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Tarea M5

Facultad de Licenciatura de Administración de Empresas

UTH FLORIDA UNIVERSITY

Español

Master María Vargas

30 de Enero de 2023

INSTRUCCIONES

Elija un cuento o una novela corto y aplique en análisis literario el cual deberá
contener la siguiente estructura:
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1. Análisis literario de una obra o cuento:

 Título de la obra o cuento.


 Tema principal.
 Argumento y síntesis o resumen (asunto de que se trata en una obra o
cuento).
 Palabras claves (respondiendo las preguntas qué, cómo, dónde, porqué,
quién, cuándo).
 Personajes (sólo se escribe el título).
Principales o protagonistas -- Secundarios o antagonistas.
 Descripción de personajes.

Rasgos físicos o fisiológicos.

Rasgos psicológicos o comportamentales.

 Tiempo (sólo se escribe el título).

Narrativo o verbal (se realiza a través de los verbos: presente, pasado o


futuro o mezcla de éstos).

Cronológico (un día, 1 año, 1 hora; entre otros).

Ambiental (estaciones: invierno, verano, primavera; entre otros).

 Espacio (sólo se escribe el título)

Amplio (ej.: un castillo, una casa, un tren; entre otros).

Reducido (ej.: una habitación, un salón, un pupitre; entre otros).

DESARROLLO

ANALISIS LITERARIO
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 TITULO DE LA OBRA: Un Cuento Scout.


 TEMA PRINCIPAL: Sobre los Boys Scouts.
 ARGUMENTO: Esta historia se trata sobre como unos estudiantes y
un profesor querían abrir un grupo scout en su escuela.
 PALABRAS CLAVES: -¿Quiénes son?… ¿son soldados?… -¿Usted es
scout?-
 PERSONAJES: A. El Profesor.
B. Los alumnos.
C. El Jefe de Tropa.
D. El joven Scout.
 DESCRIPCION DE PERSONAJES:
a) El Profesor: Humilde, Inteligente, Aturdido y Decepcionado.
b) Los Alumnos: Alegres, emocionados y Felices.
c) Los Scouts: Alegres, cantando, cansados.
d) El Jefe Scout: Serio, enojado, Elegante.
 TIEMPO: Este cuento está relacionado con el tiempo que en donde
los niños vieron a los boys scouts caminando en el pueblo de ellos y
después días después el profesor se dirige a a la ciudad para realizar
cosas de la escuela y al mismo tiempo aprovechar para ir a visitar un
grupo scout y saber que necesitaba para formar un grupo en su
pueblo y con los alumno de su escuela.
 ESPACIO:
a) Una escuela.
b) Una Aula.
c) El parque.
d) Oficina de secretaria.
e) Oficina Scout.

Cuento Scout
Por: Venado Blanco
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Había una vez en un pueblito de la sierra, alejado de los grandes centros de

población, donde todavía se respira la paz, el perfume de las flores y el silencio te

conmueve, un humilde profesor de una escuela rural construida de troncos y cartones

el techo y adobes de barro las paredes, roídas por el tiempo, que día a día impartía las

materias escolares que habrían de educar intelectualmente a unos pocos niños del

lugar, pequeños seres olvidados por los políticos en turno y los grandes caciques, pero

guiados por la mano cariñosa de Dios. Así transcurrían los días, uno tras otro en infinito

desfile, como las mariposas vuelan y el viento alegre se entretenía en mover las hojas

de los árboles.

Un día mientras impartía a esos niños de mirada profunda y juguetona una clase

de civismo de la manera en que a él se la habían enseñado hacía muchos años, antes

de que necios caprichosos hicieran reformas a los métodos educativos, oyeron que

afuera del único salón de clases, por la terrosa calle del poblado, que alguien se

acercaba cantando una tonada alegre. Se asomó a la sola ventana que había y pronto

llamó a sus pocos alumnos a que miraran junto con él. Lo que veían era una fila de

muchachos uniformados adentrándose al pueblo por su única calle.

Con sus mochilas al hombro, bordón en mano, seguían al que llevaba un

banderín colorido que parecía el jefe. Se veían cansados pero parecían alegres pues

cantaban al unísono. Curiosos, pues nunca habían visto eso, los pequeños alumnos
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arremolinados en la pequeña ventana de madera despintada, preguntaron a su

maestro: -¿Quiénes son?… ¿son soldados?… Antes de que su profesor pudiera darles

alguna respuesta, aquel grupito de muchachos comenzaron a cantar a viva voz,

mientras marchaban en fila: -¡Yo soy scout, de corazón, acamparé con ilusión, yo soy

scout de corazón y acamparé con ilusión. Al monte iré, lo escalaré, y a Dios daré, mi

corazón, al monte iré…!

Viendo cómo se alejaban por la calle para atravesar el poblado hacia rumbos

desconocidos, el profesor les dijo: –Creo que son boys scouts, los vi una vez que fui a

la capital, hace muchísimo tiempo. Extrañados por el nombre raro que les había dicho y

abriendo grandes sus ojos, los alumnos le preguntaron: -¿Boys qué?... –Boys escouts,

les repitió el profesor. Percibiendo que no entendían, les explicó: –Boys scouts quiere

decir en inglés “muchachos exploradores”. Son muchachos de la ciudad que se reúnen

para hacer excursiones al campo y les enseñan muchas cosas como prender lumbre

sin usar fósforos, a guiarse por las estrellas, a seguir huellas de animales .Vienen al

monte y acampan bajo el cielo, rodeados de árboles, donde el arrullo del arroyuelo los

guía y en las noches alrededor de una fogata cantan para darse calor de amigos. Creo

que también ahora hay muchachas que les gusta hacer lo mismo.

Después de un breve silencio le dijeron todos con algarabía, cercándolo alegres

y casi derribándolo de su lugar: -¡Profesor, profesor, nosotros también queremos ser

boy scout!. El maestro viéndolos contentos e ilusionados, como amoroso padre


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sustituto les dijo: –Pero si ustedes viven en el campo, conocen las plantas y los

animales, cómo se comportan, para qué sirven, si se pueden comer o no. Saben

ordeñar una vaca, lazar un becerro, curarle sus heridas a un perro, plantar semillas,

cosechar las mazorcas de maíz, sacar agua del pozo. Todos los días juegan en el

campo bajo los rayos del sol cuando salen de clases. Los niños, sin meditarlo siquiera,

le contestaron jalándolo de la ropa y brincando alrededor: -¡Si profesor, pero queremos

ser como ellos, andar uniformados y salir de excursión cantando!, ¡Si… diga que si!.

Ante tanta insistencia, al profesor no le quedó otra cosa más que contestarles: –

Bueno, a la otra que vaya a la ciudad voy a averiguar cómo le podemos hacer para ser

boys scouts.

Un día que le tocó ir a la capital a arreglar unos asuntos pendientes de jubilación

en la Secretaría, el humilde profesor se puso a buscarlos. Anduvo preguntando por

muchos lados por los boys scouts pero nadie sabía de una oficina de ellos o adonde

encontrarlos, hasta que alguien le dijo que los había visto en un parque tal. Se

encaminó a pie hacia allá y al llegar vio varios grupitos de muchachos y muchachas

con uniformes de diferentes colores. Se acercó tímidamente hacia la persona de mayor

edad que vio y saludándolo sombrero en mano le dijo: –Buenas tardes… perdone…

mire, vengo del pueblo y quisiera me informase de cómo poder entrar a los boy scouts

con mis alumnos. La persona, viéndolo de arriba abajo por su pobre vestimenta, le

contestó: -¡No se dice boy scouts, somos scouts nomás!, vaya con aquella persona que
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es el Jefe de Grupo. Viendo a quien señalaba con su brazo e índice extendido, el

profesor fue a su encuentro y le hizo la misma petición. El Dirigente amablemente le

explicó que debía ir a tal dirección a hablar con el Comisionado tal o con el Presidente

tal de la Provincia tal. Para terminar le dijo: –Tome el camión tal y al llegar a tal parada

se baja y pregunta por allí adonde está tal oficina, que allí está tal persona que le

puede explicar mejor.

-¡Muchísimas gracias, que la pase bien!– le dijo el profesor, dándole la mano

para despedirse. Extrañado de que el Jefe le haya dado la mano izquierda, se fue

contento a buscar la dirección que le habían dado. No después de muchas dificultades

pudo dar con el lugar y, presentándose con la primera persona que vio, lo mandaron a

que viera a otro que estaba en una oficina de un tercer piso. Cuando estuvo frente a

esa persona uniformada, el profesor, dándole con seguridad la mano izquierda, le dijo:

–Buenas tardes… me gustaría que me dieran información de cómo formar un grupo

scout en mi pueblo con mis muchachos.

Como buen maestro ya había aprendido a que se daban la mano izquierda para

saludarse y que se llamaban scouts y no boy scouts.

-¿Usted es scout?- le preguntó el Gran Jefe Scout al ver que le saludaba con tal

mano. –No… pero nos gustaría a mis alumnos y a mí serlo– le contestó el profesor

tímidamente. El Jefe, sin dejar de hacer su trabajo administrativo, le preguntó casi sin

mirarlo: -¿En qué colonia viven?. A lo que el profesor le contestó: –No somos de la
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ciudad… somos de un pueblito de la sierra allá lejos, pero mis alumnos están muy

entusiasmados en ser scouts pues vieron a unos muchachos que pasaron cantando

alegres por allá y quieren también ser scouts.

Entonces el Jefe sacó un montón de folletos, revistas y papeles que le dio y le

explicó cómo se tenía que formar un Grupo Scout: de que tenían que ser dos secciones

obligatorias con tal número de niños o muchachos con sus respectivos jefes adultos

llamados scouters; de las edades que debían tener los muchachos; de que el Grupo

necesitaba tener secretario, tesorero, vocal de relaciones, subjefes, etc.; de que tenían

que inscribirse y costaba tanto, que tenían que llenar una hoja de registro cada uno,

sacar su ficha personal por Internet e ir al banco tal a pagar; que tenían que tomarse

fotos para la credencial, permiso firmado de los papás, etc. y entregarlos con copia

para su Distrito y después de un tiempo razonable la Oficina Nacional les enviaría las

credenciales que los harían ser miembros scouts con todas las de la ley.

También le dijo al profesor que tenían que adquirir y leer, los aspirantes a Jefes

y Dirigentes, todos los libros llamados “Estatutos”, “Reglamentos”, Manuales” y otros

más. Brevemente le habló también del Plan de Sección, que el Plan de Grupo, que los

acuerdos tales de la Comisión Nacional de Métodos Educativos, que el método scout,

etc. etc. y que entonces pertenecerían a un Distrito, y a una Provincia que ellos le

asignarían; de que los adultos tendrían por fuerza qué adiestrarse primero en un curso

de Inducción de tantos días sin el cual no podían registrarse en la Asociación; que


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después tenían que tomar los cursos de Formación Básica de otros tantos días, para

después llevar los de Formación Continua, así como otros cursos para los secretarios y

tesoreros, etc.; de que tenían que elaborar y presentar su “misión” y su P.S.P. y otros;

que el T.T.T., que la “insignia de madera”.

Claro que no le dijo que el “aprender haciendo” ya no se usa, que la “palabra

scout” está devaluada, que la “hermandad scout” es de dientes para fuera. Le comentó

sobre los variados reconocimientos para muchachos y adultos, etc –que les otorgan a

los que les convienen; que tienen que formar su Consejo y Comité de Grupo; que las

reuniones informativas para los padres de familia; que tenía que asistir su Jefe a

reuniones mensuales de Consejo de Distrito; que tienen que participar en todas las

actividades scouts, los campamentos de Distrito, Provincia y Nacional, los jamborees

panamericanos, los mundiales, en el Arte y Expresión Scout, que el JOTA y el JOTI,

que los Indaba, etc. etc. En fin, que si no llenaban los requisitos anteriores no podían

entrar a la “Organización Mundial del Movimiento Scout”, y si entraban y no hacían lo

que debían hacer o no cumplían las ordenes emanadas de su Distrito, Provincia o de la

Oficina Nacional podían ser amonestados e inclusive se les aplicaría el “reglamento” y

serían expulsados.

No tuvo tiempo ya el Jefe de contarle al profesor acerca de los uniformes y sus

costos, insignias, banderines, banderas, pañoletas, escudos de grupo, las insignias de

adelanto o progresión, las de especialidades, las insignias terminales, libros, etc.; de

que debían hacer el cuadro de adelanto de los muchachos, presentar informes de todo
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a su Distrito, especialmente de las entradas y salidas de dinero, de tener su archivo en

regla, sus libros de oro, conseguir los manuales para los muchachos de cada sección,

etc. Tampoco alcanzó a decirle nada de las mochilas, las carpas o tiendas, sleeping

bags o sacos para dormir, las cantimploras, brújulas, silbatos, navajas, botiquín,

cuerdas, lámparas, equipo de cocina, costurero, sombreros, gorras, calcetas, motas,

cintos con hebilla oficial, otros libros y equipo para poder ser unos buenos “scouts”,

pues ya iba a ser hora de cerrar la tal oficina.

Apurándose por salir, el Gran Jefe le dijo: –Llenen estas formas, las traen acá,

compran sus uniformes y cuando tengan todo listo nos avisan para ir a instalar su

Grupo. Después le preguntó: -¿Cuántos muchachos tienen?. El profesor, todavía

aturdido por tanto nombre desconocido para él, poniendo su mejor cara y sonriendo

con la sinceridad que caracteriza a la gente de pueblo, le contestó: –Son ocho niños y

yo. Oyendo eso el jefe scout le manifestó moviendo negativamente la cabeza de un

lado a otro: -¡Uy, está difícil!, ya le expliqué cuántas personas deben ser para formar un

grupo scout, cuando llenen los requisitos vuelva.

El profesor bajando la cabeza alcanzó a balbucear: -… Si… señor…– viendo

cómo se subía a su elegante automóvil y se alejaba entre el tráfico citadino. Un

muchacho scout que se encontraba cerca, viendo el desencanto y desilusión en su

cara curtida por el sol, conmoviéndose le regaló dos libros que traía en su mochila,

mismos que no quería aceptar al principio a cambio de nada, a cambio de una buena
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acción; uno era el de “Escultismo para muchachos”, escrito por el fundador del

escultismo y el otro, un “Cancionero scout”, ya viejos y sin pastas.

Con ese tesoro en sus manos y lágrimas apenas asomándose en los ojos, el

profesor hizo su pesado retorno al lejano pueblo, aquel pueblito donde ansiosamente

sus alumnos le esperaban para saber las noticias positivas de sus ilusiones, la de ser

Scouts. Se veían ya a sí mismos uniformados y marchando alegres cantando por el

monte, escalando las montañas del horizonte con su bandera ondeando en el aire que

mostraba su bella flor de lis, observando a las águilas volar en el firmamento,

atravesando los fértiles valles de la esperanza con el corazón en alto y recitando la

promesa scout: “Yo prometo por mi honor…”.

Espero que ustedes mediten en cómo terminaría este cuento que la realidad

opaca. Un día que el destino me llevó a pasar por aquel pueblito de blancas paredes y

jardines naturales repletos de flores perfumadas bajo el azul del límpido cielo, alcancé

a escuchar una canción que conocía y me era familiar, que provenía de una choza

humilde donde me dijeron vivía un anciano profesor. La canción, que con brío y

majestuosidad todavía alcanzaba su voz, decía: -¡Yo soy scout señores y escalo las

alturas y al pie del Popocatépetl tengo hecha mi sepultura…!.

Que la Paz sea con ustedes.


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