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IMPORTANCIA DE LA IDENTIFICACIÓN DEL ESTILO DE APRENDIZAJE

DEL PROFESOR Y DE CADA UNO DE LOS ESTUDIANTES PARA LA


ORIENTACIÓN DEL PROCESO FORMATIVO

Para la labor docente es de gran relevancia conocer cuál es la forma más atractiva
que encuentran sus estudiantes para interiorizar mucho mejor las temáticas
dadas. Y para ello, identificar el estilo de aprendizaje de los alumnos es un paso
importante. No solo les ayuda a ellos, sino también al docente. Claro, a simple
vista parece sencillo, pero no lo es. Pues no se trata sólo de analizar a un
estudiante que tenga dificultades, lo ideal sería que conocer a todos los que tenga
a su cargo. Pero antes, el propio docente debe tener claro cómo adquiere sus
conocimientos y cómo los transmite. Es decir, de qué manera aprende y de qué
manera enseña.
De manera que antes de analizar lo antes señalado, es pertinente saber a qué nos
referimos cuando hablamos de estilos de aprendizaje. En opinión personal, estilos
de aprendizaje se refiera a “aquellas herramientas sencillas, y con la cual se sienta
a gusto, que puede utilizar una persona para adquirir un conocimiento, más allá de
que se considere práctico o no”. Sin embargo, hay quienes tienen opiniones
diferentes o similares, como es el caso de Barrantes (2007), quien señala que los
estilos de aprendizaje son los “métodos o estrategias que cada uno de nosotros
utiliza para aprender”. O Keefe (1988), quien afirma que “Los estilos de
aprendizaje son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos, que sirven como
indicadores relativamente estables, de cómo los discentes perciben, interaccionan
y responden a sus ambientes de aprendizaje”.
Otros como Honey y Mumford (1989) especifican más sobre los estilos de
aprendizaje y distinguen cuatro de ellos, con los cuales nos vamos a basar: el
activo (Se implican plenamente y con entusiasmo en nuevas tareas), el reflexivo
(Recogen datos y los analizan con detenimiento), el teórico (Usan la lógica para
resolver problemas) y el pragmático (Buscan la rápida aplicación práctica de las
ideas, descubriendo el lado positivo).

Teniendo claro lo anterior y regresando a lo que se planteó en el inicio, el docente


debe identificar cual es el estilo con que él aprende y con cual se siente cómodo
en el proceso formativo. Una vez que lo haya distinguido, deberá proceder a
analizar el de sus alumnos. ¿Cómo puede hacer esto? A través de dinámicas o
talleres que involucren a todos los estudiantes, y a partir de ahí, observar quienes
son entusiastas, receptivos, analíticos o impulsivos con las mismas.

Cabe señalar que no es una tarea que el docente deba hacer en un día, pero entre
más rápido conozca los estilos de sus alumnos, su labor como docente será más
sencilla y fácil. También será enriquecedor orientar al alumno para que el mismo
se conozca y por sí mismo, busque herramientas que le ayuden en su proceso
desde casa.

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