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Resumen
En las instituciones de educación superior y media superior, con frecuencia los docentes
son profesionales que provienen de muy diversos campos disciplinarios (medicina,
química, odontología, historia, computación, arquitectura, etc.) e incursionan en la
enseñanza, tanto por una inclinación personal a este quehacer como para la opción
laboral que en un momento determinado se les presenta. Sin embargo, no siempre tienen
una formación para la docencia, no han sido enseñados a enseñar y en muchos casos
tienden a enfrentar los retos de la práctica docente que exige conocimiento y acciones
en el ámbito de la pedagogía, la didáctica, la teoría educativa y la filosofía de la
educación, ante esta situación muchas de las veces la respuesta es la reproducción de las
prácticas de sus profesores o la improvisación o el aprendizaje gradual como se
presentan las necesidades (Díaz y Hernández, 2007). Por tanto, es importante atender el
problema de la formación docente, desde la perspectiva de la práctica docente; es decir,
que no se trata de formar docentes alejados de la práctica, sino que a través del
desempeño docente se lleve a cabo un proceso de formación, con la finalidad de
profesionalizar el trabajo de la enseñanza y a su vez participar en el mejoramiento y en
la calidad de la educación.
En nuestro país se cuenta con una rica tradición de estudios acerca de la práctica
docente; destacan los aportes de investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios
Superiores de Occidente (ITESO), del Departamento de Investigaciones Educativas
(DIE) del Cinvestav del Instituto Politécnico Nacional (IPN), del Centro de Estudios
Educativos, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la
Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Existen matices entre los estudios; sin
embargo, comparten el argumento de relacionar práctica con teoría, y formación con
investigación. En este sentido, el docente es observador de su propia experiencia
profesional, que incluye un proceso de conocer-significar y re-significar su práctica
educativa. El docente interviene en su práctica con conocimiento de su propia
experiencia y con la reformulación conceptual de lo conocido.
Con esos antecedentes, a finales del año 2007 se aprueba por el H. Consejo
Universitario de la UAEMéx. la Maestría en Práctica Docente, misma que se pone en
marcha a partir de febrero de 2008, contando hasta la fecha con dos generaciones en
curso, en ese mismo año la maestría es reconocida por el CONACYT pasando a formar
parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), el objetivo de dicho
programa es “Profesionalizar la práctica docente del profesor universitario del nivel medio
superior, para mejorar e intervenir en su propio desempeño áulico”.
III. OBJETIVOS
IV. METODOLOGÍA
Figura 1
1
La propuesta fue publicada en el libro de Pedroza, René (2011). La investigación-acción en la
práctica educativa reflexiva. México: Ediciones eikon, CICE.
Proceso metodológico
Tabla 1
Proceso de identificación del problema
2. Diagnóstico: Una vez que identificamos el problema estamos en posibilidades de
presentar su situación y/o manifestación a través del diagnóstico. El diagnóstico lo
definimos como el proceso de reconocimiento de lo significativo de la propia práctica
educativa, trabajamos en torno de los elementos constituyentes por medio de los
autorregistros, es donde emerge el sujeto de la práctica como significados, pasamos a un
plano de autorreferencialidad entre docente-espectador, docente-actor y docente-
realizador.
Contemplamos como las partes del proceso metodológico para el diagnóstico a los
aspectos que aparecen en la tabla siguiente:
Tabla 2
Elaboración del diagnóstico
Tabla 3
Categorías naturales y teóricas
• Analizar las categorías teóricas en sí misma y con relación con las demás.
No olvidar que el supuesto mantiene una relación estrecha con la identificación del
problema, el diagnóstico y la fundamentación teórica. Para la construcción del supuesto
de acción recomendamos lo siguiente:
a) Considerar reflexivamente los apartados previos, principalmente el
diagnóstico y la fundamentación teórica.
b) Pensar de manera global al problema y con base en esto reflexionar en la acción que
debemos emprender para superar el obstáculo pedagógico.
c) La acción intencional se debe plantear cómo pregunta.
Tabla 4
Resignificación y valoración del modelo de intervención
Tabla 5
Revalorización como forma de diagnóstico
d) Supuesto.
Se conciben como eje que problematizan a la acción y que dan como resultado posibles
supuestos de otras significaciones o bien son puntos de aclaración y precisión de la
posible solución.
e) Modelo de intervención.
Se refiere a los ajuste realizados a partir de todos los puntos trabajados previamente en
el proceso de valorización, con la finalidad de aportar un modelo específico de la
problemática abordada.
6. Teorización: Finalmente, con base en todo lo realizado desde la aplicación del modelo
de intervención hasta sus ajustes e imprevistos realizados, se procede a elaborar de
manera detallada los aportes teóricos.
La teorización que se aporta, es síntesis entre práctica y teoría, incluye las formas de
desdoblamiento de ambos aspectos a lo largo del proceso de la investigación- acción.
Cabe mencionar que los egresados de la 1ª generación del programa fueron siete, de los
cuales todos se titularon, solamente se realizó entrevista a 5 de ellos y se analizaron 6
trabajos terminales de grado.
V. RESULTADOS:
Todos los egresados de la maestría, excepto uno, son profesores de alguna de las
escuelas preparatorias de la UAEM, su antigüedad como docentes oscila entre 2 y
25 años.
Todos ellos han tomado diferentes cursos en la Dirección de Desarrollo del Personal
Académico (DIDEPA) de la UAEM con el fin de adquirir conocimientos que les
permitan un mejor desempeño docente, sin embargo, pocas veces aplican en su aula
lo aprendido en dichos cursos.
Todos los profesores llegaron a la docencia por azares del destino, es decir, no era
su finalidad para la cual estudiaron una licenciatura, se han ido “formando en la
práctica” y actualmente desean profesionalizarse en su labor a partir de haber
cursado este programa de maestría.
Las clases tienen una duración de 50 minutos y se imparten 5 días a la semana, los
grupos son de aproximadamente 50 alumnos de entre 15 y 18 años de edad o un
poco más -si se trata del turno vespertino- que se distribuyen de forma tradicional
en las aulas, es decir, los pupitres son acomodados por filas. El profesor cuenta con
los recursos básicos (escritorio, silla, pizarrón y pintarrón).
2. Problemas
3. Conclusión:
Se detectó que los problemas identificados por los docentes, principalmente se derivan
de su falta de formación didáctico pedagógica, con frecuencia, al no contar con
herramientas adecuadas, recurren a la improvisación, a la imitación de sus profesores, e
incluso a la represión y otros métodos que les ayuden a no perder el control en sus
grupos y a aplicar en tiempo y forma los programas académicos.
Estos resultados son aún preliminares, se queda pendiente la parte del análisis de la
subjetividad de los docentes, es decir, cómo se trastocaron las emociones, sentimientos,
valores e ideas de los docentes al estar realizando este autoanálisis y autoobservación de
su práctica educativa.
VI. BIBLIOGRAFÍA
BERTELY, M. (2004). Conociendo nuestras escuelas. Un acercamiento etnográfico a
la cultura escolar. (Reimpresión) .México: Paidós.
BLÁNDEZ, J. (2000). La investigación-acción: Un reto para el profesorado. Guía
práctica para grupos de trabajo, seminarios y equipos de investigación (2ª ed.).
Barcelona: Inde publicaciones.
CARR, W. (1996). Una teoría para la educación. Hacia una investigación educativa
crítica. Madrid: Morata.
FIERRO, C., ROSAS L. Y FORTUOL, B. (1989). Más allá del salón de clases.
México: CEE.