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ASIGNATURA:
TRASTORNOS INFANTO-JUVENILES
PARTICIPANTE:
JEIMY CARY VASQUEZ GARCIA
MATRICULA:
2021_01187
FACILITADORA:
HEIDY LORA
FECHA:
26/11/2022
Antes del año 1900 existía poco interés en la psiquiatría infantil. Ningún artículo
que hiciera referencia a los niños fue publicado en los primeros 45 años de la
Revista Americana de Locura (American Journal of Insanity, en inglés) (1844–
1889), precursora de la Revista Americana de Psiquiatría (American Journal of
Psychiatry, en inglés) (Levy, 1968a). Benjamin Rush (1812) probablemente el
primer psiquiatra americano no mencionó a los niños en su influyente libro de
texto Consultas y Observaciones Médicas Sobre las Enfermedades de la Mente
(Medical Inquiries and Observations upon the Diseases of the Mind, en inglés).
Si bien en todas las épocas algunos niños han mostrado problemas
emocionales y de comportamiento, estos no eran considerados problemas
médicos y eran tratados de diferentes maneras a lo largo de los siglos.
Por ejemplo, el libro publicado en 1895 por Maudsley dedicó un capítulo a “la
locura de la vida temprana”, mientras que Griesinger (1867) señaló que la
manía y la melancolía sí ocurrían en los niños. “Un estudio de más de 300
jóvenes, de hasta 19 años de edad, admitidos en los asilos de Oxfordshire en
el siglo XIX, reveló una amplia gama de presentaciones clínicas que incluían un
número sustancial de niños con defectos mentales [...] Las supuestas causas
de locura se dividieron en dos grandes categorías.
En primer lugar, había causas psicológicas como el miedo y el dolor y, en
segundo lugar, causas físicas, como la epilepsia y las fiebres infecciosas, como
la tifoidea y el sarampión” (Parry-Jones, 1989). Los manicomios de lunáticos
fueron los precursores de los hospitales psiquiátricos.
Hacia finales del siglo XIX, ya había una creciente comprensión de los múltiples
factores involucrados en el desarrollo de los trastornos psiquiátricos infantiles,
aunque el énfasis estaba en la herencia: “El curso del crecimiento y el
desarrollo del cerebro está marcados por muchos peligros, y no es de extrañar,
pues que el proceso de llevar a la perfección la más alta evolución de la
naturaleza, puesto que este proceso se ve constantemente obstaculizado y
amenazado por enfermedades propias del período, por la ignorancia de los
padres de lo que el cerebro necesita y por condiciones antihigiénicas de todo
tipo.
Por encima de todo, el proceso no se puede completar adecuadamente en
muchos casos porque existe una herencia adversa un verdadero destino contra
el cual el conocimiento, el afecto y la voluntad y el dominio de toda condición
favorable son a menudo imposibles de controlar [...] La tendencia hereditaria
hacia la locura, por muy fuerte que sea, rara vez se convierte en una
enfermedad mental hasta que el período de la adolescencia está bien
avanzado” (Tuke, 1892, p. 357).
Si bien se creía que la locura juvenil era rara, su existencia llegó a ser
ampliamente aceptada a final del siglo XIX la mayoría de los libros de texto
incluían secciones sobre los niños y se diferenció la locura juvenil de la
discapacidad intelectual y la epilepsia (Parry-Jones, 1989).
En 1887, el psiquiatra alemán Hermann Emminghaus (1887) publicó uno de los
primeros tratados sobre la psiquiatría infantil (Alteraciones Psiquiátricas en la
Infancia). En contraste, la innovadora taxonomía psiquiátrica de Kraepelin,
publicada en 1883, pasó por alto los trastornos en los niños.
2. Realiza un reporte sobre los diferentes tipos de tratamientos vistos en
la unidad. Investiga e incluye para cada uno:
Ejemplos de técnicas del enfoque terapéutico (si aplica).
Tipos de trastornos para los que es común este tipo de tratamiento.
Fortalezas y debilidades de este tipo de intervención.