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Introducción
Este documento analiza la política y los programas dirigidos a la niñez temprana en Chile
(menores de 4 años), a partir de la Convención de los Derechos de los Niños y Niñas de
Naciones Unidas firmada por nuestro país en 1990 y la evidencia científica que existe sobre
los requerimientos del desarrollo infantil en los primeros años de vida.Para ello, este
documento se estructura en cinco secciones:
1. Derechos de los niños y características y requerimientos del desarrollo infantil.
La Convención de las Naciones Unidas plantea que cada niño y niña tiene derecho a un
nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. La
satisfacción de este derecho es responsabilidad de los padres o los encargados de su
crianza. El Estado a través de políticas públicas (incluida la legislación), tiene el deber de
apoyar a los padres en el cumplimiento de esta tarea.
¿Por qué es importante el desarrollo a edad temprana? ¿Qué es o implica para los niños a
esta edad?
Los trabajos en las áreas de la neurociencia, la psicología del desarrollo, la sociología y la
economía revelan que el período de desarrollo temprano –que incluye la etapa intrauterina–
puede demarcar trayectorias de salud, aprendizaje y conductas presentes y futuras de los
niños. Desfases y retrasos en el desarrollo temprano limitan el posterior avance del niño en
el sistema educacional y en la vida adulta, al punto que situaciones estresantes de los niños
a corta edad tienen una alta probabilidad de conducir a conductas disruptivas a edad más
avanzada. La neurociencia indica que el desarrollo de la estructura del cerebro está
determinado biológicamente en la fase prenatal y que el fundamento para su evolución
posterior depende de la interacción que el niño establezca a temprana edad con su entorno.
Los primeros 2 años de vida son el período de más rápido desarrollo del cerebro (conexión
celular). Entre los 2 y 5 años contribuyen a crear los fundamentos para aprendizajes
posteriores, tanto en la educación formal como en el despliegue de habilidades y
competencias sociales.
Existen mapas de habilidades y de progreso respecto de lo que es esperable que un niño
haga a determinada edad (meses en el caso del niño pequeño) y los apoyos que requiere
para desarrollarlas. En niños menores de 3 años las distintas dimensiones del desarrollo
están relacionadas de forma inextricable entre sí (es común distinguir entre la dimensión
física, emocional, mental y social). Es así como la no satisfacción de determinada necesidad
impacta negativamente la satisfacción de las otras y viceversa.
El desarrollo del niño es siempre en interacción con el entorno. Este nace en una familia y
vive sus primeros años en esta y en el entorno cercano que rodea la casa-habitación. Por
tanto, se trata de un núcleo que la política pública dirigida al desarrollo infantil temprano
debe considerar, incluir y fortalecer.
El ambiente de la familia y del entorno entrega protección al niño y, al mismo tiempo, lo
enfrenta a factores de riesgo. Los agentes de riesgo aluden a la situación material,
estabilidad y relaciones al interior de la familia y la comunidad. Los factores de protección,
se refieren a la confianza, afecto y comunicación en la familia, el “apego seguro” para el
niño y la posición y el lugar que este ocupa en la comunidad.
Factores de riesgo Factores de protección
Familia
– Pobreza: ingreso, alimentación
– Nivel de escolaridad
– Inestabilidad familiar
– Situaciones de estrés y falta de estimulación
– Malas relaciones familiares (de pareja y con hijos)
– Depresión materna
– Maltrato y abuso
– Higiene y condiciones sanitarias
– Seguridad (accidentes en el hogar) – “Apego seguro”
– Buena comunicación y clima en la familia
– “Pautas sanas” de crianza.
Comunidad, entorno local
– Nivel y calidad de vida
– Inseguridad física
– Inseguridad social (entre otros factores)
– Cohesión social, lazos de confianza y reciprocidad
– Condiciones sanitarias (entre otros elementos)
– Trabajo infantil – Valoración y estatus de los niños
– Espacios públicos, interacción y actividades con los niños
Desarrollo infantil: modelo ecológico
DROGAS:
Definiciones y conceptos:
Droga: toda sustancia natural o sintética, capaz de alterar la actividad psicológica del
individuo que la consume (definición OMS). MINSAL(1996): sustancia
farmacológicamente activa sobre el SNC que introducida en un organismo vivo, puede
llegar a producir alteraciones del comportamiento.
Uso: cuando la droga se usa con fines terapéuticos y, por lo tanto, permite la adaptación y
la sobrevivencia (relacionado con receta médica) (Egenau).
Abuso: MINSAL, 1996: uso de cualquier droga en una forma que se desvía de los patrones
médicos o sociales aprobados en un marco cultural. Jurídicamente se denomina así a
cualquier uso de una sustancia ilícita, en forma independiente de las consecuencias o
ubicuidad de tal uso.
Drogadicción: tendencia a aumentar el consumo, continuar el consumo y dependencia
(física y psicológica) de sus efectos (Egenau).
Tolerancia: tendencia a aumentar el consumo. El organismo necesita cada vez más
sustancia para sentir los mismos efectos (adaptación física a la sustancia) (Egenau).
Tolerancia cruzada: drogas que por similitud tienen efectos similares en el SNC (ej.
Benzodiacepinas y alcohol) (Egenau).
Dependencia física: el organismo desarrolla una habituación a funcionar con un
determinado nivel de droga. Se determina por el Síndrome de Abstinencia, caracterizado
por presentar los efectos opuestos que inducía la droga (Egenau).
Dependencia psicológica: relación existencial que se establece entre el individuo que
consume y los efectos de la droga (porque el individuo depende de la droga). Es lo más
relevante en el tema de las adicciones (Egenau).
Co-dependientes: mantienen el vínculo adictivo asumiendo las responsabilidades del que
consume, lo que impide que se vea el deterioro (comienzan a hacerse cargo del problema)
tema fundamental en el tratamiento (Egenau).
* Grupo de pares: Kandel (1982) desarrolla una teoría para predecir el uso de sustancias
basada en el conocimiento del uso de los pares, ligando los efectos de la influencia de los
pares con la droga usada. El efecto de los pares se centra en el uso por éstos y en la actitud
del adolescente hacia ese consumo. Diversos autores han mostrado cómo el consumo
adolescente aumenta en la medida que sus pares también la utilizan (Schilts, 1991; Selnow
y Crano, 1986; Williams y Smith, 1993). Florenzano plantea que cuando ni los compañeros
ni los amigos consumen, solo un 4,8% de los adolescentes lo hacen y si los compañeros o
los amigos lo hacen consumen un 14,3%; si lo hacen los compañeros y los amigos un
31,5% de los adolescentes lo hacen. Esto documenta el peso de los pares en el consumo
juvenil (Florenzano, 1998). El MINSAL también lo identifica como un factor de riesgo.
El MINSAL (1996) agrega un sentimiento de ser manipulados por las estructuras
formales, falta de oportunidades de participación y protagonismo, sentimiento de ser una
carga, carencia de proyecto de vida, sentimiento de estar desamparados y marginados,
seguimiento de un líder negativo, alto grado de confianza y simbiosis con pares. En
adolescentes se ve el fenómeno como una forma de emancipación, de parecer adultos.
* Familia: se ve que las conductas de riesgo en escolares, es más frecuente entre niños que
provienen de familias con situaciones que se han operacionalizado como disfunción
familiar (casos de separación matrimonial, historia de tratamiento psiquiátrico de los padres
e historias de tratamiento de alcoholismo de los padres), especialmente de las que presentan
maltrato infantil, consumirían más (Florenzano, 1998).
El ambiente familiar influye en alentar o desalentar el uso de drogas por los
adolescentes (Brook, Whiteman y Gordon, 1983; Horan & Straus, 1987), específicamente
el uso paternal y fraternal de drogas legales e ilegales. El mismo uso de sustancias es
autoreforzante ya que a menudo da alivio temporal a ambientes escolares, laborales o
familiares negativos (Florenzano, 1998).
El uso fraternal de sustancias (Murray y Perry, 1985) es un predictor de uso de
sustancias en adolescentes. Needle (1986) dice que los hermanos mayores son un grupo de
referencia importante para los hermanos menores, son modelos para el uso de drogas así
como fuentes de drogas. En este estudio, el uso por parte de los pares tiene mayor
relevancia que el uso por los hermanos mayores y éste más importancia que el uso por parte
de los padres (Florenzano, 1998).
En cuanto a la estructura de la familia y el uso de sustancias, Baumrind (1991)
muestra que la estructura familiar afecta el uso de sustancias por adolescentes, en especial
del sexo femenino: comparadas con niñas de familias uniparentales o con 2º matrimonio,
las adolescentes de familias intactas mostraron ser mas prosociales y con menos conductas
problemas y menos consumo de sustancias. Malkus (1994) al comparar familias que
consumían drogas con otras que no lo hacían, encontró correlaciones positivas entre el uso
de sustancias por los jóvenes y variables de dinámica familiar como: cohesión,
adaptabilidad familiar, fortalezas familiares, unión familiar, felicidad marital de los padres
y consumo de drogas y alcohol por los padres. También correlaciones con variables como
tamaño de la familia, status de la relación entre los padres, número de padres en la casa y
orden de nacimiento. El grado de monitoreo y de aplicación de normas se correlacionaba
negativamente con el consumo de alcohol de los adolescentes (Dishion &Loeber, 1985).
Con respecto a la estructura y dinámica de la familia, el Ministerio de Salud plantea que
son factores de riesgo los modelos deficientes de vida y falta de expectativas, padres
ausentes, estructura autoritaria, o permisiva, falta de afecto, incomunicación o diálogo solo
funcional, falta de respeto y aceptación por la individualidad, baja educación parental,
escasez de tiempo compartido, falta de estimulación-refuerzo y apoyo en las tareas del
desarrollo, crítica y desvalorización de los hijos, inconsistencia en la transmisión de
valores, falta de redes sociales de apoyo, contacto interfamiliares mínimos (casi la totalidad
de los contactos fuera de la familia son individuales) (MINSAL, 1996).
* Destrezas sociales: los programas que se centran en enseñar al adolescentes a “decir que
NO”, se centran en el entrenamiento de habilidades sociales, se basan en la suposición de
que existen individuos que usan drogas por carencia de habilidades sociales que llevan a no
saber rehusar las ofertas de sus pares. Habilidades sociales que influyen en el consumo de
sustancias (Florenzano, 1998):
1. Rechazo de la oferta de los pares: el entrenamiento en negarse a los ofrecimientos
de los pares, es una estrategia difundida. El éxito en especial para dejar el cigarro ha sido
documentado (Bukoski, 1986). Sugiere que poseer esta habilidad haría menos vulnerable al
uso de sustancias (Florenzano, 1998).
2. Habilidades sociales: la falta de destrezas sociales se correlaciona con el uso de
sustancias. Simons, Conger y Whitbeck (1988) encuentran que los adolescentes
abiertamente asertivos, que se aislaban o ambos, tendían a ser rechazados por los pares con
destrezas adecuadas. Tendían a afiliarse formando un grupo más desviado de las normas
sociales y proclives al uso de drogas.
3. Empatía: definido como la capacidad de comprender el mundo subjetivo de los
demás y se asocia con buenas relaciones con los pares. La mediación de la empatía es
importante para medir la vulnerabilidad del adolescentes para el uso de sustancias
(Florenzano, 1998).
* Factores laborales: labores y oficios con alto contacto con drogas, en los que el consumo
es habitual, ausentismo laboral, falta de responsabilidad en el trabajo, trabajo de tiempo
parcial, medio ambiente laboral con altos niveles de exigencia y competitividad (MINSAL,
1996).
* Edad: los resultados de varios estudios mostraron una progresión a través de varias
sustancias a medida que avanza la edad. La edad de comienzo se relaciona con el uso de
sustancias: el comienzo precoz se asocia a mayor uso de sustancias, mayor prevalencia de
alteraciones infantiles, mayores tasas de alteraciones neurológicas y mayores tasas de
conductas neuróticas (Tarter, Mezzich, 1992).
Programas de prevención:
Florenzano plantea que los programas de prevención de drogas pueden clasificarse entre los
que se centran en establecimientos educacionales y los que tratan de modificar las políticas
respecto al consumo a nivel global. En cuanto a los programas educativos, la evidencia dice
que su mayor impacto es mejorar el conocimiento sobre las drogas. Tobler (1986) los
clasifica así:
1. Programas orientados a los conocimientos: dar información sobre los efectos a
largo plazo de las drogas. Tienden a tratar de inducir temor para cambiar las actitudes y
conductas de consumo.
2. Estrategias de educación afectiva: se centran en la suposición de que los factores
psicológicos son centrales y promueven el desarrollo personal, la mejoría de la autoestima y
la clarificación de los valores. En comparación con otras, no se le da mayor importancia a
las drogas en sí mismas.
3. Destrezas de planeamiento de vida y de influencia social: se centran en promover
cambios en varios planos: destrezas sociales (saber decir que no, técnicas de resistencia
interpersonal, etc.), desarrollo de habilidades sociales y planeamiento vital.
4. Combinación de alternativas de conocimiento y afectivas: a la anterior se le
agrega información cognitiva de drogas y sus efectos.
5. Estrategias alternativas: se centran en alterar correlatos conductuales del uso de
drogas, reemplazando las conductas negativas por otras positivas
El modelo centrado en la influencia social y destrezas vitales fue el que tuvo un impacto
conductual más claro, seguido por las estrategias alternativas del tiempo libre y
capacitación laboral, en especial en grupos de deprivación socioeconómica.
Los programas efectivos de prevención de drogas comparten:
- una aproximación amplia que toma en cuenta el contexto social y ambiental,
dirigiéndose más a los factores antecedentes del riesgo que al consumo en si.
- tratan de focalizar al mismo tiempo, distintos componentes y niveles: escuelas,
padres, pares, medios de comunicación, sistema legal, distribuidores de sustancias legales y
servicios sociales preocupados de la juventud.
- Los sistemas escolares pueden ser el centro natural. Mientras más tempranos
comience actividades en relación a esto, más impacto tiene a la larga.
- En cuanto al entrenamiento de profesores, más que curriculum escritos bien
diseñados, es necesario profesores motivados a desarrollarlos y con, por lo menos, una
persona interesada, responsable formalmente del tema en la comunidad educativa,
- Al parecer tienen más impacto los programas desarrollados por pares, que tienen
mayor credibilidad que los adultos. Los programas que ofrecen de modelos estudiantes
mayores parecen ser especialmente interesantes.
- Cuando los programas se dirigen a grupos vulnerables, con % importante de niños
en alto riesgo, es importante diseñar desde el comienzo, actividades personalizadas para
trabajar con éstos y ofrecer tratamiento y rehabilitación cuando sea necesario.
Objetivo general: contribuir al proceso reparatorio del niño, niña o adolescente que ha
sufrido maltrato físico o psicológico grave, constitutivo de delito, y/o agresión sexual
infantil.
Objetivos específicos:
- Interrumpir la situación de maltrato y/o abuso, constitutivo de delito, mediante la
activación de mecanismos judiciales requeridos para resolver la situación legal de niño/a y
facilitar el acceso a la red de justicia.
- Favorecer el proceso de resignificación de la experiencia de maltrato o abuso en el
niño, niña o adolescente y el adulto responsable.
- Fortalecer los recursos familiares y sociales para el bienestar psicológico y social
del niño, niña o adolescente, víctima de maltrato y abusos.
Resultados esperados:
- Lograr la profundización de la evaluación de la situación de maltrato vivida en el
100% de las niñas, niños y adolescentes ingresados en el proyecto.
- Lograr la interrupción del maltrato en el 100% de los casos que ingresan al centro.
- Lograr la resignificación de la experiencia abusiva en un 70% de los casos.
- Lograr el egreso exitoso del proyecto en un 70% de los casos
- Lograr que el 70% de los adultos responsables desarrollen y fortalezcan pautas de
relaciones protectoras
La duración de la intervención es de hasta 12 meses si existe un adulto responsable y hasta
18 meses si no existe un adulto responsable.
Los hechos de maltrato infantil constitutivo de delito, de acuerdo a la ley n° 19.927 de
delitos sexuales son los siguientes:
- Agresión sexual, en cualquiera de sus formas, de niños, niñas y adolescentes.
Incluyen la violación (13 hacia atrás), el estupro (14-18, relación de poder), el abuso sexual,
sodomía, exposición a niños/as a actos de significación sexual y pornografía infantil.
- Maltrato físico grave sufrido por niños, niñas y adolescentes. Se incluyen aquí a
todos los niños, niñas o adolescentes que ven comprometida su integridad física y
psicológica a causa del ejercicio de violencia externa.
Metodología de atención ambulatoria, que considera el contexto social y cultural, incluidas
las cosmovisiones que pueden tener, del niño, niña o adolescente, que facilite su plena
participación y la de su familia.
Fases de la intervención:
1) fase de evaluación de ingreso: tiene la finalidad de evaluar si los antecedentes del
niño dan cuenta de la existencia del ejercicio de maltrato físico o psicológico grave y/o
agresión sexual y la pertinencia de adoptar medidas de urgencia en pro del resguardo de los
derechos de protección especial.
2) Diseño de plan de tratamiento individualizado o PII: serie planificada de acciones a
seguir según los objetivos de intervención propuestas para cada niño y su familia.
3) Ejecución del plan de intervención individual: Apoyo social y psicológico del niño
y la familia.
4) Egreso y seguimiento: proceso de progresiva autonomía del niño y familia respecto
del proyecto especializado y depende del logro de objetivos del PII
*contar caso de CCL
Propuesta de protocolo