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AUTOESTIMA

Todas las personas poseen una proyección mental de quiénes son, cómo lucen, en
qué son buenos y en qué son malos, y cómo los perciben los demás. Sea o no
cierta esa descripción que hacemos de nosotros mismos, lo cierto es que se forma
durante la infancia y sobre ella descansa nuestra relación con nosotros mismos: la
autoestima.
La autoestima es un concepto de importancia dentro de las disciplinas de la
psicología y la educación, tanto así que su definición regularmente depende del
abordaje psicológico que se prefiera. Por ejemplo, el psicólogo Abraham
Maslow, creador de la famosa pirámide de la jerarquía de las necesidades
humanas, incluyó en su teoría un peldaño entero de la pirámide para las
“Necesidades de autoestima”, tales como aceptación, confianza, éxito o respeto.
En lo que coinciden la mayoría de las doctrinas psicológicas, no obstante, es en
que la autoestima es un valor clave en nuestra relación con los demás, pues cada
uno admite la cantidad de amor o, por el contrario, las formas de maltrato, que
siente que merece. La autoestima, por demás, tendría sus inicios en nuestra
relación paterna, ya que la aprobación del padre y la madre es clave para una
personalidad saludable a futuro.

CONCEPTO DE AUTOESTIMA
Se conoce como autoestima a un conjunto de percepciones, valoraciones y
apreciaciones que un individuo tiene respecto a sí mismo o a las actividades que
realiza. Esto puede enfocarse en la totalidad de su persona, en sus labores, o en la
apariencia corporal, etc. Se trata de la evaluación que hacemos ordinariamente de
nosotros mismos.

TÉCNICAS PARA FOMENTAR LA AUTOESTIMA


Háblate con el respeto que mereces.
Trátate con el cariño que tratas a un ser querido.
Dosifica tus críticas, aunque sean constructivas.
Potencia tus valores personales.
Sonríe, voluntaria e involuntariamente.
Autocuidado innegociable.
Rodéate de personas que sumen.
IMAGEN Y CUIDADO PERSONAL
Cuidar la imagen personal no es una cuestión de vanidad, solamente, o de
frivolidad. La imagen, los gestos y la actitud demuestran cómo queremos que nos
identifiquen en el contexto profesional y personal.
El cuidado de la imagen personal radica en tener seguridad, respeto por la
organización a la que se representa, así como hacia el interlocutor con el que
debemos encontrarnos.
La imagen personal es una forma de comunicar a los demás quienes somos. Es
un conjunto de elementos, que involucran la vestimenta y el cuidado personal; es
la manera en la que te presentas ante los demás e incluso ante ti misma.
Significa que debes prestar atención a lo que llevas puesto y a cómo te presentas.
No tienes que pasarte horas cada mañana pensando en qué ropa ponerte, pero es
importante que te vistas de forma que refleje tu personalidad y también muestre
respeto por las personas que te rodean.

El cuidado personal incluye cualquier cosa que hagas que te ayude a mantenerte
saludable física, mental y espiritualmente. Aunque priorizar el cuidado de uno
mismo puede parecer de sentido común, especialmente si tienes en cuenta la
longevidad, es lo primero que abandonamos cuando nos encontramos en una
situación desafiante, ya sea porque tienes problemas de salud, estás atravesando
una crisis financiera, has perdido tu trabajo, te estás divorciando o, en nuestra
situación actual, estás atravesando la pandemia del COVID-19. Por esta razón, es
que es tan importante priorizar tu cuidado personal y no dejarlo de lado,
especialmente cuando te encuentras en situaciones desafiantes.

FACTORES QUE DESMOTIVAN


Inseguridad Laboral.
Falta de dirección.
Falta de confianza en la dirección.
Absencia de posibilidades de promoción.
Falta de percepción del valor del trabajo.
Ausencia de consecuencias.
Generación de rumores.
MOTIVACIÓN
Generalmente, al hablar de motivación nos referimos a las fuerzas internas o
externas que actúan sobre un individuo para disparar, dirigir o sostener una
conducta. En términos técnicos, muchos autores la definen como “la raíz
dinámica del comportamiento”, lo cual quiere decir que toda forma de conducta
nace en algún tipo de motivo.
Dicho en términos más sencillos, la motivación es la energía psíquica que nos
empuja a emprender o sostener una acción o una conducta. Su desaparición
acarrea necesariamente el abandono de lo que se hace. Por eso, es mucho más
difícil alcanzar objetivos cuando se carece de motivación.

La motivación la que nos permite crear hábitos, intentar cosas nuevas, sostener el
esfuerzo en alguna tarea que consideremos gratificante o productiva, e incluso es
necesaria para satisfacer determinadas necesidades fundamentales.

Por otro lado, se puede distinguir entre:


Motivación positiva. Invita a la acción para obtener un beneficio.
Motivación negativa. Se realizan acciones para evitar una posible consecuencia
negativa.

MANEJO ADECUADO DE LAS EMOCIONES


Esta habilidad propone aprender a navegar en el mundo de las emociones y los
sentimientos, logrando una mayor sintonía con el propio mundo afectivo y el de
las demás personas. Saber leer y comprender lo que comunican las emociones
propias y las ajenas. Las emociones y sentimientos nos envían señales constantes
que no siempre escuchamos. A veces no nos damos permiso para sentir, como si
pensáramos que no tenemos derecho a experimentar miedo, tristeza o ira. Este es
un ejemplo de cómo el mundo afectivo se puede ver distorsionado por prejuicios,
temores y racionalizaciones.

Comprender mejor lo que sentimos implica tanto escuchar lo que nos pasa por
dentro, como atender al contexto en el que nos sucede. Identificar qué le pasa a
nuestro cuerpo frente a las emociones, reconocer qué nos pone en movimiento y
qué nos paraliza. Tomar conciencia del efecto contagio, propio del mundo
emocional.

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