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Los 10 Principios Tanatológicos en Duelo

 Publicado por Jorge Montoya Carrasquilla el enero 2, 2016 a las 5:18pm



1. No esperar lo imposible; no hacemos milagros ni tenemos las respuestas a todas las
preguntas.
2. Asistir a una persona en duelo supone admitir la propia vulnerabilidad y exponerse a
despertar la propia ansiedad, los duelos no resueltos y favorecer la depresión y la
tristeza. Si somos sinceros con nosotros mismos y lo preguntamos, veremos cómo
nuestros sentimientos son idénticos a los de otros. Por otra parte, y si bien el duelo
puede llegar a volverse una rutina para el profesional, ciertamente es algo nuevo para el
deudo: es la primera vez que él pierde a “ese ser querido” y esto es único y diferente
para él.
3. No existe un solo modelo de edad, tipo de muerte, circunstancias familiares u otro
indicador en el que poder confiar para decidir lo que se va a comunicar al deudo. No
obstante, sí que existe un modelo de conducta frente al deudo y su familia: el
mantenimiento de una vía de comunicación permeable.
4. No somos inmunes al dolor del otro; en el momento en que construyamos una
"coraza protectora" perdemos nuestra capacidad de "asistir", de "compasión", aun
cuando conservemos un manejo adecuado y científicamente elaborado de la técnica.
5. La adaptación del acompañamiento a cada persona en duelo es una necesidad
evidente puesto que este deudo en particular es diferente de los demás; la flexibilidad y
la adaptabilidad de los comportamientos debe ser la única norma común.
6. La esencia misma de los cuidados al deudo es acompañar, y no "quitar el dolor"; si
partimos de la idea de que acompañar es igual a quitar el dolor, viviremos el duelo de la
persona como un fracaso, circunstancia que a su vez repercute en la manera de tratar a
la persona. Por otro lado, "no hacer nada" es un factor fuertemente creador de ansiedad;
para cada situación existe siempre un momento determinado para "hacer" y otro para
"escuchar". Solo cuando el deudo es rechazado porque su forma de expresar el dolor de
la pérdida es inaceptable, el "no hacer nada" llega a ser angustiante.
7. Es preciso reconocer que las necesidades del deudo y su familia cambian con el
tiempo. Como fenómeno vivencial, el proceso del duelo intrafamiliar es un caso
especial de “pérdidas diversas en una constelación familiar”, y sus estados representan
el modelo dinámico de adaptación emocional a cualquier pérdida real, sea manifiesta,
oculta o ambigua.
8. Las respuestas a los distintos problemas que pueden originarse en el trabajo con
personas en duelo deben buscarse en el mismo contexto en el cual se dieron origen. Los
recursos propios, de equipo, y estos 10 principios tanatológicos son los elementos que
constituyen la base en la cual encontrar las respuestas más aproximadas a las distintas
demandas que puedan presentarse, matizadas por el sentido común y la empatía tan
necesaria en este trabajo.
9. Puede ser difícil darse cuenta cuando es necesario callarse y cuando es necesario estar
allí. Esto pide conocer a la persona en duelo, comprender sus reacciones y asistirle el
tiempo suficiente como para objetivar qué pertenece a él y qué es propio de nuestras
reacciones ante su dolor y tragedia.
10. Aunque la respuesta a la pérdida pueda incluir rebeldía y negación en algunos, y
estoicismo en otros, no hay un único patrón de respuesta ni deberá anticiparse o
animarse a que ocurra de una forma particular. Como en el caso de los enfermos
terminales, la persona en duelo es el maestro, y será él quien nos dará sus directrices.
Si estos 10 principios básicos es difícil que la atención a las personas en duelo sea
exitosa.
LOS 10 PRINCIPIOS TANATOLÓGICOS EN DUELO
J. Montoya Carrasquilla, 2016

Recuperado de: https://medicalia.ning.com/profiles/blogs/los-10-principios-tanatol-


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