
tran~formado en un patrón o no pueden ser reparados) producen angustias cott, 1989a, 257). Si esta defensa no falla del todo, el sujeto puede llegar a
relacionadas con las sensaciones de partirse en pedazos y caída intenninable. desarrollar "un falso self bajo la forma de un intelecto explorado" {ibídem;
La sensación de partirse en pedaws deriva del derrumbe de la naciente estruc- cf. Green, 1980}. ,;J
l tura del Yo Y del sentido del sí-mismo, así como de la imposibilidad o retraso
en lo que se refiere a inicia; la integración desde la no-integración. La principal
Además de las cuestiones relativas a la asistencia corporal, el intelecto explo-
tado se encuentra estrechamente relacionado con la irnpredictibilidad de los
1
1
defensa es la desmtegrac10n, con la correspondiente sensación de partirse en cuidados maternos, lo cual va en contra del principio de constancia y de la

l.l pedazos. En una etapa posterior la desintegración puede ser una defensa contra
las ansiedades depresivas asociadas a la integración {cf. Winnicott, 1958 ¡ 4 ¡
confiabilidad en la madre, En términos tipológícos podría hablarse de una figura
materna caótica; de tal forma que el pensar se disocia en un intento fallido de

r· 209; Winnicott, 1988, 167; \Vinnicott, 1989a, 114). '


Respecto a la sensación de caída interminable, Winnicott (198 8, 184) señala
que c~n el nacimiento el neonato pasa de la era pre-gravitatoria {en la que es
' establecer una predictibilidad en donde no la hay.
Sugiero que el extremo del intelecto explotado se manifiesta en el delirio, en
el cual el sujeto construye una "teoría' acerca de los fallos ambientales significa-
;I ¡.. sostemdo desde todas las direcciones en el vientre materno) a la era gravitatoria, tivos. Pero se trata de una "teoría" en que "d funcionamiento mental se vuelve
·, 1:
en que es sostenido desde ahajo, Por lo tanto, los fallos significativos en este una cosa en sí" (Winnicott) y no accede a los atravesamientos del principio de
senndo pueden producir la sensación de caída interminable, contra la cual se realidad. De ahí que el pensamiento delirante constantemente da vueltas sobre
organizan defensas a modo de auto sostén (ver a continuación). sí mismo en un circuito cerrado.
La sensación de caída interminable no deriva sólo de los fallos del sostén
J físico, sino fundamentalmente de que los fallos de adaptación, en sus distintas En lo referente a la presentación de objetos, recuérdese que esta función facilira
manifestaciones, "dejan caer" (derrumbe) el sí-mismo del bebé. los comienzos de la significancia de la realidad externa a través del estableci-
miento de relaciones con objetos subjetivos. Por lo tanto, los fallos significa-
A su vez, los fallos significativos en la asistencia carporaf fomentan la emer- tivos en este sentido pueden bloquear todo lo relativo al establecimiento de
gencia de agonías primi~ívas deúvadas de una relación psícosomdtica deficiente la fusión y el proceso de ilusión. Además, "bloquean el desarrollo de la capa-
(fallo en la personahzac10n o residencia de la psique en el cuerpo). Ello tiende a cidad del niño para sentirse real al relacionarse con el mundo concreto de los
bloquear los procesos que conducen a la tonificación y coordinación muscular, objetos y los fenómenos" {Winnicott, 1964, 34),

62 63
11 1
lEONEL DOZZA DE MENDON<;:A FUNDAMENTOS J>SICOPATOLÓG[COS Y CLIN[COS

Todo ello apunta hacia la emergencia de angustias relacionadas con la pérdida · de fracasar, el medio ambiente triunfará en su función de posibilitar la tendencia
1:' del sentido de lo real y la sensación de "Completo aislamiento, ya que no existen heredada del individuo a desarrollarse y madurar" (Winnicott, 1965, 154).
'' medios para comunicarse'' (Winnicott, 1987a, 131). Aquí las defensas se orga- Si bien esta tendencia regresiva puede impulsar hacía la salud, ~ 1innicott
nizan fundamentalmente a modo de explotación del narcisismo primario y de diferencia entre dos tipos de regresión: "Una de ellas es simplemente un retro-
los estados autistas, en !os que se establece una relación exclusiva (o casi) con ceso en la dirección opuesta al movimiento progresivo del desarrollo; se ven
' los fenómenos del sí-mismo (\Vinnicott, 198 9 a, 114; Wi nnicott, 19 876, 230s). aparecer características regresivas y se reconoce que han quedado bloqueados
,,
1
los mecanismos del crecimiento individual. El otro tipo de regresión es muy
distinto, aunque clínicamente puede ser semejante; en este segundo tipo el
2.4- Regresión a la dependencia y derrumbe psicótico paciente hace la regresión debido a que una nueva provisión ambiental le posi-
11 ,
bílira la dependencia" (Winnicott, 1989a, 237).
11, A pesar de las dificultades descritas en apartados anteriores, aunque con De esta forma Wínnícott diferencia los casos en que simplemente hay un
11 cjerras limitaciones y déficits el desarrollo del individuo puede seguir avan- derrumbe, de aquellos en que el derrumbe regresivo se debe a la provisión de
11 zando. Sin embargo, en determinado momento algún acontecimiento o factor unos cuidados satisfactorios y confiables,

1 ,,
actual puede desencadenar el derrumbe. Este factor desertcadenanre puede ser Más allá del sostén brindado por un profesional, el sujeto puede encon-
un nuevo trabajo o el estrés, la resrructuración del ambiente familiar o acon- trar en su entorno inmediato (amigos, vecinos, pertenencia a grupos e institu-
tecimientos aparentemente insignificantes. ciones) las condiciones (sobre todo la confiabilidad) que necesita para regresar24•
En términos arquitectónicos diría que, pese a las dificultades, la construcción En términos generales, independientemente de que la regi':esíón se debió
del edificio del aparato psíquico sigue adelante. Sin embargo, este seguir adelante o no a una provisión ambiental satisfacror.ia, en todos estos casos "'-indirecta-
está sostenido por unas estructuras deficitarias que, sí bien soportan un determi- mente se introduce el ambiente, ya que la dependencia exige un ambiente que
nado número de pisos, a partir de determinado momento no podrán sostener el atienda a ella" {Wínnicott, 1989a, 62).
edificio (derrumbe psicótico). Una alternativa consiste en detener la construcción Estos planteamientos son importantes a la hora de entender y justificar la
y así evitar el derrumbe, lo cual implica Uevar una existencia limitada. fonción ambiental ejercida en Acompañamiento Terapéutico. Los casos en que
En otros casos resulta difícil identificar el factor desencadenante debido a su se solícita la intervención del Acompañante suelen estar implicados en contexto,
aparente insignificancia. A veces el simple hecho de añadir un ladrillo desenca- ambientales insatisfactorios (familiar, institucional). En tales contextos la regre-
dena el derrumbe que ya estaba a punto de producirse. Se trata en estos casos sión a la dependencia se hace crónica y estereotipada, de modo que muy a
de un "ladrillo detonador" insignificante y a la vez decisivo; un ladrillo que, en menudo se manifiesta bajo la forma de infantilismo, dependencia patológica,
su calidad de representante del último gesto de construcción, desencadena el tiranía vincular. etc.
desmoronamiento y desintegración de los escombros en que se pierde. Esta función ambiental consiste en adaptarse a las necesidades primitivas
del paciente, lo cual incluye brindar un sostén afectivo y efectivo en lo relativo
A la hora de pensar acerca de la psicosis, Winnicott·propone renunciar a a aspectos de su vida cotidiana. Desde otra perspectiva, incluye también una
tomar como referencia al complejo de Edipo, así como la regresión a zonas serie de intervenciones sobre la dinámica patógena y cronificante que suele
erógenas y puntos de fijación (Winnicott, 1965, 154; Winnicott, 1987b, 249; observarse sobre todo en el ambiente familiar.
Winnicott, 1989a, 293; cf. Stern, 1985, 53, 283s; Waelhens, 1972, 73-89). En definitiva, si en la psicotización el ambiente es el factor decisivo, también
De ahí que adoptó el concepto de regresión a la dependencia, cuyo énfasis Jo será en el proceso de Acompañamiento Terapéutico.
recae en el desarrollo del Yo y en la dependencia respecto a la provisión ambiental
(cf. Wínnicott, 1958, 382ss}. "La regresión representa la esperanza que alberga
el individuo psicótico de que ciertos aspectos del medio ambiente que origina-
24➔ En a1gún Jugar \Vlnnicottinduso menciona e1 caso de una paciente que pudo hacer la regresión
riamente fallaron podrán ser repetidos, con la salvedad de que esta vez, en lugar
ra
a: dependencia gracias :a una asistenta confiable}' afecrJva.

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FlJNDAMENTOS PSJCOPATOLÓGJCOS Y CÚN!COS
LEONEL DOZZA DE MENDONy\

Este derru'.'1b_e primitivo queda registrado en el "psiquismo• (que todavía


2.5- La estructura psicótica y algunas de sus vicisitudes no ~e ha const1tmdo), aunque no es registrablecomo aconteciniiento psíquico
En la dependencia absoluta no es posible describir al lactante sin describir debido a que la or?ani~aci~n yoica no tiene noticia de aquello que tuvo lugar
p~.ro n~ fu~ expenenc1ado =>. Es en este sentido que. en la psicosis,. "incons-
al ambiente. Antes de hablar de la organización defensiva intrapsfquica del
ciente s1gn1fica que la integración yoica no es capaz de abarcar algo" (Winni-
bebé, corresponde tener en cuenta que la adap ración activa de la madre cumple
cott, 1989a, 115).
funciones defensivas a modo de yo allXiliar o sostén.-
. ~o~ fallos ?e :ostén y la intrusión ambiental producen un derrumbe pre-
Stern comenta que las perturbaciones clínicas en las primeras etapas del
histonco del s1-m1smo, que al carecer de registros de significación, en la eclosión
desarrollo "no son signos o síntomas de algún conflicto incrapsíquico, sino
de 1~' psi~osis tiende.ª aparecer a modo de vivencia sensorial-concreta (alud-
el reflejo exacto de una realidad interactiva en curso" (Stern, 198 5, 247);
nacmn v1sual, aud1t1va, cenestésica; sensación de partirse en pedazos., etc.).
de modo que "la patología preedípica se debe a déficit o a acontecimientos
Ello hace pensar que estos niveles de la experiencia psicótica tienen que ver
basados en la realidad, y no a conflictos, en el sentido psicodinámico" (ibídem,
con los fallos en aquellos procesos de yuxtaposición y conexión estmcturante
306; ver ibídem, 26s, 227ss; cf. Racamier, 1980).
entre lo alucinado y lo real (ilusión), tras lo cual el individuo puede acceder
De forma análoga, no es posible hablar de la etiología psicológica de la
a una tercera zona de experiencia que posibilita establecer arravesamienros
estructura psicótica sin describir los fallos ambiemales ~n las primeras etapas
transicionales.
del desarroUo (cf. Winnicott, !965, 275, 316s).
La noción i11dividu,tl de estructuración psicótica incluye, por definición, al
11mbiente.
2.5.2- Función sostenedora del delirio
Ello no significa que "los efectos perjudiciales de semejante falta [ambiental! no
puedan describirse como deformación del ego y de las defensas contra las angustias
Además de las vivencias sensorial-concreras ames mencionadas, debido a
primitivas, osea en términos individuales" {Winnicott, 1965, 56, corch. LDM).
que el derrum~~ pre-his:órko no es explicable para el sujeto, tiende a aparecer
Desde una descripción en términos individuales¡ en la psicosis la "escisión
a modo de delmo. Este ultimo sería un intento de significar, a modo de ceorfa
ocup11 el lugar de lo im:omcíente reprimido del p,iconeurótico" (Winnicott, 1989a,
Y escenificación, eso inexplicable que tuvo lugar pero no fue experienciado.
235, subr. LD.M). En mayor o menor medida, el inconsciente no esrá instiniido
Sobre todo en el delirio paranoide el «sujeto" constantemente se ve amena-
desde la represión primaria (Urverdriingung), lo cual implica decir que no se ha
zado por alguna forma de intrusión del factor externo al que debe mantener
completado el pmceso de constirución del aparato psíquico.
bajo control y/o del cual debe defenderse. De ahí que el delirio es una mentira
En las primeras etapas del desarrollo y en la psicosis, "inconsciente significa
que dice la verdad. Su veracidad deriva de que hubo una intrusión real del
que la integración yoica no es capaz. de abarcar algo" (Winnicott, 1989a, 115,
factor exter~o, que al no ser registrada ni accesible a la significación, sólo
subr. LDM). Este "algo'' son los fallos ambientales que escapan por completo,
o casi, a las posibilidades de significación.
puede s:r_vivenciada y "explicada" desde la lógica de los procesos psíquicos
no med1~nzados por los atravesamientos del principio de realidad y el proceso
Estos elementos brindan un punto de partida para discriminar estructural-
:ecundano; Y por lo tanto una lógica no accesible a la transicionalidad y la
mente entre neurosis y psicosjs.
intersubjetividad.
Al "igual" que con lo inconciente, el delirio no conoce ni la duda ni la
2.5. l- Derrumbe pre-histórico del sí-mismo negación de sus supuestos. Podría decirse que el delirio es el "inconciente" del

En su artículo titulado "E! miedo al dermmbe" [1963], Winnicotr (1989a)


2 5. lviannonl (en \Vinoicotret. al, 1977, 63s} dice que este p1anteamienro de \Vinnkon se acerca
dice que el miedo al derrumbe esel miedo a un derrnmbequeya ruvolugar, pero
:a la noción freudo-lacanlana de fordusión, del pasado forcluido no recordable que aparece
que tuvo lugar en un momento en que no había un sujeto u organización yoica en lo real
capaz de experienciarlo, significarlo y organizar defensas adaptativas.

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LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A FUNDAMENTOS PSJCOPAIDlÓGJCOS Y CLIN!COS

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psicótico; pero se trata aquí de un "inconciente absolutamente cerrado" (en lo
que respecta a su lógica) y a la vez "absolutamente abierro" (en el sentido de
Siguiendo en la línea de metáforas arquitectónicas, diría que psicosis y
neurosis son dos pisos de una casa; que la psicosis es el sótano y la neurosis el
¡ ; '
!· que aparece escenificado, "soñado", en la realidad externa). primer piso. Ciertamente, el "suelo de la neurosis" está muy cerca del "techo
Aquello que en el desarrollo normal evoluciona hacia teorías (científicas, reli- de la psicosis'~; pero es otro piso, otra estructura. Entre el '"techo de Ja psicosis"
giosas, populares} de la experiencia human.a, accesibles a la intersubjetividad, y el "suelo de la neurosis", marcando esta diferencia estructural, está la repre-
1
1 en el delirio se constituye a modo de "reorías' regidas por procesos-psíquicos sión primaria y la institución de los sistemas conciente-inconsdente.
no mediatizados. Si en la sintomatología neurótica entra en juego el retorno de lo reprimido,
Asimismo, cabe destacar que !a posibilidad de acceder a una construcción deli- en la psicosis prevalece la manifestación escindida o anárquica del psiquismo
rante organizada representa ,m avance de "significación teorizante" fundamental. (ver a continuación).
¡ '. El psicótico delira para acotar un escenario y convocar personajes que hagan Por otra parte, habría que preguntar si hay vías de acceso entre un piso y
;
:: tangible aquello absolutamente sín sentido que tuvo lugar pero no fue experien- otro; es decir, si sería válido pensar en unas escaleras que posíbílitan cierto nivel
ciado. Con ello logra restituir el sentido del sí-mismo en sus relacior,es con el de tránsito entre los dos pisos, entre neurosis y psicosis, La cuestión es dema-
!
' mundo. Por más terrible que sea la trama del delirio, siempre será un mal menor siado compleja y amplia, de modo que conviene acotarla preguntando si un
sí se compara con las angustias impensables no accesiblés a la significación. individuo estmcturalmente psicótico pu'ede transitar psicodinámicamente por
Los objetos que el psicótico toma para la construcción del delirio no suelen territorios neuróticos. Diría que sí, pero no. Sí porque puede acceder a ello
ser sus objetos primarios o progenitores. En algunos casos el objeto del delirio psicodinámicamente; pero no, debido a que este acceso siempre se da sobre la
son personas o personalidades con los cuales el delirante no puede o difícilmente base de una estructura psicótica. -:}
podría tener relaciones (políticos, famosos, el Rey, etc.); son personajes histó- Ll cuestión sería: ¿qué es lo que posibilita este acceso?, ¿en quéconsíste esta
ricos o míticos que "toma prestados" de la cultura para explicar aquello intan- escalera que supuestamente posibilitaría al psicótico asomarse psícodinámica-
gible ("sin objeto''} e inexplicable que tuvo lugar en sus relaciones primarias. mente al piso de la neurosis?
Sin embargo, ello no es suficiente; en algunos casos hay que buscar personas L, escalera, este puente, paradójicamente suele ser el delirio (aunque no
de carne y hueso que viabilicen interacciones real-imaginarias. Si los vecinos son exclusivamente). Paradójicamente porque el delirio es un elemento decísívo para
especialmenre elegidos para encamar esta función, ello no deriva de conflictos diagnosticar psicosis, pero es precisamente la función sostenedora del delirio lo
interpersonales-~ sino de que el vecino está situado en una posjción arquitec- que le posibilitará al individuo subir las escaleras y contemplar, a medio cuerpo
rónícamente estratégica para representar la encarnación de una "otredad" que entre el sótano y el primer piso, el territorio neurótico, e incluso transitar por él
amenaza y debe de ser puesta bajo control o destmida. a nivel psicodinámico (que no es poco). Esto no le convierte en un individuo
1
En el ámbito del delirio, la noción de objeto y sobre todo de su otredad, estructuralmente neurótico ni con una "parre neurótica de la personalidad \

carece de sentido para el psicótico, lo cual no significa que ello será así en todas aunque sí nos permite atribuirle capacidades supuestamente sólo accesibles a
sus relaciones (ver próximo apartado).
habla (ciertamente influenciado por sus compañeros ldeinianos} de "parte- no psicótica de 1-a
personalidad", aunque también advierte que este planteamiento puede resultar engañoso debido
a que esta mpuesra '"parce no pskócica'' es más bien una manifestación dd falso sl~mismo del
2.5.3- útructura y funcionamiento psicodinámico psicótico {Winnko-tt, 1965, 272s). A su vez, al referirse a los casos "'fronteri:ws'', dke que "'el
núcleo de la perturbación d.d pa.dente es. psicótico, pero e1 paciente posee una organlzación
Desde una perspectiva estructural, no sería acertado emplear expresiones psíconeurótica suficiente" (\'v1rmicott, 1989a, 264). Dada la complejidad dcl tema, considero
tales como "parte psicótica de la personalidad" en individuos neuróticos, o aceptab]ela idea de una estructura "fronteriza"' que en psioopato1ogía suele manifestarse a modo
de patologfas graves, em:re las cuales se induy-en los- trastornos de personal;dad, nardsisras:,
''parte no psicótica o neurótica de la personalidad,., en psicócicos 26 •
obsesivo-compulsivos. etc., muchas-voces acompañados po.r tcmoreshlpocondrfaco.s, -afecciones
psicosomáticas, delincuencia, malos tratos (violencia de género, ere.) y-adicción a las drogas
26, En los escritos de Wimücott hay cierra ambigüeda<l en este sencido. En algunos pasajes {ver Fioriní, 1993; Kohut, 1971).

68 69
¡f1
'..' '. .•• I'· LEONEL DOZZA DE MENDONQ\ FUNDAMENTOS PSICOPAffilÓGICOS Y CLINICOS
'
! los neuróticos, como puede ser la capacidad de pensamiento simbólico, niveles 2.5.4- Dualidad escindúla y anarquía psíquica
de conflicto intrapsíquico, el reconoc,miento de la otredad, el acceso a la inter-
subjetividad (fuera del ámbito del delirio), etc. En el desarrollo emocional, la escisión es un logro del desarrollo que posi-
Una posible fuente de malentendidos y confusión parece derivar de que la bilita una "catalogación a modo de dualidad" de las vivencias. Se trata de una
delimitación de estructuras claramente diferenciadas tiende a hacer mponer modalidad de funcionamiento psíquico que sigue vigente en la vida adulta,
que el funcionamiento psíquico de un individuo psicótico será siempre y en aunque de formas menos intensas y absolutas (cf. Stern, 1985, 303).
todos los aspectos el negativo del foncionamiento de la estmctura neurótica. En psicopatología, esta dualidad escindida se manifiesta a modo de ,iven-
Sugiero que ello no es necesariamente así; que no suele ser así. cias y vínculos absolutos no mediatizados, que oscilan entre los extremos de la
Como mínimo, habría que diferenciar entre aquellos pacientes extrema- idealización-denigración y protección-petsecución. Ello es más intenso v obset-
damente desorganizados y regresivos, y aquellos cuyas manifestaciones de su vable en los casos de paranoia (con delirio organizado) y en patología~ graves
estructura psíquica quedan acotadas (aunque nunca del todo) en el árnbirn de de tipo fronterizo (ttastornos de personalidad, natcisista, obsesivo-compulsivo,
una consrrucción delirante, y sobre todo si dicha constmcdón resulta relati- esquiroide, drogadictos).
van1ente inofensiva para el pskóüco y su entorno. En términos de desarrollo emocional, en las patologías graves la estructura
Aquellos psicóticos que logran un mayor nivel de-delirio organizado y y funcionamiento psíquico se organizan en un nivel correspondiente al de la
específicol son los que suelen estar psicodinámicamente menos enfern1os, y dependencia relativa. Se incluyen entre los trastornos pre-edipicos, pero no son
también los que rienen un mejor pronóstico. Además, son los que logran un psicosis. Tampoco son neurosis; aunque_¡, corno señala Fiorini acerca del tras-
mayor nivel de funcionamiento normalizado, incluso a nivel simbólico, sobre torno narcisista_¡, "comprenden también conflictos y defensas,·,Pe nivd neuró-
todo en aquellos ámbitos no relacionados con el delirio. tico [... ] por lo cual se plantean problemas de diagnóstico difirióncial" (Fiorini,
Sin embargo, desde una perspectiva estrnctura! se trata más bien de decir 1993, 111; cf. Kohut, 1971).
que la estructura psicótica puede funcionar psicodinámicamente de un modo Es importante no perder de vista toda la problemática derivada de la gran
normalizado:t y en este ámbito acceder a niveles de pensamiento simbólico, diversidad de manifestaciones psicopatológicas, así como del intento de deli-
etcétera, siempre que el sujeto logre sostener d acotamiento y significación mitar estructuras conceptuales mediante la categorización verbal.
(proporcionado por la construcción delirante) de aquello inexplicable que tuvo A diferencia de los psicóticos, en pacientes con una esrructura fronteriza no
lugar pero no fue experienciado27 • llega a establecerse un funcionamiento delirante; por lo menos no en sentido
Si fuera posible "deconstruir" el delirio, el funcionamiento psicótico-deli- estricto. Se observa más bien relaciones y conflictos interpersonales muy intensos
rante se extendería prácticamente a (casi) todo el ámbito de experiencia del basados en la idealización-denigración y protección-persecución, y que pueden
individuo, con el agravante de que se produciríari mariifestaciones de un cursar con alguna actividad deliroide pasajera.
funcionamiento psíquico anárquico (pérdida del acotamiento y significación). Si en el delirio la conducta del objeto externo apenas tiene importancia (en
De ahí que sugiero discriminar entre por lo menos dos modos de funciona- el sentido de que, haga lo que haga el vecino, el delirante lo encajará en la trama
miento psíquico de la estructura psicótica, a saber: el funCLon:amiento "escin- de su delirio), en los llamados casos fronterizos o patologías graves las vivencias
dido a modo de dualidad" (delirio organizado, paranoia) y el funcionamiento y reacciones del sujeto están estrechamente relacionadas con una hipersensibi-
"anárquico'' (esquizofrenia). lidad hacia las manifestaciones del objeto (lo cual también puede ocurrir con
los psicóticos fuera del ámbito del delirio}.
Sobre todo los momentos de mayor ansiedad activan los sistemas y modos
de vinculación basados en la idealización-denigración y la protección-perse-
27. No sófod dcli1io ejerce un lmpommte efecto sostenedor, sLno también las condiciones actuales cución. Por un lado, se establecen intensas relaciones de fascinación y depen-
<le vida, el sostén humano recibido (familiares, am igw:, grupos, i□sritudones}, la realización de
dencia patológica (hacia el objeto idealizado, protector) con personas, grupos
activi-dades .la~orales, culturales, religiosas, artísticas o creativas; es d-edr, rndo aquello que de
o insr,tudones, drogas; y también intensas demandas hacia el tiempo, el dinero
alguna forma remite a la transidon.alidad.

70 71
LEONEL DOZZA DE MENDONQ\ FUNDAMENTOS PSICOPATOLÓGJCOS Y CLÍNICOS

y' la atención de los demás". Por otra parte, Ogden apunta que "cada vez que corresponde a los casos ""menos graves" ("menos psicóticos" o regresivos, pero
el objeto bueno resulta decepcionante, ya no se le vive como ,m objeto bueno no necesariamente menos enfermos), debido a que la dualidad escindida facilita
-ni siquiera como un objeto bueno decepcionante- sino como el descubri- eI acotamiento y "catalogación" de las vivencias del sí-mismo en sus relaciones
miento de un objeto malo que se hahía enmascarado como objeto bueno" con el mundo. Ello facilita, a su vez, la construcción de un delirio organizado.
(Ogden, 1989, 22). Ya en los casos más regresivos de psicosis (esquizofrenias) el funcionamiento
De ahí que con suma facilidad el objeto idealizado se vive como denigrado, psicodinámico opera más bien a modo de anarquía psíquica, que apunra hacia
y el protector se hace persecutorio. la condición psíquica de pacientes que apenas han accedido a un funciona-
No es poco frecuente que las experiencias de decepción-denigración y miento escindido a modo de dualidad (cf. Searles, 1966, 31ss).
amenaza de pérdida de control produzcan brotes de agresividad flsica y psíquica Aquí suele observarse una actividad delirante desorganizada e indiscrimi-
(insultos, atormentar al otro con rnlpabilizaciones y demandas, etc.), así como nada (no referida a objetos específicos), lo cual hace que se extienda a prácti-
gestos autolíticos. camente casi todos los ámbitos de relación y vivencia. .
La ansiedad depresiva y la culpabilidad no pueden ser toleradas. El sujeto Además, el término ansiedad persecutoria apunta directamente hacía una
realiza "falsas reparaciones" fundamentalmente mediante la negación burda, amenaza de aniquilación del sí-mismo. En ésta, apenas es posible una depo-
la mentira, las fantasías reparadoras omnipotentes o mágicas y el auto castigo sitación relativamente estable y delimitada (en el vecino, etc.) que posibilite
como modo de erradicar la culpa (cf. ibídem, 26). Se borra la memoria y la tramitar laamenaz-a. En otros términos: es relativamente más fácil u defenderse"'
historicidad, como sí "aquí no ha pasado nada". del vecino que es la reencarnación de AdolfHíder (dualidad), que "defenderse"
Las ansiedades implicadas en estas intensas relaciones a modo de dualidad de "algo~ que amenaza con invadir y aniquilar el sí-mismo de,>.de todas partes.
suelen fomentar altos niveles de aislamiento psicosocíal y despersonalización. Desde otra perspectiva, Grinberg, Sor y Bíanchedi dicen i{ue: '"De manera
Debido a quelas patologías graves se relacionan con la dependencia relativa, que estos pacientes muy regresivos carecen del equipo que los ayudaría a
y por lo tanto con la destructividad y la agresividad con ira, el eje central de ••mapeal' ia realización del espacio mental y a tener una noción discriminada
la tarea terapéutica consiste en la supervivencia del terapeuta (cf. Winnicott, de la existencia del espacio exterior. Frente a una experiencia en que pacientes
1989a, 269ss; \v'innicott, 1989b, 15; ver caso clínico, apdos. 8.lss infra). menos regresivos usarían la identificación proyectiva para ubicar los aspectos
fragmentados del self en los objetos externos, estos otros pacientes se sienten
Asu vez, en losca,;os menos regresivos de psicosis (sobre todo en la paranoia) impedidos de proyectar las partes escindidas de su personalidad porque no
la dualidad escindida sude manifestarse bajo la forma de delirio persecutorio, tienen la noción de continentes en los que pueda tener lugar esa proyección. En
mesiánico, etc; o (al igual que lo anteriormente expuesto) en relaciones no nece- cambio, surgirá en ellos la "identificación proyectiva explosiva" en un espacio
sariamente delirantes que apuntan hacía formas absolutas de relación basadas vasto, sin límites, que no puede ser representado de ningún modo" (Grinberg,
en la dualidad sin mediación. Sor y Bianchedi, l 991, 44; subr. LDM).
Según la "clasificación" aquí sugerida, esre modo de funcionamiento psíquico En tales casos, si acaso, las vivencias sólo pueden ser representadas y referidas
en el ámbito de lo microscópico (virus que entran por los poros, etc.), colectivo
28. fsta-;:re1aciooes se manifie-ran de diferemes formas según la organización pslropatológjca básica.
y mitológico.
Por ejempfo; en el trastorno narcisista el sujeto tiende a quedarse a merced del objeto irle-al.izado
(cf.. Fiorinl, 1993, 106ss; Kohut, 1971, 54:ss), mientras en un trastorno de personalidad con
actividad de1ictiva d sujeto roba cosas: que representan al objeco y todo aquello que idealmeme 2.6-Acerca de las pretensiones terapéutiras
podría proporcionarle (cf Wirmkorr, 195 7, 180.ss). Se t..r:ata de un intento .fa1liclo de robarle al
otro aquello que otro tipo de enfermo más bien "mendiga"' activa o pasiv.arneme. füjmismo,
Si "en el análisis la neurosis de transferencia se deriva del id" (Winnicott,
es común observar trastornos narcisistas en delincuentes. En ambos casos suelen coincidir la
1965, 194), en la psicosis la transferencia deriva de las primitivas relaciones del
falta de autoestima, i:as mentir.as, la exce□trktdad exacerbada, la hipersensibitidad a fa critica,
etc.{cf.Kobu't, 197l.108ss, IS.fo). Yo; de modo que en la regresión rransferencial el paciente tiende a experien-

72 73
LEONEL DOZZA DEMENDON<;A FUNDAMENTOS PSJCOPATOLÓGlCOS Y CLÍNICOS

'ciar las situaciones primitivas en que se produjeron los fallos ambientales (cf. aparato psíquico. Si nos atenemos al texto, hay una verdadera neurot.i:zación
\Vinnicott, 1965, 36s; Winnicon, 1987a, 134; Searles, 1966, 57s). de la paciente.
Partiendo de estos supuestos, Wínnicott considera que a través de la regre- Desde una concepción estrictamente estructural, habría que decir: por más
sión a la dependencia "la curación se produce al permitir que el desarrollo que resulte evidente el hecho de que hubo una evolución favorable, la estmc-
emocional del paciente siga adelante a partir del momento en que quedó mra no es transformable. Por otra parte, a los que abogan tajantemente en favor
detenidó' {Wínnícott, 1957, 167; cf. Winnicott, 1989a, 234). de esra perspectiva habría que preguntar: al igual que Sechehaye ¿cuántas veces
En definitiva, Winnicott estaba convencido de que a través de la regresión y en qué medida un terapeuta, o equipo, brindó una devoción casi absoluta a
a la dependencia es posible "corregirse las experiencias tempranas" (Winnicott, un paciente psicótico, llegando incluso a convertirse en su "mamá"?
1988, 197) y "alterar el pasado del paciente, de manera tal que. un paciente A fin de cuentas, los planteamientos de Sechehaye y Winnicott imponen
cuyo ambiente maternal no fue lo suficientemente bueno puede convertirse cuestionar en qué medida la estructura puede ser transformable, y sobre todo
en una persona que ha tenido un ambiente facilitador adecuado" (Winnícott, en qué medida los resultados terapéuticos dependen no sólo de la calidad, sino
1987a, 135; cf. Winnicott, 1989b, 250). también de la cantidad de disponibilidad y devoción del terapeuta o equipo.
Otra forma de pensar esta rnestíón la ofrece Carrozzo, basándose a! parecer Por supuesto, a nadie se le puede reprochar por no hacer lo que hizo Seche-
en una perspectiva lacaníana. "la posibilidad de viven.ciar, en el tratamiento, haye; pero no por ello dejaremos de planreamos la cuestión.
experiencias fundantes y primerizas, no significa que sea posible (o se quiera) Más allá de esta discusión, considero que en Acompañamiento Terapéutico
hacer una neurotizadón de este individuo. La estructura no es transformable, conviene dejar a un lado el dilema acerca de la posibilidad de generar cambios
y lo que buscamos es fabricar, acompanar la constrncción de condiciones para estructurales. Resulta más productivo centrar los esfuerzos terapéuticos en el
que esta estructura psicótica pueda funcionar de forma viable en esta sociedad" saneamiento de aquellas manifestaciones estereotipadas, ali<!iladas, auto y here-
(Carrozw, en M.v'V., 1991, 34). rodestrucrivas; es decir_. en fas manifestaciones psicodinámicas enfermizas de la
Desde una perspectiva estrnctural, abogo en favor de esta concepción estructura psicótica (o "fronteriza"). En todo caso, se rrataría de "curar" esto,
(contraria a la de Winnicott), pero sin descartar del todo la idea según la cual que no es poco. Y aquí puede afirmarse con cierto grado de seguridad que
pueden llegar a producirse cambios significativos. En este sentido, resulta muchos pacientes logran una mejoría considerable (incluso a corto plazo} en
muy ilustrativa la descripción que hace Sechehaye de la evolución de una el sentido de estar psicodínamicamente menos enfermos, lo cual no implica
esquizofrénica grave. En el primer párrafo de la introducción la autora dice: que estén menos psicóticos desde el punto de vista estructural.
''Deseo participar a los psico-analístas mís experiencias con una joven enferma En términos resumidos, ]as principales pretensiones terapéuticas son:
mental, cuya curación se confirmó hace unos anos y que desde entonces
no ha tenido recaída alguna. Se trata no sólo de una remisión (vuelta a un a) Disminución de la intensidad de angustias primitivas y, consecuente-
estado anterior), sino de una verdadera curación: el estado de mí antigua mente, de las defensas no adaptativas y disruptivas. Se trata de brindar una
paciente permite un desenvolvimiento y un progreso psíquicos con nuevas provisión ambiental que ampare el derrumbe psicótico y sus manifestaciones
adquisiciones espirituales iguales a !os del desarrollo normal" (Sechehaye, patológicas.
1947, 17, subr. LDM}. b) Contribuir a resignificar las dinámicas vinculares (incluidas las fami-
La descripción del tratamiento pone en evidencia los anos de intensa dedi- liares) patógenas y alienantes, es decir: aquellos vínculos en que la regresión a
cación profesional y personal por parte de Sechehaye; a tal punto que entre la dependencia se estereotipa y cronifica bajo la forma de infuntilismo, depen-
otras cosas invító a la pacíente a que fuera a vivir con ella, y se convirtió en su dencia parológica, abandono de sí mismo, etc.
"mamá'' (término empleado por ambas). Aunque el lector renga todo derecho c) Facilitar la inserción en el ámbito de la transicionalidad, dado que dicha
a sospechar de la valide1. de lo planteado por Sechehaye en esta introducción, inserción puede ser altamente beneficiosa en lo que respecta a un funciona-
el relato del tratamiento (tanto por la autora como por la propia paciente) miento satisfactorio de la estructura psicótica. Esta inserción incluye activi-
resulta ser una descripción bastante completa del proceso de constitución del dades e interacciones con objetos, espacios Hsicos y personas.

75
LEONEL DOZZA DE MENDONQ\

'Las intervenciones y modos de vinculación a través de los cuales se pretende


hacer efectivas tales pretensiones serán ampliamente discutidas e ilustradas a lo
largo de los próximos capítulos.
CAPITUL03

CLÍNICA DE LO COTIDIANO

Mi contrilmáón comiste m pedir que la paradoja sea aceptada,


tolerada y respetada, y que no se la resuelva. Es posible mo!ver/,,
mediante la faga hacia elfandonamiento intelectual dividido,
pero el precio serd la pérdida del valnr de la paradoja misma.
(Winnícott, 1971b, 14)

Es común observar una serie de conflictos e impases en lo referente a la


rarea y el rol del Acompañante Terapéutico. Sobre todo el qu,',)'está iniciándose
en esta práctica suele vacilar y oscilar entre:
a) Sentirse y actuar como si fuese una "asistenta" o "niñera" a la que se paga
para cumplir órdenes (de familiares, psiquiatra).
b) Pretender hacer de amigo del paciente o bien adoprar una actitud profe-
sional rígida. Entre otras cosas, esto último puede conducir a:
d) Adoptar una acritud de "profesor" en el sentido clásico del término, o
atenerse casi exclusivamente a los aspectos asistenciales de la rarea. Otra alter-
nativa consiste en adoptar una serie de actitudes que resultan ser una carica-
tura de la técnica psicoanalítica clásica.
Desde una conceptualización en términos de paradoja es posible bosquejar
un intento de desmarcarse de estos extremos. La paradoja alberga una relación
de atravesamiento entre los enunciados, de modo que el Acompañante Tera-
péutico no necesita decidirse por ninguno de los extremos. Este no tener que
decidir es, paradójicamente, la decisión más radical: la paradoja se sostiene
desde la decisión de no decidir.
No se trata aquí de un relativismo absoluto e ingenuo en el cual todo puede
decirse y desdecirse. Si bien es cierro que no conviene resolver la paradoja,
también lo es que conviene enunciarla y recorrer sus posibilidades teóricas y
clínicas. Green comenta: "Si yo debiera resumir en una frase las rawnes por
las que la obra de Winnicott me habla, diría que, después de Freud, ningún

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LEONEL DOZZA DE MENDONc;:A
11! ¡j'
tiene en cuenta que el paciente no es un bebé, sería m-ás acertado decir que
111
p~ícoanalista ha llevado más lejos la reflexión sobre la experiencia de los Hmites
:¡ y elpemamientü pamdójico. \Vinnicott nos ha enseñado a pensar en la situación
los cuidados maternos pueden servir de prototipo a la hora de conceptualizar
acerca del manejo. De ahí que en su acepción global el manejo remite a la idea
analítica lo que denominaré conjunto de bordes difusos situado en la intersec- de cuidado, sostén-afectivo y efectivo, amparo, intervención en aspectos de la
ción de las relaciones analizando-analista" (Green, en Winnicott et. al 1977). vida cotidiana, etc. (cf. Winnicott, 1964, 160s; Winnicott, 1965, 255,294).
i Se trata de buscar un lenguaje que posibilite pensar acerca de algunos Desde una lectura global podría diferenciarse dos modalidades de manejo:
fenómenos clínicos no accesibles a la descripción en términos convencio- el clínico y el asistencial. Los planteamientos acerca del manejo clínico derivan

nales, lineales y unívocos, pero sí pasibles de ser aludidos y evocados. Al refe- sobre todo de la labor rerapéutíca que Winnicott realizó con pacientes graves.
rirse a experiencias que desafían fa categorización verbal, Stern señala que: "La En el ámbito de esta tarea, el término "manejo" aparece contraponiéndose a
paradoja de que e[ lenguaje puede evocar una experiencia que lo trasciende la técnka psicoanalítica clásica; o, en términos positivos, como una técnica
constituye quizá el más airo grado de homenaje al poder del lenguaje. Pero psicoanalítica modificada, basada fundamentalmente en el manejo clínico de
éstas son palabras utilizadas poéticamente" {Srern, 1985, 216).
la relación transferencia!.
La importancia de la paradoja en la conceptualización y en la práctica clínica \Vinnicott hiw hincapié en la cuesrión del manejo sobre todo para mani-
no es un hecho aislado y específico del Acompañamiento Terapéutico. Tiene festar su desacuerdo con la pretensión del grupo kleiniano de tratar a pacientes
que ver con un movimiento de crítica epistemológica que viene a cuestionar
psicóticos mediante la técnica psicoanalítica clásica.
aquellos discursos y prácticas positivistas heredados del racionalismo clásico y En una reunión de la Sociedad Británica, celebrada el 21 de Enero de 1953,
reeditados, en la actualidad, bajo un nuevo ropaje y con otras significaciones Sega! y Roselfeld presentaron sus trabajos acerca del psicoanálisis de pacientes
imersubjetivas.
psicóticos. Al día siguiente Winnicott les escri~ió. Ace,:cca dfl tra~ajo pres~n-
· Por otra parte, una serie de especificidades del Acompañamiento Terapéu- tado por Sega! dijo haber entendido que, segun ella no nay nmguna dife-
tico .imponen, en mayor medida, una conceptualización en términos paradó- rencia esencial entre las necesidades de manejo de un paciente psicótico Y de
jicos. De ahí que en este capítulo trataré de enunciar las paradojas relativas a la un paciente neurótico. Si usted realmente quiso decir esto, que Di~s los ayude
"Clínica de lo Cotidillno '; fa "Amistad Profesional", fa '7ecnica Afectiva o Método''.
a sus pacientes psicóticos[...]. Yo diría que los problemas de manejo son esen-
el Encuadre Abierta. En los próximos capítulos también veremos algunas cues-
cialmente distintos de acuerdo con el nivel de desarrollo. Si es así, deben ser
tiones relativas a la pmud~f11 del encu11dre y la 11ctuación contratramfermcíal Íl1 diferentes en el análisis de los psicóticos y de los neuróticos" (\Vinnicott,
incomtancia de ltts comtantes (del encwube), fa pasividad como forma de acción, etc.
1987b, 105).
Este mismo día escribió a Rosenfeld para decirle que apoyaba la idea de que
sería posible analizar a pacientes psicóticos, pero consideraba que él (Rosenfeld)
3.1- Manejo clínico-asistencial
no había avanzado en esa cuestión debido a que había pasado por alto todo lo
relativo al manejo: "Sé de un analista que conocía a su paciente y que sostuvo
La noción de manej,l-' resulta ser de gran utilidad a la hora de pensar acerca
que todo el trabajo del manejo fue un asunto muy esp~cial, y qu,; ~~r lo que se
de la tarea y el rol en Acompañamiento Terapéutico.
podía apreciar la porción de tarea que hizo usted mediante el analisis no cons-
Uno delos principios básicos del manejo consiste en que "la terapia equivale
tituyó una diferencia apreciable para el paciente" (Winnicott, l 987b, 101 ).
a un intento de imitar el proceso natural que caracteriza la conducta de cual-
Al parecer Winnicott estaba cuestionando el hecho de que a Íl1 hüra de
quier madre con respecto a su propio bebé" (\Vinnicott, 1964, 35). Si se
teorizar y presentarse ante sus cümpañeros de la Sociedad Británica, Rosen~eld
29. El térmlno "'managemen[ empleado por \\'innioott podría traducirse por "'manejo, direcdón,
no tenía en cuenta todo lo relativo al manejo, aunque parece haberlo tenido
ij gerencia, administración"'. Aunque '"manejo" puede conducir a malemendidos (por ejemplo, en cuenta en la práctica clínica.
., .
que se lo entienda en el sentirlo de manipulación), he- oprado por mancenerlo, debtdo sobre Sobre todo en el ámbito de la clínica de la psicosis, uno puede llegar a
t-0do a-que es e1 término empleado en la práctica totalidad -de las craduccio□es al castellano. En hacer cosas "'técnicamente malas"' que ayudan al padenteJ pero luego le •taver-
unos pocos casps aparece <'dirección".

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LEONEL DOZZA DE MEND0N(A CÚN!CA DE W COTlDJANO

gi!enza" contárselo -a los demás. Esta cuestión tiene que ver con los aspectos recuerda a su madre. Bastará que el asistente se lo crea, sin necesidad de hacer
reprimidos de las te{irías, derivados de los compromisos corporativos entre nada más" {Winnicott, 1965, 194).
profesionales (respecto a la represión teórica en el ámbito de la "política A lo largo de este trabajo intentaré demostrar que hay mucho más que hacer.
discursiva en psicoanálisis", ver Alth ,isser, en AA. W., 197 O, 79; Baremblitt, Podría pensarse la labor del Acompafiante en términos de tarea clínico-asis-
en AA.W., 1991, 89; Bauleo, 1988, 52ss). En este sentido hay que dar las tencial. Ello significa que la tarea no es exclusivamente clínica (psicoterapia
gracias. a estos autores ,..sin vergüenza", tales como Winnicott, Seades., Seche- ps.icoanaiítica, trabajo con la transferencia) ni tampoco exclusivamente asis-
haye, Khan (ver bibliografía). tencial, sino la resultante cld atravesamiento entre ambas.
Esta relación de atravesamíenro configura una paradoja, que desde una
Por otra parte, el manejo asisten.cial tiene que ver con unas formas de analogía con los colores podría enunciarse en los siguientes términos: la_ tarea
cuidado de tipo más directo, pragmático y cotidiano (alimentación, medica- es clínico-asisrencial (verde), lo cual ,mplica decir que no es exclusivamente
ción, vivienda, ocio, trámites, etc.). Tales cuidados suelen ser asumidos por clínica {azul} ni exclusivamente asistencial (amarillo); se sitúa en el amplio
los profesionales de un hospital o residencia, familiares y amigos del paciente abanico de tonalidades del verde, desde un verde más azulado hasta un verde
(cf. Khan, s.a., 30). más amarillado. Se trata de una paradoja. en el sentido de que d verde afirma
Al hablar del tratamiento de niños que padecen una enfermedad mental, y a la vez niega la presencia del azul y e\ amarillo.
\>?ínnícott {1964, l 57ss} señala que en algunos casos con,;.iene dejar lo relativo Aunque la labor del Acompañante suele extenderse hacia el ámbito de la
al manejo asistencial en manos de un "asistente social psiquiátrico", quien pude vida cotidiana y necesidades materiales y pragmáticas del paciente, esta labor
asumir la responsabilidad del caso o cuyo trabajo puede complementar la labor asistencial siempre estará mediatizada por el manejo clínico del vínculo.
psicoterapéutica. Por otra parte, al hablar de la labor del asistente social en La decisión acerca de sí operar desde un verde más azuladi'Í'o amarilfado, o
términos de apoyo yoico y provisión social (es decir, de manejo asistencial), desde una actimd más clínica o asistencial, va a depender de cada caso y situa-
reconoce que: "A menudo nos vemos enredados en esto que, como analistas, ción específicos".
no es nuestra función" (Winnicott, l 965, 194). Por ejemplo: el Acompañante Terapéutico puede ayudar con las compras
Como ejemplo de atravesamiento entre manejo clínico y asistencial, Winni- en el mercado, pero si observa que el paciente no colabora (no se apropia
cott cuenta el caso de una paciente que, tras diez años de análisis, había entrado de la tarea) tendrá que buscar una significación para esta sítnación e inter-
en un estado profundo de regresión a fa dependencia. En esta etapa "yo visitaba venir (tarea clínica}. Quizá el paciente esté actuando bajo el supuesto de que
a la paciente en su casa, y hasta manejaba sus asuntos y le compraba !a comida" el Acompafianre "e,/' una madre omnipotente que hace todo por él. En este
(\Vinnicott, 1989a., 65). caso la intervención puede consistir en una bronca, o en adoptar una actitud
No es posible saber por qué el mismo Winnícott se hiw cargo de este aspecto pasiva a través de la cual el Acompañante le comunica que esta supuesta
asistencial del manejo, cuando en otros artículos sugería emplear a un traba- madre omnipotente no está presente en este momento, de modo que tendrá
jador social que realizara esta tareal<l. que moverse para que las cosas ocurran (esto sería una "acción interpretativa
pasiva"; ver 6.2.3 ínfra).
Por otra parte, considero que !a clínica del Acompañamiento Terapéutico De ahí que no estoy de acuerdo con cuando Winnicott dice que, si para el
presenta matices diferenciales respecto a algunos planteamientos de Winnicott paciente el trabajador social le recuerda a su madre, "bastará que el asistente se
acerca del trabajo asistencial. Por ejemplo: HEn cuanto a la asistencia social_. lo crea, sin necesidad de hacer nada más" (Winnicott, 1965, 194), Ello puede
supongamos que, por ejemplo, el paciente afirma que el asistente social le suponer una disociación entre lo asistencial y Jo dínko.

30. M parecer Winnkott ,,da a esta paciente en la oomrulra privada. En -eambio, cuando trabajaba
en iosrirudones públi.cas disponfa de ta colaboración de los asistentes sociales psiq uiátrioos. 3 l. También el illag_nóstico del paciente, asJ como una serie de vicisitudes de su entorno~ del
Podría ser válida fa h.ipóteili según la cuaf resulta más fácil compartir, con otros profesionales, encuadre global del tratamiento y de[ vínculo con el Acompañante. van a demandar gue la
-a un "'paciente público", tarea -adquiera una tonalidad más clínica. o más asiste:nda1, pero siempre vc-rde.

80 SI
LEONELDOZZADEMéNDONt;A CLINtCA DE LO COTIDIANO

~ Cuando no es posible sostener la paradoja, el Acompañante puede oscilar Para diferenciar cuestiones de diferente orden, haré un análisis descriptivo
entre convertirse en una especie de "psicoanalista ambulante" (por ejemplo, de -situaciones en las que el encuadre está:
interpretando la situación en el mercado) o bien limitarse a hacerse cargo de i) Abierto hacia fueta, de modo que la intervención del Acompañante Tera-
las compras ("asistenta domésticá). Esto último caracteriza un estereotipo asis- péutico puede dirigirse a alguna persona del contexto inmediato del paciente
tencial relativamente común en s.~lud Mental y Servicios Sociales (ver Dozza (vecino, amigo, camarero}; o bien
v otms, 20ll, Dozza yTari, 1996). 2} Abierto hada dentro, m el sentido de que permite la participación selec-
i , Debido aqnelaexpresión "trabajo asistencial" está ampliamente impregnada
l l'. de estos esrereotlpos asistenciales, propongo reemplazar el término "asístencfal"
tiva de terceros.
1
por "cotidiano'", y emplear la expresión Clfnic11 de lo Cotidi,mo para significar Encuadre Abierto hacia fuera
el ralante compuesto y paradójico de la tarea. El término "clíníca" apunta hacia
la importancia de los aspe<:tos vinculares de la tarea, mientras el término "coti- Si bien sería megainmaníaco pretender alterar el conteY.tO del paciente, el
diano'' señala que el trabajo con el vínculo tiene lugar en d ámbito de situaciones encuadre del Acompañamiento Terapémico contempla la intervención selectiva
cotidianas, y empleando también recursos cotidianos (charlas, bronca, humor, y limitada sobre algunas personas dd comexro en que el paciente está inserto.
actos, reacciones afectivas, espacios y personas del contexto comunitario, etc.)32 • Por lo general, no se trata tanto de oi;ganizar un encuadre formal para inter-
venir de form,a sistemática ante tales situaciones, ni de .convocar reuniones con
las vecinas de la dere<:ha y de la izquierda (sí bien, segón el caso, esto se puede
3.2- Encnadn: Abierto hacer). En este contexto quisiera destacar las intervenciones ,,gue tienen lugar
1
1 j¡ en el ámbíro de situaciones cotidianas. ~!.
El hecho de que el Acompañamiento Terapéutico tenga lugar en los ámbirns Sereno (l 996) cuenta la anécdota en que estaba con un paciente esqu¡zo-
¡¡ ·¡
1 comunitario, domiciliario-fumiliarycotidiano del paciente, pmblematiza todo frénico {Perlro) en el portal del edificio donde éste vivía. Pedro les pregunr.,ba
.1 lo relacionado con el rol, tarea, encuadre e intervenci6n. a nnos chicos si ellos tenían padre, Ninguno le hiw caso, pero d porrero se fue
Respecto al encuadre, sostengo que se trata de un encuadre ambulante y aproximando poco a pcu> mientras barría la acera. Pedro le pregunró si tenía
i abierto, aunque en este contexto me ceñiré a la noción de encuadre abierto padre: "Dirigiéndose a mi, [el porteroJ preguntó si desde que conozco a Pedro
pensado desde la "Oínica de lo Cotidiano". él siempre fue así; o sí era diferente, pbora está peor. Dice que Pedro es el loco
1 Es decir, ¡cómo concebir una noción de Encuadre coherente con la Clínica más loco que él conoce. "Pregúntaselo a , dije. Pedro contestó: "íiNo!!Antes
'· k, Cotidiano? yo era mucho peor. ;Ahem estoy bim, m"JI bimr' Sin saber qué decir -y aparen-
1 ·! En!,¡ consulta, así como en prácticas grupales en instimciones, etcétera, por temenre con muchas dudas--, el p.orrero decidió volver a su escoba" (Sereno,
1 lo general se opera desde un "encuadre cerrado", en el sentido de que la ímer- 1996, 169, trad. ycorch. LDM).
venci6n se dirige u.clusivamente a la persona o grupo en cuestión y, a la vez, Aquí se puede observar algo que sucede con cierta frecuencia, a saber: que
1,1 'i el terapeuta trata de cuidar para que terceros no intervengan1 para que no inte-
rrumpan la sesión o no "molesrenn. Concretamente, en el encuadre cerra.do las
alguien le pregunta al Acompaiiante acerca del paciente; no sólo como si éste no
!I fuese capaz de hablar de sí, sino también cumü si no estuviese presmt:I! o no exis-
puertas .suelen estar cerradas. tiese, Ello tiene que ver ron la existmcitt fontamuítica en la psico,,is, debido en gran
En cambio, en la Clínica de lo Cotidiano se opera desde un Encuadre medida a las actitudes que fas personasen general suelen adopcacante cl psicótico".
Abierto, Aquí no siempre hay puertas, y las que hay suelen e.star entreabiertas ...
aunque a veces con el carrelito de "no molestar". 33. $P-...n n1uchas fas furmas en que d komp~nte también pued.e fomentar- esra ex!S:tenda
fanrasm:átia. Podria cirar aquí el r.aso de la pací ente que "oomo ne habl-aba., no pregunm6a y
no respondía. d ~6.ttlfi: na !e dio ni cons[goo, ni se presen-ró explícitamente, formando
;>2. Respecto a los fundamentos de la Cfínka de lo Cotidiano, ver mi artículo s-obte '"Clílilca partf'de: un equipoy un encuadre, no le hab]ó de los botarlos deArnmpañamienro Terapéutico
de l{_-.. Cotidí.aoo y Acompañamiento Terapéutico. en D01.:za. 201 1b), eoc.• (Mauery Resnizky, 1994, 22).

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IEONEt DOZZA DE MhNDONc;:A CÚNICA. DE W CaTIDJANO

' Suele hablarse de la incapacidad del psicótico en lo que se refiere a la que hac.e la Acompañante es poner en escena su comprensión de lo que está
terceidad. Sin embargo, en la anécdota dicha dilicul tad aparece en el portero, ocurriendo. De hecho, en este caso, lo que hace es desmarcarse ella misma de
quien invita la Acompañante a una relación dual basada en la exclusión del la "propuesta vincular" que le planteaba el portero. Aquí tenemos un ejemplo
tercer elemento. Invitación seductora, dado que pone a la Acompañante en el bastante ilustrativo de lo que veremos más adelante, y es que, en coherencia
lugar de la que sabe y habla del psicótico y por él. Pero también una invitación con los fundamentos de la Clínica de lo Cotidiano y el Encuadre Abierto, en
excluyente, dado que tiende a anular la presencia y la voz de Pedro. Acompañamiento Terapéutico se opera fundamentalmente mediante l nterven-
Ello hace recordar los planteamientos de Foucault U964) acerca de la Época ciones Escénicas, y más especificamente, en la anécdota dei portero, la interven-
Clásica, en la cual la razón {portero} habla con la razón (Acompañante) acerca ción escénica se opera a modo de Acción Interpretativa Verbal (ver 6.2.2 infta).
de la sinrazón {paciente). Quiere saber de ella, pero sin mirarla ni escucharla. b) Tales intervenciones desde el Encuadre Abierto hacia fuera no serán
Con un gesto sencillo la Acompañante hace una intervención bastante sistemáticas, sino que tendrán lugar en el ámbito de las relaciones cotidianas
precisa: "Pregúntaselo a él", Ante la renuncia de la Acompañante a participar del paciente (es decir, no se trata tanto de organizar un encuadre formal, tipo
en aquél vínculo en que la razón habla con la razón acerca de la sinrazón, el reunión, más allá de que en determinadas situaciones eso se pueda hacer).
ponero se va "sin saber qué decir, y aparentemente con muchas dudas'\ pero c) Por último, decir que el hecho de que el encuadre esté abierto hacia fuera,
quizá sabiendo que Pedro podía hablar. no significa que estará abierto a todo lo, que esté fuera. Esta apertura se limita
Desde el relato de la anécdota no es posible evaluar el posible efecto de a aquellas situaciones y personas que de alguna forma bloquean el flujo del
esta intervención, pe.ro basándome en otras .situaciones simHares diría que, en Acompañamiento o bien reflejan modos de vinculación que alienan al paciente
mayor o menor medida, es posible contribuir a resignificar las imágenes que (como en el caso del portero).
las personas (porteros, camareros, vecinos) tienen del paciente, así como derer-
minados vínculos alienantes que se organizan en función de tales imágenes.
Además, y partiendo de que al parecer el portero se fue confandida, hipo- Encuadre Abierto hacia dentro
téticamente considero que, si !a Acompañante hubiese aceptado su "invita-
ción vincular", posiblemente la confasional aparecería en Pedro. Generalizando Si antes veíamos que el encuadre de la Clínica de lo Cotidiano está abierto
esta hipótesis, diría que esta modalidad interactiva alienante tiende a fomentar de dentro hacia fuera, ahora corresponde decir que también está abierto de
aquellos estados de aturdimiento, desconexión y "mirada perdida" comúnmente fuera hacia dentro, es decir: abierto a la parricipación de terceros e incluso a
observables en psicóticos. sus posibles "intervenciones"; aunque también aquí se trata de una apertura
Volviendo a la cuestión del encuadre, diría que se trata de un encuadre selectiva y con "filtros".
abierto -en el sentido de que autoriza "intervenir" sobre terceras personas que A veces ocurre que el paciente propone, implícita o explícitamente, que
no pertenecen al encuadre de! Acompañamiento Terapéutico, lo cual no deja un amigo o familiar esté presente durante el encuentro, o simplemente esta
de ser un poco paradójico. presencia se produce espontáneamente. No es poco frecuente que los Acom-
Ahora bien, aquí corresponde formular una advertencia: sí intervenimos pañantes sientan dificultades a la hora de facilitar tales inclusiones e incluso
sobre alguien que no nos ha convocado ni autorizado a que lo hagamos, eso que las vivan como una ''intrusión", por ejemplo.,. cuando un familiar "ínte-
es una agresión; de modo que tiene que haber unas condiciones para que no rrumpe" la "sesión" y se queda con el Acompañado y Acompañante en el salón.
lo sea, a saber~ Entonces se habla de "ataque al encuadre".
a} La intervención no debe cuestionar directamente el lugar del otro, ni Sin embargo, si partimos del principio de que el encuadre de la Clínica
pretender explicitar lo que le pasa. Cuando la Acompañante dice "Pregún- de lo Cotidiano es un encuadre abierto, debería de parecernos interesante el
taselo a él", no está tratando de revelar directamente nada del portero, no le hecho de que algún amigo o familiar esté presente, dado que ello puede brindar
está diciendo "me parece que usted ... ", porque hacerlo podría considerarse un material vincular muy importante en lo que respecta a la evaluación (del
una agresión si_ se hace desde un lugar técnico o clínico. En la anécdota, lo universo vincular del Acompañado) e inrervendón.

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LEONEL DOZZA DE MENDONc;:A CÚNICA DE LO COTIDIANO

' Otro ejemplo muy común es el caso de los camareros en las cafeterías. Si Ahora bien, otra cosa muy distinta es que la actitud de determinado familiar
partimos de la idea de que uno de los objetivos del Acompañamiento Terapéu- (o camarero, etc.) resulte intrusiva y poco respetuosa en relación al paciente y
tico puede ser contribuir a crear una red normalizada de apoyo, el hecho de que el trabajo del Acompañante Terapéutico, que entre en la habitación sin llamar,
el camarero se detenga a hablar de be considerarse algo potencial mente positivo. etc; pero esa intrusión no está marcada por d encuadre en sL sino por eJ hecho
En otros términos, el encuadre está abierto a rodas aquellas participaciones de que hay una actitud intrusiva.
que contribuyan a la consecución de la Tarea. El hecho de que el encuadre sea abierto no significa que no pueda haber
Otro tipo de situación común se da, por ejemplo; cuando una madre llama puntos de cierre, acotamiento o límites; pero estos puntos se van estableciendo
para cancelar un Acompañamiento alegando que ella irá con su hija al psiquiatra desde el vínculo o desde la clínica. Por ejemplo, si se observa que entre madre
ese día. Desde la noción de encuadre abierto al Acompañante le corresponde e hijo se producen discusiones compulsivas que no contribuyen a la Tarea, el
contemplar la posibilidad de proponer acompaflar al paciente y su madre (o Acompañante Terapéutico puede tratar de encuadrar que la madre no esté dema-
quien sea} al psiquiatra, y es importante marcar esa característica del encuadre siado tiempo presente o que los enrnentros se den fuera de la casa; pero eso ya
también a los familiares. forma. parte de la clínica o manejo de los aspectos dinámicos del encuadre; no
Con la explicitación del encuadre abierto no hay casi ningún motivo que tiene que ver con su estructura.
justifique la cancelación de un enrnentro de Acompañamiento Terapéutico. La. estructura del encuadre de la Clínica de lo Cotidiano, aunque selectiva,
Por supuesto, y más allá de las dificultades del paciente yfamiliares para dejarse es· abierta. '
Acompañar en situaciones cotidianas, es respetable que no quieran que el Acom- He observado,. en mi experiencia como Acornpañante formador y super-
7

pafiante esté en la casa, por ejemplo, si van recibir determinada visita. visor, que los Acompañantes Terapéuticos suelen encontrar dificultades a la hora
En todo caso, la noción de encuadre abierto es una consigna que hay que de sostener, en la reoría y sobre rodo en la práctica, esra mi,!íón de Encuadre
transmitir al paciente y familiares. Abierto. Ello puede deberse a que la inclusión de un tercero se contrapone a su
En el extremo, en más de una ocasión me he encontrado el caso de pacientes formación como psicoterapeuta (u otra profesión) que trabaja en la consulta,
que no salfan con el Acompañante debido a que creían que éste iba a hacerle con un "encuadre cerrado» que se basa en proreger la. intimidad del espado
,..terapia a domicilio», es decir: creían que eJ encuadre era cerrado. y mantener la relación dual; o bien se contrapone a su esquema de referencia
Hay que tener en cuenta que, si la noción de encuadre abierto rnmpe los como coordinador de grupos, en los que también se opera desde un "enrnadre
esquemas de referencia <l.clásicoS' del Acompañante, lo mismo ocurre con-los cerrado'-'.
Acompaiiados y sus familias, quienes por lo general han pasado por diversos Además, un encuadre abierto siempre será más complejo, polifacético y poli-
procesos de tratamiento en encuadres cerrados. .fónico que un encuadre cerrado, y esa mayor complejidad expone en mayor
Por otra parte, también hay casos de familiares que suelen estar presentes o medida al Acompañante Terapéutico a ansiedades de tipo confusionaL .. y una
presentarse con frecuencia durante los encuentros. Por lo menos como punto forma defensiva de acotar la confusión puede ser operando con un encuadre
de partida, diría que un familiar nunca "interrumpe" una Hsesión'\ porque en cerrado; es decir: empleando un esquema de referencia conocido anre una situa-
Acompañamiento Terapéutico no hay "sesión" en el sentido de relación dual, ción desconocida o desconcertante.
y de ahí que opto por llamarlo "encuentro" y así marcar que se trata de otra Por otra. parte, desde un encuadre abierto el Acompañante Terapéutico tendrá
cosa.,. es otro encuadre. que sostener, en mayor medida, la tensión de Acompaiiar bajo la mirada de un
Y si no hay "sesión" tampoco hay interrupción de la sesión por parte de la tercero, y a Ja vez la tensión de ser él el tercero.
familia ... porque ellos están en m casa y, si acaso, será el Acompañante Terapéu- Por rodo ello, conviene volver a insistir en ia importancia de una forma-
tico quién estará ''interrumpiendo'} aJgo. Es decir, que no conviene pretender ción específica para los Acompañantes Terapéuticos, y sobre todo en la impor-
sostener una relación dual y ocupar profesionalmente el hogar familiar como sj tancia de una formación que contemple las especificidades de la Clínica de lo
se tratara de nuestra consulta o un centro de rehabilitación (lo cual no invalida Cotidiano y sus derivados.
lo que verem'?s más adelante acerca la violencia necesatia; ver 5.2.1. 1 infm).

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CLfNICA DE LO COTTDlJ\NO

!lt •
3.3-Amistad
l.EONEL DOZZA DE MEND0N<,:A

profesional o transicional Aquí se puede ver cómo la paradoja aparece bajo la forma de conflicto,
i aunque un conflicto que busca la paradoja, la indusión de lo profesional en
El operar desde la Clínica de lo Cotidiano y un Encuadre Abierto favorece esas "cosas que hacemos en la vida con los amigos" (ibídem). En un primer
en gran medida el establecimiento de vínrnlos muy profundos y prim.:uios momento dicha inclusión sólo fue posible sobre la base de la comparación exclu-
entre Acompafiante y acompañado. yente: "Yo no sería la analista de la paciente, incluso porque ella ya tenía un
Aunque pudiera parecer que la cuestión de la amistad tiene un carácter analista y, obviamente, no necesitaría dos" (ibídem, 135; trad. LDM}. Obsér-
secundario, hay po.r lo menos. tres puntos gue revelan sil jmportancia eil Acorn- vese la oscilación entre ser la analista o un "profesional pagado para hacer de
pafüm1iento Terapéutico: amigo". Luego, el intento de dar con la paradoja se basa en el rol de niíiera.
l) En los momentos fundantes del Acompañamiento Terapémico se deno- ' Siguiendo el relato del caso, la autora demuestra haber alcanzado la paradoja
minaba Amigo Cu,tlificado a la persona que realizaba este trabajo. sin la necesidad de recurrir a otros roles que no el suyo. Ni analista, ni amiga, ni
2) De ahí que en dos trabajos (Pulice y Rosi, 1994, 23-29; Barrero, 1997, niñera: Acompafiante Terapéutico. Ni amarillo ni azul: verde. En este sentido,
169-130) los autores se dedicaron a reflexionar acerca del tema de la amistad es interesante observar el relato de una relación afectuosa y espontánea entre
en Acompañamiento Terapéutico". Es decir, aunque el término ''Amigo" ha Acompañante y paciente, pero constantemente marcada por un encuadre y
sido suplantado, lacuesrjón de la amistad sigue vigente, en la medida misma en una actitud profesional que sostenía difha relación.
que la Clínica de lo Cotidiano demanda reflexionar acer~a de! empleo clínico
de la espontaneidad, cercanía afectiva, grado de (a)simetría del vínculo, etc. Según Barreta {1997, 175), "si la relación entre acompañante y acompa-
. 3) En primera instancia, lo planteado en 1) y 2) hace pensar que el tema ñado evoluciona satisfactoriamente, la misma camina hacia la amistad" (trad .
de la amistad es un emergente propio del tipo de relación que se establece en LDM). Unas páginas más adelante cira a Winnicott, que des,:le su experiencia
i
como terapeuta de pacientes graves señala que: "Psicoterapia del tipo a que me
!' Acompañamiento Terapéutico. Sin embargo, veremos que Winnicott también
se ha dedicado a reflexionar acerca de esta cuestión, lo cual hace pensar que su estoy refiriendo puede parecer amistad, pera no es amistadporque al teraprnta se le
importancia deriva no tanto del rol, sino más bien de una determinada forma paga y tan sólo ve alpaciente durante un período[. ..} limitado de tfrmpq"(Winni-
de pensar la relación terapéutica, sobre todo con los llamados "casos graves". cott, citado por Barrero, 1997, 179; trad. LDM) 35•
En este pasaje Winnicott diferencia psicoterapia y amistad basándose en
Las dificultades a la hora de sostener las paradojas propias del Acompaña- los aspectos económico y temporal del encuadre. Tras esa cita, en el párrafo
miento Terapéutico suelen producir tensión> confusión, conflicto e impasse siguiente Barreta se desmarca de la diferenciación establecida por Winnicott
en lo referente al rol y la. tarea. Todo ello aparece reflejado en el relato de las y concluye que: "Si acompañamos el desarrollo de su pensamiento hada el
primeras experiencias de una Acompañante Terapéutico: final de su obra, encontraremos los fundamentos -rransicionalidad y espado
"Entonces, ¡qué sería yo? ¿Qué es ese lado a lado? Yo sería el acompañante potencial- para afirmar que, sí, se trata de una amistad. Entonces, ¿qué es lo
terapéutico, estaría con la paciente por un período de horas que estableceríamos que caracterizaría a la amistad en este tipo de trabajo?" (ibídem; trad. WM).
con antelación; iría al cine, de compras, de paseo; tornaríamos un sándwich Más bien diría que los planteamientos posteriores de Winnicott no permiten
juntas, etc. Pero, ;todo ello no son cosas que hacemos en la vida con los amigos, afirmar que "sí, se trata de una amistad"; incluso porque lo que caracteriza al
o con los familiares; o, cuando se es muy niño, con la njflera? Entonces, ~qué espacio potencial y la transicionalidad es el hecho de no tener que tomar una
sería yo: un profesional pagado para hacer de amigo? ¿Una falsa nifiera de una decisión unívoca cuando se plantea una cuestión en términos dicotómicos
niña de 16 años?" (en M.VV., 1991, 136; trad. LDM). ('"amistad sí'"' versus ''amistad no"). En este sentido, me parecen acertados
los pasajes en que Barreto habla de una "relación que tangencia la amistad",
34. Ver también los planreamiemos de &rembliu (en M.VV., 1991, 79-84; y AA VV., 1997,
177-1&2). Destacaría también un .aparrado que be leído recientemente- titulado "Las paradojas
de la amjstad" { Puíice, 2011, 136) y que coindde en gran medida, aunque por caminos 35. El texto citado es; Wlnnicott, [1961] Varktie1 oJ P:i)rhotbempy, in "Home iJ Whcre We Sta.rt
diferem:es, con•lo que. viene a continuación. From~ New York, Norton, 1994.

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LEONEL DOZZA DE MENDONr;:A CL(N!CA DE LO can l)!ANO


o cuando emplea el término "amigos" {entre comillas) y "trabajo-amistad" · amistosos mutuos; :es decir:: sentimientos tiernos y hostiles~ como sude ocurrir
! ;_
(ibídem, 175, 178}. en las amistades,
)t En el de.sarrollo del pensamiento de Winnicott observamos que, en !a medida Desde aquí conviene preguntar: ¿por qué es necesario diferenciar esta
en que füe creciendo su capacidad para contribuir al establecimiento de una "amistad profesional" de la amistad propiamente dicha?
relación terapéutica intensa, íntima y espontánea, con mayor intensidad se le En primer lugar, los hechos informan de que sobre todo los psicóticos graves
h>lpuso la tarea de disponer una actitud profesional36 capaz de sostener esta no suelen tener amig0-s, en gran medida debido a que {salvo rarísimas exce¡:,-
relación en el marco de un vínculo terapéutico y profesional, es decir: que se cíones) no hay amigo capaz de soportarles; de modo que, eras el derrumbe
diferencia de la amistad propiamente dicha, aunque se le parezca en algunos psicótico y a lo largo de la crnnificaci6n, poco a poco los amigos se marchitan
aspeeros~ (o bien el mismo paciente tiende a aislarse). Aquí se confirma la tesis según la
Al hablar de los casos de "auto curación" (es decir: en que d propio emorno cual ~'La enfermedad mental consiste en no ser capaz de encontrar a nadie que
,¡; del paciente provee los cuidados necesarios), Winnicott señala que algún "acon- pueda sopom1rnos" (Rickman, citado por Winnicott, 1965, 266),
'¡ ! tecimiento, tal vez una amistad, puede corregir el fallo de la provisíón funda- No podemos dar por sentado los profesionales tengamos mayores "apti-
¡ 1: mental, apartando el obstáculo que impedía la maduración en algún sentido" tudes cristianas" y psicológicas que las de estos 'amigos que los psicóticos no
(\Virmkon, 1965, 318). Por otra parte, en una conferencia pronunciada en tienen'': podemos to]erar con nuestros pacientes una serie de .<.'1tuaciones que
1
' l 958 comentó que: "Con todo, estas personas bastantes normales que padecen jamás toleraríamos e.n un a1nigo; e incluso si las roleráramos, posiblen1ente no
depresiones tienen amigos, amigos que los conocen, los quieren y los valoran, estarfa.11os
. en buenas condiciones para ayudarle.Además, es bien conocido que
por lo que pueden proporcionarles el apoyo adecuado cuando ello resulta nece- cuando nuestros amigos llegan a determinados niveles de demanda y fastidio,
sario. Pero, ¿qué ocurre con los individuos que además tienen dificultades para les decimos: "rienes que buscar la ayuda de un profesional", ofiigo por el estilo,
hacer amigos y recurrir a loo vecinos? Esta es la complícaci6n que hace nece- En definitiva, no cabe dudas de que estos pacientes grn,res necesitan un
r saria nuesrrn. inter,endón, en forma profesional, a fin de ofrecer el mismo tipo amigo, pero también necesitan un profesional; de modo que a este último le
de ayuda que puede proporcionar un amigo, pero de manera profesional )' con corresponde sosrener la paradoja, cual sea: permitir y potenciar aquello que es
ciertas limitaciones (Winnicou, 1964, 81), del orden de la amistad, pero sin asumir el rol de amigo. El orgaoizador de
Cuando Winnicott había del "tipo de ayuda que puede proporcionar un esta paradoja es el encuadre (y todo lo que conlleva de tevrfa y técnica, forma-
amigo", considero que se está refiriendo a la cercanía alectiva, devoción y dispo- ción y pertenencia a un equipo tratante).
nibilidad para enfrentar k,s momentos difíciles y acudir en situaciones decri,is, De cara al paciente, el encuadre (horarios, honorarios, acritud profuiona!)
así como a cierto grado de simetría en la relación. enrrarca un modelo de relación otructuralmente distinto dd de la amistad",
Entre los aspectos condoctuales y vinculares de lo que puede haber de Invariablemente "el encuadre ordena [ .. ,] una relación no convencional y
>...'Tiistad en Acompañamiento Terapéutico, podría citar el empleo del lenguaje asimétrica" (Etcheg&¡en, 1986, 245). Etchegoyen también se refiere a algunos
informal, las bromas, charlas y discusiones tipo "tll a tu", el compartir activi- aspectos de la relación analíticá en que predomina la simetría, y recuc,rda que:
dades cotidianas como ir al cine y comentar la película, ir al mercado, charlar ti:La asimerrfa no ímpone supremada len el sentido de autod1aris:mc] sino el
en una cafererfa, jugar, etc, Con d paso dd tiempo todo ello suele configu- rttonodmíento de la polaridad de los roles" (ibídem, 235, corch. LDM).
rarse a modo de "rutinas cotidianas" y llegar a estar marcado por sentimientos En Acompañamiento Terapéutico (más que en la relac1ón analítica) hay un
constante atra.vesamiento entre simetría y asimetría; la relación es (a)simétrka.
36. Es posible sostener taact«:ud prok'sion.tl induso mientras se juega con d padenreen la piscina. Mejor dicho: en cl plano dinámico puede haber diferentes grados de simetría
Por otra parre. si d Ai:ompaftanre -adopra una. posmra rígida y distante, dlo puede deberse a
que ··fa_ X.(itud profesional puede edgftse robre las defensas, inhibiciones y la obsesión por d
orden"' C\X1innk:ott, l 965~ 193). En csre sentido, estoy de acuerdo con los plamearniemos de 37. Además. de !a cu-emón de los honorarkis, en AcorupañamJem:o Terapéu-ri.:,o (robre todo si e.~
Bar.reto (199!,) acerca de los peligros de que la -actitud profesional se convierta en rigidez, f.:aita priva.do) sude e:st-ah.le-.oerse que- los gastos realizados dum...·n.:: los eocuenuos oogen a cargo dd
de es:pontanekbd y akcro, rimeufa defensiva., etc. p.::u:it:n:re o de su familia. lo cual -consdmye una constan..~ afrenta a ta amisrad.

90 91
LEONEL DOZZA DE MENDONy\ CLíNICA DE LO COTIDIANO

• (según el caso y situación), pero el víncwo será siempre estructuralmente asimé- ·. . Por más que se piense el Acompañamiento en términos de Clínica de lo
trico aunque está asimetría estructural esté siendo constantemente atravesada f Cotidiano, cabe no perder de vista que el Acompañamiento Terapéutico no es
por la simetría en el plano dinámico. ~i--: ]a vida mismat por más que se le parezca.
Por ejemplo: en una charla pllede establecerse un diálogo simétrico en el
que Acompañante y Acompañado intercambian anécdotas personales (como El empleo de la expresión "amisrad profesional" puede conducir a malen-
si fuesen dos amigos); pero em, simetría en el plano dinámico siempre estará tendidos; por ejemplo, a que se piense que parte de la "técnica" del Acompa-
sostenida por una asimetría estructural. Por más que el Acompañaflte cuente ñante consiste en "fingir" determinados afectos y-actitudes~ ya sean amistosos.
anécdotas de su vida personal, aporte sus comentarios personales al modo de tlemos, hostiles, etc. En este sentido, conviene introducir la próxima paradoja
un semejante, constantemente estará modwando el grado de simetría y obser- ·· diciendo que todo intento de expresar afecto desde un lugar estrictamente
vando los efectos que su actitud produce en el paciente. Desde luego, todos técnico o racionalizado estará destinado a fracasar.
cuidamos aquello que decimos a nuestros amigos, pero el tipo de cuidado ante-
riormente planteado es estructuralmente distinto, es asimétrico, está atrave-
sado por la actitud profesional, la teoría y la técnica. 3.4- De la técnica al método
En definitiva, rodo lo que pueda decirse de la amistad en Acompañamiento
Terapéutico, hay que encuadrarlo en la Clínica de lo Cotidiano.
En lo que respecta al Acompañante, el encuadre brinda además unas refe- El poeta es un fingidar.
rencias que contribuyen a soportar aquellas tensiones que "los amigos que los Finge tan completament,
psicóticos no tienen» no su.elen soportar. Que llega (]fingir que es dolor
Desde su acritud profesional el Acompañante puede expresar ternura y El dolor que tk hecho siente.
,¡ hostilidad hacia d paciente (cf. Winnicott, 1987a, 192ss), pero deberá tener (Fernando Pessoa; rrad. LDM)
·i
i. i en cuenta cuándo, cómo, por qué y para qué lo hace; y, si acaso, no hacerlo. En
1 todo caso, se trataría aquí de expresar el "amor y odio profesionales", es decir: En un tipo de intervención a la que puede denominarse Clínica de lo Coti-
amor Y odio legítimo y genuino, que serán "administrados" desde la actitud diano, sostenida desde un Encuadre Abierto y en la que puede llegar a estable-
profesional y el encuadre. cerse una Amistad Profesional o Tronsicíonaf, conviene decir algunas palabras
acerca del sentido dd término !\écnicl'.
En resumen, el enunciado de la paradoja sería: en Acompañamiento Tera- Los estudios acerca de la contrarransferencía y la intersubjetividad han sido
péutico se puede permitir, y en algunos casos induso conviene potenciar, todo fundamentales en el desarrollo de las técnicas psicoanalíricas en general (ver
lo que es del orden de la amistad, pero sin ser amigos. Al igual que la "madre Bion, 1967; Etchegoyen, 1986; GRITA, 1999; Stern, 1985; Stern y otros;
suficientemente buena', el Acompañante posibilita que el paciente encuentre l 998; Winnicott [ 1947d]; l 1960h1). El reconocimiento y comprensión de los
aquello que necesita concebir, a la vez que sigue siendo lo que es: un Acompa- atravesamientos entre {inter}subjetividad y técnica impulsó el replanteamiento
ñante Terapéutico. En todo caso, habría que hablar de una "amistad prnfesional" de la noción de formación profesional, y a su vez el incremento de dispositivos
o~ si acaso, de un ••amigo transicional", de una amistad que puede oscilar de un volcados a brindar un marco de análisis de la relación terapéutica {formación en
verde más azulado a un verde mas amarill ado, pero siempre verde. grupos operativos, supervisión, reuniones de equipo, análisis personal). Más alli
Esta "amistad", al igual que el objeto transicional, está destinada a perder signi- de estos dispositivos, Winnicott considera que el encuadre y la actitud profe-
ficación y diluirse. Como mínimo, ésta debería ser la actitud mental del Acom- sional potencian la estabilidad de carácter del terapeuta, pero advierte que "en
pafiante. r'Todos .abrigamos ia esperanza de que nuestros pacientes terminen -con la hora que le está asignada, uno puede tener una confiabilidad profesional mt1y
nosotros y nos olviden" {Winnicott, 1971 b, 119); y este supuesto también se dife- diferente de la poco confiable personalidad propia. Con el tiempo, empero, la
rencia estructu,ralmente del que rige la amistado el rol de amigo propiamente dicho. poca conliab¡]idad propia empieza a filtrarse' (Winnicott, 1989a, 127).

93
LEONEL DOZZA DE MENDONc;:A
CLÍNICA DE LO COTIDIANO

• También dice que los casos graves y de psicosis, así como aquellos en que El Actor (con mayúscula) debe de ser un experto en técnica, pero lo es ~on
entran en juego fuertes tendencias antisociales, "atravjesan gradualmente los i,1.0 b'etivo de que el espectador no vea la técnica, sino tan sólo el persona¡e.
obstáculos que para mí son la técnica del analista y la actitlld profesional" .\ . P!r otra parte, en cierta ocasión un ~irector ~: cine dijo que el buen actor
-.¡:i i
(\Vinnicott, 1965, 198). Es decir, que aquí la persona del terapeuta gana mayor
protagonismo. e:' es aque'I cap- .. de hacer que el persona¡e (del gmon) se conv,erra . . en persona,
i ;", ¡ entido de que el actor, con su técnica, traslada sus11sentimientos
,__ •enes
y expe-
Al hablar de los albergues para niiíos enfermos, en lo que se refiere a los «
\riendas personales ("reales") al personaje. A esto se_ le ama sus~1tuc1on .º
•• , ,,

1
cuidadores Winnicott dice que "su selección como personas adecuadas para la ;,rransfieren c,·a" en arte dramático , es decir: a la técnica de transfenr los senu-
: : ~-;
tarea tendría mayor importancia que su formación" {'v?innicott, l 957, 118). ; • ntos y experiencias personales al personaje. Acerca de los actores que
Sobre todo en Acompañamiento Terapéutico, considero fundamental -~'.~trabajan
mie con esta técnica" suele decirse que empJean e1 "M' I eto o
d "{Stan.is
. !a-
desmarcarse de este dilema y reconocer la importancia de rodas los factores,
¡ii 1.
dado que no basta con ser "personas adecuadas para la tarea". De hecho, desde
º. vski, s.a.; Hethmon, l 96S).

!I¡
' . La paradoja consiste en que el personaje es "irreal" (una creación del autor:,
diversos ámbitos he observado la tendencia a que la relación terapéutica sea ,. 'pero es "real" (los sentimientos y experiencias personal"'.' del actor). Es~ sena
.. vivída por el prnfesional como algo demasiado "personal", o bien se produzca
. · un aspecto cle fa «magia" del actorf que nos Ueva a expenmentar . sentimientos •
:!
"'
una excesiva "tecnificación" de la actitud profesional. < fundos (acompañados de sonrisas y lágrima;;) hacia e1persona¡e-persona, aun
Ello impone formular una noción de técnica que seá válida para la Clínica -.:,pro _sabiendo que todo es i.mentira'', que d actor está -«fingien d"F o . ernandP
! .
o :5soa
de lo Cotidiano; una técnica que no "tecnocratice" la cotidianeidad a tal p,mto · diría que finge tan completamente, que llega a fingir aquello que de hecho siente.
que ya no sea posible reconocer nada de ella; en definitiva, un a noción de técnica Cuando nos encontramos ante un buen actor (o un actor .~uficientemente
que no rompa las paradojas, sino que contribuya a sosteuerla.s. He aquí una eno) Ja "magia" se produce debido a que actor y especrado'fse sumergen en
b
pista: "Debemos señalar, sin embargo, que hay momentos en que los custodios el e-ampo de la transicionaíidad, en esta rona intermedia en 1a cua.11''
u
a mentira
,,,
deben "actuar naturalmente" en el sentido en que un actor lo hace. Ello resulta puede ser "verdad" y viceversa. Esto lo enseñó Winnicott al decir que el arre
particularmente importante en el caso de niños enfermos. Si un ni:fi.o se presenta
es una extensión de los fenómenos transicionales. _
llorando y dice: "Me corté el dedo", justo en el momento en que el custodio · Lo mismo podría pensarse respecto al espacio físico, dado que el escenano
está preparando su planilla de impuesto a los réditos {... ], debe actuar como si en el teatro es, aun no siendo, una ca;;a, la calle, el bar. De forma análo~a, la
el ni.fio no se hubiera presentado en un momento tan molesto, pues esos niños casa del paciente y el contexto comunitario (escenario del Acompañam1e~to
a menudo son demasiado enfermos o ansiosos como pata aceptar las dificul- terapéutico) pueden ser, aun no siendo, una infinitud de lugares. Des~e ah, el
tades personales del custodio, además de las propias" (Winnicott, 1957, 118). poder decir, también, que el Acompañante puede !1egar a ser, aun no s:e~do, un
Sugiero que la técnic.'l. en Acompañamiento Terapéutico debe a.semejarse a amigo, el enemigo, la madre, el padre... el perro, la gata, un pájaro en la ¡aula...
la del actor, es decir: a la técnica de interpretación dramática qne emplea para Una de las diferencias respecto al trabajo del actor consiste en que, en Acom-
construir, encarnar y representar un papd 38 • En lo manifiesto a continuación 1
pañamiento Terapéutico, la construcción del "guión" y del per~o":aje-pers~na
veremos que el Acompañante interviene fundamentalmente desde una serie se va construyendo en función de la evolución del vínculo terapeun':°. Deb:do
de intervenciones escénicas.
a la imprevisibilidad del otro, habrá mucha improvisación; pero la 1mp~~v1sa-
cíón se desarrolla desde unos fundamentos teóricos y técnicos, y tamb1en en
38. De lo pfamea.do puede extraerse la sugerencia de pensar el Acompañamiento Tempéucico
relación a la estrategia del tratamiento.
desde el psicodram-a, lo cual no haré en este contexto debido a gue no tengo un conocimiento
mínjmamenre profundo dcl tema {el cual en Espaiia viene siendo desarrollado por Ale_jandro
Chevez}. Por otra parte, tomaré como punto de referencia algunas cuestiones relativas a la Esta reflexión acerca de los atravesamientos entre «-mentira'f (técnica) Y
formación y el traba.jo dd .actor, He brindado psicoterapia psicoanalítica a varios actores, pero "verdad" (espontaneidad, autenticidad de las respuestas del terapeu;") resulta
mis o:mocimienros: acen:a de Jos procesos del actor los debo también a mi amigo lña:lci Aierra fundamental debido a que las personas con psicosis y patolog1as graves
faaory profespr de arre dramático). funcionan a niveles muy primarios, y de ahí que tienden a buscar la persom1

94 95
l.EONELDOZZA DE MENDONy\ CLÍNICA DE LO COTIDJANO

~ del terapeuta.; sus reacciones afectivas más primarias, aquello que está más allá ,;;. "pasivo". Hay una multitud de pre-gramas múltiples más triviales: alentar
de su actimd profesional y de su técníca (cf Stern y otros, 1998}. ·¡;,ego con un objeto mientras se orienta al niño acerca de cómo jugar y de
Aquí conviene analizar dos tipos de situaciones en que la paradoja se rompe. ;,,0 no jugar; dirigir la atención del inF.mte hacia algo seguro mientras se lo
En una de ellas el terapeuta "finge a secas" algo que no siente, es decir: inter- .· rta de algo relativamente peligroso [...] permitir que continúe un juego exci-
viene desde un lugar estrictamente "técnico". La alternativa opuesta consiste -re, pero con un pie en d freno para actuar en cuanto el bebé presente los
en !.imitarse a expresar sus afectes tal y cómo lo haría en sus relaciones perso- mero., signos de ratiga o sobrecarga. Todas esas situaciones involuctan una
nales cotidianas. · ;ra mezcla de conductas sinceras e insinceras" (Stern, 1985, 260i)-
J La primera posibilidad deriva fundamentalmente de aquellas concepcíones Esras situadones y metas mencionadas por Stem son frecuenres en Acom-
racionalistas y positivistas de técnica. Aquí puede ocurrir que el terapeuta esté - amiento Terapéutk:o, e involucran también cierta mezcla de conductas
'
constantemente programando actívklades y enseñanzas preestablecidas, ense- , ceras e insinceras~
úando "técnirnsn acerca de cómo el paciente debe actuar en situaciones de grupo En cierta ocasión Carlos y yo mirábamos discos en una tlenda, Debido a
y realizar un sin 6n de habilidades sociales. También puede ocurrir que actúe inrensos sentimientos paranoides, erigía que yo estuviese ronstanremenre a
1 estrictamente según criterios "técnicamente correctos", en fundón de aquello !.do. Sin embargo, en esca ocasión percibí que él miraba los discos de furma
' ':
l;-¡ que entendió de lo que ha .leído o dicho su supervisor. -i:lespreocupada, mientras yo sentía algo así como fa atracción de un imán que
Esre tipo de terapeuta se asemeja al actor que fing~ a secas con su técnica; -::,¡ne hacia seguirle por la tienda. Cuan<lo me percaté de la situación, empecé
de modo que corresponde cuestionar en qué medida la fuita de interés y moti- ·:,. fingir {a "actuar naturalmente") que míraba los discos "a mi aíre", sin estar
·\, il. vación, tan común en psicóticos, se asemeja al aburrimiento que sentimos ; pendiente de éL A su vez, Cárlos siguió mirando los discos "a"} aire"; o quizá,
";, ;'
ante un mal acror. Stanislavsky comenta que, "El objetivo racional arrnre ·• al. ígual que yo, lo fingía. El hecho es que poco a poco nos fi.tím&s distanciando_
Transcurridos unos minutos, Carlos se acercó protestando por el hecho de
' del calor de la emoción {d sentimiento) y la voluntad no llega al corazón de!
actor, no se proyecta al espectador y por lo tanto no es capaz de engendrar "la que yo no le estaba "vigilando" (SIC), Le dije que esta vigílancia tamhién era
1
vida dd espíritu humano", "la sinceridad de las emociones", ni "sentimientos responsabilidad suya, que si la. necesitaba, también a él le correspondía estar
1!
I'
¡· !
que pare"'..<:a.n verdaderos'. El árido objetivo de la razón no comunica esencia pendiente de mi.
viral a los muertos conceptos de la palabra; sólo registta el sumario del pensa- Esta situación sentó las bases de una restructuración imporrante del vínculo
,i ¡··,·.
l:: miento. Al ir en pos de ese ohjetivo, el actor no puede vivir el papel. Simple- · terapéutico; un cambio del personaje que yo representaba para éL Todo ello
¡
:! 1
.
mente lo recita" (StanlsfoYSky, s. a., l 08).
. apareció escenificado en es1e cambio de actitud, que incluía "cierta mezcla de
Además del aburrimiento y falta de interés que ello produce en el espec- conductas sinceras e insinceras" {Stern). Insincera porque la estaba fingiendo
1
tador-acompafü1do, cabe tener en cuenta que "la inautenticidad grosera nos deja conscientemente, pero a la vez sincera en el sentido de que este fingir se apoyaba
1
.:l' :j sin una brújula operativa interpersonal para el relacíonamiento intersubjetiva" en la sensación de que me n.-suitaba ahsurdo seguirle por la tienda.
1
(Stern, 1985, 264). Es decir, que aquellas actitudes y actividades terapéuticas Parafraseindo la paradoja poética de Fernando Pessoa, diría que d Acom-
y rehabiliradoras llevadas a cabo desde lo estrictamente "técnico" (inautétlrico) pa,i,mte es un fingidor; fi,ige tan completanum:e; que llega a fir;gir que es verdad
no contrihuyen a que la experiencia sea signifirntiva para el paciente. Ítt verdad que de hecho siente.
En el otro extremo el Acompañante Terapéutico puede considerar que debe
ser e.,pont:íneo y expresar sus afectos ral como lo haría en su vida cotidiana, lo
cual puede conducir a una sob,·eactuacíón de lo afectivo y lo espontáneo. De 3.5- lntuveuciones escénicas
ahí que el método del Acompañante consiste en '" actuar naturalmente' en el
sentido en que un actor Jo hace" (Winnicott). Al hablar de aqueUos pacientes que han sufrido fallos significativos en d
_En el ámbito de la rdadón madre-hijo, Stern comenra que: "un ejemplo proceso de constimdón del aparato psíquico, Winnicott dice que: "En el
es !a meta de la madre de Sarn de jugar con su infante sin permitirle que se presente nos encontramos con que todas estas cuestiones acuden para su reví-

97
LEONEL DOZZA DE MENDONQ\. CLINICA DE LO COTlDL<NO


venda y corrección en la relación transferencia!, y que no deben ser tanto inter- necesitamos recurrir a un lenguaje plástico, a un lenguaje poético, a un lenguaje
pretadas cuanto experienciadas» {Winnicotr, 1989a, 289), · dramático'' (Fíoríni, 1993, 89).
Debido a que gran parre del trabajo del Acompañante consiste en realizar Si bien este lenguaje tiene sus fundamentos en procesos de tipo primario, no
activülades~ intervenir activamente,, en Acompañamiento Terapéutico parece por ello hay que considerarlo corno perteneciendo a un rango inferior, corno
haberse producido una dicotomía dilemática entre palabra y acción. Barrero algo que se emplea exclusivamente con psicóticos debido a que los psicóticos
(1997, 77s, 18lss) seiíala que esta dicotomía podrí_a solucionarse si se piensa (supuestamente) no tienen acceso al pensamiento simbólico, etc. Diría que se
la tarea del Acompañante en términos de proveer experiencias terapéutica, al tra~a de un lenguaje más potente, independientemente de que no sea el que
paciente. denene las mayores cuotas de poder en las producciones psicoanalíticas (cf.
El Acompañante brinda experiencias terapéuticas a través de su actitud Barernblitt, en AAVV., 199 L 79-84).
general, que puede manifestarse mediante verbalizaciones, acciones, pasividad,
reacciones afectivas, tono de voz, expresiones faciales, etc.
Tales actitudes cobran sentido en despacio intermedio entre dos acepciones
del término "-representación,,) a saber: en el atravesamjento entre las nociones de
representación menmi(relación de objeto, transferencia) y representación escénica.
En una representación escénica, teatral o cinematográfica, el actor no explica
las relaciones entre los personajes (esto se hace en entrevistas, conferencias,
etc.). Lo que hace el actor es encarnar al personaje, actuar o interpretar escé-
nicamente su comprensión de tales relaciones. Este poner en escena puede
manifestarse mediante -acciones concreras, verbales, pasivas y, en definit¡va, a
través de todas aquellas formas de interacción observables en la vida cotidiana.
Sobre todo en Acompañamiento Terapéutico, proveer experiencias terapéu-
ticas apunta hada una relación de at.ravesamiento entre intervencióni cotidia-
neidad y artes escénicas,
En términos comparativos: aquello que en la interpretación verbal aparece
corno lectura de las relaciones objetales, históricas y rransferenciales, en este
contexto corresponde pensarlo en términos de las vicisitudes de la actitud del
Acompaiíante (representación escénica) ante las expectativas, demandas y nece-
sidades del paciente y la familia.
La intervención escénica es algo que va más allá de los planteamientos
de algunos autores psicoanalíticos acerca de la intervención activa (Ferenczi,
1919; 1921a; 1925; 1926; 1933; Fiorini, s.a.; Ogden, 1994). Tampoco se trata
de una aplicación clínica de 1as artes escénicas, sino de una forma de pensar
y procesar la intervención desde diferentes niveles de lenguaje, lnduso en el
trabajo psicoanalítico con neuróticos, al referirse al empleo del lenguaje verbal
Fiorini comenta que: "Nuestra rarea apunta a introducir un lenguaje capaz
de acercar al paciente al mundo propio del proceso primario de pensamiento,
Un mundo de condensaciones, de desplazamientos de sentido, mundo de la
metáfora, de fa imagen, de la escen ilicadón, Antes que un lenguaje de· ideas

98 99
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··,: CAPITUL04
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Los ejes organizadores para conceptualizar acerca del encuadre son: tiempo,
espado y actitud. En este capítulo analizaré algunos aspectos q;¡l encuadre más
directamente relacionados con la actitud ·mental y conducr.;_';;1 del Acompa-
ñante Terapéutico, y en el próximo capítulo, el tiempo y espado.
Una primera dificultad deriva de que suele definirse el encuadre en cuanto
conjunto de constantes que enmarcan elproceso terapéutico. Esta definición cortes-
ponde a aquellas prácticas en que el profesional organiza, por ejemplo, las
condiciones espaciales para recibir al paciente. Sin embargo, cuando el Acom-
pañamiento Terapéutico tiene lugar en el contexto hogareño y/o familiar, en
cierto sentido suelen ser el paciente (y la familia) los que disponen las condi-
ciones espaciales para recibir al Acompañante.
Además, uno de los objetivos del Acompañamiento consiste en potenciar,
hasta cierto punto, una constante inconstancia de las constantes en lo que se
refiere a los espacios frecuentados por la pareja Acompañante-Acompapado.
Estos elementos problemarizadores, que delimitan las especificidades de
la Clín,ca de lo Cotidiano, demandan una conceptualización en términos de
paradoja (inconstancia de las constantes} y "encuadre ambulante y abierro".
Además, veremos que en determinados momentos de la relación terapéu-
tica la actitud mental y conductual del Acompañante suele caracterizarse por
la paradoja de/;¡ .ictuacüin contratransfermcidl.
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LEONEL DOZZA DE MENDONc;:A EL ENCUADRE Y SUS PARADOJAS

4.1- La inconstancia de las constantes Por ejemplo, sí la actividad consiste en salir al campo una tarde de verano,
el Acompañante Terapéutico puede presentarse en bermuda. Por otra parte,
Etchegoyen (1986) hace un amplio análisis acerca dd encuadre en la situación si determinado paciente tiende a establecer relaciones demasiado erotizadas,
analírica, abordando el tema desde diversas perspectivas y aLttores. Basándose en quizá al Acompaiiante no le quede más remedio que pasar un poco de calor.
un artículo de Zac31 , define tres categorías de constantes en el encuadre psicoa- . . . . Además, mientras en psicoanálisis la relación es fundamentalmente verbal, en
nalítico, adoptando como eje central la actitud mental y conductual dd analista. ;:: Ac~mpañamiento esto va a depender del desarrollo de la relación. Con algunos
A la primera categoría la denomina constantes absolutas, que derivan de las · . pacientes se establecen altos niveles de interacción a nivel corporal, mientras
reorías del psicoanálisis y "aparecen en todo tratamiento psicoanalídco ya que con otros pllede que ello no resulte conveniente. Ello también depende de las
gllardan relación directa con las hipótesis definitorias de nuestra disciplina" facilidades y dificultades del Acompañante en este sentido.
(ibídem, 471). Si un paciente invita a su analista a cenar, éste no dudará en Por último, estarían las comtantes que también son relntivas pero dependen
apoyarse en la regla de abstinencia y "decir" que no, aunqlle lo diga sin decirlo de la pareja. Etchegoyen da como ejemplo el que los horarios de las sesiones
o ínrerpretando. se establecen teniendo en cuenta las conveniencias de ambas partes. Aquí se
En Acompaiiamiento Terapfotico, no hay ninguna regla según la cual el entra en el ámbito de los "acuerdos tu a tu", que en gran medida caracterizan
Acompañante debe abstenerse de aceptar la invitación a cenar, incluso si ello la práctica del Acompañamiento Terapéutico. No sólo los horarios se esta-
implica encontrarse con el paciente fuera del horado establecido. La constante blecen conjuntamente, sino también los lugares de encuentro, el tipo de acti-
absoluta en este tipo de situación puede consistir en que el Acompaiiante cobrará vidad a realizar, etc.
los honorarios correspondientes (no son amigos) o bien descontará esta horas j;;

del siguiente encuentro. Por lo demás, hay relativamente pocos elementos que Partiendo de este análisis diferencial entre psicoanálisis y Áiompañamienro
delimiten constantes absolutas a priori. Las decisiones clínicas (el aceptar o no Terapéutico, resulta evtdente que en este último se opera desde un encuadre
la invitación a cenar) se basan más en el análisis vinrnlar y de la estrategia de "menos estructurado", en e1sentido de que hay pocas constantes- que puedan
tratamiento de cada caso y situación. definirse a priori. Aunqlle con el respaldo de la teoría, en Acompañamiento
la segunda categoría está constituida por constantes relativas q,u dependen T~ra~éutic~ las "c?nstantes'' se definen más bien en función de la tatea y las
del analista. Entre ellas, Etchegoyen destaca: "algllnos rasgos de su persona- 1d1osmcrasias de vmculo terapéutico (y de todo aquello que lo atraviesa, como
lidad, su ideología científica y otras más concretas como el lugar en que tiene puede ser la estrategia del tratamiento etc.). En ello consiste uno de los aspectos
su consultorio, el tipo y estilo de sus muebles, así como también las regula- de la paradoja de la inconstancia de la constantes.
ciones de sus honornrios, fer.ados, etcétera" (ibídem). Aunque estas constantes Si bien es cieno que, incluso en psicoanálisis, en «cada caso tendremos que
dependen del analista, hay un "sentido común psicoanalítico" que establece escuchar lo que dice el analizando, lo que esripula la teoría y lo que nos informa
algunos criterios. la contratransferencia" (Etchegoyen, 1986, 477), en Acompañamiento Tera-
El Acompafiante Tetapéutico, al trabajar desde su espontaneidad cotidiana péutico las particularidades de cada caso tienen un peso mayor.
(profesional), no tendrá tan claro cuáles son estos criterios. En principio, no Por lo tanto, más que definir a priori modos de actuar. la discusión acerca
hay ninguna regla según la cual no deba contar chistes o anécdotas de su vida d~J ~ncuadre brinda herramientas conceptuales para pensar acerca de la espe-
personal Por otra parte, en determinados casos y situaciones puede que no sea cificidad d_e cada caso. A su vez, estas herramíenras para pensar brindan refe-
conveniente andarse con chjsres e intimidades. rencias que enmarcan la actírud mental y conductual del Acompañante.
Por lo tanto, hay pocos criterios que puedan establecerse a priuri desde la . El encuadre (actitud mental y conductual) en Acompañamiento Terapéu-
teoría o de un "sentido común'' respaldado por ésta. tico se acerca en gran medida a los planteamientos de Fiorini (s.a.) acerca del
en~uadre en psicoterapia breve de orientación psicoanalítica (focal, de apoyo,
en mstimciones públicas y asistenciales). Entre otras cosas, el autor hace refe-
39. Za.e,. J.; Un -;nfoque metodológico del est.ableci miento dd en cuadre, "Revista de psirnanáfüis,
vol. 28", 1971, pál}'. 593-61(}.
rencia al "principio de flexibilidad" según el Cllal pacientes con diferentes díag-

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l .

:: : ¡ LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A EL ENCUADRE Y SUS PARADOJAS


.:: 1 i
,(l ' nósticos requieren diferentes estrategias terapéuticas, y cada caso puede requerir J) la rarea clínico-asistencial,
n, 1 "laremodelación periódica de la estrategia y las tácticas en función de la evolu- 2) las necesidades yoicas y organización defensiva del paciente {y su familia};
Wl ción del tratamiento" (ibídem, 33; cf. W;nnicott, 1965, 206, 294). y
Fiorini también argumenta en pro de una participación más activa} corporal 3) el desarrollo del vínculo.
y personal del terapeuta, en el sentido de que "fa inclusión selectiva de rasgos
personales del tempeuta es parte de la técnica" (ibídem, 113). Ello incluye inter- Incluso en psicoanálisis y psicoterapia, en determinados casos y .situaciones
venciones que se ocupan también del "afuera'' del tratamiento y de aspectos >puede ser legítimo "acomodar mi setting a la rigidez de sus mecanismos de
pragmáticos de la vida cotidiana (lo rnal implica la contraindicación de emplear defensa [del paciente]" (ibídem, 483; cf. Fioriní, s.a., 75s). En otros términos,
1
interpretaciones transferenciales de forma sistemática). Todo ello apunta hacía ,diría que es clínicamente legírimo adaptar el encuadre, o actitud menta! y
'!
;'.
la idea de manejo clínico-asistencial anteriormente discutido {ver 3.1 supra). conductual, a las necesidades psíquicas y organización defensiva del paciente
En función de las particularidades de cada caso, el autor incluso contempla y su familia.
la posibilidad de regalos y prestamos mutuos entre paciente )' tera pe uta {lo cual Para justificar estos planteamientos, resulta fundamental tener en cuenta
no es poco frecuente en Acompaíi.amiento), y que se produzcan encuentros .· la diferencia entre la relación madre-bebé, en el desarrollo normal, y Acompa-
fuera del ámbito terapéutico (ver ibídem, 23ss, 185) .. . nante-paciente/familia. Es cierro que en 'ambas la adaptación a la orgarúzación
Si se toma como referencia el encuadre psicoanalítico en sentido estricto, .. defensiva y a las necesidades psíquicas se corresponden. Sin embargo, con lo
en Acompañamiento Terapéutico hay "menos encuadre"; pero si la referencia ' que se encuentra la madre es con una organización defensiva primitiva propia
es !a condición psíquica en la psicosis, así corno las especificidades de tarea del desarrollo normal. Aquí, la organización defensiva del lactttp¡e, sostenido por
clínico-asistencial y la Clínica de lo Cotidiano (incluida la Amistad Profe- · · los cuidados matemos, es algo que contribuye al desarrollo. "·
sional yel Método), habría que hablar más bien una noción de encuadre estruc- En cambio, en la psicosis la catástrofe psíquica ya tuvo lugar, de modo que
turalmente distinta. la organización defensiva opera a modo de bloqueo del desarrollo. Adaptarse a una
organización defensiva así estructurada es cualitativamente diferente.
En términos clínicos, al Acompaíi.ante le corresponde cumplir una función
4.2-Actitud mental y conductual cuyos términos se contradicen, a saber: adaptarse a las necesidades psíquicas
Y, a la vez, a la organización defensiva. Los términos se contradicen debido a
Emplearé el término "actitud" pata significar que el encuadre se basa funda- que, en la familia del psicótico (el psicótico incluido}, la organización defen-
mentalmente en la acrin,d mental y conductual del Acompaíi.ante Terapfotico. siva tiende a pedir y demandar lo contrario de aquello que posibilitaría atender
Al hablar del encuadre en la situación ana!i rica, Etchegoyen comenta que: "Hay a las necesidades psíquicas.
dos formas de entender el encuadre, como hecho de conducta o como actitud En donde la necesidad psíquica busca, por ejemplo, la inscirucíón de normas
mental. El encuadre es sustancialmente una actitud mental del analista, concre- Yrelaciones legisladas, la organización defensiva tiende a borrar estas referencias
tamente la actitud mental de introducir el menor número de variables en el interactivas. En donde la necesidad psíquica busca a un objeto que module la
desarrollo del proceso. A eso se le debe llamar en última instancia encuadre, y sobrestimulacíón de la desmesura materna hacia el psicótico, fa organización
no sólo a una determinada conducta" (Etchegoyen, 1986, 477). defensiva suele demandar que el Acompafiante adopte una actitud sobresti-
Si se tiene en cuenta la inconstancia de las constantes~ diría que no se muladora.
trata tanto de "introducir el menor número de variables en el desarrollo del A su vez, pretender establecer una "batalla'' directa y frontal entre desmesura
proceso" (Etchegoyen), sino más bien de la acritud de administrar las varia- materna y encuadre sólo haría intensificar los sentimientos persecutorios y la
bles en fimcMn de: rigidez de la organización defensiva (intrapsíquica e interactiva) en el contexto
fumiliar. Si la desmesura materna tiende a borrar toda terceidad, interdicción,
norma y límite (función paterna), ello no significa que e! Acompaíi.ante deba

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1
11111·:1; El ENCUADRE Y SUS PARADOJAS
U'.ONEL DOZZA DE MENDONy\
,1,11
sura materna. Lo persecutorio deriva de las fantasías y expectativas catastró-
l!'i' introducir esos elementos de forma directa e inmediata. Hacerlo sería repro-
ducir los patrones inreractivos de la desmesura de la función paterna.
ficas asociadas a la castración simbólica y la ruptura de la simbiosis patológica.
1 1 Cuando en tales familias la figura paterna aparece en la escena, por lo aeneral
En la práctica clínica.• tales situaciones suelen resultar extremadamente
1 lo hace a modo de intrusión física y psíquica (desmesura de la función p:Cerna),
¡
confusionales para el Acompañante; mLtchas veces no sabrá si está atendiendo
lo mal refuerza aún más aquellas fantasías y expectativas catastróficas.
las necesidades del paciente y la familia, o más bien contribuyendo a reforzar
Por otra parte, CLtando la función paterna moduladora y estructLtrante real-
y cronificar su enfermedad. mente se hace efectiva, lo que se observa es un efecto apaciguante (ver 7 .3 in.fa).
Para acotar estas situaciones confusionales, en cierta medida inevjtables e
4) .Por, ~!timo, ~1 en~Ltadre ~uede resultar persecutorio debido a que !a
incluso necesarias~ conviene pensarlas en términos de paradoja.
¡J'i
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orgarnzac1on defensiva (mteracnva) de la familia se apoya en gran medida en
el miembro enfermo. "El tratamiento exitoso de un hijo puede resultar trau-
;11 mático para ambos progenitores o para uno de ellos. La psicosis latente en el
4.2.1- La paradoja de la actuación contratransferencial
ad~lto, ~ue hasta ese momento se mantenía oculta y dormida, sale a !a super-
6.oe debido a los profundos cambios positivos del nin.o, y reclama reconoci-
Desde la perspectiva de la actimd mental y conductual, la regla fundamental
miento y atención'' (\v'innicott, 1964, 88).
del encuadre consiste en que la actitLtd del Acompañanre Terapéutico debe
A modo de defensa ante tales ansiedades, sobre todo la figura materna suele
adaptarse a la organización defensiva del paciente y su familia. De no ser así,
albergar la convicción de saber exactamente qué necesita su hijo para curarse.
su presencia en el contexto familiar resultará demasiado persernroria, lo cual
Desde esta convicdónl sumada a su compulsión a ''reparar"_, se.otorga el rol de
genera un incremento de las ansiedades, defensas in era psíquicas y patrones inte-
"terapeuta", establece su propio n(anti)encuadre de tratamieríib" y tiende a no
ractivos patógenos. No es poco frecuente que tales incrementos contribuyan
seguir las prescripciones y consignas establecidas por y con los profesionales.
a la interrupción prematura del Acompañamiento Terapéutico, por lo general
Estos mecanismos defensivos fomentan una serie de interacciones a las que
por parte de la familia. podría denom!narse "transferencia familiar" en Acompañamiento Terapéutico.
Entre otras cosas, la presencia y el encuadre del Acompañamiento Terapéu-
En ella la famd1a suele desplegar, en la relación con el Acompaúante Terapéu-
tico puede y suele resultar perserntorío debido a que:
tico, aquellos modos de vinculación basados en la desmesura de la función
1) Más allá de la negación, los progenitores suelen sentirse extremadamente
materna y el correspondiente menoscabo de la función paterna. En las mani-
: i culpables por la enfermedad mental de su hijo (cf. Winnicott, 1964, 89). En
'1 festaciones interactivas de dicha "transferencia familiar• es común observar que:
. i! la medida en que se percatan de que el enmadre del Acompañamiento Tera-
1) Sobr~ todo la madre tiende a imponer una serie de mandatos y exigencias
péutico puede contribuir a la evolución del paciente, ello resulta perserntorio
con la finalidad de que el Acompanante actúe según los criterios de la desmesura
debido a que es otra persona, y no ellos, el que está reparando el dano causado.
' ' materna, y se coloque así en su "zona de control omnipotente" {Winnicott}.
Es común observar manifestaciones de indignación cuando los familiares se
2) A la vez, tales patrones interactivos tienden a poner a! Acompañante en
percatan de que, en su relación con el Acompañante, muchas de las manifes-
el (no)lugar de figLtra paterna excluida, borrada y subordinada a los mandatos
taciones patológicas del paciente no son tan pronunciadas. Ello también suele
maternos; es decir, en el (no)lugar de "asistente" o espectador pasivo de la
constimir un importante factor culpógeno. desmesura materna.
2) Además, en donde d encuadre represente la autoridad del (sup uesco) saber
3) Otro aspecto de la "transferencia familiar" consiste en relacionarse con
profesional, sobre todo la madre del psicótico suele vivirlo como amenaza de
el Acompafi.ante como si éste fuese el paciente; de modo que en el trascurso de
herida narcisista por verse no sabiendo (cf. Ogden, 1989, 163).
su labor, una y otra vez el Acompanante recibirá las embestidas de la desme-
Afrenta al narcisismo y culpa son dos de las principales fuentes de ansie-
sura materna. Sob.re todo en Jos Acompañamientos largos, no sería equivocado
dades paranoides. decir que uno llega a experimentar en "carne propia" los procesos vinculares
3) El en':uadre también puede resultar persecutorio en la medida en que
que condujeron a la psicorización y cronicidad del paciente,
representa la función paterna que limita y acota la "ley sin ley" de la desme-

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¡ !06
EL l:.NCUADRE Y SUS PARADOJAS
Lf.ONEL DOZZA DE MENDON,;;A

• Estas tres modalidades interactivas de la "transferencia familiar" suelen menos puede ser rescatadfJ como tal Cuando la figura materna demanda que el
producir intensos sentimientos. contratransferenciales, que los Acompañantes Acompañante se amolde a los parrones familiares, hay que darle cierta dosis de
describen en términos de miedü, agobiü y odio ante las demandas, exigencias y razón. Con ello está brindando información acerca de los patrones interactivos
críticas exacerbadas bada su trabajo; sentirse impotente, invadido, paralizado, famiJiares que, de no tenerse en cuenra, se convienen en un obstáculo insalvable.
manipulado, anulado y faem de lugar; temor a volverse foco, etc. Sugiero que la actuación "negativa" de la contratransferencia puede resultar
Dichos sentimientos suelen impulsar la actuación de Ia con tratransferencía o positiva en la medida que:
acting-out, lo cual supone reproducir unos modos de- relación en cierta medida 1) al amoldarse en cierta medida a los patrones interactivos familiares, a la
análogos a los de la familia. Entre otras cosas, a menudo la parálisis de/Acompa- vez el Acompañante está adoptando una actitud adaptativa que contribuye a
ñante es remplazada por la compulsión a intervenir, mientras la sensación de sin- no intensificar las ansiedades paranoides, así como las defensas intrapsíquicas
/i,gar u trueca por intervenciones intrusivas o impositivas como modo de forjarse e interactivas.
un lugar {desmesura de la fanát!n paterna), o bien por actitudes que tienden a 2) A su vez, ello facilita el establecimiento de un vínculo significativo y de
anular al paciente. Cuando ello se transforma en un patrón y se mantiene por confianza con el paciente y la familia.
demasiado tiempo, el encuadre del Acompañamiento cumple la función de El único pasaje en que he encontrado una referencia explícita a los posibles
amoldarse a la organización defensiva familiar. efectos positivos de tales actuaciones "negativas"'", aparece en un pfanreamiento
Sin embargo, he observado que, hasta cierto punto "y sobre todo en deter- de Searles: "En general, y si bien sabe que los padres respondieron al paciente
minadas etapas, esta actuación contratransferencial "'negadva.,., sueie manif.e.s- de determinadas maneras -condena, .reproche)" desprecio~ etc.- que promo-
tarse en la prácrica totalidad de los Acompañamientos Terapéuticos que han vieron la enfermedad en el niño, el terapeuta se niega a tener las manos atadas
producido resultados positivos. De ser esto válido, corresponde considerar que por algún imperativo autoimpuesro en el sentido de que su <;<?nducta debe ser
tales actuaciones son parte integrante del proce,o de establecimiento del enmadre. siempre el antídoto de esos traumas tempranos y de que jarriás debe incurrir
La paradoja de la actuación contratransferencíal consiste en que la actuación en tales respuestas. [...] Cabría postular con cierto grado de certeza que una
"negativá' de la contratransferencia puede resultar "positiva" para la evolución persona cuyas relaciones intrafamiliares han sido tan aberrantes como para
del caso. La evolución se produce gradas a, y a pesar de, la actuación contra- dar origen a una esquirofrenia, de ningún modo podría relacionarse-pues no
tr-ansferencial. tendría herramientas suficientes derivadas de su experiencia pasada-, con un
Desde mi labor corno Acompañante, formador y supervisor, he observado terapeuta idealmente afectuoso y maduro" (Searles, 1966, 176}.
que en muchos casos Jos sentimientos conuatransferencia1es más intensos y Un terapeuta con una actitud mental y conductual idealmente afectuosa
desbordantes suelen derivar de las relaciones del Acompañante con los fami- y madura dificultaría el establecimiento de un vínculo significativo, e incluso
liares, y no tanto con el paciente. De ahí que estos procesos relacionados con podría resultar persecutorio por la excesiva discrepancia entre su actitud y los
la paradoja de la acruadón contratransferencial se hacen notar sobre todo en patrones familiares.
aquellos Acompañamientos intensamente marcados por la participación de Searles brindaba psicoterapia a pacientes ingresados. En Acompañamiento
los familiares. Terapéutico,. la inserción en el contexto familiar ha-ce que esta cuestión sea
Para investigar acerca de tales procesos adoptaré como referencia el modelo mucho más compleja y delicada.
familiar constituído por madre, padre e hijo/a con una patología grave {sin Para evitar malentendidos, cabe advertir que, si uno se limitara a reproducir
mencionar a los posibles hermanos}. los patrones familiares patógenos, ello también resultaría ansiógeno, debido a
que estaría desatendiendo las necesiclades psíquicas relacionadas con la insti-
¿En qué consiste el posible efecto positivo de tales actuaciones "negativas"? tución de la función paterna.
Parece haber una tendencia más o menos general a observar sólo los aspectos (Cómo dar cuenta de estas necesidades clínicas cuyos términos se contra-
patógenos de la dinámica familiar; pero también es importante reconocer que dicen?
incluso las dinámicas mds patógenas pueden contener algo de sano, o que por lo Al hablar de la situación .analítica, Bleger se refiere a dos encuadres: el del

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LEONEL DOZZA DE MENDON(A B.. ENCUADRE Y SUS PARADOJAS

analista y el que trae el paciente. "El analista debe aceptar el encuadre que el donados con d terrorismo. La Acompañante no aceptó esta condición, y en
paciente trae [•.. ] porque en éste se halla resumida la simbiosis primitiva no este caso no fue posible manejar la siruación y empezar el Acompañamiento
resuelta, pero tenemos que afirmar, al mismo tiempo, que aceptar el meta-yo Terapéutico.
(el encuadre) del paciente no significa abandonar el propio, en función del Por otra parte, más allá de estos elementos a los que el Acompañante no
cual se hace posible analizar el proceso y el encuadre mismo transformado en debe renunciar (mastil), hay síruaciorres dinámicas en que, durante un período
proceso" (Bleger, 1967, 247s). de tiempo limitado y hmta cierto punto, debe adaptarse al "(anti)encuadre" que
En los términos aquí empleados, la cuestión que se plantea es cómo adap- la familia trae dado.
tarse al antíencuadre sin perder las referencias que el encuadre brinda para Esta adaptación tiene lugar fundamenralmente desde procesos inrerac-
pensar e intervenir. tivos inconscientes y esponráneos; es decir: no se trata de que el Acompa-
Retomando la metáfora del ondear de una bandera, diría que en el pf,mo ñanre se plantee conscientemente actuar la constrarransferencia. Al hablar de
dinámica la actitud del Acompañante se corresponde con los movimientos de los diferentes momentos del desarrollo de la "simbiosis terapéutica", Searles
la bandera amoldándose al viento (demanda marerna). A su vez, para que este señala que: "Desde luego, todo esto es sólo en pequeña medida el resultado
baile no se convierta en un vuelo decadente, hace falta un eje organizador, el de un plan consciente y una "técnica"' terapéutica controlad.a. Antes bien,
mástil paterno que limira y a la vez posibilita el baile. Sobre todo en las etapas constituye el curso natural de los hechos en la evolución transferencia! y el
iniciales del Acompañamiento Terapéutico, este eje organizador está consti- terapeuta debe tener la esponraneidact necesaria para dejarse llevar por él"
tuido por los elementos del contrato terapéutico (primer momento, o momento (Searles, 1966, 61).
fundante, del proceso de establecimiento del encuadre). A su vez, considero que la conceptualización acerca de la paradoja de la
Por ejemplo; en cierta ocasión, en el momento del contrato la madre de actuación contratransferencíal puede brindar un respaldo l;;t,:itimador a estos
un paciente propuso pagarme un sueldo mensual fijo. Le dije que ello no era fenómenos que se desarrollan fundamentalmente desde la ini'üición y la espon-
posible, y que mi forma de cobrar era por horas. El padre enseguida aceptó taneidad. Si uno pretende "tener la espontaneidad necesaria para dejarse llevar"
esta condición. (Searles) como una bandera al viento, conviene desarrollar instrumentos (en
Se trataba de una familia muy adinerada que tenía a varios empleados en este caso conceptuales) que constituyan aquél mástil organizador, que permite
la casa. Mí hipótesis {ampliamerrte corroborada a lo largo de este Acompa- y a la vez acora.
ñamiento) era que la madre estaba demandando que yo fuera "el asistente'' El respaldo conceptual no elimina las ansiedades confusionales inherentes
de sus demandas, un empleado más de la casa que tendría que "obedecer sus a la labor del Acompañante. Lo que hace es brindar un marco teórico que
órdenes". Si bien es cierto que en primera instancia tuve que ponerme (o fui legitime lo confusíonal (así como determinados grados de actuación contra-
colocado) en su zona de control omnipotente, el!o se daba sobre la base de un transferencial) como parte del proceso, lo cual ya es un movimiento de acotar
eje organizador que instituía un lugar distinto al de los empleados de !a casa. la confusión y conrener ansiedades. Al hablar de la terapia de pacientes psicó-
De hecho, a lo largo de este Acompañamiento el cobro por horas (mástil) ha ticos, Winnícott dice que: "Si al analista se le van a imputar una serie de senti-
sido una referencia fundamental a la hora de manejar algunas manifestaciones mientos en bruto, entonces lo mejor es prevenirle para que se disponga a ello, ya
psicopáricas por parte del paciente y familiares'°. que debe tolerar que se le coloque en aquella posición" {Winnicott, 1953, 269).
En otro caso, el hermano de un paciente puso como condición que la Acom- Sobre todo al Acompañante Terapéutico, también hay que prevenirle para
pañante (una supervisat1da, de nacion alídad y nombre Vascos) se h icíera llamar que se disponga a sostener una noción de encuadre que incluye actitudes
"María". Según él, su hermano esquirofrénico tenía delirios paranoides rela- mentales y conductu-ales técnicamente "malas" sobre todo sí se t01na como refe-
1c

rencia el encuadre teórico '"ideal".


40. Más all-:í de las particularidades de este caso, este tipo de regulación de los honoraftos {por- La práctica clínica impone conceptualizar e intervenir desde una noción
ho.ras) puede considerarse una constante en los AcompalÍ.:i:mientos Tcrnpéuricos reali:z:ados a de encundre suficientemente bueno. Cuando Wínnícott habla de la madre sufi-
nivd privado. Además, todos. los gastos realizados durante el Acompañamiento suelen correr
-a cargo dd paciente o responsable-. Todo ello se pacta en d establecimiento del contrato.
cientemente buena, incluye en este concepto sus "errores~• inevitables y nece-

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LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A EL ENCUADRE Y SUS PARADOJAS

s'!trios para el desarrollo dd bebé, siempre que no sean excesivos y puedan ser , de un caso de psicosis, es interesante observar en él las manifestaciones de la
reparados a tiempo. paradoja de la actuación contratransferenciaL
En términos clínicos, la actuación contratransferencial verdaderamente El Acompañamiento Terapéutico fue solicitado debido a los problemas esco-
negariva es aquella que no puede ser reparada a tiempo, o que no viene seguida lares de Julia, quien no aceptaba someterse a psicoterapia. En la entrevista con
por el desmarque" por parte del Acompañante (ver a continuación). los padres, la madre manifestó su necesidad de que alguien la sustituyera en la
. tarea de hacer los deberes escolares con Julia. la Acompañante señaló que su
En resumen, la clínica de la paradoja de la actuación contrafransferencial -.:_ ''papel se.ria e! de estar con Julia en sus cosas; que a veces saldrían a pasear, jugar•~
pasa por cuatro momentos:,. a saber: {ibídem, l 92; trad. y curs. lDM}; ante lo cual, la madre protestó diciendo que
1) El Acompañante no es tm objeto significativo, y su presencia resulta primero tendrían que hacer los deberes.
potencialmente ansiógena y persecutoria. Se puede observar, desde el primer momento, el conflicto entre la demanda
2) Los patrones interactivos familiares se despliegan en la relación con el materna y el encuadre de la Acompañante, que al comienzo fue "tragado'' por
Acompañante ("transferencia familiar"}, aquella. En el primer encuentro Julia propuso jugar con la perra de la vecina,
3) F1 Acompañante actúa, hasta cierto punto y durante determinado tiempo, ante lo cual fa Acompafzante dijo que primero tendría que hacer sus deberes. La
en consonancia con aquellos patrones interactivos. Con ello se convierte en objeto niña perdió su vivacidad y adoptó una,, actitud de rechazo hacia la Acompa-
significativo y confiable; o, por lo menos, no demasiadÓ persecutorio (lo cual ñante. En varías ocasiones no le dirigía la palabra, hablaba sola, cantaba en voz
previene contra la interrupción prematura del Acompañamiento Terapéutico). alta. La Acompañante "confiesa" que "Julia había encontrado el camino cierro:
_ 4) la consolidación del vínculo posibilita el proceso de desmarque por parre se enfrentaba a mi, me irritaba y no estudiabi' (ibídem, 194).
del Acompañante, que consiste en un desplazamiento gradual de los lugares A partir del reconocimiento y análisi~ de sus sentimient~s y actuaciones
en que ha sido colocado, o de los roles que se le ha adjudicado. En calidad de contratransferenciales, poco a poco la Acompañante pudo rescatar el encuadre
objeto significativo, el desmarque del Acompañante contribuye a resignificar que tenía por función atender las necesidades de Julia, y no la demanda de satis-
los patrones interactivos familiares o, por !o menos, a potenciar la capacidad facer el "ideal narcisista materno" (ibídem, 197). Pero ese logro tenia sus alti-
de desmargue del pacienre. bajos. En determinada ocasión la madre entró en la habitación de Julia y dijo:
Esta sería una noción aproximada delo que entiendo por manejo dela trans- "Hoy vosotras tenéis gue estudiar, ;vale?" (ibídem, 199; curs. LDM).
ferencia en Acompañamiento Terapéutico, que no se basa en la interpretación, "Vosotras tenéis que estudiar') apunta a cómo la Acompaiíante era tratada
sino más bien en el desmarque a través de una serie de intervenciones escénictts. como si fuese Julia. La Acompañante reconoce que "caí presa en esa telaraña
A continuación haré un análisis descriprivo de estos procesos mediante un y sólo después percibí que actué según el orden que habla recibido" {ibídem,
caso clínico. 199). Y tras recibir el orden materno, dijo: "¾tmos a estudiar, Julia" (ibídem);
lo cual apunta a que, desde la identíficadón, la "Acompañame-hijá' también
se sentía sometida -al ''examenll materno.
4.2.2- Caso clínico: desmesura materna y encuadre Aquí se puede ver la reladón entre demanda materna, transferencia fammar y
actuación conrratransferencial. Si por un lado la Acompañante se sentía impul-
En un artículo sobre "El setting y las funciones en acompañamiento tera- sada a actuar contratransferenciaimente como si fuese la madre, por otro lado
péutico", Cenamo, Silva e Barreta (en AA.W., 1991, 190-205) describen el se sentí-a tratada y actuaba como si fuese Ju1ia.
Acompañamiento Terapéutico de una niña de diez años. A pesar de no tratarse Desde un análisis convencional parecería que se trata ex:dusivamente de
una reacción contratransferenciaJ que Perjudica la relación terapéutica, pero
41. Empleo d término "desmarque'·' en d sentido de que ano se sale de la "marca" de la demanda
es posible rescatar sus posibles efectos positivos,
.del otm o de algún tipo de "enganche" con e] otro. En una analogía futbo!íscica, se trataría
de desmarcarse de la marca o presión, de un defensa, que a uno le impide o anula. También Desde la perspectiva de la subjetividad de la madre, ello tiene un efecto
emplearé este ,t.frmino a la hor.a de referirme a! "desmarque especular" (ver 8.3 in.fm). estabilizador, debido a que puede depositar cierto monto de sus ansiedades

tll 113
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A EL ENCUADRE Y SUS l'ARADOJAS

y demandas en la "Acompañante-hija" y decir: "esta hija-Acompañante sólo A continuaciónF en el siguiente semáforo pasó lo mismo; pe.ro Julia tuvo
piensa en divertirse y jugar; así que debo intervenir para que haga sus deberes". otra actitud: cogió firme de mi mano y, riéndose mucho4\ tomó ia iniciativa
Simultáneamente, en este contexto "los deberes"" de la Acompañante consisten para cruzar la calle.
en actuar el rol demandante materno y hacer estudiar a Julia. El miedo a cruzar la calle parece ser el miedo a cruzar una orden de la madre.
A su vez, al responder desde el lugar de "hija", la Acompañan_te también Parece existir una ansiedad persecutoria ligada a la idea de que desobedecer a
brinda apoyo yoico a Julia; comparte con ella el impacto in trusivo de la demanda la madre significaría un desastre• (AA.W., 1991, 196; rrad. LDM).
materna, así como los sentimientos de odio de ahí derivados. Este tipo de simaciones marcó una etapa de evolución favorabl~, en que la
Al actuar la contratransferencia, la actitud de la "Acompañante-madre" no paciente manifestó una mayor libertad para explorar, experimentar, preguntar
se diferencia demasiado de la actitud de la madre, y la actitud de la "Acompa- y expresarse.
fiante-hija" no se diferencia en mucho de la de Julia. Con ello la Acompañante En cierra ocasión, JLilia dijo que quería estudiar sola, pero temía que la madre
contribuye a que su presencia no resulte demasiado persecutoria, y también a despidiese laAcompañante. Aquí la situación transferencia! parece manifestar el
que se convierta en objeto significativo para Julia y su contexto familiar. temor a daiíar a la madre y a que ésta no sobreviva al ataqLie; es decir: la paciente
Además, hay aquí algo de ftmción especular, en el sentido de que la paciente, siente que sus impulsos a hacerse autónqma pLieden destruir la "Acompañanre-
aunque no sea consciente de e!lo, pLiede observarse a sí misma en la Acom- madre" {si estudia sola, la madre la despide-destruye). A raíz del comentario de
paiíante-hija sometida al orden materno. Estos dos elementos {odio y "verse Julia, la Acompaiiante le prometió que hablaría con sus padres.
desde fuera en la relación con e! otro") son fundamentales en !o qLie se refiere Para resumir: la Acompaiíante habló con los padres y estos_ sobrevivieron al
a desmarcarse de la demanda materna. ataque (no interrumpieron el Acompañamiento). Julia pasoft estudiar sola v
Estos procesos ilustran un fenómeno común en Acompafiamiento Terapéu- sacó buenas notas; de modo que su relación con la Acompañante pudo centrars~
tico, en el cual el Acompañante se conviene en intermediario entre la demanda en la cuestión de la identificación con la figura femenina. En este contexto la
materna y el objeto de la misma, lo cual apunta a la función paterna, A:ompañante comenta que "finalmente se definió el encLiadre del acompaña-
Por otra parte, cabe tener en cuenta que también hubiera resultado perse- miento y el trabajo evolucionó rápidamente,. puesro que d acompañante reca-
cutorio si la Acompañante se hubiese mantenido por demasiado tiempo en el péurico pudo ejercer mejor sus funciones y Julia, más segura, pudo retomar
lugar de objeto sometido a la demanda materna. sus intereses principales" (ibídem, 202; trad. LDM).
En la medida en que !os patrones familiares se hacen significativos en el Las sutilezas de la cita posibilitan acceder a una cuestión importante. En
contexto de la relación con la Acompañante, poco a poco ésta pLiede empezar primer lugar, está el planteamiento de que "finalmente se definió el encuadre".
el proceso de desmarque, lo cual contribuye a resignificar tales patrones. ¡Ello significa que hasta este momento el encuadre no estaba "definido"? Más
La Acompafiante cuenta que en cierta ocasión iban a cruzar una calle y el bien, diría que en primera instancia predominaba una situación de conflicto
semáforo estaba rojo para ellas. Como no venía coche, cogió a Julia de la mano entre el encuadre del Acompañamiento y el familiar. Ello aparece en !a Acom-
para cruzar, ante lo cual ésta se asustó y dijo que no podían hacerlo, puesto que pañante bajo la forma de conflicto entre el encuadre (teóricamente ideal) y
su actuación contratransferenciaL Como hen1os visto, esta úhima no deja de
su madre no cruzaba la calle cuando el semáforo estaba rojo.
"AT: Está bien. No se puede cruzar cuando viene coche y está rojo para s~r un aspecto del encuadre, debido a que atiende a la organización defen-
nosotras. Pero, a veces se puede. Además, yo no hago como tu madre porque siva de la familia y de la paciente, facilita el establecimiento de Lin vínculo
no .soy tu madre42 •
de la identidad desde ia neg.adón de .las jdentificadone.s primarias. Es decir; "yo no soy igual
42. Nota LDM: Según mis ímpresíones, resulta evidente el enfado de la Acompañante- cuando que mamá impJica que, le guste o no, mamá es una referencia para fa constimdón de fa
dice: ~o no bago igual que tu madre porque no soy tu madre". Podría pensarse que, desde su identidad. En este sentido, sólo apuntar que d odio (enfado de 1a Acompañante) es un dememo
enfado, la A~m_pañaote se desmarca de su "identifica:ción" con la figura materna. Pero, sobre fundamental eri el proceso de destdeali7.ación e integración {15.2.1 infi:tt).
4 3. Nora LDW1: Siguiendo a Fn:ud (1905), \•-e-remos que ta risa es un cricerlo bastante fidedigno
todo, parece haber aquí una "Acompañante-hija'' harta de- tener que ser lo gue .supone que la
demanda materna espera que sea. A la vez, ello parece apum:u a la cuestión de la constitudón de evaluación dlnica (Yer ªP- 9).

115
LEONEL DOZZA DE MENDON(;A

significativo {transferencial) y el acceso a resignificar los patrones interac-


tivos familiares.
En la medida en que la Acompañante tiene "la espontaneidad necesaria
para dejarse llevar• (Searles, 1966, 61) -es decir, para "dejarse llevar" como la CAPITULO S
bandera al viento sujetada por el mástil- el con!licro aparece bajo !a forma de
paradoja: el encuadre está constituido también por aquello que "desencuadra" ENCUADRE: TIEMPO Y ESPACIO
facruación contratransferencial). Un Acompañante -'"teórica y técnicamente
;erfecto" no podría llegar a esto; no sería capaz de tolerar el "curso natural
de los hechos en la evolución transferencia!" (ibídem) y conuatransferencial.
En este sentido, sugiero una pequeña corrección en la formulación según la
cual "el acompañante terapéutico pudo ejercer mejor sus funciones" (M.VV.,
1991, 202}. Este planteamiento podría ser interpretado como que anterior-
mente la Acompañante no había ejercido las funciones que le correspondía, es
decir: refleja una concepción lineal y unívoca de "error", "acierto" y encuadre.
Cabe subrayar que la evolución del caso tuvo lugar a pe,ar de, y gradas a, la Partiendo de los fundamentos de la Clínica de lo Cotidiano, en capítulos
actuación contratransferencial (paradoja}. Si fuese posible eliminar el "a pesar anteriores hemos visto que en Acompañamiento Te.rapéutko se interviene desde
de", posiblemente se perdería el "gracias a". un encuadre ambulante y abierto, marcado por la inconstancia de las cons-
· Por otra parte, cuando los autores dicen que por fin "se definió el enmadre'', tantes y atravesado por la paradoja de la a;::ruación contratraíllferencial. Ahora
entiendo que la mayor integración de la paciente y de la situación familiar no corresponde analizar algunas cuestiones relacionadas con la administración de
demandaban ya una respuesra de la Acompaiíante en manto objeto (en cierta los aspectos espaciales y temporales del encuadre.
medida) complementario de !a transferencia (cf. Searles, 1966, 64); de modo
que el encuadre dejó de estar profundamente marcado por las contradicciones
propias de la situación paradójica que se genera en el trabajo con pacientes 5.1- Espacio
graves y sus familias.
En la medida en que Julia y sus padres pudieron inuoyectar el encuadre '1Il espacio no exhte: es sólo untt metáfora
e identificarse con la (actitud mental y conductual de la) Acompafümte, los para la estructura de nue.stras existencial~
autores seiíalan con acierto que ésta "pasó a ejercer la función de i nterlorntor (dicho por una art,sta plástica)
de los deseos y fantasías, y no de Yo auxiliar, finalizando el proceso de acom-
pañamiento" (M.VV., 1991, 204; trad. LDM). En psicoterapia el terapeuta trata de organizar un espacio físico que favo-
1
A modo de conclusión, diría que sobre todo en los momentos iniciales del rezca el proceso terapéutico. De forma análoga, los progenitores administran
proceso de establecimiento del encuadre, la paradoja de !a actuación contratrans- un ambiente espacial que no resulte intrusivo y facilite el desarrollo del lactante.
ferendal remite a los puntos intermedios entre dos extremos: a) aquél en que La administración de estos elementos espaciales conforman la función soste-
el Acompañante fundamematmenre se "amolda" a los patrones familiares, y nedora del ambiente físico (cf. Safra, 1995, 30ss}.
b) aquél en que, posiblemente a modo de defensa, intenta cumplir a rajatabla Al diferenciar entre el tratamiento de ]a neurosis y la psicosis, Winnicott
con los fundamentos de un "encuadre teóricamente ideal". dice que ''Ja aporradón y mantenimieflto de un ambiente normal puede ser
por sí misma algo de importancia vital en el análisis de un psicótico; a decir
. ,- verdad, a veces puede ser aún más importante que las interpretaciones verbales,
:l
1 que también deben hacerse. Para el neurótico, el sofá, la habitación caldeada, !a
1
•;.
;.•J., 117
!16
,¡ LEONEL DOZZA DE MENDON(,:A
"(',' ENCUADRE, TJEMPO Y ESPACJO

l;i c~modidad pueden simbolizar d amor materno; para el psicótico, sería mejor espacios, dado que ello contribuye a que el paciente los "habite afectivamente",
decir que estas cosas constituyen la expresión física del amor del analista" (Winni- en el sentido de establecer rutinas y vínculos significativos con personas y lugares.
cort, 1958, 273; cf. Catafesra, 1996, l 73ss). Sin embargo, hay casos en los que no se produce esta dinámica caracteri-
En Acompañamiento Terapéutico, debido al talante (de)ambulante y abierto zada por un funcionamiento intermedio entre la constancia y la diversidad. Es
del encuadre, no tiene cabida hablar de una organización planificada del espacio común observar una tendencia a la monotonía o diversidad excesivas.

l: físico. La única referencia a esta cuestión fa he encontrado en el siguiente párrafo:


"En la consulta est;cb]ecemos un encuadre. Desde ei contrato hasta-la forma
cómo los muebles están ubicados en la sala, tenemos una multiplicidad de
I) Monotonía ansiolítica y ansiógena

elementos que constituyen un campo en dónde se establece e! proceso terapéu- A veces el Acampanado impone una monotonía extremada en lo que se
tico. El encuadre es una garantía y una necesidad para la realización del trabajo. refiere a los espacios en que los encuentros tienen lugar. En un extremo tuvimos
En la práctica del acompañante, es evidente que el encuadre no está pegado al el caso de un Acompañado que durante meses "impuso" que el Acompaña-
espacio físico: estén donde estén terapeuta y paciente, el enmadre está presente. miento tuviese lugar en su casa o, para ser más preciso, en el sofá del salón.
A esta presencia que recorre el espacio físico, a este carn po ~ se denominó encuadre Esta monotonía puede estar al servicio de la necesidad de estar en lugares
ambuknte"(Fulgencio Junior, en AA.VV., 1991, 234; tr~d. LDM). más protegidos y conocidos, lo cual aporta cierto efecto ansiolítico. Lo más
Si bien esta noción de encuadre ambulante apunta a que no es posible común es que el Acompañado se niegue a salir de su "ingreso hogareño" debido
definir el encuadre en términos es.tr,ctamente espaciales, sugiero pens:ar acerca a que, en este contexto, la conducta ambiental resulta más previsible (aunque
del encuadre en términos de espací1Jsfúic1J-vincukres, en el sentido de que derer- en algunos casos lo previsible es la imprevisibilidad), en partf, debido a que el
minados patrones vinculares se organizan en función de los espacios físicos en "encuadre famili-ar" suele organizarse a modo de patrones vfticulares crónicos.
que el Acompañamiento tiene lugar. Sin embargo, con el paso del tiempo esta clausura hogareña tiende a conver-
Estas cuestiones espacio-vinculares serán analizadas desde dos ámbitos tirse en un espacio asfixiante y terrorífico para el paciente y sus familiares; a
distintos, teniendo en -cuenta: veces también para el Acompañante.
I) La monotonía (homogeneidad) o diversidad (heterogeneidad) de los Este doble efecto de la monotonía (ansiolítico o ansíógeno), indica dos
espacios frecuentados por Acompañante y acompañado. directrices a la hora de pensar acerca de la administración clínica del encuadre
2) El talante público (contexto comunitario) o privado (por lo general la casa espacio-vincular, cua.ies sean: a) legitimar y sacar provecho de Ía monotonía
del paciente) de los espacios en que el Acompañamiento tiene lugar. ansiolítica, o b) desmarcarse de la monotonía ansíógena.
Aquí el eje central para pensar acerca del encuadre también será la actitud
mental y conductual, pero de lo que se trata es de matizar algunas cuestiones
relativas a la administración y ocupación profesional de los espacios físico- Legitimar y sacar provecho de la monotonía ansiolitica
vinculares.
En algunos casos, uno de los objetivos del Acompañante (en el contexto
de la estrategia del tratamiento) consiste en facilitar salidas al exterior. Sin
5.1. l- Monotonía y diversidad embargo, también es cierto que el contexto familiar-hogareño constituye el
marco espacio-vincular de la organización defensiva del paciente. Sacarle de
Si en psicoanálisis se busca la constancia de los aspectos espaciales del este contexto puede suponer exponed(' a angustias muy primitivas.
encuadre, en Acompafiamíento Terapéutico la 6 úsq ueda apunta más 6 ien hacia Al referirse a Ja psicoterapia de pacientes gravesl Winnicott señala que "el
cierto grado de inconstancia y diversificación de los es pací os frecuentados (casa terapeuta se hace cargo de la organización defensiva del paciente, que queda
cld paciente, espacios comunitarios,, establecimientos comerciales, etc). representada por las condiciones físicas y emodonales muy particulares de la
También p.uede ser importante la frecuentación constante de algunos sítuadón analítica'' (Winnicotr, 1988, 171, subt. LDM).

Íl8 119
ENCUADRE: TIEMPO Y ESPAC[O
LEONELDOZZA DE MENDONQl

DESMARCARSE DE LA MONOTONÍA ANSIÓGENA


En el tipo de situación que describo, la organización defensiva puede
quedar representada por las condiciones espacio-vinculares del contexto fami-
En aquellas situaciones en que lo monótono resulta ansiógeno (lfegando
liar-hogareño.
En otro lugar, Winnicotr habla del análisis de una paciente que pasaba a producir mduso la sensación de algo asfixiante y terrorífico), el Acompa-
por un profundo estado de regresión a la dependencia: "En el caso de esta ñante suele sentir ]a necesidad imperativa de sacar al paciente, y a sf mismo~
paciente, dertas cosas tienen que permanecer siempre igual. Las c_or~inas han del con~exto familiar-hogareño. Ello puede indicar la conveniencia de adoptar
de estar corridas; la puerta de la habitación, cerrada pero sin llave, de modo tal una actitud menta] y conducrual más directiva y estricta en este sentido; o "una
que pueda entrar directamente; la disposición de los objetos en el cuarto debe dirección firme a cargo de personas comprensivas" (Winnicott, 1965, 257).
ser siempre la misma, aunque hay algunas variaciones que corresponden a la . En cada caso hay que tener en cuenta el momento de la relación terapéu-
relación transferencia!. En el momento de que hablo, el objeto constante se tica. Para poder adoptar esta actitud estricta, desde luego uno tiene gue tener la
halla situado en una determinada posición sobre el escritorio y tengo acumu- suficiente "personalidad"; pero también riene que haberse "ganado el derecho"
lados junto a mí algunos papeles esperando que ella me los pida de vuelta" a hacerlo, y eso uno se lo gana en la medida en que se ha convertido en alguien
significativo y confiable.
(Wlnnicott, 1989a, 125}.
El Acompañante no puede brindar tales "condiciones.Bsicas y emocionales . En todo caso, conviene tener en cuenta Íos puntos intermedios entre legi-
muy particulares de la situación analítica" (Winnicott), de modo que una alter- umar y sacar provecho de la monotonía, y adoptar L1na actitud estricta de
desmarque o interdicción.
nativa consiste en legitimar la necesidad de monotonía (previsibilidad). Este
criterio contribuye a que no se produzcan o intensifiquen situaciones ansiógenas Las decisiones clínicas en este sentido suelen estar fuerremente atravesadas
}' de rechazo hacia el Acompañante, quién tendrá que gestionar las demandas por una serie de sentimientos y reacciones contratransferenciíl1es.
de los familiares, aunque a veces también del psiquiatra u otros profesionales, Hay situaciones en que es el Acompañante quien siente ansiedad ante la
para que el paciente salga de casa. posibilidad de Acompañar al paciente en lugares menos protegidos y conocidos.
Sobre la base de un vínculo confiable, paulatinamente pueden abrirse posi- A veces el paciente no quiere salir de casa debido a que, en una ocasión en que
bilidades de explorar nuevos espacios, lo cual tiene que ver con los plantea- lo h1w con el Acompañante, éste se sintió demasiado aprehensivo, tenso etc.
mientos de Winnicott acerca de la "presentación del mundo en peqL1eñas dosis". Ello suele ser más frecuente en Acompañantes novatos que no se han habituado
DavisyWa!lbridge comentan que: "Cuando está presente la madre (o su s,¡.ti- a trahajar en contextos en que las variables son menos controlables (encuadre
tuto), es más fácil mmar riqueza en la forma de una más amplia oportunidad ambulante y abierto}. En tales casos, la necesidad de estar en un espacio prote-
de experiencia porque la madre, qL1e se ha vllelto familiar para su bebé por su gido y previsible es más bien del Acompañante.
persona}' por el modo en que aborda las cosas, proporciona el marco indis- . Por otra parte, aquellos sentimientos contratransferenciales pueden estar
pensable. La familiaridad no sólo consrttuye el marco para la fernnda presen- mfor':'ando acerca del estado psíquico del paciente, en el sentido de que éste
tación de lo nuevo, sino que también es esencial para evitar tr-abucarnientos necesita esrar en lugares más protegidos}' conocidos.
traumáticos" (Davis y Wallbridge, 1981, 128s). Todo análisis de este tipo de situación debe basarse en el inrerjuego entre
Si el objetivo del Acompañamiento apunta hacia la diversidad, en algunos estas dos perspectivas.
casos ello debe pasar por sacar provecho de este aspecto positivo de !a mono-
tonía. Otra din-árnica interactiva relativamente común consiste en que,. a pesar
A su vez, conviene estar atento a la díversid:ad potencialmente presente en de que los sentimientos contratransferencíales apuntan hacia la necesidad de
lo monótono. Por más que el Acompañamiento siempre tenga lugar en ca.sa del monotonía~ eI Acompañante actúa reactivamente, sobresrimulando al paciente
padentel' en este espacio se puede oír música, charlar, preparar un café juntos, para gue salga de casa.
jugar a las cartas, ver fotos ere. Este sería uno de los aspectos de la "atención Más allá de la relación Acompañante-Acompañado, tales actuaciones también
flotante" en Acbmpafiamiento Terapéutico. pueden derivar de las presiones y tensiones generadas desde las demandas de

120 12!
LEONEL OOZZA DE MllNDONt;:A ENCUADRE, TIEMPO Y ESPACIO

lo!! familiares, a veces del terapettta, de los demás miembros del equipo o del 199!, 29, 140s; Dozza, 1992, 37), Este punto será desarrollado cuando trate
supervisor ... y también desde las demandas más difkíles de gestionar: las que la cuestión de la función de interdicción {cap. 7).
uno mismo se auto ímpone inconscientemente.
En primera instanda, tales actuaciones reaccivas no son necesariamente nega- En resumen, el análisis de la monotonfa-diversidad de los espacios puede
tivas, sino algo que ilustra lo anteriormente plameado acerca de la paradoja briodar algunas reforendas para pensar acerca de la actitud mental y conduc-
la acmaci6n contratransferendal. Serán negativas si el Acompañante no puede tual del Acompañante Terapéutico. A contint1acíón ahondaré en este análisis,
desmarcarse, y positiva sí puede marlas para pensar y desmarcarse; tomando por referencia aquellas situaciones en que el Acompanamiemo tiene
lugar en el contexto privado (familiar-hogarer.o) o público {comunitario}.
2) Diversidadproductiva y an,íógenn

Si en un extremo está la tendencia a lo monótono, en el otro esrá la diver- Lo privado y lo púhfü:o


sidad excesiva e incluso anárquica de los espacios en que el Acompañamiento
tiene lugar. E1lo es más frecuente en pacientes en estado de manía y esquizo- Uno de los elementos del encru;dre espacio-vincular tiene que ver con el
frénicos graves, en lós que predomina el caos, las pulsiones sin sujeto y la nece- lugar en que cmnienzau los encuentros (;¡unque también sude ser importante el
sidd de descarga motriz. lugar en que finalíz.l.n),
La d,versídad excesiva se asemeja a estos viajes turísticos en los que se El lugar de encuentro suele pactarse en el momento del contrato, y resulta
pretende conocer Europa en una semana. Se va a muchos lugares, pero 110 es significativo el hecho de que los encuentros empiecen en un .rsíquíárrico, a la
posible "habitar afo:tivameme" a ninguno. salida del hospital de día o del análisis paciente, en m é:iísa o en un lugar
Aquí también p,:,dt:fa plantearse dos directrices a la hora de pensar acerca público.
de la acritud mental y conducrll'1Í: A su vez, los cambios de lugar de enrnemro informan acerca de la evolu-
ción del paciente y de la relación con el Acompañante. Además, pueden consti-
a} Potf!,u•ú,r y ,acar provecho de la diversidad. tuir una forma de intervención (por ejemplo, proponíendú que los encL1entros
empio::en en el porra! en ve1. de en la casa}.
Sl la diversidad y motilidad no resulta ansiógena, d Acompañante puede En lo que se refiere a la evolución del pacien~ inrn.gínese que en un primer
optar por "dejarse llevar" y ver qué sucede. A veces, esre "dejarse llevar" (como momento los encuentros empiecen en su casa, y que a parrir de determinado
la bandera ai viento arada .1 mástil} conduce a lugares que, en el mejor de los momento acuerdan encontrarse en el potral, y luego en una cafetería que hay
1
casos, se convierten en una referencia (por ejemplo, encontrar t1na plaza y pasar allí cerca. Estas variaciones pueden brindar información acerca de una mayor
11
a frecuentada). Este sería otro aspecto de la "atención flotante" en Arompaiia- motivación e implicación por ¡xme del paciente, un mayor nivel de autonomía
,,:!. 1! míento Terapéucko (este punto será desarrollado en 9.4 i11fta). y capacidad para explorar espacios y sirnaciones desconocidos, etc.
Ya en lo que se refiere al vínculo terapéutim, estos cambios en el aspecto
!\''I b) Ejercer una fancitfn de int!!rdiccirJn espacial del encuadre pt1eden estar reflejando el establecimiento de un vinculo
,¡ li significativo y confiable, así como un nivel mayor de alianza terapéutica.
A lo !argv de varios encuentros ei Aoom pañame puede observar que la "circu- Otras veces se producen cambios e11 sentido inverso, es decir; a1 comienzo
ladón anárquica" no lleva a ninguna parte, y sólo hace intensificar el nivel de los encuentros empiezan en lugares públ~-0s, y con el tiempo pasan a empezar
confusión, angustia y excitación del paciente, y también el suyo. Sobre todo en en lug-ares más protegidos, por lo general la cas,i del pacienre, Estos c:.mbios
los casos extremos, demm de lo posible conviene ejercer una fondón de inter- pueden deberse a la necesidad de estar en espacios más conocidos., homogé-
dicción. Se trata aqt1í de prevenir contra situaciones extremadamente ansíó- neos y previsibles; o a que determinados "movimirnms" .familiares e internos
genas, vk,lenras ,Y de riesgo, tanto a nivel físico como psíquico {cf. AA.VV., estén fomentando el repliegue y bloqueo de los procesos de individuación.

123
1
LEONEL DOZZA DE MENDONy'I. ENClJADRE, TIEMPO Y ESPACIO


También pueden derivar de la dificultad del Acompañante para contener al cual uno se encuentra más expuesto y perdido debido a que tiene menos posi-
paciente en espacios públicos. bilidades de administrar las variables. Todo ello tiende a resulrar ansiógeno
En definitiva, sea cual sea la evolución de este aspecto del encuadre (y para el que realiza esta labor.
también puede ser significativo el que no haya cambios en este sentido a lo largo A su vex, imagínese que durante anos el paciente y su familia pasaron por
del tiempo), importa destacar que una de las funciones del aspecto espacial del diversos tipos de tratamiento {en relación a los cuales, probablemente, ya tenían
encuadre es brindar referencias para pensar acerca la evolución del paciente y unas defensas "bien planificadas"). Cabe suponer que, por lo menos en cierta
de la relación terapéutica. Estas referencias para pensar modulan y orientan la medida y a nivel de la fantasía, la autoridad y función del profesional estaban
actitud mental y conductual del Acompañante. asociadas al hecho de que tenían que acudir a un espacio de tratamiento. De
pronto, resulta que es el profesional quién acude, mientras a ellos les corres-
ponde organizar no sólo nuevas defensas, sino también el espacio para recibir
5 .2. l - En el contexto hogareño-familiar al Acompaíiante.
Al contrarío de lo que corresponde esperar del encuadre organizado por el
Es bastante frecuente que los Acom pañam ien tos empiecen en casa del profesional, aquí no cabe suponer que la organización del espacio contribuirá
paciente (cf. Braga, 1987, 15). Este es el primer gesto adaptativo que hace el al proceso terapéutico (aunque sí contribuye, dado que brinda información
Acompañante, entre otras cosas debido a que sobre todo los pacientes graves acerca del funcionamiento familiar).
suelen dejar bastante claro que, como el Acompañante no vaya a su encuentro, En términos prácticos> d Acompañante suele encontrarse con una gran
no habrá encuentro. diversidad de situaciones, entre las cuales podría mencíonar1e: nadie le abre
Por lo tanto, éste sería un elemento espacio-vincular del encuadre, es decir: la puerta cuando llega, o tardan en abrirla; o bien el pacíeni'&.no se encuentra
que al Acompañante le corresponde ir al encuentro del paciente, en su espacio. en casa, se encierra en su habitación o se le ocurre "jugar al escondite..,. No
Este punto de partida atraviesa la configuración vincular que se establece entre es poco frecuente que eche al Acompaíiante de su casa. A su vez, puede que
paciente, Acompaíiante y familia44 . la familia decidió cambiar la disposición de los muebles justo durante la hora
De parte del Acompañante (sobre todo el novato), mucha confusión, dado del Acompaiiamiento; o dejan al Acompaiianre esperando en el salón ("sala
que sus esquemas de referencia, teorías~ formación, defensas y rituales relacio~ de espera") durante varios minutos, a veces con la compaíifa del perro que no
nados con la acrirud profesional, daban por sentado la organización del espacio, parece demasiado amigable.
de su espacio. Sin embargo, ahora su tarea le impone acudir al espado del otro, A fin de cuentas, resulta que la "organización" del espacio, por el paciente
(des)organizado por el otro. La "batalla" tendrá lugar en territorio ajeno, en el y la familia, es una manifestación de la organización defensiva interactiva. Se
trata de un "(anti)encuadre'' que a Ja vez es síntoma.
44. A Ja hora de establecer el conmno (primer.a entrevista con fos fa.mili-ares:, a veces con 1-a
presencia dd paciente}, resu[ta hnportante sostener la idea según h cual él Acompaii.a.nte ..no
Invarfa.blementese producen situaciones de "tira y afloja". Si la paradoja de
tiene" ooosuha, más allá de que sea psicólogo o psicoanalista, Las primer.as entrevistas deben fa actuación contratransferencial destaca aquellas situaciones en que conviene
realizarse en aiguno de los lugares del ámbito de intervención del Acompañ:mte (bogar, alguna "aflojar'', ahora el destaque recae en aspectos de la actitud mental y conduc-
cafetería tranquila. etc.). Según ml experiencia, un primer contacto en la consulta luego tiende tual en que corresponde "tirar''; es decir, disponer de recursos que posibiliten
a intensificar sobre todo las ansiedades. de los familiares en lo que respecra a la presencia del
"habitar profesionalmente" el espacio familiar-hogareño, y asegurar en lo posible
Acompafomte en eJ hogar. Si, Je forma consciente o inconsciente, en psicoanálisis: los p.adenres
'~prefieren"' no tener contacto con su analista foern de la consulta, cabe cener en cllcm-a que el mantenimiento del encuadre terapéutico.
en la Cl:ínlct de lo Cotidiano la consulra puede representar d afuera. dd Acom p.aft.amienro. Esta cuestión condujo a una discusión polémica en lo que se refiere a la
No obs.ta.nte, en shu-adones puntuales, y sobre todo en la medida en que los familiare.s ya se ética en Acompañamiento Terapéutico.
han habituado a la presenda dd Acompafiante, éste puede sugerir tener alguna reunión en la
co.nsulia, si considera conveniente tener un -espacio más protegido o que favorezca el tornar
di.stand:. para pode:rpernacdesdeotro lug.ar. Por lo demás, b.'i intervenciones deben cener lugar
en los espacios propios de la CJfnica de [o Coridiano.

124 125
ENCUADRE, TIEM?0 Y ESPAO0
LEONEL DOZZA DE MENDONQ\

5. 2.1. l - Violencia necesaria, doautonomía y pseudovoluntad del paciente; o cuando resulte evidente que
ética de la ocupación profesional del espacio ajeno «su discurso de muerte y su caminar hacia la muerte no es una opción .suya, sino
más bien una condición de su enfermedad» (Dozza, 1992, 4 ls).
Las normas del convivio social establecen que wando acudimos a la casa de En el tratamiento de psicóticos suele ser difícil establecer la alúmza tera-
alguien, adoptamos una serie de medidas y cuidados para que nuestra actitud péutica. Más allá de las dificultades del terapeuta para facilitar dicho estableci-
no resulte intrusiva. Intuitivamente~ rendemos a invesdgar los el€mentos del miento, ello puede deberse a la falta de consciencia de enfermedad por parre
"encuadre" de la casa. Si somos fumadores, antes de encender un cigarrillo del paciente, a su alto nivel de ansiedad, así como a sus dificultades a la hora
rastreamos la decoración para ver si hay algún cenicero. Con ello obtenemos de asumir los compromisos, normas y acuerdos implicados en dicha alianza
alguna pista para saber si a nuestro anfitrión le molesta, o no, que se fume en (cf. Rosenfeld, 1987, 349ss}.
su casa; y luego le preguntarnos si le molesta que fumemos. Uno de los elementos fundamentales de la alianza terapéutica consiste en
En parte adoptamos estos cuidados debido a que de alguna forma sabemos que el paciente acude al tratamiento. Si ello supone una dificultad en el trata-
que el "encuadre~, de una casa es fa versión arqujtectónica y decorativa del miento de psicóticos en general, el Acompañante suele encontrarse, además,
si-mismo del anfitrión: adoptar una actitud intrusiva puede ser vivido como una con que no es poco frecuente que el paciente no quiera recibirle e incluso le
invasión a su persona. Quizá por ello algunos anfitriones suelen decir: c.sjéntase eche de casa.
como si estuviese en su casa''. 5¡ destacarnos el 'como si", resulta evídente que
1 Ante tales situaciones, al Acompañante le corresponde sostener la "alianza
con esta cortesía y pern1.iso, a in vez nos estd recordando que no e5tamos en nue5tra terapéutica" (entre comillas debido a que no es una alianza entre dos pecsonas),
casa. De hecho, nuestros familiares y amigos íntimos no suelen emplear tales hacerse cargo de la parte de la "alianza" que el paciente no pueqe asumir. Desde
"cortesías recordatorias». esta perspectiva, la violencia necesaria constituye uno de los ai!pectos éticos del
Al entrar en el contexto hogareño-familiar, el Acompañante Terapéutico enwadre sin el cual muchos Acompafiamientos Terapéuticos no serían viables.
debe tener en cuenta estas convenciones sociales que rigen la relación anficrión- La aplicación clínica de este planteamiento resulta muy compleja y delicada;
visítante. Pero aquí el anfitrión es el paciente y su familia. La casa, propiedad hay formas y formas de acudir a la casa del paciente pese a que diga que no quiere
privada, es a la vez el espacio clínico; de modo que el Acompañante tendrá vernos:, e incluso de quedarnos pese a que nos eche. En todo caso convíene
1

que buscar las posibilidades intermedias para "habitar profesionalmente" este evitar el enfrentamiento directo y la crispación; no se trata de un juego de
espacio que no es su eij)t1cio. fuerzas. Más bien todo lo contrario, la violencia necesaria es un garre'" que debe
Este tipo de situaciones espacio-vinculares impone reflexionar acerca de la llevarse a cabo con suma delicadeza, "mano izquierda" y "juego de cintura", y
ética en Acompañamiento Terttpéuticu, en el sentido de una ética de la ocupa- también requiere del Acompañante un buen nivel de asertividad y constancia.
ción profesional del espacio ajeno. Si hay un rechazo activo y se valora que ello es manejable, uno puede buscar
Ante tales cuestionamientos (entre otros) se acuñó la expresión "'violencia posibilidades intermedias; por ejemplo, irse a oua habitación de la casa, infor-
necesaria" {AA.VV., 1991}; es decir, una "violencia" que es "violencia" desde mando al paciente de que allí estará durante el horario pactado. O, sí direc-
e! punto de vista de las convenciones sociales, pero que no es violencia en la tamente el paciente no le abre la puerta, tras insistir el Acompañante puede
medida en que es necesaria y debido a que es Tarea". dejar una nota escrita informando de que estuvo allí y, sobre todo, indicando
A modo de ejemplo: "¡PLiedo ir a la casa del paciente cuando éste no quiere el día y hora en la que volverá.
recibirme?" (Fulgencio Junior, ibídem, 235; trad. LDM). El autor dirá que sí, En la inmensa mayoría de los casos, poco a poco los pacientes van "cediendo
siempre que esta violencilt necesttria sea una forma de hacer frente a la pseu- terreno'\ acercándose poco a poco o pe.rmitiendo que el Acompañante se
acerque.
45. La expresión "'violencia necesaria'' ba sido acuñada por el eqllipo del Hos.pical de Dfa A Casa Como casi todo lo que pueda decirse acerca del Acompañamiento Tera-
(Sáo Paulo, Brnsi!}. No hay un desarrollo reórico del rema, y rni contacto inicial con la noción péuticol es fundamental tener en cuenta cada caso y situación específicos (así
de ,,idenda ne,cesarki. se produ.io a raíz de mi participación en !as reuniones del cgulpo -de
como las advertencias que vienen a continuación).
Arompañ::mtes Terapéuticos de dicho hos.p¡ta.f,

126 127
LEONEL DOZZA DE '1ENDON<;:A
ENCUADRE, TIEMPO Y ESPACIO

• Omi cuestión importante tiene que ver con determinadas connotaciones fa violencia fuera tal1 no serfa necesaria. El término "'violendi1 parece derivar
vinculares rdocionadas con la propiedad privada, según las cuales "en mi casa más bien de una "ética neur:5rica" de respeto hacía la propiedad privada y la
mando yo, y si no estás de acuerdo, márchate". Los derechos sobre la propiedad (pseudo)voluntad del otro. Etka ésta que, en algunos casos y momentos del
privada suden desplazarse hacia d Acompañante, quien a veces es tratado como tratamiento, puede conducir a actitudes poco operativas en lo que se refiere a
una especie de empleado de fa casa (que supuestamente debe recibir órdenes atender las necesidades del pacienre. Ya el término "necesaria" apunta hacia la
y cumplirlas sin más). tarea ineiudible de atender dichas nr:cesid,ules.
Sin perder de vista lo planteado acerca de la paradoja de la actuación contra- Cuando el Acompañante eStá en casa del paciente, el encuadre del Acom-
tr:msferencial, hasta cierto punro la ética del Acompañamiento Terapéutico pañamiento le morga ciertos derechos en lo que se refiere a la ompiill'ibn prafe-
debe desmarcarse de las convenciones relacionadas con la propiedad privada. súm11.l de dicho espacio.
Si e[ Acompañamiento tiene lugar en casa del paciente, el Acompañante debe Tales derechos no k autorizan ver qué hay de comer en la nevera, por así
habitar este espacio en cuanto espacio de tratamiento; o, mejor dicho; debe decirlo. Se trata de derechos relacionados con la condición psíquica, necesi-
tener en cuenta el atravesamiento emre estas dos concepciones del espacio. ,fades y tratamiento del paciente: derechos que son deberes. Por otra parte, sí
Pero sí la parte contratante (por lo general la familia) exige que el Acom- el paciente vive sólo y se encuentra desnmrido, entonces sí puede tener cabida
pañante actúe según sus prescripciones o se vaya de la casa, al Acompañante le mirar qué hay en la nevera, e incluso pr~parar algo para comer juntos si dio
corresponde {si no es posible manejar la situación) dar pór terminada su inter- contribuye a que el paciente se alimente.
veucíón en el caso, dado qt1e no están dadas las condiciones mínimas de trabajo. En resumen, he señalado tres funciones de ia violencia necer11.rit1, aunque
Desde esta perspectiva, la violencia necesaria es un elemento consdru- en rea[idad se trata de una única función (brindar apoyo yóico) planteada y
yente del contrato terapéutico con la parte que solicita el Acompañamiento. justificada desde tres perspectivas distintas,. a saber; 1) hacer lñ!me a la •pseu-
Si no hay otro (por lo g,,,nera! un familiar, o en alg,mos casos el terapeuta o dovoluntad" y el "discurso de muerte" del paciente; 2) contrarrestar la falta de
psiquiatra) que autorice al Acompañante, este no podrá ejercer la violencia conciencia de enfermedad y la deficiencia (sobre todo inicial) de la alianza tera-
necesaria, dado que en este caso no habría un minímo de mástil que posibi- péutica; y 3) posibilitar d esrablecímiento y manrenímíento de un encuadre
lite d oudear ¿.., la bandera. volcado h"'-ia las necesidades del paciente.
En lo que se refiere a las dificultades del Acompañante para sostener la En Acompaífamíento Terapéutíeo, son el paciente y la familia los que "abren
actitud mental y condocmal propia de la violencia necesaria, cabe destacar: y derra11 las puertas" (con o si11 comíllas). Al Acompañante le corresponde
l) Sentirse sometido a la demanda materna e impulsado a acmar según !o asegurarse (por lo menos mínimamente} que tiene "las copias de algu=
planteado acerca de !a paradoja de la actuación contratransferencia!. llaves". Más allá de la metáfura, en algunos casos el Acompañmte de hecho
2} Cierto "pudor pe..sonal" (derivado de convenciones sociornlmrales) en tiene las llaves de la casa del paciente.
lo que se refiere a "habitar profesionalmente una propiedad privada ajena. Lo planteado desemboca en una cuestión ética muy compleja y delicada;
3) Una concepción de "respeto" hacía el otro que, en detetmina<fas situa- siempre h;¡.y el peligro de justificar vialmdas frtnecesari11s apoyándose en el
ciones, no resulta operativa en el trabajo con psicóticos y sus familiares (cf. discurso de la violencia necesaria.
Dozza, 1994, 41). La dificultad consiste en que, en la práctica clínica, esta dilerenciadóu teórica
Dkha concepción de ''tespeto)~ muchas veces encubre una actitud negli- se hace difusa, incluso engañosa. foucault (1964) ha ilustrado cómo h Época
gente, que podrfa ilustrarse de fa síguience forma: "bueno, si le apetece estar Clásic• y el positivismo científico urdieron un sin fin de discursos para justi-
durmiendo todo el día, hay que respetado"; o, "si dice que quiere estar solo y ficar violencias corporales y morales, azotes y condenas. Me pregunto (sín la
me echa, hay que respetarlo". pretensión de dar una respuesta unívoca) en qué medida la noción de lí'iolenda
Por supuesto que hay que respetar a nuestros acompañados; pero, a la vez, necesaria puede ser (empleada como) una versión contemporánea, quizá más
lo que no hay que hacer es abandonarles en su inercia mortífera. sutil y elaborada, de aquellos discursos.
Desglosando,fa expresión violencia necesaria, cabe tener en cuenta que~ si Entre mrns cosas, cabe tener en cuenta aqudlas situaciones e11 que el rechaw

129
LEONE.L DOZZA DE MENOON<;:A ENCUADRE, TlEMPO Y E:>7'AOO
\!
"Prolongado dd paciente se debe no sólo a su patología, sino también a las difi- W,nnicott acerca del espacio potencial y ~a zona intermedia de experiencia.
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r
cultades y ansiedades del Acompañante. En este tipo de situación, la violencia Cuando el bebé "dice", antes de poder hablar, que "esta es mi madre/mi osito",
"necesaria" puede estar más bien el servido de la organización defensiva y lo hace en el sentido deque "mi madre/osito me penenecedebido a que es parte
.. déficits del ft.compañante o de la estmtegia del tratamiento. de mi". Este sentido primicivo de la pertenencia constituye el fundamento de
Según mí experiencia, cuando la "violencia" es realmente necesaria y bien roda patria fur,1ra. Antes de sentin;;e perteneciendo a algo, está la convicción
'
1
administrada, de una forma explicita e implícita el paciente termina dándonos de que "la cosa" le pertenece a uno. Para que uno llegue a ser parte de "algo",
las graci,s; gradas por no habernos marchado cuando nos echó de su casa, por primero "algo" tiene que ser parte de uno.
1
' no "tirar la toalla" cuando dijo que no nos necesitaba para nada, cuando juró que Los atravesamientos entre este sentido primitivo de la pertenencia y sus desa-
lo único que necesitaba era que le dejáramos en paz. En una de estas ocasiones rrollos posteriores, configuran la "paradoja de la pertenencia", lo cual aparece
Je dlje al paciente que, si viera que estaría en paz, me iría; pero ya había visto lo reflejado enel lenguaje cotidiano cuando decimos: "en mícalle (o barrio, dudad,
il suficiente romo para estar seguro de que no tendría su ansiada paz si me fuera. país) ...", "en mi edificio, colegio, etc.", o "ahora viene mi autobús". En la zona
,.i ' Durante meres le Acompañé en contra de su voluntad, y muchas fueron las intermedia de expetiencía, senrirme perteneciendo al barrio en donde vivo esci
r: gradas (imp!lcitas y explícitas) que posteriormente me dio por haberlo hecho. atravesado por sentir que el barrio me pertenece y es parte de mL
i
Por lo general, ei término "perrenencia" se emplea para significar que el
individuo pertenece a algo. Sin embargo, aquél sentido más primitivo de la
i!.!'' : 5 .2.2- En el contexto comunitario: pertenencia e inserción pertenencia apunta a que "la cosa" pertenece a! individuo, aun cuando éste
"
¡;-.·
•¡ reconozca (a nivel secundario) <1ue d barrio no es suyo_ ,,"'
En Acompañamiento Ternpéutico, resulta e,,·idente que el conteitto comu- Estas experiencias intermedias de pertenencia, que en cforn, medida el
i¡·
I'
¡' nitario no es el encuadre. Sin embargo, es posible pensar acerca de algunos neurótico tiene dadas, suele constíruír una de las cuestiones fündamentales
L
elementos del encuadre (áC!:itud memal y conduw1al) en función de la noción para muchos pacientes graves. A menudo nos encon<ramos con pacientes en
fi
•.;
de Tarea y de los espacios &ico-vinculares en que el Acompañamiento tiene lugar. los que se han roto o diluido los vínculos significativos con espacios comuni-
De la misma forma que hay un "encuadre" en el contexto familiar, también tarios y sitllacíones cotidianas. Son personas sin patria ni mundo, cuyo mundo
¡- ,
i'I hay un "encuadre" dado en el contexto comunitario. En términos generales, re !imita (más altá de las rdadones familiares) a los distintos espacios de trata-
¡. .
.,,: dicho ''encuadre" opera en función de íos valores y normas socioculturales que miento y rehabilitación; o ni siquiera eso.
:
rigen la convivencia comunitaria, Al Acompañante le corresponde brindar, a "sil' paciente, experiencias que
! ¡
Un aspecto de la rarea vincular consiste en contribuir a la inserci6n comu- faciliten otras inserciones, teniendo en cuenta aq11él sentido primitivo de la
1.
nitaria, en el sentido de facilitar d establecimiento de vínculos significativos
! pertenencia.
' con lugares y personas del contexto comunitario. No se trata tanto de que el En la medida en que se esrablece un víncu.lo signífica,ivo y de confianza,
paciente encuentre trabajo) retome sus estudios o aprenda a preparar un '\uroz para el paciente el Acofl:pañante se convierte en •• mi Acompafiante-1)SÍtol~.. en
a la cubana". Por sí solos, estos logros no garantizan la inserción, sobre todo una especie de "objeto transicional ambulante" y ansíolfríco.
cuando dicha "inserción se da sobre la organización de un si-mismo falso, lo La frecuentación t.-onjunta de espacios comunitarios suele contribuir a q uei
cu,al puede ser estimulado por determinadas térnicas de adiestramiento y mtre- poco a poco, tales espacios (por ejemplo, una cafetería) y sus habitantes (el
tutmiento en habilidades wciales. carnarero, etc.) entren en el ámbito de aquellas experiencias primitivas de perte-
En muchos casos, debe considerarse un logro importante el "simple" hecho 11enda ("mí cafetería", ~mí mesa"). A partir de este punto uno puede llegar a
de que el paciente sienta que determ[nado banco, en una plaza, es "sú' banco; sentirse cliente de esta cdjeterid, 1,, cual implít:,1 el establecímíenta de vínculos signi-
o que se sienta cliente de una cafetería, etc. Tales "trivialidades cotidianas" ficativos con el espacio fi'sico y también con el camarera, otros clientes, etc.
constituyen un elememo fundamental de pertenencia e inrerción comunitaria. Quizá la simplicidad de estos planteamientos oscurezca su importancia vitel,
Esta cuestión está estrechamente relacionada oon lo., planteamientos de asf como el valor de su potencia rerapéntica.

131
LEONH DOZZA DE MENDONc;:A ENCUADRE, TIEMPO Y ESPAQO

Por ejemplo: antes veíamos cómo mLlchos pacientes se encierran en el hogar de intermediario que "apacigüe los ánimos'' y posibilite la reconciliación. Este
familiar debido a la necesidad de estar en espacios más conocidos, previsibles sería otro ejemplo de apoyo yóico, en el sentido de sostener la (in)capacidad
y protegidos. En algunos casos hay una evolución positiva en la medida en de reparar del paciente.
que esta cafetería (u otro espacio frecuentado} :se convierte en una "cafetería Por otra parte, puede que últimamente el paciente anduvo "saltándose fos
transicional"46• límites" en demasía, y la actitud del camarero le propició la oporrunidad de
De poco sirve enseñar habilidades cogni ti vo-conductuales acerca de cómo experimentar una situación en la que hay límites. EUo no deja de ser una "inter-
comportarse en una cafetería, pagar la cuenta~ etcétera¡ si se desatiende estos vención" realizada desde el "encuadre" comunitario, es decir: desde las leyes y
procesos vinculares que conforman el sentimiento de pertenencia ("mí Acom- normas que rigen el convivio social, y que por lo general no están instituidas
pañante", "mí cafetería" y "yo como cliente de la cafetería"), en el contexto familiar del paciente.
Por otra parte, sobre todo con los casos graves suele ser difícil sostener la Los familiares del psicótico suelen "acostumbrarse" a las "locuras disruptivas"
circulación por los distintos espacios comunitarios, en parte debido a que "la y estereotipias del paciente (así como a las propias); de modo que, aquello que
enfermedad mental consiste en no ser capaz de encontrar a nadie que pueda se considera absurdo, disruptivo y patológico, se percibe como algo "natural".
soportarnos" (Rickman, citado por Winnicott, 1965, 266) .. A este fenómeno lo denominaré "síndrome del acostumbramiento".
"-(¡_:·:,
Esto, que suena irónico pero resulta trágico, apunta hacia la tarea de contri- Más allá del ámbito familiar, en el contexto comunitario es común observar
·¡v--1: buir a que la circulación del paciente por el contexto comunitario resulte sopor- las manifestaciones de este "síndrome" sobre todo en aquellas personas que
table (y productiva), tanto para dicho contexto como para el paciente. En mayor _companen situaciones cotidianas con d psicótico (portero, camarero, etc.).
o menor medida, según el caso, al Acompañante le corresponde cumplir una incluido el Acompañante Terapéutico. Una de las características del "síndrome
función de Yo e incluso de Superyo aux:iliar, en el sentido dé evitar o impedir del acostumbramiento_¡.) consiste en relacionarse con el psicófi~o como si éste
situaciones ansiógenas y traumáticas., auto y heterodestructiva.s. estuviese al margen de las relaciones legisladas.
Por ejemplo: una paciente esquizofrénica grave solía ir a una zona de Madrid Si el neurótko enferma al encontrarse demasiado sometido a leyes y normas
frecuentada por drogadictos, exponiéndose a situaciones violentas que, sobre (Superyo), el psicótico enferma por no poder reconocerlas, en parte debido a
todo en uno de los encuentros, estuvo a punto de producirse. En este tipo de que no se le reconoce como perteneciendo al orden de las relaciones sociales
situaciones., la intervención puede consistir {y así fue en este caso) en instituir legisladas.
!)J.:
1,1;• ,:
"lugares prohibidos". En este caso, el aspecto espacial del encuadre se define en La inestabilidad intrapsíquíca, junto con la falta de referencias externas legis-
!F! '.; función de los lugares a los que no se acude, dado que pueden resultar imru- ladoras, intensifican el estado de caos, pulsiones sin sujeto y desorganización del
sivos o traumáticos (ver también !os planteamientos acerca de la función de individuo, así como las actuaciones antisociales que realiza a modo de demanda.
11!!:li. ¡.
.:;,_¡ 1 -;!' interdicción: 7.5. l ínfra) . En cierta medida, las leyes y normas sociales "atraviesan" al psicótico sin
i:!:i·!¡I; ¡¡; tocarle, o sólo le tocan en situaciones extremas; por ejemplo, cuando el camarero
w,1,1
!I'°i ; Si bien es común observar, en el contexto comunitario, una serie de acti- le echa a gritos o empujones. Cuando las actuaciones antisociales sobrepasan
¡.¡: ' ¡ tudes negativas y alienantes hacia el psicótico, también es cierto que una y otra cierto nivel de tolerancia, pueden provocar el ingreso psiquiátrico involuntario
vez las personas del contexto comunitario pL1eden intervenir en beneficio de la o la intervención de la policía. Conviene no perder de vista el efecto apaci-
Tarea, lo cual se ve facilitado por un encuadre abierto hacia dentro. guante que ello puede producir. Ante la falta de una ley humanizante y comu-
Por ejemplo: imagínese a un paciente que ha perdido los límites de la convi- nitaria que ampare al individuo, la intervención de la policía cumple la función
vencia social, de modo que el camarero le echa de la cafetería, Quizá se trate de amparo concr~to. Es, como mínimo, un mal menor. .. aunque malamente,
de una situación aislada, y el Acompañante puede operar como una especie por lo menos intervino de algún modo la función paterna.
· Más allá de que determinadas reacciones sociales deriven de un nivel de tole-
46. He adoptado la cafetería como ejemplo debido a que suele ser un lugar muy frecuentad.o en rancia demasiado bajo, también cabe tener en cuenta qL1e la tolerancia excesiva,
tos Acompafiamiemos, derivada en parte del ºsíndrome del acostumbramientd', acaba siendo un gesto

132 133
ENCUADRE, TIEMPO Y ESPACIO
LEONEL DOZZA DE MENDONc;:A

• 5.3-Tiempo
de exclusión y desamparo, que contribuye a que el sujeto no se sienta "ciuda-
dano del mundo'', amparado por las leyes y normas que amparan y rigen las
En el momento del contrato suele establecerse horarios fijos (días de la
relaciones sociales47 •
semana, número de horas}. A diferencia de lo que pasa en psicoterapia (sesiones
A modo de ilustración, la secuencia sería: 1) en el hogar familiar, se han
de 45/50 minutos}, no hay un tiempo standard establecido a priori. Las parti-
acostumbrado a que el paciente escupa en el suelo; 2) ello le resulta absurdo al
cularidades de cada caso brindan los indicios para encuadrar la cantidad de
Acornpaíiante, pero con el tiempo tiende a acostumbrarse; 3) en-los encuen°
encuentros semanales~ así como eJ número de horas de cada encuentro. Estas
tros el paciente escupe en el suelo de la cafetería; pero el camarero, así como
particularidades tienen que ver con la gravedad del caso, si el paciente frecuenta
el Acompañante, hacen como que no !o ven, o también se acosrnmbran; 4)
otros recursos terapéuticos y rehabilitadores, si realiza actividades y mantiene
entonces los escupitajos empiezan a acercarse más y más a los cuerpos de los
relaciones sociales normalizadas {amistades, etc.), la tendencia al aislamiento
demás clientes; 5) basta que, por fin, el camarero (o algún diente) decide poner
psicosocial y a rechazar cualquier tipo de vínculo, ere.
fin a esta situación.
Por otra parte, tengo conocimiento de algunos casos en los que no se esta-
Por lo tanto, cuando el camarero echa al paciente de la cafetería, puede que
blecen horarios fijos; por ejemplo, cuando el profesional es contratado por una
esté contribuyendo a su inseráón en lo social, en algo que es del orden de las
institución para brindar apoyo psicosocjal a los pacientes que lo necesiten en
relaciones legisladas".
situaciones puntuales. Aquí sería conveniente diferenciar entre lvfétodo de!Awm-
Ante la actitud del camarero, el Acompañante puede percatarse de que no
panamimto Terapéutico (horarios fijos) y Función de Acompañamiento (apoyos
estaba brindando la reciedumbre y límites que la condición psíquica y conducta
ocasionales m situaciones puntu,,/es), entre otras cosas debido a que el hecho de
del paciente demandaban. En este caso, d Acompañante no riene que avergon-
que bap, o no, una delimitación fija de los horarios, suponé;ünas diferenc,as
zarse por tomar .al camare.ro como "modelo de idei--itificadónn.
significativas en el desarrollo de la relación, así corno en los esquemas de refe-
No es poco frecuenre que las reacciones de las personas del conrexto comu-
rencia para pensar e intervenir (vera continuación). Diría incluso que no existe
nitario operen en calidad de tercero o función paterna; una terceidad que, al no
Acompañamiento Terapéutico (aunque si Función de Acompañamiento) sin
estar tan ••acostwnbrada"" a las estereotipias y locuras disruptivas dd paciente,
un encuadre temporal.
puede contribuir a que el Acompañante se desmarque del "síndrome del acos-
En este contexto adoptaré como referencia Acompañamientos Terapéu-
tumbramiento".
ticos pdvados con horarios fijos, con una duración de entre dos y tres horas
En un nivel más abstracto, ello tiene que ver con que "en algún nivel, la calle
cada encuentro. En los Acompañamientos intensivos (en casos muy graves,
nos acecha, pudiendo cumplir el papel del otro que mira" (Caiaffa, en M.VV.,
momentos de crisis) los encuentros pueden ser mucho más largos y {casi)
1991, 98; trad. LDM} ... y que, además de "mirar", a veces incluso "interviene".
diarios. Incluso se habla de "internación domiciliaria" (Pul ice y Rossi, 1994,21).
Por todo ello también la importancia de un encuadre abierto que facilite
Sin embargo, considero que si un paciente necesita demasiadas horas de
estas experiencias que contribuyen a !a integración del paciente en el contexto
Acompañamiento, posiblemente necesita más bien una contención institucional
comunitario, con todos los beneficios psíquicos que ello conlleva.
(hospital de día, ingreso). La ide~generalizada de que el ingreso psiquiátrico es
perjudicial puede conducir a situaciones que resultan extremadamente ansió-
genas para el paciente y su familia, para los profesionales y, sobre todo, para los
47, Ei "síndrome de] acostumbramiento'' no es a!go necesariamente negat¡vo. Etl determi- Acompañantes. Hay situaciones en que !o más conveniente para todos es hacer
nados momentos de la rdación terapérnk::a, forma parte de los procesos que constituyen el ingreso'Y a la vez empezar el Acompañamiento Terapéutico.
la paradoja de la actuación comrniransforencial. S.etá algo negativo sí d Acompañante no
puede "'desacostumbrar.se" poco a poco y desmarcarse.
48. De forma análoga., cuando se "echa" .al niño de la relación fusiona] y edípica, se está
contribuyendo a su !ruerdón en io socia! desde la inscícución de relaciones legisladas., es decir::
se traca de una ,exclusión que inserta, o de-una prohibidim que autoriza (v:id. Green, en M.W..,
1970, ll-77).

135
134
LEONELDOZZA OE MENOON<;A ENCUAORE,TIEMPOYE>rACJO

'5 .3.1- Manejo Herible o estricto de los horarios del encuadre será uno de los factores decisivos para discriminar en Acompa-
ñamiento Terapéutico y Función de Acompañamiento.
Las particularldacles de cada caso y situación, pensadas desde un mareo
reórico general y la estrategia del tratamiento, brindan indicios a la hora de En algunos casos, sobre todo al comienzo b presencia del Acompañante
decidir si adoptar una actitud más flexible o estricta en lo que respecta al pue& resultar ansiógena para el paciente. Partiendo de que una de las prin-
cumplimiento de los horarios pactados (dando por sentado que la puntualidad cipales tareas consiste en mantener las angustias primitivas a raya, en deter•
estricta, al comiem..o de los encuentros, siempre serfla actirnd más fu.vornble\ minadas situaciones está clínicamente justificado renunciar a cumplir con un
No es poco frecuente, sohre todo al comienzo, que el acompañado quiera aspecto furmai del encuadre (horario establecido). Esra flexihilidad se justifica
interrumpir el encuentro ante, de la hora pactada. Si bien cierto grado de en la medida en que, ron dio, el Acompañante está adoptando una actitud
flexibilidad puede resultar favorable en determinados casos y situaciones, por mental y conductual adaptativa y no ansiógena (en lo que respecta a las contrac
Jo menos al comienzo, en otros los fallos significativos en el cumplimiento y iodicaciones de este principio de flexibilidad, ver a continuación}.
sobre rodo en el establecimiento del encuadre suelen incrementar las ansie- Desde el anáHsi, la situación se puede decidir p-or reencuadrar, o no, la
dades confusiorn1les y persecutorias, as( como las defensas, en el paciente (y duración de los encuentros. Por ejemplo, en pacientes con alto nivel de aisla-
sus familiares). También el Acompañante puede sentirse más afectado en este miemo, sobre todo al comienzo puede ·ser excesivo un encuadre de encuen•
sentido, debido a que no dispone de referencias (en esté caso temporales) para ttos de 3 horas o incluso 2; de modo que puede ser eonvenienre reencuadrar y
pensar e inte.rvenir_ empezar con encuentros cortos, o bien mamenerd encuadre pero sin an forza-
En términos generales, diría que en determinadas situaciones puede haber miento para que se cumpla estrictamente, por lo menes dur"i'ite un tiempo.
flexibilidad en lo que se refiere al cumplimiento del encuadre, pero en todo caso El principio de flexibilidad se aplica sobre todo en situadona puntuales y
esta flexibilidad dinámica dehe tener lugar sobre la base de un marco estable, que transitorias, y en casos excepcionales. Como regla general, abogo por el esta-
es la delimitación temporal fija (y demás condiciones) establecida en el contrato. blecimiento ycumplimiemo estricto {que no rígido) de los horarios parrados49 •
La delimitación temporal fija es lo que posibilita hablar de ínterrupd6n Sobre todo en aqudlos casos que presentan rasgos psicopátícos, esta regla
anticipada o alargamiento del encuentro, y desde ahí llevar a e.abo un análisis contribuye a contrarrestar las tendencias manipuladoras del paciente, y también
dd vínculo y cuestionar: ¿se trató de una manipulación del pacienre, o de una &sus familiares. En este contex,o el encuadre puede operar a modo de interdk-
reacción a.'1.te una actitud intrusiva del Acompañante? ¿La interrupción anti- ci6n de la desmesura materna ("ley sin !ef') y de la perversión de la "ley" paterna.
cipada se debió al nivd de ansiedad, o más bien el paciente estaba poniendo El cumplimiento estricto de los horarios también puede contrihuir a co;:,tra-
el Acompañante ._ prueba/ ¿El .!argamienro de los encuentros se debe a que rrestar, encuadrar o acotar la atemporalidad y el talante absoluro-terrorífico
hay una situación de "enamoramíento'' enrre Acompañante y acompañado, del proceso primario no mediatizado. Desde este punto de vista, d encuadre
de modo que les cuesta separarse? ¿El paciente no tiene noción de tempora- cumplela función dd tercero que insraura los atravesamíentos apaciguantes del
lidad y necesita que el Acompañante funcione como una especie de "yo auxiliar proceso secundario y del principio de realidad. Además, también contribuye a
temporal"? ¿Los intentos por parre del paciente y la familia, de que no se cumpla sostener las paradojas propias del Acompafiamiento Terapéutico.
d horario pactado, tienen que ver con movimientos de horrar el talante profe- En lo que respecta a la "Amistad Profesionai", el Acompañante tiene un
sional y rerapéutico de la relación/ (ver próximos apartados). mayor margen de espontaneidad y cercanía afectiva en parte debido a que el
Esra posibilidad de penst<Yef uincuf(J de,de el encuadre (y por supuesto desde talante profesi¡¡nal queda representado por !a dur:adón del encuentro. fa como
la esrraregia del traramiento) brinda los ind,ci os para decidir el rumbo y tafa,me si Acompañante y acompañado dijeran; "podernos estar aquí jugando como
de las intervenciones, incluyendo las decisiones acerca de si adoptar una acritud dos amigos, pero sólo durante las dos horas que dura el <."OCUenrró. En otros
más estricta o flexible en lo que respecta al rnmplimiento del encuadre. También
brinda referencias para ,eencuadrar (ampliar o disminuir la duración de los 49. E manejo estríetn dd encuadre no va encontrarle que Accmpafi,ante y Acompañado p;)C!.'(m
cambios- ptmtuales de horario para facfürar la oonSfi.--octÓn de la Tarea (actividades, aoom~
em:-.rentros}. Por Jo tanto, esta posibilidad de pensar desde el aspecto temporal
pañamientos. a cita__~ etc.)

'136 137
ENCUAORE, TIEMPO Y ESPAGO
LECh''H'L DOZZA DE MENDON<;:A
~
sólo durante las tres horas pactadas. Ello supone un acotamiento de la fascina-
términos, pueden juguetear corno la bandera al viento, gradas a que hay un ción, dado que marca el talante profesional de la relación, la finitud de e,stos
mástil que limita y a la v-ez posibilita el juego. momentos que saben a eternidad, la separabilidad en vínculos que huelen a
Por otra parte, a v~es ocurre que el paciente "decide" hablar de determi- dualidad fusíonai no mediatizada. Este acatamiento produce un efecto ansio-
nado rema cuando quedan unos pocos minutos para finalizar d encuentro, en lítico, dado que discrimina emre la fascinación estructurante y la patógena.
cuyo caso, quizá el mensaje implícito sea: "puedo hablar de ello durante cinco Además, como señalaba, posibilita sostener las paradojas propias del Acompa-
minutos"; de modo que el alargamiento del encuentro podría resultar ansió- ñamiento Terapéutico.
geno (aunque no necesariamente). A la vez que acota fa fascinación, d encuadre enmarca y sostiene una actitud
mental y a,;,duc..·tual que expresa. el "amor profesional" del Acompañante. Al
igual que el amor de tramfurencia, d amor profesional es amor genuino fomen-
5.3.2- Tiempo, dinero, amor y odio tado por la fascinación y acotado por el encuadre.
La situación teórica ideal sería: "fasdnación acotada por una delimitación
Hay Acornpañamíentos en los que las características del vínculo tienden a renporal" (cumplimiento estricto del encuadre). Sin embargo, el ideal sólo es
1 fomentar el alargamiento de los encuentros, más allá de las horas pactadas. Par.a una referencia {a veces tan fascinante que uno lo confunde con los hechos),
,il resumir una de estas "caracterlsricas del vínculo", basta éon sefialar que, en el una guía para el de.Sarrol!o de un proceso.
;
' "I Encuentro de Acompañantes Terapéuticos de Sáo Paulo", Farneda {1989) Posiblemente el no cumplimiento de este ideal, cuando el Acompañante
presentó un trabajo titulado "Consideraciones sobre la pasión en el Acompac permite (dentro de unos límites} el alargamiento de los e1¡p.1entm<, ejerza
'. ñamíento Terapéutico de psicórtcos. también una función positiva, por lo menos en algunos casÓS'y momentos del
,:·

'
La fascínacíón mutua entre Acompañante y acompañado es un fenómeno proceso terapéutico.
i' frecuente. Bien administrada, esta fascinación puede ser un factor positivo, Un paciente neurótico, e incluso algunos psicóticos, pueden llegar a
,:: por ejemplo, en el proceso de narcisización del paciente ... y del Acompañante, "entender" que la interrupción del encuentro a la hora pactada sea la expresión
1
-:; ! Las personas con psicosis (al "igual" que los bebés y niños) tienen un gr;1n del "amor profesional y condicional" del Arnmpañante, su forma de cuidarle.
¡:, poder fascinar. Se trata de algo más primario que la intencionalidad {a veces Sin embargo) pacientes que funcionan a nivdes rnás p.rimarios pueden nece-
'i no consciente) de seducir para resultar fascinante, o de fudnar para conquistar sitar recibir muestras concretas de un arn.or incondicional.
,,,, ¡1·
''!•'
ih ! al otro. No se trata de brindar el amor y devoción verdaderamente incondicionales
:; ¡ En la psicosis, considern que este poder espontáneo de fascinar deriva, entre que brinda la madre al comienzo del desarrollo, sir.-o un "amor incondicional
otras ,:o=, de la necesidad primaria de ser narcísizado por el otro. Pero este profesional•, es decir, que a la va es condicional (paradoja). Lo incondicional
fenómeno vincular se procesa más bíen en el otro. No se trata tauto de que el queda representado por el tiempo extra concedido, mientras lo coruiidonal se
psicótico fucine al neurótico, sino más bien de que al neurótico el psicótico le e,¡presa en el hecho de que se trata una concesión limitada (no van a pasar
resulta fuscinante; fascinación que parece derivar, entre otras cosas, de aquello todo d dfa juntos). Además, el Acompañante cobrará honorarios extras o bien
que el neurótico proyecta en esta ffpantalla» que es el foncionamíento psíquico ese tiempo de más se descontará en el s:igu[ente encuentro.
primitivo en la psicosis. En este punto suelen producirse dos fenómenos interesantes, a saber: l)
Sin embargo (y eso los psicóticos y sus madres lo demuestran), hay fascina- En algunas casos, el Acompafiante suele sentir un mayor o menor grado de
ciones que aniquilan, que empiezan con plenitud y culminan a golpe de angustia "pudor a la hora de cobrar tales honorar~:,.;; como si ello "ensuciara" o "desvir-
impensable; de modo que conviene acotar la fuscinadón mediaure una deli- tuara= fa ilusión de :amor incondicional. 2) A su vez, eUo encuentra su corres-
mitación temporal. En cierra ocasión, en un encuentro de tres horas con un pondiente en qu,;, el paciente da muestras no querer saber nada sobre estos
paciente esquizofrénico, éste dijo: si nos quedamos todo el día juntos?... asuntos económicos, lo cual se ve facilitado por el hec.lw de que suelen ser los
ah, no; es<, es enfermedad, ¿verdad?" (SIQ. familiares los que se hacen cargo de los pagos. Es decir, que en mayor o menor
Aquí el mismo paciente marca la función del encuadre. Fascinación sí, pero
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138
LEONE!,DOZZA DE MENDONc;:A J::!Nl..UALlK.t.: l U ..Ml'U Y ~l'AUO

m-edida el "pudor» del Acompañante puede estar motivado por la necesidad del encuadre y odio profesional: "La asistencia social es una labor profesional, y
paciente de preservar la ilusión de amor incondicional {"ilusión" en el sentido lo que se discute es la motivación que rige en la limitada esfera de la relación
de necesídad psíquica, y no de defensa). del trabajador social con una situación-demanda. Ciertamente puede soste-
Lo cierto es que entre familiares, Acompaó ante y paciente, se encargan de nerse que el amor es necesario; esta tarea no podría llevarse a cabo a partir de!
que el tema del dinero se quede ornlro, aunque sólo sea a modo de saber diso- odio. No obstante, el odio del asistente social está contenido en la estructura
ciado o no pensado (un "saber que no se sabe"). El Acompañante debe ser capaz de la relación profesional, su naturaleza finita, el hecho de que se le pague
de tolerar esta etapa, sin forzar la explicítacíón del tema, pero manteniendo por ello, etc. [... ] El odio no está ausente, síno que está sublimado" {Winni-
una atención flotante en lo que respecta a posibles señales que índíquen que cott, 1987b, 227s).
su acompañado empieza a estar preparado para saber lo que ya sabía. El cumplimiento del encuadre, en cuanto representante de la función
Sude ser un momento importante del proceso cuando este "tipo de paciente" paterna que opera a modo de "corte" (finitud, acotamiento), está. motivado
da muestras (a veces involuntarias) de por fin querer enterarse del tema de los por el odio profesional.
honorarios; o bien el Acompañante se siente más cómodo y enrnentra una Se trata de intervenir desde el odio, lo cual es distinto de intervenir con odio.
forma de explicitar el tema . En este sentido, recuérdese que el "motor" del proceso de desilusión es el
Todo ello apunta hacia una evolución importante: el paciente empieza a odio ambivalente de la figura materna.
estar preparado para tramitar el amor condicional, lo cu·al tiende a ampliar su En el caso de Carlos, las interminibles horas que le Acompañé mientras
ámbito de relaciones sociales. En Ja relación terapéutica, esta inserd-ón en el dormía_. así como sus rasgos "ps_icopáticos.,.,, han producido en mi intensos senti-
ámbito del amor condicional (función paterna) implica, a su vez, la inserción mientos contratransferenciales de odío. Aquí, el cumplimiento del horario de fina-
en el ámbito del odio }' la ambivalencia. lización posibilitaba al Acompañante ventilar su odio y así no t,¡_1~er que "asesinar"
Por ejemplo: Carlos solía quedarse dormido y, en algunas ocasiones, se a Carlos de vez en cuando, Por otra parte, en la medida en que ·are odio pudo ser
despertaba hacía el final del encuentro solicitando que me quedara medía hora administrado en el ámbito del encuadre terapéutico (no concederle medía hora
más, debido a que "tengo que hablarte de algo muy importante" (SIC). Ante más, entre otras cosas), el paciente pudo sacar provecho de ello, en el sentido de
mi negativa, daba muestras de desilusión y protestaba diciendo que no me que poco a poco "comprendió" que, si quería hablar, no podía estar durmiendo
interesaba por sus asuntos. Esta dinámica estaba esrrecharnenre relacionada durante todo el encuentro. A esto se le podría denominar "odio profesional":
con que, hiciese lo que hiciese, durante todo el tiempo Carlos siempre tenía a es odio legítimo y genuino, pero mediatizado por el encuadre. Clínicamente, se
alguien disponible para atenderle, ya sea un familiar o empleados de la casa. Al trata de un odio que cuida y enseña a odiar apropiadamente. "De un paciente
comienzo de la relación terapéutica le brindé una dosis considerable de amor psicótico sometido a análisis no cabe esperar que tolere su odio hacia el analista
incondicional profesional, pero en la medida en que el vínculo se fue consoli- a menos que éste sea capaz de odiarle a él" {Winnicott, l 958, 278).
dando, empecé a introducir condiciones. Carlos solía tener una actitud extremadamente amable y era incapaz de mani-
En su indispensable artículo sobre "El odio en la contratransferencia", festar enfado, a la vez que presentaba una serie de conductas agresivas diso-
Winnicott (1958} hace referencia al proceso de desilusión (función paterna) ciadas. También solía "tener la sensación" (SIC) de que se golpeaba !a cara, le
en el desarrollo emocional y en la clínica. Sobre todo en el tratamiento de aplicaban electroshock, etc. Esta incapacidad para odiar encontraba su corres-
pacientes graves; afirma que invariablemente d terapeuta se verá envuelto con pondiente sobre todo en la madre, quién no podía acceder a la ambivalencia y
cuestiones relativas a su odio hacia d paciente. POr otra parte, da una serie poner su odio al servicio del proceso de desilusión.
de motivos por los cuales el odio no es expresado de forma directa ni perju- Al no poder odiar apropiadamente, esta madre no podía desilusionar a
dicial, a veces ni siquiera sentido por el terapeuta. Entre otras cosas, dice que Carlos, de modo que éste no podía encontrar en ella esta clase de actitud
"El odio es expresado por la existencia del final de la sesión" (ibídem, 270). (retirada materna) que posibilita tener motivos objetivos para odiar al objeto
En otro lugar, al hablar de la labor de! trabajador social, Wi nnicott hace un y luego integrar en él los sentimientos ambivalentes de amor}' odio. El padre
comentario q~e resulta ser un resumen bastante preciso de la relación entre tampoco aportaba la necesaria función paterna. Al carecer de "motivos obje-

MO 141
U:ONEL DOZZA DE MENDON,;:A ENCllADRE, TIEMPO Y ESPAC[O
i 1

1 ,¡:ivos" para odiar, este "odío sin sujeto ni objeto" quedaba disociado y aparecía - Por otra parte, en cierta <r...asión Carlos dijo: "ya ~o preguntaré si ~e quier:,
'! bajo la forma de síntoma (sensación de golpearse la cara, etc.). ·sabes por qué?; porque sé que me quieres; porque siempre cumples con lo q e
' ·¡ En términos temporales, parad6jkamente diría que, debido a que "siempre" < -d •r~• puntual· sí dices que me vas a esperar en determmado lugar,
t< estaba atendido, este paciente "nunca'' se senda atendido, dado que sólo podía
qu~ amos,,-
-a d-eternuna
· d a h ora) 'o
i
· .
haces (SIC) • En definitiva, la pumua • •
., d d
11ua , evoClon,
·•
..,,, J
sentirse atendido por un objeto ausente, que hace un corte y se retira, y que -plímiento estricto de lo acordado, etcétera, eran experienc1ados por Car os
gmcitts a la presencia de su ausenda le brindaba "motivos objetivos" para odiar, m- •-. ·¡
mo la manifestación del amor del Awmpañante lliiC!a e · .
Cuando Carlos proponfa alargar el encuentro, estaba demandando la éO Desde luego, Ja duda acerca dd amor dd otro nunca se diluye ~¡ toda,
¡¡ "presencia de lat ausencia" del Acompañante. Si éste último se quedaba media pero quooa mediatizada por una referenda que co~rríbuye a tramitar.a de una
1 hora más {lo cual llegó a ocurrir), aquel "tengo que hablarte de algo muy forma estrucrurante, o por lo menos no tan parologrca. .
1l importante'' (SIC} se convertía en nada, dado que lo importante era tener En este caso, en un prin1er momenro ope.ré más bien <:o; un1 mane.JO rel~-
i:':¡
; .,,''. una delímitación temporal lo más precisa posible de la presencia/ausencia del rivamente flexible del encuadre. En la. med'.da en que el vincru~ s::'.°nsoh:
li;· Acompañante ()o cual operaba también a modo de atravesarniento del proceso daba. el desarrollo de la relación nansferencial..ronrranans~~enc1a! ..,_mando
¡11 1
·_, :, socundario, temporalidad). un ~anejo más estricto (en mí experiencia profesional, ha sido el casa en ~ue
En la evolucíón de este proceso fue posible observar la creciente capacidad tuve que adoptar la actírud más estricta). Todo ello :epresentab~ y era exp~nen-
r.r:! -·
,¡. ·' de Carlos para enfadarse y manifestar su enfado, lo cuaf vino acompañado de ciado como Ja manifestación del amor y d odio profesionales de. Aco~panan~e,
'ii' ' una disminución de la sincomatclogfa y una ampliación de sus ·actividades
sociale-s y cultnrale,.
-~ Lber
1o cua1 pan,,e na potenciado
, fa capacidad de Carlos para la amlnvale11rn1.
Ello supuso una disminudó11 de la sintomatología paranoit, la amp iacmn
r .,
le·
¡'j". de su círmlo de relaciones inrerpcrsonales, etc-
1,I-_- Si d manejo estricto de la finalización de los encuentros puede aparecer
I{ r como siendo la manifestación del odio profesional, por otra parte el manejo
rr estricto de determinados aspectos del encuadre apuntan más bien hacia el amor
;',;¡ j
profesionaí del Acompañame Terapéutico.
'(1
Las intervenciones ripo retirada rrüiterna producían en Carlos intensos senti-
mientos de duda (transferencia!) acerca del amor del Acompañante hacia éL
A la sazón había establecido una "transferencia idealizadora' (Kohut, 1971} y
constanremenre preguntaba si yo le quería'º·
En ningún momento le di una respuesta verbal a esta pregunta, dado que
las respuestas a sus preguntas solían intensificar su angustia y dudas, Además,
!os vincuJos afectivos en esta famiHa tenían cmno caracteristkas básicas fa visco-
sidad, el intrusismo y la irnprevisibilidad; de modo que Carlos temía el amor
del otro en la medida en que éste consrantemen~e amenazaba con aniquilar su
ya frágil sentimiento de individualidad"'.

50, Aquí d cumplimientodefa hora Jefuializ.1dó11 delos eni:ucntros tamblén comrfüufaa acotar y
m-oduhr i:. idealización-fa.scir1.adón haciad Acompañante. Sin esta modulación, es tos prOCesO!:i
estrtlctmantes hul:::>!,c,sen podkio oonverrirsc m:&- bien en obstáculo al proceso terapémko.
~!. No se tráta de-establecer 1..ma regla según la cua! el Acompañante debe ab>renerse de dedr "'te:
quiero'' .tl pscienre, s(no de que:, debit!I) Jt fm pttrticularid-ides de este <ltJtJ, opré por no decirlo.

142 143
CAPITUL06

)'
ACCIÓN INTERPRETATIVA

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En términos gen.erales, y en el ámbim de los auto<eS ucílizados en esta inves-
t. tigación, la discusión acerca dela ínterpretad6n verbal en el tratamiento psicoa-
,' '. ' nalítico la psicosis gira alrededor de dos posturas distintas. r'f'r nn lado escin
¡il
; r1!·. Bien y Rosenfeld, quienes defienden el mantenimiento de la i'lcnka psicoana-
1¡¡;
;I¡ti · lítica "dásici' (empleada con neuróticos) y el empleo sistemático de interpre-
taciones. Por otro lado estarían Winnicott y Sea des, para los cuales no hay que
~¡ ·! .
,t· 1 ¡
rechazar la posibilidad de interpretar, pero sí relativizar e incluso evitar el uso de
i¡ .'. la interpretación (sobre todo la transferencia! e histórica) según el diagnóstico,
L- ,
1., . ¡ gravedad del caso, momento del tl'.lW!míento y de la relación transferencia!, ere.
lnduso sin entrar en el campo especifico del Arompaííamiento Terapéutico,
t
;¡··1r_!
resulta difícil encauzar esta discusíón, en parte debido a que no hay una defi-
nición unívoca del concepto inrerpretación y menos aún en lo que al trata-
L,, ·1'
Ir¡¡ !_ •
I¡ -':' miento de la psicosis se refiere. No sólo cada escuda, sino también diferentes
:/ti,:. autores de una misma escuda, emplean el término con diferente< sentidos.
)::1!'. Es impommte tener en cuenta estos dilemas en el seno de los desarrollos
psicoanalíticos, debido a que todo ello aparece reflejado en las discusiones acerca
;:;;¡¡!: de la interprerad6n en Arompañamíento Terapéutico. En este ámbito sude
'
::;
haber la tendencia a romar como referencia la labor del analista de pacientes
ne11róticos, y desde ahí conduir que al Acompaííante Terapéutico de p,u:ientes
psicútiws no k correspo_nde interpretar. Así vistas las cosas, la discusión estaría
sentenciada y no merecería la pena seguir elaborándola.
Una serie de situaciones clínicas y reflexiones evidencian que esta fórmula
dicotómica C"psico-.maHsta interpretan ver'.Sus "'Acomp-ailante no interpreta'~)

145
ACCIÓN INTERPRETATIVA
LEONEL DOZZA DE MENDON¡;;A

pañamiento terapéutico, si se interpreta o no se interpretat o si se interviene


resulta insatisfactoria y no da cuenta de una serie de intervenciones que, si bien de un-a u otra forma. Lo que nos interesa, aquí., es esto de tener que inventar
no son interpretaciones en el sentido "'-clásico.,.,. deJ término, sí pueden conside-
cada momento; pero creo que hay momentos en los que, sí, se interpreta.[ ... ]
rarse inte.rvencíones interpretativas. Tenemos que pensar cómo cada uno entiende qué es una inte.rpretación; porque
En el psicoanálisis de neuróticos, el eje central de !a tarea es el análisis de la si uno piensa la ínterp,etación dentro de una Teoría dela Representación, de
transferencia. En el contexto global de esta estrategia analítica, el analista emplea algo en el lugar de alguna cosa, etc; entonces yo creo que eso no tiene nada que
ia interpretación (transferencial, histórica, actual, citratransferencial) como ve.r; pero, para mi, la interprer-adón también es una intervención. y no sólo
recurso táctico. Con ello se pcetende favorece, el levantamiento de la cepre- en el sentido del movimiento. Creo que, de hecho, existe una laguna entre el
sión, insigth, elaboración de conflictos, la "deconstrución" de síntomas, hacer análisis de psicóticos y neuróticos; pero, incluso en el rrabajo con neuróticos
consciente lo inconsciente o traer a la 1uz c-:el deseo inconsciente y el fantasma
mi preocupación es que la interpretación sea una intervención y un acto} es
en que éste toma cuerpo" (Laplanche y Ponta!is, 1967, 319). de~ir: es en este sentido que yo creo que el acompañamiento terapéutico viene
En cambio, en el trabajo con la psicosis (ya sea psicoanalítico o de Acom- explicita, cuestiones de mí práctica como analista. Pero estoy de acuerdo con
pañamiento) en cierta medida no tienen cabida estos objetivos y termi~~- que el psicoanálisis no da cuenta" (en M.VV., 1991, 86s; trad. LDM).
logía. No tendría sentido pretender favorecer el levantamiento de la represmn Para contribuir a discriminar entre intervenciones de distinto orden, sugiero
dado que en la psicosis predomina el menoscabo de la represión, y en mayor diferenciar entre la intcrpre.ación {sustantivo) y lo interpretativo (adjetivo).
o menor medida el menoscabo de conflictos intrapsíquicos, de la institución En el Acompañamiento Terapéutico de psicóticos y patologías graves, en
de los sistemas conciente e inconciente, etc. momentos puntuales se opera fundamentalmente con interve:g_;ciones interpre-
Desde la perspectiva aquí adoptada (en consonancia con los planteamientos tativas, Si bien mediante rales intervenciones interprerativas'e posible operar
de \Vinnicott), la limitación en lo que respecta al empleo sistemático de inter- en té,minos de manejo de la transferencia, por lo genernl no hay explicitación
pretaciones deriva, en primera instancia, de la condición psíquica en la p:ic~sis semántica de aspectos transfe,enciales. Lo inte,prerativo se formula funda-
(y también del modelo teórico-clínico del terapeuta). Por lo tanto, esta bm,rn- mentalmente mediante intervenciones escéníct15 o interactivas, -que pueden ser
ción se impone tanto al analista cuanto al Acompañante, con la diferencia de acciones concretas, verbales o pasivas.
que este último además opera desde una estrategia dínico-a.sistencial (Clínica Lo "interpretativo" siempre será el "apellido" de la intervención. Deriva
de lo Cotidiano). En otros términos: "Del trabajo social el psicoanalista puede del efecto (sostenedor, ansiolítico, de corte o desmarque) que la intervención
aprender (entre otras cosas) que la interpretación no es la parte más importante produce en el paciente, y en cierta medida del hecho de que el Acompañante
de la labor en aquellos casos en que la falla ambiental tiene un papel compara- interpreta algo en su mente, pero lo formula en términos escénicos (y cuando
tivamente preponderante en la etiología' (Winnicott, 1987b, 229). digo "escénico" ello incluye evidentemente lo verbal).
A su vez, esta limitación en lo que respecta al empleo de la interpretación Para prevenir contra posibles malentendidos, adelantar que en ningún caso
va a depender de la noción de interpretación con que se opera (y es impommte conviene que el Acompañanre emplee lo interpretativo de forma sistemática.
destacar que en sus escritos y conferencias \Vinnicott estaba dialogando co~, Y Ello ida en contra de los fundamentos de la Clínica de lo Cotidiano.
criticando, la noción kleiniana de interpretación sistemática de la transferencia).
Cuando en Sáo Paulo se realizó el "l Encuentro de Acompañantes Tera-
péuticos" (1989), se empezó discutiendo si el Acompañante interpreta; pero 6.1- Lo interpretativo y los instrumentos del lenguaje
enseguida se impuso la cuestión de si se debe interpreta, al psicótico en los
términos clásicos de hacer consciente Jo jnconsciente} cómo interpretar y, Lo interpretativo puede Uevarse a cabo no sólo a través de verba!izaciones, sjno
en definitiva, qué es una interpretación cuando se trabaja con psicóticos (cf. también mediante acciones o actitudes que conllevan mensajes interpretativos.
M.VV., 1991, 85ss). Pensemos en un músico que inte-,preta una partitura. Por sí sola, la parti-
En aquel ",Encuentro" la psicoanalista Mirian Chnaiderman comentó
1
tura no es más que un conjunto de líneas y manchas negras esparcidas sobre el
que: "Creo que nunca se va a llegar a una teoría global acerca de qué es acom-

147
146
LEONEL DOZZA DEMEND0Ny\ ACCIÓN lNrERPRETATIVA

• (objetos parciales, anarquía psíquica). Con el acercamiento del músico,


papel viento (pre-verbal), el "lálálá" (verbal sin significado semántico)yel contenido
estas manchas negras pasan a ser signos en la medida en que el músico es capaz semántico de las canciones. En términos clínicos, este abanico de posibilidades
de leerlos, es decir: establecer un orden relacional y temporal (ritmo, compás), se manifiesta a través de interacciones verbales y no verbales cotidianas, a las
nombrarlas, etc. Esta posibilidad de leer la partitura sería lo "equivalente" a la que en determinadas situaciones conviene denominar Acción Interpretativa.
interpretación qt1e el Acompañanteformt1la en su mente.
Entre dicha interpretación-lectura (mental) y la que se formula al paciente,
hay un trámite fundamental, que para el músico serí~ el empleo de un instru- 6.2- Acción interpretativa
mento para ejecutar la interpretación {tarea que también incluye su participa-
ción afectiva). Nos expresamos en sílabas que surgen desde
El que escucha la interpretación no necesita entender absolutamente nada el ,uelo, expresdndonüs en un discurro que nü
acerca de los procesos implicados en la interpretación-lectura para "entender'; hablamos.
sentir la música. (Wallace Stevens, citado por Ogden, 1994)
Imaginemos que la partitura es lo que trae el paciente. En la neurosis, diría
que hay una partitura en la que no todos los signos y _notas están presentes Es común pensar acerca del Acompañamiento Terapéutico en términos de
{represión), pero los que están informan acerca de los. que no están (lapsus, contribuir en la construcción de escenas ~ las que el paciente pueda "engan-
sueños, asociación libre). charse'"~ comunicarse,. establecer vínculos afectivos con lugares y personas,.
En cambio, sobre todo en la patología psicótica grave habría que hablar de crear etc. Porto y Sereno dicen que: "El acompañante interpreta al sujeto en
una partitura despedazada, sin tiempo ni pautas (objetos parciales, indiscri- los momentos en que el montaje de esta escena se interrumpec,jf exige su inter-
rninación, dualidad escindida, anarquía psíquica). A esta partitura "no le falta vención a través de acciones, que posibiliten salidas liberadoras hacia el flujo
nada" (debido al menoscabo de la represión), pero tampoco es posible hacer de su construcción [... ] Muchas veces la "interpretación'' se haée a través de
música desde ella, dado que no hay orden posible de relación entre !as manchas un gesto que complementa activamente lo que se está haciendo, y que libera
negras esparcidas sobrelos trows de papel. Se trata de una "partitma potencial". al sujeto para seguir acercándose a la escena imaginada" (Porto y Sereno, en
En el peor de los casos, la existencia psicótica puede desarrollarse a modo AA.W., 1991, 29; trad. LDM}.
de una partitura que no llega a convertirse en música; sólo suena a modo de La cita sirve para advertir que en nin.gún caso se trata de emplear acciones
estruendo y ruido de interferencia. En el mejor de los casos, salta a la vista la interpretativas de forma sistemática, dado que ello iría en contra de los funda- _
singularidad y creatividad que puede generarse desde esta partitura potencial. memos de la Clínica de lo Cotidiano. La acción interpretativa se emplea funda-
Más allá de la interpretación que el Acompañante formula en su mente, mentalmente en situaciones puntuales que bloquean o dificultan la Tarea y el
habría que preguntar, en cada caso y situación, cuáles son los instrumentos flujo escénico del Acompañamiento Terapéurico.
más apropiados para hacer llegar el mensaje al paciente y para que sea posible La palabro no tiene el monopolio del lenguaje, de modo que una concep-
componer musicalidades desde su partitura potencial. tualización del lenguaje en términos de acción también resulta fundamental en
Hay música con letra y música instrumental; es decir, a partir de una parti- el tratamiento de pacientes neuróticos. En un arriculo titulado "El concepto
tura potencial es posible componer musicalidades con instrumentos verbales de acción interpretativa", Ogden (1994) señala que se ha investigado poco
' y no verbales. Además, hay una serie de puntos intermedios, dado que la voz. acerca de las interpretaciones transmitidas al .analizando mediante fas acciones
puede hacer de instrumento. Tales sonidos verbales (por ejemplo, un "lá lá lá") del analista, y -añade que: "'La acción interpretativa no es un evento analítico
no encierran ningún significado semántico, pero posibilitan significar la parti- excepcional, sino simplemente parte de la estructura del trabajo interpretativo
tura, hacer sonar alguna musicalidad. común" (ibídem, 498}51•
Aqui se abre un amplio abanico de posibles instrumentos para componer 52. Hasra donde he-podido investigar, 1a utiJización de] término ""acdón interpretativa"• por Ogden
musicalidades,. que pasa por los instrumentos de percusión (no verbal) y de y Acompañantesdebeconslderan.e pura coincidencia. No hay ninguna referen-da ínillcando que
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LEONEL !Xl?ZA DE MENDONC::A ACCIÓN INTERPRETATIVA

• Aunque Ogden se refiere fundamentalmente al psicoanálisis de neuró- menoscabo de la capacidad técnica del terapeuta, sino otra noción de técnica,
ticos, sus formulaciones sirven como punto de partida para pensar acerca del que tiene que ver con el "método" (ver 3.4 supra).
Acompañamiento de psic6tkos. En la introducción de su artículo sobre "El A continuación analizaré tres modalidades de acción ímerptetariva, que se
concepto de acción interpretativá), dice que: ''Se entiende por acción inter- manifiestan a través de: a) acción concreta; b) acción verbal y e) acción pasiva.
pretativa el uso de la acción (diferente al discurso verbal simbólico) por parte
del analista para transmitir al analizando aspectos específicos de su compren-
sión de la t~nsferencía-contratransferencia que, en determinada ·coyuntura 6.2. l - Acci;ln concreta
del análisis, no pueden ser sólo transmitidos a través del contenido semántico
de las palabras. Una interpretación-en-la-acción deriva su sentido simbólico Refiriéndose al tratamiento y cuidado del psicótico en un hospital de día,
específico del mntexto experiencia! de la imersubjetividad analítica en el que Racanüer (l 980) relata el caso de un padenre esquiwfrénioo que, síemr•re que
es generada. Simultáneamente, la comprensión de la rransferenda-comratrans- se le presentaba la posibilidad de partkípar en una situación placentera y cons-
ferencia transmitida por la acción interpretativa del analista debe ser pensada tructiva, actuaba de forma auroy hererodestructiva. Las intervenciones verbales
silenciosamente en palabras por el analista" (Ogden, 1994, 495). no habían resultado, de modo que a Racamier (quien, al ígual gLte Ogden, dta
la cita resulta ser un resumen bastante preciso de lo anteriormente expuesto, a Winnicott) se le ocurrió instituir una hucha en forma de <:<,rdo, "en la <pe el
y re,,da lo que quizá sea lo más fundamental que puéda decirse acerca de la paciente echaría un óbolo cada vez que pasaba por un buen momento" (íbidem,
acción imerpretathra; de modo que a lo largo del artículo Ogden se dedica 149). Por lo general, la cantidad del pago de tales penitencias se estimaba
fundamentalmente a describir tres viñetas clínicas que ilustran este concepto. conjuntamente con el personal del hospital de día. A
Conviene adarar que no siempre el pensar "silenciosamente en palabras' es Ésta imervenci6n interactiva produjo resultados terapéiltkos casi inme-
previo a la formulación de la acción interpretativa. Muchas veces tales acciones diatos, meíorando en términos generales el estado afectivo y ronductual del
surgen espontáneamente y de forma no planificada; son insigths del terapeuta, paciente. Racamier comenta que: "Se propone una accibn, pero es un~ acción
y sólo" posterforí llega a establecer un hilo consciente de significado semántico. que habla. Conlleva un mensaje interpretativo: lo contiene, pero no lo formula.
Posiblemente una parte considerable de las intervenciones más potentes surgen Y es una acción concreta. Así seguimos ;;I paciente en su propio terreno, el
de estos procesamientos a modo de insigth y posterior elaboración semántica. Es de una concretización en la cual los contenidos pcsíquicos son actuados hada
importante señalar esracuestíón debido a que, en los relatos clínicos, parece háber afuera más que pensados desde ckntro. Concreta, ESta acción se materializa en
cierta tendencia a describir hs intervenciones como siendo la explicitación de el objeto tomado en el sentido habitual del término: una hucha, en mi ejemplo.
r.rzonainienros conscientes,. cuando en d momerrro de la intervención este cono- El paciente pndnl dotar a este objeto de un-a significación rncarnada; símbolo
cimiento previo no existía o era precario (cf. ibídem, 516; Stern y otros, 1988). a nuestros ojos y, más bien, prcimbolo desde ia óptica del paciente. Aquí, sin
Esta relativa ausencia de razonamiento previo no implica una anulación o duda, el significado latente del cerdo era el de un receptáculo apto pa,a contener
las pulsíones del paciente" (Racamier, 1980, 151).
los AoomJXIDantt',.t. hayan tomado eiae término del atticuJo de Ogden, Su articulo e-s de 1994, Ello apunta hacia la diferenciación entre significación (pr""5imbóllca) y
y-a mdiado:s de lo., años 80,. entre los Acom;¡:r,1.fia.ntes ya hablábamos de acd6n inrerpretadWI simbolización. Racamier dice que "seguimos al paciente en su propio terreno,
(aunque- parece no haber ningún artículo que <le.sarro11e es.te concepto). En el desarrollo de lo el de una concretización en fa cual los contenidos psíquicos son acruados hacia
que expondré a oootinuadón, ronvieue decir que só[o recientemente be tenido acce.ro a ios afuera más que pensados desde dentro" (ihidem). Dirfa que el sí-mismo del
11rtículos de Ogden y Raca.mler. l'lose trata de salvaguardar la origin&lidad, sino de destaClf q11e
sujeto1 así como sus nec.esíd:ades psíquicas primirivas (tanto rseurótkas como
est.1 ,::o_n,,.-ergcnda teóric1 "ca::m.al:" resuh.1 skgnificarlva; es dedr, qUe parece haber un movimiento
amt:ern;iocineo de r~,nocimknro de dive:r.,.""Os niveles de comuntcación 1 io cual supone cierto
psicóticas) ne,-~esit:an interacciones y objetos concretos que les signifiquen
desmarque respecto al rnoddo pslc:xi.mtli'.tico más t.radicioo:alt centrado casi adusivameme en mediante relaciones de materialidad.
d enfoque verbal-interpretalivo {ver sohre todo Nasio, s.a.; Racami_cr, 1980; Searles. !%6; La expresión "acción concreta" no hace referencia sólo a lo concreto del
S<em, 1985;Sren>yotros, 1'>98). objeto (hucba, moneda), sino también a todas las interacciones implicadas en

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LEONll DOZZA DE MENDONC,:,,. ACCIÓN lNTERPRITATIVA

• Sin Ja significación~ Ja '"rosa simbóJká' no tiene aroma, ni forma, ni coJor;


su presentación y administración {el acto de presentar la hucha, proponer que
el paciente echara una moneda, negociar las cantidades con los cwdadores, y el sí-mismo se convierte en una abstracción intangible e irrealizable.
todas las interacciones que giraban alrededor de este "ritual escénico"), Significar es perder el sí-mismo en los objetos para encontrarlo en ellos,
A su vez, cuando Racamier dice que "el significado Iatente del cerdo era el mientras se interactúa con ellos mediante relaciones signiñcarjvas de materia-
de un receptáculo apto para contener las pulsiones del paciente", considero lidad (poética, en el caso de Machado).
que sería más acertado decir que el cerdo, así como el contexto interactivo en En cierto sentido, la piel del sí-mismo es la superficie de los objetos con los
que ha sido presentado y administrada su utilización con los cuidadores, se ha que uno interactúa de forma significativa o significante,
convenido en la concreción significante del sujeto de la pulsión del paciente,
es decir: de sus pulsiones destructivas sin sujeto. Esta concreción significante A partir de estos planteamientos generales, podría pensarse diversas formas
sujetaba al sujeto allí en donde el sujeto no tenía cómo sujetar lo pulsional. de acción interpretativa concreta. En este sentido, destacaría el libro "La reali-
En el contexto de estos recursos comunkacionales priffiarios, terapeutas zación simbólica" de Sechehaye (1947), en el cual la terapeuta ilustra cómo, de
y paciente transitan por el campo de !a transicionalidad y sus construcciones una forma muy creativa, presentó diversos objetos significantes a su paciente
significantes. Y ucreot en efecto, que el acompañar a un esquizofrénico, sj esto esquizo&énica.
no es un «como si», consiste en resen·arle un margen de juego" (ibídem, 150), Hay situaciones en que no hay un objeto concreto, pero sí la acción
Oirfa entonces que, si lo simbólico es necesario~ la significación es imprescin- concreta de, por ejemplo, acostar y envolver con mantas a una paciente que
dible. Aunque el paciente seguía igual de psicótico y con un menoscabo para (según interpreté en mí mente) manifestó estar experienciando angustias rela-
tramitar sus contenidos psíquicos "desde dentro", el "cerdo significante" paliaba cionadas con la desintegración y el desmembramiento corprral. A los pocos
aquello que su psicosis tenía de enfermiza. minutos la paciente manifestó sentirse bastante mejor y deJó de morderse el
Al analizar el concepto de "ob.Jetossí-mismo" de Kohur, Stern (1985, 291s) braw, en su búsqueda desesperada de algo concreto-sensorial que acotara su
sen.ala que más allá de la patología, el empleo de tales objetos debe considerarse dolor abstracto-psicológico,
legítimo y sano en todas las etapas de !a vida. En este sentido, critica la concepción
psicoanalítica más tradicional, "para la cual la meta de la madurez es {en parte) el
logro de cierto nivel de independencia y autonomía respecto de los objetos, por 6.2.2-Acción verbal
la vía de los procesos de separación/individuación e internalización" (ibídeni).
Parece haber una tendencia más o menos generalizada a valorar y legitimar Problema terapéutica que ha sido siempreproblema de paetm: mcontrar
en mayor medida los procesos posteriores del desarrollo (entre ellos la simboli- palabras que logren ser acción mds que cantemplacíón. (Fiorini, s.a., 16)
zación), en detrimento de los procesos más primarios e interactivos. Los plan-
teamientos aquí desarrollados sugieren una (casi) inversión de esta ecuación. En cierta ocasión Carlos {trastorno obsesivo-compulsivo grave) propuso
Si antes apuntaba a que la significación es imprescindible, ahora diría que lo alquilar una cinta de vídeo, pero no estaba apuntado como socio del videoclub
simbólico por sí sólo {intrapsíquico) no se basta, no da cuenta de sí mismo. Sin ni tampoco llevaba documentación que le identificara. Lo mismo había pasado
los procesos implicados en la significación y sus construcciones concretas e inte- en situaciones anteriores, pero con su "poder de seducción'' siempre se las arre-
ractivas, lo simbólico sería pies soñadores sin suelo para empujarse. Machado glaba para que se apiadasen de él. Sin embargo, en esta ocasión la dependienta
lo ilustra de la siguiente forma: del videoclub no accedió a alquilarle la cinta, pese a que Carlos hubiese desple-
gado roda su batería de recursos seductores (ser amable, poner cara de súplica,
"En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos ... etc.), De regreso a su casa, dijo: .
y la rosa simbólica de mi única pasión C Que cabrona la chica, ¿verdad? Hubiera padído alquilarme la cinta.
es una R.or que nace en tierras ignoradas AT: Bueno; ella está haciendo su trabajo. Creo que el cabrón eres tú, que
y que no <iene aroma, ni forma, ni color." (Machado) vienes sin documentación y crees que puedes alquilar la cinta. sólo con tu poder

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l.EONEL DOZZA DE M.ENDON<;:A ACCJÓN JNTJ;RrRITAT!VA

de seducci6n... por cierto, creo que en este sentido estás empeorando: antes se de,-plieg¡¡n en la relación 1.ronsferen.+,) y extralransferencial (con la depen-
eras mejor seductor.
dient~ del videoclub, etc.).
C: Estoy empeorando, ,verdad? (risas} De aquí deriva un principio general en lo que "":pecta a l~.int:;rret2!:Í'.'O,
AT: Sí; antes lo hacfa, mejcr53 •
a saber: que a pesar de que en lo interpretativo no hay explic1tac10.n '."1'.'ªn-
Hablando sobre su DNl: tica de lo transferencia! y lo histórico, el desmarque escénico puede mcid1r en
AT: ¿A.sí que no tienes c6mo demc.s trar que tu eres mi este nivel (manejo de la transferencia), Incluso en la situación anafüic.a, Etche-
C: No; no tengo cómo demostrarlo. (SIC)
goyen dice que "una psicopatía empieza a mo~ilicarse cuando el pa,:•~nte f_ued_e
Esta charla culminó con Carlos diciendo que hablarla con su padre, düd,, refle,cionar, cuando empieza a darse cuenta, úe repente, que ahora tiene mh1-
que éste s,tbía acerc/1 de m (carnet de) identidad. bicíones", y üene que pensar. [.. ,) una buena interpretación para un psicópata
Como se puede observar, directamente he llamado "cabrón" al paciente, es símple~ente derallaríe, en forma ordenada, lo que ha ha:ho, mo~trándole
en un momento en que éste proponía una alianza en que la "cabrona" sería la las secuencias y consecuencias de su acción;, esto que no parece u.na tnterpre-
dependienta. tadóu es la más cabal interpretación paca este caso" (Erchegoyen, 1986, 51).
La familia de Carlos constantemente establecía esta alianza que denominaba Si se acepta este criterio, podría pensarse que decir a Carlos (aunque este no
"cabrón" a todo aquél que no atendía incondicionalmente a sus demandas; y era un psicópata} que "el cabrón eres tú", y explicarle su "cabronada", es algo
con,tanLemente demandaban (también en la relación transferencia!) que se les muy parecido a k, que plantea Etchegoyen54 . De ahí ~ue ta':'bíén tendría que
concediese excepciones. ser aceptable la idea de que, para este caso, pero tamb1en_ ren'.el1<.ÍO en cu:n~a la
En un trabajo titulado "Alg,mos tipos de carácter dilucidados por el trabajo especificidad de la tarea y el uso de la palabra en Acompanami~p.<:> Terapeuuco,
1
,l psicoanalítico", en un apar;ado sobre "las «excepciones,,", Freud (19 I 6) habla eso que par;. nada se parece a una ínrerprernción, podría serltt Por otra parte,
de un tipo de paciente ,1ue siente haber sufrido demasiado, fue objeLo de injus- debido a que dicha intervención se procesa más bien a modo de r~present~-
ticias y ha sido privado. l'or eHo siente tener el derecho a que se le excuse de dón escénica~ sería más conveniente denominada acción interpre,at1v-a verba.1.
' toda condición y requerimiento, y se le trate como una excepción.
i'
.. Cuando Cario.~ contaba cinco años, sus padres fueron encarcelados y tortu-
u
:·-1
rados por la dictadura política de su país de origen; hecho al que se refería en
6.2.3-Acción pasiva
términos de "una injusticia social"' (SIC}. Así que Carlos y su familia constante-

1 mente exigían que está "sociedad cabrona" {personificada en la figura de la depen- En su artículo .cerca de la acción interpretativa, Ogden {1994) presenta
;
·¡ dienta del videoclub, a vec-es dd Acompañante, etc.) les resarciera por los daños una viñeta clínica en un aparrado titulado tEl silencio como interpretación
1,
pro <lucidos.
¡· de una perversión del lenguaje y del pensamiento". El mismo tftulo ya indica
- ,i ' Desde luego, llamar "cabrón" a alguien (o decir algo que remite a esa itlea) que, dijera lo que dijera el analista, o ínrer¡:m:rara lo que interpretara, dio era
es de lo más cotidiano; pem con ello se produjo un desmarque escénico-inter-
pretathco, que consistió en no participar en aquella "alianza cabronizame". 54, Fiorinl (1 ~'?) relat.1 una anécdota clínica en que t~ ~ierue de K~hut se jactaba de adop:
1 una -actitud -arrogante y d,esafu.nte :antt: dL-.reroos pohuas que Je habian r:nult:ado por exceso
j En esce desmarque escénico, lo interpretativo deriYa de que la actitud dei
veloddad. Kobm le anun,,:,:tÓ a :rn paciente que haría ]:a ime&pretad6n rni5 prufun~ de todo su
!! Acompañante no se corresponde con la expectativa y demanda del paciente,
; análisis, y dijo: ,._Ustcl es un pafucro idiot:i'. Fioríni sugiere qtte' :aq-uí se trata de .ronfroniar
. lo cual apunta a la fonci<in de mignificación de los vínculos patológicos que .tl paciente con una im:agen, eS uedr,
J --'
rt:a.tl?:ar , e ma:~•os. d~ con<luctasdm:mis•
• d · '' -
~~ pasaje r • 1-._
un
traba¼- en d nivel de la imagen"' (ibídem~ 12ü,i"~ li. cont:1nilll.c10n sugiere que,~ pos.1ble t,at:er
cor.f;::mtacionesde un modo menos drástko ~..ie-d empleado por Kohur. Estoy de ac-~d.-::i- rnn
53. A la ,)<]XÓO Carlos presentaba una mejoría significativa, de modo que el contrasentido de la dlo. pero considei:o que ha.y pacientes que tienden a no regi:.trar tsras (nrervenc!ones menos
hr1.m:ta resultaba. evidrnre: -H&tQ"f empeorando"" estoy mejorando,,, Según m:í apreciación* su dclsticas''; con lo-rual, en determinadas situaciones puntuales: puede ser conwn~eme emplear
me)'nrla pcesenr..aba una estre:h.t conesponili;nda con una grJ.du:al pérdida de capacidad para '"pal:tbr:as-fue~•. Como diría Ül'J.111stra, "'cuando los sentidos están adotmcci.dos, hay que
[aseducclóndet;ipo ..pskopático'•,
empkar un tenguajc de rayos y truenot~ (Nie:ru:che, 1890),

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LEONEL DOZZADE MENDON<;:A AC,CIÓN INTFlU'RETATlVA

recibido por la paciente desde su perversión del lenguaje y del pensamiento; En derta ocasión le correspondía dirigir una escena en fa escuela de dne.
con lo cual, Ogden dispuso como acción interpretativa mantenerse en silencio. La ecuación era n1uy sencilla e inequívoca: cuanto mayor el interés e impor-
Partiendo de esta irlea, sugiero que·si el silencio es la pasivirutd de la palabra, tancia de lo que a C:arlos le correspondía hacer, más angustiado y activo estaba
la pasividad será el silencio de la acción. Entre los músicos suele decirse que "los el "vecindario" (y,;;, induido). A continuación haré la transcripción de algunos
silencios se escuchan", y se escuchan debido a que delimitan contrastes entre pasajes del encuentro que empezó en su casa, el día que le correspondía dirigir
presencia y ausencia de sonido; marcan tiempo, pausa y ritmo. E! silencio se su escena (los comentarios actual.es aparecen entre corchetes):
escucha en la rm,dida misma en que no se oye y contrasta con el sonido. Estuvimos charl,mdo un rato en ;u habitación, y Carl1Js propuso que repasáramos
Podría representarse esta idea con el número cero. El cero es un número junM la ,scm,, que iba a dirigir. Luego, que iba a ducharse a,ms de írnM a t,,
paradójico por excelencia, dado que representa la presencia de una ausencia. escuela de cine. En este momento, mnbli {dado que en más de una ocasión no llegti a
Cuando se dice que "en este cajón no hay ninguna (cero} naranja", se pone de w,a cita por estar mils de una hura duchándase}; y más tadav!a c:.:mdo dijo: "Tardo
manifiesto la presencia de una ausencia. Aquí, se trata de un cero con referencia: un minuto, Leonel~ En este momento me di cuenta de que d encuentro iba a ser
~abra la ~ectariva de en:ontrar n"."an¡as. _Lo mismo es válido si se dice que duro. Dudé seriamente de mi i:apacidad ¡,ora "estanne quieto' {pt1Siva); de r,wd(J
en este CaJon no hay nacb' , con la diferencia de que en este caso hay una refe- que Ir, primero que hicefoe wger una re-,;irta. e imponerme como tarea el lema ha,ta
rencia menos precisa: eu donde no hay nada se supone que podría haber cual- que Carlos me dijera que estaba listo. Me iba bien, pero a cada tres o cuatro minuto.<
quier cosa que quepa en el cajón. Se trata de un cero sin referencia". Gtrlos se empeñaba m ponerme !t1.s cosas mds diftciles: Je,de el cuarto de baña [que
La pasividad como forma de acción interpretativa consiste en el silencio de estd dentro de su habitación] decía: ';1hora salgo, leonel''. La asistenta {,tdie!trada
la acción. Esta pasividad es acción debido a que se contrapone a las expecta- por la madre] constantemente entraba en la habitación dando v,;ice, par.i que se
tivas y demandas del paciente (y/o de la familia). -diese priw. &tuve a punM de intentenir, pero [,;ego pensé qulfsto t.tmbién era
Se trata de un cero con referencia en el sentido de que tales expectativas no t1Wnto de Gtrio,. Cuando me di cuenta de que la a,istenta estaba haciendo lo 'l'-"'
se cumplen. Ante la acdón pasiva del Acompañante, con lo que se encuentra el a mí me "apetecía" hacer y me ct>staba no hacer (empujar" Carlos), se me.fumm
pademe es con la presencia de fo ausencíade la actitud que esperaba encontrar. fa; ganas de estmngu/ari.tL Decidi dedicarle t11mbién a ella la le,·umt de Íl1 revistll.
Por ejemplo, Carlos ha sido el más pasivo de los pacientes que he conocido Ha salido de la ducha:
jamás: nunca deseaba ní buscaba nada, ni tampoco se preocupaba por lo que C: A,'iora vamos, Leonel.
fu era, aun cuando "lo que ,:,uera" supuestamente ¡· e interesaba. Todo ello estaba AT: (sín despegarme de "mi" revísri} Vale"'.
puesto en la familia, que "deseaba", buscaba, pensaba y se preocupaba por él. Mientras se arreglaba [muy !entameme, como de cccstumbreJ, volvió a decir
Sín embargo, a lo largo dedos años de Acompañamiento las cosas le fueron "ahora vamos" en cuauo ocasiones. Quedaba claro que, en esre contexto, "ahora
relativamente bien y decidió matricularse en una escuela de cine. Como no vamos" significaba "tranquilo"; es decir: estaba depositando su angustia en mí.
podía dejar de ser, eran los familiares yyo los que teníamos que (pre)ocupamos, A continuación se produjo la siguiente escena:
por ejemplo, que acudiera a las clases y llegara a la hora esrablecirut. C: (Muy a_susrado) ¡¡Leonel!! [Esto era una clara señal de que Sé le había
Si sobre todo al comienzo necesitaba dícho apoyo efectívo, también quedaba «cruzadd algo, es decir: tuvo la sensación de aue se había cortado la carni
11

~lam que la escuela de cine habfa sido un logro importante; de modo que ni etcétera, y es~aba muy angustiado por ello). •
los familiares ní yo estábamos dispuestos a cargar con la culpa sí el logro se Seguí leyendo mí revista; ni siquiera le miré. El muy listn lo entendió perfuc-
echaba a perder (recuérdese los planteamientos acerca de la paradoja de la tamente y se rió.
actuación contratrnnsferendal). Carlos lo sabía muy bien, y constantemente C: Se me cruzó.-
"sacaba provecho" de ello.
56. Recuérdeseaquíun-~de los fundamentos del "'método", a:sabe,: "'El A,:ompañ-ante es un.fingidor,
55, En ~ún lugar he es..cuchado, o k:ído, que históricameme el aro ha sido el último número que
Finge tan comPietam-ente, que flega :a fingir que es. verdad [a verdad que de hecho sienté'~ (ver
se ''de.Kt1brió,,.,~ ~izá sea. el '"más s:imbólioo" de los números, o et que supone un mayor grado
de Qpaddad rep:reentacionat
JA mpa). En la exeno descrita yo rrnr.,b, de "fingir que no estaba preocup><lo.

1)7
156
ACCIÓN INTERPRETATIVA
LEONEL DOZZA DE MENDONQ\

AT: Bueno. En esta anécdota, la acción interpretativa pasiva ejerce la funci6n de resig-
Poco después: .nificar los vínculos patol6gicos (de dependencia, etc.) derivados del contexto
C: ¡¡Leonel!! &.miliar y escenificados en la relación transferencia!.
Por último, destacar que este paciente pudo (a partir de determinado
. Seguí co1:
mí r~vista_. pero de repente reaccioné de una forma muy hisnjó-
momento de la relación terapéutica) sacar provecho de este tipo de interven-
rnca"" como s1 estuviera muy angustiado. De hecho, estaba imitando a su madre
Reírnos. ' ción pasiva, es decir: escuchar estos silencios de la acción. Sin embargo, muchas
Poco después: veces no queda otra posibilidad que pasarse algún tiempo, o mucho tiempo,
C: ;¡Leonel!! sosteniendo el deseo y ansiedades del paciente, y brindándole la necesaria dosis
AT: ¿Tanto te asusta lo que tienes que hacer hoy en la escuela de cine? de apoyo concreto o efectivo. Así ha sido en las etapas iniciales del vínculo con
C: ¿Crees que estoy asustado? Carlos. De lo contrario, seguramente no hubiese llegado a matricularse en la
AT: Eso es lo que te he preguntado, escuela de cine_¡, entre otras cosas.
C: Pues, sí que lo estoy.
Dijo ,ue tenía m~icha necesidad de demostrar, a sus compañeros y profesor,
6.3-Administración de lo interpretati? en la Clínica de lo Cotidiano
que pod1~ hacerlo bien. Cuando salimos de su casa, ya quedaba poca revista a
la q~e ho¡ear, En el taxi, llegando a la eswela, miró el reloj:
Es frecuente que los pacientes quieran hablar acerca de situaciones que les
C: Vamos llegar a tiempo. Creíste que yo iba a tardar cuando entré en la
ducha, ¿verdad? han sucedido, de su historia, relaciones familiares y sociales, inquietudes y dudas.
AT: Ah ¿sí? (SJC) Por lo general, en tales casos la mayor parte del quehacer ve~tal del Acompa-
ñante presenta una esr.recha relación de cercanía con situaciones cotidiánas;
[En el encuentro siguiente di.io que a sus compañeros y profesor les había
gustado mucho cómo dirigió la escena]. de modo que la rarea consiste en "ofrecerse como semejante" (Pulice y Rossi,
En ;ªanécdota."" ve. cómo la pasividad produjo un silencio que Carlos
1994, 27). Las charlas informales marcadas por la escucha arenta e interesada
del Acompañante, así como por sus comentarios fundamentados en la Clínica
escucho, en 1~ medida misma en que este silencio de la acción se contraponía
de lo Cotidiano, brindan por sí solas experiencias terapéuticas importantes.
a su expe-ctanva., cu-al sea: fa de un ruido actjvo, que en esta situación s-e mani-
festaba en el griterío de la asistenta haciéndose cargo de sus asuntos. Es mucho lo que el vínculo terapéutico "hace por sí sólo" (siempre que
haya confianza), sin la necesidad de intervenciones estrictamente psicológico-
_El contraste c~n esta expectativa convierte la pasividad en una presencia
clínicas, Este hacer del vínculo deriva fundamentalmente de la actitud del
activa; o, para decuio con otros términos: la pasividad aparece aquí como un
Acompañante, de modos de estar con, compartir situaciones y actividades, etc.
cero con referencia, en la medida en que hace presente la ausencia de la actitud
que el paciente demanda y espera encontrar. Aquí lo terapéutico tiene lugar desde experiencias que se acercan al ámbito de
la amistad, del efecto estabilizador que produce el tener a alguien con quien hablar
Esta a~ció~ interpre:ativa pasiva contribuyó a que Carlos empezara a sentir
acerca de temas personales, intercambiar comentarios acerca de una película,
s,u ~ngust1a ( _;;Leonel!! ), cuando hasta ese momento todo indicaba que los
acontecimientos políticos y sociales divulgados en los medios de comunicación
urncos an~sttados eran la asistenta-madre y el Acompañante. Pero la angustia
o bien "hablar por hablar''. Estos diálogos simétricos (en el plano dinámico) no
aparece d1:oc1ada Y_ descontextualizada ("se me cruzó"), de modo que se la
implican la anulación de la actitud profesional, sino que reflejan su empleo en los
c.ontexruall'l.a a traves de una pregunta interpretativa(" ¿Tanto te asusta lo que
tienes que hacer hoy en la escuela de cine?"). términos de la Clínica de lo Cotidiano y la Amistad Profesional o Tramidonal.
Más allá de las intervenciones verbales, fundamentalmente a través d J Es bastante frecuente que la práctica totalidad de las relaciones y conversa-
. 'd d ¡¡ e a ciones de los pacientes giren alrededor de temas relacionados con la enfermedad.
pas1v1 a se esceni có u~a labor de con tendón y manejo de Ia transferencia, en
la ~ue se devuelve al paciente los afectos y funciones depositados en el Acom- En el hospital de día, centro de rehabilitación, psicoterapia, talleres, familia
panante. etcétera, se habla de la enfermedad o bien la actividad presenta una relación

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LEONEl OOZZA DE MENDONQ, ACCIÓN JNTERPREfAT[VA

directa con este monotema. Vincularmente el individuo queda alienado en lo Partiendo de las anécdotas clínicas analizadas en apartados anteriores, en lo
que respecta a la inserción en una "coridianeidad normalizada', a la vez que se que respecta a la formulación de lo interpretativo diría que:
produce un subinvestimíento de! mundo de las cosas y de los objetos de la cultura. 1) De ser neeesario, el Aoompañanre emplea fundamentalmente (aunque no
De ahí la importancia de que, sobre todo en determinados casos, el Acom- exdusivamenre} intervenciones interpretativas actuales y extratransferenciales.
pafiame incluso adopte una predisposición a no enfocar lo psicológico; por lo 2) Respecto a lo rr.a.nslerencial, m gran medida (aunque no exclusivamente)
menos no más allá de lo que se hace en la vida cotidiana. Bien es cierto que a se interviene desde una perspectiva vivencia! y escénica, o sea: mediante acti-
veces los pacientes necesitan y demandan hablar de lo psicológico. Asimismo, tudes y acciones que, por supuesto, pueden ir acompañadas de verbalizaciones.
en determinadas situaciones conviene preguntar si no es el Acompañante el Sin embargo, aquí lo transferencia! no aparece enunciado en la verbalización, y
que lo necesita, con el agravante de que estos pacientes tienden a amoldarse a lo interpretativo se mani,'iesra y produce sus efectos (de sostén, desmarque, resig-
las necesidades y organizaciót1 defensíva del otro, nilicación de vínculos e.e.) sobre todo desde !os niveles interactivos o escénicos.
En ocasioncs ocurreq ue el Acompañante Terapéutico sí ente que los encuen-
tros de dos o tres horas resultan demasiado largos. Ello puede deberse a que el eje Si lo ínrerpretatívo se caracteriza por la no explicitadón semántica de los
central de las actividades son las "conversaciones acerca de temas psicológicos", fenómenos transferendales, ello se debe a que dicha explidtación tiende a
de modo que una "sesión" de dos horas puede resulrar excesiva y ansiógena. despotencíar la rona de juego. así com@ los procesos esrructurantes naturales
Es ronveniente buscar mediadores o actividades mediadoras, ya se trate de ver que tienen lugar en el contexto de la construcción y desarrollo escénicos de
unaeXposíción, una película o la rele (comentando libremente lo que se está viendo), la transferencia. Al hablar del tratamiento de las ¡,.i.to!ogías graves, W1nnicotr
jugar algón juego con reglas, ir a tiendas, etc. El "material escénico" que se mani- comenm: "Solo en los últimos años me fue posible esperar y siguir esperando
fiesci ínter.aa:..ivameure en estas situaciones es tan importante cuan to el '"marerial,¡ la evolución natural de la transferencia que proviene de la ctt'tiente confonza
que el paciente pueda traer en una conversación acerca de sus relaciones fan:íilfores, del paciente en la técnica y marco psicoanalírkos, y evitar fa ruptura de este
etc. Ir1duso convendr:fa· remplazar el término !•materfa1" por "acontecimientos" t proceso natural con imerpretacio11es~ (Winnicou, 1971b, 117).
también en el sentido de que la "asociación libre" se procesa a modo de escenas. Partiendo de que en la Clínica de lo Cotidiano la consnuccíón y desirrnllo
A su vez, en situru:iones puntuales y sobre todo cuando el flujo de la escena del vínculo es más importante que su efaboración semántica, resulta que además
se interrumpe o su dirección resulta perjudicial, puede ser conveniente realizar hay cierto grado de incompatibilidad entre crear vínculo y a la vez hablar de
señalamientos o alguna intervención interpretativa. Es posible bosquejar, por este vínculo que se está construyendo (d Fíorini, 1993. 125).
lo menos a modo de hipótesis y en términos generales, algunas indicaciones y Las investigaciones de diversos autores apuntan a que los fundamentos más
contrnindkaciones en este sentido, primarios y potentes dd vinculo se procesan en un nivel representadonai no
En primera instancia, en ningún caso el Acompafiante Terapéutico empleará verbal, preverbal y paraverbal (ver Fiorini, 1993; Searles, 1966; Stem, 1985;
lo interpretativo de forma sistemática. Ello iría en contra de los fundamentos Winnkott, 1965, 223-233). De ahí que "a veces el acto de decirarac, al orden
de fa Clínica de lo Cotidiano. preverbal. por la distancia que la representación de palabra induce frente a las
Lo interpretativo es un recurso táctico. Si resulta acertado decir que el representaciones de estados de cosas" (Fiorini, l 993, 125).
analista de neuróticos interpreta tácticamente para seguir interpretando dentro Estas investigaciones proponen desplazar el foco de la (con<.-eptualizadón
de una estrategia analítica, dirfa que el Acompañante, si "interpreta", lo hace acerca de la) labor terapéutica, del enfoque estrictamente interpretativo hacia
para seguir Acompañando. el enfoque empático,. jnteracttvo, intersubiedvo, etcétera; en la medida misma
en que la intervención, pensada. desde este enfoque, opera desde niveles más
Por otra parte, Etchegoyen (íbidem, 382-388) diferencia entre cuatro tipos ,
cercanos a 1os que conf,orman 1os fund amentos pnrnanos . de toao , vtncu
, ¡s7
o .
de inrerptetadón, a saber: la histórica (construcción o reconstrucdón; ver
Laplanche e Ponralis, 1967, 141,) y la actual. Dentro de esta últim11 categoría, 57, Gran parte de la contro,1ersfa parece deberse a1 mm/o de ümcepttutli.z.;tr ttcem: de aqud!o. que
diforenda entre imerpretad6n /:1,in,forencial y extratran,forencial se hac<:. Xa.rles comenta que "'en los ejemplos de P..os.::nfdd y Bion .resulta imposible saber
hasra qué punto kr que ayuda al paciemea el contenldo verbal esdarerodoramenrc adecua.do

16]
LEONEL DOZZA DE MENDON<;A

• Sugiero además que en lo interpretativo conviene tener cantela con la ex:pli-


citacíón verbal de la transferencia también debido a que, en mayor o menor
medida, algunos paciemes tknden a vivirlo de forma petsecutoria (rcimroyec-
ción de lo depositado) o como rechazo (cf. Rosenfeld, t987, 30). CAPITULO?
Por otra parte, no se tr-ata de plantear estas contraindicaciones en términos
absolutos. Quisiera por lo menos dejar abierta la pregunta acerca de si, en deter- FUNCIÓN DE INfERDICCIÓN
minados casos y situaciones, la interpretación transferencia! puede resultar bene-
ficiosa para el paciente. En la actualidad no dispongo de suficiente material
pára discutir esta cuestión de una forma suficientemente rigurosa.
Asimismo, algunos planteamientos de Fiorini acerca de la diferencia entre
psicoanilisisy psicoterapia (focal, breve, de apoyo) brindan algunas referencias
para investigaciones futuras. Entre otras cosas, dice que no conviene "denun-
dar~ la transferencia idealizadora, dado que ello podría perjudicar el desarrollo
espontáneo de nn tipo de relación que puede tener un valor estratégico. Por
otra parte, dice que no se rra,ade "afirmar que exista una estricta incompatibi- La fimcwn de interdiccíún es una modalidad espedfica de acción imerpre,a-
lidad entre apoyo y explidtad6n de la transferencia, pero subrayamos rec.1udos tiva. Consisre en una serie de intervenciones escénicas que modulan o acotan
awmar" (Fiorini, s.a., 53}. Y concluye que "mienrras en psicoanálisis el análisis la desmesura de las funciones materna y paterna, así como ~ acrnacicnes Y
de la transferencia constituye el eje de la estrategia terapéutica, en otras psicote- demandas anárquicas y compulsivas del paciente. Se trata de escenificar el sufato
rapias dicha explicitadón es siempre sólo un recurso td,:tico dentro de otra estm- de/;; p,tlsión en situaciones en que se observa la manifesracíón de ;mbiMu·s .<in
tegia que justamente no consiste en producir cambios mediante la regresión y sujete (anarquía, compulsión, desmesura, sintomatologfa disruptiva, auto y
la elaboración del vínculo transferencia!" (ibídem, 57s). heterodesrructiva, etc.).
Entre orrascosas, estas interpretaciones táctkas pueden cumplir "una impor- La función de interdicción toma como referencia los !lujos y comrallujos
tante fimción de «despejen o neutrt1fizar.i6n de obstdculos tmmj'erencia/e, que traben de las "riadas" pulsiona!es, con sus expectativas, demandas y embestidas a
cl funcionamiento de la relación de trabajo" (ibídem, 58). veces desmesuradas O anárquic.151 Tales intervendones consisten en construir
Más allá de esta discusión acerca del valor táctico de las interpretaciones (a n:-odo de representación escénica) unos "diques~ que modulen, canalicen Y
transferendales, cabrfapregcmtaren qué medida lo planteado por Fíorini puede (re)orienten la desmesura y anarquía de tales riadas.
llevarse a aabo mediante acciones interpretativas concretas, verbales y pasivas.
Considero que este enfoque tiene la ventaja de que posibilita operar desde la
teoría de la transferencia, pero sin la necesidad de explicirar lo transferencia!. 7.1- lnterdicción y frustración

Hemos visto (5.22 mpm) que algunas personas con psicosis viven una
existnlciií fantrt,mdtica. La angustia de los fanrnsmas es no poder acceder a los
de la interptt~-ct.mt y hasta qué punto fa eficacia surge, más bien, de los senrtmjenr.os de de
avatares lo pulsional y del deseo, debido a que no acceden a una corporeidad
O.Jt>6;1m.a, firmeza y comprensión que se tr.msmioco en el tono con que pror1uncia esas
que pos,bi!ite crear una relación de oposición"".
palabras Wl terapeuta q_L'e slenre que cuenta con una base teórica S-OHd.a par.a formular los
fenómenos -dínialtS en que se etlC.letttra'' (Scarles, 1966, 258.}. \Vinnicott (1987a, 127}
incluso va m.& lejos, }' en una carta a Rosenfd<l Je dice que, a la hora de concepmálizar 511. Esra [rasehaccrcli:R'lldaa laspdkulss "Cielo sohre lkrlfn• (l 988) y"Tan iejo<, ran cerd' (1993)
acerca del psi(;oanáfisis de pskóttoos, explicita sólo d material estrictamente analítko y de WJm Wender:s, en la:; cu.l.les los protagonistas son ánge!.ases incorpóreos que experimentan la
omite rodo lo que hizo en iv referenre aJ tnanejo. angust\2. geoer;;¡Jizada de no sufrir ni disfrurar.

J(i2 163
LEONE:L DOZZA DE MENDONQ< FUNCIÓN DE INTERDICCIÓN

Además de la corporeidad (integración pskosomática), lo pulsional necesita A su vez., Freud establece una seríed-e relaciones e:nne cultura y neurosis. La
oposición para direccionarse. Sin nada desde dónde "empujar" (corporeidad) y a cultura, con sus exigencias éticas, prohibiciones, norma.~ (vehícullzados desde
lo que "empujar" (interdio::íón), ío pulsional se convierte en un caos que resbala muy temprano por los cuidados maternos y paternos), aparece bajo la forma
en sí mismo. Este resbal.ar en si mismo genera tensiones que im plosionan y explo- de auturidad externa que impone la renuncia de lo pulsional y la represión de
sionan, y se manifiestan bajo fa forma de conductas disociadas, disruptivas, compul- sus rep.resenta..17.res.
sivas, auto y heterodesttuctivas, que son la manifestación de pulsiones sin sujeto. En primera instancia, esta renuncia deriva de la angustia frente a la auto-
An,te la ausencia de referencia opositora o interdicción, el sujeto tendrá que ridad externa, es decir: angustia ante la amenaza de castigo y pérdida de amor
"soportar d peso del delo sin suelo que le sostenga" (María Zambrano). (cf. ibídem, 123.s). Luego, todo ello será introycctado y escenificado en el
En términos dínkos, la interdicción es un recurso escénico fundamental en mundo íntrapsíquko del sujeto (Superyo}.
lo que respec,a a instituir, interactivamente, el sujeto de la pulsión. En definitiva, Freud se centra en la conílictíva entre el "animalito pulsional"
La interdicción es un proceso estructuralmente distinto de la frustración. (inclinación individual) y la cultura {colectivo), asi como en la "agresión venga·
Mientras eSta última produce la íra hacia el objeto frustrante, en la imerdic- tivá (ibidem, 125) derivada de la frlli-.:ración. El concepto de cultura aparece
cí6n el individuo "le da la bienvenida'' a la aparición de la terceidad legisla- fuertemenre teñido por la noción de padr~ ed!píco y la correspondiente angustia
dorar apadguante. . ante la amenaza de castración; una cultura parerna que impone ei principio
Cuando se dice que el psicótico odia la realidad por no tolerar la frustra- de realidad y se interpone en contra del goce pleno e irrestricto al que aspira
ción (ver Bion, 1967; Rosenfeid, 1987), no se está diciendo nada equivocado. el "anímaliio •uulsional".
\• ul
Sin embargo, sería mis acertado decir que por lo menos teóricamente y en los Según el punto de vista aquí adoptado, esta concepdón dii.culrora res ta
casos graves de psicosis no hay acceso a la noción de sujeto que experimenta y provechosa sobre rodo a la hora de pensar acerca de las relaciones cntr~ indiui-
tramita lo pulsional. Recuérdese que, en el desarrollo emocional primitivo, sólo dutn: estructural.mente neuróticos. Sin embargo, sí el neurótico enferma al encon-
«bajo condiciones de adecuación del ego que los impulsos del id, sean satisfe- trarse demasiado sometido a exíge11cias cúlturales y ruperyoicas, ef psicótico
chos o frustrados, se convertirán en experiencias del individuo" (Winnicort, enferma más bien por haberle faltado aquella fintdón de interdicción que el
1965, 2%, ver 1.4.,upr,;). neurótico experimenta como siendo el motivo de su malestar. Si el neurótico
Sobre todo en los casos graves de psicosis, la noción de frustración no tíene padece por exceso de represión, la agonía psicótica tiene que ver con su carencia
cabida o no es lo primordial; de modo que aquellas conductas auto y hetero- o precariedad, y ello en la medida en que la leyculmral del orden humano esrá
destru<--rivas, que podrían interpretarse como derivadas de la rabia reactiva ante precaria.mente instituida en el contexto familiar.
la frustración, deben entenderse más bien como la manifestación de pulsiones En ei desarrollo normal, en la subjetividad del niño h figura paterna se
rin sujeto, que buscan a "gritos" algo que les sujete, es decir: la interdicción. convierte en este "maldito desgraciado" (agresión vengativa} que le deniega la
Para profundizar en esta diferencia entre interdicción y frustración, podría satisfacción p\eua e irrestrkta. Por otra parre, aquí se produce una paradoja,
tomarse como punto de partida "El malestar en la cultura". En él Frcud (1930) dado que e1 ·•maldito desgraciado" que se interpone es, a la vez, cl represen-
esrableceuna clara relación de contraposición entre lo pulsional y la cultura. En tante de la interdicción que posibilitó la estructuración dd sujeto de la pulsíón,
la medida en que la noción de fdiddad aparece fuertemente teñida por la idea sin lo cwil no hay ni sa!isfucción ni frustración pulsional. Tampoco hay deseo,
de satisf,u:cídn pulsienal, la cultura se percibe fundamentalmente como aqudlo sino tan sólo una atracción hipn6tica hacia un espado materno terrorífico,
que se contrapone al "animalito pttlsional" (el Ello), a la vez que "la misma como aquella producida por el ~amo de fa sirena (cf. Ogden, 1989, 127-135).
cultura se edifica sobre la renuncia de lo pulsional" (ibídem, 96). Lo más terrible que a uno le puede pasar, es que no haya un "maldito desgra-
Se establece una estrecha relación de cercanía entre cultura, frustración, cfado" en su camino; porque el que se interpone es a la vez el que abre d paso
represión, Superyo, culpa y desdicha. De ahí que, como señala Strachey (en y da la "bendición".
ibídem, 60), en un primer momento Freud había elegido el tirulo "La infeli- Si lo planteado por Freud es válido en el caro de individuos neuróticos,
ddad en la cultura". respecto a la psk:osis habría que contradecirle diciendo que el malestar del
FUNCIÓN DE INTERDICCIÓN
IEONEL DOZZA DE MENDONc;:A

• Una de las consecuencias.,, es que la "criatura" no puede ex1st1r como


psicótico y sus progenitores no tiene tanto que ver con la frustración de sus fenómeno autónomo y separado, dado que las experiencias de satisfacción y
demandas pulsionales, sino más bien con el menoscabo de la función de inter- . frustración son fundamentales en el proceso de discriminación e integración (ver
dicción. Aquello que en Freud aparece corno cultura neurotizante, proveedora ·•· 1.4 supra). En la patología, otra consecuencia será la manifestación anárquica,
de represión, desdicha y malestar, en el tratamiento de la psicosis puede conce- eompulsiva y disociada de lo pulsional (ver anécdotas clínicas a continuación).
birse como instrumento de inte.rvención.
1 La figura materna suele albergar intensos sentimientos de culpa respecto a la
;
enfermedad de su hijo, ante los cuales despliega un sin fin de intentos fallidos
7.2- Lo pulsional y la desmesura de las funciones de reparación, lo cual tiende a fomentar y cronificar aún más los vínculos pató-
:¡; I¡ genos anteriormente descritos, . _
Hemos visto {cap. 2} cómo la disociación y anulación entre las funciones Tales intentos de reparación remiran faUidos debido a que la madre intenta
materna y paterna imponen la "ley sin ley" de la organización defensiva, a la reparar la falta de apoyo yoico atendiendo de forma indiscriminada a lo
cual el bebé tendrá que amtJ!darse. Ahora conviene matizar algunos aspectos pulsional. Sería algo así como alimentar a un niño poniéndole l~ comida en
interactivos de estos procesos desde el punto de vista pulsional. boca de otro. Como cabe suponer, el primer niño (necesidad ymca) no saCla
En varias ocasiones he observado un tipo de actitud, sobre todo en madres su hambre y sigue demandando alimento (psíquico), de modo que al otro
de psicóticos, que podría denominarse el "síndrome de la mujer insatisfecha'. (pulsional) se le da más y más comida. Uno de los niños se muere por inan'.-
Debido a que> como mínimo,. tales madres suelen presentar una estructura de ción, mientras el otro, por exceso de comida. La madre de un paciente esqm-
tipo fronterizo, carecen <le la suficiente integración yoica para acceder a la .satis- zofrénico lo ilustra en los siguientes términos: ~-l
facción y frustración pulsional. Madre: (dirigiéndose ·a su hijo) ¡Yo sé qüe yo soy loca, pero tu has desen-
De ahí que sería más acertado decir que la figura materna oscila vertigino- cadenado mi locura! (Llora) ¡Tu no me destruirás; ahora seré yo la que voy a
samente entre las experiencias de plenitud narcisista ("satisfacción") y amena-za tratarme, y con el dinero de tu tratamiento! Tu eres el más sano de esta casa.
de aniquilación ("frustración"); de modo que su hijo será colocado en el lugar Sabes, Leonel, yo sólo no le ingreso porque no puedo sentir un mínimo de culpa;
de objeto capaz de proporcionarle aquella plenitud y evitar esta amenaza. porque si llego a sentir ese mínimo de culpa yo me mato. Pedro ha dicho que
Asu vez, la figura materna tiende a "satisfacer" compulsiva e indiscrimina- destroza la casa para que mi marido y yo no podamos estar bien; pero ahora
damente a las demandas pulsionales de su hijo, a la vez que hace caso omiso él tendrá que irse a la habitación de la asistenta. Yo sé que me he equivocado:
de sus necesidades yoicas. fue demasiado mimo. ¿Tu sabes qué es una persona que te suple totalmente,
Aquí la "satisfacción" es una seducción (cf. Winnicorr, 1971 b, 133), y ello todo el tiempo? (SIC).
en el sentido más aniquilador del término. La imposibilidad de reparar la situación parece deberse a que la madre sigue
Este "atender a las demandas de forma indiscriminada" suele manifestarse intentando suplir rotalmente a su hijo. Sereno (1996) también acompañó a
bajo diversas formas de ''mimo$' exacerbados} en los cuales 1a madre constante- este paciente, y cuenta su primer encuentro con él y los padres, Según el padre,
mente está imaginando qué nece.sita su híjo en cada momento, qué querrá hacer, Pedro no está loco: "es un narciso-cómodo'' (ibídem, 113) que teme perder sus
pensar y; en algunos casos, sobre todo comer. Esta '\maginería materna" tiende mayordomías. ''Narciso-cómodo"" y '"mayordomías" tiene que ver con 1a '"satis-
a convertirse en demanda en el hijo, aunque así lo sea sólo desde el punto de facción'' indiscriminada de lo pulsional. En este caso también se puede observar
vista dela madre, quién atiende a esta demanda "real-imaginada"; por ejemplo, el menoscabo de la función paterna, de aquellas actitudes que modulan y acotan
atiborrando de comida a su supuestamente insaciable hijo. no sólo las demandas pulsionales del paciente, sino también las embestidas Y
En el "sujeto" así mjetado o sometido, no tiene cabida hablar de satisfac- demandas de la madre hacía su hijo, así como m hambre de saciarle plenamente.
ción y frustración pulsional, dado que no hay un sostén yoico que v,abílice el . Pedro rompe la casa, quizá demandando la intervención de este aspecto
desarrollo de un eje organizador y personal de lo pulsional. En ello consiste el paterno que vendría a "romper' (interdicción) esa relación dual basada en la
menoscabo del sujeta de la pulsíón.

167
166
LtUNl\L DOZZA DE MENDONQ. FUNClÓN DE !NTERDlCCIÓN

"satisfacción» indiscriminada. De estar presenre ese aspecto paterno, podría Este tipo de intervención (no aceptar los poemas, etc.) es habitual en ps;coa-
• decirse que hay un verdadero "encuadre" sobre el cual Pedro pudiera vokar nálísis (y aprovecho para señalar que, desde la Oínica de lo Cotidiano, haríamos
sus impulsos destrucfrv-os estructurantes (cf. Winnicott, 1957, l 88s; 1989a, bien si partimos del principio de que el Acompaflanre acepra e incluso nace
282s). De no ser así, !a alternativa es romper la casa. regalos, a no ser que algo en la relación rransferendal recomiende no hacerlo}.
Por otra parte, he observado una serie de procesos cl{nkos que, sin contradecir
a Ogden, apuntan más hien hacia el sentido contrario, o sea, que a raíz de una
7.3- lnterdicción dela desmesura de las funciones: interdicción prima,ia intervención escénica, determinadas inrervenckmes verbales anteriores adquieren
una significación efectiva para el paciente y la fim1ilia. Es decir, "comprenden»
En su acepción más primitiva, el término "interdicción'' hace referencia a retrospectivamente una serie de cuestiones de las que se venía hablando y que
que: !} lo materno modula la desmesura de lo paterno y, 2) vícé'l'en;a, lo paterno aparentemente todos comprendían, peto que no producían ningún cambio
moduía la desmesura de lo materno. Partiendo de que Ia desmesura apunta hacia efectivo en la dinámica vincular.
los excesos de la dualidad patológica, la interdicción debe represenrnrse con el No ,e trat11 de decir que el paciente y la familia nunca habían entendido
número tres, en el sentido de introducir una terceidad que media, modula y legisla. nada de lo hablado, ni tampoco que su actitud pertinente en tales conver-
Asu vez, desde el punto de vista del paciente la intecdícción primaria debe saciones eran artilugios defensivos destinados ai engaiío y la manipulación.
representarse con e1 número cero. Como hemos visto; el cero repres<!nta u.na Seda más acerrado decir que comprenden lo que se está hablando, pero dicha
presencia ausente {desde el punto de vista del bebé); en este caso, en el sentido comprensión queda disociada y, por to ramo, no contribuye a resignificar los
de que la interdicción no recae sobre el paciente, sino sobre sus progenitores, '
v:ncu ] I? •
os parowgicos. ti;,
cuidadores ... Acompañante). E! pacíente se beneficia indirectamente del efecto Empleare la imagen del buzón para pcns.ir acerca de esta cuestión. El buzón
apadguante de !a inrerdkción. es algo que pertenece a ia casa, pero sude estar fuera de ella. Es un espacio
En demi ocasión una Acompañante trajo a la supervisión grupal el caso de intermedio entre exterior e interior; espado que media entre ambos y no está
un paciente que erotizaba demasiado la relación. A raíz de un comentario de ni dentro ni fuera (o dentro del edificio y fuera de la casa). Para que la media-
la Acompañante, salió a la luz que ésta acudía a los encuentros en minifalda, ción entre exterior e interior sea efectiva, uno tiene que abrir d buzón, llevarse
lo cual, a todas luces y con las hermosas piernas que tenía, no contribuía para las cartas y leerlas.
nada a que d paciente se "tranquilizara". A través de comentarios y señala- Sin embargo, sm:le pasar que el psicótico y su familia no tienen la llave del
mientos el grupo de supervisión ejerció la función de interdicción primaria, buzón, de modo que su contenido que<la disociado e iaaccesible. En tales situa·
que en este caso recay6 sobre la Acompañante. dones, al cartero le corresponde no sólo poner las cartas en el buzón (inter-
A continuación analizaré una anécdota dfnka para ilustrar y matizar algunos vención verbal), sino tambíén abrirlo (intervención escénica) y eventualmente
aspecros de la interdicclón primaria en el contexto familiar. leerles las cartas (escenificación verbal).
A continuación analizaré una anécdota clínica que ilustra lo planteado, así
como su relación con la interdicción de la desmesura materna.
7.3.1- Anécdota clínica: el buzón, el psicótico, su fam!lia y el cartero la madre de un paciente solía llamarme frecuentemente por teléfono, gene-
ralmente para darme instrucciones acerca de cómo administrar la vida de su
En un apartado sobre "La acción interpretativa como una fase temprana de hijo y mí trabajo con él. La gran mayoría de las veces se trataba de s!tuacíones
la interpretación", Ogden {1994) cita como ejemplo la acción de no aceptar que el paciente ya podía administrar por sí solo, siempre que alguien <le la
unos poemas que ie ofreció el paciente. Esta intervención "representaba una fumilia no se le adelantara.
etapa temprana de interpreradón que comunicaba los elementos esenciales de Sobre todo la madre funcionaba bajo ei supuesto de que su hijo no podía
lo que a la larga sería ofrecido como un conjunto de interpretaciones simboli- administrar su vida sin su "'avuda", que consístfa en sobrestimulade. De forn1a
z.adas verbalmente" (ibídem, 5 J l ). análoga, d-aha por sentado que yo 110 sería capaz de administrar mí trabajo sin

168 169
LEONELDOZZA DE MENDONy\
¡¡ado tenfa que llevarse las llaves de su casa, dado que no habría nadie cuando
• la intervención de ella; de modo que me sobrestimulaba, entre otras cosas, con regresáramos. Con un gesto nervioso e imperativo la_ madre lmp~so que yo me
sus ronstances llamadas (recuérdese que uno de los aspectos de la "transferencia hiciese cargo de las llaves. Como en situaciones antenores ya habtamos hablado
familiar" consiste en que los familiares tratan al Acompañante como si éste de ello, me limité a adoptar una act¡tud wralmenre pasiva; de modo que durante
fuese el paciente, a la ve-,, que demandan que el Acompaiiame actúe según !05 unos tensos segundos se congeló la escena de la madre ofreciéndome las llaves
patrones de la desmesura de la función materna y el menoscabo de la función sin que yo fas cogiera. No hubo más remedio que dárselas a '"._ hijo. ,
paterna; ver 42. ls supru). Desde luego, no sería equivocado de-dr que todo Acompanant.e nene que
Contratransferencialmente sentía mí espado siendo invadido, y ello "sinto- ser un poco '~al educado", pero lo hace para "educar", es decir; resigníficar
niw.ba» con lo que habla estado observando "desde fuera", a saber: el hecho escfoicamente modos patológicos y crónificantes de relación.
de que d espado del paciente constantemente sufría la intrtisión de la desme-
sura materna..
Es importante reconocer que esre tipo de situación suele producir enfado Criterios para la administración de la interdicción: demanda y eso.u;ha
en el Acompañante, debido a que este enfado, junto con la comprensión de
lo que ocurre y su manejo desde el encuadre terapéutico, son el fundamento Las intervenciones anteriormente descritas resultaron significativas en
de la intervención. íunción del vinculo signLlicarivo y de ~onfümza con el paciente y familiares.
En cierra oca,ión, en una conversación con la madre le prohibí tajantemente Antes de poder intervenir de esta forma (abrir el buzón, prohibir verbalmente
que volviera a hacerme este tipo de llamada (literalmente le dije: "te prohíbo 0
median~e la imerdícdón pasiva), puede que durante algún tiempo al Acom-
volver a hacerme este tipo de llamada"). Esta prohibición a llamar operó a pañante le corresponda soportar, tolerar y sostener !a tensi<\.(! de la siruadón
modo de interdicción, como prohibición a ser demasiado intrtisiva en lo que sin poder hacer mucho, o nada, al respecto.
se refería a los asuntos de su hijo, incluido su Acompafiamiento. Este "tiempo de espera" depende en parte de la experiencia del Acompa-
La prohibición a llamar es una acción interpretativa verbal, que en eS1e iiante, pero tfil!lbién de procesos relacionados con la paradoja d~ la actuadón
contexto ejerció la función de interdicción primaria. contratransforencial. Primero el Acompañante tiene que convemrse en ob¡eto
A raíz de ello la madre manifestó una mayor tranquilidad y capacidad de significari,o en esta escena familiar, para hego desmarcarse. La interdicción es
contención en lo que se refería a los asuntos de su hijo. También sucedió que un recurso escénico en este sentido.
dejó de actuar cam1J ''tentpeuta" omnipotente, .Y adoptó la actitud de una madre Fuera del contexto de este proceso, no corresponde hablar de función de
pre()ropada, angustiada e impatente. interdicción, sino más bien de una actuación conrratransferencíal potrocial-
En las conversaciones, esta madre manifestaba una capacidad satisfactoria mente perjudicial. En otros términos: sí el Acompaiiante ejerciera la interdic-
para comprender su acritud. Sin embargo, dicha comprensión quedaba diso- ción antes de haberse convertido en objeto sl.gníficativo, posiblemente la madre
ciada en el buzón y no re haci, efectiva; de modo que el cartero abre el buzón hubiese expedendado !a prohibición como una situación de ab,mdono, o bien
y lee: «aquí dice que te está terminantemente prohibido hacer esre tipo de como una función paterna intruslva.
llamada". A r:alzde la escenificación de esta acción verbal, la madre pudo signi- Lo que contiene hs angustias implic.~das en la des;11esu".' mat~r~~' es la
ficar afectiva y efectivamente aquella comprensión que habfa quedado diso- presencia de un objeto significativo que ejerce la func1on de mterd1cc10~. En
ciada en d buzón. ésta, el Acompañante se desmarca de la dualidad patógena, a la ve-zque se inter-
Ni siquiera Íliw falta explicarle los motivos de mí actitud, dado que dícha pone entre la Je5mesura materna y su objeto (el paciente}~ .
explicación ya estaba.impresa en las cartas (conversaciones anteriores) que :ahora Res-ulta difícil establecer, desde la teoría, en 911é momento es posible Y
podían ser leídas retrospectivamente. ~onvcniente ejercer ta interdicción. En determinado nmmento de determ~-
Al igual que la acción interpretativa,, la interdkdón puede manifestarse a nado caso, puede que sea conveniente set estricto en algunos aspectos Y :"ªs
través de acciones concretas. verbales y pasivas. rolerante en otros. Personalmente, empiezo a. salir de dud;;s cuando la actitud
En lo que respecta a la interdicción pasiva, en cierta ocasi6n mi Acampa-
171
LEONEL DOZZ.A DE MENDON<;A FUNClÓN DE !NTERD!CClON

.ld paciente o la familia me resulta demasiado ansiógena o bien me produce ,. ):a necesidad de tener experiencias placenteras sobre la base del sostén que el
demasiadas molestias y enfudo. Acoumaíiante le brinda.
_ Los sentimientos contrattaruli:renciales son fundamentales en lo que respecta ['<:>; otra parte, puede que en los encuentros d paciente sólo quiec2 ver la

a la escucha en el trabaJo con psicóticos y sus familiares. La sensación de estar rde y comer patatas fritas a grandes cantidades (demanda c-ompulsiva), Si ello
siendo invadido, así como el hartazgo y enfado ante la actitud intrusiva de la se mantiene por mucho tiempo, puede tratarse de una situación en que lo
madre, me impulsaron a eJercer la interdicción. De esta furma, el odio prole- pulsional y h necesidad psíquica es-tén disociados, de modo que el primero
sional del Acompañante puede contribuir a la evolución del paciente y la usurpa a la segunda. Según mí experiencia, en tales casos "ver la tele y comer
familia, en el sentido de que imprime un "basta ya" al torbelltno hipnótico y patatas fritas" resulta más bien aburrido o angustiante; de modo que desde su
ansiógeno de la desmesura materna. "escucha", al Acompa.-';_,mte le corresponde t<:ner en cuenta que la demanda del
Se puede ejercer !a ímerdicción desde e! odio y con ternura; aunque a veces, paciente puede estar indicando la necesidad de interdicción.
como anres apuntaba, cuan-do "los sentidos están adormecidos, hayqlle hablarles En el caso de pacientes más regresivos, la anécdota anteriormente descrita
con un lenguaje de rayos y truenos" (Nietzsche, J890, 11 O}. podrfa plantearse-en los siguientes términos: el paciente propone ver la tele y
La clínica se va construyendo a base de tanteo y error; todo ello en marcido comer patatas fritas, y se presenta no con una, sino con siete bolsas de patatas
~ sostenido por la teoría, el análisis de! vinculo y la respuesta del paciente y la {demanda anárquica, pulsiones sin suje,o), De las siete, cinco ya están abiertas,
familia ame determinada intervención. • y con el alboroto dos se han caído al sudo. A continuación, coge una de las
En lo que a esto ídtimo se refiere, podría pensarse quela prohibición a llamar bolsas y propone que vayan a comprar madera para construir una estantería
por reléfuno (así como d no coger las llaves) resultó fmsrranre para la madre; para la cocina; pero a mitad de camino quiere detenerse en ¡:I mercndo para
de modo que mbría esperar que reaccionara con "rabia". comprar la comida que "h.2.bitará la esrantería. Quizá merezdl.ila pena iurentar
Sin embargo, una serie de detailes apuntaban a qLie la madre le dió la bienV!:'- que lo de la estantería se convierra en un proyecto a corto o medio plaw, pero
nida a esta intervención. En términos generales se Ia vefa más contenida; además, en primera instanda conviene adoptar una actirnd estricta de interdicción.
disminuyeron fas prorestas de la madre, quien constantemente se quejaba de Cuando la necesidad de interdicción no es atendida, no es poco frecuente
qLie )IO era dema,iu.d,, pt1Sivo can "' hijtJ. Podría pensarse que la madre protes- que se produzcan conductas auto y heterodestructivas. Pl:ldrfa pensarse que
taba, no por mipasividad ht1Cia el hi;o, sino debid,, a que hasta entonces no había tales conductas son "gritos de la necesidad", modos dismptivos de demandar
adoptad,, w,a clara actitud de interdícdón hada ella. la interdicción. Y qué ;Üivio puede producirse cuando, por fin, por lo menos
En esta "protesta sin sujeto", la demanda está disociada de la necesidad 1-
pol'1cia
iil · escucna_1.. t ales " grifos
· "" .
psíquica; de modo que, por más que uno intentara atender su demanda, la Un paciente ingresado podfa fumarse un cartón de r:ibaco al dfa, de modo
madre seguiría protest:ando, dado que necesitaba lo contrario de lo que deman- que se encargó a los enfermeros limitarle !a cantidad de tabaco. Como no podía
daba, Demandaba que "empuJase" a Sil hijo, pero necesitaba que la ayudara a dejar de ser, el paciente pedfa dgarrHlos de forma compulsiva, y resulta que una
''frenarse". de fas enfermeras siempre se los concedía, para no "frusttarle". Si la enfermera
Por otra pa,-i:e, es muy importante reconocer en ello un movimiento poten- hubiese escuchado que la demanda compulsiva apunt:aba hacia la necesidad
cialmente positivo, dado que al volcar sus demandas en el Acompañante, de de interdicción, quizá el ¡,acieme no le hubiese tirado l!na sílla encima ("grito"
alguna forma la ligLira materna está requiriendo la intervendón de Lm inter- de la necesidad), que füe lo que ocurrió. Ello parece indicar que el paciente
mediario, es decir: la intervención de la función paterna. no estaba muy "satísfecho" con las concesiones que le hada esta enfermern.
A~emás de los sentimientos contratransferencíales, otra directriz para la Parece ser que una de las dificultades que Acompañantes encuentran
escucha consiste en que las actitudes y demandas compulsivas y anárquicas a la hora de ejercer la interdicción, tiene qLie ver con la. fantasía de qLie ello
suelen indicar la necesidad de interdicción. 59. Estos "gri[os" no ciencn aecesaii...amente una intencionaHJad dirigid.a hada dewminado
Por eíemplo: en un caso favorable, puede que el paciente proponga pasar objeto, al igual que no hay Jntencionafidad cuando el ReG"lí--tW berrea y patalea. Simplementt:;
la tarde viendo fa tele y comiendo patatas fritas, y que ello tenga que ver con la ~idad "grita" {d1::scarga moer~.

173
112
L.t'.VN.t.l DOZZA. DE MENDONy\
FUNCIÓN DE INTERDICCIÓN

• ~rodudrá frustración e ira en el paciente. Sin embargo I .d d .


ocasiones tuve que acudir a la casa un domingo, dado que la madre se había
es Ío
dustran cómo en muchos casos lo que ocurre justo :o:~;:d:~as escritas
encerrado en la habitación y no se atrevía a salir).
Madre: Yo tengo poderes paranormales, y creo que cuando Paola tuvo el acci-
7.5- Frontera generacional y sexualidad dente de moro y fue violada, de cierta forma yo lo he provocado (llora). (SIC)
En este pasaje se puede observar algo de lo anteriormente expuesto, a saber:
· una madre que "desea'' a su propia madre, •se escapa» del edipo y se relaciona
Otro fundamento para pensar acerca de la fundó n de int d. . . .
que ver con la.frontera generacional inrtituida por!,, sítuaci , de_"_ 1cc1on, ,_,ene con la hija "como dos hermanas'' que compiten por la "figura paterna''. Pero no
frontera que diferencia entre padres e hijos y le isla l . on e ,p,_ca, es_ decu: la se trata de una figura paterna que representa e instituye la ley de los derechos:
sexuales entre ellos (ver Green AA W. g os rntercambms arectivos y el derecho sexual de la madre en relación a su esposo, y el derecho de la niña
Enlostérmínosdeestea .;~:o . ., 1970, 74, 1_47; Ogden, 1989, 135). a establecer con él una "relación objeta! edípíca transicíonal" (Ogden, 1989,
mediadora que d. . . p 1 , la frontera generac, anal es aquella instancia 125), lo cual le brinda "promesas de un gran derecho, derecho completo de
1scnmma ro es y modul l . .,
El esrabl · · d a a erotizacrnn entre padres e hijos. mujer cuando sea adulta, sí sabe crecer aceptando la Ley del Orden humano"
eam1ento e esta frontera generacional I d . .
famílía del psicótico Pued h b I _, sue e ser efin tan a en la (Green, en M.VV., 1970, 74s; c[ Ogden, 1989, 125-136).
. e a er una re acmn exrrem d .
uno de los progenitores {o ambos), o bien la distribuc::;e~e e:otizada coln Resulta evidente que esta madre n¡, podía ubicar a Paola al otro lado de la
no se corresponde con los er.so . e nnones y ro es frontera generacional; de modo que no interviene para reclamar sus derechos
con el hijo como sí fuesen her na¡es.l]Hay ~asos ':~ que el padre se relaciona sexuales sobre su esposo y poner a su hija en el lugar de niña sexualmente
" .,. manos. ama mam1 a .su esp / , 11 inmadura, sino para repetir la exclusión de toda terceidad, o sea: la de su propio
pap, asu marido. Asu vez, l!n paciente soliadecirque "mi os~y o es'.a ama
(materna) sonexactamenrelomismo" (SIC) El! . ma rey mr abuela padre "no deseado" y la del padre de Paola. iJ.
criminación de roles y func'o d ,hetc. o tiene que ver con la indis- Aquí también se puede ver cómo la madre se ubica en el lugar del bebé
-" nes cuan o no ay una fj .
los organice. A modo de il t . , . , romera generacmnal que omnipotente, capaz de violar y dañar (accidente de moto) a Paola a través de
us rac1on_, citare un pasaJ· d
tuve con fa madre d e e una conversación que "poderes paranormalesll. En este contexto:t estos "poderes paranormales'~ apuntan
e una persona con esguizofrenia:
hacia la omnipresencia y omnipotencia de pulsíones (sexuales, destructivas) sín
enf~:;~d~o no creo que Paola no pueda ser curada. Yo fui curada de mi
sujeto ni fronteras.
AT: ¿Qué enfermedad? En un caso favorable, la investidura narcisista y sexual de los progenitores
Madre: Yo era psicótica. Siempre qlle pasaba algo mal 0 , es fundamental para la narcísízación y constitución del aparato psíqu.ico de!
AT:· ,,·Que' quieres
· d eCir
· con " · ~ · ,i, , quena matarme
· lactante {vid. Terrazas, 1990, l01-169). Asu vez, al hablar dela psicosis Terrazas
' ps1cot1ca .
Madre; Yo tenía la obsesión de matar a¡ se refiere a la" problemática de la seducción, en la que sólo se tiene en cuenta
a sentir afecto por las personas. as personas. Hace poco que empecé el lado apaciguante de los cuidados maternos y se dejan en el olvido la excesiva
sexualízación, insostenible e incomprensible para el sujeto infantil, o sea, el lado
traumatizante de la seducción materna" (Terrazas, 1990, 146).
Por otra parre, y partiendo de los planteamientos de Winnicott, Ogden
(1989, 135s) habla de la "madre objeta! externa sexualmente excitante'', que
Madre: Creo que he matado a Paola much ,
muy buena con el padre pero , .d. as veces. Ella terna una relación sobrestimula al bebé produciéndole una excitación que traspasa el umbral de
, yo sen na env1 1a y com , , sus capacidades defensivas y de significación. Entre otras cosas, ello riene que
dos hermanas, [... ] Yo he hech0 ál' . . petrnmos; eramos como
an is1s vanas veces p · ¡ ver con el menoscabol en 1-a figura materna, de una frontera generadonal que
en el edípo, me escapaba del , . . D h ch ' ero siempre que legaba
ana11s1s. e e o deseaba . d legisla "la prohibición protectora del tercero fálico" (ibidem; vid. pp. 122-134).
(Al com1enzo
· de 1a conversación 1a madre ' ~ a m1 ma re
,
mente, Paola había intentado . ¡. l 1 como que, sobre todo última- La contrapartida puede ser el bloqueo defensivo de la participación afectiva
, v10 ar a en a gunas ocas10 nes. En un a de estas por parre de la figura materna, de modo que ésta puede Óscílar entre una eroti-
174
175
Chi co no pro test 6de bido

;~•,º::::prog:::ºemr. ;a::oresd:i, exce~:~siva~!1men~:ite (de)::;::sexut:~aliza~:;<l~;;os,:r!:~oe


¡ , d sarse que
2.adó11 íntr usi ~>'38 de la ';~r ede _ m'. !"'c ient e, p~dr!a pen
:1¡
•f:~t., ,· !: :::ti:a¿,~ "qu e con ,a mrerd,ccion de la actm
j¡,a nan te no le esta ba frus tran do, sino
dad mas turb aton a com puls iva, el Aco m-
ate,ndiendo la nec esid ad de una inte
rven -
d ra <1e la erog enei ditd ,
l
1,
en 1o que al
en los mis mos térm inos , po~
di
ps1c ouco se
íé,: ~:i! ::n t se: rela
:(ug"' cione con los progeniton,,;
de ob¡e to de sus puls ione s sin
':cli ,n pate rna apa cigu ame y regu lado
De hec ho, el Aco mpa ñan te relata
que a part ir de esta inte rven ción , en
a
los
ia
i:
sujeto, Ello apa rece relle1·ado en 'ms con stan tes Inte ntos de violació d p tse por otra s acti vida des que no fuer
-:encuentros el pac ient e pud o intere5a
¡i
,¡i
¡,
h ,
ac~ :o~ ~=e ,_ En der :a ocasión, Pao
la iba llor and o y grit and o h
·
p:, eca~:-la 'ro,¡;turbación"°; estu vo más tran quil
o y su "loc ura imb edlo ide» dism inuy
sario "gritar".
ó

•1 ' si Y" pud iera pas ar por ese


agujero! :éon:siderablemente, Ya no era nece en
del cine , con gran des pen es y vag inas
¡ AT: ¡Qu é agujero? · Pod ría pensarse que la osc urid ad cio
Paola: El agujero dd placer. {SIC)
otros espectadores, rem ite a un espa
·¡apantalla, el bulto indi scri min ado de
Aco ntin uad ón emo ezó a o! ea",
l· nte extr ema dam ente erot ízad o y terroiíli
co,
n corp or.i ') 'J g P ,se ª,ca ray tuve que con tene rla físicame "mu cha s vo;::e.s, nos que dam os o vam
os
(int erdi cció , · ~ nos meses mas tard , e d Por otra parte,, Bra ga com enta que
, , , urante un encu.ent ro en su a veces con
aisa salió des nud a del arr to d b ,
ano y se tiro sob r , · d .a lugares en q-lle el pac ient e suel
e quedarse o irjs hasta comprender,.
" e , e mi, intedntan o besarme ga, en
a la fueraa. Tras ouic irrn ela ¡· l d l h ación ro que aqu él luga r intensifica (Bra
' ttera men te e <-"11c1ma
' me
fu• 1 e a abit un airo cost e de ang usti a, lo mor tífe
ord ena ndo que se vistiera. M VV , 1997, l04 s; trad. LD M). rans -
,, d ·
En esta ané cdo ra pare ce hab, er ,una relac10,'.' e ,;im ulta neid ade mre laim po- la para doja de la accua_..:ión con trat
Este :com enta rio tien e que ver con ero
sibilida<l de" as r ' ante s de ejercer la inte<qícc¡ón, prim
'
su mad re v Afo,:.,_::n:: agu¡e:o del p'.acer , y las emb esti das
'qu1 za en un ,me ntoa dese sper ado de
de Paola hacía
pasarp é'
furencial, y con la imp orta ncia de que,
el Acompafiante debe ocu par un luga
r significativo; "en trat 'I·b lo mor tífe ro
"- , ,, ,Fil • Pa 1 , or aqu l a la •salida", Desde esta perspecti<·a,
, la tran sfer enci
del pac ient e par a luego Aco mpa ñarl e haci
f sgu¡ ero , • o apu nta a que en
excesivamente (de)sexualizada, ubic and
o al Ac; 0
_ª asumrn el lugar de madre
serí a más acer tado hab lar de proc eso
de inte rdic ción , que en térm inos secu
en-
,{'
, l _mpan';"re en el luga r del obje to es mom enro s:
'! que pod ría "satisfacer" la dem d pu siones , ;;10 sujeto.
an a ue sus ciales apro xim ado s pasa por los siguient
y del suje to de la puls ión, apar ece
O) El menoscabo de la función pate rna, ente ,
tas compulsivas y disruptivas en el paci
bajo !a form a de dem and as y con duc n
7.5. l- Interdia:ión de¡ , ., , Aco mpa ñan te a part icip ar en algú
•~~ ·-d •
"ero tn.a cmn ansiogena: inte .rdk ci6n .....__...._..,., aria l} El pac ient e "inv ita" (dem and a} al
aspecto de su diná mic a (ir al cine ¡,orno),
Braga (en AA W ¡ 997 10~ ) ión" {pa rado ja de la actu ació n con tra-
que 2) El Aco mpa ñan te ace pta la "inv itac
llama Chico) qu~ ro~ fr-u e' -~,.~a~b cuei:ra k ané cdo ta de un pac ient e (al
nog r'fi
~~ · - J a a emeds por a cos para mas turb arse , rran sfer end al), i-
to de una situ ació n trar,,;,ferencial sign
-
En los Aco mpa ruun ient os se sent ab a una s os filas d ¡ , d ¡ Acom pan, ante 3) Ello con trib uye al esta bied mkn
e ante e tud
Y se masrurbaba_ Tras estas eri . l .
ficativa, en la med ida mis ma en que
el pac ient e pue de identificar, en la acti
as ~ pac;~nte mos trab a inte nsam
ente
' exp
ang usti ado , y adon<aba iin ª acLituedno e '1mb e
se
·¡ 'd ,, ( , desconexas del Acompanante, as¡x:cros de ía actí
tu.d de su.s figura. parentales,
r
) ¡¡,,,n do m
agre
, cl uso ape g,u al
siva
d
ci º' e risas ' la nec esid ad de inte rdic ción de \:;,;
hab lar alto ere·, -,,..n ión (estos 4) Por otra part e, aí no ser aten dida ),
son los "gritos" de¡, , nec esid ad d
d d I ª. ma r~ ':'; una ocas
a "gritar" (act irud imbeciloíde,, agresiva
o .em an lan dorea¡m terd1caon), A raíz de la soli- delT'.andas compulsivas, éstas emp ieza n pac ient e y se
ciru d de Chi co ,. en algu~"s ,. ó ¡ , tos dem and ante s" del
uc.i., cas1 ones e pa e ac
omp an a eme ; pero esw 5) El .Aoompaf\ante escucha los "gri duc e
duio níngu' n cam L•, , ', situ ació n vinc ular mortífera que pro
no pro~ ~ U O ,POS l.th'O . perc ata de que se ha a.ta blec ido una
r

, en una o '6 , ,
Ei Aco mpa ñan te cue nt;; que " , casi n, rech aza taJantememe la
pivpue,ra de ir al dne pom supere: el p1acc:r
prot esta r" (ibídem, l 05; tr:d.yLÓ~ mi sorpresa, Chi co lo acept6 sin ape
nas
60. De.:&: el punt o devl$..>;a del desa:rrolio
, la. ''inrei:dkx:ión rorunbuye a que el ni lle,
vos <".On el rnro y el mundo'' (Safr".,_._ 1995 , 123, trad .
las Ilam d el r, icas , de érg:mv en favor dt: interambic.as-afecd
Al igual que en la situ ació n en que. proh ibl .a as t emn com puf- !DM ).

177
l 76
LEONF,L DOZZA DE MENDON<:;A

• ~ugustíla (escucha "."'de la contratransferencia), así como la necesidad de sa1·1·r


ce esre ugar terronfico.
. /)dEi ~mpaóante :ierce la interdicción y observa una evidente dismín _
CAPITUL08
ua y d'1srupt1va.
cmn e~, 1a smtomatolog,a esterrotipa·L . u
7; =>md~P:~"" protestar (no hay frustración), el paciente da fa bienvenid
a !a 1nter 1cc10n. a FUNCIÓN ESPECULAR
la f~) ~e;,,. f~,rrna, el Acompañante contribuyó a (re)sígnilicar escénicamente
n n a~~c,guante y estructurante de la interdicción paterna.
Endefinmva
al d l , estadescr· ' n secuenc1•a1 aproximada
. 'Pc'ó . resume lo más funda-
ment e o que se ha expuesto en este capítulo.

La noción de e~pecu!aridad se basa en que la actitud del otro signííicarivo


constímye y valora narcisfstkamente d sí-mismo dd sujeto, en función de ías
imágenes con que el otro k, representa,
En la relación terapéutica, tales imágenes se manifiestan,, en la actitud del
terapeuta hada el paciente.,. en el tono de vaz y construcdo~ semánticas que
emplea, en la forma de organizar y administrar el encuadre de trat".lmiento o la
tarea rehabilitadora, así como en las construcciones discursivas empleadas en
la elaboración de diagnósticos (formales e infurmales) y com:epciones teórkas
acerca de la psicosis y la enfermedad mental.
Desde estos ámbitos diversos, la especularídad apunta hacia la cuestión
acetca de qué ve el terapeuta cuando se relaciona con el padente., y cómo se ve
el paciente en este espejo que es el otro.
En términos primarios, las imágenes especulares se tramitan a modo de pares
dicotómicos; es decir, a modo de ideales y sus respective.-,; desechos representa-
cionales (lísto-mnro, bonito-feo, capaz-incapaz, adulto-infutiloide).
La estructuración~ subjetivización y narcisizadón psiconeurótio se funda-
mentan en gran medida en los ideales (socioculturales, ínstírudonales, fami-
liares), a la ve2 que el neurótico tiende a percibir y reladon,1n;e con el psicótico
desde los desechos repre.entacíonales de estos ideales, Ello configura (por lo
menos como punto de partida) una mirada alienante hada fas personas con
psicosis. A su vez, el psicótico, desde su condición psíquica, sufre un considerable
menoscab-0 en la capacidad para desmarcarse de esta especularidad alienante.
La subjetividad r narcisuación del psicótico se basa, en cierta medida, en
procesos en los que tiende a encarnar y actuar los desechos representadonales
ajenos.

179
i7s
FUNCIÓN F.SPECIJLAR
Q,
LEONEL DOZ7.A DJ; ME ND ON
yJ.r tien do
el espejo del alma". Sin ernhacgo,
, u! 'dad , Suele decirse que "los ojo s son
• Sib ien enp rim era ins tan cia lae . adn alienante se tram íta en el ámb¡,,
l'<": ,
pre gun tar: ¿los ojo s de qui én son el esp
ejo de qué
familiar, en ma yor -o me nor m ··'"1d rod uci r e I , . :de lo pla nte ado hab ría que
su "alma" (su bje -
s en os con tex tos de
.u a t1en e a rep
,
~ abna? Pop ula rme nte se ent
ien de que los ojo s de uno reflejan
rrat:1m1emo y reh ahi lita dón . má s prim itiv a en que
cab e ten er en curo.ta esta versión
t. t1-v u:faít afec tos) :, per o
; la mir ada de otr o con stit uye
el sí-m ism o de uno rdlejalndolo.
s estr uct u-
cac ión especular no suc um k ala
8, J. La noc ión de especulari
dad ,:· Este mo do prim itiv o de com uni a ace rtad o dec ir
smo ; de mo do que tam bié n seri
/ra do nes posteriores del psi qui par a "verse vis to
no sól o par a ver al otr o, sin o
El tJjtJ que ves rn, ., J que uno mir a ia mir ada aje na
o mico se me ve, y por lo tan to
existo"
ojo porque tú lo veas· 'i por el ouo " y sen tir que existe: "Cu and a ser un "yo
' {\Y/innia:m, 1971 h, 15 l). En
el desarrollo, aqu ello que ven drá
es ojo PtJrqt,e te "'· sim ple desde y en la mir ada ajen
a.
Machado existo" em pie za sien do un exisrír por eje mp lo,
to a la especuíaridru:I auditiva¡
Lo mis mo pod ría decirse res¡>"..JC test a reflejando su
7 o sobre el ,ip .
~· en una situ:n:ión en la que
el bebé bal buc ear la ma dre íe con
V! inn kot t intr odu ce su arrí cui de la ma dre y la ear ajeno.
o" [l 'lG~J d· , ape lde :sp e¡o
b d d d bal buc eo, pos ibil itan do así que
el bebé "se reconozca" en este bal buc
mmilia en el <lesarroílo del niñ ic1endo que · 'No e Tam bié n es
,
La • "L S
• >J
d . ,, (19:4< a e u a e que no "re con oce " nec esa ríam em e el bal buc ear en sí.
.L •
!a= ues can, e ta e du Mi Per o el beb é
, ae . -.
[
e tr= a"; 9), influyó sobre mí. , etc. Se ha
II r~elr és de respuestas visuales, táctiles
Lac an se refi ere aJ uso del esp ejo en el d
yo de cad a ind ivid uo. Pero p<><ible reflejar d bal buc eo a trav erie nci as inte r-
él en rér min Md •' deslarro o erim ent alm ent e que los bebés tram itan sus ey¡
no
"'
pie nsa en
= d ros tro e a madre'co mo yo d eseo h acerlo aqu í' d<: mo stra do exp
pci ón am oda l" (St em , í 935 ; 72-
31) ; es decir,
, Wi nní cot t, 197 16, 147 ), per son ale s a través de una "pe rce <le los estí mu los ,
sus Ian . fi..md am ent alm ent e la inte nsl dad , ritm o y for ma
lni dai me nte Wí nni cot t basa dotos en aquellas experiencias
que cap tan ico s (visión,
la pd teda mien n los canales sensoriales esp edf
en que cl beb é ,rJr a el rostro de ma re, e mo que ésta "l . J
'° -y sólo ptY.>teríormente dife ren cia ho, díri am os
!la 1,e en '!' , tuem 148 ) As u
o m,r ay que 2, 160 ). De sde un len gua je ~du
e. parece se ,~laciona con lo ª"e e
('b- J J,
e que
"]
os aud ició n, etc; e( Maldavsky, 199
. r
'-lat"e ~ * m,s ' • vez, rnc color, ver un son ido etcétera.
que el beb é pue de esc uch ar un
- • d
run os aegos: necesit,u,. retlf-, st mo s por mc di d
o e otr os sen ti os que és de mo vi-
, "
ejar" el bal buc eo del bebé a trav
no ';'ª n el de la vista» (ibfdem,
149}. De ahí que la ma dre pue<le ''reH . Tam bié n pue de
, sig nen su ritm o e inte nsi dad
Est a noc ión dee spe cu! aríd ad ,no d
necesaria ia mie nto s con las ma nos que ón del beb é
me nt~ vtsual abre el cam ino hac á pá pá pi" ) el esta do de exc irad
una con cep tua liza ció n en t.
a, exp re- "reflejar" a través de son ido s ("p pos ibil ita
ali dad ) er~dl~~sa (~rum esp ecu lan dad dvisual (mi rad de furma rítm ica Lo que at beb é le
s:iones !aciales' -.,u , au iuv o , t .d re- cua ndo éste mueve los bra1.0s ritm o y
"...,.,,.._
y s ' . .' ,~ ensr a , ton o de vozfl), rep tido del sí-m ism o, es él hec ho de
que el
sem ací ona l (palabra-im age n-,·
ema nt1 ca {1m age nes d'b , d "reconocerse", cun stit nir un sen n) con el ritm o
L d o favorabl , ' u¡a as y re ejadas a son ido em itid o por el otm ent ona n (sin ton iza
travcs d discurro). En un cas ecularidad la inte nsi dad dd
deq ue el otr o
y val , ~• estas _rr.wdabdades de esp , ind epe ndi ent em ent e del hec ho
con trib uye n a la con stit uci ón orac1on narc1s1sta dd sí-m ism o. e inte nsi dad de sus mo vim ien tos 2
s auditivos o tác tile s' .
res pon da con estí mu los vl5uale 1 en el sen tido
. , ado terr nin oló gic o imp ort ant e,
Tra sde cirq uek res íde nci a de!
sí-m ism o es ele • Stern ind uso hac e un com ent s visuales dela
h b' d . , ucr po, Wr nm cot tde sra caq·ue r" (ref lejo especuíar) desrnca los aspecto
al com ien zo el si-m ism o del e e pue e residir en el cue • rpo d e ¡a madre. En de que el térm ino "reí leja
, , ecu lari dad _,, ! ¿· e , !m e,e l sei f[sí mís mo )se
tcrm ino s de esp dsu a ,ce que ·, "Es de ia _percepción an1oda11se
los o·o s l ,, nc,a ent o fosión de los sentidos, derivada
rec ono cea sím ísm om ros rro del a ma dre " (\Vinni- 62. En la vida adul ta esta unü:lad
de los fU.íldamentO:S: de
J Y, aex pre sio n del esión art~ k'a; y ac-nhlénse...rá uno
cot t, 198 9a 323 ). enl am ed'da ad
mis ma enq uel am re em pat iza ,
con los estadus
manifiesta en diversas fu.rmas de expr de • ptlvíl,gíar d sentldo
' , , ). A su""'➔ el lensuaje ,erhal !le.r.
r ¡·a ¡ { . la mru fora (Srern, 19SS, 191-199 a a ver 1o que me estás
a,ecrívos dd beb é y re/le o que ve \sie nte ) en él61. mos '\nir a que: mú.5101 bonita~~ "mir
Oe la \.-h;ts:; po.r ejemplo, Cll;tnÓo ded óltim o es más común en
csmcba que cu.1drc 'bonito». Esto
~ · · cl • f. fi diciendo"; pero no solemos decir"
6!, Diver5?.S simadones a pmm cnt:\tes emuestran que·''Jos ln antes p1e eren mirar rostrosi }' no
di aid' (Stern, 198 5, 60), 1a metáfora poética..
otros 'versos pa~rre,s. visu
181
180
lcONEl DOZZA DE MENDON<;:A
FUNC!ÚN ESPECULAR

l~;eracción Y apunta hacia la idea de "imitar" al bebé. Sin embargo, "la ímita- ínfanres. [...J Medianre el empleo selectivo del enronamiento, la responsividad
a1on v~rdacle"'. no permire a los miembros de la pareja tomar como referente
intersubjetiva de los padres actúa como patrón para dar forma y crear expe-
a estaoo mtcr1or" (ihídm,, 177).
riencias intrapsíquicas correspondiente-s en el nifio. De este modo irn: deseos,
, ! Si en un m~~ento_ d~ encuslasm~ el bebé alza los brazos y pone una mrn,ca, miedos, prohibiciones y famasías de los padres bosquejan las experiencias
,_ a madre se !•mua a 1:1':t.":lo, habrn una mayor tendencia a que el bebé ex e-
psíquicas del niño" (Stern, 1985, 252s}.
r~mentetan sófo la pos1bdidad de compartir conductas externas. Por otra pa~e. Una madre puede considerar impertínente que su beba (pre-simb6iica y
: la :~dre emplea canales sen,-oríales distintos a los empleados por el infame: pre-verbal) golpee a su muñeca, de modo que conscíeme o Lr,mru.·cientemente
,ªe;:,'º recae sobre d estru:lo afocnvo que se esrá compartiendo y que está "por tiende a desentonar con esta manikstación de agresividad. Por ejemplo, la
~:rras d~ l~ conducta e:.:terna. Por ejemplo, puede pronunciar un "¡ooohhhl" madre puede pronunciar un "nooohhH' cuya intensidad va decreciendo y desen-
~ plaud1r de m~o que estos estímulos entonen con el ritmo, intensidad y
4
cona con el estado de excitación creciente de la beba, haciendo que se detenga.
orma de la expresión de enrnsiasmo del bebé. Esto último es más facilitador
Los entonamientos selectivos y desentonamientos pueden producir efecms
en lo que se refiere a la constitución de un sentido del sí-mismo y ¡ .
l · b· · 'd- ., e acceso positivos {interdicción, insertar al bebé en los valores y normas cultüI"aks) y
ª • •~te~su JetlVl au, • lo ~ue vendrá • ser el sentimiento de que es posible negativos (u.na excesiva represión, bloqueo de impulsos agresivos). Pero aquí
comp4mr estados afo:tivos internos.
importa destacar que desde el comi~nzo el universo representadonal de los
<l Estos ir:odos primitivos de comunicación se van cdnstituyeudo también progenitores~ atravesado por 1os vaíores: socioculturales. va organízando un
•esde un s:" fin de especularídades representadonales; pero antes de consi- "patrón intergeneracional" {ibídem, 253} que actúa en la constitución y valo-
dernr d m1_1verso representadonal del bebé, corresponde tener en cuenta el de
los progenitores. ración del sí-mismo. 1,
En la medida en que los procesos de maduración se actmd!kan a nivel afectivo
_Desde una lectura lacaníana de la "Introducción del narcisismo" (F ._J
19,4), Terr~zas0990) señala cómo la imagen de sí mismo tiene su f:~~~~
y cognitivo, dentro de s11s posibilidades el bebé empieza a clasificar, en función
de aquél patrón intergeneracional y cultural, !o que está bien y lo que esd
e,.
m:nto en umverso representadonal de otro, y la constitución dd aparato
mal, lo bello y lo feo, el Sentirse mirado como algt1ien listo o tonto; en donde
ps1qm_co esta arcaveSada por una situación en que "el narcisismo del ni· ¡ "-'sentirse mirado como" equivale a verse a si rrli-s1no como listo o tontoi lo cual
narcms~o de ¡ d " 1 ·be-
am ¡· · •., . os pa res ,,
, no es e
cu:m, 1:3). El espejo se constituye aquí desde el equivale, a s11 va, a encarnar aquello que el otro le refleja. El otro sigue siendo
p 10 ª6:'~1""'.
de lo que pueda considerarse precario, satisfactorio o excesivo
cl espejo, pero ahora u: tmtd. tk un espejo que también califica.
en !a narus:1zac16n de los progenitores.
En este ámbito de las valoraciones especulares el bebé o nifio buscará en el
1bdo ello configura una situación de identificación}' narcisismo primario
otro los signos (positivo o negativo) de la valoración de sí mismo; signos que
cuya
. sentencia
•( será que "el hombre nace cautivo delas• Jmagenes
. , d e sus proge-'
percibe sobre todo en fas señales visuales y auditivas enütidas por el otro s,gni-
~Jton,~ Green, en AA. VV., 1970, 22), Desde su primer aliento el bebé será
mvesr'.do con representaciones gestadas antes mismo de que fuese gestado él· ficativo.
Incluso en la adukez las modaiídades posteriores de la especularidad, y entre
nace s1e~do (en la subjetividad de sus progenitores) lo que no es, y su venir;
ellas la semántica, nunca serán tan furn:íamentales y potentes cuanto la especu-
ser esrara atravesado por esta condición desde la cual en el meJ·or d l
' • b"d , 1 , ' e os casos~ !aridad visual y auditiva (no-verbal, pre-verb'1l y para-verbal). Estas últimas son
tenara ca , a cierta oosis de no ser lo que ha nac1·do . d
D d S1en o. fondantes, y como bien atestigua el dicho popular, "no es tanto lo que dice,
~- , es e su univers~ repr~nracional y rdadonat los progenitores atribuven sino el tonillo con que lo dice". Uno puede decirle a h niña: "que fea eres, y
.1~,mficados a¡~ man;;esrac1ones del bebé y realizan "entonamientos selecti;os"
y desentonamientos (Srern, l985., 184s> 221 , 2)-8) hacer que se sienta guapa.
•r . s • E.s d ec1r, 1 can 1as
. ca l'fi
Por lo tanto, desde una lectura global hay pcr lo menos dos niveles de espe-
mannestac1ones del hebé como "pertínentei;· 0 ,.,..1mpertmentes
11
· " l y responden
I ,. ••
cularídad: uno más primitivo, pre-simbólico, no-verbal, pre-verbal y para-verbal,
se~u~ este cod,~o de valoradón. "Los enconamientos son también uno de los
tramitado fundamentalmente desde los perfiles de entonación. Ante este espejo
pnnapa!es veh1rnlos
, de la mfluencia de las fantasías de lo•_.,. p a d res sob re sus
la cuestión que se impone al bebé es ser o no ser, existir o no, constituir o no

182 183
FUNL'IÓN ESP!'.CUUR
LEONEL DOZZA DE MENDONQ,.

l;'n sent ido del sí-m por [;¡ figu ra mat erna com o ame naza de caos y
. En un s und o mo desi nteg radó n, y ento nces sólo
Yaloración narc isistismo
a Ael sí m·i eg , . pued e reflejar caos y desintegración; por ejem
--- - ml ento tamb ién entr a en jueg o la plo, re/leja !a sens ació n de que el
smo
espe jami ento s verbales (palabra-" , asJ com o a inte rcom · ·6 bebé se va a mor ir, de que su cara está sangrand
b. umc o y su cuer po despedazándose.
='ab ra que califi ,• , . ,mag en, pa1a raqu e nom bra elacr na través de
estad o afectivo La alter nativ a cons iste en organi-tar unas
y.u ca; Y semanucos. defe.¡,sru; exce siva men te rígid as;
' en cuyo OISO la figura mat erna no refle
ja nada , refleja nada , un vad o infin ito
o "agu jero negro", Aqu í d bebé mira y
En.1 térm ""-"em.les, ¡a noc1"
inos .,... no se ve, balb ucea y no se escu cha. En
que, angu al que la figu ra mare r aon¡de espe cula rida d aquí ado t d

' defin itiva , no tiene mun do y pade ce lo
furm a cóm o repre1,ema al . p a a se .,,asa en que quiz á sea la sole dad m11s desierta,
. n ' e) tLerapeut: ;eRe¡a_ al paciente dado que "los esta dos emo cion ales que
pac1ente . a cue~ non seria ♦ ·Q · " lo que "ve" (la nun ca son obje to de enro nam ient o se
cuan do• se relac iona con el paciente)- " it J expe rime ntar á a solas, aisla dos del cont
·qu;
., , , e " ve . " Y cum
_, . (o seu:, ve e tera peut a exto inter pers onal de la expe rien cia
tJas cues tion es se entr elaz an debi do ve" el · .,r,; com part füle " (Ste rn, 1985 , 188; ver tamb
refleAm
ía) en fond ón de k, nu " • d a paciet1tt:: ··
d que el tera peut a resp onde (ent ona,
ién pp. 170s, 248ss).
En térm inos visuales habr ía que habl ar de una
figu ra mat erna cuyo rostr o
dibu jan una serie de rostr'1osecon ve , e mo o que tales
los u - sólo pued e rdkj ar "la rigid ez de ,m prop
la superficle dd espPi<> _ . . respu.estas actit udin ales ias defe nsas {Wi nnic ott, 1971 b, 14a),
. q e se idennlica el paci ente ; constitu.yen lo cual gene ra en cl bebé un emp obre cimi
que se m1ra.
-,~1
._. ..
ento en todo lo refe rent e al "des cu-
Aqu ello que el tera peut a "vé' lo "ve" brim ient o del sign ifica do en el mun do
en fu . , de las cosas vist as (ibfdi:m, 149) , y
neu rótk a, de las idiosÍncrasias d: su sul:>'etiv"d,nc1on de.:u es'.rucrura psic o- cons ecue nrem ente un menoscabo del sent
ido del si-m:lsmo, debi do a que éste
tam bién enfu nr•ó nde lo• t . J 1 ad Y org-anizacion defensiva, y se cons tituy e desd e los ento nam ient os
-1a ra.ve sam1 inter pers onal es espe cula res.
sost iene n, y en las que se sost iene n •ale ssoc ·o uJ
ento I • . •
-¿

..,. d ¡"di i_ e n:ra es e mmt uero nale s que• Lo plan tead o posi bllir a pens ar acerca de situa
cion es c~ni cas en las que
' " s osmcras1as, corr esf" 'nde dest acar algu nas vicis itude
'od os
"b·l· esros facto res: van a const1t, ~ s de la org:anizació'Í? defensiva de los
s1 r r •=
L,. ,
terapeu•1

, cas. Emn
u1r un con¡. umo de
,,,•re, an a1·izand o Ia ven· posi bilid ades e .
,..-a
prof esio nale s y del cont exto insti tucio nal.
fa com ún observru- cóm o en algu nas
que apun ta haci a una s-,.ríe de espe cula d . "b"J•imp o- insti tucio nes ios paci ente s se pasa n d
ridad e d ¡; ,1ente : ,mpos1 l ,dades día con «fa mira da perdida'", mÍen rras
med ida inevitables}, para lueg ad eriotra s instituciones {generalmente men os
. ,
o entr ar en Isas d1m e_ens1v:s y alienantes {en gran "tradkionales:1',.) esto no ocurre.
ensm nes posi bilit ador ns. [)d, ech o, hay casos en que índu so a cort o
plaw obse rvam os ladis minu .ción
o inclu so de,a pari dón de este ti¡,-.:, de sinto
mato logf a, con tan sólo cam biar al
8.2· F.sperolarldades defensivas y alienantes paci ente de cont exto ínst itud onal o inter
mbje tivo ª
Podr ía pensarse que esta "mir ada perd
\da:" deri va del no .er ni sent irse
En los niveles prim itivo mira do de una form a significativa, en la
med ida mism a en que aque lla regre-
mate rna haga una regr esiósnde wmu nica ción
com " . - _,'
1 1i sión com unic acio nal nece saria gene ra
resu ta u.ndamental que la.figura
4J11cac1onai para ansi edad es que rigid ífica n las defe nsas
estad os prim itivo s del behé (cf M Id emrm tizar y l
sión debe de -ont ar co ky 19 2 r- ento nar con os de los prof esio nale s.
, · a avs • 9 , 159) . Para hace r esta ,-,.,,,e- De form a análo¡;a a lo que ocur re cuan
n u.na mteg ració n yoíc do la figu ra mat erna no pued e hace r
ª sat1s· ¡;acto na
L
defensiva flexibl r. lo . · ·-,,- la regr esió n nece saria para emp atiza r y reflejar
e. ue conrr.arm,. la regresión com unic Y una orga niza ción (o entonru- con} el sí-m ismo dd
adon al es expe rime ntad a beht', taks paci ente s sufr en un emp obre
cimi ento en todo lo relat ivo a la sígn i-
íica nda en el mun do de las cosas vistas,
io cual deri va de la insig nific anci a en
63. Aunq ue el trámi te <k la especularíd.d se la mira da de los prof esio nale s (el prot
auditivos, semánticos, etcéte,.,, emnfeo lo"',.,, da desd di otip o o ,:stereotipo sería la ím~ gen del
- . e ,:••e~as form de estímulos- vísuales,
senab~eltenguaV-verhaitieruJ ·- r " ..erm1nos ver " · as psiq uiatr a que no le mira al paci ente dura
- r .... , -,.; il . ~ , Y mira d" -1.b'-'
a -ue ruo- a que. como nte las consultas}. En trues conr exto s
.cabe no perde r "'de vista"' nue"m p •• v eg.iartasclotr1pc
.L J
' , · ínter subj etivo s el psic ótico mira y no se
. . • m
-L
.. Jones en termm os visua.fes.A~mlsmo ve. Al no verse reíl.e¡ado no tien e haci a
~ .
w: o especular se
situa oone s en que el terapeut.J? 1c habla 110 t , . 1
r~mmt, por e¡emp o, en aquclfas•
aJgo- espe:,War en¿ sentido de que rlesd p.a~,e dón de mira r, y sn mira da se pierd e.
~te como si éste fuese un niño. Se tram: de Lo mism o podrfa deci rse respecto a la "pal abra
trav~ del too o de la voz ,,....,...,,.,h,.,.,..~ = perd ida• , en aque llos casos
e rn fu-mvetto represcntadona.l que se manif
pade nte "imdg,:nd' (en »esrec ......... ,,.,..........,.,iones se.man( cas ie-sat a de paci ente s que habl an (mu chas vece s
aro- ;: ....fu ·¡· , ) \_ • et~te .. t a grito s) a un inter locu ror disip ado en
, .,. ntf ;z:auas ue sí mismra, o.
e terapeuta está reflejando al

184 185
U:ONEL DOZZA DE MENDON<;:A FUt--.'ClÓN ESPECULAR

u'h espacio sín límites. Algunos dirán que el paciente "habla con sus objetos el modo de ser, la subjetividad e identidad de l_as ¡'.ersonas con psic~sIB, El~
internos»; pero quizá serfa más acertado decir que, al actuar de esta forma, está deriva del attavesamiento entre la estructura ps1e6uca y~ _contexro intersu
manifestando el fracaso de la necesidad gritante de compartir sus estados afec- •eüvo (familiar, sociocultural, de trn1arníento} en que esta mscrto.
tivos a través de representaciones verbales. En la medida en que este otro, el ) En el desarrollo emocional, en una situación patógena figura mater;~ b
profesional, sólo puede reflejar la rigidez de sus propias defensas, la palabra del . . 1 bebé en el lu=r del doble especular, imagen invemda o neg~t1v~ e
paciente se pierde al fultarle interlocutor. u b 1ca a ,:,- e •, d · · d1bu¡adas
ideal de si misma, y se reladona con él en rnnc10n e estas imagenes
El síntoma "dd paciente" debe entenderse aquí como la resultante de una desde sus desechos representacíonales. • .
situación intersubjetiva en la que, a modo de defensa (ya sea a nivel individual Mejor dicho: en la medida eo que esta dualidad especular no está m:;11an-
y/o a modo de patrón institucional y cultural), los profesionales desestiman las 1.ada por un e¡e · ' {func·,0•n ,parema),, suele haber una osc1lac10n
. orgamz.aaor ., en
al
verba!izadones del paciente {"está loco", la noción de delirio-mentira-disparate). J b bé será colorado en el luvat
laque una y otra vez e e - 0
de la em:arnanon re
• ,
ºEn el grupo social dd hospital el esquizofásico es esquizofüsico principal- 'd ideal ¡,ara luego ser vertiginosamente investido y embestido con 1a ima~en
mente con d psiquiarra, en tamo es capaz de emplear un lenguaje casi directo y ~nverrid; de dicho ideal (desecho representadona!). Esto último parece pro u-
casi oormal con un pacienre internado y psicótico" {Pichou" Rivíere, 1979, 117). . so b re t o do cu•ndo la realidad de su existencia no satisface el ideal de los
cirse « ,
Muchas veces se pierde de vista esta noción de "síntoma intersubje,ivo" y
progenirores64 • • • n
ran sólo se ríene en cuenta la idea de que la mirada, o palabra, perdida de los a cul•re' bloouean los procesos iden11ficatonos. •e1_
ror una
d
Estos parrones hn ~ • ,
pacientes se debe a La pérdida de contacto, de interés y del sentido de lo real arte la idendficacióo con el ideal impone exigencias suprahu;:'""ª~ d or en
en la psicosis. Aquí, el discurso o las teorías acerca del defecto intrapsfquico en P •,; y por lo tanto no •brm • da n:,erenctas
.,· · hum,masvh•'marn1.antesmn
, .~.
de 1O ffiluC.O, , ~ • S,, t
el paciente funcionan a modo de defensa. las que identificarse. En la eclosión de la P:i:'°sis, ~n mu:'os casos asrsnmo d'
Por tanto, el contexto imersubjetivo (familiar, de tratamiento) puede
d esmoron amiento de esros procesos identificatonosb'fallidos. il ex·gencrns .
fomentar la nadificación del sí-mismo del sujeto; nadificación que constiruíri Si el individuo logra sobrevivir mínimamente ien a aque as. ,
el subsuelo de la alienación psicótica. • 1 , ¡ , ·&e·l- pLtede que nos encontremos ante algmerr con un
1mpuesras uesae 0 -' 1 "' . . ,... ~ 1 1
·d ble nivel de genialidad y singularidad creativa, aunque por O genera,
cons1 era~ ·. . Id . , .. o notan
ello conlleve un airo coste afecrivo a nive e angusn~, peq':"nos ,
8.2. l-Alienación encarnada ¡,s;queiios derrumbes, defensas a mo~o de ~i,l:'°'iento ps.icosoc1"1 y un smema
de falso sí~mismo excesivamente Iig1do y hm1tanre. " ,,, ,,
los trastornos narcisistas de ía figura materna (o progenitores), sus excesos ·,ndividuos nsicóticos aquellas virtudes parecen estar presentes
E nmuc,o h S ..- , ali' 1 lo
defensivos contra la angustia de castración y heridas narcisistas, tienden a nrr ¡0 menos potencialmente (cf. Racamier, 1980, 140), mas a ,,e que p~r-
generar una serie de desechos representacionales. r"
general la genialidad y singulacidad estén "sumerg,'das" Y.t en.,,
m1mos
__ , q""
~- ltdiar
. l
En términos primarios, las imágenes especulares se tramitan a modo de pares fundamentalmente con sus imágenes especulares invern<lasl cuales sean. La
dk:ot6mims; es decir, a modo de ideales y sus respectivos desechos representa- (<tontería" psicótica y la estereotipia. ~ < , i . , no
dona!es {listo-tonto, bonit<rfeo, capaz-incapaz, adulro-infu.tiloide). - , . ' fundamental· en la med1<1a en que e, pstcónco
Desde aqw una iOea · d ' h - e-
Por tanto, los desechos representacionales son la imagen especular inver- puede idenrificarse con el ideal de otro, tiende • encarnar los. esec .o, repr
tida del ideal de sí mismo; represent~ciones de la negatividad que tienden a ser sentacíonales de este ideal.
reprimidru;, negadas, disociadas y proyectadas. Más allá de los extremos pató-
geno•~· he aquí algunos desechos representadonales "universales": niño (en 64 Incluso rrw la c:atástrofe del derrumbe psh:.:ótico~ y con kis déficirs Y~~reoripias gd~~.e~:::
. •r ·1. , bse:rvar ,::me sobre todo aigunas rna res S--::,·
el sentido de infariloide}, burro, tonto, torpe, minusválido, envidioso, mala lo largo de 11:ños de c:rOJH!{C3Clu~: C,S ' : ' ~ o ~ , a le de o~ urú o
- . d -ier,~Pen de su btJO pslCOt:L<.:ü romos, -éste foese una ei:p& ge g
persona, asexuado y/o pervertido sexual, agresivo, animal, etc. r,OStetlten o una »•-o I _._r kl:ades humanamente
'hl ,
gr.m .,,G>VW.... L (ideal) a la vez t1ue le a.tdbuye- todos os oe1e.nos 1 atroc
1ak, desechos. representacionales caracterizan en mayor o menor medida • >
po>ible, (de.-chos).

186' 187
FUNCIÓN F.!iPECU!.AR
!..EONEL DOZZADE MENDONy\

No cabe duda de que todos los individuos estamos implicados, en calidad


• En su fun_dam:nto, este proceso de :"carnación es algo más primitivo que
los procesos 1dent1ficatonos. Desde su teoría de la transmisión de estímul de sujeto y objeto, en situaciones en fas que pueden produdue especu!aridades
alienantes; de modo qu.e resulta furu:hmental tener en cuenta el grado de (in)
mundanos_": Ma!davsky (1992, 160) habla de aquellos pacientes que hac:~
una regres,on o se mantienen en la "lógica según la cual dos cuerpos consri- ¡;¡¡pacidad para desmarcarse.
t'.1)'~º una unidad", "una lógica ripo «carne de mi carne»" (ibidem, 161}. Esta
logica puede sumarse a un patrón vincular caracterizado por una-inversión del
enlace empático, en la cual d bebé, o paciente, desarrolla una gran "capacidad 8.3- Desmarque especular""
de 7:11'":'que:'~ centra en !os estados orgánicos de otro" (ibídem, 158}°'.
Al igual que en la "simbiosis patógena", en su extremo la especularidad alie-
~ta mversmn del enlace empático tiene lugar sobre todo en la medida en
nante tiene lugar en fondón de la interacción complememariaenrre dos fuctores:
~ue ;' figura Inatema, {o terapeuta) no puede operar la regresión que le posibi-
por un lado,¡; precariedad de la condición p~íquíca del {futuro} P:icótico, y por
ht,m: ~mpatizar :ºn ,os estados primitivos del bebé (o paciente); de modo que
ouo lado los excesos de la organización detensiva del otro signihcativo. Estos
e~te úlnmo te~r~ que _desa:rollarse representando los estados orgánicos y afec-
excesos producen una serie de desechos que explotan aquella precariedad, que
tivos.del=~ s1gnrficat:"º· Esto, en el contexto de la lógica "carne de mi carne",
implica dec1~ que 1, _cnatura se desarrolla encamando y actuando aquello que se aliena al no poder desmarcarSe de está dualidad sin mediadón.
Aquí hay una espede de fascinación hipnótica hacia el objeto, en el sentido
en el ,otro es mconsaente, está reprimido o disociado (desechos representado-
de que el individuo sigue sus "órdenes" sin percatarse del mandato y d manda-
nale~¡. _Estos procesos pa,eccn caracteriur en gran medida al modo de exis-
tencia interpersonal en fa psicosis. tario; al igual que, cuando nos movernos ante el espejo, nuesrla imagen refle-
jada no se desmarca un sólo milímetro de nuestros movimientos ("órdenes"}:
. E~, lo que se refiere a las diversas dimensiones (cultural, instimcíonal, rela- los sigue a raja tabla bajo la forma de imagen invertida.
Debido a la precariedad de su condición psíquica, en mayor o menor medida
c1onaí¡ de la especularidad alienante que culmina en la alienación encarnada
recuérdese los planteamientos de Foucault (1964) acerca de la intrínseca asocia'. las personas con psicosis sufren un considerable en lo que respecta a la capa-
cidad para desmarcarse de las diversas formas de especularidad alienante. En
ción _emre locura y animalidad en la Época Clásica (siglo }.'VII-XVIII). En la
medida_ en q~:
d ideal sociocultural (mediatizado por las instituciones) se basaba
en la edüi~acron de una razón pura, se produjo una disociación de todo lo relacio-
términos generales, las posibilidades de desmarque dependen de !a capacidad
para establecer una relación de c'liedad consigo mismo y el otro (verse "desde
fuera" en sus relaciot1es con d otro), así como para "odiar apropiadamente" y
na~o con lasinra,.ón, incluida la animalidad(desecho representadonal del ideal
desde ahi "destruir" al objeto {fusionado, idealizado) de fa dualidad especular,
ra~onalista). Estos, rostros: de !a animalidad disociada dibujaron la imagen de 5¡
mismo_ que se reflejaba al loco, a la vei, que delimitaron las formas de tratarlo. En para así desmarcarse de aquella fascinación hipnótica.
El desmuque especular suele manifestarse en una sede de formas coti-
la ~ en que el loco no pudo desmarcan;e de esa dualidad especular, acabó
dianas de desman:arse de los aspectos alienantes de la mirada ajena. No es poco
convime':dose '.'n aquello ,que en el otro estaba disociado; encarnó la imagen
especular :nvert,da (ammatesai) de aquellos ideales de la razón clásica. frecuente escuchar a alguien didendo: "oye; tú a mí no me hables como a los
locos" (lo cuai puede expres-arse a rravés de la mirada, gestos, otras palalm1.s, etc.).
De ah1 que el auge de las manifestaciones animalescas de la locura parece
Por sí sola la frase revela que a los loros se les habla desde unos lugares alie-
corresponderse con el auge del radonalismo. A continuación veremos que d
nantes, de modo que ei desmarque podría traducirse a: "tú a mi no me hables
auge de algunas manifestaciones "patéticas" de la psicosis parece corres¡,on-
der,,e con algunos ideales de nuestra época. como a los tontos". Aquí se puede observar al sujero ubicándose virruahnente

66, Como be inOKad-o (en 4.2- 1 sup-:-a)., -empleo el término "desmarque" en el sentid:> de que
65. N :m:alizar fa "preocupación marernal invertida" (apdo. 2.2- mpra) ya hemos visto que- "~;
uno se sale de la "marca"'" de fa demanda del otro o de algún tipo de '"enganche;,¡¡ con cl et.ro.
en fa preocupadón mare-mal la madre se adapta a las necuidades. n~iqukas d J b b' · ;·
· l1kl,,, rácl u.• r- e e e, en ra En U.."'la -a.na1og\.a futbolística, .se cr.ararfa de desm.ararn': de la marca o presión que a uno ie
"ilive se ., uai-e quien tendra. que amoldarse a ia org_anfaación defensiva de la madre 0
figura materna ~ , impide o anula,

18!í
l_lJ,_ 1 LEO NEL DOZ ZA DE MENDON<;:A
n FUN CIÓN ESPECULAR

Ií • fuera de la dua lida d espe cula r y desd


su sitio" y devolviéndole sus des : h e su d" fu . IOdo ello con figu ra una situ ació n en
\\ Sin este desm 1 e osre pres enta cmn ales (en_este
"
o JO o ~" do, colo can do al otro en : le sob ran, enc ajan dem asia do bien
que las piezas o desechos que al neu
róti co
en los agujeros de la nad a que el psic
i) arqu e sue e ocu rrir que caso "tonto") ótico

1! :1\:
De::li ~r~ a más radical, el psic ótic
an o estos procesos desd e el otro lado
tesis según la cual en su d" ., d , .

~"t7 e~~ s::n ;:;:; ::;1 :
del .
!o~~:!::;::'

.
tal.
· padece y des de los cuales se ofrece.
Pero cab e reco rdar que en prin cipi o
tico no tien en bordes ni rostros, de
tales "agujeros negros" de[ no-s er psic
mod o que en gran med ida serán form
ó-
espe¡o, se plan tea la hipó
¡:,, , con ,cm
def ens iva, elte rap eur atie nde ape n ene uro tico yso b d d d
- teados por las piezas que al neu róti co
le sob
a-
,, re,
'b" l . ' . - reto o es e su vert ient Más allá de lo que se procesa en d ámb ran.
ir a a psicosis
d erectuosa de sí mis mo' es d . d 1 "d l d , , corno siendo' al 'd de ito fu.miliar, el psicótico se con vier te
.¡-•_i eor
valores cuiturales e ínst itud ona ! , e r ea e si mis mo una ten a así en "co mod ín" de la negatividad
": j · psic one urót ica67 •
,¡, . .
,•ic1oso se cierra cua ndo . al no de
invertidas o desechos d~ dich os í;:l~
es en F
que esta mse rto (el t
.

, .
que
erap
se sost iene
euta . circulo
car se, el pS1cot1co enc arna las imágen
en
) El , los
En fun ción del con text o de las cart
este "co mod ín'' de la negatividad adq
as en jueg o (con text o imersubjetiv
uiere su valor especifico enc arna ndo
o),

;L Asimismo, sost eng o que más 11' d


es actu and o aqu ello que en el neu róti
co suele ser inconsciente, aqu ello que
o
se
zación defensiva de dete rm· d a a l "d' . hiw inco nsci ente por hab er sido repr
ul e asr msmcrasias imid o, y que ha sido repr imi do (neg
.1 ma o tera peu ta el fun dam enty exce d
sos de la organi- desechado) par con trap one rse a los ado ,
e ar alienante constituye part e de
la estr uc~ ra de I valores e ideales socioculturales en que
o , e es~a tram a espe- sost iene n la estr uctu raci ón y subjetiv se
-_'\'• ' cie las relaciones hum a~a s a sab er 1 izacj.ón psiconeuróticaó!I.
1 .,
' . a re ac1on entroeque '.'!~1~a sea a más "torpe"
neurotJcos y psicóticos. Des de este mod elo prim itiv o de rela
ción o "reg ulac ión mu tua ' (Ste rn y
: 1:: ' otros, 1998), para el neu róti co el ps.ic
óti-co se con vien e ima gina riam ente
l '_:_··
8. 4- Estr uctu ra espe cular d-e la I .,
re ac1on entr e neu róti cos y psic ótic
os
una repr esen taci ón mat erna prim itiv
Des de una pers pec tiva dist inta , aun
a al serv ido de su organiz~ción defensiv
que a_corde con lo plan (~ad o, al hab
en
a.
',¡ \ de la "fase de simbiosis tota l" en el lar
/i - ámb ito de la psic oter apia psicoanalíti
con esq uiw frén icos , Searles dice que ca
!\'
·,,,, ElJ•sicótiro es ei espefo en que nos vemos ya
tn la lo / la vezí.a .J- ~n
: "El tera peu ta resp ond e con inte nsid
ad
i:j - que por genera no nes reconoce ' rau10gnip11 67. Varios auto res(C arras co y Suár u:,
1983 ; Su.lrez, 1982 ; 1989 ; Bauleo,
: :¡, ! mo,. (LO M) f<lfc:rcbán, 1999; Salvare-u.a, 1999 ) desta 1992 ; D=r a, 1999 b;
~.(, c.af\ tamb ién la cuesrión áe la alien ación
tontí ficac ión) en ancia nos, y sobr e (infantil hació n,
Hac iend una lectura loba! d l
t
;P

emo cion al, oresu lta que al ;die ser que desde un luga r cerca.no y a la
todo en aqud los -que han sklo lnstir
uci:o nali:zados. Parece
a e_sdec~laridad alienante en el desa vez disti nto al del psicóüco, el anci ano
rrollo
'·¡,_¡
nadifica y ning une a el sí-mism~a~e;
reflejando los desechos repres
;~:u-: .su,'
e _defensas, la figura mat erna
a ofrecerse al mun do bajo la cond ición
desechos ajenos. Aun que aquí no cor.r
supli cante de por lo men os ser k enca
esponde habl ar de '"agujero negro del
tamb ién tiende
maci ón de los
. ( l od)
enta oon a es elp~ic
';.'.
otico, y lueg o aliena esta nad a sude lmpilcar 1a périllda de funciones no~s el', ia vejez
su vertiente más enfe rmi za 1 ideal de í 15 · 5 b y roles a nh<t:I familiar y soda l. &to s
"agujeros" (pé-rdtda
i --.
, e .
psIC r •
onco s m ma. o re todo en de iden tidad pslcosocial) .fu.mentan
aqueHa cond ición sup1icamc. a la vez
:,1,
!i por desechos representaciona!es. se con vier te a T
los profesionales (sobre tod:o desd e ]os que asistimos cóm o
si en un no-s er rebo sado perfiles de ento nació n) tiend en a rek.c
viejos atrib uyén dole s una serie de dese ionarse con los
Deb ido a que lo verd ade ram ente terr chos socioculturales {infamiloide, tonto
l'l_,
i' de no existir en mod o al un 1 ,
ible es Ja
, angusn .
, 6.8. Los profesionales y fu.miliares sude
n reco noce r ron qué facilidad d psicó
, incap aciu, do).
O en a rn 1rada a¡ ena in vol a imp ensa ble de no ser,
g de Aquiles" de uno. Estos "'poderes telep tico encu entra d ''1alón
·¡: rico se ofrece al mun do ba;·o) -
¿· . , · áticos" parecen tener que ver con
que el psicó tico
a rnn c10n sup
., unta nam ente el psícó- tiende a enca rnar lo que es inco nscie
nte en d otro, com o si su existencia
L enc arna ción de los dese cho . 1 lica nte d ¡ real foesc d sueó o de
s ajenos; un o freci. mie nto supel'por o men os ser la
otro, De ab( que sude observarse un
I'.1 rico a dura s pen as apenas pod , l re prop onen "'escuchar" (en senti do
alto grad o de -ansiedad rob.re todo en
ampl io) al pskó tlco, dado que escu
profesionales que
ra no aceptar. icanre que e neu ró- inco nscie nte o dese chad o de uno mism charle es escu char lo
jl :'.'esulta que los fund ame ntos en que o, y sobre mdo en l-a med ida en gue
se sostiene l conv ertid o en obje to "psignificativo" uno mism o se ha
zaa on y narcisización psic on , . ., . . ' par- ad paciente. Desd e aquí podr
1 l euro n a estrucmr:ac1on, :sub1euv l- los plan team iento s <le Foucau1t (t 964} ía pens arse tamb ién
1\1 a proyección, el Ideal del Yo ( t,ca, corno pue den ser la ·' ¡ acere.a del mod o de existencia y la
palab
culturales tras miti dos en , en~en d d d repr esmn, a negació com o orác ulo, mens ajero de los diose ra del toco
ra _os esde los valores e ideales soci n,
s, de las verdades, dd desti no y las dcsy
ji!'
i¡-_1
, pnm era mstancia por los prog enitores); en fin, que
o- En los térm inos de este capÍ tulo dírfa
cont racu ltura ; un mens ajero que enca
que d psicótico es mensaje.ro d-c lo
acias humanas.,
inco nscie nte y de la
,,
ma y actúa cl mensaje.
1-

190
¡:
•¡j
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A
FUNCIÓN ESPECULAR

• co~o si. el paciente fuera una madre omnipotente, debido no sólo


la htstona de prolongada relación simbiótica d 1 • a <¡ue un doble especular", "no buscarás gratificación narcisista en la relación tera-
.d , e pac1 ente con la mad h péutica", "no hay que trabajar con el deseo", etc.
pmmov, o en aquel acentuadas cualidades maternales sino tamb', re a
el estado actual profundamente indiferenciado del d, l . ,edn porque .En primera instancia, resulta complicado sostener que "'el paciente no es un
peuta 1a sensacwn . , de potenc·1al1·d d ·¡· . d yo e paciente a al tera- doble especular", debido a que el psicótico se nos presenta como siendo la encar-
(Searles, 1966, l 85),
a es 1 1rrnra as pa:ra · -¡¡ .
su propia grar, cac1ón" nación (real} del doble especular de su figura materna; y hemos visto gue tiene
Enlasp' · · · S
agmas s1gu1entes earles nos reta a tener el val d
- - todas las "papeletas" para serlo del terapeuta (ver también próximos aparrados).
De ahí que sugiero una directriz formulada en tres tiempos. Podemos panir
aspect~s dLe la relación terapéutica, lo cual no significa que :~o ~:~:~:ºa:~~estjos
sm mas. o que sí se pued d . ar os ,.'- de la ecuación secundada según la cual !<el paciente es un otro'>,. pe.ro sjn perder
modos de vinculación lleva~o;:r~a~oq::/~ª~d: describimos lo: aberrantes de vista que sobre todo en la relación con el psicótico, este ser otro invariable-
cierto h g ra materna patogena, hasta mente está sostenido y atravesado por una ecuación fundamental, cual sea: "el
punto acemos una descripción extremada de j d
neuróticos en general nos relacionamos con los psjcótic:s mo os en que fos paciente es un doble especular". Desde este atravesamiento obtendremos que
Setratafundamentalmentederebosarel "a . ;; "el paciente es un otro intersubjetivo" (que sería el tercer tiempo).
con los desechos representacionales d guJero negro del no-ser psicótico Si nos limitamos a "el paciente no es un doble", ello tiende a convertirse en
turan la s b. . 'd d . . . engen rados desde los ideales que estruc- un discurso ético vacío (demagógico, moralista, técnico); de modo que conviene
u Jet1v1 a y narc1s1zac1ón neurótica.
desmontar y analizar esta negación que opera desde el lenguaje verbal.
Al hablar del efecto alienante del lenguaje verbal, Stern dice que en el desa-
tur~o :::~~::i:•tos apartad~s hemos visto cómo una serie de fuctores sociocul- rmllo emocional las adquisiciones simbólica y verbal generan _e)ícisiones entre
·:1.
Si esro' fuera todon~~{,í~r;;;,1:a~e~fue1en fom~nt~t la ~lienación del psicótico. "la experiencia interpersonal vivida y la representada verbalmente" (Stern, 1985,
rica· de modo ' . a ar e una a so uta imposibilidad terapéu-
pla~reando algu~:: ::::::::sc:~:;:r::s:~:
de vista que esta dimensión P ·¡,¡· d
:;:i
dimensión imposi~ilitadora
ca especular; pero srn perder
200}, entre lo que se significa desde los perliles de entonación y las significa-
ciones semánticas69• "Los hablantes necesitan una forma negable de comuni-
cación. Les resulta ventajoso expresar hostilidad, cuestionar la competencia
aquella dimensión imposíbili;.s~o~~'.ª ora pasa por el análisis y desmontaje de de otros, o expresar amistosidad o afecto de un modo que pueda negarse si se
los tiene por explícitamente responsables de lo expresado. Si no existiera ese
canal negable de la comunicación, y los perliles de entonación fueran tan bien
8.5- Desmontaje del discurso reconocidos y explícitos que las personas resultaran responsables de sus ento-
naciones, se desarrollaría sin duda alguna algún otro modo de comunicación
negable" (Labovy Fanshel, 1977, citado porStern, 1985, 220).
¿Por qué debo subrayar que yo no roy a,¡>
En la relación terapéutica, la ecuación especular fundamental tiende a mani-
¡Porque yo soy así! (Ferenczi, 1913, 229)
festarse desde los perfiles de entonación, que suele ser lo negable. A su vez,
Posiblemente aquellos que nos 1 • . nos hacemos responsables de las significaciones verbales que tienden a escin-
nalítícos ya hemos escuchado el i move'."os Pº;
os distJ~tos circuiros psicoa- dirse de la experiencia interpersonal vivida y a convertirse en la "versión oficial"
doble especular". mperauvo segun el cual el paciente no es un (Stern, 1985, 216}.
En el enunciado salta a la vista gue se trata de ., "Suele ocurrir que el mensaje no verbal es lo que se significa, y el mensaje
si le quitamos el" " una negacwn; de modo que
no encontramos qu " ¡ ·
Es . b
interesante o servar cómo te d
e e paaente es un doble especular"
. 69. En su libro Stern también babia de los efectos esuucturanres del lenguaje verbal, a tr.tvés del
(ideales) de la actitud terapéutica de:d:zo~e;a::ten~ .losal"mandamientos" cu-al: '"los niños solidifican .su comunidad ron el progenirory más rarde con los otros miembros
de su cuftura linguí.stica, e.u-ando descub.ren que su conocimiento experiencifil personal forma
algunos de Jos diez mandamientos cristianos: "no :~tara}~" !que ~une con parce de una experiencia más global del ronocimieoto, y que ellos están unificados: con otros
, 5 , e paciente no es
en una base cultural común." (ibtdem. 211).
191
193
il LEONEL DOZZA DE MENDONt;:A FUNClÓN ESPECULAR
', 11

¡_:' • verbal es lo que se «registra•. Nos hacemos oficialmente responsables dd mensaje .


...un conJUnto d e con d.1aones
. de posibilidad (y _ por ende de imposibilidad) para
¡
«registrado»" (ibídem, 220).
1 P roducción discursiva'' (Bauleo, 1987, 4)'º. d .
l Desde lo planteado deriva una de las vertientes de la clínica especular que
veremos a continuación, a saber: si bien tendemos a negar~ o no hacernos
a Estos planteamientos brm . dan Ia base para pensar acerca ., e
b 1 fi .al nexos
una sene
. ciados entre lo que se refleja al paciente y la vers.1:on ve.r a , ~ ci ,, .
de la
i' responsables de determinadas significaciones alienantes generadas desde ia cliso . . (enuncia
Penenc.ta . dos e'r·,cos , teorías" diagnósticos, conferencias,
, . !at y
etc.),
ecuación fundamental y los perfiles de entonación, resulta que tales significa- ex
también para pensar acerca de una se.rie de planteamientos teoncos y re t os
y
I·. ciones tienden a aparecer encarnadas en el paciente bajo la forma de lo que d ·maciones clínicas en los que el discurso aparece como repr~sentan e
! 1
1
denominaré "'síntoma interst1bjetivo es decir: aquél en que el paciente encarna
\ e SI del falso sí-mismo, pertenenoas
aliado . msntuc1on
. • · ales ,v compromisos corpo-
los desechos ajenos. Del lado dd terapeuta, uno de los recursos defensivos que
rativ<Js del terapeuta. • , · R feld
toma al lenguaje verbal como aliado consiste en negar los perfiles de entona- P . plo· al hablar del psicoanálisis de pacientes ps1cot1cos, osen
1
ción y la ecuación fundamental, y diagnosticar tan sólo síntomas y déficits
intrapsíquicos en el paciente.
Este efecto alienante dd lenguaje verbal no es aleatorio; está intrínseca-
t:. e º~;:;n s~ rabia envidiosa estos pacientes tratan de destruir y est'.opear
in;erpretaciones del analista ridicularizándolas o privándolas de su sigmfi-
cadó' (Rosenfeld, 1987, 2 03). , . fi ¡ "hipótesis
mente atravesado por las pertenencias institucionales del terapeuta (referencias Lo !anteado a lo largo de esre capitulo impone ormu ar una .

;,
teórico-ideológicas, escuelas,. asociaciones, "'cultura" del eguipo o institución,
compromisos corporativos).
Aquello que negamos desde el lenguaje verbal está en gran medida deter-
ukr" acerca de este discurso clínico. En su libro el mismo R~s:~feld ,luma
:;~iameme cómo el ideal institucional del grupo kl;i_nian~ :onsis;,o
a pacientes psicóticosdmediante la técni~f.s!~º:~:;;~~~:iÍ~q:: se contra-
;.:e:~::
minado por "una presión ambiental [institucional, interpersonal] D cultural mente con el empJeo e mterpretacmnes , . ., ,d. "
' constante para que algunas señales se mantengan más resistentes que otras one a este ideal tiende a ser percibido como desecho (paciente env1 roso '
'
a la codificación explícita responsable, de modo que sigan siendo negables" f.d . " "b ] co" "incapaz" de aceptar Jas interpretaciones).
estructivo , ur es • .d. 1· 1 · t reta-
!',', {ibídem, 221, corch. LDM}. De esta forma "el falso sí-mismo queda estable-
cido como construcción sem.án tica constituida por proposiciones Hn guísticasn
Aquí, la "hipótesis especular'' sería: el paciente non_ •e~ l:".;s 17 ue le :rp
dones debido a su rabia envidiosa; lo que hace es relle¡ar o r~ '.cu o q
I: , (ibídem, 275).
resuJra un terapeuta que intenta tratar1e como si fuese alun neurot1co.
as verbalizadones
Además, esta "presión ambiental [institucional] para que algunas señales Además, (en el apartado 9.3. infra) veremos que gun
1: sigan siendo negables'' nos llega bajo la forma de proposiciones linguísticas (por
ejemplo: "el paciente no es un doble especular"), y resulta que "lo negable a • - . J, - d [ d arrollo dd psícoanálisis,AMrnsse. (m
70. Al b-ab]ardelascondidones histo:co-1de~ ogic.asdí.1- e : todo va que esos son los hechos, el
1. VV. l n?O 7n¡ rN>Uflta' •En que me ua, so re , .1 , fi
Dtros pasa a ser cada vez más negable para uno mismo. El lenguaje está estable- AA ., , 7 . , d 7 ¡ se p5 , ·n aJ1.'sras ,::
.sobre estos prob!emas, 1a ·rPtJresión-r teórica que se JO ere a
ciend<J la senda al inconsciente" (ibídem, 221); y también la senda a ID instituido. silencio reonco e os p lcoan _r: 1- , ] técnica ::malítlcas en su mismo
r Cuando enel desarrollo emocional el sujeto accede al lenguaje verbal simbó-
bl

conten1 o. umu:rrt,
!
estos pro emas en e mun ° ,

d analfrioo aiectan ara teona V a
.: .
-J. .•• , A
d'
B
'-- ~
-d '"(·1-•J~. 79) Aconnnuac10nsug1ereque tcuarepreslón teórica tiene que ver
bl'itc
, L
--":cenue"'megusunasaLK."r
con
. lico, aquellas representaciones de situaciones interpersonales gue han sido objeto _;_ bk "(ibiUa#/ su-vez, ;uem
I; d "no-pemamientoaeesospro mas
d
. d, F
w "'l
-•~breanálisisrecíproco,Sospe-choque
de de,entonamientos (debido a que son <:ontrarias a los valores e ideales socio- h
cuántos e nosotros emos el
1 'do este trabajo e erencz1
. .d de las teorías Las teorías mm 1en
,;,v b- .
,. [ ]p ras nronuestas son los repnrm os '
I;
.1.
culturales), pasan a ser representaciones reprimidas o resistentes a !t, codifcacíón poqummos ,,. orque es r r .d ta parte rieae que: ser rescataua Y
¡_1 explicita responsable, o sea: desechos representacionales. tienen una n:irte de si mismas que es vena a, y entobnlces esAA.rn' 19'>] 89· trad. LDi\1),
r- d ¡ · "'(B:arem 1u·en ")' .• _,, • '
defendida del secror triunfante e as teon~ , fa] . •, mbio en la actitud dcl analista
De forma análoga, en el ámbito de la salud mental el lenguaje verbal simbó-
71. "'Scgal, B[on y ~osenfe]d a.firmaron ~u~ no ac~arn~~::~:~:on casi exclusívamenre en las
lico (enunciados éticos y técnicos, escritos y hablados) opera a modo de presión
sino sólo cambms menores en la recmca {..b.] . , d lengua¡·e y pensamiento del pacieme
ambiental que establece la senda a !a "represión teórica" y a la no codificación . tar ]a grave permr aoon e ,
lnterpretacmnes para era d ] . . durante los úlrimos cmcuenra
explícita de aquellos aspectos de la experiencia interpersonal vivida que son esquizofrénico [,,,] El desarrollo de] uatarnjeoto ed aFps•c;; que quizás llegue a ser posible
ah I tiiicada la esperanza e rcu e
-

contrarios a los, ideales sodocuhurales, institucionales y corporativos. Existe afios sugiere que ora esta Jl~
derra aproximación al rratam1ento de la ps
kosi.s" (Rosenfetd. 1987• 383s}.

194
1:15
LEONEL OOZZA DE MEND0Ny\ FUNCIÓN ESPECULAR

,burlescas del paciente tienen una raíz lúdica sana ... sobre todo si d terapeuta analista, lectores) que lo haga. Anre todo, hay que tener en cuenta a este otro que
las escucha. desde esta perspectiva. el pskótiro encarrui. "Entonces, ¿cuál es el único lugar desde donde po~emo~ cues-
Aún en términos hipotéticos habría que cuestionar en qué medida aquello tionar el nue.stro? Es el lugar del objeto dd cual nos ocupamos[. •.] El proolema
que Rosenfeld diagnostica como "rabia envidiosa" o tendencia a "destruir y consiste justamente en poder pensar ese objeto --objeto en sentido epistemoló-
estropear las interpretaciones", apunta más bien a los impulsos del paciente gic.o- como tlll lenguaje desprovisto de redas esas incídencbs de poder que nuestro
a desmarcarse atacando aquellos aspectos del encuadre y !a técnica en donde saber condene" (Baremblitt, en M.VV., 1991, 80; trad. LDM).
el terapeuta tiene i!llltimdonali7.ada su organización defensiva, compromisos En el apartado 9.3.1 analizaré una situación en la que Baremblitt desmontó
corporativos e ideales. Con ello el paciente no está estropeando las interpreta- mi discur:so.
ciones ni privfodolas de su signilicado, sino precisamente revelando lasignifi-
CáCÍÓn de la intcrpretacíón en el contexto intersubjetiva (dual, institucional}.
A raíz de ello, pcede que sea el terapeuta el que se enfurezca ("rabia envi- 8.6-Apunte epistemológico
diosa") ante el desmoronamiento de su ideal llevado a cabo por el paciente.
El paso siguiente consiste en euestionar si d terapeuta reconoce, o no, estas Partiendo de ia diferenciación entre estructura neurótica y psicótica, estruc-
aportaciones del paciente. ruralmente el psicótico es un otro incognoscible para el neurótico, que se ha.ce
. El gran "enemigo" de este reconocimiento son las ,e;i.stencias del terapeuta cognoscible mediante la ecuación especular fundamental ret psicótico es un
(en gran medida atravesadas por sus compromisos corporativos), y no tanto las doble especular").
resiste.'1das y déficits que defensívamente solemos atribuir al paciente. ~l
Una vez que se haya reconocido la ecuación fundamental, que la otredad
En d terapeurase traba una batalla ent.e este reconocimiento en la relación del paciente renga vigencia va a depender de algo más, que éiértamente pasa
terapéutica, y su necesidad (legítima) de ser reconocido en los ámbitos profe- por el análisis personal del terapeuta. Pero el análisis personal no elimina la
sional, académico y de las asociadone.'i; sin lo cual, entre otras cosas, no le van ecuación fundamental; no da cueot:i de eliminarla ní conviene que lo haga.
a derivar pacientes, ni invitar a dar conferencias, publicar artículos, etcétera En d meior de !os casos, el análisis puede contribuit a reconocer la ecuación
{cf. Baremb!itt, en AA VV., 1991, &2s)". füodame~tal y convertirla en aliada del proceso terapéutico.
No se rrat:i de demandar, desde imperativos éticos, que el terapeuta renuncie Si tenemos una diarrea {exceso de desechos representacionales) podemos hacer
a la gratilicación narcisista que puede obtener desde los ámbitos institucional y un mny buen tratamiemo digestivo {análisis personal), pero con esto no espe-
corporativo (esto sería como intentar torear al toro cogiéndole de los cuernos}. ramos que nue,;tro organismo deje de producir y desechar excrementos. Podemos
Lo importante es tener en cuenta que nuestra tarea de cara al paciente puede arajar el mal (que siempre puede volver a aparecer), pero no la esttucna:a mism_a
y suele entrar en con!licto directo con nuestros compromisos corporativos y del funcionamiento digestivo. La producción de desechos, ya sean excrernentl-
pertenencias institucionales, en la medida misma en que la existencia encarnada dos, pulsionales o representacíonales, es condición de vida que sólo cesa con la
del paciente representa una constante amenaza hada los ideales y discursos que muerte. Si la relación terauéutica hade ser algo vivo, no podemos concebirla sin
sostienen, y en que se sostienen, tales compromisos y pertenencias. sus desechos; es decir, sin· nuestros desechos que, como hemos visto, son inelu-
Uno tiene posibilidades muy limitadas de desmontar su propio discurso; dibles en el proceso de estructuración e {inter)subjetivización psiconeurótica. Si
síeropre neeesitará de la aportación de otro (supervisor, compañeros de equipo, elimináramos la ecuación fundamental, eiiminaríamos el fundamento del cono-
cimiento posible de la ps.iresis.
72. Se sabe que Winnkott, que renfa un antidiscurso en relación ar discurso ofic~l de 1a Hay un trasfondo de no saber nada acerca del psicótico; un trasfundo que
Sociedad ~ritánica, dumnhc muchos: años no ha sido lnvJrado a p.arridpar en los programas tampoco es posible elirninar desde la teoría: "La confianza en una ideología
de formaaón, A su vez, en un apartá:do timlado "La Psicopolitka" BauI-eo recuerda que analítica representa un método común de e,,itar la ansiedad del analista de no
Fere.no-,4 ,quién propuso fonda.r la As:odadón Internacional y fue uno de sus primeros
presidentes, "'em,w .ca:si excluido u olvidado en fas 'citaciones\ casl des-Aparecido en los saber" (Ogden, 1939, 165).
programas de fqrmadón" (Bauleo, 1987, 44). Este no saber fimdamental demanda la estructuración de una situación espe-

1% 197
FUNC!óN ESPECU!.AR
UO Nll DOZ7A DE MENDON<;:A

neo s Al. al 1) Diagnrutico especular


• cula rqu eop erae ndo snív eles sim ulci • " igu que cua ndo nos mir amo s en
el espejo, sím ultá n•am enre obt
con trar ío
de mi yo" (en el es:, ío mi ene ~,,s qhue este soy yo" y ala vez "lo diag nos tica r síntomas inrasubjetir:tJS.
r, , man o aere c a es la iu•u ierd a etc } El diag nós tico espe cula r con siste en dd
El pmc eso de pt:rr:1'b'rr.,. repr esen tar y con oce r al
~-, ' "
d " o acer ca del análisis y desm onta je
. pac
.
ient e esde este soy Adem,ls de lo ante rior men te plan tead basa en que :
>,
una d d . li del diag nós tico espe cula r se
Ji,cur,-a, en la clínica el proc esam ient o

yo suele man ifes tars e en <
~etle e escnpc1ones n;neu rot,, com or zadas" de repri-
la psic osis " , A su "- ºn ¡, d'1mens1o , • n d eI " ¡,,, l •
· deb ido a que el psic ótic o tien de
a enc arna r aquello que en el otro está
""µ~ ~. H
. d este
rend emo s a perc ibir al pac iente com o sien o la ima gen ·
:ºY
es o com ran o de mí yo" de dete rmi nad as man ifes taci one s paro ló-
'd de
nuestros mid o, neg ado y deseehado, a part ir en los
'd ativ o de 1 . . 1~:ert1 a ible inferir las defe nsis que operan
i ea.les, y tam bién co1 no eJ neg
(el ps,cot1co com o que no el gícas y alienadas de la psicosis es pos
accedió al Edi po a ia sim bo!'lcac " ., ª1 ~eurosis jetiv , ya sea en la rdac ión dua l, grupal (equ
ipo)
, mn, a a Inte rsub idad etc ) mém dos ydis curs os de trat ami ento
Es rela cion arse e j ' ,•
te proc eso de con oce r v on e otro espe cula r lleva consigo o imt ituc iona l.
l
una sed e <le dese cho s repres ~t· .
incognoscible) reacciona y esera:ªºi lll¡ es anr~ los cuales el dpsicdóticdo (el otro real
, n ta es reaccione ' gen era as es e el com exto 2) Ética del reromdmiento
ínte:rsubjetívo las que b-in d , . d' . s d e com p .~ ( . ,
• aran in 1c1o con oc,m ,em o
. rens ton o ha flevatfo al campo para desente-
posible) acerca del paciente. "Mi vecino solió una ve-z que el diable lo
emo s estudi lo , . . rrar aro, Pero no halla ,wda; ento 1XC 6 el
diablo dice: 'Está ahí, sólo qUI! ahora n/J
En tétm ínos m= rori cos , si pretdeend del viento
I . adr s mov1m1entosbs para poder reconocer@ tú solo'·. Cuando
{psicosis),una form a muy sen cílb h acer o es !Zan o una ba nd era y o ervando puedes desenternrrfo; pero mdrcatz el lugar
. - l b , el diablo dijo.· '§m caga ahí; de
sus mov imie ntos , cóm o reac cion a S"
, avernos que .a andera no es el viento, pero
L , el otro rogó. que pusieran me ! lugaralg,Jn ,igno
, . , C t · . hay oro escondido, y til podnis rei:ono-
reaccwna en func ión de la ,el·
tntersu >Jet,v,d.ad) entr e el viento y las
carac- esa manera ningún hombre wpeehard que
terí. ,tici s de la ban dera (te! ~c1odan , 0 mes a fina) Pa desperto mseguida y ;;íntiú que se habút
a ng1 _,
aigo de eso pasa en cerlo con exactiru,t. Lo hizo as{ el hombre,
la relación con el psicótico1 con 1a , d'?+- '. d · rece que y Opp enh eím , 195 8[19 1 ll, 190 )
i~erencra e gue en ~ez
.~
, d .
e J.Zar una ban dera hecho un gnzn mont<fn en la cama''. (fre ud al alienar al psicó-
para ver cóm o reacciona estrucru ran10s una sauac1011 especular.
,
La ética del reco nocimiento consiste en reco noc er que
e-
C - 1 . ., - 1 . en d psic ótic o nue stro s desechos repr
onoccmos a psu:ot,co desde el espeJ·ob'. P:' ª uego, s1 acaso, pod er reco- tico en la tram a especular, y al alie nar
nocer qne el psic ótk o es un "otro inte .
rsu ¡env o » 1 · que reacciona en sent ado nale s, a la vez alie nam os en
él algo valioso de nos otro s mismos., que es
r , (" ¡,· ' • gwe n o tien e si som os capaces de con du-
,unc ión de las cara
, ,
cter ís·ic
'
as del
espe¡o lnte rsu ¡etiv idad ). algo pote llcia lme nte vallo.so que el psicótic
Es "bl e noc imie nto.
re conoc1m1ento pos ible así.com o sus lposi es e,ec tos terapéuticos, pasa n cirn os oon él por este cam ino dei reco
ient os de J d,, ntil, así com o en lo inco nsci ente , tien e
por los proc esam .a rn1ca especu ar. Al igua l que en el psiq uism o infa excre-
la relación de atra vesa mie nto entr e
que haber aqu í d reconocimiento de de
lo dese chad o pue de ser algo valioso,
! men to (desecho) y oro (ideal), de que stra
..1c 1•ca especul ar
~- la '-'"' ado, imp rodu ctiv o y perd edo r en nue
8.7- Pro cesa mie ntos .,., que este ser psic ótíc ame nte desfigur
i
' i culm ra triunfalista, com o mín imo enc
arna a mod o de cat:istro fe y pate tism o
ró-
' d e l a fiunc1.,on es nes eng end rada s des de los mod os neu
1
En térm inos esqu emá tico s.. la dínKa ]
pec u ar pasa por tres una den unc ia de una s cua ntas cue stio trat a-
1
proc esam ient os ' a sab er· !) el di' , , , incl uido s los mét odo s y teor ías de
l a nost1co
0 cu!
espe a,, 2) ¡ ,. d
a ene a e1 reconO<:i- ticos de sub jetiv hac ión y pro duc ción
. y 3) el mét odo d _ . ¡·d"' ., .
1 m1e nro
- e1 "ª
i acw n .1ntersub¡e
<\,
d 1
· t'iva e as apo rtac ione s del míe mo y reha bilit ació n,
vesa mie nto enrr e lo dese chad o y
paci ente . En el ámb ito artís tico esta relación de atra tem -
determína<las vert ient es dei arte con
lo valioso se man ilies ra sob re rod o en s
consiste en nav ega r sin rum bo por calle
Potá neo , Parce del mét odo del arti sta para
dd mun do un sin fin de desechos
d " y desgililces, bus can do en las basuras
73. Srern (l98 S..H J Llml ,;,n discute k son
C1testf6n
e la :aduJromorfi2aCt6n"' en las descripclon~
de!
esre .mis ta, los desechos del mlll ldo
psiquismo ír:.EtorJt l
hac er su arte y exp,esar su ser. Para

199
198
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A
FUNCIÓN ESPECIJL'\R

, sus tesoros Mejor dicho·


Pu d . . . construye sus tesoros con los desechos del mund
·que yo entraba tranquilamente en su habitación a pesar de sus persistentes y
en :1 :::::os::r:;~ tener que pensárselo, que a él le hace falta aquello qu: ruidosas protestas, llevaba mi reposera, por lo común cerraba las ventanas, que
ella prefería tener abiertas, y me dejaba caer en mí silla: en síntesis, me compor-
Esta idea de recoger, reaprovechar y resign ificar lo desechado tambi ,
en el creciente interés por el reciclaje de papel vidrio plástic "\aparece taba como si fuera el dueño de su habitación". {Searles, 1966, 123s)

:::~:::::;:~~ses tdustr!alizados. ~ue se ;epa,


, , ""y _os pro uctos reCJclados suden ser más cafos. -
lo;
proce,::d:':ic:j~r~~
Aquí se puede ver cómo "arrogante" era el desecho represemacional del
terapeuta, y posiblemente del personal, que fa paciente encarnaba y actuaba.
Se supone {ideal) que un profesional de la Salud Mental es una persona
glo~~ ali: de la creciente conciencialización ecológica gestada en el seno de la
madura, capaz de reconocer al otro y respetar su espacio. Al otro lado del espejo
. 1zac1on, parece ser que tales prácticas, así como la com ra d
vemos a una paciente arrogante y muy poco respetuosa.
':c,dados, ~e inscriben como manifestación de ,ma sensibifdad :::::ctos
ranea que tiende a reaprovechar sus desechos. po- En un primer momento Searles se enfurecía y acusaba a la paciente de no
tener en cuenta al otro, para luego .reconocer que el síntoma "de la paciente»
Como v:remos a continuación, el arte de reciclar y resignificar los desech
d:~ :ºno!~ ran y qlue el psicótico encarna, es uno de los ejes fundamental:
a e 1ruca especu ar.
resultó ser un ""síntoma intersubjetivo e interpretativo"' bastante preciso. Para
que ello resultara terapéutico, el terapeuta tuvo que validar íntersubjetivamente
Antes,tansóloseñalarquemásalládelametáfora . 1 A - . esta aportación de la paciente.
no es poco frecuente A - , en os companam1entos La validación intersubjetiva de las aportaciones del paciente no tiene que
or calles y d que companante y acompañado naveguen literalmente pasar necesariamente por la explicitación verbal de lo reconocido, aunque puede
P esguaces, a veces buscando l
la casualidad d h b j a go, otras veces sacando provecho de y a veces debe de pasar por ello. Lo fundamental es el cambio en la actitud
e a ero encontrado.
mental y conductual del terapeuta, a raíz de lo cual el síntonli intersubjetivo
3) Validación intersubjetiva "del paciente'' tiende a desaparecer, tal como ocunió con la paciente de Searles.
Este procesamiento empezó cuando Seades reconoció la manifestación
de la ecuación fundamental {"el paciente es un doble especular"), para luego
de {;. t:;::;;:~:~~;mo ~e la dín~a especular es la validación intersubjetiva desmarcarse de ella75•
fiestan ba, o l fi paaeme, m uso cuando tales aportad ones se mani- Es en este sentido que relaciono la clínica especular con el arte contem-
síntomas Jint:,:;:tt.!tt:~:e~:::~:~t:~i:t;::;:~:tos -~ncarnados, poráneo y el reciclaje. En la anécdota se puede observar cómo Searles recogió
peuta y autor altamente capacitado: er " o un tera- sus desechos, que la paciente encarnaba, y los recicló convirtiéndoles en algo
"Una mujer paranoide me enfureció durante muchos meses y t b·, al valioso. Pero no algo valioso sólo para la paciente, sino también algo terapéu-
personal de la sala y ¡ . , am ien ticamente valioso para el terapeuta, en la medida misma en que pudo reciclar
a as otras pacientes, con una actitud arra ante ,
expresar que se consideraba dueña de rodo el edifi . g . ~ que p:re~a esta parte desechada de sí mismo y emplearla de forma constructiva.
persona en éJ cuyas necesidades- debían tenerse en c:J:~t:omo s1 uera la umca De ahí que sobre todo el trabajo con psicóticos puede ser un intento, por
pareció sólo cuando pude percibir la similitud desagradabl~::c::td:a desa- parre del terapeuta, "de llevar la tarea de su propio análisis más allá de lo que
su tendencia a abrir o cerrar las ventanas de la sala común se , r da entre podría llevarla su propio analista'' (Winnicorr, l 958, 269). Quizá Winnicort
o prender y l ¡ . . gun sus eseos estaba diciendo que al menos potencialmente el psicótico puede resultar más
apagar e te evtsor sm tener en cuenta a los dem as,
, y el h ec ho d e'
-----
74, Quizá también sea válido pensar que los tesoros de una cult . 7:5, Es común -que 1os: fu.miliares del psicótico se quejen de que éste es !ntruslvo y muy poco
a-quclfos sectores culm.rafmeme" desechados Así ! cuf ura ~enden a gesrar.se en el :reno de- resperuoso, a 1a vez que sude resulca.r evidente un intrusismo familiar gem:ralizado que .re-cae
ei Flamenco; en fa cultura negra de Est d . U -~~ a h mra gitana de España se ha gestado prindpalmentesobred psi-cótico. Efl primera iruranciaSearles actuó según este-patrón vincular,
Paradójicamente estas manir___ . a~. md se agesta:do el/azz, el Bluet, el Hip--hop. fo cual hace pensar en la estrecha relación de cercanía entre la cl:ínka especular y fa paradoja
, llt:5-....aones ani:mcas e Ios sectores desech d J
enemblemaymotivo<leorm•'lon·
, s=
, _
aaonai.1
a os uegoseconvierten de fa actuación ooouatransferencial Tanto en una cuanto en la otra~ lo fundamemal e.s que en
un segundo momento d terapeura se desmarque.
200
201
-~11° LEONEL DOZZA DE MENDONy\.
FUNCIÓN ESPECULAR
:F i "' uanalitico» que un psicoanalista. Este 1 . ,
¡f considera válida la idea de que d . , ~ anteanuento es sm duda válido si se .· duda nos merecemos alguna que otrareprimienda en este sentido}, de la misma
1: ciente. ps1couco encarna fo que en eJ otro es- incons- forma que no debe entenderse como condena todo lo dicho acerca de las impli-
·, caciones entre patología y contexto familiar.
Algo irónicamente dirfa que, mientras el
; 1
mente desde el manejo de la transferen . l _te;apeuta opera fundamental- En el apartado acerca de la paradoja de la actuación contratransferencial
1
sin proponérselo} desde J "· cia'. e psicotico lo hace (en gran medida hemos visto que la imagen de un terapeuta idealmente sano, maduro y técni-
~, a rnterpretación'' m · • . ,
comratransferencia Toda rerapi I . i_nuc10sa y sistemacica de la camente capacitado, puede fomentar aún más los sentimientos persecuto-
.1 ~ a re auvamen te ex.i rosa h
resu ltado terapéutica para el terapeuta. ace suponer que ha rios del paciente y la familia, en la medida misma en que la actitud de este
'1:' En la relación terapéutica el "sab " j . supuesto terapeuta se distanciaría demasiado de los patrones vinculares en la
1. "saber encarnado" (oráculo síntoma) erp o ;rae el paciente bajo la forma de famílía del psicótico.
. ' · ero este es un <,;saber q b ,, Si en aquél contexto hemos visto que la evolución del paciente tiene lugar
que se al ,ena si no es reconocido y valid d . . . ue no se sa e ;
1: ción intersubjetíva dependerá el q º
a .. lbnter'.ubJetivamente. De la valida- gracias a, y a pesar de, la actuación contratransferencial, lo mismo vale para la
ue este sa er s1nrom " ~ ~
1
excremento u oro, desecho o tesoro. - a este mas cerca de ser especularidad alienante.
¡·' Allí en donde sea posible reconocer al . , . d Desde los ámbitos teórico, cultural, institucional, de las asociaciones (psicoa-
nacemos en el psicótico al reco ] psicotd1co esde esta perspectiva-reco- nalíticas o no) y de los compromisos corporativos, en mayor o menor medida
nocer e en su o bledad ul
' ¡ precisamente desde este lugar d , .. espec ar encarnada-, hay una demanda que apunta hacia la imagen de un terapeuta ideal. "Tenemos
para o¡1co puede empeza .
' otredad. Desde este froo-ar podrem d . l r a tener vigencia su un lugar socialmente definido y se supone que sabemos acerca de aq_uello con
· ·
Jenvo; ,,_ • ,
pero esta afirma , o:s decu, que e paciente es un otro mtersu
· b- que trabajamos. Esto nos inviste con un poder al que no po.;Jemos reh1JSar, y
cmn sena un ecir vacío s-j n 0 h b. d
ecuación especular fundamental. u Jese pasa o por la esto lo tenemos que asumir" (Baremblitt, en AA.VV., ¡991;'lio; trad. LDM).
Si bien el análisis personal no elimina la ., No cabe duda de que tales demandas e investiduras pueden producir efectos
' 1
resulta fundamental en lo reÍ< al ecu_ac10n especular fundamental, positivos que contribuyen a organizar la acritud profesional y ética del terapeuta,
erente procesam,en to de l a ej,1mca
. especu l ar.
' además de estimularle a que se forme (en el sentido amplio del término). Pero
'
cabe no perder de vista que los ideales siempre vienen acompañados por sus
:! 8.8-Advenencias y reparos desechos, y la cuestión que se plantea es qué hacer con estos desechos para que
' ' contribuyan a la relación terapéutica. He intentado proponer un modelo concep-
!
' I' Hasta aquí, la clínica especular no a unta n . tual y metodológico para abordar esta cuestión, no para pretender elimínarl.c
•.'¡' vención, sino más bien a fiorm d p ecesar1amente a formas de ínter- La validez de lo planteado en esta sección de apartados puede ser más, o
as e ser y estar co ¡ .
cuenta qué lugares ocupa en nuººt " . d " , n e paciente, teniendo en menos, relativa. Según mí punto de vista, se trata de una validez invariable-
! í """'ra mua a y como ta ,e • d,,
en nuestros discursos, actitudes, tOrrnas d . es m1ra a se manifiesta mente inequívoca. Pero no inequívoca en su condi-eión de hecho siempre obser-
:!::' ¡ De ahí que estos planteamientos de concebu la tarea yel encuadre, etc. vable, sino inequívoca como referencia conceptual válida a la hora cuestionar
a la hora de pensar acerca del A pue_ en '.esultar especialmente interesantes las vicisitudes del vínculo terapéutico.
r.
:' 1

' 1 Cotidiano; a la hora de pensa comp"."aalml iento Terapéutico y la Clínica del Si he planteado estas cuestiones en términos algo radicales, ha sido para
r que mas á de J • •
estas manifestaciones de la . .,m,· d n r as rntervencrones puntuafosi aclarar al máximo la referencia conceptual. De todas formas, cuando pienso en
)) 1
. . r.a a conrorman eJ co t • ¡ .
¡· ;envo, y pueden cobrar sign'" . . n exto vmcu ar mtersub- las aberrantes y patéticas imágenes que el loco encama (desde la historia de la
1
1Hcac1ones m mensas e 1 . l h h
. , I' con el paciente en una cafetería. n e simp e ec o de charlar locura de Foucault hasta nuestros días}, no termino de decidir si he sido radical
Por otra parte, es importante que tod 1 para hacerme entender, o sí me he quedado corto por temer ser radical.
.' 11
nantes urdidas por los neurótr"co o o exp~esto acerca de las tramas alíe-
, l' s, no sea entendido h
de la neurosis y del terapeuta . como reproc e o condena
, con sus compromisos corporativos (aunque sin
H'
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\, CAPITUL09
\,1 JUEGO Y HUMOR
' 1.
'"
J .
¡ L

1
El juego y el humrn- facilitan una serie de procesos terapéuticos a diferentes
niveles. Partiendo sobre todo de los planteamíenros de Winnicottacen:a del juego,
1 :1
y de "El chiste y su relación con lo inconsciente" (Freud, 1905), veremos que:
:;-:i
a) El juego y sus deri:vados (entre ellos el humor) facilitan el establecimiento
'
de modos primitivas de comunicación y relad6n con !a realidad e>:terna
l
compartida. Este efecto facilitador se debe a que el juego desestima en
l cierta medida las exigencias de la razón critica y de la 16gica convencional
l
y lineal
b) Por otra parte, el juego y el humor pueden emplearse en el manejo de la
sintomatología yla mmsferenda, En algunos casos contribuyen a que tera•
peuta y paciente se desmarquen de los aspecros alienantes de la especula-
ridad, y establezcan modos estructurantes y nardsizantes de relación.
e) Desde otro ámbito de análisis, el juego y el humor pueden contribuir a la
administración de las reacciones contratransferenciales, y más específica-
mente a que el odio del l\compañante resulte terapéutico para el paciente.

9 .1 · Juego, humor y e5pecularidad

la psicoteropia se rraliza en la superposición de las dos ztmtt; de juego, la del


p,u:ientt y la del terapeuta. Si este úitimo no sabe jugar, no está capacitado para
la tarea. [...] El motivo de que el juego sea tan esencial consiste en que en él el
paciente se muestra creador {Winnkotr, 1971 b, 80).

205
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A JUEGO Y HUMOR

En esta investigación no podría faltar una referencia a algo tan necesario, ld . t te es la ad vertenaa . de que los bordes de estos .espacios
para el terapeuta tanto cuanto para el paciente, como el juego y el humor. Igua d e impor an bal diws Si uno se prnpone ¡ugar y a
. d · son tenues y res ª · " d
Emplearé el término "juego" para referirme a las incursiones de la pareja Acom- interme ms e ¡uego b., be tener en cuenta que el juego pue e
q . · tam ten ca d ·
pañante-acompañado en el campo de la transicionalidad, lo cual supone cieno ue el paciente ¡uegue, , l ual muchas veces se euene
d ,, ( •b 'd, 75} razon por a c
grado de ruptura con la lógica, el discurso y la conducta convencional y lineal, llegar a ser aterra or ' ' em, : l 'fica En el extremo, más de
d f¡ bl me uso catastro ·
Todo ello suele estar teñido por cierta dosis de irresponsabilidad s_ana y trans- o culmina de forma es avara ule, . d asesinato y los adultos constan-
gresión constructiva:, . el 1han c mma o en , , .
una vez los ¡uegos
, • ·1 e dro los ¡uegos
, . r ti"Jes , por si acaso. La vida cotidiana
mran ¡
El humores una extensión del juego (ver 1.6 supra). Ambos tienen en común temente estan v1g1 an o f, ele las bromas se pase a os
también ilustra cómo no es poco recuente que
el proporcionar al individuo ganancia de placer y/o la evitación de displacer.
También facilitan el establecimiento de modos primitivos de comunicación, gritos y .puñetaws. . uede parecer ma . d ecuado que el terapeuta adopte1 una ,
así como la comunicación estructurante de contenidos reprimidos, disociados A pnmera
. vista P sene. d e man1testac10
.r . nes de la sintomato og1a,
y no accesibles a la verbalización en términos convencionales. actitud 1ugueto~a ,ante u~a, , En este sentido, recuérdese que los humo-
En un articulo titulado "¿Por qué juegan los niños!», Winnicott (1957, derrumbe y sufnm1ento ps1cot1cos. .ales 'físicas en sus producciones humo-
l 54ss) dice que juegan para expresar agresividad, contrqlar la ansiedad, adquirir ristas suelen emplear sus taras ex1stencd1 } b'1rse como la más elevada de las
d "el humor pue e,conce 'd
experiencia, establecer contactos sociales, integrarse y comunicarse. En el rísticas: de mo d r o que · O dena - sustraer d e Ia atención concíente el contem o
operaciones erensivas. es " (F d 1905 22 l ).
tratamiento y cuidado del psicótico, el juego y el humor pueden facilitar tales ., 1 d n el afecto penoso reu ' '
procesos, en el terapeuta tanto cuanto en el paciente. "Lo natural es el juego, de represe~tacmn en aza o co 1 do la investidura hacia al¡¡o accesorio y en
y el fenómeno altamente refinado del siglo XX es el psicoanálisis" {Winnicott, y culmma este proceso desp azand d . 1 Freud ciní-!a anécdota del
1971b, 65). d . . •jj_ t Amo o e-e¡emp o,
cierta medi a 1ns1gn1: can e. . do un lunes por la mañana,
. 1 nducfa para ser e1ecuta ,
Más allá del juego clínico que se desarrolla bajo la mirada interpretativa reo que, mientras se e co anal" (ibídem, Zl 6). Aqui el placer humo-
del terapeuta, importa destacar "que el juego es por sí mismo una terapia" dice: "¡VayaformadeempezarJasem . ahorrado en parte debido a que el
. d to de a,ecto penoso '
(ibídem, 75); y desde ahí concluir que "puede efectuarse una psicoterapia de rístíco denva• ehun ·gas al oaccesono . (el díª d eª I semana) se apoya en el pmceso
tipo profundo sin necesidad de una labor de interpretación" (ibídem); afirma- elesplazam1ento ac1a 1g I' ·carorm e al, d esestl·mando así el afecto penoso.
Primario y transgrede a og• d lh 1desplazamiento produce
ción que, en la práctica realidad de una terapia, resulta cuestionable, pero inte- fi al . aductor e umor, e
resante y válida si no se la toma en términos absolutos. En lo que se re ere s~¡e:;: 221 ) derivada de que el reo puede posi-
En su calidad de fenómeno transicional, el juego y sus derivados tienen una "exaltación de su yo (, ' "','• 'd d' 1 . ·,ndiferenda en lo que a sus
I ., d pe;ion a y re anva
lugar en el espacio intermedio entre lo subjetivo y lo objetivo, la omnipotencia donarse en una re acmn e su . el ) Es como sí en este interjuego de
P (l tia por ser e1ecuta o .• d superior como para rn &·u ¡as
de los procesos intrapsíquícos y la realidad externa compartida, principio de enas respecta a angus . . d
,. . sintiera emasia o .
placer y realidad, d sueño y la vigilia, la fantasía y los hechos. Posibilita una la otredad de s1 mismo, uno se a, ide en el triunfo del narc1-
"E ,d te que lo granwoso res }
penas que suue. ~ ~v1 en
f'

serie de transiciones y transacciones emre estos pares dicotómicos: "sin nece- . nfalmente aseverada" (Freud, 1927b, 158 .
sidad de alucinaciones, [el juego] emite una muestra de capacidad potencial sismo, en la inatacab1hdad del yo thnu , . •re otras cosas el placer humo-
d l d · 'n umonstica, en. d
para soñar y vive con ella en un marco elegido de fragmentos de la realidad En el oyente e a pro ucao I fi . d tales procesos defensivos, e
exterior" (ibídem, 76). dl ··rodeaecac1ae l
rístico deriva e reconoc1m1en b ronto en nosotros, se vue ve
" d 'ón queyaesta ap .
Más allá de los efectos terapéuticos que el juego pueda producir en el modo que el gast,o e ~ompa~1 1905 217s}. Al ver que el reo logra desestimar
inaplicable y lo re,mos (Freu ' ' d ., y lo reímos.
paciente, veremos que la incapacidad del terapeuta para jugar puede y suele h el gasto e compas1on . da
culminar en una serie de formas de especularidad alienante; mientras su capa- su sufrimiento, nos a orramos . ducror y el oyente bnn
Este doble planteamiento acerca deldsu¡lehto pro la Clínica de lo Coti-
cidad para el juego suelecomribuira la especularidad estructuran te y el proceso 'd sar acerca e umor en
de significación. un punto de partí a para pen 1. ento que posibilita trans-
diano. En otro lugar di¡e que e1hum ores e 1nstrum
.. <(

20§
207
LtUN.tL DOZZA DE.MENDONy\
JUEGO Y HUMOR

• formar los dramas y tragedias-nuestros d l .


(Dozza, l 994b, 24). Y e os pacientes-- en terreno de juego½ gasto de energía del Yo infantil. Por ejemplo: uno puede percatarse de que se
Los próximos apartados se basan en h. , . ,
j saca la lengua mientras escribe; es decir, actúa corno un Yo infantil que gasta
ei humor pueden lle=r a ser . a ipotesis segun la cual el juego " demasiada energía y resulta cómico al Yo adulto. La energía sobrante que se
o- un mstrumen to fu d a! ,
contratransferencial del terapeut l n ament para la economía ahorra el Yo adulto queda disponible y se descarga a través de la risa. Esta dife-
. b a, y
{mtersu jetiva) y la transferenci . 1 .da a vez en el mane;o d l ,
d , e a smtomatoloofa rencia de gasto se halla:
a, me m o to o lo rel t. j o·
l
Y e proceso de (re)sígnificación. ª ivo a a especularidad
"a. por una comparadón enrre el otro y el yo:t o
b. por una comparación dentro del otro roda ella, o
9.2- La-risa y su relación con lo psicótico c. poruoa comparación dentro del yo toda ella. (Freud, 1905-, 213}

Por lo tanto, tales mecanismos de la comicidad sólo son posibles en un


sujeto capaz de establecer una relación de orredad consigo mismo y el otro,
~"',<Íe_ todo es propio de tontos, pero no reír,e de nada fo es
,,,. esmpid,;5, lo cual posibilitaría la comparación entre el otro y el yo (a), en el otro (b) o
dentro del Yo roda ella (e).
Erasmo dé Rotterdam, 1466-lSJG Aquí podría plantearse una posible objeción: en la medida en que el psicó-
Acaso séJ-o por qué ¡ , b ¡ , . tico sufre un considerable menoscabo en la estrucruración de una relación de
e. tJom re es e umco que ríe. .561.o él sufte
tan profondamente que ha tenido que inventar la . orredad consigo mismo, estaría contraindicado el empleo <\~l humor como
ma, fo.rma de inten•endón. . ;•t;,.
E Nietzsche Además, Freud (ibídem, 36, 81, 199) señala que el doble sentido es uno de
En "El chiste y su relación con lo inconcien ,, los elementos fundamentales para la técnica del chiste y su efecto en el oyente,
humor como siendo "una d l . te ' Freud {1905) se refiere al lo cual hace suponer un sujeto mediador entre el sentido abstracto y el !itera!
216). La capacidad para ei c~is: olperaci~~desdpsíquicas más eievadas" (ibidem,
. r . , a com,c1 a y el hum d • d l (doble sentido). Con lo cual, por lo menos como punto de partida teórico, e!
in1anc11es, y más especific d ¡ ,, . or, enva e os jueoos psicótico supuestamente carecería de la estructuración psíquica necesaria para
amente e ;uego al b b
(ibídem, 123), que tiene su fu d l con P a ras y pensamientos sacar provecho de la participación en situaciones humorísticas.
n amento en os mod - .. d
namíemo psíquico'G. os pnmmvos el funcio- Sin embargo, sabemos {o considero) que esto no es así. Muchos psicóticos
Al hablar del efecro de la comicidad tienen capacidad de humor, mientras otros no; y {aunque por caminos dife-
señala que lo cómico resultad l , entr~,otras cosas Freud (ibídem, 212ss) rentes) lo mismo vale para los neuróticos. Habría que hablar de una (in}capa-
de modo que la risa deriva e a comparac10n entre el Yo adulto}' el infantil;
,_ entre otras cosas, dd percatamiento del . cidad intersubjetiva para el humor.
excesivo De todas formas, resuita interesante observar que, cuanto menor es Ja capa-
76. A pe,ar de que Freud (ibídem, pa,,-:in} esublcce al - - . cidad del psicótico para construir y entender chistes, o participar en situaciones
facilitar la exposición emp!e.,,.....t d f, , d" gunas- diferenc[aCJones te-rminoJó_p-¡cas n::ira
"h ,, ,,_,,._ e onna m !Scrim' ada J , _ ;:,-· •r- humorísticas, mayor suele ser el efecto cómico que produce en los neuróricos.
umor • considerando a mod 0 cl o•fe . -, m os rermrnos "chiste", "cómko" y
f _..1 ., e 1 renCJ.acwn que J - - . Una serie de ocurrencias y coñductas del psicótico suelen resultar graciosas
a prvuuCCJ.-on de .situaciones ch,·,.o~•-,p , - e Juego no cmphc.i. necesa:.riamenre
d fe - . .,.!J.......,., com1casoh , · F a las personas en general. En un ámbito más específico, y sobre todo en las
e ns1vas1mplkadasendhumor aJa,.=zqu de. urnl º1 nsricas. reud destaca las funciones
de'-'- J ' '- e nvae pacerh • - fu
ungtlltuueafectaahorrade"(ihídem 216) 0- umonmco ndamem:a:.lmenre reuniones informales entre profesionales que trabajan con psicóticos, la risa
A su vez~ Wirnmcott . '
privilegfa una ¿,M.,.. - . , de I
• 1cequetodoah d
orro e gas ro resulta pticentero,
. . al
(tranSJooo "---'>"t..npcion os aspecr . suele estar garantizada.
es) impJicados en d ju rh os comu.mcacionaies y creativo.s
El psicótico, sobre todo en la medida en que no accede a participar intersub-
cuenta 9ue estas dos formasdeabo:{e e umo~ (cf. Winnicort, 1971b, 79s:s). Teiliendoen
.:unbos .autores según Jo deman-dt" los
,
tem: coy m~ edmentad ~, empl~aré Ias argumentaciones de
anee oras lSCLUidos.
jetivamenre en situaciones humorísticas y reírse de eUasf se encuentra atrapado
en una relación sin mediación con la risa ajena; de modo que el psicótico pllede
208
209
LEONE!. DOZZA DE MENDONy\. JUEGOYHUMOR

lli,gar a convertirse en un "chiste sin sujeto» o "chiste ambulante". Más que representa para el neurótico una rupmra con las exigencias de la, Mgka f~rmal
participar en el chiste, lo constituye y encarna. y lineal (ahorro de gasto), algo que le remite al placer del l~nguaJe que 1~~~n'.
Para ser relativamente fiel a la difetendación esrnbledda por Freud (ibídem, privílegía la homofonía y la "representación acústica de fa., pala~• {tb'.dem,
pa<rim), diría que el psicótico resulta cflistoro en la medida en que encarna y 115). A su vez, ei delirio remite el neurótico al placer de la libre faulll'lc'.on en
actúa lo que en d neurótico está reprimido; deviene cómico en función de la la infanda. Desde \uego, esro es lo que el neurótico se representa para, St, pero
rornparaeión del gasto de energía (entre el Yo "adulto" del neurótico y el Yo no hay que dar por sentad.o que al psicótico le resulte placentero. .
."infantil" del psicótico), y resulta humorístico en la medida en qüe el Yo dd Por otra parre, Freud (íbídem, 163) comenta ,1ue aigu'.',os ~e sus p~c1entes
neurótico se posiciona en una relación de superioridad, en el sentido de no neuróticos se ríen cuando la interpretación es una traducaon fiel de lo incons-
reconocerse en los padecimientos, defectos y condición psíquica del psicótico ciente, es decir: que la risa atestigua la validez; ("verdad'? de lo ~omunic~do,
(al íguai que el reo que desestimó sus penas posicionándose en una relación en el rnal el paciente se reconoce. Se trata, por lo tanto, de una nsa que vanda
de superioridad). lo escuchado en la medida en que el sujeto se reconoce en ello. "Todos [los
No resulta dificil dilucidar algunos de los elementos que establecen esta amores] parecen admitir que el redescubrimiento de b consabido, el 'recono-
comicidad de lo psicótico. De hecho, el mismo Freud (que apenas menciona !a cimiento·. es placentero" {ibídem, I 16}.
psicosis en su trabajo) brinda algunas sugerencias al analizar la economía de la Ahora bien: hemos visto que el psicótico tiende a encamar y actuar aquello
risa. Dirá, por ejemplo, que los "modos del pensar de lo lnconsdente parecen que en ,J orto es inconsciente, de modo que la rí~"' ante las :"anifesta~íoncs
-si bien no siempre- cómicos a la crítica'' (ibídem, 194); y eso en la misma del psicótico vendría atestigm,r (al igual que lo hacian los pacientes de_Freud)
medida en que el revelador lenguaje de los sueños puede resultar gracioso (por la validez O "verdad"77 de tales manifestaciones, es decir: q",lí aunque mcons-
ejemplo, cuando en una reimión informal alguien cuenta un sueño). cientemente,, el neurótico se reconoce en ellas. •,'T.

También resulta cómica la ingenLiidad, es decir: todas aquellas manifesta- Sin embargo, en un nivel secundario y desde la razón critica, el neuróric~
ciones condoctuales en que se observa en el otro un ahorro de gasto debido tiende a desestimar esto en lo que se reconoce po~•éndole un signo de negati-
a !a falta de inhibición interna o represión (lo cual ocurre en cierta medida vidad 'disparate, etc.) y riéndose de la "tontería psicótica""• .
en la psicosis). Si en um reunión un niño se saca el pene y dice a su madre ' d' 1 · · 1mag'.'n
fara risa ante la "tontería psicótica" suele ioujar en e espejo ia • que
que quiere hacer pis, puede que los aduitos se rían. Si esto mismo lo hace un el psicótico encarna.. En términos pictóricos, se tr~á de im~enes tipo tnllón,
adulto, o un niño ya mayor, posiblemente esto ya no tenga grada. Para que bobo de la corte, payaso (en sentido peyorativo), míio gracmso o tonto, etc.
tenga gracia "tenemos que estar ciertos de que en la persona productora [de lo Sí lo planteado es mínimamente válido, resulta ser una descripd6n apro-
cómico] faíta fa inhibición interna" (ibídem, 177, corch. LDM).
También sucle resultar graciosa toda expresión caricaturesca de las emociones,
77. Esca 1'verda,f' que d _psicódro encuna ooesneccsaria1neme una "'verda.d'~ ~ efJntt:ni~ mnd~tiro,
los movimientos expresivos desmesurados o su contrapartida (por ejemplo, en fil menoscabo de 1... represión en b psicosis puede producir um sene d-e m:u1~estru:wn;
el caso del catatónico). En def;_riiriva, puede resultar cómico (aunque no nea,- ...,,..,...iao '1f1Uellos mCl!WSprinritiw1 de foncilJr~-znienúJ pslquim que en el. neumnoo es.t~n
!J"" os,~ -7 1 .• •
sariamente) rodas aquellas expresiones y manifestaciones más dírectamente atravesados por d principio de reilid2d y d proceso seo.ffuh..ri~, así como por ,ª repres_wn, ,OS
derivadas de los mecanismos que gobiernan el psiquismo infantil (primitivo) valores socioculto.rales, la mor-al, la lógica formal y lineal, ere. No serrar: de dea!", por ~empl~,
.1 - " - -~'--b~•" •l n<tcólko üu:e "'verdades semántk:as :acerca de 1a extstem::ra
e inconsciente. que en su • ens,Jaua 0t,: y="' "-""' .. r~ .
humwa O un. otro espediko, .sin-o que dicha "'e-nsal-Ad~"' remite al nt'.urÓtk:o .a ti._ gana~ta de
Si no hay que confundir lo infantil con lo psic6tico, diría que serán los vlacer derivada del juega de paJabms (bo-i;r,0fonía, representad~n acúst~ca} ert 1a 1~an,:::J.a,
modos primitiu"sde fundonamíento psíquico en la psicosis (proceso primario, 78. Al habwdel chiste,-Freud comcnca que cl tt:abajo dd sueño usa.la absurdidad Yei dtS}~tt para
escisión, menoscabo de la represión) los que van a ponerla en una relación sin •·n(<umr una a(cka acerba y una contradtcdón des.pm:±ativá' (ibídem, 1()8), !ºcual~~
~ r-ebajam,-cnto • "] sueno. n,.
· dd <:.-onrent·¿ú ue __,.... hecho• en situactones cond~anas
mediación con la risa ajena. De ahí que los sueños, el delirio y la "ensalada de
r
a un peyorat1vo . •
vemos cómo Ja.s personas suden contar sus su...--ños como si se mura de u~ chim: o dis~rate.
palabras'' pueden resultar graciosos.
Sin ese rebaj:a.Inienro peyorativo. pcsibleme-nt-e casi nadie con.taña '51iS suen_os a los dero.15: (por
La grada de la "ensalada de palabras» parece deberse a que dicha "ensalada" ejemplo.~ una lt'imión entre amigos)_

210. 2!!
r'I
JUEGO Y HUMOR
l.EONEL OOZZA DEMENDONy\

comunicación similares a los empleados en el humor. Aun cuando el paciente


,, '!!imada de u~a de l:is formas en que el humor puede convertirse en algo alie-
no se da en tales circunstancias, puede obtener ganancia de place,, evitación de
i¡'' mu~te; es decir, una de las vertientes del nexo alienante entre la risa y lo psicótico.
!f Desde el hum.cr es pos1b!e establecer relaciones alienantes y estructurantes.
displacer y/o algún beneficio afectiw derivado del efecto de (re)signilicación.
l j Si el paciente puede reírse, y nosotros también, mejer todavía.
¡I Puede resultar alienante en la misma medida en que ciertas personas resultan
': f. La "risa intersubjetivi' es la contrapartida de aquella risa alienante en la que
desagradables al emplear su "grada burlesca" para depositar en el otro sus
.1 ~esech~ repr:;5encacionales. Aquí entrarian en escena estos chistes y bromas ¡,orlo general sólo uno se ríe, del otro pero no con el otro.
·.1
, ¡ de ma1 gusto q~ t1enden a ridiculizar, disminuir, someter, menospreciar ere.
1 1l Desde !i.-ego, siempre cabe tener en cuenta la escucha del sujeto objeto de la
1 .1 broma. Algunas perronas tienen gran capacidad para aborrarse energía basán- 9.3· Juego de palabras
' 1l,
1 dose en su don para tomarse las cosas con humor; y sin duda "algo como una
: 1 grand-,,,a de alma se oculta tras esa blag11e {humorada}" (ibídem, 217).
Sobre todo en mí experiencia con esquizofrénicos graves me he percatado de
que tales pacientes suelen disfrutar ante la posibilidad de establecer una com u-
Por ?rra parte, si se pt1ede decir que algunas formas de humor resultan alie-
nicación verbal 'f"" desestima la lógica formal y lineal, y se basa en la rima,
~tes (ya sea con neuróticos o psicóticos), cabe esperar que estos procesos que
ritmo, etc. En tales experiencias comunicacionales lo fundamental de la tarea
alienan contengan los fundamentos para pensar acerca del establecimiento de
t formas estructurantes de comunicación basadas en el humor. terapéutica es el mantenimiento de un estado afectivo y wnductual caracte•
; ,1
rizado por una disposición juguetona, a la vez que todo intento de establecer
,! La d~ectriz para discutir este planteamiento clínico sería: la escenificación de
·., formas ;~~~o nas y humoc.ístkas de intervención deriva, en primera instancia~
un sentido formal estropea o entorpece dicha disposición y ~fijuego comuni-
: ,( de la posib1hdad de desmontar el nexo alienante entre la risa y lo psicótico. No caci.onal.
Freud comenta que sobre t0do los niííos y algunos enfermos privilegian
1l ¡ ~ trata de ~o reírse de lo psicótico y con el psicótico, dado que esto sería un
, ' la "representación acústica de la pahhra sobre el significado de esta" (ibídem,
:·r mtento fallido de conrraponcrse a los fundamentos de la risa y reprimirla. De
¡,',1!1 fo que se trata es de operar, desde el juego y el humor, la validación intersubje-
115). También el placer deriwdo de algunas formas de poesía puede derivar
de esta fuente (cf. Stem, 1985, i92}.
1,, tiva de !os modos de funcionamíento psíquico en la psicosis, recontextualizar
\· l En el mejor de los c~sos, este privilegio por la representación acústica y el
i ¡ a_quellos nexos sin mediación con la risa y resígnHicar el contexto intersubje-
mismo sinsentido constituyen un espacio de juego en el rnal el sujeto puede
uvo en que se produce {ver próximos aparrados).
I, descansar de la tensión (gasto de energía) que suponed sostener la linealidad
Co~ rales intervendcnes, o actitudes juguetonas, se pretende promover
1 de pensamiento y las e:iigencias formales de la razón crítica (cf. Freud, 1905,
alrerac,ones en e! contexto intersubjetivo (interpersonal); de modo que, aun
' cu":'do fa estructura del fundonamiento psiqwco del paciente no se altere, es l 20ss). F,,sre "lug,u de descanso" es el espado transidonaL
Aunque no refiriéndose a pacienres psicóticos, en un apartado titulado
posible º:servar alteraciones positivas en sus manifestaciones psicodínámicas.
"La búsqueda de la persona" Wlnnicott dice que: 'En el rdapmiento corres-
. Con;;ene empeza:, ~ díscusión analizando el juego (en la relación terapéu-
pondiente a ia confianza y a la acepción de la seguridad profesional del marco
t'.ca) ";" estad~ puro (¡uego no humorístico), para luego adentrar en aquellas
5 '.tuaoo~esde Juego más directamente relacionadas con el humor y las tenden- terapéutico (sea este analítico, psicoterapéutico, de labor social, arquitectó-
cias pulsmnales79•
nico, etcétera) hay cabida para la idea de secuencias de pensamiento no rela-
cionadas entre sí, que el analista hará bien en aceptar como ta!es, sin supnner
, ¿.,,mismo, conviene advertir que en la escenificación de siruaciones humo•
la existencia de un hilo significame de unión entre ellas [...} E! terapeuta que
nst1cas .oo se ~trata de esperar., necesariamente, que el paciente se ría. Es decir;
no puede captar esa comunicación se dedica a un inútil intento de encontrar
se considerara humorística toda intervención en que se emplee mecanismos de
alguna organi,,adón en lo carente de sentido, como consecuencia de lo cual
¡-O.,. ~~
"-' fiIWG:
A "E[cl,·
• Jste,que-en~uorigenesu.woexentodetcndencia{puf.síonalJyempe-IDa>mo el paciente abandona esa wna, dada la imposibilidad de comunicar lo insen-
un Jtieg°: .se reiacro.na SLt:t:,ndar1am':7tecon tendencias a fas que a la larga no puedesustraé:rsdcs sato~ (Winnicott, 1971b, 81s).
nada de ID que es furm..io en la vida >nímíci' (ibíd,m, 127, cord1, LDM).
213
' 212'
JUEGO Y HUMOR
LWNEL DOZZA DE MENDON<;:A
1
. . . . , ul _ den errnitirse volverse 'sanamente
Diría que la acepcadón dei sinsentido {por parre del terapeuta) instituye ·erapeutas de pS1cóncos en par.,c ar, pue p 1 b' '-1 . "d
• un contexro " _ • • 1aI en e áin 1to UJ::: sll".sentt o,
intersubjetiva que significa el "sentido" posible de aquello que en locos • es decir: hacer incursiones .mterperson•
es "T d 11
, dd ·uego J.O o ;p o se ua so
,. bre
esencia no tiene sentido. Este "sentido minimalista" deriva de la posibilidad
de ct:rmpartír el sinsentido, dado que los "encuentros intersubjetivos son metas
~:r;;,e
f
, sentido consiste en oompart1r1o a tra'l!--es. ;- · -
de unos modos de comunicación socialmente aceptados y vahdactos en
. , del rol tde adulto, padres, terapeuta).
. .

. .
primordiales en los seres humanos" (Stern y otros, 1998, 11 ). •uncion ': n Pedro oudo haber contribui<lo a encuadrar y s1gn1•
A "" vez,b~' J~ego co " :alada de palabras". Como he indicado, este
Durante los primeros meses de Acompañamiento un paciente esquizofré- fi íntersu· ¡euvamente su en, ·¿ d
, car d " " 1 d l ·1u,_./'} se basa fundamentalmente en la 1 ea e que
nico grave (Pedro) se mostró muy negativísta y siempre me echaba de su casa. encua re ,,as reg.as e , -,,- b. . . ·¡:¡
:, d 1 ,
la aceptaoon ei smsen,iu
;~ Jo institu\'e un contexto ínter-su Jenvo que s:igm ca
, . . .do.
Los encuentros, que en principio estaban previstos que durasen tres horas, por
lo general no llegaban a la segunda hora. En uno de estos encuentros, como de el entido asible de aquelio que en esenoa no nene~;"º • . .
s P . mento era verbalizac1on c.1ot1ca1 desintegrada
cnsrumhre Pedro solró de la nada una palabra sin sentido, ante lo cual contesté A ucllo que en u,, pnmer mo . d al b <
q• · ·' (si"níficación} en u.n juego comp:amclo e P ª ras
en los mismos términos. Con los ojos desencajados, y quizá algo sorprendido, Yans,o<>ena, se conv1rt10 , .,,-- d . .e •, bal
,, , - . 't' ·co Se trata de un efecto es,gnu...acron ver
Pedro me miró y siguió d juego. que re.Sulro placentero y•º"º m · ,
Sin que ninguno de los dos lo verbal izara, en pocos minutos establecimos las sin significado semántico.
reglas de/juego, que básicamente consistían en decir cualquier cosa sin tardar, es
decir: sin pens:írselo. Este juego pudo haber durado media hora o más, y sentía
9.3.1- Desmontaje del discurso y herida rnudsísta
un movimiento de inercia que tendía a perpetuarlo. El aspecto temporal del
encuadre (final del encuentro) contribuyó a acotar esta tendencía. . . descríra podría pensarse que
Sígl. endo con la anécdota antenorrnenre ' .6
Con tan sólo estos daros, conviene preguntar qué sentido terapéutico puede
tener este tipo de situación. Resulta difícil cualquier afirmación en términos de cua~:•Pedro me echaba (a veces físicamente)'. est~. acti:u;o:::i:~::.::1:
resultados tetapéuriros a medio y largo plazo. A nivel más inmediato, decir que ante mí resistencia a permitir aq1.1e[l~s mveles pnmlt'. '°'.'. ru;
lo que ocurrió tras
. d el . En este sentido, corresponoe ata •
aona os con ¡m,go. ·
Pedro daba clarns señales de estar disfrutando, y mantuvo un contacto romu-
. d al b tal como ,io h e d esa,·ro en otro lugar:. "Cuando me
nkadonal positivo durante todo el encuentro. Por primera vez en varios meses nuestro ¡uegp e P' adra; ' r . e día él no me echó), sen tia mucho dolor
no me echó, y el encuentro duró las tres horas previstas. fui del apartamento e earo ;;y es ' ue una masa sóli<b
d cuerpo· sobre mdo en el pecho, en donde parecia q
Al hablar de la psicoterapia de esquizofrénicos, Searles se reliere a la capa- 1
!';~ba expandiendo. Estas sensaciones permaneciedron durant\::;:;;;,?,i;o
cidad del terapeuta para "participar cada vez más con el paciente en juegos de ~ lÍZt intensa: a punto e tener que _,,
palabras, verhalizaciones caóticas y sín sentido y el libre vuelo de la fantasía., hecho es que sentla una a~g; h bía sido el martes) inventando una e¡¡cusa
de los que ambos disfrutan. [... ] yes este ripo de interacción lúdica y libre, que el viernes {el ¡uego de Pª ª. ras _
., . d
ª d., [ J A la semana siguiente, más
podría ,r a ver1e ,ste ia •·• • b'
históric>mente puede rastrearse hasta los comienzos de la relación verbal en y d1c1en o que no d p d O y ,,erdbí ,me ya no ha ta
-'udo fui a\ apartamento· e e r r , _ .
la vida del niño pequeño, el que sirve de base para el desarrollo gradual en d 0 menos recapac1 t ~ di' . . entraste dentro de ma,
1
canal de comunicación. De modo que é. me lº· :m d , OM)
paciente de limites yoicos firmes[ ...). Con sorpresa, e[ terapeuta comprende que
, sal" , " (Doz,a en M.VV., l 99 l, 7j; tra . '-- .
hay un tipo de caos y de confusión que no es destructivo ni provoca ansiedad,
sino placer, esto es, el cs.ios jnguetór:'. {Searles, 1966, 155)
¿;
per~s~;,::1 1::ilusrra ~¿mn el juego puede llegar a ser aterrador; en este
. 1 kompaóante (cf. Caucl1ick, 1999, 113-119). . . l
Todo apunta a que el hecho de qlle la comunicación resulte placente.ra caso, para e, . del pa-io de juego cornumcacrona '
para el paciente (y Acompañante}, reviste una importancia crucial. De forma La pérdida, en un segundo momentobo des la~ idad del Acomp:ú\ante
deriv6 fundamentalmente del menosca e capac . -
análoga, e! desarrollo comunicacionaI del niño pasa invariablemente por d d 1 ló . f< ma1 y las cadenas asooat1vas.
juego de palabras y la libre fabulación, y resulta evidente que los adultos no para jugar desmontan o ,a g,ca or ' d 1 •cación con esquí-
En una linea de reflexión similar, aí hab,ar e a comuru
sólo lo permiten, sino que lo disfrutan. Con ello_ los adultos en general, y los

214
llONEl OOZZA DE MENDON<;:A
)üi:GO Y HUMOR
zofrénkos, Searles (1966) señala cóm d .
• y burlescasdd pacientep,·-"e d . od elre~minadas verbalizaciones caóticas
=
quecer al terapeuta, Por otra r.ane -
n envar e a mtenci, ,d' d
, on sa ica e atacar y enlo-
propuesta de invención radical, A cada ve2, el objeto, la reladón de encuemm
(no de desencuentro), el palabrería para referirse a esto, tiene que ser inven-
. y caótíc-..s "tienen en la raíz u~a c.:.:;~•~?~: dichas,;•e:b~lizacíones burlescas tado, y de ahí que se ha reiterado en la cuesüón de la poesía" {Baremblitt, en
Sostengo que el que sea al s a u ' ;'1 _sana , (,bt'dem, 155). MVV., 1991, 83s; trad. LDM).
'\ en gran medida de la º'"'.Jniz!:'.ó:~ pamlog1co, ludko o sádico, depende Con suma facilidad las frases disparatadas de Pedro solían producir la
/
1
medida en que d terape:ra es .
•¡,
d ens,va y respuesta del terapeuta. En la
01paz e sostenerse en J d • ,
risa. Sin embargo, tras e! desmontaje llevado a cabo por Barembfüt, si acaso,
. ¡ pero "tales verbali=iones burlesc , . a zona e Juego, tiende a lo gracioso resulró ser d desem11ascaramiento de la trama que urdí con fines
lúdica sana; y las percibirá co I asy'cd~oticas como poseyendo una cualidad
í did mo a go sa ico, enloquecedor
me a en que la incursión en tales ámbitos co
¡, ,
y pato og1co en la
defensivos: una ::rama dlsc=iv:i. qoc sentencia e[ defecto del paciente para así
encubrir al propio.
' ,!,)' siona! y persecutoria (que f, ¡ .. ,
. .
mumcacwnales le resulte confü- Como hemos visto, un gasto excesivo de energía (en este caso, para fines
As' -J . ue o que a m1 me pasó),
' - l, cuauuo relate aquella anécdota en 1 " defensivos por mí pane) puede resultar cómico. Además, Freud ( 1905) dice que
::( 1er.1pémkos de Sao Paulo" (l 989) d" e } Encuentro de Acompañantes
Juego psicótico que Pedrn me prop ' ,_'I" q~e no podía aceptar y soportar el
el desenmascaramiento es uno de los recursos para la producción de Ío cómico,
y que este desenmascaramiento romíco se dirige por lo general "« personas y
: d ., oma, CUat sea: d de qu
:J
'
('J
\
1
fus,onasen
ard d
eJandome indlscrími d
a actu l a no estoy de acuerdo con es " ,
l
na o en su ocura" (en AA VV: l 991
, ,
,e nuestros cuerpos se
. . . ,, . '73). En
objetos que reclaman autoridad y respeto y son mblimes en algúo sentido"
(ibídem, 190). En esre contexto, la supuesta "autoridad, respem y sublimidad"
que conviene aplicar aquf el "d. • . te diagnomco s1tuac1onal", de modo
:r .
d ,agnostica !as vicisitude. (
1agnost1co especular"
. .
s en este caso d1scurs1va) de j d f.
d ·
' es ecJr: aquél en que se
dd terapeuta deriva fundamentalmente dd reconocimíemo;¡odocultural de
su rol profesfonal, así como de todos los ideales en él deposíra'tics.
lj E,n este sentido en aquél "E
d
as e ensas el terapeuta. Si lo planteado pudiera tener alguna validez general, diría que el desmon-
:( .
G regono BarembHtt com ' ncuenrro
, . ,
de Acomp , ,,
anames con gran acierto taje de aquellos nexos alienantes supone un golpe a modo de herida narcisista
d en,o e,ta anecdota dícíend "U
' trascen, emal de =e encuentro d " . " o que, n momento en el terapeuta, en la medida misma en que taies desmontajes llev.,n consigo
· • e e.sa terapia fue a · · • ,
1 paoente propuso a uno d l , ' m1 ¡urc,o cuando el cierto grado de desenmascaramiento de su organización defensiva, compromisos
. e os compa!ieros un ¡uego U . d
sm nexo que el compañero •xperi , . n ¡uego e decir cosas corporativos y status sociocultural. Pundamentlllmente desde estos ktgares he
- ' -· mento, no por casualid d
~orporaJ y no apenas verb I E a , como un juego dicho que "Pedro propuso un juego patológico", cuando debí decir que "no
a . ...n ese momento s e 'ó '
como en un momento de máxim . . ' e smn muy angustiado l' he sabido o podido jugar". •
., e! • psicosis, .una propuesta d e in , d'
cwn, un p ígrodecapturaespec ¡... ,. Iscrimina- A su vez, resulta que Pedm se salió de este desmontaje con aíres de Don
u ar, a;1enac1ón narclsi t · b· .
sanee, porque aquello que el !lam· d . s a y sim ros,s. lntere- Quijote, q,1e según Freud "es originariamente 1rna figura puramente cómica,
;u,,iJísras suelen propone a ~ paciente propuso es lo que los llamados un niño grande a quien le han sorbido el seso las fantasías de sus libros de caba-
l'.bre, En este momenr rJ a sus ;
pacientes en la . .
primera sesión: la asociación llería. Es sabido que al comienzo fue sólo eso para el amor, y que la criatura
. ., o e pac,ente no estaba propon. d ,
mmaoon. Lo que proponía e ien o nmguna indiscri- fue creciendo poco a poco más allá de los primeros propósitos de su creador,
l • od ra un momento cartesfan D
e rnet o. Este padente es:rá diciendo· ~ .. o - escartes escribió Pero después que el autor provee a esa ridícula persona de ia sabiduría más
expongo el método para construi,oos l. Ested es el momento del método; profunda y los propósitos más nobles, y lo convierte en campeón simbólíoo
'h! . e mun o un m d , .
ti e, en una producción imp- . 'bl , un o umco e irrepe- de un idealismo que erre en la realmc,ón de sus metas, que toma en sería sus
D econstruir el mundo de !os ,ev,si e que consiste l
'd en aceptar e non-sense. deberes y al pie de fa letra sus promesas, esa per.ona ce.sa de producir efecto
semi os, para poder líb
que no tiene que ver" U ' remen te, asociar todo fo cómico" (Freud, 1905, 219),
· na propuesta d· est al
deshonesta que m1 terapeuta puede 'b~ a natur eza es la propuesta más Parece haber una estrecha rdacíón de correspondencia entre la capacidad del
profesional. La an<'ustia del _,. reda dlr desde su condición de especíalísra terapeuta para tolerar aquellas heridas narcisistas, derivadas de tales desmontajes
l . , ,' " peugro e esmoronam' d ld '
o mstrtumo, para la producción d• u iento, e errumbe de y desenmascaramientos, y las posibilidades de esrrucmrar una mirada nardsi-
. - n mundo nuevo. Creo que esto es una zante ("cervantina») hacia el paciente. En donde faifa lo primero sucumbe lo
2!6
JUEGO Y HUMOR
1 LEONE!. DOZZA DE MENDONy\

! - a la pacien..-e
par ensenar -
_a- , e ·•
• a pcuir 1n1ormacton, " mapa de la ciudad,
usar un
'segundo; en donde el terapeuta no puede sostener el juego, el paciente recibe
especuiarmente d signo de la negatividad y lo patológico, Y la inversa: en etcétera. bl d · das si >ua
Sí bien una actitud pedagógica puede ser fuvor~ e en eter~,ua d . . ,ó •
donde el terapema puede jugar, se abre11 mayores posibilidades de estructur21 , - . - en la anécdota descrita hubiese podido estropear a pro hCCI. n
una mirada narcísizante y validar el modo de ser psicótico, cwnes v caso"', ... ·d d d . . . tónycreanvo

1
-
deaoue- .- =r~-
;¡" ~'to p~»r-t~o~ 1lSl como la capact a e ingenio 1ugue
de la paaente con e e
=1 ~uai ' 11 , mpre se las arreglaba para ll eg-ar a 1os 1ugares
e a s1e . M d ,d
¡, . 1 ent~ no llegar cuando se trataba tan sólo de perderse por - a n ..
'! ·¡'. 9.4- Juego de acciones y trayecto poético o s11np em · ' l 'd , ¡ •guai que en algunas
Se trata de un trayecto poético en e sent1 o <le que, a , 11 . . d
l Si en el apartado anterior hemos visto algunas cuestiones relativas al jt1ego
formas de poesía y en el juego de palabras, el tray":to ne•~ ~esarrn a «gm~~ot:
·~ de palabras y la libre fubuiacíón, ahora corresponde hablar de juego de accirmes
• • e al ¡- al Esto hace recordar el cammar errntico de Don Qut;
la ló11:1ca ,orm Y me · ,.

'J
:';¡
y e,crnificación de talesfabtdaciones, priorizando aquellas ocurrencias que tienen
lugar en el contexto comunitario.
{Ce~antes, 1605), y aquello de que:

Caminante, son tus huellos


Un ejemplo de juego de acciones aparece reflejado en la anécdota en que el camini>, y n,u/a más;
!¡·fl Paola y yo, como de costumbre, nos habíamos perdido pór la ciudad de Madrid CJtmitu1.nre, no hay c«trdtw,
¡_!
., y bmcábamos el camino de vuelta a casa. En determinado momento, justo al Je hace camina ttl ttrJtÍ.á.r.
·,y doblar una esquina habfa una flecha dibujada en la pared, indicando hacía la {Machado}
·1
)"; dirección connaria a h que caminábamos. Sin vacilar, Paola apuntó hacia la
f flecha y dijo: "No; es en aquella dirección", y se puso a caminar según indicaba r o11 Paol• la aceptación de este caos juguetón siempre estuvo soten!?ª por
r
'l_~:
la flecha; ante lo cuai dije: "Sí", sin plantearme si el cambio de dirección tenía
algún sentido lógico en términos espaciales y respecto al aspecto formal de la
' d .d, ~odo que al término de rres hor..s teníamos que haber uegado
<...
e• encua re, e "' Ad , , ando obser-
donde solíamos terminar el encuentro. emas., ...u -
tarea (encontrar el camino de vudta). Lo cierto es que enseguida encontramos a su casa, en , . ba de acot:u el cammo.
vaba que este caos juguetón .resultava angusnantel trata J • .J l zar
1'i referencias (calles, lugares) que posibilitaron estructurar un camino. Si uno se propone se.r llna bandera que se deJa llevar por os vientos ue a ,
I'' Analizando lo ocurrido, resulta que en un primer momento había una sittta• hay que asegurarse de estar arado al rnastil.
i ci6n de sinsentido y caos, de estar perdidos en la ciudad y sin referencias espa•
ciales. Luego, con gran ingenio Paola significó este sinsentido empleando un ., d r, b ¡ e· on"- para~ aprovechar
Ya en Jo referente a la escenLlicac1on e a u a i ._.:), •
d hilo
- "T'. , é -
d demem:o de la realidad externa (la !!echa) y confiriendo un sentido "sin sentido" . . , •a:lota clínica del Acompanam1en.o ,erap u
'' d.e argunlentac1one.s ntare una a.ne I d' A . enta
'
tanto a la fleeha como al caos. El sentido deriv6 de la dirección indicada por la tíco de Pedro (paciente con una esquiwfrenia gr~ve}. ~ au m .g~;r c;eda
flecha, y el sin sentido de que, según la lógica formal, no tiene sentido orien- e• "Estaba cerca de su cumpleañc.s y Pedro quena reg arse unas g.'."";

l
1
tarse por tales señales. q ll-- b el . d ·'as que necesmm.a para
que quería ver mejor. Mientras me conra a l upo e g.. ••-os en una óptica
(, Lo fundamental ha sido la ronsrrueción juguetona de este sentido de orien- •
ver mejor, empece a percatarme
de nue no as encontrana.iH
, • d l d dad [Sáo
tación, y no tanto el sentido de la orientación (es decir, que el sentido que
¡'' indicaba la flecha fuera, o no, d más "correcto").
común. Salimos de su barrio y desembocarn;s _en d c~r::=~i:o.~íc~endo que
Paulo}. Pedro me cogió de la mano j' md_ e~o:
UJO Pº:1:rada sali~os en la calle
,. Si uno no puede aceptar esta situación de juego posiblememe pensará: "esta ,' 1 , de oerderse. Caminan o ue rorma ac- ..
coua e r.esgo • d d . d •n tienda Entonces, el
esquizofrénica siente que la realidad externa está organizada según sus necesi- Santa lligcnia, En esta calle, fuimos ))aran o e aen a - - L
l' ,!
dades y la omnipotencia de sus procesos psíquicos; de modo gue debo ayudarla
a ver que no hay ninguna relación entre m1estra situación (estar perdidos) y la
tenía dinero para comprar to o . .
dije que no
q ,rerla comprar brocas, destornilladores, ma~erP,l}d' esasd ~:•taesy. .:Orna la idea
d lo que quena e ro e,~
d •diriéndose a unas gafas
h Aecha con la que nos encontr:<mos por casualidad".
Desde este enfoque uno hubiese podido actuar, por ejemplo, esforzándose
de las gafas. Empieza entonces a rememorar el pasa o, •

(1 219
¡, 218
JUEGO Y HUMOR
1.EDNEL DOZZA DE MENDON<;:A

un sueno,. pero t.L'l "'sueno'' sostenido por la acción e interacció n con elementos
sue tení: c~ando vivía e~ otra ciud~d, ~~tes de rn primer brote. El ambiente

-
era nostálgico y se lo d1¡e. Pedro s1gmo hablando, ahora de drogas 'cid de la realidad externa compartid a.
. chacl Ah Salvando las deferencias, dírfa que aqu.elio que en el neurótico se construye
ora bien; entramos en una tienda en oue se' venJ'
a o,
pm
n:ª:ena , ' ;º=
as y muerte.
.~
Y ;"pas auecuadas ,
para quienes trabajan con productos agro-
desde "dentro" (trabajo del sueño), sobre todo en el psicótico grave hay que
construirl o hacia fuera (cf. R,camier, 1980). Es oomo jugar a escenificar el
tox,cos. i' fue ah> en donde compró sus gafas. El vendedor Pedro y
· 1· la . .. , yo,nos sueño que el paciente no puede soñar.
":~ :can,os ~n experimen tacwn de varias gafas, a tal punto que d vendedor
Tales escenificaciones también son trayectos poéticos que desestiman la
p1dm el espe¡o personal de maquillaje de la cajera, para que Pedro pudiera verse
en gafas. C~mpró unas de len~'.'5 blancas, diferenciándolas de las antiguas que lógica furmal y convencio nal.
En resumen, estas anécdotas ilustran algunas formas de construcci ón signifi-
usab: Y tem.an lentes oscuras"t en donde el otro no podía ver mis ojos'\ dice~
cante, posibles graci".s al esrabkdm iento y sostenimiento de un espacio de juego.
(Agmar; en l\Aendorn;a, Aguiar y Sereno, 1991. 71; trad. LDM).
Todo ello supone la capacidad, par parte del terapeuta, de pmicipar en la cons-
Pedro quería regalarse unas galas por su cumpleaño s, y resultó que la compra
trucción de situaciones escénicas que implican cierto grado de irresponsabilidad
Ysobre todo la producción del regalo pasó por una construcc ión significante del
sana. transgresión y deconstrucción constructiva. Para que ello no se convierta
paso del tiempo, de la situación anterior al primer brote, de las gafas oscuras
y las drcg:as®. en un juego aterrador y ansiógeno, debe de estar atravesado por diversas formas
Como si de una construcción onírica o chist0sa se trátara, en términos de
de en=drnm iento e interdicción (decirle a Pedro que no tenía dinero para
comprarlo ro-do, acotar el ca.'llino con Paola, etc.), así como por el empleo de
represe?ta ción verbal resulra que "gafas oscuras'' y "drogas" (relacionadas con
fragmentos, objeros, peuonas y situaciones de la realldad exter.~r compartidt1,
muene¡ pasan por un proceso de (re)significación y condensación, convirtién- '/T>

dose_ ffi "gafas agro tóxic~s con lemes claras, para ver mejor.
Sin embargo, en la anecdota descrita la construcción de "gafas agro tóxicas»
no se produce desde las representa ciones verbales, sino más bien en el contexto 95- Jugando con el sínroma
de':;'ª · d~":'cem,ic
sen~ ·re acio~es que culminan en la concreción de aquellas
gafas. Hay situaciones en que la acritud juguetona del terapeuta puede contribuir
':'n un 1~1V1duo neurótico, el material de esta anécdota se acerca a lo que
a cambiar el contexto intersubjet:ivo, y consecuen temenre producir un efecto
hubiese f'.°du!o ser el material manifiesto de un sueño; de modo que uno se
des~rr::n a extrañado por la absurdidad de tales imágenes, preguntán dose acerca resignificante sobre determina dos síntomas intersuhjetivos.
Metafóricamente, dirla que algunos aspectos de la existencia humana (y
dd ;•gmlicado de aquellas gafas agro tóxicas. En términos analíticos, se cuesrio-
sobre todo aquellos que se manífies12n de forma más radical en la patología
n:rri.1. acerca de las v~císítudes de los desplazamientos, condensaciones y restos
psicótica) se desarrollan en un laberinto sin salida, es decir: del cual es impo-
dmmos desde los cu,ues el trabajo dd sueño habría oonstruido aquellas imágenes.
sible salir carninmd o por las encrucijadas del laberinto. Sin embargo, los labe-
A su vez, en la anécdota lo que se observa es la escenificación concreta de
rintos no suelen tenertech o. Bajo esta condición, la únícasalíd a de un laberinto
sin salida es saliendo hacia arriba, lo cual posibilita desmarcarse de la imposi-
80, Ai hablar de Ja recupefadón mnémica de situaciones que no tienen tanto que ver con
:epreóón, St~m-c~ta a Proust "{.""} E pasado está ocub:o en aJgún Jugar fuera def reino d:l
'ª bilidad impuesta en el plano de la horizontalidad.
mtel~to, masAaH~ de .su .:dcance, eo algún objeto material {en 1a sensación que ese objeto Esca met.,fora indica que el juego (y en su caso el humor) es un recurso
marerkd nos ..,ara} que r-.taootros no ;.ospc:chamos. Y en cuanto al objeto, depende de !a fondamen tal que posibilita dar esre salto cualitativo : desm1lfcarse de_Ia im~-
.suerte que ª.opecemos o no coo él antes de nues.cra muerte ... Pem cuando nada subsiste de sibilidad impuesta en el plano de la horizontalidad y establecer la dunens1on
un pa~do d~t;h'l.te, cuando las personas. ya están muertas. cuando ias cosas ya esffln roras y
e,pa:c1das. sm :rnba..e,Q~ ~ofos, más frágiles, pero con más vitalidad, más ins1.t.-:tancfales, más
posibilit:tdora de ia verticnlidad, o de todos los grados de tnmsversalidad que
~erm7ces, mas ñdes~ cl olor y el gusro de las" co~s siguen posados un largo ticm?o~ como posibiliten salir l1acia artiba. A esta posibilidad de salida o desma.'<¡ue la deno-
~ ' m:os P~ ha:ce,I\05 recorrl,r, aguardando y esperando su rñomento~ -en medio de ks minaré esrapt m1.mversal.
mm~ de todos los resws; y portan sin vacilar. en fa minUSc:uía y casi fmpa¡pabk ,gota de su El laberinto sin salida son estos enganches con l.;s manifestac iones estereo-
eseru:iu. ia vas.t:.t es~r!JCt1tt'a dd recuerdo~ (Prousr, citado po.r Stern, I 985, 316s).

22 l
220
tEONEL OOZZA DE MENDON(,'A JUEGO Y HUMOR

~~,:: ~.crónicas de la patología; e~ !a captura alienante que imposibilita cl En la anécdota, adero:ls de la risa derivada de esta "comicidad de expecta·
d q"": ya ":" dd terapeuta, paciente o familia. E[ escape transversal es l tiva" {no reaccioné cómo Paola esperaba), cabe afiadír que la imitación llevada
esmarque) y d Juego, un recurso posibiHtador en este sentido. e acabo concuerda con un rasgo de conducta suyo (decir "p="), y como hemos

C ::t• (u~a pacie;tte con un~ esquiwfrenia grave) siempre pasaba de todo
u . , o Yº, e sugena o propoma algo, hacía algún comentario o .
visto, el reconocimiento (en este caso de sí misma) resulta de por sí placentero
y gracioso, Cuando Freud dice que "todo ser vivo es un otro" {ibídem), ese otro
es el Arompa.fiante, que en su calidad de imitador requie,e un mínimo gasto
re:1;cron mas frecuente era decir simple y llanamente· ''pas ,, E pregunta'. ~u de entendimíento por parte de Paola.
estábamos en SU casa • J'a r ·a·, f, . O • n Cierta OC3.S!Oll
A la vez, en la medida en que el Acompafl.ante escenificó la actitud de Paola,
cual le -'i¡'e· 'pa • {' l'. ºd"' pr r~ uego para encenderse un cigarrillo, ante !o
~ . so imitan o su mrma de decirlo). ésta pudo reconocerse en dicha escenificación y establecer una otredad de sí
misma, es dedr: verse desde fuera u observarse desde un-a otredad de sí misma,
Paola: (sonrie,,do) Anda, dame foego. pero en el sentido de que se ve a sí misma reflejada en el otro que la imita.
Acompañllttte: No, paso. Cuando el individuo puede establecer 1irca otredad imrapsíquica des¡ mismo,
(fmistíd un par de veces mds, pero seguípasando) tiene la cipacídad de reírse de sí mismo y asl desmarcarse, por lo menos hasta
;110/',,: (e~sayauda levantarse) Entonces vry a bu,carw en la cocina, cierto punto, de sus automatismosr estereotipias.. 5---astos e:xcesivos.r ere. Esto
-~om¡uma~u:: Bueno, vale; toma elfuego. · "mismo" parece ocurritle a Paola, con la diferencia de que puede reírse de si
.,,,,,,,ve a sromrre)
¡J 'dala misma al verse reflejada en la imitación.
Acompar.a:nte: Persdndolo mejor, pa,o. (reímos) (SIC) No se trata de decir que la risa es terapéutica por sí sola, Lw'-!ue hace la risa
e.e
es informamos que se produjo un desmarque, con lo cual la energía sobrante
Este .íuego se eX t en d''
10 d urante unos minutos y ad ' .~ n ~ . quedó disponible para ser descargada mediante la risa. Desde esta perspectiva,
Cuando Pa~:•
ensayaba con levantarse para ir a por
representaaon teatral, esperando qtlé d'
füe!~'.;' ¡~~:c7:::
d" ,
n~li~.
o o e
la risa es un criterio bastante líe! de evaluación clínica, sobre todo en lo que se

Sin embargo, tan pronto se sentaba r:;ii:


:::;,e::id~pyu::er::::~'.e fu:~º·
50
refiere al desmarque.
Por supuesto, hay que tener en cuenta el contexto en que se produce h risa.
la_ 5 cena vo.lvia a iniciarse con dla pidiendo fuego (al final I Pe .i,Pª1 .' y Paola solfa rdrse de forma desconexa y a carcajadas, a veces de los "chistes" (sin
mllo). Todo ello acompañado , . e ncen01 e c1ga· pies ni cabeza) que me contaba: aquí no hay desmarque, sino fundamentalmente
por nsas y sonrisas.
Aquella situación laberínrica sin salida (dado " " un intento fallido de descarga motriz. Sin emb2rgo, más allá de que en función
enmtda), que solía resultar extremadament l que su p~s~ la cerraba de de la gravedad de su esquizofrenia se oonsidere que fo. ¡radente no tenla acceso
en un juego compartido l e mo esta y neg.1t1v1Sta, se convirtió

~~::~ tjo :.:b~:,:i::~~:;:~~:~:J~:ns:


co':'un!caci:i;c;n;::i~~:•
' expenencrn compartida por ambos era difere t • " ,, ,
a la intersubjetividad, en la anécdota nos rdmos juntos de algo que podíamos
compartir; es decir: se trató de una "risa intersubjetiva" {cf.Stem y otros, 1998, l O).
Si en este aspecto de la relación ron Paob no habfa hasta entonces acceso al
tener aquella densidad íaberímíca ímposibllitadora n eh, su paso de_¡aba de juego y el humor, eSto se debía fundamentalmente a una incapacidad inrersub-
p l · , v rec a2ame
"pa;::;::~; :~: ;,;~:ra~:s:ª :m~::;~t~ :1 h~be¡ aP~ola
a la imitación, Freud dice: "Hall::nd
imitado diciendo
qu~I escape transversal. Respecto
jedva imerpersonal. Con lo cual, conviene considerar que estos procesos especu-
lares implicados en la economía de la risa operan también en el Acompañante,
En aquella situación de juego comparddo, resulta que la paciente dio uua
ser vivo es un Otro . ·• ' onos ensenado la e.xperiencia que todo
, ·f • y reqmere ue nuestro entendimiento un e· lección especular de lo m:1., efectiva, cual sea: ante mi plsotismo (en la. situa-
<1es1.i.us1onamos si a consecuen<:ia de una . tota1concordancia . ierto gasto,
· •
nos
•~ ción de juego) Paola respondió de forma juguetona; de modo que, mirándome
O
engafiosa no nos •t1ace "tcal•"

~i·ngun nuevo gasto Ah
f
b' . 1muae1on
duna . en este espejo, me pregunté por qué había estado canto tíempo enojándome
en d sentido del aligeramíenro y el d , ora_ ren, nos esdustonamos y tom~ndome tan en serio d pasotísrno de ella; en definitiva, por qué había
descarga mediante ~ risa" (Fre;td, 1;~~ 1;;)~pectat1va devenido superfluo se estarlo gastando tanm energía enojándome con su (nuestro) síntoma"

213
222 "
JUEGO Y HUMUR
LlIDNEL Dv/'.ZA DE MENDONQ\

En una segunda etap-a, a la que podría denominarse "etapa del juego compar-
• Al verse ¿se,de este lugar e ¡ .
peura puede reím, d~ sí misn,toneq,d1e ~ pac1elntc ocupa el lugar de uno, el tera- údo", desde el proceso de desilusión poco a poro los padres van introduciendo
- , s ec1r; por a compara · , ¡ nuevas formas de manifestar el odio, y el juego compartido sei:i un recurso
gasto de energía que había estado d h d l cmn respecto a excesivo
. , . erroc an o a eno¡· arse ,
siauo seno con el pasotism0 , ¡ , Y ponerse ueina- fundamental en este senúdo. Se trata de un odiu estmcturante debido a que
L , • ce a paciente Al no n · ,
anorraao se descarga mediante la risa. . eces1tar enoJarse, el gasto impulsa el proceso de desílusión, que es el facilitador de la destrucción del
objeto fusionado y la quiebra del objeto idealizado.
Salva..do las diferencias, diría que desde el juego y el humor, como forma
Pnola: (cor, tona rechazante) Paso.
de intervención, es posible operar unos procesos análogos a los anteriormente
Acompaiiante:
p I,:; ,. .
(imitándiJia) Yo tamb.,
,en paso. descritos; unos prcs:esos en que eí odio proresional del terapeuta puede rest!ltar
?to : , con enraSittsma) aPasas de uva.'?
estructurante para el paciente, en el sentido de contribuir a que ew.plee su odio
Acompañante: Nooo; a paso lento.
Paola: PutiJ. (reímos) (SIC¡ para desmarcaroe de la e.~ecularidad alienante.
De forma arnilog¡u lo que urnrre en el desarrollo primitivo, tales manifesra-
cicnes del <.-dio contribuyen tanto a la economía psíquica del terapeuta cuanto
Y aquí se puede ver a la paciente tomand 1 . . . .
versal, jugando a desmontar la lógica formal o a 1mc1at1va dd escape trans- a la del paciente. Del lado del terapeuta, cabe destacar el trabajo de Winnicott
sentaciones "paso de ti" (red, } " . d Y Pª!ª~do, de la cadena de repre- {1958, 267-279} tlmfado "El odio en la contratransferencíá'. En él dice que,
azo ª pasas e uva (mv1tación a jugar).
al "igual" que los padres, invariablemente el terapeuta odia al paciente psicó-
tico, y ello debido al ínteri.1Jo giado de ansiedad (persecmoria, gmfusional) y
,•{~

9.6- Oinica del absurdo frnstrru::ión que le genera. <•


El análisis personal del rcrapeuta no elimina tales reacciones afectivas. En el
mejor de los casos, posibilita administrarlas en beneficio del paciente. ·
El humor y el volver cómico a alguien d t
das hostiles (cf. Freud ¡ 'lQ . ) l pue en eS ar al servicio de tenden- \Vmnicott brinda algunas indícadooes para la expresión estructun1nte del
. , - 5,p,m,m, o cual puede fo •e
hiríenres y alienantes de hum Así . mentar marnresraciones odio; por ejemplo, al decir que el "odio es expresado por la existencia del finai
tesis segun', la cu,,í indt1s , ."'· . mismo, argumentaré en pro de la hipó- de la sesión" (ibibm, 270). Dice también que el odio "que estd jmtificadc en
• o en suuac,ones en qu ¡ h , al
tendencias hostiles del terapeuta l e e umor esta servido de la, el marco existente debe ser separado y mantenido en reserva, disponible para
, su em p eo en cuanto · .,
puede contribuir a que el padent d d a mtervenc1on escénica una eventual interpret.Kión" (ibidem, 269).
nantes. e se esmarque e las especularídades alie- Si sustituimos ª-eventual interpretación~ por "eventual inu::rvenciólli, se
abre la hipótesis según ía cual el juego y el humor pueden operar a modo de
En primera instancia, recuérdese los lame .
de cómo los padres manifiestan de fi P d amientos de \Vinnkott acerca recursos mediadores en la expresión terapéutica del odio.
hacia el bebé a rravé, J - las ca , . ordma a ecuada y estructurame, su odio
-=
este contexto una de l•s t r
nc10nes e cuna y ¡
d l
d d .
e proceso e es1lusión. En En cierta ocasión el terapeuta de familia había recetado a Carlos unas gotas
' ~ a eas e os progenit .
damenre a su bebé te11íend ores consiste en odiar apropia- hechas con productos naturales, en un intento de sustituir a la medicación alopá-
, i o en cuenta su cond1·.. 1•"n , .
E ' · ~ " ps1qu1ca tica. La forma de empleo de tales gotas consistía en administrarlas debajo de
n termmos muy "uenera!a, h•brr' . l ·
' * .~
• - A a una onmera et p d ,
mmarse ''etapa de las canciones d a a a a quepo na deno- la lengua cada una hora. Durante un encuentro en casa de Carlos, fa asistenta
con d proceso de ilusión A 'l e cw.a , que se corresponde aproximadamente (adiestrada por la madre) entró en !a habilitación, cogió el frasco & ias gotaS
de escape" para el odio. (J: : pro~enitore~deben encontrar unas "válvulas y !e dijo (como sí hablase a un niño): "a ver, abre la boca y saca !a lengua'', y le
de escape" están más bien ,l = mo idas lcanc10nes de cuna). Tales "v:ílvu!as administró las gotl!S. No supe qué hacer ni decir, y me quedé paralizado ame
- ..rvicw e a econo ¡ , . d
miemras el bebé re beneficia al ·b· l . m ª psiqmca e los padres, la escenificación de este tipo de situación que había conducido a Carlos hacia
O
que su organización psíquica non recd l ir "." impactos del odio en términos una depen.dencia e infantilismo crónicos.
pue e tramitar.
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224
LEONEL DOZZA DE MENDON<;:A ¡ue.GO Y HUMOR

• Transcurrida una hora, la asistenta ,•olvió a entrar en la habitación, repitién- Esta escenificación chistosa es una modalidad de acción interprerutíva.
dose la escena. lv!e sentí intensamente enojado e indignado8 '. Consiste en escenificar una situación empleando técnicas similares a las del
Sin embargo, a. la hora siguiente la asistenta se había marchado, y como chiste, lo cual difiere de contar un chiste. En la anécdota descrít:1, esta esceni-
no podfa dejar de ser, Carlos pidió que yo le adminismtse las gotas. Ante mí ficación se basa en la imlradón. Sin embargo, y a dííerenda del empleo de la
negariv:. empezó a protestar, argumentando que no sabía cómo usar el cuen- imitación discutido en aparrados anteriores, aquí no se trata <Íe imitar tal cual
tagotas (abrir el frasco y ponerse las gotas): la conducta del paciente (por ejemplo, decir "paso» a Paola), sinD de representar
Acompañante: Oye, dime una cosa: ¿Em imbécil? escéoiQmente d talante imbecíloide, absurdo, infmtiloide, de tales conductas.
Carla;: ¿Por qué me estás dídendo esto? De ahí que la hipótesis clínica sería: al hacerme d imbécil reflejé la ª':1'.rud
Acompañante: Porque si me dices que no sabes ponerte unas gotas debajo imbedloide de Carlos, contribuyendo así a que se desmarcara de la 1mbec1hdad ·
de la Íengua, y yo re creo, tendré que pensar que eres imbécil. derivada de las especularidades .tlienantes en el contexto fumiliar. Para seguir
Carlos: No; es que no si: cómo se usa esto ¡Por qué no me ayuda.,, Es que discutiendo lo planteado, merece la pena recordar un ehi<re citado por Freud:
no lo sé. (Cogió el frasco como sí fuese un hombre prehistórico que tiene un "Un hombre que debe partir de viaje confia.su hija a un amigo con el pedido de
ordenador de última generación entre manos) ¿Y ahora Leonel, cómo se hace? que durante su aITTencia vde por su virtuq. Meses después regresa y la enct1enua
Acompañante: No sé; mira a ver si hay un manttal de instrucciones {hice embanrz.ada. Desde lueoo, se queja a su amigo. Este hace vanos esfoeru:-.s para
como si busaira dicho manual}. explicarse la desgrada. :?Pero, idónde ha dormido?" -p'.:"Sunta al fin el ~adre.-
Vacilando entre una sonrisa y poner cara de niño llorón, con actitud imbe- "En d mismo dormitorio q11e mí hijo". -"¡Y cómo pudiste hace,:Ja domm en la
ciloíde Carlos abrió el frnsco y se puro las gotas, siempre preguntando, en cada misma habitación que tu hijo, después que tq.nto te encarec1,su t G1:ela.;,•-". - ~'Es que
etapa (abrir, llenar cl cuentagotas, llevarlo a la boca y apretarlo), cómo se hacia. había un biombo entre ellos. Ahí estaba la cama de tu hija, ahí la cama de mi hijo,
.A.nte lo cual, yo volvía a decirle que se buscara el manual de instrucciones. (SIC) y entre las dos d biombo". -"¿Y si él dio la vuelta al biombo?». -"A menos que
Después de este día Carlos pasó a administrarse las gotas, recha1.ando incluso sea ero -responde el otro pevsativamente-... }.sí sería posible". [. ..] La aparente
cuando en una ocasión fa asistenta se dispuso a hacerlo. tonrería del amigo tampoco aqu( es orra cosa que el espejamienro de la ro~tcría
En primera instancia, podría considerarse que el desmarque especular se del padre. [ ... ] Ponanto, la técnica de los chistes disparatados quehemoscuado
produjo cuando pregunté a Carlos si era imbécil. Sin embargo, d desenlace hasta aquí consiste realmente en la presc-ntación de algo tonro, disparatado Id
decisivo de la escena parece haberse producido cuando propuse que buscase el manuru de instrucciones para cuentagotas], cuyo sentido es la ilustración, la figu-
manual de instrucciones. ración, de alguna otra cosa tonta y díspararadi'. {Freud, 1905, 56; corch. LD~)
Un "manuru de insrrua:[ones para cuentagotas" es algo chistoso, que remite a Resulta que la anéedota clínica descrira tiene la misrraestmctura relacmnai,
un gasto excesivo y superfluo de energ/a, y también a algo absmdo y disparatado. especular, que el chiste citado por Freud, con fa direrencia de que el padre se
Pero esta esrenifiatción chistosa conlleva un mensaje implícito y a la vez inequí- quedó atrapado en la situación, mientras a Carlos le sirvió para desmaw,rse:
voco. Si este mensaje fuera comunicad.,:, en términos directos, sin la mediación de - De hecho, la vida cotidiana está ilena de situaciones en las que uno escem-
!a escenificación chistosa. su contenido sería: "eres un imbécil" (hostílidad). Sin !ica la absurdidad (tontería, etc.) para reflejar la absurdidad de la actitud del
embargo, en fa anécdota ful yo el que hice el imbécil (escenificación), dado que s6lo orro, y viceversa. Este seria el fundamento de b Clínica del Absurdo: esce~ifica~
a un imbécil se le omrrirfa buscar un manual de instrucciones para cuentagotas. la absurdidad para que el paciente se percate de ella y se desm:ar~ue. Segun m1
experiencia, para que dio foncione el terapeuta tiene que escemficar 1~ absur-
81. A níz de una situación experimenta] en la que una madre escableda Lma reladón didad de modo que dicha escenificación sea más absurda que la marufesrada
sobree.stinmladora e: intrusiv!l con. i;u hija. Stem comenta que: «La mayor parte de los por el padente. Tiene que haher algo de caricamresco. .
espect.idores experitnentados que ohre:nraron esras interacciones: televisadas entre Molly y su Tales forrr,as de espejarniento no tienen que resultar necesariamente
madte dezcrihiemn lo que estaban: sintiendo como un nudo e:n cl estómago, y fueron dándose
cuenra de lo -enroleriuu:loo que se encom:mban, [.••J qtúenes se identHkaba.n con Molly re graciosas; ni tamp.--xo se trata de que el terapeuta esté buscando hacer reir al
sentim impotentes y enfureci~. (Srem, 1985, 241) paciente.

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L~UNEL DOZZA DE MfNDONyl
JUEGOYHUMOR

Loocurridoenlaan' d ¡ h' d .
' •J - ec ora no e izo emasrada gracia a Carlos (el cual t ,
la capaauad para ca 'd ch" enra o, más bien, desempaña el espejo y le posibilita vet lo ridículo de la situación.
., . ptar su senr, o is toso), y ello debido l .
fi cacmn chistosa, él ocupaba u l ál a que en a escem- Ahora, cuando la asisrenta viene a administrarlelas gotas, Carlos le dice que "no
el chiste citado por Freud y n ugarban ogo a! del padre de la muchacha en hace fultá', y lo dice tras mirarme con una sonrisa cortada y a la vez cómplice.
. como ca e mponer al padr j h.
gracia que el amigo J ¡¡ • , ' e no e izo ninguna La evolución clínica posibilita afamar que poco a poco Carlos fue adquiriendo
e re eJara su ton tena.
Por otra parre, a Carlos se le , al un creciente y necesario sentido del ridículo.
del "manual de instrucciones" Nescap~ gu~a que otra sonrisa cuando le hablé El humor ha sido un recurso ampliamente empleado en el Acompañamiento
d , · 0 sena eq u1vocado decir q -· ( ¡ ,
e SI mismo) tiene lugar en el "I » lA r ue esta nsa e reuse de Carlos, en gran medida en las situaciones relacionadas con la asistenta (o
otredad desí mismo es de . . ugarj .e compañanre) en donde se genera la "asistenta-madre"). Esta última solía ser extremadamente activa y acelerada;
, nr. en ese ugar en que d b
en la acritud del otro, percatarse de la absurdidad ~ue e o s:rvars: a sí mismo siempre entraba en la habitación hablando compulsivamente, limpiando y arre-
y reírse de ella al reconocerse e nell a. e su con ucta imbeci!oide glando. Así que la bauticé "el huracán", lo cual produjo intensas risas en Carlos.
En términos esquemático . d Este último no tardó en contárselo a la asistenta; de modo que a partir de este
rrollo de esta estructura relaci;:alaprox'.ma os'. ~n la anécdota clínica el desa- momento, cuando ella entraba en la habitación era recibida por nosotros con
1) El . podna descnbirse en los siguientes térmi . un "ahí viene el huracán'', lo cual era motivo de risas para todos. A la vez, esto
pacrenre se encuentra at d'd d nos.
nante de laque no puede des ur ' oE, captura o en u?a especularidad alie- la frenaba un poco, hacía que le diera un poco de "corte", contribuía a que se
marcarse. n este aturdí miento h al ,
un espejo empañado u opaco de m 0 d ay go as, como viera en el espejo.
0 que no puede vers
lo n"dículo y absurdo que re '¡ l d _ e m· percatarse d e En cierta ocasión entró muy acelerada y parlante, interrumpiendo una
gotas; con lo cual: su ta a escena e la asistenta administrándole las conversación entre Carlos y yo. Como todo indicaba que ella tepfa intenciones
2) Se comporta como un niño imbécil en la misma med· de extenderse, Carlos se tiró un pedo; con lo cual, la asisteni;i/. se fue enojada
como tal (encarna y actúa ¡ d ch . ida en que se le trata y diciendo que él era un maleducado. Ante tal manifestación de enojo, por
e ese o representacr onal) a ¡ d
que se le trate como tal". ' ª vez que emanda parte de la asistenta, Carlos reaccionó con una carcajada, mientras yo, algo
3) El Acompañante se siente enojado e indi d más discreto, sólo me reí. Es decir; en la medida en que no hemos necesitado
cual apunta a la idea del odio . . gna o ante esta situación, lo enojarnos por la actitud intrusiva de la asistenta (que en esta ocasión se fue
dualidad alienante A , que ;mpulsa a e1ercer la interdicción de aquella enojada}, el gasto de enojo e indignación se volvió superfluo en nosotros y
modo que resulte ~str¿~;:;;.e e problema de cómo presentar este odio de quedó disponible para ser descargado mediante la risa.
4} Si en un primer momento pregunté si el . . , . Una perspectiva pedagogisra quizá destacaría que está mal tirarse pedos
nuación lo afirmé (cuando b pacrente era 1mbec,l, a comi- delante de la gente, y desde luego a mí tampoco me parecería bien que Carlos
pem lo afirmé represemándporlopuse ,q~e uscase he! manual de instrucciones); se andara con tales modales por todas partes (y de hecho nunca no hi1.0). De
o escenicamente a ·' d ¡ . b, .
que el paciente pudiese representarse a si mism , cien orne e im ec,l para todas formas, lo primero es lo primero, y no estaría fuera de lugar decir que
nante. En este caso dicha es ·¡¡ . , o en aquella especularidad a!ie- semejante hostilidad anal llevada a cabo por Carlos ha sido una forma un tanto
, cenr cacron se aseme¡· 1 , · d I
consiste en espejar la romería ªJ·e d d a a a tecmca e chiste que peculiar y heterodoxa de escape transversal y desmarque.
na, emo o queCarloss , d , ·
verse refle¡·ado en esta escen·h" .,
J cac1on.
e ne e s1 mismo al Este "zarpazo aerofágíco", con el cual Carlos "se quitó a la asistenta de
5) La escenificación chistosa realiza un movimiento de ridi 1· al . encima" (desmarque), parece ser una manifestación de su capacidad para destruir
cu izar paciente al objeto de la dualidad especular alienante. En este sentido, este "zarpazo aero-
82. Recuérdese que: "Debido a que 1o verdaderamence terri . . fágico" pudo haber derivado de los "zarpaws especulares'' a través de los cuales
se,; de no existir en modo alguno en la ·-..J'. . . ble es k angustia impensable de no he manifestado mí odio de una forma estrucrurante y no disruptiva, con lo cual
al d b. m;,4'..l.t ªJena, rnvoiunta.-iamente el , ~ .
mun o ªJº fa condidón supHcame d f pslcotJco se ofrece
represemacionaies ajenos" (8.2 ] Sflb ) Ene
• , • <! • •1¡-ra.
ror ;!.~~enos ser fa encarnadón de los desechos
i.a anr.;....uotas-e puede ver e 1 (
Carlos pudo hacer lo propio en relación a la "asistenta-madre".
Hubo que esperar algún tiempo hasta que el soplido de su llaro se convir-
erapstconco) suplicando"'qaesel 1 . a aros que,aunqueno
e rnt:;u-a como a un 1.tnbécil.
tiera en aliento articulado bajo la forma de palabra.
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229
LEONEl DOZ?A DE MENDON<;:A

" E,., lo que a esta seccí6n de aparta'o fi


juego y el humor en una panacea si:o sdse .'e "'':' no se trata de convertir el
tudinaí.es que nueden resul • , , e mvest1gar acerca de recursos acti-
fu ., , • . tar rerapeut1cos en det . d , . A MODO DE CONCLUSIÓN
nc1on de fas ,;,.4r:acterisríc:a~ dd l ermm.a as s1tuacmnes, en
el estado afi:ctivo dd pac,·e .t caso, e momento de la relación terapéutica
, n e en este mome t J ·¡ '
c,dad del terapeuta para ínter . _n º'. e estJ o personal y la capa-
N ~ venu en estos termrno-5:
- o parece ser posíble esrablecer a ríarí d . , , -
casos y situaciones convie-·e o Pl ' l esde la teona y la tecnica_. en qué
tanteo y error, de acerca..'Jl;:nro:ºg~p elar raes recursos. Quizá hay mucho de
• l .
como e pacrente reacciona.
•"'-'"ª es acompañados po l b
r a o servacwn de
.•

. A! igual que en casi todo lo relativo al método del


peutico, las situaciones ;ugue• h , .
- ,
Acompanarmento Tera-
' ,,mas Y umonsticas so
el preCHio y a la vez •ootente -'mL · d 1 . n cosas que ocurren desde
º ulto e a 1mprovis · ' d J - En nuestra Introducción veíamos que el Acompañamiento Terapéutico es
la espont,meidad Así h 'd l .
' ª s~ 0 en a." su:uadones de · ., -
ac10n, e o inesperado y
una práctica rodavfa ''joven'' y relativamente poco reorizada1 en 1a que se opera
después, aunque no ca.he d d -• . scnra.s.~..L..a teorizadón viene
. u a ue que un marco t , . b· fi desde un relativo pero considerable nivel de precariedad teórica.
contribuye a que d ter'a euta . . eonco ten undarnentado
y a "de&nderse" (si h;c! falta}: r~nmadrealizar incursiones en estos ámbitos, Esta precariedad no se debe sólo a aquella "juventud'.', sino <;;n grnn medida
ª
ora e contarlo al gremio. a la complejidad polifacética y difusa inherente a una pcicricÍt¡ue tiene lugar
en el contexto comunitario y domiciliario dd paciente.
No serla equivrn:ado decir que el Acompafiamíento 1erapéurko está regido
por la "Teoría del Caos", en d sentido de que se trata de una pr6.ctica "poco
estructurada" en la cual las variables son menos controlables y predecibles en
comparación con un Centro de Reha.bílir.adón o la psicoterapia.
Sin embargo, tras el análisis descriptivo llevado a cabo en esta investiga-
ción, aquello que parecía ser una práctica "poco estructurada" constituye una
clínica que pare-.:e asentarse más bien en "'otra esrrucrura»; una estructura más
compleja, ¡,olífacéríca, polifónica, repleta de arravesarníemos {imer)subjetivos
y personajes, desde fumiliares del paciente a su perro, d ca.marero del ba,, los
vednos y un infinito etc.
Esta complejidad irje una red, más bien rn,m1fia, qLte constituye el campo
de intervención del Acompañante Terapéutico; campo en el cuai tendrá que
establecer y sostener un encuadre (para que la maraña sea red) y discriminar,

83. "La rcorfa. de las esrrncrnras dísjpadvas, oonodd:a t-ambiéo como temfZ del Clo<;, tiene COIDQ
priodpal rep:resrnt~u.re :a! <tuímkO belga Hy:a f'rigogine, y plancea que el murn:io no sl€:.ie esuier
'{-amente el modelo del reloj, pr-e-1klble y determinado, sioo que tiene aspe-et-OS caótirns. Et ob~r-
v:adOJ no es qutf':n uca la lncsc:1biñdad o la iniprevísibilidad con su ignora.neta! eU.i.s cristen de por
sl; y un ep:mplo típiroes el clima. tos procrsos de h realidad Út'¡)l!nd<!n de un enonne conjunto
de du::uost:mcias incicm,s"' (atraído de lm.emetl-

231
230 ,
LEONELDOZZA DE MENDON<;:A
A MODODECONCLlJSIÓN

.en cada
- caso y muacmn,
· "' Cua;es
.. n son sus objetos de intervención (m • allá d
Para poder apoyar ía conse,..--udón de la tarea desde su rol, el Acompañante
que ,enga claro que su paciente siempre será sólo uno). as e Terapéutico tendrá que disponer un encuadre acorde con su ámbito de interven-
la d~ esra_"redC":,º.ª "",t~l•orrn estructura" polí&cética, polifónica y comple¡·a ción, y que por lo canto deberá ser un Encuadre Ambular,re. Por otra parte, el
• ~nommo !Uuca °" o Cotldíano. ,
encuadre pensado desde la Clínica de lo Cotidiano es un Encuadre Abkrro, lo
Esta noción de C!íníca de lo Cotidiano atraviesa de una forma u otr 1 cual. impiica que puede tener cabida la intervención en el ámbito de las relaciones
conceptos más ,,.,,..,,cifi
d . ' ---r- cos"d e¡ Acompanamiemo • . a os
Terapéutico. A su vez, d intent familiares (sin que el Acompañamiento Terapéutico se convierta en una "terapia de
1 e :eor•_zartce_rca ~e esta otra estrucrnra"' que se resiste a dejarse nombrar oo: familia a domiciliow) y comunitarias del paciente, Además, es"te encuadre ambu-
,,ª '~;mmo ~"'. a ,a que estamos habimados, ha demandado una conceptu~li- lante y abierto permite la inclusión y partídpación de terceros {a diferencia de la
Lacton en termmos
• · y ¡a ela6orac1on
..,,,ado}ª
de ,...- .. de algunos conceptos más o
relación terapéutica "clásica" ba,ada en la relación dual o en un encuadre grupal
menos espec1.fico:s, tales como:
"cerrado~}, siempre que ello rontribuya a la consecución de la tarea. En resumen,
el encuadre de la Cínica de lo Cotidiano es un Encuadre Ambulante y Abierto, ..
• Amistad profesional o transidonal lo cual no significa que deambule por rodas partes ni que todo pueda "entrar".
• Método
Si en el psicoanálisis de neuróticos el analista se centra en cómo el psiquismo
Encuadre ambulante y abierto se despliega en la transferencia, el Acompañamiento lerapéutico viene a recor•
• Paradºja de la actuadón contratransferencial damos que, más aliá de toda transferencia que pueda haber en la relación dual,


Yíolencia necesaria
el psiquismo se despliega constantemente, desde su ló-¡;ica, en to1~ !as rdaclones
• conc-a
Acción interoretativ:r h .. ~ } verbal v pasiva.
.
._
cotidianas del sujeto .. , con la direrenciade que, en Acnmpañamirnto terapéu-
• Función de Interdicción: primaria y se~undaría tic-o, ese des¡,4iegue cotidiano tiene lugar "dentro" de un e!lcuadre abierto, lo
• Clínica del absurdo, etc .
cual le confiere a estas situaciones cotidianas su talante clínico.
De ahí qu" la Clínica de lo Cotidi,,.no está obligada a no ser nunca una
~e~l"." ~tra perspect..iva, diría que el desplazamiento hada lo comunitar·, 0 din ka exclusivamente de la relación dual, Y es por ello que, en coherencia, hay
d. om10 1at10 y cotidiano, prohl emaliza· d e una forma radical l , . · d,
que hablar de un encuadre abierto aunque selectivo.
la concept";'1izadón acerca del re!, tarea, encuadre e ínterv;~::~'~: y to, a
Respecto a la interwnción, por un lado se trataría de llevar a e2bo una puesta
que la nocion de Clínica de Jo Cotidiano sería un intento de "dar ·'.. m~ado
esra r bl · · , c~ema e en escena lo más cotidiana posible, pero ron un sentido clínico subyacente,
0n ... esta sería nuestl'a •<teori'a d 1 ,,
Rp o emanzac1
al l ecaos. ya sea a la hora de ejercer la Punción de Interdicción, intervenir con ;\c<,-iones
ter~Supéctta º. :",
queal~a darobque! el Acompañante Terapéutico no es un psico- Interpretativas {Concretas, Verbales o Pasivas) o favorecer el desmarque de lac
-r- o ps1co.an !Sta am u anteh y b" , alienación especular, a veces mediante el empleo del Juego y el Humor, etc.
puede hablarse de , . q~e, en cam JO, segun el caso, incluso
a,;umírd rol d· ~)to;mveles de Amistad Profesional o Transidonal (sin La máxima sería: el Acompañante Terapéutico es un terapeuta que se parece
d . , e arrugo . trata, como hemos visto, de un rol (a)simétrico es a una persona ... en el sentido de que en muchos aspectos su conducta abierta
eor, que p~ede presentar diferentes grados de simetría en el plano dinámi~
se acerca en gran medida a una acritud cotidiana.
pero que sera esrructuralmente as!mérrko. o,
Por otra parte, en la noción de intervención pensada desde la Clínia1 de lo
A
. , . su vez, la tl1'11!11 consiste en a ·
·-" . , . ¡ ·,·
mmorar • 8 mam,estadonesvincularesypsko- Cotidiano rnmbíén se opera desde un "principio de no ínrervenciórt, y ello en
d manucas emermnas (sm ia • • d al
sobretodo uellas ~retem,on e terar la estructura psicótica), y el sentido de que el quehacer del Acompañante Terapéutico consiste en acom-
tivas y -•1·enaqa3__ ~uesemlan1fiestan a modo de conductas y actitudesdisrup- pañar al paciente en la realización de actividades y vivencia de experiencias cnti-
d" "' u-.s, asi como ograr un mve . J optimo
, . d e .mtegracmn . . comunitari
dianas que prod!lcen efectos terapéuticos y rehabilitadores. Aquí l-a diferencia
canvos con ugares y personas}ª
(me rnnte, el esrabledmienro
d de vínculos signt"fi · 1
consiste en que no se trata d-e una intervención terapéutica sobre una >«situa-
autac',::odmia }'. ~drrolldo de factores protectores {alimentación, vivienda real•~ ción problema·, sino que lo terapéutico y rehabilítador, o la consecución de la
Z -• e act•v1w,
. . es epo r tí vas~ ¡u•d'tCiS, creaavas,
. cu1tura1es, etc.). ' ·
tarea, deriva mis bien de las s.ituadoncs cotidianas experíendadas.

231,
A J.,'iODO DE CO.""ICLUSJÓN
1.EONEL DOZZA DE MENDON<;:A
momentos distendidos, en donde una de las consignas consiste en q_ue
• Sobre todo este "principio de no intervención" de la Clínica de lo Coti- en este espacio no se habla de enfermedad y, desde luego, los profrno-
diano impone un replanteamiento de la noción de trabajo, principalmente a nales nunca responden desde un lugar esrrkrnmente clínico, aunque las
la hora de validar aquellas situaciones en las que entran en juego la pasividad diferentes acciones (incluido el lugar en que se sienta cad~ profesior'.ál)
como forma de Acción Interpretativa, o bien Ia realización conjunta (y desde suelen tener una intendonalidad táctica. A su ve7., se va!~ra espec1~i-
un lugar simérríco) de actividades cotidianas aparentemente triviales. mente la experiencia grupal entre familiares y usuarios, el intercambio
Es interesante observ.ir cómo los familiares, el paciente, otros profi:sionaies · · de -,·
d e exoer1enc1as
J- la· relaciones de amistad que se crean etc. Los
~ 1tu" .-. -
e induso d rnismo Acompañante" tienden a significar estas situaciones como resul;ados de este grupo sou realmente e,-pecraculares ('l'er Rey":', Y
"no trabajo", algo "no técnico», o "que no hace falta formación" y que incluso Arambilet, 2011 }. También podrfa invcStigarse acerca de la apkac10n
"lo podría hacer cualquiera desde el sentido común". de la Clínica de lo Cotidiano en recursos residenciales para personas
Por lo tanto, la conceptualización acerca de la Clínica de lo Cotidiano con patologías graves, dado que el funcionamiento de tales recursos se
puede cumplir la importante función de validar teórica y metodológicamente da sobre situaciones cotidianas.
estos aspectos del Acompañamiento Terapéutíco que justifican decir que en él
se opera desde "otra estructura". En definitiva, estas posibilidades ap11nun a que !a nodón d," Clínica de lo
Esta validación es importante también de cara a que él Acompañante Tera- Cotidiano consrítuye una categoría más amplia que el 1\companam1emo Tera-
péutico pueda hacer frente a las posibles demandas e incluso quejas gue puedan péutico, y que por lo tanto podría aplicarse a otros dispositivos Y en diferentes
provenir del paciente, familiares u otros profesionales e h1stímciones. patologías y situaciones.
De no haber la validación teórica y corporatjva de esta "otra estructura'", hay
mayores posibilidades de que el Acompañante Terapéutico adoptelos esquemas En una líne-asitnílar a la anrerionnente sugerida, investigar sobre la ~pli~

de referencia propios de otras prácticas, por lo general mis validadas e insti- cación de algunas herramientas dela Oínicadelo Cotidiano en la psico-
tuii:ks ("psicoanalista ambulante", asistencialismo, pedagogismo, empleo de terapia de pacientes con patologías graves; p_or ~jemplo, d concepto de
un "encuadre cerrado o dual"). Acción Interpretativa, la Función de lnterdicc1ón, etc.. . _
En definitiva, lo que hay que decir tajantemente es que no cualquier persona Por lo general se emplea d Arompañarruento Terapeunco _comu ':'

ni cualquier profesional puede tomarse un café con un paciente con el mismo dispositivo acre-cario y complementario, por ejemplo, ª. la ps1~oterap1a
sentido, ínrencionalidad y efecto que un Acompaíiante Terapéutico entrenado. 0
el trabajo institucional. Sin embargo, por lo menos h1potét11:am"';te
Lo anteriormente ex¡:ruesto permite trazar algunas líneas de reflexión para el Arompañamienro Terapéutico podría ser el eje del proceso terapeu-
investigaciones futuras, a saber: ríco de determinados pacientes, como pueden ser ~qu~ll°".qu~ rechazan
casi cualquier tipo de psicoterapia o tratamiento msti_ruc'.ona,, enª'"'/º
• Seguir desarrollando la Clínica de lo Cotidiano desde la problematí- caso el Acompañamíenro Terapéutico puede estar indicad~ no. solo
zadón y especificidades de las nociones de rol, tarea, encuadre e inter- como d,sposítivo para facilitar la vinculación a di':"•< te:ap1as, smo a
vención. ·
1o me;or com 0 el dispositi"o más indicado para aetermmados casos.
"' ·- ~ . d ,
• Investigar acerca de la aplicación de la noción de Clínica de lo Coti- Creo que esta modalidad de Acompañamiento Terape~t!CO ten era a ser
diano en otrod.mbitos. Por ejemplo: en el "Centro de Día" y el "Equipo más frecuente en la medida en que contemos con mas Acom~antes
de Apoyo Social Comunitaúo" de Parla (dispositivos dirigidos por mi, experimentados y con una formación sólida, capaces de mane¡ar los
gestionados por Fundación Manantial y concertado con la Consejería roro ¡ · e intensos vínculos que pueden desarrollarse en es~os
p e¡os acerca dd
· impacto
·
~=•·
de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid) se está llevando a • Investigar que et' e1erc1c10
· · · de1 Acompanam,ento
, ,,
cabo un grupo denominado "Espado de Familias y Allegados" en e{ _, A- ñ re. Además de la relacmn
Terapéutico puede provocar en"' "ompa an .
que se aplica algunos principios de la Clínica de lo Cotidiano. A los cuerpo a cuerpo con pacientes con pato!ogfas graves, hemos visto que
usuarios y· familiares se les invita a tomar un café y compartir unos
135
AMODO DKCONCWSIÓN
LEONfL DOZZA DE MENDON,;:A

taje de estas formilll de negatividad pura junto con la validación de lo diferente,


la Cllnica de lo Cotidiano se fundamenta en "otra estructura", Jo cual
lo cual también puede fü:varse a cabo, por ejemplo, a través de acciones deno-
de alguna forma rompe los esquemas de referencia previos del Acom-
minadas de "lucha contra el estigma soc¡.-.J"; "lucha" en la que participamos,
pafi~nte y pro?uce dife.entes modalidades de ansiedad (por ejemplo,
-de,;de el "Centro de Día" de Parla, con el programa de radio "Que Locura de
~ ~po confusion~IJ y posibles actuaciones a modo de defensa (asisten-
Radio» (protagonizado por los usuarios del centro, y que puede =.-ucharse en
crahsmo, pedagog,s,no, especularidades defensivas).
http,//audío.urcm.net/-Que-Locura-de-Radio-) y el Ropero Solidario "Ropa
• Teniendo en cuenta todo_lo anterior, investigar acerca de cómo deberla
Guapa" (que consiste en que los usuarios reco~n y preparan ropa de segunda
de ser un programa de formación en Acompañamiento Terapéutico·
mano y luego realizan mercadillos cuyos beneficios se destinan totalmente a
conte~,idos, m':rodologfas, dispositivos de formación y apoyo continu~
(traba¡oen eqmpo, grupos de estudio, grupo operativo, supervisión), etc. asociaciones necesitadas).
antes decía que la Oínica de lo Cotidiano está obligada a no ser nunca
una clínica exclusivamente de la relación dual, ahora corresponde dar un paso
Y para finalizar, otra posible línea de investigación deriva de la pregu t
d . 1. na más y decir que también debe operar desde la puesta en marcha de proyectos,
acerca e s1 e desmontaje de la trama especular alienante entre neuróticos
movimientos, -acciones de parricipadón social ciudadana que fomenten fa visi-
Y psicóticos podría induso suponer cierto replanteamiento de la noción d
bilidad en positivo de las personas con psicosis, así como la convivencia entre
psicosis, o por ~o ":enos de lo que en general se entiende· acerca de qué es un:
persona con ps1-cos1s. individuos neur<ítícos y psicóticos.
En definitiva, se abren demasiadas cuestiones y dud'5, pero quisiera finalizar
A fin de cuentas, la Historia de la Locura de Foucault nos ha enseñado que
con uru,_ certeza: y es que las personas con psicosis están den:¡~strando a pesar
este concepto haestll<lo en constante mmsformación a lo largo de la historia· u.na
f, ., da , de, y gracias a, nosotros, y cada vez a más larga escala, que tienen mucha< más
trans.ormac1on extrema mente ~-inculada a cómo en cada época se ha repre-
capacidades que las que se creía hace no muchas décadas; que efectivamente
sentado la locura, así como alas (;m)posibilidades de aprisionarníento-circula.-
no están condenados al mito del "deterioro progresivo• ni al de la "cronicidad
!ocos. ~st:
'.'._~n de los En desarrollo histórico, sobre todo a partir de !asegunda
estancada", y todo apunta a que tampoco están invariablemente condenados
mttad del srglo XX asistimos al desarrollo de una sensibilidad contemporánea
al mito de la. "medicación para siempre" (ver May, 2005). Muchos psicóticos
que, aunque con sus contradicdones, trata de rescatar cierta posítividad de la
{que aunque sean relatívaa>nente pocos, son y serán cada vez más) están demos-
!
loc~ra de :olve,r a hacer circular a los "locos" por los paisajes comunitarios.
trándo que con apoyos pueden v:ív:ít solos, sostener con dificultades un trabajo
~. bien, SI tuviese que quedarme con una idea, me quedaría con esta;
y cierta es(abiíidad emocional {como la mayada de las personas}, una relación
antes,
,S~ •~afab~ fa importancia de validar esa "otra estructura'' que es la
(in)esrahle de pareja (como la mayoría de las personas}, tener hijos etcétera.
Chmca de 10 Cot1d1ano, ahora nos encontramos ante la importancia de validar
l\.demás, una de las últimas ~'cor.rientes'' o ..movimiento" en la actualidad
esa om1 estructura que es la psicosis.
consiste en lo que seba dado llamar "Recuperación" (Recovery), y que podríamos
S~fa.imp~rtante í~;es.riga~ en q~é medida gran parte de la negatividad de
ubice.r sus "comienzos" a finales del siglo XX, aunque es ahora, a comienzos
la ps1coS1S denva de la ps1cos,s en si o de la psicosis en su riempo y contexto,
del XXI, cuando viene ganaodo fuerza. En este movimiento se valora mucho
en cuyo caso estaríamos hablando de una negatividad gestada desde una trama
la imporrancia de "empoderar a las personas con psicosis (es decir, fomentar y
especular alienante que queremos pensar que puede desmontarse O por Jo menos
validar sus capacidades o potencialidades, hacer que se sientan capaces, narci-
t.'":lnsformarse, dado que ha venido transformándose a lo largo de la historia.
si2arles etc.), lo cual supone, curiosamente, e;;a ruptura con la negatividad de
J?esde ~quí deriva otra posible línea de investigación, que es la que trata
la psicosis de h qne hemos venido hablando.
de d,scr:mmar entre. ps~osís y enfermedad mental, lo cual abre la posibilidad
E-n este contexto de fidesnegarívización" y empoderamiento (o nardsíz.adón),
de desvmcufar la ps1eos,s de ese modo de negatividad y poder hablar de un
cada vez más pcrsonalidades famosas, pe»onas con cargos lmpurtantes, artistas,
":ºªº de se~ psicótic~". un modo de ser que en gran medida ha sido perci-
ciudadanos <1'.comunest" etcétera,. empiezan a, ...salir del armario" y a «confesar"
bido Yd~finido ";'duS!vamente en función de sus manifestaciones patológicas.
su condición de persona con psicosis o algún diagnóstico psiquiátrico.
Babna que hablar de una "clínica de la validación» que pasa por d desmon-
237
236
LEONEL DOZZA DE MENDON(,:A

• Por otra parte, la Recuperación se basa en gran medida en d asociacionismo.


pero ya no se trata de crear asociaciones de profesionales o fumíliares, sino de
asociarse las personas con psíoos!s.
Se entiende que el relato de pen;onas que han pasado por una enfermedad REFERENCIAS CONSULTADAS y CITADAS
menta! y se han recuperado puede ser de gran ayuda. Incluso hay la figura de
,'.~paciente experta" o "'activista'', quíenes suelen dar charlas a orras personas
con psicosis y profesionales. A modo de ilustración, en los últimos años, en
el programa de formación de Fundación Manantial coordinado por Mónica
Concretas (Madrid), algunos docentes son personas con diagnóstico psiquiátrico.
De hecho, lo curioso de la Recuperación es que no queda del todo claro si
es un moYimiemo impulsado por los profesionales o mis bien por los mismos
AA.V'l
pacientes-activistas. Quizá no por casualidad, un representante importanre ,,. · " , Buenos. Aires, ->-Nueva Visión•
1970 ,iEstructuralismo y pskoamu1s1S
de la Recuperadón es Rufos May, un psicólogo ingles ... con diagnóstico de AA.VV
psicosis (ver May, 2005). l encontro deacompanhantes 1;r.:1peuticosdo Río de Janeíro, {iru!<liro), 12
1984
págs.
.. . y sin embargo, pese a mies intenciones de iiposidvizadón" > si repasamos M.VV. • •- 1
"Revista de Psícanálise E.d,,;aoespea.u ' -
temauca- Aeoml\anhamenio
.,,., Tetaé
el recorrido realizado en este libr<>, resulta que hemos definido la psicosis en 2006
términos de falta de completación en fa constitución del aparato psíquico, la pemíco", Sao Paulo, UNIN'.ARCO
mJ organizací611 de defensas adaptativas, los follo, en los procesos de ilusiór.- Abadi, Sonia, , . , D w, w,· · ~t Buenos Aires,
1996 ~''"'fransJCtones:
., e1 rnoddo terapeunco -ae . w. wmnJC,.n >
desi!usión, lo cual deriva de unos cuidados maternos no suficientemente buenos,
así como dd menorcabo de la función paterna y la desmesura de la función LU!vffiN,
materna.,. en definitiva, negatividad .•. y también una negatividad atribuida Alv:,rez, M, A. G., - ., · "'
-'--·ma psiqu1amar. = ,... -'"''ª en el
199h ,
Rdlexmnes e __, oe
en un uw,u ' -pa·
~
la .,,__,u¡,,
u..,i • _ , '-"'"~
. , ,,
en gran medida al terapeuta. . . asístencialista, pedagogista, tendiente a esta- \.l año 1S'95; en "Revista de laAsodación EspaOOfade Neurops1qu1aum. 60 '
blecer especularidades alienantes, etc.
pp. 745-50.
¿Se trata de una burda contradicción entre discurso y acción, o de la diso-
Alvaro,, O. G., , , k - \. sus !,lemas prácúros;
ciac1ón entre las percepciones idealizada y denigrada de la psicosis? 1995 Lapresundóndeincapacrdadenl"_ yespanmay . pro ,, n?-
Quisiera pensar que se trata de dos polos antagónicos y complementarios en «R:evisca de laA1oc:iación Espanolade Neurops1qu1atrfa) 5:, r PP·
inevitables (cl de la negatividad y !a positividad, cercanía y distancia, enfoque 34,
empárico y radonalístaj, que tenemos que trarar de integrar constantemente Anguera, M. T., . . h ,,• Madrid Oá,edra.
aún sabiendo que nunca jamás lo lograremos del todo; de modo que la alter- 1989 "•" · ¡ ' el la observación en ias c1enoa..~
,.,,eto-.10 og.a e . ..
u man.- " > _
· I' · • V, 1 l llarce-
nativa consiste en disponer de unos modelos conceptuales que sostengan un 1991 «Metodología observacional en la i,wemgaoon psrco og1ea , o . '
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1969a El uso de un objeto y la relación por medio de idendficadones; en \l?ümi~
cott [1971b).
196% Desarrollo del tema dd inconsciente de la madre, ral como ,e lo descubre Mí más síncera gratitud a todasaquellas personas que de una forrrut u otra han
en la practica psicoanalíüca; en \\í'innkotr J989a. creído y confiado en mi, haciendo posible que escriba este libro y siga estando
1969c Liex"';rí":ciade mutualidad entre la madre y el bebé; en Winnicorr 1989a. a este lado del muro ...
l970aLa dependencia en d cuidado del niño; en Winnicott [1987a]. A Marirnilíano Peverellí, por su generoso apoyo que ha hecho posible la publi-
1970bSobre bs bases del self en el cuerpo; en Winnícott 1989a. cación de este libro.
1970dndividuación; en Wmnico1t l9S9a. A Nelson Carroz.u::,,quien en aquel año 1988 meselocdonó para formar parte
1968-71EI interrelacionarse apauedel impulso instintivo y en términos de identifica- del equipo de Acompañantes Tera¡:-,utioos del Hospital Día/A CASA" (Sao
don"" cruzadas; en Winnicott ¡l '>71 b]. Paulo). Dicho Hospital y mís compañeros de equipo fueron ni'tprimeraescuela,
1971 a Suenos, fumasfa y vida: historia de un caso que d""cribe una disodadón
y Nelson Carro= será sí.empre mi primer y gr-an maestro.
primaria; en Wínnirott [1971b].
A los compañeros de "Grupo ACTO - Equipo de Acompañantes Terapéu-
1971 bEl juego: exposición teórica; en Winnicott [1971 b].
1971c ticos de Madrid" {I 999-2010), quienes con su buen hacer y creatividad me han
~¡ juego: activi~ad creadoa y biísq ueda de la persona; en Win nicott [1971 b].
197ldl.a cre-:mv1dad y sus orígenes; en W'ínnirott [1971b]. permitido seguir aprendiendo.
197leE.I lugar en que vivimos; en Wlnnicott [l 97Ibj. A todos los usuarios y profesionales de la Míníresidencia Alcalá de He,·1ares,
s.a Saber y no saber: un ejemplo clínico; en Winnicotc 1989a. Centro de Dfa y Equipo de Apoyo Socíai Comunitario Parla (y a Funtlación
s.a Una cuestión técnk:i; en Wirmicott 1989a. Manantiai en conjunto}, con quienes he compartido e,periencí:u y aprendizajes
s.a Norassobre d juego; en \'i/innkorr 1989a. muy fructíferos, a veces dlííciles e intensos.
Winnicon, D~ et al., A Adrian Buzz.aqui y Federico Suarez, quienes en dírerentes momentos me
1977 ªDonald W. Wínnico1t", Buenos Aires, Trieb, 1978. han apo-¡ado con su "super-visión" en mi andadura como Acompañante Tera-
Womon, Barbaral péutico, psícoterapeum, coordinador de grupos y director de recursos de rehabi-
1963 Punto de visra dela ciencia social sobre la privación de la madre, en "Priva- litación para persona, con patologías graves.
ción de !os cuidados maternos", 65-75, Ginebra, OMS.
A Bernardo Schutt y Daniel Ustarroz, por ayudarme a sentir y pensar en
horizonral.
Y a Gerardo Gutíérrez Sánchez, director de mi tesls doctoral, quien con
paciencia, afabilidad, permi,os y sabiduría me ha enseñado a a,minar a tientas
en la oscuridad.

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Esta obra se terminó de imprimir durante abril de 201 S
en los Taller<S Gráficos "Planeta Offset". Saavedra 565,
Ciudad ;,:k Buenos Atres, Argentina, 1 1
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