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EL ROL DEL DOCENTE

La evolución del rol del maestro en las distintas corrientes pedagógicas

El papel del docente ha virado hacia una figura más amable, casi un guía que acompaña a los
alumnos en ese proceso de aprendizaje fomentado la creatividad y participación. Asumiendo,
además, su papel en el equipo docente y valiéndose de las nuevas tecnologías para formar a los
profesionales del futuro.

La evaluación de la docencia no se aprecia únicamente en el cambio de roles profesor alumno, sino


que es el resultado de la confluencia de múltiples factores. El auge de las nuevas metodologías es
una realidad que, cada vez con más frecuencia, se aprecia en las aulas. Ya a finales del siglo XIX, el
movimiento de renovación denominado “la nueva Educación” abogada por hacer del alumno
protagonista de su propio proceso de aprendizaje.

La mayor motivación en la que influye el maestro es de aportar una metodología activa en la que el
estudiante participa activamente mejorando no solo su comprensión y aprendizaje, sino también el
desarrollo de sus habilidades y pensamiento críticos a fuerza de creatividad, compromiso e
investigación. Estas nuevas metodologías demuestran la evolución del rol del maestro.

El maestro como profesional reflexivo

La práctica reflexiva permite a los profesores autoevaluarse, reflejar sus prácticas, didáctica,
conceptos, conocimientos y en general su pedagogía.

Por lo que la enseñanza reflexiva que es aquella capaz de evitar la rutina, la cual está impulsada por
la tradición y la autoridad, por lo que durante el proceso de enseñanza queda delimitado. Los
maestros que no reflexionan sobre su ejercicio docente aceptan, con frecuencia de manera acrítica,
esta realidad cotidiana de sus escuelas y centran sus esfuerzos en descubrir los medios más
efectivos y eficaces para alcanzar los fines y resolver problemas en gran medida definidos por otros
para ellos.
El maestro como profesional reflexivo es aquel que considera la acción reflexiva, al instar a sus
alumnos a resolver y afrontar problemas, constituyendo también un proceso más amplio que el de
solución lógica y racional de problemas. La reflexión implica también intuición, emoción y pasión.

Los maestros intelectualmente abiertos examinan de manera constante los fundamentos que
subyacen a lo que se toma como natural y correcto, y se preocupan por descubrir pruebas
contradictorias. Los maestros reflexivos se preguntan por qué hacen lo que hacen en clases.

Algunas características de los docentes reflexivos son;

 Articulan teórica y práctica, atraves de un registro y análisis de situaciones


completas.
 Tienen la capacidad de resolver los problemas imprevistos de la practica
 Toman conciencia de las implicaciones éticas y políticas de su práctica pedagógica.

El rol del maestro

El papel que el maestro debe seguir es el de guía, mediador, una persona que va acompañando a los
estudiantes para la construcción de conocimiento tanto de manera individual, como de forma
colaborativa.

Además, el aprendizaje no se da de la misma manera en todos. Ante esta realidad el maestro tiene
dos opciones:

 Utilizar las diferencias que se le presentan como un potencial que trae diversos talentos al
grupo y que benéfica a todos
 Tratarlas solo de manera superficial o ignorarlas y perder la gran oportunidad que brinda la
diversidad.

Es necesario que el maestro pueda crear en el aula una atmosfera que invite a todos a investigar, a
aprender, a construir su aprendizaje y no solo a seguir lo que él hace o dice. El rol del maestro no es
solo proporcionar información y controlar la disciplina, sino también de ser un mediador entre el
alumno y el ambiente. Dejando de ser el protagonista del aprendizaje para pasar del salón de clase
para pasar a ser el guía o acompañante del alumno.

El perfil de este maestro puede adecuarse a cualquier situación de enseñanza-aprendizaje y a


cualquier nivel, por lo tanto, el maestro:
 Estimula y acepta la autonomía y la iniciativa de los estudiantes.
 Utiliza gran diversidad de materiales manipulativos e interactivos además de datos
y fuentes primarias.
 Es flexible en el diseño de la clase, permite que los intereses y las respuestas de los
alumnos orienten el rumbo de las sesiones, determinen las estrategias de enseñanza
y alteren el contenido
 Averigua como han comprendido sus alumnos los conceptos antes de compartir con
ellos su propia comprensión de los mismos.
 Estimula a los alumnos a entrar en dialogo tanto con el maestro como entre ellos y
a trabajar colaborativamente.
 Promueve el aprendizaje por medio de preguntas inteligentes y abiertas y anima a
los estudiantes a que se pregunten entre ellos

Esta nueva versión del rol del docente nos invita a replantear nuestra practica y a convertir nuestras
aulas en espacios de interacción donde el aprender sea posible para todos.

El lugar del maestro ante el cambio y la innovación

El docente como un agente de cambio, tiene que estar dispuesto a ser innovador, esto implica
utilizar nuevos métodos y ambientes que permitan el cambio en el que los alumnos prosperen
favorablemente en el logro de los objetivos de aprendizaje.

La innovación se ha conceptualizado de diferentes maneras según las perspectivas técnicas de la


misma, las más importantes se podría decir que son las siguientes:

a) Una perspectiva tecnológica: en la línea positivista, en el que se incluyen un conjunto de


funciones basadas en el análisis racional y la investigación científica, donde el diseño y la
elaboración de procedimientos, programas, materiales, etc. por parte de expertos, es la clave
para que los centros educativos adopten e implementen de manera automática la
planificación desde fuera, siendo esta la fase principal.
b) Una perspectiva cultural: en la línea hermenéutico-fenomenológica a innovación no es
posible desarrollarla linealmente, sino que la puesta en práctica en un contexto determinado
y su adecuación son las claves que la justifican, por cuanto dicho contexto es idiosincrásico.
El desarrollo en la práctica, en respuesta a las exigencias contextuales, se erige como fase
fundamental, desde una perspectiva interna.
c) En la perspectiva sociopolítica: además de asumir lo anterior, está preocupada por la
justificación y legitimación de la innovación, teniendo presente la innovación como cana
interrelación entre la práctica de la enseñanza, ideologías de los profesionales e intereses
sociales y culturales (Popkewitz, 1981: 189). Contexto, conflicto, negociación, consenso,
compromiso, etc. son claves en este proceso de interrelación. Además, el papel del profesor,
obviamente conectado con el resto de descriptores, y por tanto justificado por los mismos,
puede ser un mero ejecutor, un implementador o agente curricular (González, 1987).

El papel que juega el profesor será el que a fin de cuentas llevará a cabo en el aula los cambios pro
puestos. De ahí la importancia de reflexionar más a fondo sobre su papel ante la innovación
educativa.

Es una realidad que sin profesores comprometidos con mejorar lo que se hace en el aula ninguna
innovación educativa será posible. El profesor tiene un papel trascendental y será sólo mediante la
me jora y los cambios de su práctica docente y desde las aulas que se llevará a cabo (Campos, 2012:
113).

Lo primero que hay que considerar es que el profesor debe sentirse identificado con el modelo
educativo de la institución en la que trabaja, pues es el centro educativo el que empieza a generar la
propuesta de innovación o cambio (Campos, 2012: 113).

De no ocurrir así, el profesor difícilmente contribuirá a que los cambios se realicen. Es necesario
que el profesor se involucre en los cambios propuestos y considere diversos elementos, entre los los
siguientes, además de lo ya que destacan mencionado:

 Las demandas de los estudiantes.


 El autorreflexión/autoevaluación.
 La actualización/plan de acción.

Ética y actuación del maestro

Dedicarse a la profesión docente no es solo una cuestión de oportunidad de empleo, o de poseer y


mostrar una titulación en dicha rama, sino supone un compromiso y una serie de competencias para
esta actividad. Entre los componentes que hacen de un profesional el ser un profesional de la
docencia se encuentra, precisamente, su ética profesional.

Una profesión es aquella forma especial de organización ocupacional basada en un cuerpo de


conocimiento sistemático adquirido a través de una formación educativa. Ella es el resultado de una
formación profesional especializada. Dicha formación se concibe como el conjunto de procesos
sociales de preparación y conformación del sujeto referido a fines precisos para un posterior
desempeño en el ámbito laboral. En un sentido, la ética profesional puede entenderse como la
disciplina científica que se ocupa de formular, determinar y regular el conjunto de responsabilidades
morales o reglas de acción necesarias para el ejercicio de una profesión. En otra dirección, la ética
profesional se concibe como aquel rasgo distintivo de una profesión vinculado al deber moral
profesional y que expresa los mandatos y obligaciones que pretenden guiar éticamente la acción del
profesional en su desempeño, lo que a su vez se ve reflejado también en su comportamiento
individual y social como una integralidad. La ética profesional como paradigma o deber ser
esperado se contrapone a transgresiones y problemas éticos profesionales fundamentales que
pueden ser reconocidos y desafortunadamente se encuentran con frecuencia. Entre ellos se pueden
nombrar el abuso de poder, los conflictos de intereses, el nepotismo, el soborno, la lealtad excesiva,
la falta de dedicación y compromiso, el abuso de confianza, el encubrimiento de lo mal hecho, el
egoísmo, la incompetencia, entre otros. Ante ellos, se deben enarbolar, aplicar y hacer prevalecer un
amplio espectro de valores éticos profesionales que poseen una alta significación positiva para
cualquier profesión, entre los que se han destacado como fundamentales la autonomía, la
responsabilidad y la competencia profesional

La ética profesional docente se basa y supone no solo poseer un título o graduación sino una
preparación, actitud y dominio de al menos los siguientes campos (Mateo, 2010):

 Dominio de los problemas y cuestiones más acuciantes a enfrentar y resolver de la realidad


educativa.
 Dominio de las diversas teorías que permiten explicar y comprender la realidad y proyectar
escenarios perspectivos.
 Dominio de la pedagogía como ciencia.
 Dominio del ethos específico de la profesión.

La ética profesional docente se manifiesta, expresa y proyecta en diversos planos o direcciones,


tales como con la sociedad, la escuela, los alumnos, los colegas de trabajo y con la propia persona.
La naturaleza ética del profesional de la docencia se vincula estrechamente con fenómenos tales
como la vocación que se posea para su ejercicio, la preparación real que se tenga para su
desenvolvimiento, la disposición y comprensión de que la misma constituye un servicio social a
realizar, así como el reconocimiento y la posesión de valores propios del individuo que ejerce esta
labor.

Junto a todo lo anteriormente señalado se hace necesario destacar que la ética profesional del
docente existe y se manifiesta en diversas dimensiones, tales como en el propio proceso de
enseñanza-aprendizaje, en la investigación educativa, en la gestión educativa y en el vínculo con la
comunidad.

Relaciones pedagógicas maestro-estudiantes

La relación pedagógica tiene que ver no solo con el aprender conocimientos, sino también valores,
maneras de ser y maneras de estar, juntos y en reciprocidad. También es evidente que los y las
estudiantes se relacionan de distinta manera con cada uno de sus profesores.

Es por eso que la relación profesor-alumno aparece como un espacio interpersonal donde se viven
experiencias morales, en el cual los alumnos aprenden valores viviéndolos y haciéndolos propios,
interiorizándolos a partir de su experiencia relacional.

El vínculo entre docente y estudiante es clave para favorecer el desarrollo del aprendizaje de cada
uno de los alumnos. Los docentes, por su parte, deben asumir la responsabilidad que implica esta
conexión y ejercer de referente la vida de los alumnos.

A partir de estas ideas, dos escenarios educativos, el interpersonal y el institucional, aparecen como
espacios relevantes en la formación ética. Es pertinente iniciar esta exploración con el primer
escenario y, específicamente, con la relación profesor-alumno en el aula. Veamos algunos puntos
cruciales para entender por qué esta resulta un espacio significativo de formación ética.

 La educación como acontecimiento relacional: la labor fundamental de las instituciones


educativas sucede en un contexto relacional y la relación que el docente establece con los
estudiantes ejerce una función prioritaria en ella.
 La relación profesor-alumno en el aula como espacio multidimensional: todos los espacios
donde se desarrolla la relación profesor-alumno es en clase donde se desenvuelve el mayor
índice de interacción entre ambos y donde se halla la medula del proceso educativo en sus
aspectos interpersonales. Este contexto relacional puede dividirse a dos dimensiones;
didáctica y personal.
 La relación profesor-alumno como ámbito de experiencia moral: tras observar lo planteado
arriba, vemos que la relación que el profesor establece con los alumnos también tiene una
incidencia en la formación de actitudes y valores. Educar compromete al profesor como
persona desde su modo de pensar y de vivir y por ello su forma de facilitar el crecimiento
de los alumnos está marcada por lo que es valioso para él. Educar implica ponernos en
relación con otro, lo cual supone dejar una huella en el otro, no solo a través de los
conocimientos que podamos trasmitirle sino también a través de nuestra forma de ser y de
relacionarnos con él. Así, la relación profesor-alumno aparece como un espacio
interpersonal donde se viven experiencias morales, en el cual los alumnos aprenden valores
viviéndolos y haciéndolos propios, interiorizándolos a partir de su experiencia relacional.
Hablamos de la enseñanza-aprendizaje de valores en y desde la totalidad de la experiencia
entre el maestro y los alumnos.

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