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LENGUA ESPAÑOLA II - 2021

Formador: LUCAS BERTONE

SESIÓN 1 – 1era Parte

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La pragmática

Se entiende por Pragmática la disciplina cuyo objeto de estudio es el uso del lenguaje en
función de la relación que se establece entre enunciado-contexto-interlocutores. Dicho de otro
modo, la pragmática se interesa por analizar cómo los hablantes producen e interpretan
enunciados en contexto; de ahí que tome en consideración los factores extralingüísticos que
determinan el uso del lenguaje, a los que no puede hacer referencia un estudio puramente
gramatical, tales como los interlocutores, la intención comunicativa, el contexto o el
conocimiento del mundo.

La comunicación humana es muy compleja, definirla como la transmisión de información


de un emisor a un receptor no da cuenta de esta complejidad. Para que esto suceda, el código
utilizado debería ser claro, preciso y sumamente estable. Es muy común preguntarnos
durante cualquier conversación “¿qué me quiso decir?”. Esto es así porque en la comunicación
humana se ponen en juego códigos muy complejos al mismo tiempo: el lenguaje verbal, los
gestos, la mirada, la posición corporal. Lo que una persona dice suele ser el resultado
combinado de todo ello.

¿Cómo nos comunicamos, entonces? El receptor del mensaje tiene en cuenta todos
estos elementos al mismo tiempo, y va construyendo (es decir, interpretando) una
significación del mensaje que recibe. La cuestión puede tornarse más complicada, porque para
entender lo que efectivamente están comunicándonos, no solo registramos esos detalles, sino
que también recurrimos a otros elementos como: el conocimiento previo de la persona que
nos habla, nuestra experiencia respecto de otras circunstancias en las que escuchamos decir
cosas similares, nuestra apreciación del momento y las circunstancias en las que se da ese
diálogo, entre otras.

La comunicación incluye también datos acerca de los interlocutores y la situación en la


que estos se encuentran. Cuando nos dirigimos a un profesor, por ejemplo, no utilizamos las
mismas palabras que cuando conversamos con un compañero de clase, o el médico, o un
vendedor de comercio. En este sentido podemos diferenciar dos niveles de funcionamiento: el
enunciado y la enunciación. El enunciado es una unidad de comunicativa, es decir, que su
significado depende de la situación comunicativa en la que se produce. La enunciación es las
distintas maneras en que un mensaje puede ser dicho. El que habla se posiciona en un lugar
específico y, al mismo tiempo, posiciona a su interlocutor. Cuando alguien habla está diciendo
indirectamente “quién soy yo” y “quién es mi destinatario”. Entonces, el emisor es la persona
real que habla, y el enunciador es la manera en que éste se posiciona en su discurso. Un
mismo emisor puede decir:

A ) ¿Podés cerrar la puerta, por favor?

B) ¡En nombre de la dirección le ordeno cerrar esa puerta inmediatamente!

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En este caso hay enunciadores diferentes, aunque se trate del mismo emisor. En un caso
se trata de un enunciador sin poder, y en el otro muestra el poder que le da la situación.

También tenemos que distinguir al receptor, aquel que efectivamente recibe el


mensaje, del destinatario, a quien va dirigido. Por ejemplo en un programa de televisión para
chicos el emisor dice: “¡hola chicos!”. Aunque algún adulto pueda estar mirando el programa,
no es destinatario de ese mensaje, aunque sí receptor.

Los elementos que conectan el enunciado con su enunciación se llaman deícticos que
son palabras que muestran la situación de enunciación del enunciado. Existen varios deícticos:

de persona: yo, mi, su.

de lugar: aquí, allí, este, aquel.

de tiempo: ahora, entonces, pronto.

de cantidad: tanto (‘esa cantidad’).

de modo: así (‘ese modo’).

Hay otros términos que introducen una valoración del mundo que el enunciador realiza
en la enunciación. En expresiones como “la fiesta es aburrida” o “la iluminación es excelente”
estamos utilizando adjetivos para calificar de lo que estamos hablando.

Actos de habla

Cuando los hablantes queremos construir mensajes, seleccionamos algunos de los


signos que la lengua nos ofrece para transmitir la idea que deseamos comunicar, y la
combinamos de manera adecuada para que nuestro interlocutor entienda.

Así, cada vez que saludamos a alguien, le decimos que lo queremos, nos quejamos,
exponemos un tema, etc., es decir, realizamos actos de habla, que constituyen las unidades
mínimas de la comunicación humana. En todo acto de habla, por lo tanto, podemos reconocer
un enunciado y su acción comunicativa:

El enunciado: lo que decimos en una situación comunicativa determinada de acuerdo


con las reglas de la lengua.

La acción comunicativa: lo que hacemos con las palabras cuando hablamos, la intención
de nuestros actos de habla.

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Muchas veces cuando hablamos expresamos directamente nuestra intención
comunicativa. Por lo tanto , la acción de lo que decimos es explícita, por ejemplo:

Estamos en el aula. Hace mucho frío y las ventanas están abiertas. Ignacio, que acaba de
llegar, dice: “cierren las ventanas, por favor”.

En otras ocasiones, el significado del enunciado no coincide con la acción que se efectúa,
por ejemplo:

Dos amigas, Lucre y Mariana, están en la habitación de esta última, cambiándose para
salir a bailar. Lucre quiere que Mariana le preste una remera que le gusta. En lugar de pedírsela
directamente, dice: “Mariana, el color de esa remera queda bárbaro con mi pantalón.”

En el primer ejemplo, las palabras de Ignacio hacen referencia explícita al propósito de


su mensaje, expresan con claridad la intención del acto. Decimos que el acto de habla es
directo. En el segundo, las palabras de Lucre hacen que su interlocutora tenga que inferir el
significado real; su intención es diferente de la que expresa literalmente. En este caso el acto
de habla es indirecto.

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