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LA AGRICULTURA
[Subtítulo del documento]
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AGRICULTURA, 0 sostenibilidad, 4
futuro, 5
TIERRAS, 1
DEFINICIÓN DE AGRICULTURA
CAPITULO I: LA AGRICULTURA
HISTORIA DE LA AGRICULTURA
A principios del siglo XXI, fenómenos
impresionantes siguen transformando la
agricultura mundial y las economías
rurales. Entre los que más llaman la
atención están el crecimiento
demográfico constante, las demandas
Ilustración 1.1
de alimentar a esa población y mejorar
su calidad de vida, la influencia de la
acción humana en los rincones más lejanos de la Tierra, la manipulación directa
de la naturaleza en el plano genético, la globalización cada vez mayor de la
economía mundial, así como las profundas repercusiones y la inmediatez de la
informática y la tecnología de la comunicación.
Por ejemplo, un sistema agrícola local todavía puede tener múltiples funciones en
los países industrializados con industrias bien establecidas, donde la economía de
los servicios tenga mayor peso y la población rural sea reducida, En una región
montañosa, los cultivos de temporada siguen teniendo valor económico para la
alimentación y los forrajes, a la vez que la ganadería puede proporcionar una
variedad de bienes. El paisaje tiene valor como lugar de esparcimiento y
recreación para sus visitantes de sitios próximos o remotos. La función ambiental
de la cuenca hidrográfica consiste en mantener la calidad y cantidad de las aguas,
y evitar la erosión río abajo. Las zonas boscosas brindan productos de
recolección, madera y beneficios atmosféricos y para los suelos. Por último, la
vitalidad sostenida de la economía rural en su conjunto conserva el legado cultural
y garantiza la disponibilidad de mano de obra para el cuidado de los recursos
naturales. Las decisiones de utilización de las tierras y de creación de puestos de
trabajo exigen encontrar un equilibrio entre los beneficios económicos de corto y
de largo plazo, así como considerar las consecuencias de la utilización de las
tierras: las transformaciones realizadas en las partes altas de una cuenca
hidrográfica pueden repercutir en las actividades y los recursos de río abajo.
Ilustración 1.2
EL MARCO CONCEPTUAL
Si bien desde hace mucho tiempo se ha reconocido el carácter multifuncional de
la agricultura y la correspondiente utilización de las tierras, el documento propone
un nuevo planteamiento coherente para realizar una ponderación comparativa y
evaluar esas funciones múltiples, con miras a lograr una agricultura y desarrollo
rural sostenibles. Este planteamiento describe las relaciones de los aspectos de la
agricultura multifuncional relativos al mercado, los recursos, institucionales y
geográficos. Permite incorporar las dimensiones espacial, proporcional y
temporal. Acoge las regiones con diferentes características, para ayudar a
elaborar políticas óptimas que tomen en cuenta las circunstancias y las
preferencias locales. Postula una relación general entre el desarrollo de la
capacidad institucional y la posible contribución de la agricultura multifuncional y
la utilización de las tierras al desarrollo sostenible.
desde el punto de vista social, el carácter multifuncional puede ser óptimo cuando
la comunicación entre los participantes de todos los niveles es directa y
transparente.
EL FUTURO
El conocimiento de los factores
críticos para incrementar la
sostenibilidad de la agricultura se
ha enriquecido a partir de las
posibilidades de sus funciones
múltiples en las zonas rurales. Se
requiere la participación de todos
Ilustración 1.3
los interesados, contar con medios
eficaces de coordinación de las actividades y de la toma de decisiones, colaborar
con otros participantes locales y el concurso de la sociedad civil. Los residentes
de las comunidades rurales, sobre todo los agricultores, siguen desempeñando
una función central en el cuidado de las tierras agrícolas y el medio ambiente. La
apreciación de su contribución central ha calado gradualmente en el gobierno y en
los organismos privados de los países urbanizados, industrializados y en
desarrollo. Con todo, la responsabilidad última para asegurar la viabilidad de los
sistemas agrícolas y el medio ambiente sigue incumbiendo al sector público, y se
requieren medios para atender los intereses contrapuestos, las necesidades
inmediatas y las condiciones de la sostenibilidad a largo plazo, que ponderen
adecuadamente los objetivos generales de equidad y disminución de la pobreza.
Con todo, podría no ser suficiente. Hace falta colaborar hacia la coordinación de
los sistemas e instituciones mundiales a los que incumben todas las dimensiones
del aprovechamiento de las tierras. Los métodos y las instituciones pertinentes
también abarcan la macroeconomía, la política pública y la planificación en
general. También hacen falta iniciativas en el contexto de los numerosos
convenios pertinentes que reglamentan todo lo referente al medio ambiente, el
comercio y la sociedad.
La agricultura es la actividad humana tendiente a combinar diferentes procedimientos y saberes en el tratamiento de la tierra,
con el objetivo de producir alimentos de origen vegetal, tales como frutas, verduras, hortalizas, cereales, entre otros.
La agricultura es una actividad económica que se encuentra dentro del sector primario, y en ella se incluyen todos aquellos
actos realizados por el hombre, tendientes a modificar el medio ambiente que lo rodea, para hacerlo más apto y así generar una
mayor productividad del suelo, y obtener alimentos tanto para el consumo directo o para su posterior tratamiento industrial
generando valor agregado.
La agricultura propiamente dicha tuvo su primer auge en la Edad de Piedra, en el período Neolítico, aunque sus inicios
retroceden a la prehistoria, desarrollada de manera independiente por varias culturas.
Los hombres que, hasta ese momento en forma nómade, se apoyaron en una economía basada simplemente en la caza, la
pesca y la recolección, comenzaron a trabajar la tierra, dando nacimiento a la agricultura y obteniendo sus primeros cultivos
como el trigo y la cebada, e incorporando a la ganadería como otra actividad fundamental para el sustento de la vida en
sociedad.
La adopción de la agricultura significó cambios estructurales dentro de las sociedades que la incorporaron, ya que la mayor
disponibilidad de alimentos permitió el crecimiento demográfico, e hizo posible el desarrollo de una vida sedentaria,
convirtiéndose en sociedades cada vez más complejas, con una mayor división del trabajo, nuevas normas de convivencia, y
con mayor desarrollo de las actividades artesanales y comerciales.
La agricultura llevada a cabo en forma indiscriminada e irresponsable puede tener un impacto gravísimo en el medio ambiente.
En las últimas décadas, se ha notado un crecimiento preocupante en la producción intensiva a nivel industrial, y en la utilización
de diferentes químicos y fertilizantes que alteran los procesos naturales de crecimiento en los alimentos y su impacto en la salud
de los consumidores.
Se pueden clasificar a las diferentes clases de agricultura teniendo en cuenta diferentes criterios de análisis:
Ilustración 2.1
Por los volúmenes de producción:
Agricultura de subsistencia. Tiene como objetivo obtener un nivel bajo de producción, con la única finalidad de alimentar a una
comunidad estable y reducida de personas, por lo tanto, no produce un gran desgaste en el suelo.
Agricultura Industrial. Consiste en la producción de grandes volúmenes de alimentos provenientes del suelo, propio de los
países industrializados y en vías de desarrollo. Está práctica tiene el objetivo no simplemente de garantizar la satisfacción de las
necesidades de la comunidad sino también para comercializar el excedente, como ocurre con las exportaciones de alimentos
agrícolas en el extranjero.
De Regadío. En este tipo de agricultura es fundamental un sistema de riego aportada por el agricultor, utilizando métodos
naturales o artificiales.
De Secano. La humedad necesaria para la producción es suministrada por las lluvias y por el suelo, sin intervención del
agricultor.
Agricultura Extensiva. El objetivo tenido en cuenta no es tanto el rédito económico sino el cuidado del suelo, ya que se
utilizan superficies amplias de tierra, pero se obtienen niveles bajos de producción.
Agricultura Intensiva. Se busca la producción en masa en un espacio reducido de suelo, siendo perjudicial para el medio
ambiente. Se utiliza generalmente en países industrializados.
El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad
alimentaria. En promedio, en la agricultura se ocupa el 70 % del agua que se extrae en el mundo, y las actividades agrícolas
representan una proporción aún mayor del "uso consuntivo del agua" debido a la evapotranspiración de los cultivos. A nivel
mundial, más de 330 millones de hectáreas cuentan con instalaciones de riego. La agricultura de regadío representa el 20 % del
total de la superficie cultivada y aporta el 40 % de la producción total de alimentos en todo el mundo.
Se espera que la competencia por los recursos hídricos aumente en el futuro, poniendo especial presión sobre la agricultura.
Para apoyar un constante crecimiento económico, será necesario realizar cambios importantes en las asignaciones de agua en
los diversos sectores. Debido al aumento de la población, la urbanización, la industrialización y el cambio climático, se precisa
que una mejora de la eficiencia en el uso del agua vaya acompañada de una reasignación del agua en las regiones con estrés
hídrico que oscile entre un 25 % y un 40 %. En la mayoría de los casos, se prevé que esta reasignación provenga de la
agricultura debido a su elevada participación en el consumo de agua. Los desplazamientos tendrán que ser tanto físicos como
virtuales. Los desplazamientos físicos pueden traducirse en cambios en las asignaciones iniciales de recursos de aguas
superficiales y subterráneas, así como en el traspaso de las "ventas" del agua, principalmente de los usuarios agrícolas a los
usuarios urbanos, ambientales e industriales. El agua también puede desplazarse virtualmente a medida que la producción de
alimentos, bienes y servicios con alto consumo de agua se concentre en lugares con abundancia de recursos hídricos y los
productos se vendan en sitios con escasez de agua.
Al mismo tiempo, el agua para fines agrícolas seguirá cumpliendo una función fundamental en la seguridad alimentaria mundial.
Las proyecciones indican que la población del planeta superará los 10 000 millones de habitantes en 2050 y, ya sea en zonas
urbanas o rurales, será necesario satisfacer las necesidades básicas de alimentos y fibras de estas personas. Se estima que la
producción agrícola tendrá que aumentar en un 70 % para 2050 y, como consecuencia del aumento de los ingresos en gran
parte del mundo en desarrollo, se producirá un incremento en el consumo de calorías y de alimentos más complejos. Si esta
expansión no se produce a expensas del cambio a gran escala del uso de las tierras y el consiguiente impacto sobre las
emisiones de carbono, la agricultura tendrá que intensificarse. Dado que la agricultura de riego es, en promedio, al menos dos
veces más productiva por unidad de tierra, tiene un importante efecto de amortiguación contra el aumento de la variabilidad
climática y permite una diversificación de los cultivos más segura, sin duda alguna el riego seguirá siendo clave para la
seguridad alimentaria y nutricional en el mundo.
A primera vista, las proyecciones anteriores tanto para el agua como para la seguridad alimentaria parecen contradictorias. Por
un lado, es necesario utilizar menos agua para fines agrícolas, pero por otro lado el uso más intensivo del agua en la agricultura
es un elemento fundamental en el aumento sostenible de la producción de alimentos. Para resolver este dilema aparente es
necesario reconsiderar seriamente la gestión del agua en el sector agrícola y su reposicionamiento en el contexto más amplio de
la ordenación general de los recursos hídricos y la seguridad hídrica.
EL AGUA EN LA AGRICULTURA
Desafíos prácticos relacionados con el agua en la agricultura
La mayoría de los Gobiernos y usuarios de agua no invierten de manera adecuada en el mantenimiento de los sistemas de riego
y drenaje. Si bien la mala gestión y la operación deficiente pueden influir en el mal desempeño de estos sistemas, la falta de
mantenimiento disminuye su buen rendimiento y obliga a realizar reparaciones constantes. No proveer los fondos necesarios
para mantener el sistema de riego y drenaje genera el conocido ciclo de "construir-descuidar-recuperar-descuidar".
Aumentar la eficiencia en el consumo de agua para fines agrícolas dependerá también de hacer coincidir las mejoras fuera de
las explotaciones agrícolas con los incentivos y las transferencias de tecnología para las inversiones dentro de las explotaciones
agrícolas destinadas a mejorar la gestión del suelo y del agua y a mejorar la calidad de las semillas. Existen alternativas como
semillas mejoradas, siembra directa o con poca labranza, humectación y secado alternativo, intensificación sostenible del arroz
y otras, pero es necesario ajustar las mejoras de los sistemas de abastecimiento de agua para proporcionar servicios a pedido
usando tecnologías de la información, como sensores de la humedad del suelo y la estimación de la evapotranspiración a partir
de datos satelitales, de manera de aumentar la eficiencia y la productividad del uso del agua en la agricultura.
Un reciente artículo del Brookings Institute titulado “¿Dónde se produce la mayoría de los alimentos?” afirma que “la naturaleza
de la agricultura es especialmente importante cuando se considera la posibilidad tentadora de eliminar la pobreza extrema
dentro de una generación”. Por lo tanto, considera importante hacer un análisis sobre el sector en un informe titulado “¿Qué
significa ‘agricultura’ hoy? Evaluando viejas preguntas con nueva evidencia”, que proporciona una visión general de los tipos de
cultivos en los países emergentes, basado en los datos de la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO).
Agricultura en el Perú
En el Perú, por ejemplo, ha crecido increíblemente en los últimos años. Mientras que, en 2000, las empresas agroexportadoras
peruanas exportaban bienes por menos de US$ 700 millones, valor que para el año 2017 bordea los US$ 6,000 millones (en
términos reales las exportaciones se cuadriplicaron).
La agricultura peruana ha convertido al Perú en uno de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo y es una
de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de
empleo formal rural y divisas para nuestro país.