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 (Chartier, 1995: 8-9). Chartier aportaba un punto sustancial: hay procedimientos que

aseguran la conexión de la historia con la veracidad, estos son el documento como

prueba, y la vigilancia de los pares.

 Etimológicamente archivo se relaciona con el comienzo (origen); y con la autoridad

y la custodia (arconte, reserva). Funciona de esa manera en la operación cotidiana.

No solo se trata de algo que es (objeto, texto, imagen), sino de lo que es por

investidura previa: quien lo guarda, lo constituye en origi-nal y le infunde la

capacidad de hablar por el acontecimiento

 El archivo histórico no es cualquier archivo y por eso hacemos es-tas salvedades.

Cuando ahondamos sobre repositorios que formulan la producción de la evidencia

para las disciplinas (fundamentalmente la historia y la antropología y sociología

históricas), somos conscien-tes de que dejamos fuera otras lógicas (las del archivo

que funciona como rastro del pasado para acciones del presente: registros civiles,

notarías, archivos de catastro, etc.). En todos los casos, sin embargo, la dimensión

de “institucionalización” del archivo es clave. La relación actual entre archivo y

Estado es esquiva y difícil.

 El archivo es una amenaza latente para el Estado. El propio registro de pugnas,

voces diversas y subversiones a la legitimidad y al orden se vuelven una amenaza al

sentido mismo de su legitimidad. De ahí el vaivén entre, por un lado, la producción

constante y extenuante de documentos “de Estado” y su laberíntica burocracia que

desemboca en la expansión de archivos; y por otro su caótica existencia, su confuso


funcionamiento y en muchos casos, su deliberada y celosa secrecía o negativa de

apertura

 La “obediencia” que genera la burocracia, trabajada de forma magistral por Weber

cuando planteó que la administración es, ante todo, una forma cotidiana de

dominación. Es importante aclarar que no solo los protocolos de la disciplina nos

constriñen, como profesionales, al acto de fe con la prueba y con el “papel”.

También lo hace la propia cultura de la obediencia a la administración, gestión y

burocratización de la experiencia a través de la cual nos construimos como sujetos y

ciudadanos

 Para que adquiera sentido cohesivo esa cultura de obediencia, una noción de

comunidad tiene que ser creada por el Estado, y se trata básicamente de una

“comunidad de tiempo” en la que el archivo cumple una función basal: instalar la

noción de que es un tiempo vacío y homogéneo que nos pertenece a todos

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