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Del paradigma de la

enseñanza al paradigma del


aprendizaje

El paradigma conductual recibe diversos nombres, siendo los más comunes: tecnológico, clásico,
positivista, tecnológico - positivista, sistema cerrado. y se centra sólo en conductas observables, medibles y
cuantificables. Surge a principios de siglo y sus representantes principales son Thorndike, Pavlov y
Watson. Posteriormente el desarrollo fundamental de este paradigma corresponde a Skinner. Sus
coordenadas históricas más representativas son el positivismo de Comte, el empirismo de Hume y S. Mill y
el funcionalismo americano de W. James. Su oposición al estructuralismo de Wunt que estudia los modelos
mentales es total, defendiendo en el marco de la revolución industrial, un modelo de obsesión por la
eficacia medible. Watson publica en 1913, en Psicological Rewiew, su famoso artículo Psychology as the
behaviorist views it, que sirve de manifiesto al nuevo paradigma. Entre otras cosas dice lo siguiente: "La
psicología tal como la ve un conductista es una rama puramente objetiva y experimental de las ciencias
naturales. Su objetivo teórico es el control y la. predicción de la conducta... Creo que el conductismo es el
único funcionalismo lógico y consistente... La psicología tomaría como punto de partida, en primer lugar,
el hecho observable de que el organismo, el humano y el animal, se ha de adaptar al medio a través de la
herencia y el hábito... En un sistema psicológico elaborado, una vez dada la respuesta se puede determinar
el estímulo y dado éste se puede predecir la respuesta". También en esta misma década el positivismo y el
conductismo se aplican a las organizaciones y más en concreto a la organización empresarial. Taylor
publica en 1911 su obra Principios y métodos de administración científica en la que realiza el estudio
científico de cada tarea (conducta) en la empresa para precisar los métodos, tiempos y movimientos más
adecuados para su realización. Bobbit en 1918 en su obra The Curriculum aplica las ideas conductistas al
desarrollo curricular, tratando de construir el currículum científico.

A opinión personal, Ausubel y el Sistema Preventivo, coinciden en varios ejes que se relacionan. Por un
lado el saber que el niño trae con si saberes previos, y que el docente es quien debe tomarlos en cuenta a la
hora de enseñar. Por otro lado, ambos sostienen que el educador es quien debe generar un vínculo de
confianza para que el niño se sienta motivado a la hora de la adquisición de nuevos conocimientos (que
tienen que ser cercanos a su realidad para poder comprenderlos).

Una educación ideal sería combinar estas dos “teorías”, por un lado todo lo que hace referencia a los
cognitivo (Ausubel) y por otro todo lo que complementa el carácter salesiano (Sistema Preventivo). No es
una utopía pensar que se pueden combinar ambos factores; un buen educador, sabe que el niño requiere no
solo de conocimientos teóricos sino también que necesita de un clima afectivo, de confianza y de seguridad
para poder aprender.

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Un docente no solo debe proporcionar los contenidos teóricos, sino que también debe querer a los
jóvenes, amar su profesión y por sobre todo estar seguro de su vocación, de su llamado a ser; tal
como lo establece Don Bosco en el S.P: un educador no solo debe entender al niño sino también que
lo debe amar, debe estar atento a sus necesidades, y por sobre todo debe estar dispuesto a dar todo
por ellos. Un buen docente no es aquel que al evaluar consigue excelentes notas, sino aquel, que a
pesar de evaluar, consigue el cariño de sus alumnos. El respeto debe ser mutuo, no hay que
desvalorizar al niño, no hay que reducir la enseñanza a las aulas; el docente, educa en todo momento,
tanto en la clase como en el patio.

Ausubel y Don Bosco, dan importancia al aprendizaje significativo, en donde el niño es capaz de
utilizar sus saberes previos para poder relacionarlos con la nueva información. Los contenidos tienen
que tener una significatividad lógica y psicológica para que el niño logre un buen aprendizaje y
resistente al olvido.

A modo de cierre, es importante destacar el rol de Don Bosco como educador salesiano, ya que, le da
otra perspectiva al acto educativo sin dejar de lado la importancia al estudio. “Siempre intento que
los jóvenes no descuiden el estudio ni siquiera en sus tiempos de ocio”.

Ojala todos los educadores de hoy en día tengan el mismo lema a la hora de enseñar como lo tenía
nuestro Padre Don Bosco: “Me basta que sean jóvenes para que los ame, y solo entre ustedes me
siento feliz”.

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