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GEOGRAFÍA TURÍSTICA

PARTE I

EL TURISMO Y EL TERRITORIO
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CAPÍTULO I

UN FENÓMENO
A
ESCALA MUNDIAL
1.1. LOS FLUJOS TURÍSTICOS 3

1.1.1. RASGOS DEFINITORIOS

Los flujos turísticos se definen como aquellos movimientos de turistas que se


desplazan de un lugar a otro; en el esquema turístico representan el enlace entre
los destinos y las regiones en donde se genera la demanda.

El estudio de los flujos turísticos requiere previamente clarificar ciertos


conceptos. El primero de ellos es el de "turista", que es el elemento base que
integra un flujo:

- TURISTA: Se define así sólo a aquellos visitantes que pernoctan una noche o
más en una localidad diferente a la de su residencia, para ejercitar cualquier
actividad salvo aquellas que son remuneradas en el lugar visitado. La figura
1.1 presenta una clasificación detallada de los viajeros, quedando reflejado
aquellos a los que se considera turistas.

- EXCURSIONISTA: Es el visitante que permanece en un destino menos de 24


horas.

Figura 1.1. Clasificación de los visitantes internacionales. Fuente: OMT (1994).

El excursionista escapa habitualmente a las estadísticas turísticas ya que su paso


no queda registrado en los hoteles u otras vías informativas habituales; su
presencia se estima a partir de datos indirectos (cajeros de autopistas, parkings,
entradas de museos, etc.).
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Existen diversos factores que inciden en la génesis y desarrollo de los flujos; unos
tienen que ver con el área emisora y otros con la receptora. En las regiones
origen de los turistas influye, sobre todo, el disfrute de un alto nivel de desarrollo
económico, mientras que en los destinos turísticos tienen un gran peso los
atractivos y la accesibilidad.

Hay varias formas de clasificar los flujos; a este respecto, el primer factor a tener
en cuenta es la escala espacial que se trate. La visión más universal del fenómeno
nos obliga a tratarlo de forma planetaria (flujos internacionales). Así, el análisis de
los movimientos de turistas por el mundo se plasma en un mapa sencillo cuyo
diseño gráfico consta de símbolos lineales (líneas con flechas) dotados de
dirección y dimensión y/o valor, de forma que se pueda interpretar claramente la
jerarquía de los mismos. De esta forma, se puede realizar una lectura rápida de los
desplazamientos turísticos existentes, identificando el punto de partida y de
llegada de los mismos.

El análisis de los flujos internacionales es extremadamente interesante dada la


plena inmersión de la actividad en los procesos de globalización de los mercados.

Otra escala de análisis es la que hace referencia a los movimientos turísticos


habidos en el interior de un país, conocidos como flujos nacionales.

A partir de esta clasificación bipartita, cada uno de estos dos grandes grupos
puede caracterizarse según su intensidad en: flujos mayores o principales y
menores o secundarios. Hay autores que los han caracterizado también según la
motivación inicial de la demanda; así, tenemos: flujos heliotrópicos y
balneotrópicos, flujos hacia el "oro blanco", etc. Y, finalmente, también se habla de
los flujos en sentido geográfico, atendiendo tanto al lugar de procedencia de los
turistas (flujo americano, flujo nordeuropeo, etc.), como al de destino (flujo hacia el
Mediterráneo, flujo hacia el Caribe, etc.).

De cualquier forma, el funcionamiento de los flujos es extremadamente complejo y


está matizado por numerosas variables como la distancia (a mayor distancia
menor volumen de flujo), la conectividad, y, en general, las relaciones de atracción
entre las dos áreas (existencia de lazos culturales, de negocios, etc.).

El análisis de los flujos considera diversos aspectos o componentes: unos de tipo


cuantitativo, otros cualitativos y, finalmente, los que tienen carácter geográfico
y territorial.

1.1.1.1.- Aspectos cuantitativos de los flujos

Los aspectos cuantitativos de los flujos tienen que ver con la magnitud de los
mismos, referida tanto a cantidad de turistas que salen de un país, que llegan a un
destino, como también al alcance de los movimientos económicos generados en
estos desplazamientos.

Para estimar adecuadamente estos elementos se recurre al manejo de


estadísticas. Estas sirven para averiguar la dimensión económica del fenómeno en
un país (contribución que el sector realiza al Producto Interior Bruto), para conocer
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las tendencias de futuro y así, prever actuaciones futuras de planificación y
gestión (ordenación del territorio, campañas de promoción y comercialización,
etc.) y, finalmente, para organizar eficientemente los mercados.

Los datos que reflejan la mayoría de las estadísticas son:


— Volumen de turistas: número de turistas desplazados o que visitan un lugar
en un período dado. Este dato nos da una idea del tráfico turístico.
— Características de los turistas: estos datos se refieren al perfil del turista
(sexo, edad, grupo socioeconómico, etc.) y a sus hábitos de com-
portamiento (estructura del viaje, actitudes en el destino, etc.).
— Ingresos que genera el turismo en un destino dado y gasto que los
habitantes de una zona dedican a las actividades turísticas en los destinos.

Los dos grandes organismos que recogen y elaboran datos sobre el turismo
internacional son: la Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El principal documento
publicado por la OMT es el “Informe Anual sobre Estadísticas de Turismo", que
contiene un resumen de los datos más importantes procedentes de
aproximadamente 150 países y cuya información procede de las agencias
gubernamentales responsables de la actividad turística en cada país. La OCDE
elabora el informe "Política turística y Turismo Internacional" con los datos
concernientes a los estados miembros de la organización (son 27 países: Canadá,
México, Estados Unidos, Australia, Japón, Nueva Zelanda, Austria, Bélgica,
República Checa, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría,
Islandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, España,
Suecia, Suiza, Turquía y Reino Unido).

Hay que señalar, no obstante, que la realización de estadísticas turísticas presenta


ciertas dificultades; una de ellas es intrínseca al hecho turístico y es que se trata
de una actividad caracterizada básicamente por la movilidad, por lo que bastantes
desplazamientos quedan fuera de control. En este sentido, son notorios los
problemas metodológicos que entraña el registro del turismo doméstico o en el
interior de un país y, especialmente, el que utiliza el automóvil como medio
de transporte. Este fenómeno, supone un problema estadístico incluso a nivel de
turismo internacional, como se ha podido comprobar recientemente con la
apertura de fronteras habida en la Unión Europea.

Otro problema radica en la heterogeneidad del procedimiento a la hora de la


realización de las encuestas, ya que varía según los países. Existen países
también de los que no se disponen datos. Todo esto hace que la homogeneización
de la información sea compleja y, derivada de ello, que muchas veces resulte poco
fiable. Los grandes números, las macro-tendencias, sí son reflejo de la realidad,
sobre todo, en los países desarrollados, mejor dotados y con más tradición en la
realización de estadísticas; pero resulta más complejo trabajar con datos de
países en vías de desarrollo. Las propias estadísticas elaboradas por la OMT son
algunos años incompletas o poco precisas.

Existen diversas formas de hacer las estadísticas del volumen de visitantes:

— Recuento de las salidas o entradas de un país en los puestos fronterizos.


Este sistema obviamente no sirve para contabilizar el turismo doméstico.
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— Registro de las reservas de alojamiento. El problema de este sistema es que
escapan al recuento todos aquellos turistas que se alojan en apartamentos y casas
de amigos y familiares.
— Encuestas. Éstas permiten obtener resultados más limitados pero más
precisos y ricos. Se pueden realizar antes, durante o después del viaje.
De cualquier forma se sabe que el turismo nacional en muchos países
desarrollados siempre queda infravalorado y que su incidencia en el total de
movimientos es al menos diez veces superior al internacional.

Los datos concernientes a los ingresos (gastos que realizan los turistas en el país)
y gastos (gastos que realizan los residentes del país en visita a un país extranjero)
en concepto de turismo internacional de un país se estiman a partir de:
— Método bancario: compra y venta de divisas en oficinas bancarias o
establecimientos autorizados.
— Estimaciones mediante encuestas o sondeos en los puestos fronterizos a la
entrada y salida de los turistas y también en las Oficinas de Turismo.
— Métodos indirectos: a partir de los datos aportados por los hoteles y otros
prestatarios de servicios.

Estos métodos son aproximativos y presentan dificultades que se intentan


soslayar combinando todos procedimientos.

El perfil del visitante y las características del viaje sólo se pueden conocer a partir
de la realización de encuestas.

1.1.1.2.- Aspectos cualitativos de los flujos

Por otra parte, los aspectos cualitativos que reviste la investigación de los flujos
tienen que ver con la composición de los mismos. Básicamente se distinguen
tres tipos de flujos que se caracterizan sobre todo por criterios socioeconómicos
de los turistas que los integran:

— TURISMO DE ELITE. Por su propia naturaleza sólo lo llevan a cabo determinadas


categorías sociales con cierto nivel económico. Resulta limitado
cuantitativamente y circunscrito a pocos destinos. La demanda se caracteriza por
tratarse de personas muy exigentes, dispuestas a gastar por disfrutar de
estructuras receptivas de lujo, servicios de calidad o lugares muy exclusivos.
Al turismo de elite se le debe el descubrimiento de nuevos enclaves, poco
conocidos y de difícil acceso, que, con el tiempo, van con-solidándose como
destino turístico. De esta forma, el flujo va tomando volumen y pueden llegar
incluso a convertirse en objetivo del turismo de masas, momento en el cual ya no
serán visitados por los pioneros.

En países subdesarrollados la actividad turística no ha logrado alcanzar los niveles


de desarrollo que tiene en países desarrollados, y la única tipología existente en
muchos de ellos es la de elite, practicada por un círculo reducido de personas que
pertenecen a las clases sociales más elevadas, que disponen de réditos
importantes y también de tiempo libre.
TURISMO DE MASAS. Afecta a un amplio espectro socioeconómico de la población
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e involucra a miles de personas.

El turismo de masas ha comportado la realización de importantes vías de


comunicación, edificaciones a lo largo de los litorales, instalaciones e
infraestructuras receptivas en las montañas, etc.; todo ello para hacer frente a una
demanda cada vez más numerosa y estandarizada. El lado negativo de este tipo de
turismo lo representan los impactos que produce en el territorio, el medio
ambiente y en el entorno socioeconómico.

TURISMO SOCIAL. Responde a la exigencia señalada por las grandes empresas y


los sindicatos de ofrecer a sus trabajadores y sus familiares la oportunidad de
viajar y de apreciar realidades desconocidas o de ofrecer la posibilidad de ocio o
de vacaciones en condiciones particularmente favorables o gratuitas.

Se entiende también por turismo social el promovido por los entes públicos o
privados a favor de categorías sociales económicamente débiles o socialmente
necesitadas como: ancianos, niños, jóvenes o discapacitados. En este caso, el
turismo puede considerarse como un servicio social a cargo totalmente o en parte
de la colectividad.

El turismo social, precisamente porque es practicado por personas de modestas


condiciones económicas, tiene lugar fuera de los grandes circuitos turísticos y
durante las temporadas de baja estación, cuando las localidades turísticas están
menos concurridas, contribuyendo de esta manera a romper la fuerte
estacionalidad que caracteriza a muchos destinos.

Dentro de esta categoría de turistas se puede distinguir un subsegmento que está


asumiendo cada vez más protagonismo que es el "Turismo escolar". Se trata de
viajes que, sin despreciar la finalidad recreativa, se organizan básicamente con el
objetivo de completar la preparación escolar.

Desde el punto de vista económico, se considera que el turismo social es poco


remunerativo, desde el momento en que el precio debe ser reducido para que el
índice de participación sea alto. La consideración de este hecho hace que a
menudo se sacrifique la calidad.

1.1.1.3.- Aspectos geográficos y territoriales

Uno de los aspectos principales en este sentido es la caracterización de los tipos


de flujos que enlazan las áreas emisoras con las receptoras. Una primera
clasificación distingue entre: los flujos que tienen lugar dentro del territorio
nacional de un país (flujos nacionales o internos) y los que tienen lugar entre los
diversos países (flujos internacionales).

Al inicio de la actividad turística destacaban los flujos internacionales, pero a


partir de los primeros decenios del siglo XX hubo un espectacular aumento de los
flujos internos en los países de mayor desarrollo económico, representando en
estos momentos la cuota de mercado más consistente de la demanda turística. En
los países en vías de desarrollo prevalece todavía el turismo internacional,
promocionado especialmente en aras A la obtención de divisas y, de este modo,
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poder incrementar el Producto Interior Bruto (PIB).

Los aspectos territoriales que conllevan los flujos tienen que ver con las
repercusiones que generan sobre el territorio emisor la salida de un número ele-
vado de población y, principalmente, las consecuencias que ocasiona la acogida
de numerosos turistas en las áreas receptoras, sobre todo si se trata de la tipo-
logía de turismo de masas.

1.1.2. TENDENCIAS GENERALES DE LOS FLUJOS INTERNACIONALES

El movimiento global de turistas internacionales a lo largo de los últimos cincuenta


años ha experimentado un enorme crecimiento; de forma que se ha pasado de 25
millones de turistas en 1950 a 625 millones en 1998. Los mayores incrementos se
produjeron en los años cincuenta (10,6%) y de los sesenta (9,1%), contemplándose
otro momento importante entre los años 1985 y 1990, cuando la tasa de
crecimiento fue del 7%. Se estima que los desplazamientos turísticos seguirán en
aumento con una tasa de crecimiento para la primera década del milenio del 3,6%
(OMT, 1998), ligeramente inferior a la registrada durante la última década del siglo
XX (4%). Estas tasas, si bien no son tan elevadas como en años anteriores, siguen
siendo muy significativas para un sector de la economía como éste.

De una manera similar, los ingresos turísticos internacionales han pasado de 2,1 a
casi 445 mil millones de dólares entre 1950 y 1998. Estas tasas de crecimiento
son superiores a las de otros sectores de la economía, de forma que el turismo
representó en 1996 el 10,7% del PIB mundial, siendo la actividad más importante
de todas las que configuran el mercado internacional.

El estudio de los flujos internacionales se enfoca tradicionalmente a partir de una


estructuración geográfica en macroespacios, aludiendo frecuentemente para
denominarlos al concepto de "región". Antes de proseguir, conviene, no obstante,
aclarar este concepto ya que aparece en la literatura especializada haciendo refe-
rencia a territorios de dimensiones muy variadas. Así, encontramos desde la
acepción macroescalar, propia del derecho internacional y referido a espacios
constituidos por grupos de países; hasta la más restrictiva, más propia de la
geografía, en donde la región tiene una consideración espacial reducida dentro de
un país.

En los tratados de Geografía del Turismo se usa indistintamente una y otra


acepción, creando en ocasiones cierta ambigüedad. Así, la OMT, al definir las
regiones turísticas del mundo las asimila a continentes enteros; mientras que los
geógrafos franceses, por ejemplo, cuando desarrollan sus teorías sobre modelos
de desarrollo turístico manejan el concepto de región como espacio subnacional,
integrado por un conjunto de centros receptores o estaciones que presentan unos
atractivos y funciones similares. En este último caso, es cuando cobra sentido el
hecho de identificar al turismo como el factor principal de organización territorial
de algunos espacios. Hay estudios minuciosos sobre la caracterización de este
tipo de regiones y sobre el modelo de evolución o ciclo de vida que presentan (ver
trabajos de Lozato-Giotart, 1990; Miossec, 1977 y Butler, 1980) que ayudan a
comprender los cambios económicos y sociales ocasionados tanto por procesos
del propio desarrollo interno de la actividad como por la propia dinámica del
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territorio.

En este capítulo, la consideración de región se referirá a los macroespacios


propuestos por la OMT, ya que se trata de un análisis sintético de los flujos inter-
nacionales principales. Un análisis a escala menor necesita una detallada
documentación estadística de cada país en particular, objetivo que rebasa el ámbi-
to propuesto en esta conferencia.

Las macrorregiones en que la OMT divide el mapa turístico del mundo son: África,
Américas, Asia Oriental y Pacífico, Europa, Oriente Medio y Asia Meridional.
Cada una de ellas está integrada por diversos países, tal y como se refleja en el
cuadro 1.1.

CUADRO 1.1.
División de la OMT de regiones turísticas del mundo
1.2. REGIONES EMISORAS 10

Las regiones origen son aquellas de donde parten los turistas. El patrón de
distribución espacial suele coincidir con los países más desarrollados. Este factor
ha cambiado poco desde los inicios del turismo y se prevé que continuará así en un
futuro con pocas variaciones; otras regiones se incorporan al esquema gracias al
saneamiento de sus economías o a la apertura de fronteras (China, Federación
Rusa, Polonia, Brasil, Taiwan, etc.) pero en ningún caso sus cifras pueden igualar a
las de los ya consolidados.

Así pues, los factores que pautan el mapa mundial de los países emisores están
claramente ligados al alto nivel adquisitivo de la población, la disponibilidad
de tiempo libre y al desarrollo tecnológico, sobre todo en el ámbito de los
transportes y las comunicaciones.

Tradicionalmente, los flujos venían motivados por el disfrute de entornos litorales


de clima agradable y, por otra parte, por los atractivos culturales. Por ello, los
flujos balneotrópicos se establecieron desde el principio en el hemisferio Norte
con dirección meridiana y sentido hacia el sur. De este modo, los turistas
procedentes del norte de Europa y de América han tenido como destino predilecto
las playas del Mediterráneo y del Caribe. Sin embargo, en la década de los noventa
se asistió a un proceso de distribución diferente debido a la diversificación de la
oferta, al incorporarse al mercado destinos de otras regiones, con lo cual, nuevos
flujos surgieron a modo de radios desde los núcleos emisores.

Vistos los factores que caracterizan a un país emisor, y solapándolo con las
estadísticas de gasto en turismo (cuadro 1.2), resulta que la mayoría de los
principales países emisores del mundo forman parte de la OCDE (15 de los 27
países se ubican entre los 20 primeros puestos).

CUADRO 1.2.
Gasto turístico internacional
Llama la atención la reciente entrada en este cuadro de países no pertenecientes
11
a la OCDE como China, la Federación Rusa, Taiwan, Polonia o Brasil, que en 1987
estaban totalmente fuera de este contexto y que han entrado a costa de que
cayeran de la lista otros países emisores como Dinamarca o Kuwait (aunque siem-
pre se mantienen cerca de los veinte primeros puestos). Pero, sobre todo, es
significativo el descenso de la demanda en países americanos como México (que
ocupaba el séptimo lugar), Argentina y Venezuela, debido probablemente a
dificultades socioeconómicas internas. También es relevante el ascenso de
puestos de otros países como Italia, y la República de Corea.

Llama la atención la reciente entrada en este cuadro de países no pertenecientes


a la OCDE como China, la Federación Rusa, Taiwan, Polonia o Brasil, que en 1987
estaban totalmente fuera de este contexto y que han entrado a costa de que
cayeran de la lista otros países emisores como Dinamarca o Kuwait (aunque siem-
pre se mantienen cerca de los veinte primeros puestos). Pero, sobre todo, es
significativo el descenso de la demanda en países americanos como México (que
ocupaba el séptimo lugar), Argentina y Venezuela, debido probablemente a
dificultades socioeconómicas internas. También es relevante el ascenso de
puestos de otros países como Italia, y la República de Corea.

Hay que remarcar que la mayoría de los países que aparecen en este cuadro son, a
su vez, importantes destinos turísticos. De esta forma, la balanza de pagos
turística (diferencia entre ingresos y gastos) del conjunto de países de la OCDE
presenta un pequeño saldo negativo, debido fundamentalmente a la fuerza que
tienen Japón, Alemania y el Reino Unido como países emisores. Otros países con
saldo turístico negativo de la OCDE, en 1995, eran: Canadá, Bélgica, Luxemburgo,
Dinamarca, Islandia y Suecia; mientras que Estados Unidos y Francia no presentan
déficit debido al importante volumen de ingresos turísticos.

Los países que tradicionalmente más gastan en turismo son Estados Unidos y
Alemania. Estos dos países junto con Japón, que muestra una tendencia creciente
al gasto en materia turística, producen actualmente más de un tercio de los
ingresos por turismo internacional en todo el mundo y junto con el Reino Unido,
Italia y Francia el 50% del ingreso por turismo total mundial. España, pese a ser un
gran país receptor, se mantiene desde 1980 en torno a un discreto puesto 21 en
cuanto al gasto en materia turística.

CUADRO 1.3.
Regiones de la OMT que más volumen de gasto realizan en concepto de
turismo internacional

Los pronósticos para el año 2020 según la OMT son que el principal país emisor
será Alemania, seguida de Japón y Estados Unidos. Si se analiza el fenómeno a
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mayor escala, siguiendo la división de regiones mundiales turísticas que maneja la
OMT, Europa es, con mucha diferencia, el área emisora más importante,
seguida de Américas y en tercer lugar Asia Oriental y Pacífico, quedando las
demás a mucha distancia (cuadro 1.3).

1.3. REGIONES RECEPTORAS

1.3.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES

El factor principal para explicar la génesis y evolución de una región receptora de


turismo (o región turística) es la existencia de atractivos; a lo que hay que unir el
desarrollo de medios de transporte y de una organización e infraestructuras
turísticas adecuadas. Otros elementos indispensables son: la estabilidad política y
militar y el orden público y, desde luego, la voluntad política de querer desarrollar
turísticamente el país o la región.

Los atributos territoriales que permiten los desarrollos turísticos o atractivos se


asimilan a los recursos, de los cuales existe una extensa gama. Hay un gran grupo,
que se conoce como "recursos dados", que son aquellos elementos de la
naturaleza o de la cultura que cobran dimensión de recurso turístico desde el
momento en que prestan un servicio recreativo y que se consideran como parte de
la oferta básica; y otros son los "recursos creados" (u oferta complementaria) que
son los que se generan de forma artificial para expandir la actividad en un área
turística ya establecida (parques recreativos, discotecas, casinos, exhibiciones de
arte, festivales, etc.).

Las inversiones que, en materia de turismo, se realizan en los destinos van


dirigidas fundamentalmente al desarrollo de infraestructuras alojativas; a trans-
portes-lanzadera (para facilitar los enlaces con terminales de viajeros
internacionales) y transporte urbano, y a acondicionar los entornos turísticos en
donde se encuentran los atractivos.

1.3.2. LOS IMPACTOS DEL TURISMO SOBRE LAS ÁREAS RECEPTORAS

Desde un punto de vista geográfico, interesa conocer cuáles son las


transformaciones socioeconómicas y territoriales que conlleva el desarrollo
turístico de una zona espacial y temporalmente. Los dominios habituales objeto de
impacto turístico son: medio ambiente, economía, sociedad y cultura.

El tema de los impactos que el turismo ocasiona sobre el territorio es objeto de


estudios detallados en muchos manuales específicos. Aquí se tratará de forma
sintética, porque son factores que tienen dimensión geográfica sobre las regiones
receptoras y además permiten conocer la naturaleza de las relaciones entre el
turismo y los procesos de desarrollo o las relaciones entre visitantes y residentes.

El impacto económico del turismo deriva del resultado del balance de costes y
beneficios de la actividad. La magnitud de los impactos depende, en gran medida,
del nivel de desarrollo de las comunidades receptoras, del volumen de gasto
turístico, del número de visitantes, de la escala espacial (local, regional, nacional,
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etc.), en definitiva, del nivel de dependencia del turismo para la economía de la
zona. En líneas generales, el turismo es un sector cuyo impacto suele ser positivo
para la economía ya que normalmente genera beneficios que se plasman en:

— Mejora del saldo de la balanza de pagos: la actividad turística ha jugado


siempre un papel decisivo como elemento compensador de la balanza comercial de
la economía de un país. Hay que resaltar, no obstante, que son pocas las
principales naciones emisoras (Alemania, Japón y Reino Unido) que presentan
déficit en la balanza turística, ya que son capaces de invertir esta situación a
través del control de compañías touroperadoras, líneas aéreas, operadores de
transporte, cadenas de hoteles internacionales, seguros, servicios bancarios, etc.
que dan servicio a la industria turística.

— Creación de empleo: el desarrollo del turismo ha generado distintos tipos de


empleo: empleo directo, el ocasionado por el aumento de la demanda, como
consecuencia, del incremento de plazas hoteleras, nuevos restaurantes, medios de
transporte, etc.; y empleo indirecto, producido por la irradiación hacia a otros
sectores.

El empleo en el sector turístico tiene unas características determinadas


dependiendo del nivel de desarrollo de la actividad en el destino y del grado de
estacionalidad. En general se caracteriza por la gran cantidad de puestos de
trabajo a tiempo parcial y eventual, lo que tiene como consecuencia una baja
cualificación profesional.

El desarrollo de los recursos humanos es un factor vital para la actividad turística,


es su capital más preciado; pero debe cumplir con unos requisitos de calidad y
para ello, se requiere una correcta gestión de los mismos y una adecuada
cualificación, que se logra con una buena formación y con la posibilidad de seguir
mejorando mediante programas de formación continua.

— Aumento y distribución de la renta. El turismo se ha mostrado como un


factor determinante en el aumento y distribución de la renta (tanto per cápita
como en términos de contribución al equilibrio regional). Esta contribución a la
economía de un país se plasma en el PIB, que puede ser variable según los países.
En países desarrollados su contribución suele ser pequeña (1-2%) pero en países
en vías de desarrollo con economías poco diversificadas tiene un gran peso.

Por lo que respecta a los costes ocasionados por la actividad, hay que comentar
que pueden ser tanto de tipo económico como ambiental y sociocultural y,
frecuentemente, en el balance económico final han estado hasta la fecha bastante
infravalorados o incluso se les ha ignorado.

Entre los impactos negativos más habituales que el turismo genera en los
destinos, destacan:

— Coste de oportunidad: se refiere al coste que supone destinar un recurso


para uso y disfrute del turismo cuando podía ser objeto de otra actividad
económica o ser preservado. Aquí entran en juego aspectos tan importantes como
la conservación de los recursos naturales y la creciente preocupación por el medio
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ambiente.

— Tensión inflacionista: los precios relativos a las actividades de ocio y la


estacionalidad de la demanda influyen negativamente en las comunidades
residentes que pueden ver aumentados los precios y disminuida su renta disponi-
ble debido al desarrollo de la actividad turística, llegando a ocasionar agravios
sociales.

— Los residentes incrementan su dependencia de inversores y compañías


extranjeras: lo ideal sería que tras las inversiones iniciales el sector creciera a
partir de las iniciativas locales, pero no suele suceder así. De hecho, se introducen
inestabilidades y debilidades en los mercados laborales y se genera recesión en
los países emisores.

— Desvía inversiones de otras áreas desarrolladas: el turismo es el vehículo


que favorece la salida del país emisor de importantes sumas de dinero, que de otra
forma habrían podido invertirse en la propia zona.

— La generación de empleo local tiene también su lado negativo, ya que la


mayor parte de los empleos generados se asocian a salarios bajos, trabajo poco
cualificado y servil, a tiempo parcial y/o estacional y muy dependiente del trabajo
femenino.

— Genera externalidades negativas (contaminación, elevación de la tasa de


criminalidad, pérdida de recursos, etc.) que casi nunca son evaluadas y, mientras
no se cuantifiquen, no se conocerá bien la dimensión económica del fenómeno.

— Los impactos ambientales que ocasiona el turismo son muchos y variados.


Un hecho alarmante en este sentido es que, entre las nuevas tendencias turísticas
que están surgiendo no existe siquiera una legislación clara sobre la forma de
preservar un recurso natural o ecosistema frágil, quedando, muchas veces, al
arbitrio de la ética de los empresarios la forma de proceder. Ante este hecho,
existen varias posturas; algunos empresarios muestran una actitud muy
responsable, fruto de la reflexión y como apuesta decidida hacia el desarrollo
sostenible; otros, también respetuosos con los recursos, más que por conven-
cimiento, operan así como mera estrategia de marketing; otros tantos hacen caso
omiso de cualquier recomendación que no venga impuesta por una ley y, a veces,
hasta se incumple la legalidad.

Sea como fuere, la puesta en marcha de programas de preservación de zonas de


gran riqueza ecológica (humedales, litoral, montañas de gran atractivo turístico,
etc.), a través de limitaciones de la capacidad de carga, evaluación de impacto
ambiental (EIA), etc. sirven como instrumento básico hacia la planificación
turística sostenible.

Por otra parte, hay que contemplar también el impacto que el turismo va a
ocasionar sobre la población residente, reflejada en cambios sociales, culturales y
en las formas y modos de vida. Los efectos sobre las poblaciones locales
habitualmente se consideran como impactos negativos, ya que suelen apuntar
hacia la pérdida de identidad, banalización e incluso marginación de la población
residente. Estos impactos son menores cuando las sociedades receptoras
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presentan un cierto grado de desarrollo.

También se observa que, a medida que se incrementa el flujo turístico, disminuyen


los contactos entre los turistas y la población receptora o bien se hacen cada vez
más infrecuentes y superficiales; en este sentido, influye mucho el perfil del
turista.

Los principales efectos sociales y culturales del turismo afectan a:

— La estructura de la población: afecta al tamaño de la población residente


positivamente (los nuevos empleos suponen un freno de la emigración, un estímulo
al crecimiento vegetativo e incluso una atracción para trabajadores inmigrantes).

— Transformación de las formas y tipos de ocupación: inestabilidad social con


la llegada de trabajadores foráneos (rotación constante, escaso tiempo para
desarrollar relaciones duraderas e integrarse en la comunidad, etc.). También se
pueden dar fenómenos de segregación de los residentes locales a favor de una
ocupación de los mejores emplazamientos por los turistas.

— Transformación de valores y de las formas de vida tradicional: la conducta


del turista afecta a los residentes, sobre todo si se trata de países o regiones poco
desarrollados. Así, costumbres, relaciones sociales, aspectos políticos, morales,
religiosos, etc. pueden verse alterados con la llegada de turistas.

— Banalización de los fenómenos culturales: puede producirse también la


desaparición de artes tradicionales y del mundo artesanal y folclórico. Este hecho
tina vez ha tocado fondo puede ser a su vez el factor que lo revitalice al reaccionar
frente al proceso de aculturación.

Desde el lado opuesto, hay que considerar que del mismo modo se generan
impactos positivos como:

— Contribución del turismo a la conservación del patrimonio cultural de una


zona: así, parte o la totalidad del patrimonio cultural (museos, teatros,
monumentos artísticos, etc.) podría ser víctima de la modernización si el turismo
no resaltara sus valores o apoyara su conservación.

— Incremento del reconocimiento de los residentes locales por su patrimonio


natural y cultural al observar el interés que los turistas muestran por él.

1.3.3. LAS PRINCIPALES REGIONES TURÍSTICAS DEL MUNDO

El patrón de distribución espacial mundial de la oferta turística se configura a


partir de los datos de llegadas turísticas. La macroescala apunta a que la región de
la OMT con más visitantes internacionales es Europa, que acapara más de la mitad
16
de las llegadas (cuadro 1.4). Las causas que explican este fenómeno son: por una
parte, la existencia en el continente de muchos países y muchos desplazamientos
dentro del propio continente (flujos intrarregionales o dentro de la propia región),
el alto nivel de desarrollo, la presencia de atractivos espectaculares e importantes
lazos históricos entre los pueblos. De otro lado, en Europa existe una abundante y
completa infraestructura turística que facilita la afluencia de visitantes.

CUADRO 1.4.
Distribución porcentual de llegadas turísticas y los ingresos aportados en
1997 a las diferentes regiones

Dentro de lo que es Europa, las subregiones que más llegadas de turistas


registraron en 1997 fueron: Europa Occidental (123.746.000) y Europa Meridio-
nal (104.793.000). En el listado de los veinte países con más llegadas
internacionales (cuadro 1.5) encontramos que catorce son países europeos y
Francia, España, Italia y Reino Unido ocupan los puestos de cabecera desde hace
varias décadas.

CUADRO 1.5.
Listado de los veinte países con más llegadas de turistas internacionales e
ingresos en 1980 y 1997

La segunda región en llegadas turísticas es Américas, con un 19,34% de las


mismas, destacando claramente una concentración en la subregión de América del
Norte y, en particular, en Estados Unidos, que es un destino consolidado desde la
década de los cincuenta. Existen, además, nuevas regiones emergentes como
Oriente Medio, que compiten en el mercado con valores interesantes como una
17
mayor calidad ambiental, servicio individualizado, variedad de productos, precios
razonables, etc.

A escala nacional, los principales destinos internacionales desde 1950 hasta


nuestros días son: Francia, Estados Unidos, España e Italia. Desde 1980 hasta
1997 se han experimentado cambios sustanciales consistentes en la incorporación
de diversos países al grupo de áreas receptoras. Tal es el caso de Hong Kong
(aunque está por ver su evolución tras su proceso de descolonización), Turquía,
Sudáfrica, Indonesia, Argentina y Australia.

De cualquier forma, hay que señalar que entre los veinte primeros destinos
mundiales y el resto hay grandes diferencias en cuanto al número de llegadas.

1.3.4. TENDENCIAS DEL TURISMO INTERNACIONAL

Las llegadas de turistas internacionales en el mundo crecieron en torno al 5,5%


anual desde 1985 a 1996; las únicas incidencias remarcables se dieron en 1991,
cuando la tasa de crecimiento anual experimentó una considerable disminución
(1,4%) y en 1993 con sólo un discreto crecimiento (2,9%) debido a la recesión
económica padecida por los países industrializados. Algo parecido sucedió en 1995
con una tasa de sólo el 2,8%.

En 1995, los países de la OCDE acapararon el 68% de los ingresos turísticos del
mundo, siendo Europa la región más favorecida dentro de la OCDE, cuyos países
ingresaron el 67% del global de los beneficios por turismo.

Por otra parte, las subregiones de la OMT que mayor tasa de crecimiento en el
número de llegadas han experimentado desde 1980 hasta 1997 han sido: África
Meridional (11,49%), Mediterráneo Oriental (10,54%) y Micronesia (9,92%).

Las figuras 1.2 y 1.3 muestran la evolución de los flujos turísticos internacionales
durante la década de los ochenta y finales de los noventa. Se puede constatar a
través de la observación de estos mapas que los flujos más sólidos de los años
ochenta persisten durante la década posterior o incluso se refuerzan. La diferencia
más notoria entre ambas figuras es la aparición de nuevos flujos de larga distancia
a finales de los noventa, la mayor parte de los cuales tienen como punto de partida
la región Europa. El otro caso llamativo es el de Japón, desde donde irradian
también nuevos flujos de larga distancia.

ÁFRICA

Esta región ha tenido históricamente una participación pequeña en las llegadas


internacionales, ya que, por ejemplo, en 1997 recibía algo menos de 25.000.000 de
turistas, lo que suponía el 2,51% de los turistas mundiales. Además, el mercado
africano está sujeto a fuertes fluctuaciones debido a conflictos bélicos, recesiones
económicas en los países emisores, epidemias, etc.
18

Figura 1.2.- Principales tipos de flujos turísticos internacionales en la década de


los ochenta Fuente: Lozato-Giotart, 1990

Figura 1.3.- Principales tipos de flujos turísticos internacionales en la década de


los noventa. Fuente: Mespelier y Bloc-Duraffor, 1997

La mayor parte de turistas que recibe este continente provienen de la propia África
(41,50% en 1997). En segundo lugar, se sitúa Europa, con un 36,68%. El resto de
19
regiones les siguen a mucha distancia (cuadro 1.6).

CUADRO 1.6.
Región de procedencia de los turistas llegados a África

ÁFRICA SEPTENTRIONAL es la principal zona turística de esta región, siendo


Túnez el destino más consolidado, que ha crecido ininterrumpidamente desde el
comienzo de la década de los noventa. La subregión ÁFRICA OCCIDENTAL
presenta un estancamiento en las llegadas de turistas y un ligero aumento de los
ingresos. Su imagen turística está perturbada por los conflictos políticos y
militares así como por problemas sanitarios en algunos de los países
subsaharianos.

La mayor tasa de crecimiento en los últimos años la ha experimentado ÁFRICA


MERIDIONAL ya que se ha visto favorecida por el auge del turismo de negocios en
Sudáfrica. ÁFRICA ORIENTAL presenta destinos muy espectaculares para el
turismo de naturaleza (Kenia, Tanzania, etc.) y exóticos litorales en las islas del
océano índico, habitualmente frecuentadas por europeos.

AMÉRICAS

Esta región se situaba en 1997 en el segundo lugar en el registro de llegadas


internacionales con 120.190.000 turistas. No obstante, los ingresos por turismo
internacional no siguen la misma evolución que las llegadas, ya que ha disminuido
el turismo dirigido hacia la subregión América del Norte debido básicamente a la
reducción del número de viajeros canadienses que eligen esta zona como lugar de
destino turístico.

El turismo internacional se nutre en primer lugar de la propia región, seguido a


distancia de Europa y de la región de Asia Oriental y Pacífico (cuadro 1.7).
CUADRO 1.7 20
Región de procedencia de los turistas llegados a América

La subregión de AMÉRICA DEL NORTE es la principal emisora de turismo (sobre


todo en función de la demanda generada desde Estados Unidos y Canadá), siendo
sus destinos principales la propia región, seguido por Europa, Caribe y Asia
Nororiental. Estados Unidos es el país que más gasta del mundo en viajes de
turismo al extranjero.

Respecto a las llegadas, esta subregión es la más importante, ya que acaparaba en


1997 casi el 85% de las mismas. Estados Unidos sigue siendo el segundo destino
mundial preferido (con más de 47.000.000 de turistas en 1997) y el primer destino
turístico en la región de las Américas. Canadá mantiene una tendencia creciente
en las llegadas de turistas procedentes de Estados Unidos y de los grandes
mercados europeos.

El CARIBE es en estos momentos la tercera subregión receptora de América, con


15.286.000 de turistas en 1997 y una tasa de crecimiento superior a la de América
del Norte (4,91 y 3,46% respectivamente). En cuanto a ingresos se sitúa en
segundo lugar, debido al tipo de turismo que se lleva a cabo en esta subregión.

AMÉRICA CENTRAL ha mejorado ligeramente su cuota de mercado, aunque aún se


mantiene baja en comparación con las cifras de turismo internacional del
continente americano.

La subregión de AMÉRICA DEL SUR es la segunda en importancia y ha registrado la


mayor tasa de crecimiento (6,09% en 1997), debido sobre todo a la llegada de
turistas europeos y norteamericanos, así como por un importante flujo
intrarregional entre los mismos países sudamericanos, sobre todo en los estados
del Mercosur: Argentina, Brasil y Uruguay En particular merece destacarse en los
últimos años la importante promoción realizada por Argentina, que está
empezando a dar sus frutos al ascender en el ranking de los países turísticos
desde el puesto 46 en 1980 al 28 en 1997.

ASIA ORIENTAL Y PACÍFICO

Esta región ha aumentado espectacularmente su participación en los movimientos


turísticos internacionales como receptor y emisor de turistas. En 1997 recibió
86.927.000 de turistas, cuyas dos terceras partes procedían básicamente de los
países de la propia región (cuadro 1.8). Este fenómeno se explica por el descubri-
miento de la zona por parte de touroperadores y de los turistas de países más
desarrollados, ávidos de nuevas experiencias, y también por el incremento de la
renta per cápita en algunos países asiáticos (Japón, Corea del Sur, Hong-Kong,
Taiwan y Singapur). Los principales destinos emergentes han sido Camboya y
Vietnam, siendo Japón la principal zona emisora. Las previsiones apuntan a que
21
China tendrá un importante papel en el turismo internacional en los próximos años.

ASIA NORORIENTAL fue la subregión más visitada, con más de la mitad de las
llegadas a la región; las islas del Pacífico y la subregión Australasia todavía tienen
un índice de participación bajo en el conjunto de la región, pero Micronesia ha
experimentado una de las tasas de crecimiento más altas.

CUADRO 1.8
Región de procedencia de los turistas llegados a Asia Oriental y Pacífico

ASIA MERIDIONAL

En 1995 fue la tercera región del mundo respecto al crecimiento de llegadas


turísticas y la segunda en lo que respecta al incremento de los ingresos, aunque en
1996 descendió su cota de mercado ligeramente. En 1997, a esta región llegaron
5.071.000 de turistas, la mayor parte de ellos procedentes de Europa, dándose así
el caso de ser la única región del mundo donde el liderazgo de llegadas no lo
asume la propia región (cuadro 1.9).

CUADRO 1.9
Región de procedencia de los turistas llegados a Asia Meridional

La India es el país que ha registrado mayor incremento de las llegadas, ocupando


el primer puesto entre los destinos de la región con 2.300.000 de turistas.

EUROPA

Ésta es la primera región turística del mundo tanto en términos de región


receptora como emisora. Absorbe el 60% de las llegadas internacionales
(372.523.000 en 1997) y tiene una tasa de crecimiento del 1,1%. La aportación del
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sector turístico al PIB en 1995 para el conjunto de la región era del 2,2%, des-
tacando el caso de algunos países con economía diversificada como España, en
donde supera el 10% del PIB; y varios de la Europa del Este (Bulgaria, Estonia,
Hungría, Polonia, República Checa, etc.) en donde se sitúa en torno al 5-7%.

La mayor parte de los movimientos internacionales son flujos intrarregionales, es


decir, tienen como punto de partida países del propio continente europeo (cuadro
1.10).

CUADRO 1.10.
Región de procedencia de los turistas llegados a Europa

Pero la importancia turística del continente europeo no se basa sólo en su


capacidad receptora, sino que también es el principal emisor de flujos inter-
nacionales. De hecho, en todas las zonas en que la OMT divide el mundo los
europeos son el segundo mercado en importancia tras los habitantes de la propia
región, exceptuando el caso de Asia Meridional, en donde llegan a liderar incluso
las llegadas internacionales.

La subregión EUROPA OCCIDENTAL es la que más llegadas internacionales


registra (34,4% en 1997) pero se observa un cierto decaimiento de los resultados,
en llegadas e ingresos, como consecuencia del grado de saturación y de la
sobrevaloración de la moneda en determinados destinos.

EUROPA MEDITERRÁNEO ORIENTAL es la subregión que ha experimentado un


crecimiento más rápido en las llegadas y en los ingresos por turismo internacional
porque partían de un nivel bajo.

EUROPA SEPTENTRIONAL presenta buenos resultados de llegadas e ingresos


turísticos debido a las favorables cifras registradas en el Reino Unido.

La subregión de EUROPA MERIDIONAL sigue siendo una de las más importantes,


acaparando un 29,1% de las llegadas internacionales a esta región en 1997.

ORIENTE MEDIO

Se trata de una región con gran riqueza cultural que, tras superar diversas crisis
geopolíticas durante el quinquenio 1965-70, en el que experimentó una caída
importante de los movimientos turísticos, se ha recuperado con tasas de
crecimiento muy elevadas.

El volumen de llegadas registrado en 1997 fue de 15.622.000, y la mayor parte de


los turistas procedían de la propia región y de Europa (cuadro 1.11).
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CUADRO 1.11
Región de procedencia de los turistas llegados a Oriente Medio

PREVISIONES DE FUTURO

Desde un punto de vista general, la industria del turismo tiene un futuro optimista
a escala mundial. Ha crecido muy rápidamente desde los años cincuenta, y según
estimaciones de la OMT, en el año 2010 se producirán 1.047.000.000 de
movimientos turísticos y 1.602.000.000 en el año 2020, cifras que no incluyen los
movimientos domésticos.

Respecto a los ingresos, de los 2.100 millones de dólares del año 1950, se espera
que se ingresen 2 billones de dólares en el año 2020.

Estas mismas previsiones estiman que para el año 2020 el liderazgo de las
llegadas internacionales lo ocupará China, desplazando un puesto a todos los
países de cabecera (cuadro 1.12).

CUADRO 1.12.
Previsiones sobre los principales destinos internacionales para el año 2020

Resulta evidente que estamos viviendo una etapa de transición en el turismo hacia
nuevas tendencias, y el primer indicador del cambio se manifiesta en el
componente más importante de la actividad: el turista.

Los nuevos consumidores turísticos están demandando infraestructuras y


servicios especiales; están, en general, más sensibilizados con la cultura, el medio
ambiente y su conservación. Por otro lado, ahora el turista es capaz de ser el
propio intermediario de su actividad con la ayuda de las nuevas tecnologías pues-
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tas a su alcance y ya no se conforma con la oferta y la forma de comercializar
existentes. Es, por tanto, el momento de innovar para poder proporcionar al cliente
nuevos productos y servicios más flexibles, no estandarizados. Y todo ello pasa
por la adecuada formación de los recursos humanos, que como se comentaba
anteriormente, es el capital más preciado con que cuenta este sector.

Por otro lado, ante tales previsiones de movimientos turísticos urge la


implementación de políticas territoriales que garanticen la sostenibilidad de la
actividad y de los recursos naturales, que actúan tanto de atractivo como de
aquellos que la soportan. En este sentido, tras la Conferencia de Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente de 1992 (Cumbre de Río de Janeiro), 182 países han
adoptado el programa de acción Agenda 21, que se propone identificar los
principales problemas ambientales y formular estrategias de transición hacia
formas de desarrollo sostenible.

A tal efecto, y bajo el auspicio del Consejo Mundial de los Viajes y Turismo (WTTC),
la Organización Mundial de Turismo (OMT) y el Consejo de la Tierra han
desarrollado un plan de acción dirigido a las diferentes administraciones y
empresas turísticas conocido como “Agenda 21 para la industria de los viajes y el
turismo.
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