1- Características del Juez Hércules

El juez Hércules, es aquel que tiene un poder intelectual y una paciencia

sobrehumana, donde acepta al derecho como integridad. Este tipo de juez, se
sustenta de su propio juicio para determinar que derechos tienen las partes que
se presentan ante él. Dworkin (1989), quien es el padre de este tipo de juez,
menciona que la ley debe otorgarse de una manera que los derechos
fundamentales puedan ser garantizados y se otorguen las mejores garantías
para su protección y reconocimiento (Dworkin, 1988). Por ello, el juez Hércules,
debe se un juzgador ideal, inmensamente sabio, conocedor del derecho
pasado y presente de todas las fuentes. De esta forma, este juez traerá en
cada caso los antecedentes y principios mas adecuados y los integrará dentro
de un razonamiento coherente de la mano con el sistema jurídico.

Dworkin (1989) en su momento crítico la concepción positivista apuntando

principalmente a la obra de H. Hart, pues no ha dudado en aseverar que su
modelo, en donde pretende una separación conceptual entre el derecho y la
moral (positivismo excluyente) y que buena parte de aquella universalidad
puede reducirse a una cuestión de normas (o reglas), resulta una simplificación
excesiva del complejísimo fenómeno jurídico. Este modelo del derecho hace
que los autores normativistas se muestren incapaces de dar respuesta desde
dentro del sistema a una buena cantidad de los concretos problemas que la
realidad nos trae, específicamente a aquellos que se denominan “casos
difíciles”. Ante tales falencias, Dworkin (1988) menciona que los representantes
del positivismo se han visto obligados a aceptar que, cuando se presente ante
un juez una cuestión que parece escapar a la normatividad, con tal de cumplir
con la obligación que sobre él pesa de resolver el caso que se le haya
presentado, ese juez queda autorizado a recurrir a la discrecionalidad. Esto,
supone que el magistrado está facultado para escapar del sistema mismo, usar
de su arbitrio y resolver sin una guía orientativa o sin base alguna sobre la cual
apoyarse.

Por ello, Dworkin (1989) menciona que es necesario una concepción del
derecho que reconozca que un sistema jurídico evolucionado, además de las
típicas normas y reglas de conducta, contiene otros enunciados como
directrices, estándares y principios. Además, acepte la existencia de una
relación relevante entre el derecho y la moral junto a la política. Este modelo
permite descartar el ejercicio de la discrecionalidad judicial por ser innecesaria,
ya que ofrece al juez atento, que en este caso sería el juez Hércules, el cual no
solo conoce las leyes, sino también los principios y valores en las que se
respalda el derecho, una única respuesta correcta para cualquiera sea el caso,
y por dificultoso o complejo que parezca.

2- El Juez Hércules – Juez Constitucional

Los principios iusfundamentales son supremos e influyen en todo el sistema

jurídico. Con esta nueva filosofía, se originó un tribunal constitucional
encargado de ser el guarda del nuevo modelo constitucional, con los poderes
suficientes para hacer valer o privilegiar aquellas interpretaciones que
respondieran a ella, expulsando del sistema las que lo contradiga (Alexy,
2012).

Esta visión del sistema irradiado por principios implica necesariamente la

existencia de una red que se entrelaza entre lo legal y lo constitucional,
conllevando que se convierta el derecho en lo que Dworkin (1988) conoce
como una práctica interpretativa que solo puede entenderse a partir de la
noción de integridad y coherencia, lo que supone que el sistema sea la
conjunción entre lo sucedido por la jurisprudencia, la ley y los principios
constitucionales. Por ello, el juez Hércules esta más relacionado con la rama
constitucional porque justifica la posibilidad de aplicar su metodología al
momento de decidir o sentenciar, y garantizar a partir de ella, resultados
favorables. De esta forma, esta visión ayudar a solucionar los problemas por
existencia de antinomias y lagunas legales (Alchourrón & Bulygin, 2013).

3- La forma de resolver un caso difícil del juez Hércules

Lo que vuelve a un caso difícil son las diferentes circunstancias de diversa

índole que presionan al juez al momento de dictar una sentencia. Por supuesto,
no todas ellas agravan un caso de la misma manera o en el mismo grado,
cuestión que depende de muy diversos factores. Algunas de tales
circunstancias son circunstancias específicas del caso (inherentes al mismo) y
otras provienen de las normas que podrían aplicarse.
Manuel Atienza define estos casos como aquellos en los que no es posible
encontrar una solución jurídica que no implique el sacrificio de algo
considerado moralmente valioso (Atienza, 2005). En otras palabras, quien debe
decidir se halla ante un dilema por el cual, cualquiera sea la decisión que tome,
alguna cosa será destruida, o un bien será degradado, o alguien va a resultar
gravemente afectado.

Un ejemplo se remite a un precedente de la Suprema Corte bonaerense.

Ciertos médicos indicaron a su paciente, embarazada de riesgo, que debía
solicitar la autorización de un juez para llevar a cabo una práctica abortiva 1. Tal
requerimiento era un claro despropósito, pero circunstancias inexplicables
colocaron el pedido de esa mujer, por vía recursiva extraordinaria, ante el alto
tribunal. Los magistrados, puestos a resolver tuvieron ante sí dos vías: atender
al recurso y “autorizar” el aborto, en cuyo caso ocurriría la muerte del
nasciturus, o desestimarlo, al amparo de preceptos y precedentes claros y
unívocos, generando así un peligro gravísimo para la salud de la madre, la vida
del feto, y la seguridad de los otros hijos de la mujer. Así planteado, el conflicto
no tenía una solución clara, racional o no controvertida: cualquiera fuera la
decisión que se tomase, un mal sería provocado; eso es lo que hizo del caso
un caso muy difícil.

En este tipo de caso ocurre una competencia no solo entre reglas de la más
alta grada sino también entre los principios que defienden distintos valores.
Según Robert Alexy (2007) esta contienda puede disolverse mediante la
ponderación, ingenio que, bien implementado, autorizaría la elección correcta
del valor a respaldar con mínimo daño del valor postergado.

El haber usado de la ponderación junto con citas de Alexy y de otros autores

que lo siguen, dota a la resolución luces de razonabilidad que parece justificar
una decisión tomada con anticipación. Subyace a esto, sin embargo, una
cuestión más problemática, que no puede ser ignorada: la inconmensurabilidad
de los valores.

1
SCBA; Causa Ac. 95.464; sent. del 27/6/2005. Una mujer, solicitó autorización para abortar por padecer
miocardiopatía dilatada con deterioro severo de la función ventricular, episodios de insuficiencia
cardíaca descompensada, endocarditis bacteriana, arritmia crónica, limitaciones de la capacidad
funcional, obesidad y tabaquismo, todo lo que acarreaba gran peligro de morbilidad materno fetal.
Tal incomparabilidad se debe tanto a la dificultad de obtener una métrica capaz
de medir cierto valor, como a la dificultad de que una misma métrica sea común
a varios valores diferentes. Entonces el juez, como nunca antes, se ve frente a
sí, a sus prejuicios y su historia, interrogándose y cuestionando su plexo de
valores y creencias. Y, cuando lo hace honradamente, algo que no es poca
cosa, decide emitir una sentencia. Por ello, ante los casos tan difíciles es de
vital importancia la empleabilidad de la interpretación que utiliza el juez
Hércules.

Bibliografía

Alexy, Robert (2012): Teoría de los derechos fundamentales (Madrid, Centro de

estudios políticos y constitucionales). [ Links ]

Alchourrón, Carlos y bulygin, Eugenio (2013): Sistemas normativos (Bogotá,

Astrea). [ Links ]

Dworkin, Ronald (1988): El imperio de la justicia (Barcelona, Gedisa). [ Links ]

Dworkin, Ronald (1989): Los derechos en serio (Barcelona, Ariel). [ Links ]

Atienza, M. (2005). Las razones del derecho. México: Universidad Nacional

Autónoma de México.

Alexy, Robert (2007): Teoría de la argumentación jurídica (Madrid, Centro de

estudios políticos y constitucionales). [ Links ]