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El desarrollo del lenguaje depende de factores como la experiencia lingüística y la capacidad cognitiva del individuo. A medida que los niños interactúan con otros, van adquiriendo el lenguaje a través del "input lingüístico", pero también utilizan estrategias internas para procesar la información y generar reglas gramaticales. Inicialmente los niños tienden a usar el lenguaje de forma generalizada y poco convencional, pero con el tiempo desarrollan un mayor dominio de formas lingüísticas más complejas y apropi
El desarrollo del lenguaje depende de factores como la experiencia lingüística y la capacidad cognitiva del individuo. A medida que los niños interactúan con otros, van adquiriendo el lenguaje a través del "input lingüístico", pero también utilizan estrategias internas para procesar la información y generar reglas gramaticales. Inicialmente los niños tienden a usar el lenguaje de forma generalizada y poco convencional, pero con el tiempo desarrollan un mayor dominio de formas lingüísticas más complejas y apropi
El desarrollo del lenguaje depende de factores como la experiencia lingüística y la capacidad cognitiva del individuo. A medida que los niños interactúan con otros, van adquiriendo el lenguaje a través del "input lingüístico", pero también utilizan estrategias internas para procesar la información y generar reglas gramaticales. Inicialmente los niños tienden a usar el lenguaje de forma generalizada y poco convencional, pero con el tiempo desarrollan un mayor dominio de formas lingüísticas más complejas y apropi
Síntesis explicativa del proceso integrado de desarrollo lingüístico
La adquisición y desarrollo del lenguaje depende, de dos factores interdependientes: el «medio social» y la «capacidad intelectual». El desarrollo individual conlleva un lenguaje más variado y complejo, y un uso más correcto. La capacidad para estructurar el lenguaje depende de: 1. La experiencia lingüística, o cómo usan los demás el lenguaje, cuando interactúan con el sujeto (input lingüístico). 2. La capacidad de éste para manejar la complejidad cognitiva y lingüística de la estructura de la interacción forma-función. El input lingüístico es la «principal fuente de información» del niño respecto a (Luque y Vila, 1990): El lenguaje, si es apropiado, preciso, cohesionado en su estructura interna. La cultura: transmisión de pautas culturales, categorizaciones, posición social de los interlocutores. El papel del lenguaje en la cultura: usos pragmáticos. El input lingüístico identifica a la comunidad o al grupo hablante y dirige sus pautas socioculturales y ejerce una presión socializadora sobre el uso individual del lenguaje en el interior de esa comunidad o grupo. El sujeto es sensible a esa influencia y adopta su uso al modelo. A excepción del «habla maternal» (cero/dos años), en la que los adultos ajustan y tratan de simplificar y adaptar su habla a la capacidad del bebé. Los niños con menos recursos lingüísticos requieren un planteamiento compensatorio; enriquecer el equipamiento lingüístico (vocabulario y calidad gramatical de los niños de medios culturales desfavorecidos, para que no inicien la escolaridad en una situación de desventaja respecto a los demás. El input lingüístico, por sí sólo, no prefigura el desarrollo del lenguaje, ya que el sujeto dispone de «estrategias» para procesar, elaborar y organizar la información, a partir de las cuales genera las reglas de producción y comprensión del lenguaje. El uso de las primeras adquisiciones tiende a ser «asimilador», «generalizado» con atribuciones incorrectas de significado: Sobreextensiones: denominar «papá» a cualquier adulto. El uso hiper-regularizador añadiendo prefijos o sufijos: «desmeter» por «sacar»; añadiendo flexiones inapropiadas a los nombres: mariposo, sofases.... Dando a los verbos irregulares las formas de la primera conjugación: cabo, oyo,... A medida que progresa el desarrollo lingüístico, el niño usa correctamente formas más complejas, evidenciando una mayor sensibilidad a la propia gramaticalidad y convencionalidad del lenguaje. El niño utiliza inicialmente las reglas gramaticales simples que logra aprender. Después aplica instintivamente esa construcción hasta que aprende otra norma y así sucesivamente (McNeil, 1970). Según Slobin (1985), las estrategias particulares de estructuración y uso del conocimiento lingüístico responden a principios generales, denominados «Principios Operacionales». Se identifican dos tipos innatos, previos a toda experiencia lingüística: Los de análisis y almacenamiento, asimiladores, filtros de percepción y retención, que convierte el input lingüístico en información que el niño utiliza para estructurar su lenguaje, y los de organización morfológica y sintáctica, acomodadores, que organizan el conocimiento adquirido en un sistema lingüístico.
1.4. Los primeros usos del lenguaje
El primer año de vida es importantísimo en el aprendizaje del lenguaje, el bebé interactúa intencionalmente a un nivel preverbal con el adulto. Aproximadamente a los 12 meses produce sus primeras palabras. Para autores como Rondal, empieza mucho antes, ya que desde que nace el bebé tiene capacidad para comunicarse, de percibir estímulos auditivos, llorar... producir sonidos que tienen valor de comunicación manifestando deseos, expectativas y sensaciones, pasando por tanto, de una forma global de expresión y de comunicación participando todo el cuerpo, a una forma diferenciada que recurre a la actividad vocal. Existe una relación entre el contenido, la forma y el uso del lenguaje. Cuando el niño aprende el lenguaje necesita conocer a las personas, objetos y eventos, y sus relaciones. Adquiere los “usos” de su lengua nativa, a través de lo externo: el formato relacionado con las situaciones pautadas que permiten el adulto y al niño cooperar para seguir adelante en el lenguaje y a través de lo interno: la negociación, transformándose sucesivamente el intento comunicativo. Por tanto negocia procedimientos y significados, y al aprender a hacer eso, aprenden los caminos de la cultura y del lenguaje. Los primeros 15 meses de la vida del bebé se da una gran evolución de la actividad vocal y perceptiva. Pasa del balbuceo, gritos, llantos indiferenciados al control articulado observable en la producción de las primeras palabras, la imitación de las producciones por el adulto y matices que expresan manifestaciones que las madres reconocen muy bien, tales como hambre, sueño... Los órganos bucales van adquiriendo la agilidad gracias a la repetición de estos movimientos que van a necesitar posteriormente cuando llegue el momento de la articulación de la palabra. Aparece un primer lenguaje no combinatorio caracterizado por el incremento más rápido de los repertorios léxicos productivos y receptivos, coincidiendo con la aparición de los enunciados de dos o más palabras (Puyuelo, M. 2000). Estas palabras se caracterizan por usar un número limitado de elementos fonéticos y por referirse a características más amplias que las aceptadas por la lengua adulta, en lo que se refiere a los objetos y a las acciones. Evoluciona rápidamente la adquisición del lenguaje, como podremos estudiar más extensamente en los siguientes apartados.