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Masotta, O.: “Lecturas de psicoanálisis. Freud, Lacan” 1ª ed. 7ª reimp.

–Buenos Aires: Paidos,


2010.

VI. El Falo: fundamento del fundamento

Las tres protofantasias (seducción, escena primaria y castración) constituyen ese campo de
intrincadas relaciones del complejo de Edipo. De ello sacamos en conclusión que debíamos ir a
la teoría a buscar el complejo de Edipo. Del complejo de Edipo destacábamos el eje de su
dinámica: el Falo. Todo lo que es analizable en psicoanálisis tiene que ver con la castración y
por lo mismo con el falo. El referente fundamental de toda la interpretación es la cosa fálica,
fundante del complejo de Edipo.

El falo no es el pene, es la premisa universal del pene. El falo es irrepresentable porque no es


el pene real sino algo que tiene que ver con el orden de la legalidad –y una ley no se puede
dibujar. Entonces al concepto mayor de la teoría, el complejo de Edipo, lo consideraremos una
confrontación entre la premisa universal y la experiencia de la diferencia de los sexos.

Complejo de castración ya indica con la palabra complejo la complejidad de relaciones que lo


constituyen, en cambio amenaza de castración es el nombre del complejo en el hombre, que
teniendo pene teme perderlo.

En el artículo de Freud “La organización genital infantil” se encuentra la base de la teoría fálica
y por consiguiente del complejo de castración. Los seis puntos fundamentales son:

1. La definición de Falo: Freud dice que la sexualidad del niño se define entre los 2 y los 5
años. Al final de esta fase ya tiene decidida su elección de objeto (heterosexual u
homosexual). Y en este sentido no hay diferencia entre el niño y el púber, o entre el niño
y el adulto. Sin embargo, dice, el adulto esta genitalizado, lo que significa que ha
realizado la síntesis de las pulsiones parciales en la genitalidad. No obstante el niño
también esta genitalizado, aunque en forma sui generis: para él en esta etapa existe
solo un órgano que atrae su interés, el masculino.

2. La elevación del falo a estatuto de fase: fase implica obligatoriedad en el tiempo, mas
emergencia de una estructura nueva; periodo de latencia quiere decir que hay un
tiempo de aparición en la secuencia e implica obligatoriedad, pero no hay surgimiento
de una estructura nueva. Esta es la mejor manera de entender el periodo de latencia:
hay un silenciamiento, no aparece ninguna estructura nueva. No hay que entender en
sentido literal este término, como cese de la actividad genital del nenito, ya que no hay
tal cese.

Lo específico de esta fase es que introduce una relación de objeto allí donde no hay
objeto. La relación ahora, y esto es lo que obliga a introducir la fase fálica, es la falta de
objeto (la castración en tanto que falta de objeto), lo que supone el dominio de la
fantasía. La fantasía de castración no es más que esto. El nenito cuando ve a una
nenita piensa: si ella no lo tiene, como debería tenerlo de acuerdo con la premisa, es
que ha hecho algo malo y se lo han cortado. Esto es la fantasía de castración. Un
pequeño mito con el que se trata de explicar algo verdaderamente molesto y que no
tiene explicación: es la deducción de que la diferencia anotómica es resultado de un
acto. Si no tiene, es que le fue cortado. Por este motivo aparece contra el fondo alguien
que se lo cortó, la figura del castigador, el padre.

3. Una advertencia fundamental: tratándose del complejo de castración, lo que está en


juego es la pérdida del pene (perdida fantaseada) y ningún otro tipo de perdida, como el
destete o la perdida de los excrementos o el trauma del nacimiento postulado por Rank.
Estas otras perdidas no definen al complejo de castración. La diferencia es que no hay
ninguna experiencia real de la castración, es una mera fantasía, en las otras pérdidas
anteriores, si hubo experiencia. Por eso las primeras experiencias, en tanto referidas a
objetos reales, no podían nunca fundar una estructura de la fantasía, donde lo que está
en juego ahora es una falta imaginaria.

4. Otra advertencia: el aspecto terrorífico que producen los genitales castrados de la


mujer. Hace referencia a un artículo de Ferenczi sobre la cabeza de medusa. Pero
Freud agrega que ese temor no es temor ante cualquier mujer, sino que es el terror ante
la castración de la madre, la falta de pene en la madre.

5. La descripción de las oposiciones que caracterizan a las fases del desarrollo. Freud dice
que en la fase oral la oposición fundamental es sujeto – objeto; en la fase anal la
oposición es activo – pasivo; en la fase fálica la oposición es genital masculino –
castración y solo al final del desarrollo, en la fase genital, se dará la oposición masculino
– femenino. Fíjense que la oposición masculino – femenino no aparece de entrada, son
conclusiones del desarrollo. No se nace ni hombre ni mujer.
6. Las dos respuestas a la pregunta sobre la motivación. O sea, porque el pene es elegido
para elevarlo a nivel de fase, porque no la premisa universal de la vagina. Las dos
respuestas que da Freud son: la primera por la estética y la segunda por la clínica.

Razón estética: por ser un órgano del cuerpo con propiedades visuales especiales,
como apéndice saliente, dotado de la propiedad de cambiar de tamaño, por su
erectibilidad. La vagina en cambio no se ve.

Razón clínica: Juanito le atribuye un pene a todas las coas y no quiere reconocer hasta
muy tardíamente que la madre no lo posee.

La pobreza de estas respuestas tiene que ver con el nivel de análisis y no con la
pobreza inherente a la teoría: es decir que, en verdad, son puntos de partida y, por
tanto, no pueden estar muy fundados empíricamente ya que son los fundamentos de la
teoría en su conjunto.

¿Qué es lo que busca la mujer? Proyectar sobre la imagen del hombre la posibilidad de que le
dé un hijo. Lo que busca es el hijo del hombre. Para la mujer el hijo es lo único que la puede
colmar de su falta de pene. Con el hijo consigue el pene que no tuvo. Al final de su desarrollo,
la mujer produce la equivalencia: chico = falo.

El desarrollo de la mujer queda entonces así: en la etapa preedipica, fuerte ligazón a la madre
sobre el fondo de la ilusión fálica. Después, decepción por la experiencia de la diferencia de los
sexos y abandono de la madre. Entrada en el complejo de Edipo. En consecuencia busca al
padre, no por el pene, sino para proyectar en él la posibilidad de un hijo. Finalmente,
realización de la equivalencia: hijo = pene. En algún punto de este camino, como tiene que
introducir al hombre de alguna manera en la estructura, tuvo que pasar del objeto primero, la
madre, al padre, y a su vez tuvo que erogenizar la vagina, que de entrada no lo estaba –la
vagina es al principio silenciosa-.

Dada la complicación que presenta el desarrollo en la mujer, Freud le ve tres posibles salidas.
Una de ellas sería el rechazo, ante la dificultad del desarrollo, de toda sexualidad, es decir, la
frigidez. Otro camino seria la creencia imaginaria de que de alguna manera tiene pene o de que
va a conseguirlo, lo que la llevaría a una elección homosexual de objeto. Y la tercera vía, que
llevaría a la “normalidad”, que supone la ecuación chico = falo.

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