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Actividad.

1. Defino con mis propias palabras el término de amabilidad.


R/: Como amabilidad denominamos la cualidad de amable. En este sentido, se
refiere al acto o el comportamiento en el cual nos mostramos corteses,
complacientes y afectuosos hacia los demás. La amabilidad es un valor social que
se funda en el respeto, el afecto y benevolencia en nuestra forma de
relacionarnos con el otro. La amabilidad es esencial para la convivencia en
sociedad. Diariamente, en nuestra vida, estamos obligados a interactuar con
distintos tipos de personas (el vecino, el colega, el jefe, el subordinado, el
familiar, el dependiente, el amigo, el desconocido, etc.), y la armonía de nuestro
entorno social en gran medida viene determinada por el nivel de amabilidad
sobre el cual hayamos fundado esas relaciones.

2. Explica los beneficios de ser amables en la actualidad.


R/: Practicar la amabilidad aporta grandes beneficios y puede cambiar tu vida.
1. Aumenta tu autoestima. Realizar actos de amabilidad te proporciona
tranquilidad y te llena de energía positiva.
2. Mejora tu salud. ya que reduce el estrés, mejora el sistema cardiovascular,
equilibra la presión arterial y genera bienestar físico y emocional.
3. Reduces tensiones. al evitar los conflictos, te ayuda a interactuar socialmente
y genera buenas relaciones con los demás.
4. Genera felicidad. a ti y la de los demás Al realizar actos amables, tanto tu
como el resto de personas se sienten mejor.
5. Atraes a tu vida personas amables. La amabilidad funciona como un imán,
en cuanto empiezas a practicarla se contagia a las personas que la reciben. ¿A
quién no lo gusta recibir una palabra o un gesto amable? Sin darte cuenta estarás
rodeado/a de personas amables y mejorará tu calidad de vida.

3. ¿Consideras que eres una persona amable? ¿en qué momentos manifiestas tu
amabilidad? Lo represento mediante un dibujo.

4. ¿Cómo enseñar a una persona a ser amable?


R/: 1. Sonría: La sonrisa puede llenar espacios que las palabras en ocasiones
no llenan y transmite la sensación de compañía, de gusto por tener la
oportunidad de compartir o identificarse con otros. Mientras un niño puede
sonreír 400 veces al día, uno de cada tres adultos sonríe más de 20, y cerca del
50% de la gente devuelve la sonrisa a un extraño. También podría compartir su
mejor chiste. ¿Por qué no?
2. Use siempre las palabras mágicas: y úselas con convencimiento frente a
conocidos y desconocidos. Esas que abren mentes y corazones: por favor,
gracias, perdón, con su permiso, a la orden, buen provecho.
3. Practique la cortesía: Junto con las palabras mágicas, salude y despídase
mirando a los ojos. Responda las llamadas, no haga esperar y sea puntual.
4. Ceda el puesto. En la fila del supermercado, en la del cine, en el tráfico, en
el transporte público, en la cafetería…
5. “Lance un piropo”: Como describe Ricard Santomá, decano de la Escuela
de Turismo en ESADE, Barcelona: la joven que le dice a la señora, “está usted
muy guapa” y ella le contesta, “a usted no le ha costado nada y a mí me ha hecho
muy feliz”
6. Gaste algo de su dinero en otros: ya sea que le conozca o no. Ya sea un
dulce, una bebida, un recuerdo, un libro, pagar un peaje… Estudios serios han
mostrado que invertir en los demás genera niveles de bienestar y satisfacción
que se sostienen mucho más en el tiempo que cuando se gasta en sí mismo.
7. Regale tiempo: Hacer una visita o compartir, para expresar cariño o tan
solo para escuchar. Visite o llame a un enfermo o a una persona solitaria.
8. Practique la “Apreciatividad”: este término se entiende como la
habilidad de ver el todo y seleccionar deliberadamente lo mejor y lo más
preciado. Según Laura Isanta, co-fundadora del Instituto del Bienestar, sede
argentina. Aquí la pregunta clave es ¿Cómo quiere vivir su vida: buscando lo
peor o lo mejor de la gente?
9. Sorprenda: Piense en algo totalmente inesperado y hágalo mañana en favor
de alguien. Además de la satisfacción que genere en la otra persona, luego de
eso, tome nota de lo que pasa con su estado de ánimo.
10. Realice una visita de agradecimiento: Para ello evoque el rostro de
alguien que viva y a quien usted le esté muy agradecido. Luego escriba una carta
de cerca de 300 palabras (una página) describiendo lo que esa persona hizo por
usted y cómo le impactó. Hágale saber a qué se dedica ahora y menciónele que
con frecuencia recuerda lo que esa persona hizo. Finalmente, busque a esa
persona y léale la carta y luego de ello compartan los sentimientos que cada uno
tiene por el otro.

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