Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

PARTICIPACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ EN COLOMBIA


DESDE UNA PERSPECTIVA LATINOAMERICANA

RECAMPENIZAR A TRAVÉS DEL PROCESO DE RESTITUCIÓN DE TIERRAS


COMO MEDIO PARA ACTIVAR LA PARTICIPACIÓN SOCIAL EN EL BAJO
ATRATO-COLOMBIA

Stephania Alvarez Sarmiento


Luisa Fernanda Avendaño Suárez
Natalia Prada Sosa
Juliana Tegue Mosquera.

Bogotá D.C.
2022
El Bajo Atrato - Darién y el Urabá acoge parte de los departamentos de Antioquia y
Chocó, este último es el único departamento de Colombia que tiene frontera con Panamá y
salida al océano Pacífico y el mar Caribe. El Atrato es el río más largo e importante del
Chocó, y lo recorre de sur a norte, por esta ubicación ha sido uno de los escenarios del
conflicto armado interno que ha azotado a Colombia en las últimas seis décadas. De. Su
ribera, así como la de los afluentes que lo alimentan, son el hogar de comunidades indígenas,
comunidades negras y campesinos (Luque & Puentes, 2020, pág. 4). Esta zona presenta un
interés geoestratégico relevante por su cercanía con el canal de Panamá y por sus recursos
naturales. Se habla desde hace tiempo de megaproyectos entre los que destacan los de
conectividad como el plan de construcción del tramo de la Carretera Panamericana, que
pasaría por Urabá a través del famoso Tapón del Darién.
Las selvas profundas, los ríos, pantanos, manglares y macizos montañosos han
ofrecido ventajas comparativas para el desarrollo de actividades ilegales. El Urabá ha sido
zona de contrabando desde el siglo XIX, no es extraño que albergará desde temprano
actividades vinculadas al narcotráfico, el tráfico de armas y la actividad protagonizada por
grupos armados ilegales (PBICOLOMBIA, 2015).
Es una zona que se caracteriza por la violencia, es un territorio sin más ley que la del
más fuerte, marcada por una violencia endémica y disputada por los grupos armados en
conflicto (PROGRAMA PRESIDENCIAL DE DERECHOS HUMANOS Y DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO,2009). Los habitantes de este territorio han sido
víctimas de la violencia, que ha llevado al desplazamiento, muertes y desaparición forzada.
Durante muchas décadas el conflicto armado colombiano ha afectado la vida de los
habitantes de varias regiones, una de estas regiones ha sido la del Bajo Atrato, en la cual su
población se ha visto afectada especialmente por el desplazamiento forzado como
consecuencia de varias masacres, las comunidad que ha sido afectada se conforma
principalmente por indígenas, afros, y campesinos, es importante aclarar que aunque el
concepto de campesino permanece en constante cambio, se va a tomar la definición de que la
“tierra” hace alusión a la base física de un asentamiento humano, mientras que “territorio” lo
hace hacia las relaciones espirituales, sociales, culturales, económicas y demás que
construyen las personas y las comunidades alrededor de la tierra, de forma complementaria
(Rodriguez,2021 citando a Coronado,2009) además que la cuestión campesina se advierte
“desde unas prácticas y quehacer situado” (Montenegro 2015), antes que por la tenencia y
como último factor determinante, el campesino tiene un vínculo estrecho con la naturaleza.
La guerra que se perpetúa desde la época conocida como «La violencia» entre las
guerrillas de este territorio como lo son las FARC-EP, el EPL con los grupos paramilitares
conocidos como las ACCU (Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá) y el ejército
Nacional de Colombia no ha dado tregua y sigue peor. Algunos eventos sucedidos en esta
región donde los habitantes se vieron completamente afectados y violentados han sido la
operación genesis, operación cacarica y Diciembre negro, las cuales crearon un precedente de
violencia que hasta el día de hoy las personas de la zona no han podido superar ni olvidar. A
partir de esto se da la descampesinización, la cual se entiende como el conjunto de prácticas
dirigidas a dejar al campesinado al margen del ámbito de lo social y lo público mediante
actos que producen daño a su humanidad y a su labor (Gonzales ,2015) o también se puede
interpretar como el campo pero sin campesinos, en el caso de la población campesina.
Así mismo Luque y Puentes (2020, p.4) exponen que la llegada de los cultivos de
palma para la extracción de aceite no fue una casualidad: fue una estrategia usada por los
grupos paramilitares para perpetuar el control en la zona, lavar dinero proveniente del
narcotráfico y despojar de la tierra a quienes históricamente la habían habitado, lo que ha sido
otro factor determinante en la descampesinización.
Actualmente, se adelantan procesos que permitan reivindicar en parte los derechos
que se les fueron arrebatados a los habitantes de la región del Bajo Atrato que en gran
cantidad son campesinos, uno de estos procesos que destaca es la restitución de tierras lo que
permitiría al campesinado volver a sus costumbres y a cultivar su tierra o bien ayudaría a la
recampesinización, que se define como un proceso que abarca el resurgimiento del
campesinado y en los procesos de desarrollo rural y agrario para asegurar la seguridad
alimentaria, principalmente donde familias o personas rurales que vivían en el campo y de la
agricultura pero emigraron a la ciudad y luego retornan a la ruralidad. (Noboa, 2021)

Además de eso, el sistema capitalista en el que Colombia se ha visto envuelto desde la


época de la colonización aporta a la marginación de clases sociales que no tienen la
posibilidad de acumular riquezas debido a las posibilidades y dificultades que se les presenta
en su entorno, un caso muy particular es la población de zonas rurales, más aún cuando estas
zonas siguen envueltas en el conflicto, ya que este es un factor determinante en las
dificultades para la recampesinización, dado que una consecuencia de esta es el
desplazamiento forzado y eso implica una gran cantidad de tierra abandonada y expropiada
por parte de los actantes armados, uno de los casos más populares es conocido como la
“parapolítica” esta fue la estrategia que los paramilitares pusieron en marcha en Urabá para
infiltrarse en la política regional durante más de cuatro años y conseguir llegar al Congreso
con candidato propio. El cerebro de esa telaraña ilegal fue Freddy Rendón Herrera, alias el
‘Alemán', el jefe del bloque Elmer Cárdenas. El exparamilitar dijo a la Corte que la fachada
para conseguir el poder político en Urabá fue el movimiento político ‘Por una Urabá Grande,
Unida y en Paz’ a través de manipulación y hostigamientos mandaban sobre los campesinos y
quienes no acataban a los paramilitares eran amenazados o asesinados (REDACCIÓN
JUSTICIA, 2013). Además, en otras de las declaraciones, Freddy Rendón admitió que
empresas multinacionales bananeras, como la Chiquita Brands, patrocinaban grupos armados
ilegales en el Urabá, incluidas las autodefensas y que muchas de las tierras de los desplazados
fueron entregadas a estas organizaciones (Caracol Radio, 2007)..
Es por ello que surge la pregunta de ¿Cuáles son los factores que dificultan la
recampesinización en el proceso de restitución de tierras durante el periodo comprendido
entre 2012 a la actualidad en la región del Bajo Atrato? En donde se parte de que algunos
factores que han afectado el proceso de recampesinización en el marco de la restitución de
tierras se vea bloqueado con la continuidad del conflicto armado en el territorio y la disputa
de diferentes actores por el dominio de este.
El propósito principal de este texto es analizar los factores que dificultan la
recampesinización en el proceso de restitución de tierras en el Bajo Atrato en el periodo
comprendido de 2012 a la actualidad, mediante una aproximación a los hitos que se han
presentado en la región del Bajo Atrato para dar cuenta de las dinámicas que se han
presentado a nivel social, así mismo identificar cuáles son los actores que han contribuido a la
descampesinización de la región y el papel que cumplen en dicho proceso, además de realizar
un balance de cuáles han sido los procesos de restitución de tierras del Bajo Atrato.

CONTEXTO SOCIO-HISTÓRICO
Para la mitad del siglo XX ya se ha declinado el proyecto que tenía como eje el
Atrato- Cartagena, las tierras del bajo Atrato y el Urabá dejan de estar en la órbita de las
élites caribeñas y se inicia la articulación a los poderes que tienen como núcleo a Antioquia.
Proceso que en la misma lógica se sucede desde el norte por las familias de origen sinuano
que avanzan colonizando las tierras del golfo y que tienen en la producción de arroz y maíz la
oportunidad de integración al mercado y de subsistir para «culturizar» las tierras, desbrozar
los bosques y establecer áreas en pastos, para de ese modo constituir a la ganadería en el
cierre de la obra colonizadora. Atrato y el Urabá, en la misma lógica la frontera agrícola se
amplía hacia las tierras bajas de la región oriental del país y las áreas cubiertas de bosques se
convierten en receptoras de la población campesina expulsada desde los valles interandinos o
de la llanura atlántica (Villa, et al., 2013).
En 1975 en la región la actividad forestal se realizaba alrededor de 24 empresas que
ocupaban 6.258 empleados, número de empleados que representan el 11.7% de la fuerza de
trabajo activa de la región. Estas empresas estaban principalmente relacionadas con la tala de
árboles en el Darién y empezaron una campaña exportadora de maderas en el Urabá. Los
nuevos propietarios que compran las tierras a los colonos y que de ese modo van formando la
gran propiedad asumen como estrategia el mantener a esos colonos asociados a la hacienda o
a la plantación, de tal forma que el antiguo propietario pasa a asumir una relación servil y
permanece en la hacienda con el compromiso de seguir ampliando las áreas deforestadas. El
nuevo dueño le permite trabajar en ciertas áreas, espacio en el que puede cultivar el maíz o el
arroz a cambio de entregar posteriormente la tierra culturizada, es decir, en pastos o libre de
bosque para emprender la siembra del banano, del plátano y del cacao (Villa, et al., 2013).
Economía campesina y agroindustria
El cultivo de plátano se convierte en opción productiva comercial y las parcelas del
campesinado se integran en la óptica de las comercializadoras y exportadoras del Urabá. La
economía de tipo campesino que combina la actividad ganadera, con los cultivos de
subsistencia y la extracción forestal, encuentra en la producción de plátano para la
exportación la vía para garantizar sostenibilidad a un modelo de tenencia de la tierra de
mediana propiedad. Pero a la vez la alternativa de producción de plátano y la adopción de las
tecnologías propias a la producción industrial, expresan la tensión que vive la población
campesina frente al modelo económico que es histórico y hegemónico en la región del Urabá.
Las diversas culturas que apropian el territorio, pero también los proyectos
económicos y políticos que sobre esta área se irradian, enseñan un universo marcado por las
tensiones y por el conflicto alrededor del control territorial. De este modo empieza a crecer la
violencia armada en la región, en los ochenta es la Mano Negra que de modo selectivo
asesinó a líderes de la comunidad la principal protagonista, pero en otros momentos son las
incursiones esporádicas de las fuerzas militares y las acciones de inteligencia que realizan
quienes llegan como aserradores, como cacharreros o como colonos en busca de tierra (Villa,
et al., 2013).
A mediados de los noventa el quinto frente de la FARC se erige en el real gobierno
en el bajo Atrato y consolida su dominio hacia la región media, al mismo tiempo las tierras
situadas al sur de la cuenca del Bajirá son percibidas por los poderes económicos del Urabá
como la frontera hacia donde se debe expandir su modelo agroindustrial y ganadero que de
modo organizado comienzan la prueba piloto de lo que se conoce como autodefensas. En la
mitad de estas fuerzas en confrontación aparece el campesinado, los colonos que después de
veinte años de trabajar desmontado y quemado bosques han logrado establecer sus pastos y
cultivos de plátano, los aserradores que gastan sus vidas alimentadas el comercio local y
regional, las familias chocoanas que en los albores del siglo XX habían iniciado sus primeras
fundaciones y al paso del tiempo fueron vendiendo sus montes contra ellos la nueva
hegemonía armada de corte contra estatal. (Villa, et al., 2013).
El desplazamiento/Descampesinización
Comenzó a principios de la década de los años ochenta por las primeras
confrontaciones entre guerrillas y autodefensas. De acuerdo con un informe nacional de
desplazamiento en el país, entre los años 1989 y 1996, Urabá registró la tasa más alta de
desplazamiento forzado con 167.178 personas. Entre los municipios con más niveles de
desplazamiento fueron Turbo, Necoclí, Tierralta, Apartadó y Arboletes. En el año 1994
ocurrió una masacre (la chinita) hacia la comunidad por apoyar a los desmovilizados del
EPL; esto influyó en que gran cantidad de personas se aliaron con las autodefensas para
enfrentar a las guerrillas, lo que desató una guerra en la cual los habitantes de la zona
decidieron tomar posición para defenderse así mismos y a su familia, lastimosamente esto
solo implica más violencia.

Posteriormente en el año 1995, los hermanos Castaño formalizaron el grupo paramilitar


denominado las ACCU (Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá) debido a “la exigencia de
un mando único para la retoma de Urabá, el Eje Bananero y la salida al mar, lo que exigía
coordinación y concentración de fuerzas,hombres armas y municiones” según Salvatore
Mancuso (Ballesteros, 2021)

Figura 1.Rangos de propiedad en Urabá entre 1996-2004

De acuerdo al informe los propietarios de pequeñas fracciones de tierras tienen mayor


probabilidad de ser víctimas del desplazamiento, ya que con mayor frecuencia son
amenazados por actores armados ilegales (guerrillas, autodefensas), como se puede observar
en la figura 1, entre los años de 1196 al 2004 la mayoría de los propietarios tenían poca tierra,
en estos años es donde se han registrado varios expropiaciones de terrenos.
Esto hace que se adopten “estrategias de desplazamiento” para obtener las tierras a
más bajo costo, debido a que el pequeño propietario no cuenta con los recursos suficientes
para adoptar medidas de protección. Otro factor que afecta la distribución de tierras en esta
zona del país es la apropiación de pequeñas tierras por parte del narcotráfico, ya que
promueven el desplazamiento forzado y tenencia de la tierra.
Algunas cifras importantes de las personas desplazadas son: el 53.9% tenía derecho
de propiedad sobre sus tierras, el 8.9% tenía propiedad colectiva (reservas indígenas y tierras
colectivas de comunidades negras), el 13.5% eran arrendatarios, el 7.7% eran poseedores sin
título, el 4% eran colonos de tierras baldías, y el 12.1% tenía otra forma de vinculación legal
con la tierra. En términos globales, cerca de dos tercios de esta población tenían propiedad
protegida por títulos y un tercio tenía derechos más precarios y difíciles de probar. (Centro
Nacional de Memoria Histórica, 2015) Pero aún así la mayoría de estos fue despojada de su
tierra y desplazada hacia otros territorios del país.
Ahora bien, hubo dos hechos que generaron gran cantidad de desplazamientos, la
operación Cacarica y la operación Génesis, donde se unieron las ACCU y la fuerza pública,
la población relata que “Por esos días había terror, no estábamos acostumbrados a eso,
éramos comunidades que vivíamos en paz. En mi comunidad los paramilitares llegaron
haciendo disparos y lanzando granadas a las casas” contó un líder social de Cacarica en el
quinto Festival de las Memorias “Somos Génesis 2020”. Como consecuencia de estos
operativos gran parte de la población abandonó el territorio y se desplazó a los cascos
urbanos.
Aunque en el año 2003 se inició un diálogo para la desmovilización no se logró nada,
fue finalmente en el año 2006 donde “oficialmente” se desmovilizó la mayor parte de la
estructura armada, 1536 personas. Lastimosamente, este proceso fracasó, ya que casi
instantáneamente apareció el nuevo grupo paramilitar denominado Autodefensas Gaitanistas
de Colombia, aunque también se conocen como el Clan del Golfo.
Actualmente, el conflicto no se trata de disputas ideológicas entre los grupos
insurgentes y contrainsurgentes, se ha transformado en una lucha por la “lógica de imposición
de procesos de narcotráfico, los grupos armados se distribuyen y disputan las zonas por el
narcotráfico”, dice Leyner Palacios comisionado de la Comisión de la Verdad.
(Ballesteros,2021)
Acciones desarrolladas en la región
Entre abril y julio de 2021 se realizaron Diálogos para la No Continuidad y la No
Repetición del conflicto en Bajo Atrato-Darién y Urabá, en los cuales se escucharon a las
comunidades indígenas, negras, mestizas, mujeres y población LGBTI, a la Mesa de Víctimas
de Antioquia y Chocó, a experiencias de convivencia, a educadores, a excombatientes, al
sector empresarial, fuerza pública, entidades de Estado, y cooperación internacional.
Estas conversaciones fueron el camino para que los habitantes de Bajo Atrato- Darién y el
Urabá le contaran a la Comisión su historia, los procesos de victimización, de resistencia y
las recomendaciones para la no repetición. «El Urabá es Urabá, el Chocó es Chocó y el
concepto es diferente (Luque & Puentes, Bajo Atrato - Darién y Urabá: Un conflicto que se
perpetúa, 2021). La focalización tiene que ser diferente y diferenciada», aseguró un asistente
a los diálogos, planteados por la Comisión, por lo que en este especial se encontrarán tanto
las similitudes como las diferencias que expresaron las comunidades. A pesar de eso, se
evidencio que para lograr llegar a este diálogo fue necesaria la unión de la comunidad,
adelantando un proceso que busca reivindicar su posición en el territorio que para estas
comunidades es sagrado, algo más allá de una parcela de tierra, sino su estilo de vida.

De acuerdo con cifras de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas,
desde 1996 los municipios del Bajo Atrato chocoano tuvieron un aumento considerable de las
personas registradas. Con la salida de las FARC-EP del territorio, las comunidades creían en
una oportunidad de paz. Aunque en algunas zonas manifestaron que había mayores
oportunidades y presencia del Estado, sobre todo en el Urabá, el control por parte de las
Autodefensas Gaitanistas , herederas de las AUC, sigue sembrando el terror.
Así pues, la población del Bajo Atrato que busca recuperar terrenos que en el pasado
fueron suyos, se les ha dificultado mucho competir contra el crecimiento de la ganadería que
se desarrolla en medio de cultivos de palma abandonados y con el fortalecimiento del sector
bananero, además de que los procesos de restitución se ven frenados en medio de la violencia
contra los y las lideresas de restitución de tierras. Además de eso, según el CINEP hay tres
escenarios que la obstaculizan: el primero es la confabulación entre actores armados,
ocupantes de tierras y servidores públicos para el despojo de los territorios, el segundo es la
presencia y control territorial de las AGC que tienen intereses directos sobre la tierra, y el
último es la estigmatización por parte de políticos a estos procesos. Es importante aclarar que
también es una zona donde el Gobierno Nacional le ha dado prioridad a la agroindustria de la
palma, especialmente en el Chocó, y al banano y el plátano en el Urabá, aunque en toda la
zona existan ambos cultivos.
Al mismo tiempo, hay muchos casos de despojos de tierras que no se han reportado y por
lo cual es imposible iniciar un proceso de restitución, esto sucede porque como se lo narraron
a la Comisión de la Verdad en los diversos diálogos sociales que se llevaron a cabo, las
comunidades en muchos casos prefieren no denunciar el despojo por miedo a ser asesinados;
no obstante según la de la organización Forjando Futuro, se han resuelto judicialmente 890
casos de restitución y se han proferido sentencias en 373 (Forjando Futuros,2020), estas
cifras son poco favorables teniendo en cuenta que la Unidad de Restitución de Tierras (URT)
tiene 1.923 solicitudes de restitución tierras de 1.712 predios en los cuatro municipios que
conforman el Bajo Atrato.
En el Bajo Atrato-Darién y Urabá se han resuelto judicialmente 277 casos y se ha
proferido sentencias en 162. De igual manera se han restituido 13,429 hectáreas y se les ha
otorgado la propiedad de la tierra a 365 mujeres. Al momento solo cuatro resguardos
indígenas han recibido sentencia a favor de la restitución: el Resguardo Indigena "CUTI"
Etnia Embera Katio, Resguardo Indigena "Arquia" Etnia Tule, Resguardo Indígena "Dogibi
de Eyakera" Etnia Embera Dobida, Resguardo Indigena "Tanela" Etnia Embera Katio
(Chocó).
Lastimosamente, tras varios intentos de restitución de tierras, estos procesos se han visto
afectados por diferentes circunstancias, así mismo el regreso de los habitantes de esta región
a su territorio se ve obstaculizado aún por la violencia, es por ello que la comunidad no ha
podido retornar como se espera a su territorio, resulta complicado retomar prácticas
campesinas cuando la globalización de la economía ha llevado a reformas estructurales
durante las dos últimas décadas del siglo pasado, que han influido en una disminución del
apoyo estatal al sector agrícola.
Por lo tanto, se puede concluir que evidentemente hay muchos sectores involucrados en el
problema de la restitución de tierras a las comunidades del bajo atrato, donde si no es posible
solucionar este conflicto de interés y de violencia, seguirá viéndose afectada la
recampesinización en dicha zona, ya que de no ser posible la restitución de tierras los
campesinos difícilmente podrán retomar sus costumbres, estilos de vida y principalmente su
vida en el territorio que es parte fundamental de su rol como campesinos.
BIBLIOGRAFÍA
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional
Humanitario: Diagnóstico de la situación de los municipios habitados por las comunidades
afrocolombianas priorizadas por la Honorable Corte Constitucional en el departamento de
Antioquia, 2009, páginas 14 – 15

Luque, S., & Puentes, P. (2020). Bajo Atrato: un conflicto que se perpetúa. Bogotá:
FESCOL.

Luque, S., & Puentes, P. Bajo Atrato - Darién y Urabá: Un conflicto que se perpetúa
(septiembre de 2021). Obtenido de Rutas del Conflicto:
https://rutasdelconflicto.com/especiales/bajo-atrato-uraba/

PBICOLOMBIA. Urabá, Violencia y Territorio en la Historia Contemporánea. (15 de


enero de 2015). Obtenido de Pbicolombiablog.org:
https://pbicolombiablog.org/2018/01/15/uraba-violencia-y-territorio-en-la-historia-
contemporanea/

Estrada J. (2015). Acumulación capitalista, dominación de clase y rebelión armada:


Elementos para una interpretación histórica del conflicto social y armado. Espacio Critico.

Rodríguez, I. (2021). La descampesinización rural como fenómeno ligado a la postura


estatal hacia los campesinos y campesinas colombianos respecto a su reconocimiento,
dignidad e identidad. Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

Noboa, M. (2021). CARACTERÍSTICAS DE LA RECAMPESINIZACIÓN


AGROECOLÓGICA EN LOS ANDES ECUATORIANOS: CASOS DE LA SIERRA NORTE.
Estudios Rurales. Publicación del Centro de Estudios de la Argentina Rural.

González A. La realidad campesina en Colombia. (30 de noviembre de 2015). Obtenido


de razonpublica: https://razonpublica.com/la-realidad-campesina-en-colombia/

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2015) Una nación desplazada: informe nacional
del desplazamiento forzado en Colombia, Bogotá, CNMH - UARIV.
Ballesteros A. Bajo Atrato-Urabá :un conflicto que se perpetúa. (Septiembre de 2021).
Obtenido de Rutas del Conflicto:
https://rutasdelconflicto.com/especiales/bajo-atrato-uraba/index.html.

Villa, W., Ramos, E. N., & William, M. C. (2013). Colonización y conflicto territorial en
el Bajo Atrato. Revista de Estudios del Pacífico, 1(1), 9-56.
https://revistas.uniclaretiana.edu.co/index.php/Pacifico/article/view/Colonizaci%C3%B3n
%20y%20con%EF%AC%82icto%20territorial%20en%20el%20bajo%20Atrato

Redacción Justicia. Así operó la red política del 'Alemán' en Urabá. (03 de abril de 2013).
Obtenido de El Tiempo:https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12722964

Caracol Radio. Alias 'El Alemán' reconoce pagos de multinacionales por seguridad en el
Urabá. (31 de marzo del 2007). Obtenido de Caracol Radio:
https://caracol.com.co/radio/2007/03/31/judicial/1175318700_408930.html#:~:text=El%20ex
%20jefe%20paramilitar%20Fredy%20Rend%C3%B3n%20Herrera%2C%20alias,ilegales
%20en%20el%20Urab%C3%A1%20antioque%C3%B1o%2C%20incluidas%20las
%20autodefensas

Fundación Forjando Futuros. Estadística de restitución de tierras. (2020) Obtenido


de:https://www.forjandofuturos.org/

También podría gustarte