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Semana 3

Sociología de la Educación

Unidad 4
El alumnado y el profesorado
como agentes educativos

Material compilado con fines académicos, se prohíbe su


reproducción total o parcial sin la autorización de cada autor.
América Latina enfrenta hoy muchos desafíos. La democracia fue impulsada, entre
otros factores, por la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), a inicios de la década de 1990. Hoy, sin embargo, existen varios países en la
región cuyos gobiernos no encuentran el apoyo de gran parte de sus sociedades.
Como prueba de ello pueden observarse las reacciones contra los presidentes En-
rique Peña Nieto, en México, y Michel Tamer, en Brasil. Al no existir democracia, los
males de la corrupción, la injusticia, la violencia y la desigualdad se presentan con
mayor fuerza en los países que nacen desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

Sin duda, uno de los pilares que deben mejorar es la educación. A este rubro se le
atribuyeron muchas esperanzas en el pasado, principalmente como garante del as-
censo social. Este asunto no ha significado una realidad para muchas personas al no
existir los espacios y las condiciones para incorporarse como sujetos especializados
en alguna rama específica. Uno de los puntos citados con mayor frecuencia para
comprender esto, fue la baja calidad de la educación y por ello en la década de 1990
América Latina vio nacer un discurso en cuyo centro se presentó la calidad educativa.

Contextualmente, según los impulsores de reformas educativas en el continente con


base en los indicadores del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entre
otros, la clave del éxito para incorporarse al mercado laboral exitosamente no sólo se
encontraba en el conocimiento, sino en ser competente, aspecto en el que la tecno-
logía tendrá un papel central. En este sentido, resulta fundamental construir nuevas
identidades de los sujetos involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
a saber: alumno, docente, padres y comunidad. El quinto sería el Estado y tiene la
obligación de garantizar una serie de elementos que con frecuencia no cumple, entre
ellos garantizar buenos espacios de aprendizajes. En este bloque nos detendremos
en los sujetos que tradicionalmente se consideran el núcleo de la educación, básica-
mente comprendiendo lo educativo como lo escolar: alumnos y docentes.

4.1 La educación en la sociedad actual.

Desde la década de 1980 se han aplicado políticas neoliberales en la educación que


buscan reemplazar a las protectoras del Estado-Benefactor. Los principales rasgos
de aquellas se caracterizan por limitar el apoyo económico público, la baja calidad
de la formación de los estudiantes en todos los niveles, la mayor participación del
sector privado en las decisiones, o, de plano, su injerencia directa en los asuntos
educativos, y la preparación de los alumnos como mano de obra “competente”. Esto
en un contexto donde se incrementa la matrícula y, el Estado presionado y coludido

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con los intereses capitalistas internacionales, violenta los derechos de los profesores,
impone medidas de ingreso al servicio docente que están muy alejadas de garantizar
la incorporación de los mejores profesores, mantiene en el olvido la infraestructura
de muchísimas escuelas, descuida la formación continua, entre otras más cosas. La
situación educativa actual podría resumirse en la reducción de la calidad y la cada
vez más nula pertinencia social.

El sistema educativo actual se caracteriza, además, por acentuar la desigualdad. Es


evidente que no todos los niños ni todos los jóvenes tienen acceso a la educación
pública o privada. Si bien la Educación Básica mexicana en el siglo XX tuvo éxito en
aumentar el número de escuelas en el país casi de manera absoluta, sobre todo en
el nivel de primaria, el reto ahora no sólo es que éstas permanezcan, sino que se
mejoren y adapten a las necesidades, que entre ellas incorporen, por medio de pro-
fesores capacitados y actualizados, permanentemente perspectivas impostergables
como la de género y la intercultural, mismos que podrían combatir las políticas de
cuasi-mercado vigentes.

Varios retos deben enfrentar los docentes para lograr no


necesariamente los resultados que de ellos espera el Esta-
do, sino su verdadera misión de formar ciudadanos compro-
metidos con su entorno social y natural, conscientes de los
problemas existentes, respetuosos de la diversidad, actores
de la solidaridad, creadores de soluciones.

Uno de los asuntos pendientes es fortalecer las competencias socio afectivas, a


saber: autoconocimiento, la autorregulación emocional, la capacidad para expresar
las emociones y tener equilibrio emocional, la autoestima, la empatía y la capacidad
de escucha, la resiliencia, la motivación, la comunicación asertiva y las habilidades
sociales, la capacidad para cooperar y trabajar en equipo y para colaborar con el
entorno, la capacidad para afrontar y resolver situaciones problemáticas y conflictos
interpersonales, la capacidad para tomar decisiones, la capacidad para afrontar el
cambio y la incertidumbre, tener valores y una actitud positiva ante la vida (Palomero,
Fernández y Teruel, 2009).

Por otra parte, sería fundamental conocer la situación de convivencia en los centros
de formación, por medio de investigación educativa, con el fin de determinar progra-
mas de intervención que respondan a necesidades específicas, evitando la estanda-

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rización de las soluciones que surgen, casi siempre, de miradas que pierden de vista
las particularidades. Además, si existe un tiempo en el que debe pensar la educación,
es el futuro. En efecto, se estudia/forma para el futuro, pero éste inicia en el presente.
La preparación para el futuro se ejercita en el presente, y es aquí donde se deben
dar las condiciones para que el alumno comprenda y ejerza su criterio y acción, con
el apoyo del desarrollo de una capacidad de innovación. Otro reto fundamental es
aceptar la necesidad y la utilidad de la evaluación educativa como necesaria para la
identificación de debilidades y, posteriormente, la búsqueda de las estrategias ade-
cuadas para encontrar los caminos que posibiliten llegar a la mejora formativa del
estudiante, en la que, sin duda, es fundamental la participación de la familia y, siempre,
mirando al contexto local que es al mismo tiempo global.

En cuanto a los docentes, se requiere un sistema de reconocimiento, evaluación y


acreditación que les asegure un mayor reconocimiento social y gremial, una evalua-
ción que les permita mejorar por medio de un proceso que incorpore el seguimiento
y la demostración de la capacidad profesional más allá de exámenes a sus alumnos,
para lo cual sería necesario convertirse en investigadores reflexivos, para iniciar, de
su práctica.

El escenario de la educación y las nuevas exigen-


cias también ha sido analizado por Ivet García
(2002), en “La educación actual ante las nuevas
exigencias de la sociedad del conocimiento”

Visita la plataforma para ver el archivo relacionado

También te recomiendo que mres


el video titulado “La situación de
la educación en México”.

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Referencias:

- García, I. (2002), “La educación actual ante las nuevas exigencias de la socie-
dad del conocimiento”. Revista Temas. [Consultado el 19 de febrero de 2018] Dis-
ponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/cuba/cips/caudales05/Caudales/
ARTICULOS/ArticulosPDF/05G001.pdf

- Palomero, J. Fernández, M., Teruel, M. (Coordinadores) (2009). “Presentación”


La educación hoy: algunos de sus perfiles y escenarios. Revista Electrónica Interuni-
versitaria de Formación del Profesorado. Número 28 (12, 1), pp. 19-32. [Consultado el
19 de febrero de 2018] Disponible en: http://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/
revistas/124307619310.pdf

4.2. Factores sociales del rendimiento académico

El rendimiento académico puede entenderse como el conjunto de diversos factores


que intervienen en el aprendizaje del alumno, y suele medirse por medio del logro del
discente en tareas académicas, principalmente por medio de calificaciones (Vargas,
Guiselle, 2007). Este tema es multicausal, pero podrían identificarse agruparse en
tres categorías: determinantes personales, determinantes sociales y determinantes
institucionales. También podrían considerarse otras dimensiones como lo social, lo
cognitivo y lo emocional.

El tema personal incluye lo cognitivo y se refiere a la capacidad de cumplir tareas


intelectuales. La familia influye en este ámbito, principalmente con el afecto, y está re-
lacionado con la motivación, la persistencia y el deseo del éxito, entre otros. Mejores
condiciones cognitivas mejores estrategias de aprendizajes, y, a su vez, aprendizajes
más significativos. Éstos, sin embargo, dependerán de otros factores como la dificul-
tad de la materia, la empatía con el docente, el tipo de evaluación, entre otros, ante
los cuales el alumno, más frecuentemente desde el nivel de secundaria, construye
acciones que le permitan resolver situaciones escolares y aprender procedimientos,
contenidos y actitudes. Es probable que exista una especie de auto-negociación en
el discente sobre qué aprender, además de tomas de decisión sobre cómo comple-
mentar lo aprendido en la escuela. Aquí destacarían la identificación de metas de
aprendizaje y las de rendimiento académico, estando las dos relacionadas con la
motivación en tus vertientes intrínseca y extrínseca.

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Para conocer más sobre el tema de la motivación, su
naturaleza, las teorías que la explican y profundizar
en la relación entre ésta y el rendimiento, consulta
el Capítulo II “Variables relacionadas con el bajo ren-
dimiento académico”, de la tesis doctoral de Coral
González, “Factores determinantes del bajo rendi-
miento académico en educación secundaria” (2003).

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El tema social comprendería las condicionantes sociales y culturales que intervienen


en el rendimiento académico. La pobreza, no es un secreto, está íntimamente rela-
cionada con el bajo rendimiento escolar. La única forma en que la pobreza no podría
ser un factor determinante sería que, la familia y el sistema educativo o la propia ins-
titución escolar funcionaran, la primera como fuente de motivación y, los otros dos
facilitando la reducción de la desigualdad y ofreciendo oportunidades reales para el
alumno y su formación. Otro elemento que interviene en el rendimiento desde lo so-
cial, es el capital cultural. Si el alumno está inserto en un contexto donde se escuchan
varias opiniones argumentadas, o si cuenta con la posibilidad de conocer tradiciones
e historia, o se puede acercar a literatura universal, nacional y regional, su rendimiento
académico estará más cerca de alcanzarse y mostrarse más cerca a la comunidad.

La institución, claro, también tiene mucho que ver con el rendimiento. Esta catego-
ría incluiría elementos como metodologías de enseñanza, horarios de asignaturas,
número de alumnos en clase, difusión de información que facilite la formación, la
gestión de espacios y apoyos (como becas), pero también normas y requisitos para
aprobar o no las materias, la comprensión de asuntos extraordinarios con alumnos,
la detección de problemas entre los estudiantes, un programa de tutorías ágil y efi-
ciente. Otros elementos son la infraestructura, la formación y capacitación docente,
el funcionamiento de las academias, una biblioteca actualizada.

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Por último, es importante destacar que todo este conjunto de razones está en jue-
go cuando la sociedad se niega a asumir la responsabilidad y cuando los niños se
comportan de manera inapropiada o no cumplen con un estándar de aprobación. De
hecho, es probable que haya tantos factores como estudiantes con dificultades. Sin
embargo, al agrupar los factores según las fuentes, se puede comenzar a identificar
de dónde vienen los factores de rendimiento específicos y cómo se entrelazan entre
sí. El comportamiento y la actitud de los niños hacia la escuela están influenciados
por nuestra sociedad de hoy.

Referencias

- González, C. (2003). Factores determinantes del bajo rendimiento académico


en educación secundaria” (Tesis doctoral). [Consultado el 19 de febrero de 2018] Dis-
ponible en: https://biblioteca.ucm.es/tesis/edu/ucm-t27044.pdf

- Vargas, G., Guiselle, M. (2007). Factores asociados al rendimiento académico


en estudiantes universitarios, una reflexión desde la calidad de la educación supe-
rior pública. Educación, vol. 31, núm. 1, 2007, pp. 43-63. [Consultado el 19 de febrero
de 2018] Disponible en: https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/educacion/article/down-
load/1252/1315

4.3. Interculturalismo y educación.

La educación en el contexto global ha incorporado discursos que responden a las


exigencias de grupos históricamente negados u olvidados. Existen dos principales
sujetos colectivos que han potencializado el interés por proponer un nuevo tipo de
educación: los migrantes y los pueblos originarios. La atención a los primeros surgió
en Europa y Estados Unidos, principalmente, mientras que los segundos, en América
Latina. Para el primer caso, la economía capitalista salvaje basada en la explotación de
los menos beneficiados, la búsqueda de mejores condiciones de vida, las disputas por
territorios y los conflictos étnicos y religiosos han aumentado el número de personas
que deben abandonar sus lugares de origen. Por su parte, los grupos indígenas han
rechazado con intensidades varias, diferentes estrategias estatales que cabrían en
el concepto de indigenismo, interesado en desaparecer culturas indígenas y acercar
a sus integrantes a la inventada idea de Identidad Nacional.

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Posiblemente, sea la educación de calidad, la eva-
luación y el reconocimiento a la diversidad las tres
categorías más destacadas en el ámbito educativo
contemporáneo.

Diferentes conceptos han intentado abordar la diferencia, entre ellos multi y pluridi-
versidad, y más recientemente interculturalidad. Antes de definir ésta, veamos qué
son los otros dos.

Multiculturalidad se refiere a un asunto descriptivo de las culturas existentes en un


espacio determinado, pero que no implica una relación entre ellas. Tanto en Estados
Unidos como en algunos países europeos la ausencia de convivencia entre los dife-
rentes grupos que existen y que representan distintas culturas lleva a la construcción
de la segregación. Un caso paradigmático podría ser la construcción de barrios, como
el latino, el chino, y algunos otros que reproducen con cierta fidelidad prácticas cul-
turales en un espacio determinado.

La pluriculturalidad busca atender la particularidad de América Latina donde además


de blancos e indígenas, además de mestizos, existe una herencia afroamericana.
Una característica que distinguiría a la pluriculturalidad es el fondo histórico con el
que identifica las diferentes tradiciones existentes en una nación, y la convivencia
de culturas, pero sin una relación equitativa. Es, pues, un paso hacia adelante, pero
aún insuficiente.

La Interculturalidad tiene otros referentes. Se distingue de los otros conceptos por-


que busca la interacción entre diferentes personas que pertenecen a culturas diferen-
tes y cuentan con conocimientos varios. Un concepto clave es el de la otredad. Al otro
no sólo se le debe reconocer, sino que se deben impulsar procesos de intercambio,
a partir del reconocimiento y la valoración de la diferencia, en favor de espacios ca-
racterizados por el diálogo en marcos verdaderamente horizontales.

En este sentido, la interculturalidad se podría definir


como un proceso de socialización que implica co-
municación y aprendizaje entre diferentes culturas
destacando las condiciones de respeto e igualdad.

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Conseguir lo anterior, sin embargo, no resulta fácil. La piedra angular de ese esfuerzo
es la escuela, pues si los niños y adolescentes no logran reconocer, valorar y aprender
de la diferencia en escenarios igualitarios entonces lo que le esperaría a la sociedad
es reproducir prácticas discriminatorias, y el afianzamiento de la desigualdad.

El sistema educativo también deberá desarrollar pro-


pósitos como los de la transformación y la liberación
de la sociedad en la que se sitúe, tomando como
base la formación humana y la capacidad para trans-
formar la realidad.

Como dice el Ministerio de Educación de Perú (2005), país en el que se discute mu-
cho sobre el tema, al igual que en Bolivia, Ecuador, Colombia y México, entre otros,
incluir la interculturalidad al sistema educativo implica asumir el respeto y la equidad
social como elementos básicos, reconociendo que todas las culturas pueden con-
tribuir e diversas esferas de lo social, lo económico, lo político y lo cultural, y tienen
el derecho a desarrollarse en su originalidad. La clave para rebasar el discurso sería
partir de la experiencia de los alumnos, identificar la realidad social y observar, para
después atender, los conflictos existentes en diferentes dimensiones (lo inter e in-
tragrupal, por ejemplo). Así se superaría un “enfoque emocional y actitudinal”, pues
se concebiría a la interculturalidad con mayores alcances en lo social, lo político y,
además, reconocerse como un medio para construir capacidades, habilidades y des-
trezas específicas que la diversidad demanda.

Para una aproximación sobre los enfoques discursivos interna-


cionales sobre la Interculturalidad, puedes consultar el capítulo
tres “La interculturalidad más allá de la asimilación y de la se-
gregación: panorama de los enfoques discursivos internacio-
nales”, del libro Interculturalidad y Educación Intercultural en
México (2011), escrito por Gunther Dietz y Selene Marcos, y que
puedes leer aquí: http://www.interculturalidadygenero-colsan.
com.mx/v4/pdf/GUNTHER%20DIETZ.pdf

Referencias

- La interculturalidad en la educación. Ministerio de Educación, Unicef, Gobierno


de Perú. 2005. [Consultado el 19 de febrero de 2018] Disponible en: https://www.uni-

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cef.org/peru/_files/Publicaciones/Educacionbasica/peru_educacion_interculturalidad.
pdf
- Dietz, G., Marcos, S (2011). Interculturalidad y Educación Intercultural en México.
México, SEP. [Consultado el 19 de febrero de 2018] Disponible en: http://www.inter-
culturalidadygenero-colsan.com.mx/v4/pdf/GUNTHER%20DIETZ.pdf

4.4. La formación profesional

Profesión es una palabra con diferentes significados, que irían desde el empleo que
se ejerce públicamente para el mantenimiento de la vida al ejercicio de una fe deter-
minada. Históricamente ha significado varias cosas, dependiendo del momento en
que se defina, pero aquí se concebirá más en el primer significado, partiendo que la
profesión se caracteriza por una serie de acciones desarrolladas a partir de un cono-
cimiento abstracto que requiere una formación y especialización definida de quien
la ejerce. También existe un elemento ético que dirige las actividades propias de la
actividad que se desarrolla, así como del comportamiento ante los colegas como
con el público que atiende. Tenemos, entonces, que el ejercicio profesional depende
básicamente de la formación. Este concepto se refiere tanto a la preparación como a
la conformación del individuo para su posterior desempeño laboral. Durante el pro-
ceso, se adquieren, construyen y desarrollan conocimientos, habilidades, actitudes
y procedimientos, además de valores éticos y culturales. La formación debería estar
dirigida a las necesidades de la sociedad.

Te recomiendo leer más sobre el concepto de profe-


sión en: Fernández, J. (2001). Elementos que consoli-
dan al concepto profesión. Notas para su reflexión. En
Revista Electrónica de Investigación Educativa, Vol.3,
No. 1.

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La historia de la formación profesional, en Occidente, tiene sus raíces en la Edad Me-


dia, cuando se forman las primeras universidades, aunque existían ya antecedentes
de formación, principalmente entre los médicos, como en la Escuela de Salerno. El
“boom” de las universidades medievales se puede ver con la aparición de Oxford,
París, Salamanca, Padua, entre otras más, que así lo demuestran. Resulta claro que la
sociedad exigía la formación de especialistas, al nivel que otorgaban la licentia ubique

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docenci, una especie de título profesional con el que podrían ejercer lo que habían
estudiado que tenían como base artes, teología, y derecho.

Con la aparición de la Modernidad y el empuje del capitalismo y la industrialización


fue necesario incorporar un nuevo giro a la formación. En ese contexto resultó, diría-
mos hoy, más significativa la formación liberal basada en el individuo, la formación
tecnocrática que vivió de manera paralela, en el siglo XIX, el crecimiento el aparato
estatal y la incorporación de un discurso científico forjándose, prácticamente, en situ,
y no menos importante fue el rechazo cada vez mayor a connotaciones religiosas o
teológicas, y, en su lugar, la apuesta por una formación de técnico y productivista.

En la actualidad, las políticas educativas neoliberales, impuestas y/o dirigidas por el


Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con sus satélites, caracterizadas
por la producción en masa de sujetos que no se preparan lo suficiente debido, entre
otras cosas, al difícil acceso a la formación profesional, porque los docentes no tienen
la actualización pertinente explicada con frecuencia por la inestabilidad del trabajo, la
reducción del mercado laboral, procesos de selección de trabajadores que dependen
de factores como el “amiguismo” y otras prácticas pertenecientes a la corrupción, la
“producción” de profesionistas desde miradas individualistas y preparados para hacer,
más que para cuestionar, sin mencionar el sentimiento de incertidumbre por el futuro.

La docencia en México sufre de esos elementos, además de someter a los profesores


a evaluaciones que no parecieran encontrar sentido en lo práctico o en la calidad
educativa, como lo demuestra la tristemente célebre “reforma educativa” del sexenio
de Peña Nieto que buscaba el castigo y el descrédito de la educación pública más
que su fortalecimiento.

Es cierto también que muchos profesores no están actualizados, y éste es un fenó-


meno multicausal, donde el papel del Estado es uno de los factores más importantes.
Por una parte, pretende evaluar con parámetros estandarizados y su forma de “forta-
lecer” al magisterio también responden a medidas que no respetan ni la diversidad
de los contextos que se atienden ni a las necesidades profundas de los profesores.
Éstos, por su parte, en varias ocasiones optan por programas de posgrados con baja
calidad. En Educación Básica aún no está suficientemente fortalecido el punto de la
planeación argumentada, pues con mucha frecuencia los docentes no reciben una
formación adecuada para observar el contexto y actuar en él para su mejora. Sin
duda, uno de los pendientes más importantes es hacer que la Educación Normal sea
realmente una instancia de Educación Superior. Otro de los retos, según Pacheco,

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es “reunificar lo que tradicionalmente se ha segmentado con la finalidad de resolver
técnica y operativamente su posición en los planes y programas de estudio” (2012: 4).

Referencias

- Fernández, J. (2001). Elementos que consolidan al concepto profesión. Notas


para su reflexión. En Revista Electrónica de Investigación Educativa, Vol.3, No. 1. [Con-
sultado el 19 de febrero de 2018] Disponible en: https://redie.uabc.mx/redie/article/
view/40/1180

- Pacheco, T. (2012). La formación profesional: práctica institucionalizada, estrate-


gia escolarizada y proyecto educativo en permanente evaluación. Revista Iberoame-
ricana de Educación, N.º 60/3 [Consultado el 19 de febrero de 2018] Disponible en:
rieoei.org/deloslectores/5098Pacheco.pdf

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