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EL PROCESO DE LA LITERATURA:

La primera etapa de la literatura


peruana no podía eludir la suerte
que imponía su origen. La literatura
de los españoles de la colonia no es
peruana; es española.”

Mariátegui recurre a una clasificación


un tanto elemental y bastante
discutible. Divide las letras peruanas
en los periodos colonial, cosmopolita
y nacional. No presta atención a la
intensa producción subyacente y
erguida do origenindio.

Quizá por reflejar predicciones demasiado subjetivas y alejadas del rigor


objetivo de la crítica marxista, en la reedición de 1934 (hecha por los familiares
del autor), se eliminó este capítulo.
El proceso de la literatura: En éste su último ensayo, Mariátegui renuncia a ser un crítico
imparcial: «Declaro sin escrúpulo, que traigo a la exégesis literaria todas mis pasiones e ideas
políticas ...». Desde su punto de vista analiza la literatura de la Colonia, «de irrenunciable
filiación española», en espíritu y sentimientos, y este colonialismo mental supervive al
Virreinato, dando como resultado una literatura mediocre por falta de raíces propias, no
habiendo podido «eludir la suerte que le imponía su origen». Explica las razones socio-
económicas por qué ha subsistido ese colonialismo literario, y agrega: «el literato peruano no
ha sabido casi nunca sentirse vinculado al Pueblo». Aunque destaca en Garcilaso, más Inca
que conquistador, el primer destello de "peruanidad", y rescata a Ricardo Palma y a
sus Tradiciones de las pretensiones del colonialismo, pues estas Tradiciones tienen «política y
socialmente una filiación democrática». Hay que esperar hasta la llegada de González Prada
para ver anunciada la posibilidad de una auténtica literatura peruana. González Prada significa
la ruptura con el virreinato; uno de los últimos reductos del colonialismo intelectual es la
universidad, de allí emerge la «generación futurista». En tales circunstancias el Movimiento
Colónida, encabezado por Valdelomar, surge como una insurrección, como una actitud
antiacadémica reclamando sinceridad y naturalismo, esa sinceridad que no se encuentra en los
versos de José Santos Chocano por su excesiva egolatría pero que si aparece en los
ensoñados versos de José María Eguren.

Son también analizados por Mariátegui: Mariano Melgar, Magda Portal (a quien llamó la
primera poetisa del Perú), Alberto Guillén, Alberto Hidalgo y César Vallejo de quien dice es el
poeta de una estirpe, de una raza, creador absoluto, nostálgico pero no retrospectivo. «No
añora el imperio como el pasadismo perricholesco añora el virreinato. Su nostalgia es una
propuesta sentimental o una protesta metafísica. Nostalgia de exilio; nostalgia de ausencia».

Y, finalmente, analiza las corrientes de su actualidad, en especial la indigenista, que llena una
función histórica en la sociología peruana en evolución y cuyo más amplio sentido lo lleva a
consubstanciarse con «la reivindicación de lo autóctono», que, no obstante, no paraliza los
 

otros elementos vitales de la literatura peruana. Y es literatura "indigenista" y no "indígena" —


aclara Mariátegui— porque aún no puede dar una versión verista del indio, sino que tiene «que
idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia ánima. Es todavía una literatura de
mestizos ...» Mariátegui confía en la suerte del mestizaje, el que debe ser analizado como
cuestión sociológica, no étnica.

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