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Aportes históricos a la psiquiatría infanto-juvenil actual:

¿una profesión en “período adolescente”?


Dr. Ramiro Pérez Martín
Capítulo Psiquiatría Infanto-Juvenil
Congreso APSA 2018
"No hay causa que merezca más alta prioridad
que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen
la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones
y, de hecho, de la civilización humana".
Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor
de la Infancia, 30 de septiembre de 1990, UNICEF.

“No saben en qué han de convertirse, ni qué son;


están a la espera.”
La Adolescencia, Donald W. Winnicott, 1960.

Mardomingo Sanz señala que: “La historia de la psiquiatría del niño y del
adolescente ha estado íntimamente unida a la actitud general de la sociedad frente a la
infancia y al modo de entenderla”. Con esta disertación me propongo reflexionar, junto con
ustedes, acerca de nuestra especialidad en los tiempos que corren, a través de una
suerte de “ejercicio clínico”: el de pensar la psiquiatría infanto-juvenil como a una persona
en curso de su desarrollo o bien como un hipotético paciente que nos consulta; con su
propia historia y dinámica familiar, sus manifestaciones y problemáticas actuales. Y a
partir de ello, eventualmente hacer un aporte a la historia contemporánea de la psiquiatría
infanto-juvenil que nos permita, hoy a nosotros, pensar dónde estamos como
especialidad. El texto se basará, principalmente, en articular y extender hasta nuestros
días, las propuestas de Paul Bercherie (1983) y Lloyd deMause (1976), en relación a la
historia de la psiquiatría infanto-juvenil y la historia de la infancia, respectivamente.

¿De dónde venimos? Historia de la especialidad y la infancia: 1800-1983

Diversos autores (Postel y Quetel; Lebovici; Ajuriaguerra; Bercherie; Huertas;


Mardomingo Sanz) coinciden en señalar el hallazgo de Víctor (el niño salvaje de los
bosques de l' Aveyron, en 1800)1 como un hito histórico en la medicina; y el tratamiento
aplicado al púber Víctor desde septiembre de ese año en el Hospital Bicetre de París 2
_
coincidente con la época del surgimiento de la psiquiatría general en Europa 3-, como el
hecho inaugural de lo que hoy llamamos “psiquiatría infanto-juvenil”. Dicho de otra
manera: este “nacimiento” parecía tener médico, paciente, fecha y lugar. Ello daría inicio
al primer período de la historia de nuestra especialidad, llamado “período del retraso
mental” por Bercherie; quien propuso tres períodos. Según este autor, el primero iría
1

Paciente al que, con la nosografía actual, puede considerarse un niño con autismo no verbal, que presentaba
signos de posible maltrato físico.
2

Tratamiento conducido por el flamante médico Jean Marc Itard, acompañado por su maestro Philippe Pinel y
ayudado cotidianamente por madame Guerìn.
3

Stagnaro, Juan Carlos (2015), "Introducción: En torno al origen del primer alienismo", Asclepio, 67 (2):
p104, doi: http://dx.doi.org/10.3989/asclepio.2015.22
desde el hallazgo de Víctor hasta 1880. El conjunto de autores citados, también coinciden
en mencionar que la incipiente medicina mental de niños durante el siglo XIX 4 tuvo una
especial cercanía con los pedagogos de la época 5, conformando paulatinamente la
corriente médico-pedagógica del alienismo, que se ocupaba exclusivamente de la
entonces “idiocia”. Esta corriente, a su vez, mantenía una ambivalente relación con el
grueso del alienismo o psiquiatría de la época: por un lado, al margen de las discusiones
sobre la locura del movimiento médico-filosófico, y por el otro, complementaria y
dependiente de ella. Señala Huertas, que con el correr del siglo XIX, la corriente médico-
pedagógica se fue consolidando sin renunciar a los enfoques organicistas del alienismo
tradicional de la época, en los que se resaltaban las alteraciones congénitas y somáticas.
Tal fue la consolidación de dicha corriente, que Bercherie ubica -comenzando a
mediados del siglo XIX, afianzándose para 1880 con los primeros tratados especializados,
y llegando hasta 1937-, el segundo período de la historia de nuestra especialidad, que
Bercherie llama “de la locura (del adulto) en el niño” y que también podríamos llamar
“período de consolidación de la corriente médico-pedagógica y del surgimiento de
una neuropsiquiatría infantil”. Época caracterizada por: 1- una concepción mecanicista
y organicista, aunque atravesada por el surgimiento del psicoanálisis que más tarde la
marcaría; 2- una nosografía infanto-juvenil adultomorfa y acotada a la idiocia y los
caracteriales (o “delincuente juvenil”), que comenzando el siglo XX se iba a extender para
ponerse a la misma altura de la psiquiatría general; 3- tener como principal herramienta
terapéutica la reeducación, que desarrollaría nuevos métodos para niños con idiocia; 4- la
aparición de los primeros tratados que se ocupaban enteramente de la psiquiatría infantil,
por fuera de la psiquiatría general y la pediatría 6 7 8; 5- la elaboración de pruebas
psicométricas como la de Binet y Simon; 6- las primeras descripciones de enfermedades
metabólicas, neurodegenerativas, neurocutáneas y cromosómicas, de observación
frecuente en la pediatría9 10 11; cuadros todos que se describieron con diversos grados de
4

Representada hacia principios de ese siglo por Itard, Esquirol, Belhomme, Falret, Ferrus y Voisin, más tarde
por Delasiauve y Bourneville, y hacia fines de siglo por Binet y Simon).
5

En especial Édouard Seguìn, y luego Vallée, así como con Péreire y Pestalozzi.
6

1887: Hermann Hemminhaus, en Alemaniay Pierre Filibiliou, en Francia; 1888: Pierre Moreau de Tours (h),
en Francia; luego, en 1898: Ireland, en Inglaterra; 1899: Manheimer, en Francia; y la última oleada, entre 1907 y 1925
-en español Vidal Perera, 1907en alemán Strohmayer y Homburger, 1910 y 1926, respectivamente; en italiano Sante De
Sanctis, 1925.
7

Es, según Mardomingo Sanz, el primer autor de la psiquiatría infantil en mencionar las causas “ambientales”
de algunas patologías -en especial la delincuencia juvenil-, sin embargo, habría sido un incomprendido en una época
positivista y sin desarrollo de la psicología infantil y su tratado habría pasado rápidamente al olvido.
8

El de Vidal Perera será el primer texto en español, publicado en Barcelona (Compendio de Psiquiatría
Infantil).
9

1863: enfermedad de Von Recklinghausen; 1866: síndrome de Down y síndrome de Laurence-Moon; 1879:
síndrome de Sturge-Weber; 1880: enfermedad de Bourneville-Pringle o esclerosis tuberosa; 1881: enfermedad de Tay-
Sachs; 1882: enfermedad de Gaucher; 1885: síndrome de Pelizaeus-Mersbacher (en 1885 también fue descripto el
Síndrome de Tourette en Francia (Gilles de la Tourette).); 1896: enfermedad de Marfan.
10

López et al. Reseña histórica del síndrome de Down. Revista ADM 2000; LVII(5):193-199.
11

Si bien la Distrofia Muscular Seudohipertrófica y la Parálisis Cerebral Espástica (enfermedad de Little)


también fueron descriptas en esa época (1853) en el libro “On the deformities of the human frame” por el cirujano
ortopedista inglés, William Little. La Distrofia Muscular Seudohipertrófica sería renombrada ocho años más tarde por
Duchenne, nombre con el que se la conoce actualmente.
idiocia y de epilepsia -por aquel entonces, campo clínico de la psiquiatría-. Comparando
esto último con lo que paralelamente ocurría en la psiquiatría general, el conjunto de estas
patologías -hoy pediátricas- representan quizá en el siglo XIX “la parálisis general
progresiva de la psiquiatría infantil” 12, funcionando como carnet de afiliación a la entonces
prevaleciente neuropsiquiatría. Sin embargo, este flamante socio de la psiquiatría general,
tendría por pocas décadas más la categoría de “socio adherente”, ya que seguían
vigentes las palabras de Esquirol de 1805 respecto a la alienación: “la infancia se halla
protegida de esta terrible enfermedad”13.
Este segundo período sería el punto de máximo desarrollo y consolidación de la
corriente médico-pedagógica, y tendría como elemento más representativo de ello, la
escala psicométrica de inteligencia de Binet y Simon de 1905. Según señalan Postel y
Quetel, esta escala “...tuvo como consecuencia desposeer a los alienistas por los dos
extremos de la escala, ya que la empresa de Binet culminó en la creación, en 1907, de las
clases de perfeccionamiento, dependientes únicamente de la instrucción pública (ámbito
educativo), que habrían de captar a los más inteligentes de los idiotas y a los imbéciles
(los más afectados), ya que Binet afirmaba también que los más afectados no podían
obtener ningún provecho del tratamiento médico-pedagógico. Empresa ambigua la de
Binet, que -señalan Postel y Quetel- tuvo la virtud de marcar el ¡alto! al cuerpo médico
{...}, en la que el naciente pensamiento paidopsiquiátrico corría el riesgo de hundirse.”
Pero en paralelo con esto -y quizá más bien cerca de conquistar nuevas tierras
navegando los avatares de encontrar su verdadero lugar, que de hundirse-, en los últimos
años del siglo XIX y en los primeros del siglo XX se ampliarían paulatinamente los
cuadros que iba a abordar la psiquiatría de niños y adolescentes 14, más allá de la idiocia y,
para ese entonces, también de la delincuencia juvenil. Desde 1880, y con notoria
influencia de los trabajos de Charcot en la Salpetriere de París, se incluyen, entre estos,
algunos casos de histeria en niños (H. Paris, 1880 y P. Peugnier, 1885). Y en esos últimos
años del siglo XIX, también se publicarían artículos sobre neurosis traumática (Isnarol,
1884), neurosis urinaria (Guinon, 1889), alucinaciones y terrores nocturnos (Debacker,
1881 y Beyrand 1900). Por otro lado, en los primeros años del siglo XX, se describió la
enfermedad de Heller (o demencia infantil, 1908), pero sería de la mano del psiquiatra
romano Sancte De Sanctis que, a través de su demencia precocísima -descripta en 1905
y publicada entre 1906 y 190915, bajo el modelo de demencia precoz de Kraepelin 16-, la

Las patologías citadas no parecen haber formado parte de las problemáticas que abordaba nuestra reciente
especialidad. Pero a la luz de la clínica actual, puede pensarse que esto ejerció un doble efecto de delimitación sobre la
psiquiatría infanto-juvenil, por un lado, en lo que respecta a patologías enteramente motoras (distrofia muscular) y por
otro, a patologías donde prevalece el componente motor y que se asocian con un componente intelectual muy variable.
La delimitación respecto a lo motor parece ser, en especial, en relación a la motricidad gruesa, sin embargo el
ortopedista estadounidense Wintrob Phelps, habría sido quien en 1941 denominó a la enfermedad de Little como
Parálisis Cerebral Infantil y desarrolló un método de tratamiento aun vigente que curiosamente incluiría al lenguaje
como uno de los cuatro aspectos fundamentales a abordar en este método. Orthop Rev 1988 Nov;17(11):1156, 1161-6.
Historical vignette #9. Little big man: the life and genius of William John Little (1810-1894).Siegel IM. // Rev Mex
Ortop Ped 2014; 1:6-10. Calzada et al. Parálisis cerebral infantil: definición y clasificación a través de la historia.
12
Así como la experiencia que trajo aparejada para la psiquiatría general el famoso caso de Phineas Gage en 1848 en
Estados Unidos.
13
El nacimiento de la psiquiatría, Esquirol-Haslam-Pinel-Reil, Edit. Polemos 2012, pág. 280-1.
14

Según Mardomingo Sanz, el primer texto que menciona la especialidad de esta manera es de 1894 (tesis del
médico Alexnadre Gauber leída en Toulouse con el título de “Estudio sobre las formas de la locura en los niños y los
adolescentes”).
15

Con el uso del término “demencia precocísima”, De Sanctis daría nombre al primero de los cuadros mentales
graves de la infancia (psicosis infantiles) descriptos en la historia de la psiquiatría.
16

Si bien luego De Sanctis mostraría influencias de Bleuler. Gineste T. Nacimiento de la psiquiatría infantil
(destinos de la idiocia, origen de la psicosis). En: Postel J, Quetel C, compiladores. Nueva Historia de la Psiquiatría.
entonces neuropsiquiatría infantil se sumergiría plenamente al novedoso campo de la
locura infantil. Incorporación nosográfica fundamental si se pretendía acceder a ser
reconocido por la psiquiatría general como socio activo y a la vez como par y autónomo
de ella.
En los últimos años de este segundo período que, según Bercherie, finaliza con el
Primer Congreso Internacional de Psiquiatría Infantil, realizado en París en 1937, se
publicarían con influencias bleulerianas -que denotarían ya las del psicoanálisis de
Sigmund Freud- gran cantidad de casos de esquizofrenia prepuberal (Brill, 1926;
Soukarewa, 1932; Lutz, 1936-7) 17. Además, Melanie Klein presentaría en 1929 el primer
caso en la historia de un niño con una patología grave tratado con una psicoterapia
psicoanalítica a través del juego (el caso Dick), bajo el título “Conclusiones teóricas del
análisis de un caso de demencia precoz en la primera infancia”, luego renombrado para
su publicación18. Hecho que, aun sin que Klein fuese médica cobra retrospectivamente
gran importancia para la psiquiatría infantil y pone a Dick a la altura de hito clínico, junto
con Víctor. Por otro lado, en 1932 los psiquiatras alemanes Kramer y Pollnow publicarían
el cuadro que hoy conocemos como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad,
con todos sus elementos descriptivos, en un artículo llamado “Sobre una enfermedad
hiperquinética infantil” (o síndrome de Kramer-Pollnow 19)20; sin embargo, este cuadro
había sido descripto ya en 1798 -aunque parcialmente- por el influyente médico escocés
Alexander Crichton21, pero curiosamente había atravesado sin pena ni gloria todo el siglo
XIX y el primer tercio del XX. Finalmente, también en 1937, Charles Bradley, realizaría el
primer estudio de la psicofarmacología infanto-juvenil, evaluando la respuesta a las
anfetaminas en niños con problemas de conducta.

A través de su nosografía y sus tratados, la psiquiatría infanto-juvenil parecía estar


aprendiendo a decir sus primeras palabras, a imagen y semejanza de “mamá-psiquiatría”;
y apoyándose tanto en lo reeducativo, lo psicoterapéutico como en lo psicofarmacológico,
comenzaba a andar sus primeros pasos sin ayuda en el mundo de las terapias.

Respecto a la infancia, señala Levín que “El concepto de infancia tal como lo
entendemos hoy, es decir, en tanto valorizado período inicial de la vida de una persona,

2ª edición en español, México: Fondo de Cultura Económica; 2000. Capítulo XXXII, págs. 375-380. // Conti N. Sante
de Sanctis: Las primeras descripciones de psicosis infantiles. VERTEX, Rev Arg de Psiquiat 2011; XXII (96): 154-55.
17

Señala Paul Bercherie, que el término “esquizofrenia infantil” habría sido mencionado por primera vez por
Homburger, en su tratado de 1926, y no por el norteamericano Potter -a quien se le suele acreditar la paternidad de
dicho término-, quien recién lo mencionaría en 1933.
18

Caso que luego sería publicada en 1930 con otro título, bajo el conocido artículo “La importancia de la
formación de símbolos en el desarrollo del Yo”. En este artículo, Dick fue diagnosticado como un cuadro de demencia
precoz de la primera infancia (demencia precocísima). Años más tarde, F. Tustin revisaría el diagnóstico de Klein, y
diría que Dick era un niño con autismo infantil precoz (Kanner), cuadro aún no descripto para 1929. Antar R. El
ingreso de “Dick” al campo de la clínica psicoanalítica. Revista Dick 2008; nº 1: pág 1-12.
19

NEUMÄRKER KJ, History of Psychiatry, 16(4): 435–451, 2005. The Kramer-Pollnow syndrome: a
contribution on the life and work of Franz Kramer and Hans Pollnow
20

Sin embargo, este cuadro había sido descripto ya en 1798 -aunque parcialmente- por el influyente médico
escocés Alexander Crichton , pero curiosamente había atravesado sin pena ni gloria todo el siglo XIX y el primer tercio
del XX.
21
Quien sólo describió la desatención infantil como un problema mental de base emocional, sin mencionar
la inquietud ni la impulsividad; descripción que atravesaría sin pena ni gloria todo el siglo XIX y, antes de
su consolidación con Kramer y Pollnow, sería descripto -aunque de un modo bastante más genérico- por
el pediatra inglés Still en 1902 bajo el título “Sobre algunas condiciones psíquicas en niños”. .
es de adquisición tardía en la historia de la humanidad.” Dice Lloyd deMause, quien
propone seis grandes períodos de la infancia en función de las formas de las relaciones
paterno-filiales a lo largo de la historia, que “...cuanto más se retrocede en el pasado, más
bajo es el nivel de puericultura y más expuestos están los niños a la muerte violenta, al
abandono, los golpes, el terror y los abusos sexuales.”. Sostiene deMause que sería
recién durante el siglo XVIII que aparecería paulatinamente el concepto moderno de
infancia, pero que recién se generalizaría en la sociedad hacia fines del siglo XIX.
Paulatinamente durante estos siglos, surgiría en Europa la pediatría, como mirada del
conocimiento científico sobre el niño y superadora de las miradas moralistas de siglos
anteriores; esto disminuiría drásticamente la mortalidad infantil. Si bien durante el siglo
XIX y hasta mediados del XX (5to período de deMause - Socialización) se conservaría
una visión adultomorfa del niño, surgirá una visión del futuro del niño y, con ella, un
modelo de protección o guía desde su crianza y formación pedagógica para enseñarle a
adaptarse a su futura socialización. En esta etapa, el castigo físico comenzará a no ser
sistemático y a ser para corregirlo –“para que aprenda”- más que para dominarlo. Este
período de deMause, reemplazará paulatinamente al modelo caritativo o de dominación
de la voluntad de las centurias previas y coincidirá, al menos y no casualmente, con los
primeros dos períodos de la historia de la psiquiatría infanto-juvenil señalados por
Bercherie.22

Si bien en los años que sucedieron al Primer Congreso Internacional de Psiquiatría


Infantil, en 1937,23 también se profundizarían los estudios sobre la esquizofrenia infantil
(Despert, 1938; Malher, 1942; Bender, 1947) y se describirían nuevos cuadros propios de
la especialidad como el autismo infantil precoz (Kanner, 1943), la psicopatía autística
infantil (Asperger, 1944), la psicosis simbiótica (Mahler, 1952), el mutismo selectivo
(Tramer, descripto en 1934 pero arribado al interés clínico en 1950) 24 y la depresión
anaclítica y el síndrome de hospitalismo (Spitz, 1945), este conjunto de estudios, según
Bercherie, más bien formarían parte del tercer período que señala este autor, al que
llama “nacimiento de una clínica paido-psiquiátrica (como verdadero campo
autónomo)”. Respecto a este período histórico de la psiquiatría infantil, este autor señala
que: “...enseguida se vino planteando un problema difícil, ya que no es evidente que en
este período se trate de una clínica psiquiátrica del niño: la progresión de la
psicopatología del niño se viene efectuando esencialmente por medio de estudios de
psicoanalistas y es cada vez menos separable de los esfuerzos psicoterapéuticos que le
son consagrados”. Bercherie, en 1983 -transcurriendo el tercer período-, resaltaba el
importantísimo desarrollo y la profunda influencia del psicoanálisis en la psiquiatría infantil.
Pero su definición también deja entrever que esta especialidad médica parecía haberse
transformado en poco más que psicoanálisis infantil, dejando flotando la idea de que dicha
transformación podía traer aparejado -una vez más en menos de un siglo-, el presunto
hundimiento de la clínica infantil en tanto psiquiátrica. En esta oportunidad,
secundariamente a ser fagocitada por el psicoanálisis con niños.

Lo psiquiátrico de lo infantil había entrado en la “etapa de latencia”, aunque era


22
Esto, además, se daría en el contexto de una etapa histórica en la que prevalecía el mecanicismo, como
reacción contra el pensamiento escolástico, animista y mágico de muchos filósofos del Renacimiento.
Benítez L, Diccionario de Filosofía (vol II), Ediciones Pluma y Papel, 2008.
23

Presidente del Congreso: Georges Heuyer (neuropsiquiatra infantil y promotor de la inclusión del psicoanálisis
en los hospitales de París) – Temas del Congreso: Reflejos condicionados, Pedagogía y Psiquiatría Infantil,
Criminalidad Juvenil. Fuente: http://iacapap.org/congresos
24

Rev. Logop. Fonoaud., vol. III, n.º 4 (224-231), 1984. CONSIDERACIONES EN TORNO AL MUTISMO
ELECTIVO, C Momas.
justamente eso lo que posibilitaba ingresar a una escuela primaria que nos estimule a
incorporar la lectura y la escritura de una teoría sobre el desarrollo psíquico y una
psicopatología comprensiva.

Según el historiador estadounidense Lloyd deMause, desde mediados del siglo XX


hasta la publicación de su “Historia de la Infancia” en 1976 25, surge el período de “Ayuda”.
Este nuevo período se caracteriza por una relación parento-filial marcada por la empatía
del adulto hacia el niño, y el foco de interés se corre de dominarlo y socializarlo,
surgiendo el interés por que el niño desarrolle sus propias caracteristicas. Esto lleva a los
padres a aspirar a una actitud paciente y cuidadosa en el ambiente de crianza, que logre
comprender las necesidades del niño y potenciar sus habilidades. Este período de
deMause coincide, y prácticamente completa, el tercer período de Bercherie.

Pero, ¿qué cosas han pasado en estos últimos 35-40 años de historia, desde el
artículo de Bercherie (1983) y el libro de deMause (1976), que tengan relación con
nuestra especialidad?

Los últimos 35-40 años de historia y su impacto en la psiquiatría


infanto-juvenil

Paso ahora a enumerar arbitrariamente algunos hechos que considero salientes de


la historia desde 1976 (y 1983) hasta hoy, y que considero se relacionan con lo que vengo
desarrollando.

Hechos relacionados con la psiquiatría infanto-juvenil en sí misma

Nosografías
 En 1980 se publica en EEUU el DSM-III 26 -y en 1987 el DSM-III-R-, y por primera
vez y a diferencia de las ediciones anteriores, esta nosografía sería de corte
reduccionista biológica, se centraría sólo en observables clínicos con presuntos
correlatos fisiopatogénicos y tendría una enorme influencia para toda la psiquiatría.
La Clasificación DSM Zero to Three, para niños de 0 a 3 años (1994; S.
Greenspan) sí tiene una visión de desarrollo del niño en un contexto. Última edición
2016 ampliada hasta los 5 años (DC: 0-5).
 En 1988, Roger Misès dirigiría en Francia la primera nosografía específica de niños
y adolescentes. La Clasificación Francesa de Trastornos Mentales del Niño y del
Adolescente27, donde procuran equilibrar lo categorial sobre una base dimensional
cualitativa (las estructuras psicopatológicas), y donde se apunta a que el
profesional integre lo escuchado y los observables clínicos, lo diacrónico y lo
sincrónico, desde el marco teórico de la psicopatología psicoanalítica. En 2012 se
publicaría la 5ª edición (se publicaría en castellano en Argentina en 2017 junto con
la Clasificación Francesa de los Trastornos Mentales del Adulto 28). La CFTMEA
25
Publicado en castellano en 1982 por Alianza Madrid.
26

Traducido y publicado en francés en 1983. ¿El artículo de Bercherie que se cita es una “respuesta” a este
DSM?
27

Une nouvelle version de la CFTMEA pourquoi faire ? R. MISÈS, J. GARRABÉ, B. GOLSE, ET AL.
Neuropsychiatrie de l Enfance et de l Adolescence 60(6):414-418; September 2012.
28

Clasificación Francesa de los Trastornos Mentales del Niño y del Adolescente CFTMEA R-2012 y
Clasificación Francesa de los Trastornos Mentales del Adulto CFTM R-2015, Editorial Polemos, 2017.
sería la única clasificación enteramente dedicada a nuestra especialidad, que se
estructura desde la noción de niño que se desarrolla en contexto y también incluye
un apartado para niños de entre 0 y 3 años. Dos aspectos de la edición 2012
cobran importancia histórica: 1- por primera vez, una nosografía infanto-juvenil no
sólo se estructura más bien desde una terminología infantil sino que subraya la
continuidad de los cuadros infanto-juveniles con los posibles de la edad adulta
(2015) -novedoso para la psiquiatría en general y casi un hito para nuestra
especialidad-; 2- en una decisión histórica para el psicoanálisis y la psiquiatría, se
decide por su connotación de estigma y sin modificar lo conceptual, quitar el
término psicosis a una de las estructuras psicopatológicas principales y se lo deja
sólo asociado a lo sintomático y lo agudo (sea infantil, del adolescente o del
adulto).

Terapéutica
 Hacia finales de la década 1980 y principios de 1990, la psicofarmacología logra
grandes avances. Se aprueban para su uso en niños y adolescentes psicofármacos
de gran impacto en la especialidad (antipsicóticos atípicos e ISRS). 29
 Desde la última década del siglo XX surgen diversas estrategias de intervención
temprana en primera infancia, que se aborda a través de los padres, y que
provienen de variados modelos teóricos que finalmente confluyen en la Teoría del
Apego (Bowlby) y apuntan a la prevención en salud mental en la primera infancia 30.

Progresos o cambios cientifico-teóricos


 1990: “década del cerebro”31
 Surge el Proyecto Genoma Humano, que secuenciaría el ADN completo para 2003,
aun sin conocerse en detalle su funcionamiento 32 Este sorprendente resultado
empuja al abandono de la idea de que “somos la suma de nuestra secuencia de
genes” (visión estática y unidireccional de la genética), y comienza a darse capital
importancia al control y herencia de la expresión génica en lugar de a la secuencia
en sí (visión dinámica y multideterminada de la genética). Es decir, florece la
epigenética, a la que se define como la “conversación” o puente entre la genética y
el ambiente, representada en huellas moleculares heredables; esto implica una
novedad reveladora para las ciencias naturales: el ambiente modifica la expresión
génica y ello es heredable.33
 Se pasa de 27 artículos publicados sobre epigenética en 1980, a 7500 en 2017; lo
que representa un 28.000% de aumento.34
29

Tratado de psicofarmacologia, editorial medica panamericana, 2010, Salazar Vallejo, Peralta, Pastor Ruiz,
Capítulo 1, Historia de la psicofarmacologia, I. Eguíluz Uruchurtu.
30

Estrategias de Intervención
Temprana en Salud Mental, Felipe Lecannelier, Revista Psicología y Sociedad, Enero 2004.
31

La década del cerebro: algunas


aportaciones, Barroso y Martín et al.Rev Esp Neuropsico 6, 3-4:131-170 2004.
32

http://es.wikipedia.org/Proyecto_Genoma_Humano
33
http://epigenome.eu /// García R,
Ayala PA, Perdomo SP. Epigenética: definición, bases moleculares e implicaciones en la salud y en la evolución
humana. Rev. Cienc. Salud 2012; 10 (1):59-71.
34

http://pubmed.gov; search
“epigenetic”.
 Se arriba a conclusiones que podrían considerarse hitos históricos para la
psiquiatría ya que parece cerrarse la vieja y binaria discusión psiquiátrica acerca de
la etiología de sus patologías (natura vs. nurtura), permitiendo también delimitar y
diferenciar la etiología de la fisiopatogenia de los trastornos mentales. Parecería
irse trenzando un firme puente monista en el conocimiento humano que dejaría a
un lado la vetusta discusión etiológica (somático vs psíquico así como natura-
genético vs nurtura-ambiental) dando lugar a ambos y sobretodo resaltando la
complejidad de su interacción.
 Comienza a imaginarse posible hallar puntos de encuentro entre la neurobiología y
el psicoanálisis. Algunos psicoanalistas le dan la bienvenida a las neurociencias y
otros advierten los riesgos de que se transforme en dogma. Surge el
neuropsicoanálisis. Paradójicamente, en tiempos donde aumentan
exponencialmente los estudios sobre epigenética y neurociencias, el psicoanálisis
se descubre fortalecido y parece recién inaugurar una nueva era para la psiquiatría
psicodinámica, que se muestra aun vigente y con un promisorio futuro por
delante.35
 Surgen estudios que rompen el mito de que no es posible investigar en
psicoanálisis y que plantean al psicoanálisis como la ciencia del inconsciente. 36
 En estos últimos cinco años aparece, proviniendo de la llamada neurociencia social
que surgiera en la década de 1990's 37, la neurociencia social interactiva 38, como
aquella que estudia el cerebro durante interacciones sociales naturalísticas (es
decir, el vínculo humano en tiempo real en ambas personas). Esta modalidad de
investigación comienza a estudiar tanto niños con autismo como bebés con
desarrollo normal.39
 Tomando las 7 revistas de psiquiatría infanto juvenil de mayor impacto de Europa y
EEUU, la búsqueda “psiquiatría infantil” (dejando a un lado a los adolescentes)
generó en promedio por año durante cada década: decada 1980 – 25 artículos por
año; década 1990 – 100 artículos por año; década 2000 – 265 artículos por año;
2000-16 – 700 artículos por año. 40Lo que equivale a un aumento del 2800% en
estos 36 años.

Otros hechos psiquiátricos destacables de influencia en la psiquiatría infanto-


35

Fonagy P, Psychoanalysis today, World Psychiatry 2:2 - June 2003 // El Psicoterapeuta como Neurocientífico.
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2017, 6:1293.
juvenil
 2011 – Germán Berrios publica “Hacia una nueva epistemología de la psiquiatría”, y
define a la disciplina de la psiquiatría como un objeto de estudio híbrido por ser una
disciplina que, al igual que la estética, participa de las ciencias naturales y
humanas.41

Principales hechos históricos relacionados con el concepto de infancia

 En un hecho sin precedentes, en 1989, a poco de la publicación de deMause


(1976) y de Bercherie (1983), se firma en las Naciones Unidas la Convención
Internacional de los Derechos del Niño (CIDN) 42. Lo que como convención implica
que los más de 190 países firmantes adquieren la obligación de hacerlo cumplir y
adecuar sus normativas43. Por la cantidad de firmantes es la convención más
exitosa de la historia e instala un cambio de paradigma mundial respecto a la
infancia.44

Entre algunas de las consecuencias actuales del cambio de paradigma, que es clara
muestra de las influencias para la infancia de la Segunda Guerra Mundial y del corpus
teórico psicoanalítico45 en la cultura mundial, los nuevos instrumentos legales exigen en
sus artículos escuchar la opinión del niño y adolescente, respetar su edad, grado de
madurez y capacidad de discernimiento, así como también responsabiliza prioritariamente
a las familias del pleno ejercicio de derechos y garantías de los niños y adolescentes.
Esto moviliza innumerables preguntas y obstáculos en ámbitos judiciales y educativos -e
incluso de salud- y, por otra parte, resultan imposibles de trasladar a la práctica cotidiana
de estos sectores sin una teoría sobre la psiquis infantil y su contexto sociofamiliar.

La infancia hoy

Ahora en el siglo XXI, la idea de infancia que postuló deMause desde la mitad del siglo
XX hasta que escribió su libro en 1976, parece ser centralmente la misma, aunque quizá
con algunas modificaciones que se vienen dando, centralmente como consecuencia de la
firma de la CIDN en 1989.
En este período se observa en la sociedad que se instala la neonatología en el mundo
y la discapacidad reemplaza a la mortalidad infantil en el orden de prioridades sanitarias;
que a partir de la idea primeramente psicoanalítica pero ya también neurobiológica, de
que los primeros años de vida son los que marcan principalmente la vida humana,
41
Germán Berrios, Hacia una nueva epistemología de la psiquiatría, 2011, Ed. Polemos.
42

Que tiene sus antecedentes de menor jerarquía legal y consenso internacional en dos hechos posteriores a las
Guerras Mundiales. Estas fueron la Declaración de Ginebre de Derechos del Niño, en 1924, y la Declaración Universal
de Derechos Humanos, en 1948, de la que luego se desprendió la propuesta de UNICEF de especificar los de los niños y
se redactó como Declaración de Derechos del Niño, en 1959, luego de que, en 1953, UNICEF (fundada en 1946 para
dar socorro a los niños de posguerra de oriente y occidente) pasara a formar parte de la ONU como organismo estable.
Demoraría 30 años más la transformación de dicha Declaración en Convención Internacional (1989). Fuente:
wikipedia.
43

Argentina: Ley 26.061, de 2005; derogación Ley de Patronato de Menores “ley Agote”, Ley 10.903, de 1919.
44

https://news.un.org/es/story/2015/10/1341401// http://www.alaee.org/derechos/listf.html /// CIDN////Ley


26.061///Ley 10.903
45
Curiosamente, Sigmund Freud muere el mismo año que comienza la Segunda Guerra Mundial (1939), y es quien en
vida desarrolla teorias infantiles desde el abordaje de adultos; y los posfreudianos luego de la SGM, salvo
excepciones, profundizan las teorías sobre los niños desde el estudio del niño en sí.
comienza a prestársele gran atención a optimizar las condiciones de la primera infancia
(0-5 años) en función del futuro del mundo; que desde principios del siglo XXI, en ámbitos
educativos preescolares (menores de 6 años) se le da capital importancia a la educación
emocional para favorecer las habilidades cognitivas en los niños, a través del
reconocimiento de las emociones y a la importancia de expresarlas en palabras u otras
formas de comunicación46; paralelamente, el ganador del premio Nobel de Economía del
año 2000, James Heckman, llega a la conclusión de que el dinero mejor invertido en las
sociedades es el que refiere a la primera infancia. 47
Por otro lado, en las familias se observa que la mayoría conciben negativamente el
castigo físico de un niño como parte de la modalidad de crianza, aunque paralelamente se
encuentran en la necesidad de construir su lugar de poder (aun en el sentido de
capacidad de criar) desde un nuevo lugar que no resulte violento físicamente, ni ya
tampoco psicológicamente; que la necesidad de encontrar nuevas maneras lleva
frecuentemente o bien al surgimiento de obstáculos en la crianza por pensar que hay una
herramienta suplente no violenta que será efectiva (en lugar de la construcción paulatina y
paciente de un vínculo afectuoso y de respeto) o bien a una relación simétrica -de pares-
entre padres e hijos, que paradójicamente deja muchas veces desprotejidos a los niños.
Si hubiera que nombrar sintéticamente las modificaciones desde 1989 a la fecha, bajo la
propuesta de deMause, el título de este período podría ser “Avatares de Optimizar la
Ayuda” y el tipo de relación parento-filial en este período estaría marcado por la empatía
así como por la desorientación.

Después de que en estos últimos 35-40 se sucedieran todos los hechos


mencionados y la infancia diera un vuelco histórico, ¿podemos pensar que la psiquiatría
infanto-juvenil aún se encuentra en el mismo período histórico desde 1937?, ¿en qué
período estamos?

El período de la psiquiatría infanto-juvenil hoy

Como lo muestra el breve recorrido histórico de las últimas 4 décadas, los cambios
que se plantearon en esta etapa tuvieron una fuerte relación con el cuerpo, que
eclosionaron desde la década de los 1990’s, tanto en lo que se refiere a la teoría
(genética, neurociencias) como a la práctica (psicofarmacología), así como también se
consolidó la integración del ser de la psiquiatría en tanto ciencia híbrida luego de que se
revisaran y reubicaran o aproximaran conceptos o teorías del desarrollo que hacen a sus
bases (etiología, fisiopatogenia, epigenética, neurobiología, psicoanálisis), y dándose
capital importancia a la edad del desarrollo y en especial a la primera infancia. Esto
remeda a una adolescencia precedida de una etapa puberal. Es clásico el planteo de la
adolescencia como una etapa de crisis durante el desarrollo. Y de la pubertad como
representante del inicio de esa adolescencia, que conlleva como principales
características: la entrada en juego de importantes cambios corporales (que incluyen el
aumento de la tensión genital) y la incertidumbre sobre la autenticidad de sí mismo. A la
etapa de la adolescencia propiamente dicha, Marcelli y Braconnier, la plantean
teóricamente desde la noción de crisis, pero también desde la de ruptura de Kaes, Anzieu
y otros.48
Kaes y Anzieu ubican que hablar de crisis en la adolescencia sólo indica una
descripción clínica y, poniendo el foco en la función psicológica o psicopatológica de la
crisis más que en su simple descripción, proponen el término ruptura para indicar lo que
46
Herrera A, La educación emocional desde la etapa preescolar, Revista Para el Aula - IDEA - Edición N° 16 (2015).
47
Fuente: http://www.ibercampus.es/invertir-en-educacion-infantil-es-mas-rentable-que-el-gasto-social-33523.htm
48

Marcelli D, Braconnier A, Psicopatología del Adolescente, Ed. Masson, 2da edición, 2005.
subyace a la crisis. Dicho de otra manera, la crisis exterioriza la ruptura a través de una
serie de fenómenos (mentales en el caso de pacientes reales) que llevan de una fase
inestable y conflictiva a una nueva estabilidad. Quizá como un aporte a la noción de
ruptura de Kaes y Anzieu, Nasio ubica en la adolescencia un proceso de ir y venir que
implica la triada “abandonar, conservar y conquistar”; esto es: abandonar sucesivamente
su universo de niño a través de un vaivén de microduelos y micronacimientos sucesivos,
donde la resolución de los primeros implica conservar en sí mismo las sensaciones y
emociones infantiles, y los segundos, suponen la conquista progresiva del adulto que
será”.49
Por su parte, Marcelli a través de Peter Blos plantea a la adolescencia como el
“segundo proceso de separación-indivuación”, contextualizado en un proceso diacrónico
en el que “el niño se separa de su madre mediante la internalización (primer proceso),
mientras que el adolescente se separa de los objetos internalizados amando objetos
exteriores y extrafamiliares”. Para Blos, la adolescencia temprana da comienzo a “la
ruptura de los lazos que unen con el primer objeto”, luego sobreviene la adolescencia
propiamente dicha, caracterizada por los procesos de duelo por el desligamiento de los
primeros objetos de amor, y más tarde, llega la adolescencia tardía y posteriormente la
postadolescencia, donde se consolidan los intereses y la representación de sí mismo, en
la primera, y en la última la organización de la personalidad es tal que ya puede ser la
maternidad lo que contribuya a proseguir el desarrollo de la personalidad.

Es mi opinión que la psiquiatría infanto-juvenil transita un cuarto período de su


historia, al que quizá desde el binomio 1988-89 y hasta nuestros días, podemos llamar
“de aproximación entre teorías (integración y complejización) y consolidación de
una psiquiatría con niños y adolescentes”. Parece posible ubicar una fecha en esos
años porque, por un lado, en 1988 surge la primera nosografía específica de niños y
adolescentes -la francesa-, que a su vez rescata algunos aportes psicoanalíticos que
reintroduce en la clínica psiquiátrica infantil, dentro del conjunto de teorías que,
asumiendo su complejidad, se aproximan luego de siglos de disputarse “la verdad”; y por
otro lado, es al año siguiente -1989- que con la firma de la CIDN se gesta un nuevo
paradigma mundial de la noción de infancia. Si cabe el parangón entre un período
histórico con una etapa del desarrollo psicofísico, ¿será este posible cuarto período
histórico de la psiquiatría infanto juvenil un período adolescente? ¿o en la era de la
información estará cursando una especie de trastorno por estrés post-traumático “por
exceso de información”? Normal o patológico, con los avatares que intentaron resumirse
aquí, lo que sí parece posible concluir es que la psiquiatría infanto-juvenil parece estar
más a flote que nunca en su historia. Y se auguran buenos vientos.¿Cual será su
evolución? ¿nos quedamos a la espera? Los invito a pensar juntos y asi formar parte
activa de nuestra historia.

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