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TEMA PARA EL FINAL. TRANSFERENCIA

La transferencia es uno de los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis junto con
pulsión, repetición e inconsciente. Es el fenómeno que permite la emergencia del ICC en un
lugar acotado, lugar donde puede ser explorado. Esto posibilita que la intervención analítica
tenga eficacia. La transferencia estructura todas las relaciones en torno al analista; es el
motor de la cura así como también su obstáculo.
La relación del analizado con el analista se manifiesta mediante ese fenómeno de
transferencia.
La transferencia no es exclusiva del análisis, se da en otros contextos, como por ejemplo la
lectura. Lo transferencial también opera en la construcción y transmisión del psicoanálisis.
El obstáculo de la cura se presenta en forma de resistencia. ¿Por qué hay resistencia? porque
el neurótico quiere curarse pero ello implica costos, costos que no quiere asumir o le cuesta
asumir ya que provocan displacer.

El dispositivo analítico es el lugar privilegiado para que la transferencia se instaure.

La transferencia sale al paso como fuerte resistencia, es un obstáculo imprescindible.

La relación analítica se da en tanto el S barrado se dirige a un Otro (A), completo, al cual se


le supone un saber. Es el sujeto del icc que se dirige a ese Otro. En este vector debe darse el
análisis; puede haber momentos en los que la conversación sea de yo a yo, lo que se
denomina “imaginarización del análisis”.

Uno de los modos más habituales de resistencia es el amor de transferencia. Si se responde


con amor a la demanda, no habría análisis posible. Es una cuestión ética, no moral, en
términos de si está bien o mal.

SEM 8. Amor de transferencia.

Lacan habla de la metáfora del amor, en primer lugar, porque supuestamente la transferencia
imita al máximo al amor hasta confundirse con él.

Cuando una persona va a análisis, le supone un saber a un Otro con mayúsculas, en este caso
al analista. Saber sobre su padecimiento, sobre su síntoma, su malestar, etc. En este primer
momento, el analizante se encuentra en posición de AMANTE (Erastés; no tiene y no sabe lo
que le falta) y el analista en lugar de AMADO (Eromenós; tiene, pero no sabe lo que tiene)
siendo este el que tiene el saber. Este tiempo es el de la omnipotencia del Otro, que puede ser
infinitizado. Si termina, si se produce la caída de ese Otro, pasamos al segundo momento
(cambio de posiciones en relación al saber).
El amante tiene algo escondido dentro, con tinte de agalmático, de brillo.
Lo que sucede en un segundo momento, es que el analista le devuelve el saber al sujeto que
lo demanda, produciéndose una variación del lugar del saber. El paciente tiene un saber que
no sabe que tiene, un saber icc, acerca de su padecer que lo va a desplegar en análisis. Sería
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algo así como: el analista no sabe nada de su síntoma, no sabe por qué lo tiene, o por qué se
angustia, o por qué sufre, así que lo invita a hablar, a decir lo que se le ocurra. En este
momento, el analista está en posición de AMANTE y el que tiene es el analizante,
encontrándose en lugar de AMADO.
En un tercer momento, el analizado sigue siendo un amado pero comportándose como un
amante. Adquiere un saber, pero un saber sobre su falta. Freud nos decía que al final de un
análisis, o de un capítulo de un análisis, el analizante se encuentra con un saber acerca de la
castración.

El amor como significante es una metáfora, la articulamos a esta última como una
sustitución. La significación del amor se produce en la medida en que la función de amante,
como sujeto de la falta, se sustituye a la función del objeto amado - ocupa su lugar -.

SEM 11.

El analista tiene cierto poder, pero dirige la cura, no al paciente. No debe encarnar el saber;
debe alojar la demanda pero tampoco responder a ella. No debe rechazarla, sino no hay
análisis posible.
El analista paga con palabras, en lo que refiere a la interpretación, y con su persona ya que
soporta todo aquello que el paciente le transfiere.
La presencia del analista hay que pensarla como una manifestación del ICC.
La relación analítica es especial, no es igual a ninguna otra, es creada por el dispositivo
analítico.

El Otro es el lugar desde donde el sujeto habla y desde donde se mira; es donde se estructura
el sujeto. El Otro está presente cuando el ICC se abre; tenemos aquí el campo simbólico, el
campo del despliegue de los significantes. La transferencia es el medio por el cual se
interrumpe la comunicación del icc; es cuando se vuelve a cerrar. Ese movimiento de cierre
es el momento inicial en que la interpretación puede lograr su cometido. Lo que causa
radicalmente el cierre del icc es el objeto a.

El icc en este seminario es ya entendido como algo que pulsa (que se abre y se cierra) y tiene
relación con la pulsión.
La presencia del analista es una presencia distinta a la presencia del Otro. El analista le pone
distancia al Ideal; frente a ello surge la resistencia.
El neurótico generalmente, no hace más que responder siempre a ese Ideal, dejando de lado el
deseo. No quiere saber nada con su deseo ya que implica sufrimiento.
En la transferencia hay algo de lo real inasimilable, allí cuando se presenta el cierre del ICC.
El objeto a aparece como obstáculo, como obturador. Es allí adonde apunta el analista,
porque allí se pone en juego algo del deseo. El analista apunta al lado de la causa.

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