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La actitud fetal normal es de flexión marcada, donde la columna vertebral está flectada y la cabeza, muslos, piernas y brazos están doblados sobre el cuerpo. Esta actitud de flexión se debe a la limitación espacial del útero y la necesidad del feto de acomodarse a la forma ovoide del útero, adaptando su polo mayor al fondo del útero, como explica la Ley de Pajot. El tono del útero y las contracciones uterinas también contribuyen al mantenimiento de la actitud fetal.
La actitud fetal normal es de flexión marcada, donde la columna vertebral está flectada y la cabeza, muslos, piernas y brazos están doblados sobre el cuerpo. Esta actitud de flexión se debe a la limitación espacial del útero y la necesidad del feto de acomodarse a la forma ovoide del útero, adaptando su polo mayor al fondo del útero, como explica la Ley de Pajot. El tono del útero y las contracciones uterinas también contribuyen al mantenimiento de la actitud fetal.
La actitud fetal normal es de flexión marcada, donde la columna vertebral está flectada y la cabeza, muslos, piernas y brazos están doblados sobre el cuerpo. Esta actitud de flexión se debe a la limitación espacial del útero y la necesidad del feto de acomodarse a la forma ovoide del útero, adaptando su polo mayor al fondo del útero, como explica la Ley de Pajot. El tono del útero y las contracciones uterinas también contribuyen al mantenimiento de la actitud fetal.
La actitud se define como la relación que guardan entre
sí los diferentes segmentos fetales (cabeza, tronco y extremidades). Las relaciones intrínsecas del feto determinan la actitud fetal, que normalmente es de flexión marcada, donde la columna vertebral está flectada sobre sí misma, determinando una marcada convexidad del dorso fetal. La cabeza está intensamente flectada sobre el tórax, de tal manera que el mentón se aproxima al esternón. Los muslos están flectados sobre el abdomen, las piernas sobre los muslos y los pies descansan sobre la cara anterior de las piernas. Los brazos están flectados sobre el tronco y los antebrazos sobre los brazos; los antebrazos se disponen cruzados descansando sobre la pared anterior del tórax.
La actitud de flexión es la regla; la de extensión o deflexión constituye la excepción. Las causas
determinantes de la actitud, se buscan en la disposición embriogénica; ya que desde las primeras fases evolutivas se observa un arco de concavidad ventral de la vesícula blastodérmica. Más tarde la tendencia a la flexión ventral se explica por la limitación espacial en la que el feto está obligado a crecer y por la necesidad de acondicionarse a la forma ovoide del cuerpo uterino, adaptando su polo mayor al fondo del útero. (Universidad de Chile, 2016)
La actitud y acomodación fetal pueden ser
explicados mediante la Ley de Pajot, cuyo enunciado es el siguiente: “cuando un cuerpo sólido es contenido por otro, si el continente (el útero) es susceptible de alternativas de actividad y reposo, siendo las superficies deslizables y poco angulosas, el contenido (el feto) deberá acomodar su forma y dimensiones al continente”. Lo anterior explica que el feto hasta más o menos las 28 semanas de gestación, ubique su polo cefálico en el fondo del útero, porque es este polo el que hasta ese momento tiene mayor volumen, pero durante el tercer trimestre, gracias a la ganancia de peso y masa muscular, el polo podálico es el de mayor volumen y se ubica en el fondo del útero. El tono del útero, así como las contracciones uterinas, colaboran en la mantención de la actitud del feto. El encajamiento del polo cefálico en el canal pelviano, exageran la flexión durante el parto de vértice. Las relaciones extrínsecas del feto se encuentran sistematizadas por el estudio de la situación, la presentación, posición y variedad de posición. (Juarez, 2021)