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Según los criterios de Roma III se considera que un paciente sufre estreñimiento
cuando en más del 25% de las deposiciones, presenta dos o más de los
siguientes síntomas: precisa de un esfuerzo excesivo, presenta heces duras o
caprinas, no logra una sensación confortable de desocupación rectal, tiene
sensación de obstrucción en el área anorrectal, utiliza maniobras manuales para
facilitar la expulsión (extracción digital o compresión del suelo pélvico), o evacúa
menos de tres veces por semana.
1. Etiología
El estreñimiento agudo sugiere una causa orgánica, mientras que el
estreñimiento crónico puede ser orgánico o funcional.
En muchos pacientes, el estreñimiento se asocia con un movimiento lento de
materia fecal a lo largo del colon. Este retraso puede deberse a fármacos,
cuadros orgánicos o a un trastorno de la función defecatoria (es decir, disfunción
del suelo de la pelvis), o a un trastorno derivado de la dieta (ver Los alimentos a
menudo afectan a la función digestiva). Los pacientes con trastornos de la
defecación no generan fuerzas propulsivas rectales apropiadas, no relajan el
puborrectal ni el esfínter anal externo durante la defecación, o ambos. En el
síndrome del intestino irritable, los pacientes tienen síntomas (p. ej., molestias
abdominales y alteración del ritmo evacuatorio) pero, en general, el tránsito
colónico y las funciones anorrectales son normales. De todos modos, pueden
coexistir síndrome del intestino irritable y trastorno defecatorio.
El esfuerzo excesivo, quizás secundario a disfunción el suelo de la pelvis, puede
contribuir a la patología anorrectal (p. ej., hemorroides, fisuras anales y prolapso
rectal) y, posiblemente, incluso a síncope. La retención fecal (fecaloma), que
puede causar estreñimiento o ser secundaria a éste, también es común en
adultos mayores, sobre todo en caso de reposo prolongado en cama o menor
actividad física. Asimismo, es frecuente después de administrar bario por boca o
enema.
Se ha descrito una amplia miscelánea de fármacos causantes de estreñimiento.
Entre ellos cabe destacar la utilización de opiáceos, frecuentes en el control del
dolor crónico de pacientes oncológicos y los medicamentos con propiedades
anticolinérgicas. Entre ellos, los antidepresivos tricíclicos, antiespasmódicos,
fenotiacinas, utilizadas como agentes neurolépticos y las drogas
antimuscarínicas empleadas en el Parkinson. Los calcioantagonistas, los
antiácidos que poseen aluminio en su composición y los recientemente
incorporados antagonistas de los receptores de la serotonina, también deben ser
considerados entre la lista de fármacos capaces de justificar la aparición de
estreñimiento.