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Presentación Personal:
Siempre presenta un hombre a una mujer. “María, te presento a Ricardo, mi
hijo…” “Mamá, te voy a presentar a mi gran amigo Emilio Paredes”.
El hombre joven a uno mucho mayor del mismo sexo. El de menor al de mayor
rango. Si se le olvida o le cuesta trabajo recordar quién es más o menos
importante, decir algo así como “General Silva, le presento al Capitán Jiménez”.
Evite ser gracioso al presentar a dos personas, por ejemplo, a una pareja
diciendo: “Juan Tovar y ella es su jefa” (refiriéndose a su esposa). No siempre es
un chiste bien recibido, a menos que el grupo sea de mucha confianza y, sobre
todo, que los amigos Tovar aguanten el chiste.
En cócteles o reuniones grandes, es recomendables dar a los extraños una idea
de sus actividades antes de dejarlos solos para ayudarlos en su conversación.
En cuanto a las dos personas presentadas, es de rigor decir algo. Normalmente
todo se reduce a un apretón de manos o alguna frase convencional como
“encantado”, “mucho gusto”, “me encantó conocerla”.
En el caso de un hombre a una señora, éste debe esperar a que ella extienda la
mano. Si no lo hace, el hombre sonríe y hace una pequeña venia. Es de pésimo
gusto acercarse para darle “el beso social”. Recuerde que, según el protocolo,
es la mujer quien decide cómo desea ser saludada.
SALA 2
EL ACC DE LA IMAGEN
APARIENCIA:
Es tu imagen visual completa, de pies a cabeza.
Ello engloba la ropa vistes, en los colores que más armonizan con tu piel, pelo y
color de ojos, los cortes, largos y patrones de ropa que más favorecen tus
proporciones y escala corporales, estilos adecuados a tu edad, rol, personalidad,
estilo de vida, tu peinado, que sea adecuado a tu edad, fisionomía y trabajo, tus
accesorios (los justos para complementar tu atuendo y en el tamaño y localización
apropiados para tu tipo de cuerpo y proporciones), tu cuidado personal (cabello,
uñas, dentadura, aliento, olor corporal), tu postura, tu forma de caminar, tu
expresión facial, tu sonrisa.
COMPORTAMIENTO:
Tu actitud y tu comportamiento hacen una gran diferencia en cómo los demás te
ven y te juzgan. Es lo que llamamos experiencia de imagen, y engloba normas de
etiqueta. Sí, sí, etiqueta. Y no, no está pasada de moda. Saber las reglas para estar
cómodo en todas las situaciones y hacer sentir cómodos a los demás jamás pasará
de moda. Pero el área del comportamiento engloba también la actitud. Recuerda
aquel dicho de Maya Angelou “La gente olvidará lo que dijiste.
La gente olvidará lo que hiciste. Pero la gente jamás olvidará cómo les hiciste
sentir”. Saluda cuando llegues a la oficina y despídete cuando te vayas. Ten
detalles de atención con tus colegas. No interrumpas cuando hablen. No
ningunees a nadie. Aplaude los logros de tus compañeras y compañeros. Haz que
la gente que interactúa contigo se sienta siempre valorada, respetada y apreciada, y
conseguirás que todo el mundo quiera trabajar en tu equipo, contratarte, votarte,
tener una segunda cita.
COMUNICACIÓN:
La comunicación es la capacidad de expresar tus pensamientos y que los demás te
entiendan. Nos comunicamos tanto a través de nuestras palabras (comunicación
verbal) como de nuestro cuerpo (comunicación no verbal). Por lo tanto, tienes que
conseguir siempre que tu lenguaje no verbal apoye y confirme el mensaje de tus
palabras.
La claridad de ideas, un vocabulario amplio y ajustado al público al que te diriges,
proyectar confianza y seguridad en lo que dices a través de un lenguaje corporal
abierto, dirigiendo tu cuerpo hacia tu interlocutor o tu audiencia para demostrar
atención y valorar su presencia. Todo ello son atributos que mejorarán tu capacidad
de comunicación y te permitirán conectar con tu audiencia.
SALA 3
SALA 4
NORMAS DE URBANIDAD
Las normas de urbanidad sirven para regular el comportamiento de las personas y así,
garantizar una mejor convivencia en la sociedad. Por eso, es muy importante que las
tengas muy en cuenta a la hora de actuar y relacionarte con otros ya que aplicándolas
construyes vínculos duraderos y respetuosos.
Aquí te compartimos diez normas básicas que debes considerar y aplicar en todo
momento:
Saluda y despídete al entrar y salir de un lugar, especialmente, si se trata de tu
oficina o de un sitio en el que conozcas a varias personas.
Evita gritar o hablar demasiado alto en lugares públicos como bibliotecas,
restaurantes o iglesias.
No estornudes ni tosas encima de otras personas. Para estos casos, la mejor
opción es utilizar un pañuelo de tela o papel.
Mientras estás en la mesa procura no hablar con la boca llena ni hacer ruidos al
masticar los alimentos. Tampoco apoyes los codos en el comedor.
Respeta el carácter, las opiniones y las costumbres de otras personas y no hagas
referencia a ellas de modo despectivo.
Escucha atentamente a otros cuando te hablan y no los interrumpas.
Piensa antes de hablar evitando hacer comentarios que puedan molestar a otras
personas. Esto implica ser prudente y no divulgar los secretos que te cuentan ni
hacer demasiadas preguntas sobre temas personales.
Procura que el vocabulario que uses al dirigirte a otros sea siempre respetuoso.
Evita emplear malas palabras, sobre todo, cuando te sientas irritada.
Sonríe en cada oportunidad que tengas. Una sonrisa tiene una influencia positiva
en ti y en los demás. También, contribuye a que tengas una mejor relación con
ellos.
Evita hacer comparaciones de cualquier tipo ya que puedes herir los sentimientos
de otros y afectar su autoestima.
Recuerda que la clave para tener una mejor convivencia en tu vida diaria es tratar a
los demás como quieres que te traten.
SALA 5
LA PUNTUALIDAD
Uno de los hábitos más importantes para formar es la puntualidad. El estar a tiempo a
diferentes compromisos o el simple hecho de estar apegado a un horario nos ayudara
mucho en la vida.
La falta de puntualidad denota desorden, mal manejo del tiempo, falta de planeación
en nuestras actividades, y por supuesto carencia de una agenda, pero ¿qué hay
detrás de todo esto?
Obviamente hay actividades que nos generan un mayor interés y atracción, por eso
para algunas personas, el valor del tiempo varía dependiendo de la situación. El
resultado de vivir de acuerdo con nuestros gustos es la pérdida de formalidad en
nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.
No nos volvemos puntuales de la noche a la mañana. Para querer corregir este error se
necesita voluntad, disciplina, determinación, compromiso y responsabilidad como en
todos los propósitos.
Antes de empezar a poner alarmas, llenar agendas, programar recordatorios, etc., se
tendrá que hacer un cambio de mentalidad. Debemos ser conscientes que toda
persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia.
Nuestra palabra deberá ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia
en el momento preciso y necesario.
Por último, habrá que hacer algunos ajustes en nuestro nuevo estilo de vida enmarcado
en la puntualidad. Quizá levantarse un poco más temprano, adelantar el reloj unos
minutos, establecer un horario, entre otros.