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UNIDAD 4

FALACIAS EN LA ARGUMENTACIÓN

1. Sesgos cognitivos

La mente humana ha logrado infinidad de descubrimientos y creaciones gracias a la capacidad intelectual, que permite actuar con
lógica, racionalidad, y objetividad, y tomar la decisión que mejor convenga en una X circunstancia. Sin embargo, el ser humano no
siempre toma la mejor decisión. La mente humana puede equivocarse cuando su respuesta o sus conclusiones tienen la influencia de la
intuición, la flexibilidad, la capacidad de adaptación, la rapidez de la mente, la percepción, la capacidad de adaptación, estos son
factores imprecisos. Pero hay otro factor, decisivo, y el que más se relaciona con las equivocaciones, son ideas irreales y engaños que
la mente misma produce, estos se denominan sesgos cognitivos. Estos deforman la realidad por lo tanto conducen a emitir juicios
equivocados, y dejan de lado a la lógica; los sesgos cognitivos dependen del entorno, cultura, educación, experiencias, memoria,
normas sociales, de la visión que la persona tiene de la vida.

Algunos sesgos cognitivos son:

Sesgo de confirmación: Busca y favorece información que confirma nuestras propias creencias sobre algún tema. Por
ejemplo, si tengo alguna opinión a favor o en contra sobre terapias alternativas va a resultar que me voy a centrar en recibir
información de la postura que más me interesa.

Para contrarrestar éste sesgo cognitivo deberíamos valorar más opiniones, además de las ventajas y desventajas de todas
ellas.

Efecto de arrastre: Es un efecto que se produce cuando hacemos algo porque el resto de personas que nos rodean lo hacen,
como por ejemplo comprar el producto más vendido de la tienda.

Para librarnos de éste efecto es adecuado valorar toda la información disponible y observar las características del resto de
opciones.

Heurística de disponibilidad: Éste sesgo se ocasiona ante decisiones muy rápidas ya que tendemos a valorar más la
información que es más fácil de recordar, por ejemplo, podemos pensar que fumar no es tan malo porque mi abuelo fumaba
con 100 años y siempre estuvo bien de salud.

Algo que nos puede ayudar a no caer es éste sesgo es observar la estadística real de lo que nos planteamos y sentarnos a
pensar dos veces sobre la afirmación que hemos hecho.

Sesgo de primera impresión: Puede parecer que lo primero que observamos predice y generaliza lo que va a volver a
suceder en una ocasión similar. Imagina que conoces a una persona y al conocerla el primer día te presó un moño para el
cabello, piensas que esa persona siempre te puede ayudar.

Para superar éste sesgo cognitivo, lo ideal es fijarse en más ocasiones y no generalizar siempre.

Efecto último evento: En ocasiones damos más valor al último evento ocurrido olvidando los eventos similares anteriores.
Por ejemplo, si la última vez que fui a X ciudad hubo sol todo el día puedo pensar que allí siempre hace sol.

Para no caer en éste efecto, ayuda recordar con calma otras ocasiones anteriores y observar si lo predicho se cumple
realmente.

Efecto Forer: Somos capaces de tratar descripciones vagas y generales como si fuesen específicas y detalladas. Por ejemplo,
lo que nos ocurre con las preferencias de comida, los vegetarianos son muy sanos, los carnívoros se enferman más.

Para no caer en la trampa de éste sesgo lo más adecuado es pensar en la base científica o estadística de la idea

Sesgo de observación selectiva: Nos fijamos más en las situaciones que nos interesan o en las que pensamos recientemente,
así pues, si me voy a comprar un coche nuevo, marca x, color rojo, es más probable que empiece a ver ése modelo de coche
por todas partes.
Algo que podemos hacer para resolver ésto es fijarse también en otras características diferentes a ver si también se cumplen y
así darnos cuenta del error.

Sesgo de autojustificación: Después de realizar una acción no muy razonable, intentamos justificarla. Por ejemplo, si me
compro un vestido demasiado caro, aunque no gane mucho sueldo y lo justifico porque me hacía falta, es de mejor calidad,
dura más tiempo sin estropearse.

Para contrarrestar éste sesgo hay que racionalizar o aceptar que te equivocaste en la decisión.

Efecto de encuadre: En ocasiones una misma información puede dar lugar a diferentes conclusiones, según como se
presente, un ejemplo claro es el cuenteo de la asistencia a las manifestaciones dependiendo de quién lo realice.

Si no queremos caer en éste efecto lo mejor es escuchar con atención la información que recibimos y tratar de descubrir lo
que realmente quieren decir.

Reactancia: Se produce cuando pensamos lo contrario que nos piden hacer o creer, tendemos a tomárnoslo como un ataque
personal. Por ejemplo, en el trabajo cuando el jefe nos pide que hagamos algo de una forma con la cual no estamos de
acuerdo, en vez de pensar que es una razón técnica, nos ofendemos como si desvalora nuestra opinión.

Funciona muy bien el preguntarse si nos están realmente atacando a nosotros personalmente.

Efecto anclaje: Parece que damos más importancia a la primera información que recibimos sobre algún tema que
desconocemos y terminamos posicionamos a favor sobre todo si la fuente de información es relevante para nosotros. Por
ejemplo, Messi es el mejor pasador de la historia de la liga, aunque no sea cierto. (de lo cual no tengo ni idea)

Algo que podemos hacer para no caer en el efecto es comprobando la información antes de asumirla.

Punto ciego: Se trata de un efecto muy curioso ya que se llega a identificar los sesgos cognitivos en los demás, pero no ver
cómo te afectan a sí mismo.

Para éste último sesgo, lo mejor es usar la cabeza y darse cuenta q si todos caen…. no somos excepcionales!

2. Daniel Kanheman y las falacias en los procesos económicos.

Kanheman es un psicólogo, pero su trabajo se trata de la toma de decisiones en las empresas, y sobre la validez de dar importancia a
los presentimientos, y cómo hacer para evitar las consecuencias de los sesgos cognitivos influyan en la evaluación y predicción de las
empresas.

Kahneman sin ser economista fue galardonado en el año 2002 con el premio Nobel de Economía gracias a sus estudios sobre
la toma de decisiones en situaciones de riesgo e incertidumbre. De este modo, este catedrático de Psicología de la
Universidad de Princeton ingresó en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras.

En el año 2006 la Comisión Estudios de Administración del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires tomó conocimiento de una investigación conducida por la Dra. Patricia Bonatti que indagaba
“cómo toman decisiones los ejecutivos” y la invitó a dar una conferencia sobre el tema que compartió con el presidente de
una reconocida empresa de desarrollo de software.

Ambos expositores desarrollaron dicha temática destacando especialmente el impacto de la intuición de los ejecutivos a la
hora de tomar decisiones, ampliando, de este modo, el análisis tradicional de la toma de decisión racional.
Nota1: Por favor, lea con atención la siguiente la tabla 3:

Lectura

complementaria

Los sesgos cognitivos y la toma de decisiones gerenciales

El modelo clásico de elección racional para la toma de decisiones predominó en la economía hasta la década de los setenta.
Este sostiene que el individuo elige la opción que represente una combinación óptima de probabilidad y utilidad, después de
haber evaluado primero la probabilidad de cada resultado posible; luego, determinando la utilidad que se deriva de cada
resultado; y, por último, combinando estas dos evaluaciones. Este cálculo combinado de probabilidad y utilidad puede ser un
juicio bastante difícil de lograr en la práctica (Cortada & Macbeth, 2006).

Simon (1947) apuntó las debilidades de este modelo de total racionalidad al señalarlo como poco realista para describir el
juicio humano. Para esto, propuso un criterio más limitado para describir la realidad, que implica un proceso de toma de
decisiones denominado racionalidad limitada. Este autor comienza por reconocer que en el proceso mental humano existen
limitaciones inherentes; esto se refiere a que las personas eligen y razonan racionalmente, pero solamente dentro de las
restricciones impuestas por sus conocimientos, sus capacidades de cálculo y su propia percepción. De esta forma, establece
una distinción entre lo que denomina el hombre económico, que escoge siempre la mejor alternativa con el fin de maximizar
los resultados, y el hombre administrativo, que recurre a simplificaciones de la complejidad del mundo real basado en sus
propias limitaciones, lo que le permite escoger la mejor alternativa en función de la información restringida de que dispone y
de sus propios juicios de valor al respecto.
Los aspectos fundamentales de esta distinción se pueden apreciar en la tabla 1, expresados como las diferencias entre la
racionalidad objetiva asociada al hombre económico y la racionalidad limitada asociada al hombre administrativo. Pero, la
pregunta es ¿cómo se expresa la racionalidad limitada en el mundo organizacional? Para March & Simon (1958), las
organizaciones son un conjunto de individuos embarcados en un proceso de toma de decisiones. Estos individuos tienen sus
propias necesidades, motivos e inclinaciones. Sus conocimientos sobre el mundo son limitados y, por tanto, también lo es su
capacidad para aprender y solucionar problemas. Simon oponía la racionalidad limitada al modelo clásico de la elección
racional, aplicado al mundo de las organizaciones y la toma de decisiones gerenciales. En el campo de estudio de la
psicología, Kahneman y Tversky (1974) desarrollan el estudio de los juicios humanos frente al riesgo y la incertidumbre e
introducen un enfoque sobre heurísticos y sesgos cognitivos, también con el fin de desafiar los modelos que dominaban en la
época y que eran estrictamente racionales, desarrollando así su propia perspectiva de la racionalidad limitada. El enfoque de
estos autores generó investigaciones en el campo de la psicología que se han extendido al saber académico en Economía,
Derecho, Sociología, Medicina y Ciencias políticas (Cortada, 2008). Su obra se ha desarrollado a partir de la idea de estudiar
los aspectos que determinan la toma de decisiones en situaciones en que los beneficios y las pérdidas son inciertos (Chahin,
2016).

Es así como Daniel Kahneman, psicólogo de profesión, fue galardonado en el año 2002 con el premio Nobel de Economía,
por sus estudios sobre la toma de decisiones en situaciones de riesgo e incertidumbre, pasando de ser catedrático de
Psicología de la Universidad de Princeton a miembro de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (Chahin,
2016). Según este autor, las contribuciones de Kahneman y sus colaboradores a la administración pueden resumirse a través
de una revisión de sus principales publicaciones, como se muestra en la tabla 2. Las ideas desarrolladas en la tabla 2
describen las condiciones bajo las cuales se realizan los procesos de toma de decisiones en la organización. El individuo, o el
equipo encargado de una decisión, se desenvuelve dentro de los límites de la racionalidad, pues tiene una visión parcial y
subjetiva de la situación.

Adicionalmente, posee patrones de pensamiento que predisponen la forma como analiza y resuelve problemas, conocidos
como los sesgos cognitivos, desarrollados bajo los postulados de la teoría cognitiva. Estudiar estos patrones de pensamiento
permite entender, en parte, cómo las personas piensan y deciden. Schwenk (1984, p. 111) define las decisiones estratégicas
“como una clase especial de toma de decisiones bajo incertidumbre. Tales decisiones implican las actividades de formulación
de objetivos, identificación de problemas, generación de alternativas y evaluación/selección”. Duhaime & Schwenk (1985)
indican que las decisiones estratégicas se caracterizan fundamentalmente por su falta de exactitud en su estructura, y esto se
debe a la complejidad de los problemas estratégicos. Esta complejidad se explica porque el problema estratégico no tiene una
clara formulación, es difícil describir el problema y determinar los criterios por los cuales los individuos deben guiarse para
juzgar las soluciones adecuadas (Schwenk, 1984).

Así, los investigadores de la psicología cognitiva y los teóricos de las decisiones del comportamiento – behavioural decision
theorists– han identificado una serie de heurísticos y sesgos cognitivos a los cuales están sujetos los individuos en sus
procesos de juicios o toma de decisiones bajo situaciones de incertidumbre y complejidad (Tversky & Kahneman, 1973,
1974; Makridakis, 1990; Kahneman, Slovic & Tversky, 1982; Das & Teng, 1999; Fisk, 2002; Vidar & Lechner, 2013;
Otuteye & Siddiquee, 2015). Al respecto, Duhaime & Schwenk (1985) sugieren que los individuos responsables de tomar
decisiones estratégicas en las organizaciones pueden usar los procesos de simplificación estratégica o sesgos cognitivos.

Los sesgos cognitivos, según Zapata & Canet (2009), son reglas de juicio de las cuales dependen los encargados de tomar
decisiones, que les ayudan a simplificar las situaciones complejas y así poder definir los modelos de decisiones y las acciones
más convenientes. Estos investigadores resumen, una vez abordada una serie de referencias con respecto al tema, lo
siguiente: Ciencia y Sociedad, 2018, vol. 43, núm. 1, January-March, ISSN: 0378-7680 2613-8751 PDF generado a partir de
XML-JATS4R por Redalyc Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto 38

•Los sesgos cognitivos permiten desarrollar modelos simplificados del mundo o de la realidad que rodea a los directivos y
gerentes, con el propósito de facilitar tanto el proceso de toma de decisiones bajo situaciones complejas como el desarrollo de
propuestas de solución a los problemas empresariales; es decir, permiten reducir las difíciles tareas mentales a tareas más
sencillas, y entre estas la definición de la estructura organizativa de la empresa y de sus variables de diseño sociadas. (Zapata
& Canet, 2009, p.244)

Nota 2: Por favor lea con atención la tabla 2

Lectura opcional:

https://
www.redalyc.org/
journal/

8 70/87055001003/8705
50 01003.pdf

Lectura:

DIEZ FALACIAS
SOBRE LOS
PROBLEMAS
ECONÓMICOS Y
SOCIALES DE
AMÉRICA LATINA:

https://www.uv.mx/
dgdaie/files/2012/12/
CPP-SSyER-
Kliksberg-Diez-
falacias-sobre-los-
problemas.pdf

3. Falacias formales
4.

Afirmación del
Consecuente

Se denomina también falacia del error inverso. El error de esta falacia consiste en una suposición, se presume que la afirmación de un
consecuente se debe a que primero se afirmó su antecedente. De otro modo, la afirmación del antecedente autoriza y es la razón para
que se produzca la afirmación del consecuente.
Su formato lógico es: Si A, entonces B
Donde A es el antecedente y B es el consecuente
Se cumple B
Por lo tanto, se cumple A
Ejemplos:
Si María come galletas, entonces va a engordar
María está gordita,
Por lo tanto, María comió galletas. Es la falacia, no engordó sólo por comer galletas
Si vas a la playa, entonces te quemas los brazos
Tienes los brazos quemados
Por lo tanto, te fuiste a la playa. Es la falacia, no se puede quemar necesariamente en la playa

Negación del antecedente

Esta falacia conduce a la suposición de que al negar el antecedente automáticamente se puede negar el consecuente:
Formato lógico:
Si p, entonces q.
Donde p es la condición para que q se cumpla
No se cumple p
Por lo tanto, no se puede cumplir q
Ejemplos:
Si Pedro duerme desde temprano, entonces podrá madrugar
Pedro no durmió desde temprano
Por lo tanto, Pedro no podrá madrugar. Es la falacia, aunque duerma poco tiempo se puede madrugar
Si tengo vacaciones, entonces puedo ir al cine
No hay vacaciones
Por lo tanto, no podré ir al cine. Es la falacia porque puedo ir al cine luego del trabajo

Falacia del Falso dilema, falsa disyunción o falsa dicotomía

Se trata de exponer dos opciones A y B, para elegir una de ellas; en apariencia son dos opciones opuestas y cada una presenta ventajas
y desventajas diferentes, pero en la realidad las dos opciones tienen las mismas desventajas y las dos conducen a la misma
consecuencia.
Esquema:
AoB
Donde A y B son opciones aparentemente contrarias,
Si A, entonces C
Si B, entonces C
Con cualquiera de las opciones que escojamos se va a cumplir la misma condición C. Ejemplos:
Si no tiene que estudiar y quiere salir de la casa:
Si no tienes que estudiar puedes ver la televisión o puedes preparar un pastel
Falacia:
Si ves la televisión entonces te quedas en la casa
Si preparas un pastel entonces te quedas en la casa
Si no quiere estudiar medicina y quiere estudiar teatro:
Si ya no quieres estudiar medicina puedes escoger entre estudiar Sociología en la Católica o Sociología en la Central
Falacia
Si escoge la Católica, entonces estudiará Sociología
Si escoge la Central, entonces estudiará Sociología

5. Falacias Informales

Falacias que contravienen el criterio de claridad

Falacia de la ambigüedad, o falacia por ambigüedad o anfibiología

Cuando se utiliza términos lingüísticos, palabras o frases cuyo significado se presta para ser interpretado de varias formas de modo
que puede dar otro sentido a la oración o contexto donde se encuentra. La falacia está formada por premisas mal planteadas. Esta
utiliza términos polisémicos, o sea de varios significados o errores sintácticos o de construcción gramatical mal realizada. Por estas
razones su significado es ambiguo.
Se vende accesorios para muñecas de lana
Interpretaciones:
1. Los accesorios que se vende en ese local son adornos para las muñecas de los brazos y se fabricaron con lana
2. Los accesorios que venden en ese local sirven para adornar a las muñequitas de juguete elaboradas con lana
Juan es un cantante de música muy popular
Interpretaciones:
1. Juan es un cantante muy popular
2. La música que interpreta Juan es muy popular
Uso de la palabra libertad por conveniencia
Salgan de este parque porque están haciendo bulla
Somos libres, vivimos en un país libre y podemos estar en donde queramos
María trajo ropa desarreglada
María estaba desarreglada cuando trajo la ropa
La ropa que trajo María estaba desarreglada

Falacia por vaguedad

Es el uso de términos imprecisos, cuyo significado no da la idea clara y exacta de lo que se quiere decir. Estos términos se utilizan
para referirse a propiedades de las cosas o adjetivos. Pueden ser relativos o depende de la persona que los interpreta. Ejemplos:

Pedro dijo que era una chica alta


Alta puede ser que a Pedro le pareció alta, para otras personas puede tener estatura normal
Juan me dijo que había muchas piedras en el río
Esas muchas piedras que vio Juan pueden ser pocas en relación a la cantidad de piedras que he visto en otros ríos.

Falacia del obscurum per obscuris. O lo oscuro por lo más oscuro; a lo por desconocido por lo más desconocido

El argumento se presenta como supuestas explicaciones que no aportan a la claridad del texto o de lo que se quiere explicar, incluso
generan más duda, pero generan convicción por la elegancia en que se dice o por las palabras o frases o supuestas citas de autores o
términos considerados cultas o llenos de vanidad, o petulancia; que impactan, persuaden y convencen, aunque no tengan un valor
significativo.

6. Falacias Informales

Falacias que contravienen el criterio de relevancia (Ignoratio Elenchi)

O ignorancia de la refutación. Son las falacias por falta de relevancia. Se presenta premisas que no sirven para respaldar a la
conclusión. Ejemplos:

Un profesor acusa a un estudiante de que copió su trabajo. El profesor habla de lo terrible que es el acto de copiar el trabajo, pero no
menciona las razones en se basa para tal acusación. La conclusión de las premisas que manifieste el profesor servirán para llegar a la
conclusión de que copiar es una mala acción, pero no llegarán a la conclusión de que el estudiante copió la tarea.
El consumo excesivo de sal hace que la persona adquiera problemas de presión alta, la asociación de propietarios de los restaurantes
ha decidido que no pondrán saleros en las mesas de sus locales para evitar que la gente consuma sal.

Falacias que contravienen el criterio de suficiencia

En estas se forma una verdad a partir de pruebas que se tomó o que se demuestra tienen importancia, pero no son suficientes. Ejemplo:

Se va a construir un puente en la calle X. Las autoridades municipales fueron a realizar una encuesta sobre la aceptación de la
construcción, acudieron varios potenciales beneficiarios de la obra. En las noticias se manifestó que toda la población cercana a la
futura construcción está de acuerdo con la construcción del puente. Es una falacia, porque los periodistas preguntaron solo a los que
van a pasar por el puente, pero no preguntaron a las personas que viven cerca del lugar donde se planifica construir. Hubo una muestra
insuficiente.
Falacias informales más usuales
Ad hominem
La falacia ad hominem alude directamente a la persona que pronuncia un argumento, pero no repara en ningún momento en
la veracidad o la lógica de lo que dice. El fin, en tal caso, es desacreditar al interlocutor o menospreciar su opinión basándose
en "supuestas" cualidades indeseables, que atenten contra las fortalezas de su esfuerzo de persuasión. Por ejemplo: "si no
ganas un buen sueldo eres un pobre indigente, y no tienes derecho a comprar en el centro comercial".
Ad baculum
La estructura de un argumento se sustenta de un modo ilógico, recurriendo a la imposición, la amenaza o la violencia con el
fin de persuadir a los demás sobre que lleven a cabo una acción o asuman como propia una actitud. El contenido de tales
mensajes carece de fundamentos de cualquier tipo, y suele producirse en el contexto de una relación vertical o asimétrica
(desde aquel que ostenta la autoridad hacia el que no la posee). Por ejemplo: "esto se hace así porque lo digo yo".
Ad verecundiam
Se afirma que cierta cosa es verdadera por la única razón de que aquel que la dice tiene una posición de autoridad o es un
experto sobre la cuestión que se trata.

El prestigio de la fuente es el único motivo que se esgrime para validar un argumento, sin considerar el hecho de que las
personas puedan incurrir en errores (u otro tipo de sesgos) pese a disponer de profundos conocimientos. A veces también se
afirma que algo es cierto por haber sido publicado en los medios. Por ejemplo: "eso debería ser verdad, porque lo han dicho
por la tele".

Ad populum

Se recurre a la creencia general sobre el tema en discusión para inferir, a partir de ello, que la postura que se mantiene sobre
él es correcta o veraz. A partir de esta falacia se deduce que el consenso popular señala indudablemente lo acertado, por lo
que la dirección en que otros opinan ha de alzarse como el estándar a partir del cual orientar la propia visión de las cosas. Por
ejemplo: "si esta canción es la primera en las listas de ventas, es porque debe ser buena y digna de ser escuchada".

Ad ignorantiam

Pese a que la posibilidad de falsear cualquier hipótesis es una característica necesaria para que pueda ser considerada en el
ámbito de la ciencia, esta falacia señala que la incapacidad para demostrar que algo es erróneo comporta que debe ser cierto.
Quien hace uso de ella no considera importante demostrar la certeza de lo que está afirmando, sino que el interlocutor pruebe
su falsedad. Por ejemplo: "Yo tengo un león en el garaje, y si no demuéstrame que lo estoy inventando".

Ad antiquitatem

Las tradiciones son para mucha gente la guía básica para conducirse a sí mismos en la vida y en sus decisiones respecto a
cómo proceder ante la incertidumbre cotidiana. De tal manera, lo que se transmite intergeneracionalmente se erige como la
regla más básica, y la razón por la que algo debe ser correcto o incorrecto. Las personas que hacen uso de esta falacia dicen
que, si una forma de "hacer las cosas" resultó útil durante mucho tiempo, seguirá siéndolo en el presente y en el futuro. Por
ejemplo: "compramos pan esta panadería porque siempre hemos comprado aquí".

Ad novitatem

Esta falacia puede ser considerada un espejo de la anterior. En tal sentido, se respaldará la veracidad de cualquier
argumento aludiendo a su novedad o al hecho de que se oponga a lo que antaño se consideraba de modo diferente. Quienes
lo usan creen que el paso del tiempo siempre propicia una mejoría, por lo que todo cuanto haya surgido recientemente
sustituirá a lo que se ha hecho por tradición. Por ejemplo: "la tecnología de hoy es tan avanzada que las películas actuales son
mucho mejores que las de hace veinte años".

Post hoc ergo propter hoc

Esta falacia se basa en la mala interpretación de la contigüidad de los acontecimientos, en el sentido de que todo lo que
suceda antes de un evento deberá ser su razón. Pese a que es cierto que las leyes de la causa y el efecto requerirían de la
cercanía temporal (y física) de la una y el otro, no todo lo que acontece en las proximidades de algún hecho se relacionará
directamente con él. Por ejemplo: "todos gritaron en el momento en que el profesor entró en clase, por lo que ese fue el
motivo de que lo hicieran". También se denomina el nombre de correlación coincidente.

Hombre de paja

Esta falacia consiste en llevar el argumento de la persona con la que se interactúa hasta sus últimas consecuencias, forzándola
a asumir la posición más extrema posible y distanciándola de la moderación. De esta manera es posible que un razonamiento
sopesado se desdibuje y deforme, facilitando contraargumentos mucho más sencillos.

Esta falacia también supone la tergiversación del propósito original, hasta que este acabe tornándose uno distinto y difícil
de defender. Por ejemplo: "si dices que todas las personas son iguales, y los asesinos son al fin y al cabo personas, entonces
eres como todos los asesinos".

Generalización apresurada

Esta falacia implica que, a partir de una serie de vivencias personales aisladas (que no son representativas de la realidad), se
lleva a cabo la generalización de un fenómeno mucho más complejo. Se trata de un mecanismo a través del cual se simplifica
cognitivamente un hecho demasiado complicado para ser aprehendido de una manera plena y absoluta, y por el cual
muchísimas veces nacen estereotipos injustos para quien carga con ellos. Por ejemplo: "una vez fui al médico y erró con mi
diagnóstico, y es que son todos unos ineptos".

Petición de principio

Esta falacia implica la articulación de premisas que, por su misma formulación, aprueban una serie de supuestos que no han
sido validados en realidad. Y esto es así porque, al aceptar el contenido de las mismas, se aceptan de forma secundaria otros
aspectos distintos que no se han podido corroborar.

De esta manera, si se está de acuerdo con el razonamiento original, se estarán aprobando otros sin que realmente nos
demos cuenta. Por ejemplo: "yo siempre digo la verdad" (de lo que se deducirá, sin una evidencia sólida, que nunca miente).

Falacia del jugador

Esta falacia distorsiona las leyes reales de la probabilidad atendiendo a sucesos del pasado que realmente no tienen
relevancia. Se utiliza, sobre todo, en temas relacionados con el azar y ha podido comprobarse sistemáticamente en quienes
padecen juego patológico. Puede ser un problema cuando les anima a persistir en la conducta que les está conduciendo a la
ruina económica. Por ejemplo: "al lanzar la moneda al aire, tanto la cara como la cruz tienen hasta un 50% de probabilidad de
aparecer. Ya lo he hecho nueve veces y todas ha salido cara, por tanto es más probable que a la próxima salga cruz".

Ad nauseam

La falacia ad nauseam consiste en repetir una misma idea las veces suficientes para hacerla real para el interlocutor. Se
basa en la premisa de que "cuando una mentira se dice una y otra vez acaba convirtiéndose en una verdad". Se trata de una
estrategia muy usada en el sector de la publicidad, a partir de la cual se pretende afianzar la confianza del consumidor
mediante la reiteración de las supuestas ventajas de un producto o servicio en los distintos medios de comunicación. Por
ejemplo: "nuestra pasta de dientes es la más eficaz para la prevención de las caries" (repetido en distintos canales y en
múltiples franjas horarias).

Ad misericordiam

Esta falacia informal recurre a la lástima o a la piedad con el fin de reforzar la idoneidad de lo que se pretende lograr.
Supone una búsqueda de la razón, o de la persuasión interpersonal, apelando a las emociones del interlocutor y a su empatía
respecto a nuestra situación. Las emociones tienen aquí un papel relevante, ya que son manipuladas obviando la lógica más
básica. Por ejemplo: "apruébeme el examen, por favor, no sabe los días que he pasado sin dormir…".

Ad consequentiam

Esta falacia sugiere que, si las consecuencias que se derivan de una premisa son negativas, esta no puede ser cierta. Así, los
argumentos quedan despojados de su veracidad porque, si se aceptaran, se asumiría con ello algo que no resulta
agradable o que incluso puede devenir catastrófico. Como puede observarse, se halla muy cerca de la negación, y tiene un
sustrato emocional muy importante. Por ejemplo: "eso del cambio climático es una patraña, porque si fuera cierto en apenas
unos siglos el planeta se iría a pique".

Falacia ad crumenam y ad lazarum

Estas falacias suponen la atribución de verdad al argumento por el hecho de que quien lo usa es rico (ad crumenam) o
pobre (ad lazarum). Es similar a los sesgos cognitivos del ganador y del perdedor, un fenómeno bien conocido en la
Psicología Social que explica cómo la gente se posiciona a favor de un individuo por estar en una situación de privilegio o
desventaja en un contexto competitivo concreto (sobre todo en el político). Así, se centra en los recursos, o la ausencia de
ellos, como un criterio a partir del cual reconocer la bondad de los discursos. Por ejemplo: "si lo dice Bill Gates debe de ser
cierto".

Lecturas opcionales

https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0719-32622018000200443

https://scielo.conicyt.cl/pdf/logos/v28n2/0719-3262-logos-28-02-443.pdf

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