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Cuando se observa la realidad escolar, se puede apreciar las dificultades que tienen los estudiantes
para resolver situaciones cotidianas estresantes. Esto quedó en evidencia durante la pandemia del
COVID-19, experiencia que exigió poner en acción una serie de competencias socioemocionales
para sobrevivir al encierro. En muchos contextos escolares se demostró que estas competencias
fueron insuficientes.
Los estudiantes chilenos no escapan a esta realidad mundial. Las limitantes que puede producir el
analfabetismo socioemocional para el acceso a los aprendizajes y a los bienes socioculturales son
suficientes para pensar que esto atenta contra la inclusión y la justicia social. Las competencias
para el desarrollo de la inteligencia emocional deben formar parte de aquellos aprendizajes
mínimos que todo currículo debiera considerar. Aquellos aprendizajes que le permitirán garantizar
el éxito educativo para todos y todas.
En esto, la fijación de estándares educativos socioemocionales ha contribuido poderosamente a
esta tarea. El 2009 se establecieron en Chile los objetivos transversales. En ellos se mencionan las
distintas dimensiones del desarrollo físico, afectivo, cognitivo, sociocultural, moral y espiritual.
Sin embargo, a pesar de este importante esfuerzo, los aprendizajes socioemocionales no se
aprecian de manera concreta en las aulas.
En este contexto, incorporar mediciones de los aprendizajes socioemocionales es fundamental
para clarificar la distancia entre lo que se aspira y la realidad de dichas competencias, permitiendo
crear un plan de trabajo que aborde adecuadamente el desarrollo de dichas habilidades. Y de esta
manera, garantizar el acceso a otros aprendizajes y obtener las herramientas para la vida que le
permita enfrentar dificultades tan complejas como las vividas durante la pandemia del Covid-19.
realidad para ofrecer un currículum pertinente que aborde las necesidades reales de los
estudiantes.
De acuerdo con Demarchi Sánchez, (2020), “aparece la figura de la evaluación o prueba
estandarizada como una forma de hacerle seguimiento a la educación que están recibiendo los
futuros empleadores o trabajadores de los medios de producción” (p. 125). A raíz del Covid-19 se
configura como una gran necesidad evaluar el estado de las competencias socioemocionales.
Durante el 2020 la OECD realizó la primera evaluación a nivel mundial de estos aprendizajes. En el
informe de “Más allá del aprendizaje académico. Primera evaluación de competencias
socioemocionales” De igual forma, en Chile surge el Diagnóstico Integral de Aprendizaje (DIA) que
incorpora la evaluación estandarizada de los aprendizajes socioemocionales. Así, por primera vez
en Chile se realiza una evaluación estandarizada de aprendizajes socioemocionales que permite a
las escuelas conocer la realidad emocional, social y afectiva de los estudiantes. Es un gran paso en
pro de una justicia curricular que permite igualar las condiciones de los estudiantes en este
ámbito. Considero que esta evaluación aún no es suficiente para conocer en pleno lo que pasa con
dichos aprendizajes a nivel de aula. Existen muchos cuestionamientos por el tipo de instrumento,
ya que es complejo evaluar los aprendizajes socioemocionales ya que estos no se comportan de la
misma manera que los aprendizajes académicos. Sin embargo, es un gran paso
Casi la totalidad de los proyectos educativos chilenos consideran la formación integral dentro de
su misión y visión. Sin embargo, al momento de presentar evidencia de los logros en los diversos
aprendizajes, sólo se tiene evidencia de los resultados académicos de los estudiantes.
La formación integral de los estudiantes no solo incluye saberes de materias tradicionales, sino
que incluye el saber ser, es decir, aprendizaje emocional y relaciones interpersonales, manejo de
conflictos, competencias ciudadanas, identidad personal y colectivo, vida saludable y autocuidado.
El concepto de calidad educativa tiene muchos significados y por lo general descuida los procesos
asociados a la formación integral y de vinculación con la sociedad. (Martínez, Tobón, López, &
Manzanilla, 2020). Esto se refleja en que los aprendizajes socioemocionales quedaran relegados
solo a declaraciones, pero no logran materializarse en un currículum concreto, ni menos en
mediciones de calidad. El Covid- 19 corrió las fronteras en muchos ámbitos, en especial, en colocar
sobre la mesa la importancia que tienen las competencias socioemocionales en un mundo tan
cambiante. Esto permitió que, en muchos países, dentro de esos, Chile comenzara a medir algunas
competencias socioemocionales, lo que les ha dado a los colegios un punto de partida para
comenzar a trabajar de manera sistemática estos aprendizajes e incluirlos en los currículums.
Pamela Torres Navarro
II. Conclusión.
Al observar la realidad se puede apreciar en los estudiantes chilenos, dificultades para enfrentar
las situaciones estresantes del acontecer diario escolar. Este hecho podría ser una limitante para
aspirar a mejores aprendizajes y a una mejor inserción social que le permita acceder a los bienes
que ofrece la sociedad como la toma de decisiones. Una educación para todos, que aspire a
disminuir la brecha de exclusión social, es un deseo de toda la sociedad. En esto la educación
emocional juega un rol fundamental, ya que permite mejores aprendizajes y una mejor inserción
de todos y todas. Quien logra desarrollar la inteligencia emocional como una competencia para la
vida, podrá acceder más y mejor al capital social que ofrece la comunidad. El estado chileno ha
dado un gran paso en comenzar a evaluar loa aprendizajes socioemocionales a través de la prueba
estandarizada DIA, sin embargo, queda mucho por avanzar en dicho camino. Se hace necesario
perfeccionar dicho instrumento, establecer otras mediciones de aprendizajes socioafectivos que
permitan abarcar las mismas competencias medidas por la OECD. En fin, se espera que, de aquí al
corto plazo, este camino iniciado dé como fruto programas propios que den evidencia de un
currículum mas integral donde la pieza fundamental sean las competencias socioemocionales.
III. Bibliografía
Martínez, J. E., Tobón, S., López, E., & Manzanilla, H. (2020). Calidad Educativa: Un estudio
documental desde una perspectiva socioformativa. Revista Latinoamericana de Estudios
Educativos, 233-258.
Murillo Torrescilla, F. J., & Hernández Castilla, R. (2011). Hacia un concepto de justicia social. REICE
Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 1-17.