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DEL META
2022
TABLA DE CONTENIDO
2. La cuestión de la tierra
2. LA CUESTIÓN DE LA TIERRA
2.1 Estructura de la tenencia de la tierra en Colombia y el Meta
Para empezar este capítulo y para comprender de qué forma se evidencia la estructura y tenencia
de la tierra es fundamental comenzar retomando el concepto de tenencia de tierra y por qué es
importante tenerlo en cuenta en el momento de abordar momentos históricos alrededor de este
recurso; Según la FAO (2003) la tenencia de la tierra se define desde el ámbito jurídico, entre
individuos y colectivos con respecto a la “tierra”, añadiendo además el acceso a otros recursos
como el agua y los bosques, asimismo se acoge este recurso y lo que engloba como una
institución que regula o controla el comportamiento de los individuos y la relación que estos
tienen con su entorno a través de normas.
Ahora bien, bajo un sistema social como el capitalismo las reglas sobre la tenencia definen de
qué manera se asignan los derechos de propiedad alrededor de ésta, además de definir como se
otorgan los derechos de acceder, controlar y transferir la tierra. En otras palabras y trayendo a
colación lo desarrollado por la FAO (2003) los sistemas de tenencia de la tierra determinan quién
puede utilizar qué recursos, durante cuánto tiempo y bajo qué circunstancias, siendo así, estas
divisiones hacen parte importante de la estructuras sociales, económicas y políticas ya que
recogen aspectos sociales, técnicos, económicos, institucionales, jurídicos y políticos que en
Colombia no son tan tenidos en cuenta pero que ayudan a construir una red de intereses, entre los
cuales están los siguientes:
Intereses dominantes: cuando un poder soberano, por ejemplo, una nación o una
comunidad, tiene facultades para asignar o redistribuir la tierra mediante expropiación.
Intereses superpuestos: cuando varias partes han recibido derechos diferentes sobre la
misma parcela de tierra, por ejemplo, una parte puede tener derecho de arrendamiento y
otro derecho de paso.
Intereses complementarios: cuando diferentes partes tienen el mismo interés en la
misma parcela de tierra, por ejemplo, cuando los miembros de una comunidad comparten
los derechos comunes a la tierra de pastoreo.
Intereses enfrentados: cuando diferentes partes reclaman los mismos intereses en la
misma parcela de tierra, por ejemplo, cuando dos partes reclaman independientemente el
derecho a la utilización exclusiva de una parcela de tierra de cultivo. Los conflictos por la
tenencia de la tierra suelen ser consecuencia de la existencia de reivindicaciones
opuestas.
Ahora bien, la tenencia de la tierra se divide principalmente en cuatro categorías siendo así:
Privada, la cual puede ser asignada a un individuo o una pareja, grupo pequeño de personas o
entidades comerciales u organizaciones sin fines de lucro, un ejemplo de ésta podría ser el acceso
y derecho dado a parcelas agrícolas, residenciales y bosques, evitando que otros miembros
puedan acceder a estos lugares sin consentimiento de los dueños del espacio. La segunda es la
comunal que como su nombre lo indica es el derecho que se le otorga a una comunidad en que
los miembros pueden acceder a estos espacios, el ejemplo que plantea la FAO (2003) es el poder
llevar ganado a un pastizal común. La tercera es el libre acceso en el que no se le asignan
derechos especiales a nadie y los lugares no son restringidos como sería el acceso al mar y
algunos bosques que, aunque tienen reglas enfocadas a seguridad y conservación entrada libre
por decirlo de alguna forma. Para finalizar, la cuarta es la estatal en la cual se asignan derechos
de propiedad a entes del sector público, como se podría evidenciar en países en los que los lotes
forestales son asignados al mandato estatal.
Antes de pasar al siguiente punto considero de gran importancia hablar de lo importante que es
tratar la tenencia y estructura de las tierras para la población rural (pensar qué pasa en el ámbito
urbano), la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental; en países con antecedentes de
acaparamiento, desplazamiento y violencia en su máximo esplendor hablar de este tema para la
creación o establecimiento de políticas públicas que nos ayuden a pensarnos de qué manera
podemos construir una estructura territorial más equitativa, el acceso a la tierra junto con la mano
de obra, forman el activo más común utilizado para producir alimentos destinados al consumo
familiar, así como cultivos comerciales que permiten a la familia o a los individuos sufragar otras
necesidades, por ejemplo, las relacionadas con la salud y la educación. Por esto mismo la FAO
(2003) plantea que estos derechos constituyen uno de los recursos más poderosos con que
cuentan las personas para aumentar y ampliar su dotación de activos, no sólo la tierra y la mano
de obra sino todo el acervo necesario para disponer de medios de vida sostenibles, a saber, los
recursos naturales, el capital social, humano y financiero y los activos físicos.
Por otra parte Guhl (1969) estando parcialmente de acuerdo con lo dicho por la FAO plantea que
la problemática del derecho en cuanto a la propiedad y uso de la tierra tiene sus raíces en el
hecho de que acumulaciones de finca raíz pueden ser obtenidas por medio del trabajo o por robo
y explotación por parte de terratenientes, además es debido decir que el problema agrario en
Colombia no es, en primer lugar, un problema de tierra en el sentido de aumentar el número de
propietarios por medio de la parcelación de grandes haciendas, productivas o no, o de crear
parcelas campesinas en tierras selváticas inadecuadas, sino un problema de la producción, un
problema económico-social y de convivencia. Es un problema estructural-funcional ligado
principalmente a organización de la comunidad rural.
Por otra parte, autoras como Vargas (2007) consideran que, en Colombia, la estructura agraria se
caracteriza por la falta del aprovechamiento de tierras productivas, la tendencia a la
reconcentración de las tierras y el riesgo ambiental a consecuencia del uso de la tierra para
actividades que a largo plazo son perjudiciales medioambiental y socialmente hablando lo cual
sigue la línea de lo dicho en el apartado anterior.
Desde sus inicios el conflicto territorial colombiano ha estado orientado por la obtención del
poder por parte de grupos dominantes en el ámbito político y económico a través del despojo de
tierras legal o violento, la lucha de la tierra originada en la época colonial es un factor para
destacar ya que con ella se establecieron estructuras que hasta el momento siguen siendo
vigentes. Según Arango (2014) desde 1510 hasta finales del siglo XVI aproximadamente todas
las formas de propiedad en Nueva Granada surgieron del despojo de la tierra de los indígenas y
con la explotación del trabajo indígena se consolidaron los grandes latifundios y con ellos,
surgieron figuras como la encomienda, los contratos por aparcería y los resguardos, los cuales
legitimaban la explotación de indígenas y negros con el fin de recibir ganancias de forma rápida
y fácil sin tener que pagar por ello.
Es importante destacar que antes, durante y después de la independencia, la tierra ya estaba
concentrada en el reducido grupo de la oligarquía y en muchas ocasiones no estaba legalizada
por las instituciones gubernamentales, pero esto no era de gran importancia ya que la tierra apta
para la explotación agrícola era de propiedad de empresas privadas y la restante sería feriada por
el estado en la época que fue denominada como “la feria de los baldíos” en la cual según
Machado (2009) se pudo evidenciar mediante distintos métodos nombrados a continuación:
• La venta de baldíos para pagar deuda pública (venta de bonos a cambio de tierras),
• La venta directa
•Otorgamiento de tierras a militares en compensación a sus contribuciones a la independencia, o
como botines de las guerras civiles
• Tierras ofrecidas a inmigrantes extranjeros que poblaran algunas regiones,
• Colonización interior por empresarios y campesinos colonos,
• Apropiación ilegal de las tierras públicas (posesión sin título)
• Entrega de tierras a colonos en pequeñas cantidades a partir de 1848,
• Adjudicaciones para la explotación de quina, caucho, tagua y otras especies (bosques
nacionales) con destino a la exportación,
• Entrega de baldíos a cambio de la construcción de obras públicas y creación de poblados,
• Entrega de baldíos para la explotación petrolera y minera a compañías extranjeras,
• Ampliación de linderos y apropiaciones usando la fuerza y artimañas legales,
• Falsificación de títulos y uso de instrumentos jurídicos.
• Apropiación ilegal de tierras alrededor de ciénagas y lagunas para el pastoreo de ganado,
• Violencia contra comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinos para sacarlos de sus
territorios
Durante este siglo las guerras civiles fueron un factor determinante para la concentración de la
propiedad rural y el crecimiento de los latifundios a costa de los campesinos que luchaban en
estas guerras ya que al vencedor se le otorgaba una cantidad de tierra como premio.
La política de concesiones y venta de baldíos financiada por el Estado, las expropiaciones que
generaban las guerras y la operación de un mercado incompleto e imperfecto de tierras se
combinaron para conformar una estructura agraria fundamentada en la concentración y el control
de la propiedad rural por parte de terratenientes, comerciantes, capitalistas, políticos, militares y
compañías extranjeras, a costa de los baldíos que la nación ferió sin tener en cuenta su valor para
el desarrollo económico, social y político del país. Este proceso fue aparejado con el surgimiento
de una economía de subsistencia de colonos y campesinos excluidos de la tierra, que el Estado
atendió marginalmente a fines del siglo XIX, constituyendo un escenario apropiado para el
desarrollo de conflictos sobre la tierra. Pero, además, el proceso implicó el despojo y apropiación
privada de tierras de las comunidades indígenas, que se había iniciado durante la colonia
(Machado, 2009)
Por otra parte, en el siglo XX con la abolición de la esclavitud, se buscó cambiar la concepción
que se tiene de la hacienda: deja de ser netamente una figura en la que se crean relaciones
particulares en torno a los esclavos, las cuales se pueden evidenciar en la rutina general, la dieta
y la relación que tenían con el hacendado; a pesar de que el concepto ligado a ésta se intenta
resignificar termina convirtiéndose en una prolongación de la fragmentación de los viejos
latifundios de origen colonial o tierras baldías ya que de igual forma se sigue perpetuando la
explotación en el ámbito laboral de campesinos, indígenas y negros.
Apoyándonos en el planteamiento de Kalmanovitz (1989) a partir de este siglo la modernización
de las formas de propiedad sobre la tierra pretendió, a su vez, la modernización de los sistemas
de representación política anclados a la tierra como instrumento de poder y símbolo indirecto de
nobleza. Sin embargo, el intento de modernización en los proyectos de los liberales se enfrentaba
con la realidad concreta de la vida económica nacional en cabeza de los hacendados y
terratenientes conservadores ya que esta forma de vida seguía teniendo un gran impacto en la
sociedad de la época. Por otra parte, es importante destacar lo planteado por Morales (2016) el
cual explica que “el modelo hacendatario sobrevivió como expresión tardía de las formas
productivas de la Colonia basadas en el trabajo no asalariado, pero además sobrevivieron las
estructuras sociales que le eran ajenas, una dinámica estamental excluyente en conexión con una
representación política que retrotraía las formas nobiliarias propias de la Colonia” (p:).
Un ejemplo claro de la modernización que se intentaba llevar a cabo y la cual buscaba cambiar
las formas de propiedad de la tierra surge en el año 1936 durante el gobierno de Alfonso López
Pumarejo, en este, se da el primer intento serio de modificar la estructura de la tenencia de la
tierra y mejorar la distribución de esta misma, la aplicación del Régimen de Tierras o Ley 200 se
dio luego de una concertación con los movimientos campesinos de la época al ver las
consecuencias tan fuertes de las luchas agrarias, esta ley fue aprobada por el congreso, tuvo gran
impacto en la sociedad de la época ya que con ésta se buscaba reorganizar los predios mal
explotados o no usados durante una cantidad de años determinada lo que se creía afectaría a
grandes acumuladores de tierra los cuales no trabajaban estos vastos terrenos; es importante
plantear que se sustentaba bajo la figura jurídica de extinción de dominio para lograr que el
estado pudiera reclamar terrenos en desuso y por consiguiente hacerlos de su propiedad, aunque
la Ley de Tierras resolvió muchos de los conflictos previos, sin proponérselo dio origen a otros.
Los efectos de la Ley 200 sobre la evolución de las relaciones rurales de trabajo derivan de los
esfuerzos de los campesinos por sacar provecho de la ley y la reacción de los terratenientes a la
agitación de los arrendatarios en una época de recesión económica.
Por consiguiente, el conflicto agrario en el país recrudeció, ya no se intentaba hacer una
organización equitativa y por ende no se atacaba la estructura que se había fundamentado siglos
atrás, además de esto, la lucha entre liberales y conservadores en la denominada Violencia,
durante este momento histórico hicieron mucho más frecuentes los actos de violencia
emprendidos por empresarios territoriales contra pequeños propietarios y colonos, además, las
amenazas de muerte y los incendios obligaban a muchos campesinos a vender sus tierras a
cualquier precio o sencillamente a abandonarlas, dejando la tierra reunida en manos de quienes
utilizaban esas tácticas (Le Grand, 1988)
Es importante determinar que, aunque en varias administraciones presidenciales se intentó
modificar la organización territorial del campo colombiano haciendo reformas agrarias, esto no
se pudo llevar a cabo de forma satisfactoria ya que estos mandatarios seguían apostando por los
intereses de las clases dominantes las que en parte los habían llevado al poder, la estructura
agraria nunca fue atacada directamente porque se seguía evidenciando dominación de las clases
dominantes, por otra parte la organización territorial sigue siendo la misma, es decir, unos tienen
y pueden acumular más tierra mientras otros aún son forzados a dejar sus terrenos de forma
violenta para que otros los puedan acaparar y usar de diversas formas.
De acuerdo con lo anterior, Machado va más allá y plantea que: el problema no se resuelve con
el cambio de la estructura de la propiedad rural como un acto del mercado o de intervención del
Estado; o con la simple extinción del dominio de las propiedades adquiridas ilícitamente, o la
expropiación con indemnización de
aquellas que no cumplen una función social o que generan conflictos irresolubles entre los
actores. “Además de reestructurar la propiedad por una decisión política, se requiere desmontar
los factores que alimentan la concentración de la propiedad, la fragmentación antieconómica de
ella, la exclusión de los que no tienen tierra para producir; los factores institucionales, políticos y
privados que sostienen y estimulan una estructura agraria desigual, excluyente, antidemocrática,
que se ha constituido en una afrenta contra la pobreza y el desarrollo” (Machado, 2005, p:)
Durante este mismo siglo, en el año 1951 se empieza a considerar pertinente realizar censos
agropecuarios para determinar de qué forma se organizaba territorialmente el país y cuáles eran
los valores a determinar, por esto mismo, el primer censo agropecuario nacional fue realizado en
el año 1960 y con ello se evidenció modernización, urbanización y rápido crecimiento en el
sector, además, por esta época la frontera agropecuaria estaba aumentando de forma exponencial
y se calculaba la existencia de 3,7 millones de hectáreas (DNP, 1982).
Actualmente, según las últimas cifras arrojadas por el Censo Nacional Agropecuario, Colombia
cuenta con una extensión de 115 millones de hectáreas, de estas el 56,7% (63,2 millones de ha)
son de bosque natural, 36% (43 millones de ha) tiene potencial uso agropecuario, un 2.2 no tiene
potencial agropecuario y el 2.5 restante tiene otros usos. Las zonas de mayor bosque natural se
encuentran en los departamentos de Guainía, Vichada, Caquetá, Vaupés y Amazonas, todas con
un área superior a 5 millones de ha de bosque en su extensión.
Las Unidades Productivas Agrícolas representan el 97,8% (108.993.335 ha) del total del área
rural dispersa censada, y las Unidades Productivas No Agrícolas, el 2,2% (2.459.663 ha). De los
43 millones de hectáreas de uso agropecuario 80% (34,4 millones ha) de estas están constituidos
por pastos y rastrojos, un 19,7% (8,5 millones ha) se dedica a la actividad agrícola y el 0.3 (0,1
millones ha) restante está conformado por infraestructura agropecuaria.
Otra cifra importante que vale la pena traer a colación es el índice GINI que es una medición
reconocida mundialmente para la medición de la desigualdad. Este coeficiente, aunque sirve para
develar la desigualdad en las distribuciones en general, es especialmente aplicado para medir la
desigualdad en la concentración de la tierra, donde 0 es igualdad y 1 plena desigualdad.
Teniendo en cuenta esto es importante destacar que el índice Gini de Colombia es de 0.89, lo
cual da cuenta de un acceso a la tierra muy desigual, (dentro del top 5 mundial). El CNA, Arrojó
que: “La clasificación por tamaño de las Unidades de Producción Agropecuaria muestra que el
70,4% de las UPA (1.669.287 unidades) tiene menos de 5 hectáreas y ocupa el 2,0% (2.160.347
ha) del área rural dispersa. censada; mientras que el 0,2% de las UPA tiene 1.000 hectáreas o
más y ocupa el 73,8% del área rural dispersa censada.” ().
Para el año 2000, las cifras del IGAC posicionan a Antioquia como el departamento con mayor
desigualdad en la concentración de la tierra (0.8583) seguido por Meta (0.8544) y Valle del
Cauca (0.8429) respectivamente.
En contraste, los departamentos con mayor distribución en la tierra son César (0.6178) Chocó
(0.6314) y Magdalena (0.654). Departamentos como Putumayo Arauca, Casanare y Meta,
conforman la región Amazonía-Orinoquía (los que cuentan con datos suficientes para su análisis)
tienen los índices de Gini más altos del país (todos por encima de 0.8, a excepción de Caquetá
que se encuentra entre estos departamentos con un índice menor del 0.7). Si analizamos un mapa,
estos departamentos, como bien lo indica su nombre, son la puerta a la Amazonía y Orinoquía
del país; esto es interesante ya que la mayoría de los estudios no comprenden justamente los
departamentos al sur de esta zona (Amazonas, Vichada, Guainía, Guaviare y Vaupés) debido a la
falta de datos recolectados.
La región con mayor concentración de tierras es Orinoquía-Amazonía, con un Gini de 0.7843.
Asimismo, en esta región se pueden encontrar algunos de los departamentos con mayor
concentración de tierras en Colombia, como se puede denotar con anterioridad el departamento
del Meta ocupa el segundo lugar en cuando a concentración de tierras con un 0.8544 (Rodriguez,
2011)
La no recolección de esos datos se explica generalmente por el difícil acceso a estas zonas por
parte de organismos estatales, debido a la actividad y control de los grupos armados. En esta
medida la ausencia de datos es en sí mismos son datos que dan cuenta del alcance del poder
centralizado colombiano, por lo que resulta pertinente para la caracterización del país y las
afecciones que esto tiene para las zonas más alejadas e históricamente golpeadas por el conflicto.
En un país con un problema agrario tan profundo como Colombia es pertinente hacer un
recorrido de las normas, leyes y decretos que han salido a la luz durante distintos periodos
históricos, este apartado busca comentar de forma breve las propuestas que surgieron durante el
siglo XX alrededor de la tierra y el problema agrario conocido, por esto hablaré un poco de las
leyes anteriores y posteriores a la constitución de 1991 y las respectivas explicaciones de estas
mismas.
Ley 135 de 1961 Crea el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria como la entidad
responsable de dar las 19 directrices en materia de tenencia de la tierra en Colombia, en especial
la adjudicación de la tierra y la administración del Fondo Nacional Agrario con lo que se hace
responsable de la política pública de asignación de tierras (Rico & Mora, 2017) además, esta ley
certifica que este instituto es el responsable de los terrenos baldíos cuya administración se deja
en manos de los encargados de conservar recursos naturales o servicios públicos, esto con el fin
de eliminar la inequitatividad existente en cuanto a tierras.
Ley 35 de 1982 Se gestiona bajo el mandato de Belisario Betancur durante el proceso de paz,
esta ley se conoce como ley de amnistía en la que se asignan tierras y apoyo a los guerrilleros del
M19 que entreguen sus armas, esto con el fin de establecer una dinámica de reconciliación entre
víctimas y victimarios, pero además apuntar a la reactivación económica.
Ley 30 de 1988 modificó la ley 135 de 1961 y en esta se plantea lo siguiente: “Fomentar la
adecuada explotación económica y la utilización social de las tierras rurales aptas para la
explotación agropecuaria y de las incultas, ociosas o deficientemente utilizadas, mediante
programas que provean su distribución ordenada, su incorporación al área de explotación
económica agraria y su racional aprovechamiento” (Ley 30, 1988)
Ley 14 de 1983 modificada por la Ley 75 de 1986 y que estableció la actualización catastral en
la zona rural y otras especificaciones fiscales para la generación de recursos frescos para el
Estado. La ley 75 por su parte expide normas en materia tributaria, de catastro y fortalecimiento
y democratización del mercado de capitales y de tierras. Esta ley ha sido modificada por las leyes
141 de 1994 y 223 de 1995 en materia fiscal y tributaria.
El cambio de constitución en 1991 contribuyó a la creación de nuevos decretos y leyes que
amparaban a la población rural y en parte se buscaba que hubiese una reorganización en el
aspecto agrario por el ya sabido problema de tierras en el país, es fundamental comentar que con
la nueva constitución muchas de las leyes mencionadas con anterior se modificaron, siendo así:
Ley 41 de 1993 Se enfoca principalmente en “regular la construcción de obras de adecuación
de tierras, con el fin de mejorar y hacer más productivas las actividades agropecuarias, velando
por la defensa y conservación de las cuencas hidrográficas” además, con ella se busca que las
autoridades administrativas, las cuales velan por este proceso, sean las encargadas de obtener
concesiones de aguas superficiales y subterráneas lo cual incrementa el aprovechamiento de
éstas.
Por otra parte, me parece importante hacer precisión en el artículo sexto, de expropiación por
motivos de utilidad pública e interés social en el que se plantea lo siguiente: “Declárese de
utilidad pública e interés social la adquisición de franjas de terrenos, mejoras de propiedad
particular o de entidades públicas, la de predios destinados a la construcción de embalses, o de
las obras de adecuación de tierras como riego, avenamiento, drenaje y control de inundaciones.
Si los propietarios de tales predios, franjas y mejoras que se considere necesario adquirir no los
negociarán voluntariamente, el HIMAT y demás organismos públicos ejecutores podrán
expropiarlos conforme lo establecen las leyes vigentes” (Ley 41, 1993. Art. 6)
Ley 160 de 1994 crea el sistema nacional de reforma agraria y desarrollo rural campesino, se
establece un subsidio para la adquisición de tierras y uno de sus objetivos es reformar la
estructura social agraria por medio de procedimientos enderezados a eliminar y prevenir la
inequitativa concentración de la propiedad rústica, para lo cual crea las unidades agrícola
familiares UAF para el acceso a la tierra. Esta ley fue reglamentada por el decreto 2164 en lo
relacionado con la dotación y titulación de tierras a las comunidades indígenas para la
constitución, reestructuración, ampliación y saneamiento de los resguardos indígenas en el
territorio nacional.
Ley 975 de 2005 Esta ley es aprobada en el contexto del proceso de paz con las AUC
(Autodefensas Unidas de Colombia) el cual se inicia en el año 2002; esta ley tiene como objetivo
facilitar procesos de paz y reincorporación individual o colectiva a la vida civil de miembros de
grupos armados organizados al margen de la ley, garantizando derechos a las víctimas, además
de verdad, justicia y devolución de tierras a los que fueron desplazados de éstas. Ahora bien, en
esta ley se entienden grupos armados a guerrillas y autodefensas teniendo en cuenta su totalidad
o los bloques que quieran desmovilizarse.
Apoyándose en El Decreto 2980 de 2004 reglamentó parcialmente la Ley 607 de 2000 Rico &
Mora, 2017 comentan que en todo lo asociado a los municipios se busca la prestación del
servicio público obligatorio de asistencia técnica directa rural, mediante la creación de centros
provinciales de gestión agroempresarial. Tal ley tiene por objeto garantizar la asistencia técnica
directa rural agropecuaria, medio ambiental, asuntos de aguas y pesquera, al ordenar la
prestación de los servicios de asistencia técnica directa rural por parte de los entes municipales,
racionalizar y 21 coordinar las actividades correspondientes con miras a asegurar la ampliación
progresiva de la cobertura, calidad y pertinencia del servicio de asistencia técnica.
Ley 1133 de 2007 “La presente Ley tiene como objeto la creación e implementación del
programa “Agro, Ingreso Seguro - AIS”, destinado a proteger los ingresos de los productores
que resulten afectados, ante las distorsiones derivadas de los mercados externos y a mejorar la
competitividad de todo el sector agropecuario nacional, con ocasión de la internacionalización
de la economía”. (Ley 1133, 2007. Art. 1)
Además, en el artículo 2 (ley 1133, 2007) se comenta que con este programa se busca promover
la productividad y competitividad, reducir la desigualdad en el campo y preparar al sector
agropecuario para enfrentar el reto de la internacionalización de la economía. En tal sentido, se
propenderá por el ordenamiento productivo del territorio y la industrialización y/o
empresarialización del campo, en concordancia con la agenda interna de productividad y
competitividad, la apuesta exportadora del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural
(MADR), y en coordinación con las instituciones del orden territorial.
Ley 1776 de 2011 o Ley Zidres modificada en 2016: Surge como un intento de modificar o
mejorar el campo debido a los intentos gubernamentales en el pasado, a partir de esto desarrollan
cuatro puntos principales los cuales son:
1.Crea zonas de desarrollo rural, económico y social denominadas Zidres que son zonas con
aptitud agrícola, pecuaria y forestal y piscícola
2. Los requisitos para que las zonas sean Zidres son: que se encuentren aisladas de los centros
urbanos más significativos; que demanden elevados costos de adaptación productiva por sus
características agrológicas y climáticas; que tengan baja densidad poblacional; que presenten
altos índices de pobreza; o que carezcan de infraestructura mínima para el transporte y
comercialización de los productos.
3. Buscan desarrollar un nuevo modelo de desarrollo económico regional
4. Los proyectos en las Zidres obtendrán ciertos beneficios del gobierno por medio del
Ministerio de Agricultura
Históricamente el Meta ha sido admirado por la calidad de sus tierras y el uso que se les da a
estas, es sabido que es por ser una llanura se ha preferido usar sus grandes extensiones de tierra
en ganadería extensiva, Sin embargo, los llanos Orientales son considerados como suelos no
aptos para la agricultura puesto que la composición Bioquímica de estos los hace demasiado
ácidos lo que evita que los cultivos prosperen de forma adecuada; la anterior situación fue el
motor principal para destinar las sabanas tropicales del oriente del país para la ganadería
extensiva y la explotación de minerales y recursos energéticos, que son bastante abundantes en la
zona.
Desde otra perspectiva autores como el Geógrafo Ernesto Guhl (1969) comentan que este
departamento el cual está ubicado en el centro de la república resulta convirtiéndose en una
continuación hacia el oriente desde Bogotá, por esa época el departamento se empezó a convertir
en una unidad económica grande para el país; es importante decir que el autor se refiere a este
como “nuevo departamento” ya que como se mencionó con anterioridad durante el siglo XX el
Meta deja de hacer parte de Cundinamarca,
Según el IGAC (2016) tan solo el 21,9% del Meta alberga tierras arables o con capacidad
agropecuaria. Esto se debe a que el 77,2% de sus suelos esconden riquezas ambientales
envidiables y suelos solo aptos para la conservación o para los usos agroforestales, además el
Meta es el departamento número 16 del país con mayor porcentaje de su área con conflictos de
uso del suelo. El 43,9% de sus suelos presenta un uso inadecuado: 35,3% por subutilización y
8,6% por sobreutilización. El alto porcentaje subutilizado se debe a que son terrenos con
capacidad agropecuaria, pero que actualmente son desaprovechados.
En cuanto al aspecto económico, en el departamento del Meta la economía se basa
principalmente en la agricultura, la ganadería, el petróleo, el comercio y la industria. Su PIB en
el 2011 fue de 18.000 millones de $US y un PIB per cápita de 22.800 $US. También tuvo un PIB
PPA en el 2011 de 25.500 millones de $US y un PIB per cápita PPA de 32.200 $US (IGAC,
2016) Actualmente las cifras de per cápita en exportaciones fueron de US$369.1 y el PIB per
cápita fue de US$13.185 en el año 2020 (Min Comercio, 2021)
Los principales cultivos son el arroz, palma africana, plátano y maíz, además de los de cacao,
cítricos y otros frutales. En el sur del departamento existen cultivos ilegales de hoja de coca,
materia prima para la elaboración de la cocaína, por lo que esta zona es de alto riesgo debido a
los enfrentamientos entre la fuerza pública, que busca la erradicación de estos cultivos, y la
guerrilla de las FARC, junto a la banda criminal Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo
de Colombia (ERPAC), quienes buscan el control de esta actividad ilícita.
3. PROCESOS ACTUALES DE EXPROPIACIÓN Y ACUMULACIÓN DE
TIERRAS
Antes de hablar un poco del papel de los actores políticos en el departamento del Meta es
importante recordar que el problema agrario en Colombia ha estado desde los inicios de los
tiempos en el país, los problemas estructurales son más fuertes que cualquier política pública que
se haya intentado plantear durante la historia, el departamento del Meta no ha sido la excepción,
la riqueza de sus tierras para los cultivos, la ubicación geográfica que permite que los grupos
ilegales se puedan transportar fácilmente y el despojo, el cual ha cambiado la concentración de la
propiedad territorial, y lo ha hecho en detrimento de algunos sectores en beneficio de nuevos
latifundistas o sectores emergentes. Así mismo, ha servido para contrarrestar las concesiones
dadas por el gobierno a grupos vulnerables, porque estas, han sido concebidas por algunos como
un obstáculo para los intereses del capital y el libre mercado (Franco y Restrepo, 2011).
Desde un punto de vista general el conflicto en el Meta se ha desarrollado en diferentes etapas, el
surgimiento de este se da en el marco de las migraciones, expansión urbana y la modernización
en el país durante el siglo XX, el cual fue fundamental para la movilización de campesinos a las
ciudades por la búsqueda de nuevas oportunidades ya que en sus lugares de origen eran
desplazados violentamente de sus tierras y no podían seguir ejerciendo sus labores, apoyándonos
en el planteamiento de Zuluaga (2009) podemos decir que: “El desarrollo capitalista del sector
rural agravó el secular problema de la concentración de la propiedad territorial y el pacto
bipartidista del Frente Nacional puso fin a la Violencia sin tocar para nada la cuestión de la tierra
para los campesinos, la que las guerrillas de los sesenta invocaron para justificar su recurso a las
armas” (p:53)
En el departamento del Meta las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) son uno
de los actores armados con más fuerza y presencia histórica, en este lugar establecen su
retaguardia nacional y la sede del Estado Mayor del Bloque Oriental (EMBO), en sus inicios se
inscribieron en un modelo de guerrilla de partido, Según PNUD (2010) la influencia de este
grupo guerrillero en la población se remonta a la tradición de las luchas agrarias colombianas
desde los años 20 del siglo pasado, a la consigna de las “autodefensas de masas”, lanzada el 7 de
noviembre de 1949 por el Partido Comunista en respuesta al asesinato del caudillo liberal Jorge
Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y a una violencia oficial que intentaba imponer un modelo
bipartidista.
Esta guerrilla, vinculada a la acción del Partido Comunista Colombiano, creó zonas de
“autodefensa”, donde mezclaba todas las formas de lucha, la política y la armada, y actuaba en la
ciudad y el campo para resistir a un Estado y unas fuerzas armadas que buscaban su
sometimiento a la hegemonía bipartidista PNUD (2010), tuvieron sus principales núcleos de
expansión en tres zonas del país: en el suroriente, en los valles de los ríos Ariari, Guayabero,
Duda, Caguán, y en el departamento del Meta.
Es importante tener en cuenta que la decadencia de las guerrillas y el nacimiento de las Fuerzas
Revolucionarias Armadas de Colombia empieza con la ofensiva de Marquetalia la que
contribuye a la creación del programa agrario de las guerrillas en el cual se encuentran reclamos
del campesinado colombiano y que actualmente siguen vigentes.
“Las FARC encuentran sus “santuarios” en las regiones marginales y periféricas, como el Meta,
a las cuales acuden sectores campesinos expulsados de sus parcelas de origen por la violencia
oficial y que reclaman su derecho a la tierra” PNUD, 2010
La “colonización armada” combina su aparato militar, especialmente en zonas de asentamiento
colonizador, con la organización social y política de los pobladores. Muchos de ellos terminan
adhiriendo al programa revolucionario. Este es otro factor que llevó a la expansión territorial de
dicha guerrilla, a partir de la década de los 60 y hasta los 90 con la llegada de fuerzas
paramilitares a la región, las cuales se convierten en otro método de presión y violencia a grupos
campesinos los cuales empiezan a salir de sus tierras víctimas del desplazamiento forzado.
Por otra parte, la llegada del paramilitarismo a la región se da en los años ochenta puesto que con
el crecimiento económico los empresarios, ganaderos y hacendados ponen la mirada en este
territorio y por consiguiente crean ejércitos privados para “proteger” sus negocios y defenderse
de las guerrillas. Posteriormente, hacia finales de los noventa, el fenómeno paramilitar se agudiza
por la entrada en el territorio de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).Es importante
plantear que aunque los grupos paramilitares empiezan el proceso de desmovilización entre el
2003 y 2006 esto nunca pasa ya que llegan nuevos grupos a relevar la función que éstos estaban
cumpliendo en un inicio, la reorganización y rearme de estructuras armadas refleja que la
desmovilización tiene un propósito táctico de no desmontar completamente el paramilitarismo.
Los nuevos grupos, a diferencia de los anteriores, incurren en un número moderado de
homicidios, en su mayoría orientados hacia el control del narcotráfico (Echandía, 2013,)
“Buena parte de estos primeros grupos fueron auspiciados por las fuerzas militares con el amparo
legal del Decreto 3398 de 1965, y posteriormente la Ley 48 de 1968, que permitían la creación
de juntas de autodefensas que, junto con el Decreto 354 de 1994, que creó las denominadas
Convivir, permiten reforzar el argumento sobre la importancia de los diseños institucionales y
normas habilitantes para la creación de grupos de civiles armados, la provisión privada de
seguridad, y su articulación a la lucha contrainsurgente, como uno de los factores que explican
los orígenes y persistencia del fenómeno paramilitar en Colombia” (CNMH, 2018)
El dominio de los paramilitares genera un proceso de transformación rural muy fuerte en el
departamento de Meta y da pie al establecimiento de las primeras siembras de soya, algodón,
palma de aceite, etc., en municipios como Puerto Concordia y Mapiripán (Gutiérrez, 2005,
Entrevista funcionario PNUD Meta). En la coyuntura de la desmovilización, los paramilitares del
Bloque Centauros hacen manifiesta su intención de convertirse en agentes regionales de
desarrollo, a través de la promoción e inversión en grandes megaproyectos agroindustriales como
la palma de aceite (González, 2007)
Como respuesta a las problemáticas agrarias en el país y en vista de todas las situaciones de
violencia a la que son sometidos los lideres campesinos y cualquier individuo que se oponga a
dejar sus tierras en manos de actores armado como los paramilitares se crea un nuevo proyecto
en el cual la juntanza de los campesinos es lo primordial. La Asociación Nacional de usuarios
Campesinos (ANUC) nace anterior al proceso de “elección” presidencial bipartidista por causas
de despojo de tierras y violencia por parte de los terratenientes, los campesinos afectados inician
un proceso de recuperación de tierras completamente autónomo.
Bajo el mandato del primer presidente del Frente Nacional, Alberto Lleras Camargo se busca dar
una solución aprobando las juntas de acción comunal, lo que evidentemente no satisface a los
campesinos ya que no acaba el problema de raíz, luego de casi dos mandatos presidenciales se
intenta solucionar el problema de despojo de tierras, nace el INCORA en el año 1961, institución
que busca solucionar esto.
Actualmente la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) están incluidos en el
programa de reparación a víctimas ya que desde su nacimiento han sido perseguidos y asesinados
por los actores armados.
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