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El tiempo de la adolescencia
Su clínica
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Dictado por
Estela Gurman
Comenzar este ciclo por lo que nos es dado a ver, en ese o esos cuerpos que se
metamorfosean, evocándonos lo que magistralmente Kafka nos a legado en su relato así
llamado “La metamorfosis”, no es cuestión casual. No se trata de poner un punto de
partida como orden causal o como pura cronología, sino de tratar de establecer desde lo
que irrumpe y destituye, como se van a ir produciendo o no, reordenamientos que
implican esa idea tan cara a Freud que es la idea de trabajo. Trabajo de anudamientos,
trabajo de elaboraciones y tramitaciones subjetivas que no son sin angustia, dolor y pena.
También, partir de lo que nos es dado a ver, ofrecido a nuestra mirada, es para
desengañarnos precisamente de esa imagen que como tal puede desorientarnos en
nuestra trayectoria.
Si el estadio del espejo tal como lo describe Lacan, permitirá la asunción de una
imagen integrada, donde en la anticipación que el otro me ofrece encontrare la
unificación a mi fragmentación, la pubertad logra romper ese espejo y lograr a fragmentar
la imagen lograda, o lograda al menos parcialmente. Anticipación y prematuracion
vuelven a instalarse.
La transformación de los genitales no pueden dar aun respuesta a la cuestión del sexo,
al menos no otras respuestas que las que provienen de actividad autoerotica infantil y de
las teorías y fantasías que les son propias.
Sin embargo ha de ser en este tiempo (segundo tiempo según Freud) en que ciertas
cuestiones habrán de ponerse en juego para que al decir del mismo “se introduzcan
cambios que lleven la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva”. Por
supuesto podemos pensar aquí lo que se dice normal como neurótico y lo definitivo como
esa interrogación que siempre ha de estar presente.
Sigamos con algo de este texto que es el tercer ensayo de “Teoría sexual”, el llamado
“La metamorfosis de la pubertad”. Cito a su autor: “la pulsion sexual era hasta entonces
predominantemente autoerotica, ahora halla al objeto sexual. Hasta ese momento actuaba
partiendo de pulsiones y zonas erógenas singulares que, independientemente unas de
otras, buscaban un cierto placer en calidad de única meta sexual. Ahora es dada una
nueva meta sexual...etc.
Esto ultimo parece ser lo nuevo, nueva meta, pero también como cuestión importante
la re-union de las dos corrientes dirigidas al objeto: la sensual y la tierna; como así
también la “separación tajante entre lo masculino y lo femenino”.
Pero volvamos a esa cierta anterioridad lógica donde la actividad autoerotica prima. Es
decir donde el placer obtenido no se ordena sino en relación al propio cuerpo o a partes
del mismo. El cuerpo del otro no tiene mayor relevancia. No es nada del orden de la
diferencia lo que sostiene a esta actividad. La actividad masturbatoria cobra primacía no
o no solo por su función de descarga ( siempre en menos) sino por el peculiar peso de los
componentes de la fantasía. En esta línea cabe señalar la importancia que guarda para la
conformación final de la sexualidad, ya que en el decir de Freud: “la elección de objeto se
consuma primero en la esfera de la representación y es difícil que la vida sexual del joven
que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea
representaciones no destinadas a ejecutarse”.
Que la falta en términos de castración se reinstale en este segundo tiempo, será de otra
manera, tendrá que estar sostenida no solo en un plano imaginario, sino en la asunción de
un real, el de un cuerpo que como protagonista accederá a una historia donde la
posibilidad de engendrar implicara también asumir la castración. Castración en el Otro, y
también la propia. Muerte y sexualidad unidos, aunque serán tematizados quizás mas
adelante, en ese otro tiempo llamado adolescencia. Tiempo en que la producción
intelectual y fantasmatica se apoderará de dicho tema, así como también en el decir de
Freud la novela familiar se apoderara del tema de las relaciones familiares.
He aquí como lo dice el mismo Freud “desde el lado psíquico se consuma el hallazgo
de objeto preparado desde la más temprana infancia”. “Cuando la primerisma satisfacción
sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la pulsion sexual tenia un objeto fuera
del cuerpo propio, el pecho materno. Lo perdió solo mas tarde, quizás justo en la época
en que el niño pudo formarse la representación global de la persona a quien pertenecía el
órgano que le dispensaba satisfacción. Después la pulsion sexual pasa a ser, regularmente
autoerotica, y solo luego de superado el periodo de latencia se reestablece la relación
originaria ......El hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un reencuentro”.
Esta cuestión del objeto, no es cuestión fácil. Ya vemos que pasamos de un encuentro
a un re-hallazgo, esto implica ciertas complicaciones, dado que nunca habrá verdadero
reencuentro.
Nuevamente, ¿de qué objeto se trata? Si de la pulsion se tratara, sabemos que no hay
encuentros sino rodeos, el objeto u objetos en tanto parciales operan dando lugar a que la
pulsion dibuje su circuito, no hay otra cosa.
Podemos entonces pensar que el objeto de que se trata es aquel que va a conformar
precisamente el fantasma, aquel que ha dejado de estar en el cuerpo propio y ha adquirido
un lugar en los dominios psíquicos, entramado en esa relación singular que define al
fantasma y que implica al sujeto dividido en conjunción- disyunción con ese peculiar
objeto llamado por Lacan objeto a.
Quisiera aquí agregar, citando a Lacan aquello que a mi entender nos da las
coordenadas para ubicar lo que esta en juego como sexualidad en cualquier ser humano y
por lo tanto, en el púber, que es de quien nos estamos ocupando aquí. Paso a citarlo “lo
que debe hacer como hombre o como mujer, el ser humano lo tiene que aprender por
entero del Otro”. Luego ...... “Que la pulsion parcial, sea lo que allí lo orienta, es solo la
pulsion parcial representa en el psiquismo las consecuencias de la sexualidad, indica que
se la sexualidad esta representada en el psiquismo por una relación del sujeto que se
deduce de algo que no es la propia sexualidad. La sexualidad se instaura en el campo del
sujeto por la vía de la falta”.
Seria redundante agregar a esto que tan claramente nos señala su autor, que la
sexualidad de la que nos ocupamos tiene precisamente la particularidad de que no hay
acceso a ella sin el Otro, y esto es precisamente lo que convierte la tarea a efectivizarse
en la pubertad como peculiarmente difícil. Tan así, que Freud ubica allí, cierta
significatividad patógena, anclada en parte en esa característica específicamente humana
que hace que la sexualidad se despliegue en dos tiempos. A este segundo tiempo le
adjudica una potencialidad regresiva, dada la fuerte atracción de lo que denomina los
arquetipos infantiles y la fuerza del embate pulsional desorganizante.
Digo además que no es para desconocer este factor ya que esto suele manifestarse
clínicamente, los elementos regresivos que la pubertad desata suelen ser precisamente
motivos que llevan a la consulta a aquellos (padres, maestros, etc) que no entienden que
les pasa, como tampoco lo entienden los propios protagonistas.
Este será precisamente el tema que nos reunirá una próxima vez.