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con todas las ventajas que le confiere una buena instrucción

adquirida en la escuela secundaria, una buena salud, una


personalidad atrayente y amigos sinceros cuya confianza le
está asegurada. No es ciertamente, un ser perfecto. Por
momentos todavía está un poco agitada, exagera la
importancia de los adornos, pero en conjunto su sentido de
los valores se ha equilibrado y sus ideas han dejado de ser
confusas e irrazonables.

GEORGE FOSTER
Un joven norteamericano, el pequeño George Foster,
había sido colocado, con su hermana, en una institución
para niños, y había sido devuelto a sus padres, no menos
de cuatro veces en cinco años. Aún en condiciones
favorables, estos cambios repetidos de ambiente son
funestos para los niños, pero el hogar al que regresaba
George y su hermana no eran dignos de ese nombre. El
padre era un borracho brutal, que trabajaba irregularmente;
la madre tenía costumbres disolutas; la pareja vivía
maritalmente. Cuando peleaban y se golpeaban -lo que
sucedía a menudo- descuidaban a los niños y el hogar.
A requerimiento del director de la sociedad de
beneficencia, obra cuya sede se encuentra a gran distancia
de la ciudad en que vivían los Foster, y que se consagra a
colocar niños, buscó para George y su hermana, personas
que aceptaran tomarlos como sus propios hijos9.
Cuando se trata de una elección semejante, las
asistentes sociales de la obra indagan atentamente cuál es
la razón por la cual tal familia desea hacerse cargo de un
niño y cuáles son sus intenciones con respecto a la
educación y el porvenir del mismo; estudian también las
condiciones del hogar, las características de cada uno de
sus miembros, el estado de su salud, así como sus

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La colocación familiar comporta tres modalidades: es aceptado como
miembro de la familia, sea o no considerada su adopción; la familia
recibe una retribución por los cuidados que le da al niño; o, en fin,
éste trabaja a cambio de las ventajas que tiene. Estos tres tipos de
medio familiar son designados respectivamente, en los Es tados Unidos
bajo e l nombre de “free home”, “boarding home” y “working home”.

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relaciones mutuas. La encuesta se ocupa en fin de la
vivienda, los vecinos, los recursos de la familia, su
reputación en el barrio y en la localidad, sus creencias
religiosas. En efecto, el estudio del hogar al que se enviará
un niño, requiere una experiencia social bastante profunda.
Una colocación cuidadosa le procura a los niños que no
pueden ser confiados a ningún miembro de su propia
familia, las mejores garantías de felicidad y las mejores
oportunidades de desarrollo, mientras que una colocación
efectuada con descuido y a la ilgera no les da ninguna
posibilidad en el futuro.
La primera colocación de los niños Foster no fue
completamente satisfactoria. Fueron enviados a la casa de
unos sencillos chacareros. La mujer del chacarero tenía una
salud precaria. La carga de dos niños le hubiera resultado
pesada en cualquier circunstancia, pero la dificultad
principal fue la desavenencia que existía entre los
hermanos. Se inspiraban tal vez en el ejemplo de sus
padres, disputaban sin cesar, poniendo en evidencia de ese
modo sus peores defectos e irritando a su madre adoptiva.
George, un niño afectuoso, pero violento, tenía entonces 9
años; su hermana, mayor que él, tenía todas las
características de una solterona vanidosa y chismosa. En
consecuencia, después de muchas visitas de la delegada
de la obra a la chacra y a la escuela vecina que
frecuentaban los niños, decidieron quitárselos a esta familia
y colocarlos por separado. Esta última decisión no fue
tomada a la ligera, ya que era contraria al método empleado
generalmente por la obra. A partir de ese momento, se
ocupará solamente de la historia de George. Al niño le dio
pena la idea de dejar la chacra, pero la delegada de la obra
le hizo hablar de lo que lo había divertido —la entrada del
heno, el gallinero, el jardín— y le hizo comprender que iba a
encontrar esas mismas diversiones en otra parte.
George fue llevado a la ciudad a la sede principal de la
obra. Aprovechamos está ocasión para estudiar al niño más
minuciosamente de lo que se había hecho hasta entonces.
Se procedió a un examen físico y mental detallado, que
reveló que el niño poseía buenas aptitudes naturales. En
una institución de colocación temporaria, en la que fue
sometido a una observación cuidadosa, se comprobó que

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tenía una tendencia a la obstinación pero, agrega el
informe, “en cuanto se dé cuenta de que no llegará a nada
por la cólera, será un muchachito encantador... Es
generalmente alegre, y reacciona más pronto que antes de
sus períodos de mal humor”.
Después de algunos meses, nos dimos cuenta de que
George estaba maduro para ser colocado en otra familia.
En esa época, una pareja sin hijos, que vivía en los
confines de una pequeña ciudad, se dirigió a la obra que se
ocupaba de George; ese matrimonio había adoptado ya un
hiño de siete años y deseaba adoptar otro, un poco mayor.
En el curso de la visita que la delegada hizo a esta familia,
tuvo cuidado de prever la probable actitud del niño ya
adoptado con respecto a su futuro hermano adoptivo. Visitó
a las personas de la ciudad que le habían sido indicadas
como referencias y como la opinión requerida fue favorable,
propuso a la familia elegir provisionalmente entre varias
fotografías de niños que ella tenía. Eligieron la fotografía de
George. Le enviamos por correspondencia informes
suplementarios sobre el niño. Pronto éste se encontró
instalado en su nueva familia. Durante las visitas que la
delegada fue haciendo a George, les brindó a los padres
adoptivos la oportunidad de contarles en detalle los hechos
que habían ocurrido y las dificultades que habían tenido.
Luego estuvo con George a solas y fue a su escuela.
Durante todas estas visitas fueron tomadas disposiciones
para que las relaciones de George con el otro niño
adoptado y con su padre adoptivo no tuvieran
inconvenientes.
Esto sucedía durante el año de la gripe. El muchachito
fue gravemente atacado y le quedó una tos persistente y
una infección tuberculosa. La delegada efectuó frecuentes
visitas al médico durante ese tiempo. Gradualmente los
pulmones de George se recuperaron. Pero los padres
adoptivos, aunque muy bien predispuestos hacia él, se
dieron cuenta, poco a poco, que desde el punto de vista
pecuniario y otros motivos, la carga que habían asumido al
tomar a George, les impedía hacer para su primer hijo
adoptivo todo lo que ellos hubieran querido. Por esto la
obra debió una vez más trasplantar al niño. Teniendo en
cuenta estos cambios múltiples de residencia, sus estudios

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no dejaban que desear. A los doce años había terminado
su quinto grado.
El tercer hogar adoptivo fue el más feliz de todos los que
recibieron a George Foster durante su vida, breve, pero
algo accidentada. Vive desde hace más de un año en la
casa de un hombre que ejerce una profesión liberal y cuya
familia se compone de gente joven; George es el único
niño. Al comienzo les demostraba poco respeto a los
mayores y sus estudios fueron tan poco satisfactorios que
pensaron que no iban a poder tenerlo. Pero estaba en una
edad en la que el razonamiento asomaba ya y la asistente
social, en una entrevista llevada admirablemente, consiguió
hacerlo participar voluntariamente en el mejoramiento de
sus relaciones con su nueva familia. Al mismo tiempo
persuadió a esta familia para que adoptaran reglas menos
severas en cuanto a las lecturas de un niño de doce años;
sé lo había hartado de obras moralizadoras. Esta visita
marcó una etapa en la vida de George. Desde entonces, su
conducta no deja de mejorar; por su parte los padres
adoptivos aprecian cada vez más sus buenas cualidades.
Su salud es ahora excelente. Parece tener aptitudes
especiales para la música, que ha empezado recientemente
a estudiar

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